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Convergencia

On-line version ISSN 2448-5799Print version ISSN 1405-1435

Convergencia vol.13 n.40 Toluca Jan./Apr. 2006

 

Ensayos

 

Infancia y educación

 

Jorge Padua N.

 

El Colegio de México. Correo electrónico: jpadua@colmex.mx

 

Envío a dictamen: 22 de marzo de 2006
Aprobación: 17 de abril de 2006

 

Resumen

La desigualdad en la estructura social en México es fuerte y se vincula con los bajos desempeños escolares de niños y jóvenes. El ensayo busca destacar la importancia del hogar y la comunidad, los estilos de vida y las condiciones del ambiente en los periodos críticos de desarrollo en la infancia y la niñez que afectan el desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y psicomotoras importantes para el desempeño escolar en las etapas de la niñez y la juventud.

Palabras clave: infancia, niñez, juventud, educación, estructura social.

 

Abstract

The strong inequality in México social structure is closely related to low school achievement of children and youth . This essay underlines the importance of life styles in homes and community as well as environment conditions in the development of the child during their infancy which affect the development of cognitive, affective and psychomotor important aspects of learning and school achievement.

Key words: infancy, childhood, youth, education, social structure.

 

I

Como consecuencia de los pobres rendimientos académicos obtenidos en las pruebas de conocimientos en las escuelas primarias de México, se ha colocado nuevamente el acento en la problemática de la reforma de las escuelas públicas; abriendo un gran debate sobre la pertinencia y relevancia de sus contenidos, de las formas de transmisión, de la cantidad y calidad de los recursos materiales, didácticos y financieros, de la necesidad de privatizar el sistema, de introducir competitividad y vouchers, profesionalización del magisterio, etc. Parte importante de este debate se vincula con la desigualdad en la distribución de recompensas, poderes, conocimientos y derechos en la estructura social de la cual la desigualdad escolar es parte.1

Uno de los debates más intensos se origina en los Estados Unidos a raíz del denominado "Informe Coleman" (Coleman, 1966) de 1965, sobre el efecto de las escuelas públicas en el desempeño de los alumnos, enfatizando el papel de las familias. Sus análisis empíricos destacaban que, pese a la influencia variable de escuelas y maestros, en general la variable de mayor relevancia que daba cuenta del desempeño diferencial era el estatus socioeconómico de las familias; mientras que la variación por las escuelas daba cuenta de entre 5% y 35% de la varianza de los resultados.

México se encuentra entre los países con peores distribuciones del ingreso en el mundo contemporáneo; la pobreza es endémica y se ha agravado en las últimas décadas. En un excelente libro editado en 1976, Martín Carnoy y Henry Levin nos decían en la introducción que una de las funciones más nobles que se le asignaba a la educación (en Estados Unidos de Norteamérica y desde Horace Mann) era la de aliviar la pobreza, creando las habilidades que les permitirían participar en la fuerza de trabajo con altos niveles de productividad, confiando en que la economía generaría empleos para todos. Sin embargo, pese a la enorme expansión de la escolaridad, tanto en USA como en México y otros países, la pobreza persiste. Como trataremos de dar cuenta en este breve reporte, las condiciones a las que somete la pobreza se reflejan y son una de las causales principales de los bajos desempeños escolares de los niños y jóvenes. Aunque la escuela puede hacer diferencias significativas en el desarrollo y rendimiento de los niños y los jóvenes (y en el futuro representar una inversión importante en el desarrollo socioeconómico), la influencia principal en el rendimiento se encuentra en los ámbitos de la familia y de la comunidad en los que se desenvuelve el niño. El estrato social de pertenencia ejerce una de las influencias más poderosas en el desempeño y el desarrollo del infante y del niño, porque define estilos de vida, formas de interacción, modos de relación, aspiraciones y expectativas. En general, los niños provenientes de las inmensas mayorías de hogares que viven en condiciones de pobreza extrema llegan a la escuela en condiciones de desventaja al momento de su ingreso a la escuela. Esto limita severamente la influencia que pueda tener el sistema escolar para el logro de rendimientos elevados, y para el logro de la igualdad y equidad educativa. Pone de relieve la necesidad de extender hacia abajo el sistema escolar y, al mismo tiempo, el de diseñar estrategias que se apoyen en la familia y otras instituciones de la comunidad, además de la escuela.

 

II

El establecimiento de periodos en el crecimiento y el desarrollo del niño en infancia, niñez y juventud es un tópico de mayor relevancia para la toma de decisiones sociales sobre su bienestar en el presente, y muy especial sobre el futuro tanto de los individuos como de la sociedad. El ambiente, las condiciones y los estilos de vida familiar y de la comunidad inmediata en que se desarrolla el infante y el niño son las determinantes principales de su bienestar y de los desempeños y las trayectorias escolares futuras del niño y el joven.

El proceso de desarrollo humano, desde las etapas previas al nacimiento y desde éste hasta el logro de la plena madurez, comprende periodos extensos que están guiados por la herencia y la interacción de pautas y patrones de crecimiento físico, de procesos de maduración biológica y de experiencias de interacción en la familia, con otros niños y adultos fuera del hogar, en sus alrededores y en organizaciones de la comunidad como escuelas, iglesias, asociaciones y centros vecinales, clubes, etcétera.

Con el correr del tiempo y hasta llegar al mundo complejo de nuestros días, la idea y las concepciones de niñez y juventud se han ido extendiendo en los ciclos de vida de las personas, concentrando mayor interés, comprensión y cuidado sobre la importancia que tiene la educación informal, no formal y formal en el desarrollo y calidad de vida de las personas. Niños y jóvenes se incorporan a organizaciones escolares a edades más tempranas y permanecen por más tiempo en ellas, en la percepción de que el futuro de la sociedad depende del capital social, cultural y humano que se invierte. El futuro, dice acertadamente un conocido pedagogo, es una realidad que se forja, no una realidad que se espera.

 

III

Se denomina "infancia" al periodo del desarrollo donde la dependencia a los adultos para satisfacer las necesidades físicas y psicológicas es casi total, y en el que se confronta a una variedad de eventos y experiencias que dan forma a sus percepciones del ambiente, de sus reacciones hacia éste, de su apego a los seres humanos a los que se acude por auxilio, y en que comienzan a enraizarse los aprendizajes de motivos, valores y conductas complejas. Se extiende desde el nacimiento hasta los dos años de edad y finaliza cuando la criatura empieza a caminar en forma relativamente independiente y puede comunicarse hablando con frases cortas. El periodo siguiente en su desarrollo es el de la niñez temprana, que va de los tres a los cinco años, y donde comienza a establecerse y afirmarse la maduración de procesos cognitivos en sus dimensiones de percepción, memoria y razonamiento (a las que más adelante se unirán las de reflexión y discernimiento), expresadas en un mejor manejo de las habilidades de lenguaje, pensamiento simbólico, coordinación sensorial y motora.

También se empiezan a aprender los aprendizajes sociales que le permitirán una relativa independencia y el desarrollo de habilidades asociadas a su asistencia regular a la escuela.

En el siguiente periodo, de los seis a los doce años, se espera que acuda a la escuela, que asistirá a la familia en el desarrollo de objetivos cognitivos, afectivos y psicomotores, y en la que aprenderá las habilidades de lectura, escritura, aritmética y, en general, los elementos de enculturación y socialización asociados a conocimientos y valores que se buscan impulsar sobre su comunidad, la nación, el mundo y su cultura, a través del estudio de la historia, las ciencias sociales, el arte y la música, el medio ambiente y las ciencias naturales.

La adolescencia, que principia con la aparición de fuertes cambios físicos y el desarrollo de características sexuales secundarias, comprende las edades que coinciden en general con la enseñanza media. Posterior a la educación básica, en los niveles medio superior, superior y de posgrado, el sistema escolar buscará cubrir las necesidades de capital humano calificado para el desempeño de roles en la economía.

Las secuencias en los cambios biológicos y psicológicos se producen bajo condiciones normales del ambiente, existiendo diferencias individuales en el desarrollo fisiológico y psicológico, de allí que las edades señaladas más arriba son aproximaciones generales.

Ya que lo que trataremos es el tema de la infancia y la educación, enfatizamos los aspectos relativos al impacto de la familia y de la comunidad, incluyendo algunos aspectos del desarrollo en la niñez temprana. Antes, algunos datos demográficos para tener una imagen de la magnitud del problema.

 

IV

La población joven de México para el año 2003 es de aproximadamente unos 42.5 millones de habitantes, con los grupos de edad agrupados más o menos de la siguiente manera:

De 0 a 2 años de edad: 6.1 millones (población infantil)

De 3 a 6 años de edad: 8.7 millones (preescolares)

De 7 a 12 años de edad: 14.7 millones (escuela primaria)

De 13 a 15 años de edad: 6.6 millones (escuela media básica-secundaria)

De 16 a 18 años de edad: 6.4 millones (escuela media superior-preparatoria)

De este total algo más de la mitad vive en condiciones de pobreza, con un porcentaje considerable (24% en estimaciones oficiales) en condiciones de pobreza extrema.

La pobreza extrema abarca una proporción muy importante de hogares que habitan en las regiones rurales y un volumen muy significativo de hogares urbanos que residen en comunidades marginales y que trabajan generalmente en el sector informal de la economía, que en el caso mexicano ocupa casi la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) y donde desempeña labores una cantidad muy significativa de menores en edad escolar.

Hacia el año 2000 asistían al preescolar unos 3.4 millones de niños, la mayoría en instituciones estatales. Pese a la enormidad del esfuerzo de las familias y del Estado, ese volumen comprendía aproximadamente a un tercio de la población de 3-6 años. Pero este dato puede ser engañoso, ya que la cobertura para los 3 años es baja, incrementándose de forma significativa para las edades 4 y 5 años. Muchos de la edad de 6 años aparecen inscritos ya en la escuela primaria. Esta información puede ser relevante y solamente para dar cifras comparativas, en Francia acudían en ese año al preescolar 85% de los niños en las edades de 3-5 años. Nuevamente y sólo como una referencia, para ese año no asistían a la escuela primaria en México algo más de 1.6 millones de niños en las edades 6-14.

Otro dato estadístico de interés en este breve resumen, es el de la escolaridad promedio de la población mayor de 15 años, que da una indicación por aproximación a la escolaridad de los padres una de las variables más poderosas para dar cuenta del capital cultural que se acumula y transmite en el hogar. Para el año 2000 su distribución era la siguiente:

Ninguna escolaridad..................................6.4 millones

1 a 3 años.....................................................7.7 millones

4 y 5 años.....................................................3.6 millones

Primaria completa.....................................12.0 millones

Media básica incompleta ............................3.3 millones

Media básica completa.............................11.9 millones

Media superior incompleta........................3.9 millones

Media superior completa ...........................6.1 millones

Superior incompleta, completa o más .... 10.0 millones

Aunque el rezago indica que la mitad de la población no tiene el nivel básico completo, el promedio de escolaridad se ha incrementado significativamente en las últimas décadas y el nivel nacional era de 7.4 años con distribuciones desiguales en el territorio nacional, donde a nivel de entidades federativas el Distrito Federal y Nuevo León, en un extremo, tenían promedios equivalentes a la educación básica completa (9 años); mientras que en el otro extremo Chiapas (5.3) y Oaxaca (5.6) se aproximaban en su promedio al nivel primario. Los analfabetos totales, los analfabetos funcionales y las categorías con menor escolaridad habitan las zonas rurales, los sectores urbanos marginales, y se concentran en las regiones de nivel socioeconómico bajo. Las mujeres indígenas y campesinas registran los niveles más bajos.

 

V

Está bien establecido que la condición de pobreza, cuando está asociada a déficit de alimentación y nutrición en la madre y en el infante, altera severamente la maduración biológica y desarrollo cognitivo del niño. Los riesgos, tanto para la madre como para el feto y el infante, se incrementan con condiciones vinculadas con la pobreza, tales como mal nutrición, exposición a gérmenes y enfermedades, tensiones e inseguridades. Por una serie de circunstancias que se relaciona con las condiciones de vida, la edad y la educación de la madre, los problemas de salud asociados a embarazo y parto son tres y cuatro veces mayores en familias pobres que en las de clase media. De ahí la urgencia de proteger y cubrir con servicios a la población que tiene problemas fundamentales de alimentación, abrigo y salud. La relación entre los seres humanos y su ambiente, tanto físico como social, se modifica positivamente elevando los ingresos de las familias pobres, configurando una distribución más equitativa del ingreso y mejorando la estructura social en la dirección de una mayor flexibilidad y mejor distribución de recompensas, poderes, conocimientos y derechos.

Cubiertos los niveles básicos en la estructura social, es importante señalar que en el desarrollo cognitivo del infante y del niño, más que ingreso importa estilo de vida; más que pobreza importa interacción y cultura. Esto se significa con las ideas de "capital social", "capital cultural", "capital humano", "capital simbólico" que destacan los estilos de vida, las maneras como los padres toman cuidado y crían a sus hijos, el tipo de actitudes, expectativas, creencias y valores sobre la naturaleza del infante y el niño, y de cómo se les moldea para realizar su ideal de adulto.

Indican la forma sobre cómo la comunidad se hace ordenada, segura y apreciativa de las personas y sus relaciones.

Los factores socioeconómicos se acumulan por generaciones e importan el tamaño del hogar en el que crece la madre, su edad en el embarazo, el sentido que tiene de control en su vida, el peso del niño al nacer, las prácticas de cuidado del infante, la cantidad y calidad de la interacción con la madre, otros adultos, otros infantes y niños, el platicar con el infante con lenguaje que rebase las frases cortas, transmitiendo estándares morales, comunicando sentimientos y emociones antes que utilizar castigos corporales.

Los elementos del capital cultural, del capital humano que se adquieren y acumulan en el hogar y la comunidad son objetos, situaciones y procesos en el ambiente que representan bienes culturales, que dan cuenta de las brechas psicológicas entre clases: libros y sobre todo prácticas de lectura, el tipo de juguetes y de juegos, escuchar música, apreciar arte, llevarlos de paseo, ir a museos, y otros elementos de consumo cultural que estimulen e impulsen la curiosidad.

En las condiciones del hogar y de la comunidad que afectan el desarrollo de habilidades cognitivas y normativas, el aislamiento y la falta de estimulación pueden producir retrasos en el desarrollo de estructuras mentales, importado más la diferenciación, variedad y lo distintivo en los estímulos. La adquisición del lenguaje, con su diversidad y complejidad, es uno de los logros más impresionantes de los seres humanos; éste le permitirá conocer información, significado, elaborar pensamientos, expresar emociones, organizar ideas. Mediante el lenguaje se involucran los procesos cognitivos de pensamientos, memoria, razonamiento, resolución de problemas, planeación imaginaria. Y aunque a los 4-5 años los niños ya han aprendido las reglas principales de su lenguaje, queda un enorme territorio en el aprendizaje antes de alcanzar los niveles de comunicación, comprensión y flexibilidad de los adultos.

 

VI

Como institución social la escuela tiene propósitos múltiples, uno de los cuales es la distribución de conocimientos sustantivos e instrumentales, así como cerrar algunas de las brechas que produce la estructura social, brindando oportunidades iguales y equitativas a niños provenientes de diferentes orígenes sociales y culturales. Sin embargo, aunque puede hacer diferencias en su estructura y funcionamiento actual, no es la respuesta principal a la pobreza ni a las desigualdades producto de las condiciones materiales y culturales de existencia en la sociedad y en los hogares. En las circunstancias actuales y a los 6-7 años, cuando los niños van a ingresar a la escuela primaria, llegan con una brecha cognitiva que tiene que ver con el capital cultural, social y humano que se adquirió en el hogar y en la comunidad. Dada la incidencia de la pobreza, la mayoría de los niños va a tener que confrontar desigualdades que afectarán sus oportunidades de acceso, permanencia y logro escolar.

De todos modos, los niños pasan en la escuela entre cuatro y seis horas del día, en un máximo de 200 días al año (esto sin contar ausencias de alumnos y maestros); el trabajo académico ocupa la mitad del tiempo. La mayor parte de la interacción ocurre en el ámbito de su hogar y en su vecindario, por ello importa con quién pasa la mayor parte del tiempo y qué hacen fuera de la escuela, porque a estas edades los niños prestan más atención a sus pares que a los adultos.

Es menos complicado alterar las condiciones de organizaciones escolares que las de los hogares. De allí los impulsos hacia la extensión de la escolaridad hacia edades más tempranas, por ejemplo prestando el servicio de preescolar hacia los tres años, buscando mejorar las habilidades cognitivas y normativas en los momentos en que las brechas entre estratos comienzan a establecerse. Es importante que los maestros estén bien preparados, que las clases sean pequeñas, que la escuela tenga variedad de materiales y de interacciones.

Las becas que se otorgan a las familias pobres para que sostengan a sus hijos en la escuela son importantes, porque es una forma de mejorar el ingreso. No ayudan mucho ni al hogar ni a la escuela las exhortaciones, y hay que buscar modos de asegurarse que los padres asuman la responsabilidad sobre la situación y desarrollo de sus hijos. Hay que apoyar a las organizaciones de la comunidad con ayuda técnica, material y financiera, porque los beneficios que proporcionan los lazos sociales fuertes, las normas y redes sociales entre adultos y niños aseguran la existencia de una comunidad ordenada y con instituciones sólidas.

Los efectos de la crianza en los primeros años de vida son esenciales para el desarrollo futuro del niño, y es esencial evitar en las zonas urbanas marginales no sólo la presencia cada vez más frecuente de situaciones en las que se presentan conductas autodestructivas (violencia en la familia y en la colonia, abuso de alcohol y otras drogas, abandono del hogar de los padres, niños de la calle, etc.). También en algunas regiones rurales aparece una situación en la que por efecto de las migraciones en las comunidades quedan niños y ancianos, con un mínimo de estímulos y a veces de cuidado para aquéllos. Ahí y en las comunidades indígenas aisladas habría que extender la presencia del preescolar a los tres años.

Los procesos de urbanización en las últimas décadas han fortalecido el crecimiento de las grandes metrópolis y de las ciudades intermedias. En la migración interna hay una abundancia de población marginal que vive en situaciones precarias, con abundancia de conductas autodestructivas y débil acumulación de capital social y humano. Estos son los lugares a los que hay que hacer prioritarios programas que protejan a la población infantil y que promuevan en el corto y mediano plazo mejores oportunidades futuras para esos niños en el sistema escolar formal.

 

Bibliografía

Carnoy, Martín y Henry Levin [eds.] (1976), The limits of educational reform, New York: Longman Inc.         [ Links ]

Coleman, James et al. (1966), Equality of educational opportunity, Washington DC.: US Government Printing Office.         [ Links ]

Gage, Nathaniel y David, Berliner (1975), Educational psychology, Chicago: Rand McNally College Publication Company.         [ Links ]

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Notas

Véase, por ejemplo, para el caso de México y América Latina el número temático sobre la desigualdad educativa, en la Revista Mexicana de Investigación Educativa (2002). En los Estados Unidos de Norteamérica los debates han sido más intensos en las últimas décadas, y existe una larga tradición y abundancia de trabajos teóricos y empíricos, y evaluaciones de políticas públicas. El Banco Mundial ha sido una de las agencias promotoras más fuertes en la revisión e impulso de políticas públicas, orientadas hacia la reforma de los sistemas escolares, con un sesgo hacia los modelos de tipo conservador; mientras que el Instituto Internacional de Planeación de la UNESCO en París destacaba los asuntos relacionados con la administración escolar y las vinculaciones de la educación con el desarrollo, enfatizando durante un tiempo modelos del tipo manpower-approach. Organismos regionales como el Programa de Promoción de la Reforma Educativa para América Latina y el Caribe también impulsaron políticas de descentralización y otras reformas vinculadas con la administración y el trabajo y organización del magisterio. En general, la investigación empírica en América Latina es algo pobre, tanto en diseño como en metodología y tamaño de muestras, con problemas muy fuertes en el análisis de datos e informaciones, estando las inclinaciones más por el lado de afirmar los asuntos y orientaciones que se perciben como "políticamente correctos".

 

Información sobre el autor

Jorge Padua N. Doctor en sociología por la Universidad de Alberta. Profesor-investigador de El Colegio de México. Ha publicado numerosos artículos en revistas y ha participado en reuniones académicas en Alemania, Argentina, Canadá, Chile, Francia, México y Estados Unidos de Norteamérica, entre otros países. Algunos de sus libros son Técnicas de Investigación Aplicadas a las Ciencias Sociales, Fondo de Cultura Económica (1979), El Analfabetismo en América Latina, El Colegio de México (1979), Educación, Industrialización y Progreso Técnico en México, El Colegio de México, UNESCO (1984).

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