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Gestión y política pública

versión impresa ISSN 1405-1079

Gest. polít. pública vol.26 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2017

 

Estudios de caso para la docencia

El Club Los Reyes, génesis, evolución y desafíos de un actor social transnacional

“El Club Los Reyes”, Genesis, Evolution and Challenges of a Transnational Social Actor

Alejandro Vega Godínez1 

Carlos Alberto González Zepeda2 

1 Alejandro Vega es profesor-investigador del Departamento de Estudios Institucionales, UAM Cuajimalpa, donde desarrolla actividades de docencia e investigación en las áreas de Acción Pública Local, Organizaciones Migrantes, Estudios de Caso y Élites Gubernamentales. Vasco de Quiroga 4871, Oficina 722, torre tres. Santa Fe Cuajimalpa, delegación Cuajimalpa de Morelos, Ciudad de México, 05300. e-mail: avega@correo.cua.UAM.mx / alexvegaz@yahoo.com.

2 Carlos Alberto González Zepeda es estudiante del doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM Cuajimalpa. Vasco de Quiroga 4871, Oficina de posgrado 5to piso, torre tres. Santa Fe Cuajimalpa, delegación Cuajimalpa de Morelos, Ciudad de México, 05300. e-mail: carlosgonzalezzepeda@gmail.com.


Resumen:

El presente estudio de caso ilustra el surgimiento, el desarrollo y los desafíos que enfrenta un club de migrantes mexicanos inserto en una dinámica transnacional. Basado en una investigación documental y trabajo de campo, el texto se organiza en dos grandes secciones. En la primera se incluye un breve marco analítico donde se destacan los conceptos de transnacionalismo y organizaciones migrantes. Mientras que en la segunda se presenta el proceso de transformación del Club Social Los Reyes de un club deportivo a un actor transnacional. En esta sección se ilustran algunos aspectos clave de las relaciones que establece este actor con los gobiernos de México y Estados Unidos. El objetivo pedagógico del caso es proporcionar a los estudiantes de licenciatura y posgrado, de distintas disciplinas en Ciencias Sociales, un marco de discusión de las relaciones gobierno-sociedad desde una perspectiva transnacional.

Palabras clave: migración internacional; transnacionalismo; organizaciones migrantes; relaciones gobierno-sociedad

Abstract:

This case study for teaching aims to illustrate the emergence, development, and challenges that a Mexican migrant club faces in a transnational dynamics. Based on documentary research and fieldwork this document is organized twofold. First a brief analytical framework that highlights transnationalism and migrant organizations is exposed. Second the process of transforming the “Social Club Los Reyes” from a sports club into transnational player is presented. This section describes some key aspects of the relationships between this actor and the governments of Mexico and the United States. The pedagogical objective of this case study is to provide undergraduate and graduate students, from different disciplines in Social Sciences, a framework for discussion government-society relations from a transnational point of view.

Keywords: international migration; transnationalism; migrant organizations; government-society relations

Introducción

Hoy en día la migración internacional es un tema central en la agenda pública en México. No obstante, durante buena parte del siglo XX, la posición del gobierno mexicano frente a la salida de miles de sus connacionales hacia Estados Unidos fluctuó entre la pasividad y la in diferencia. Numerosos observadores coinciden en identificar la década de 1990 como el punto de inflexión que marcó el cambio en el tratamiento de este tema. A partir de ese momento, el gobierno federal adoptó un abierto interés por la diáspora de mexicanos en Estados Unidos (González Gutiérrez, 1995; Shain, 1999) y, con la participación de los estados y los municipios, desarrolló distintas acciones y programas con el objetivo de (re)incorporar a la población migrante a la nación mexicana (Goldring, 1998; Guarnizo, 1998) Entre las medidas más destacadas podemos citar los cambios en la lesgislación que posibilitaron la doble nacionalidad, el voto en el extranjero, la obtención de espacios de poder en los congresos de algunos estados y el permanente cortejo de las autoridades estatales y municipales de sus comunidades de oriundos en el exterior.

En la búsqueda por mantener la lealtad de la población mexicana asentada en el exterior, las organizaciones de migrantes juegan un papel fundamental. Los clubes de migrantes establecidos en Estados Unidos se han posicionado como uno de los puntos de unión más relevantes entre lo mexicano y lo estadounidense, entre la sociedad y el gobierno, entre lo local y lo transnacional. Las primeras organizaciones migrantes surgieron con el objetivo de organizar a sus miembros en torno a la práctica de un deporte y fortalecer sus lazos sociales en una tierra extraña y ajena a sus costumbres (González Gutiérrez, 1995; Escala Rabadán, 2004; Orozco y Welle, 2005). Fundadas en un periodo en que no contaban más que con el apoyo de sus propios agremiados, han visto incrementar su número y trascender esta función de base hasta convertirse en actores que participan activamente en temas culturales, sociales, económicos y políticos en ambos lados de la frontera. El objetivo de este artículo es doble. Por un lado busca ilustrar, a través de un estudio de caso, el surgimiento, el desarrollo y los desafíos que enfrenta un club de migrantes. Mientras que por otro, persigue un objetivo pedagógico al proporcionar a los estudiantes de licenciatura y posgrado, de distintas disciplinas en Ciencias Sociales, un marco de discusión de las relaciones gobierno-sociedad desde una perspectiva transnacional.

El texto se organiza en dos grandes secciones. En la primera se incluye un breve marco analítico donde se destacan los conceptos de transnacionalismo y organizaciones migrantes. En esta revisión problematizada de la literatura se destacan los antecedentes, las características y los principales impactos tanto en el país de destino como de origen. En la segunda sección se presenta el proceso de formación del Club Social Los Reyes, conformado por migrantes michoacanos establecidos en la zona metropolitana de Los Ángeles, California, Estados Unidos. El caso ilustra desde los primeros pasos hasta su consolidación como una organización migrante, pasando por los desafíos que enfrenta para asegurar su continuidad en el circuito transnacional.

Breve marco analítico: del transnacionalismo a las organizaciones migrantes

El transnacionalismo es un campo de investigación emergente que hizo su aparición, conceptualmente hablando, a lo largo de las dos últimas décadas del siglo pasado y la primera del presente.1 Durante este periodo, varios estudios utilizaron este término para alertar sobre la existencia de nuevas formas organizativas que rompían con los patrones tradicionales de la migración internacional (Kearney y Nagengast, 1989; Bash et al., 1994; Portes, 1996; Guarnizo y Smith, 1999). En la literatura ortodoxa, mucha de ella derivada del estudio de la migración europea hacia Estados Unidos, los migrantes una vez instalados en su lugar de destino cortaban prácticamente todos sus lazos con su país de origen para iniciar un proceso de asimilación o, en su defecto, una vez alcanzados sus objetivos, regresaban a su país de origen (Warner y Srole, 1945; Gordon, 1964). El desarrollo de los modernos medios de comunicación y las nuevas tecnologías, entre otros factores, permitieron a los migrantes no sólo conservar el contacto con sus lugares de origen sino también, en algunos casos, mantener intercambios económicos, comerciales, culturales y políticos transfronterizos.

La perspectiva transnacional se interesa así por el análisis de los procesos sociales, económicos, políticos y culturales que involucran a más de un Estado-nación (Pries, 2002; Kearney, 2008), y que se vinculan con los procesos de migración masiva, expansión económica y organización política en un mundo cada vez más integrado (Guarnizo y Smith, 1999; Portes et al., 2003). Este tipo de situaciones, si bien no son inéditas, sí manifestaron una profusión considerable durante el último cuarto del siglo XX (Guarnizo et al., 2003). Una de las características más distintivas de estas formas de asociación es que surgen desde abajo, es decir, desde las bases mismas de la sociedad, sin intervención gubernamental y están encabezadas por grupos de migrantes, movimientos sociales y organismos no gubernamentales (Guarnizo et al., 2003). Esta perspectiva hace hincapié en la importancia de los lazos interpersonales transfronterizos que conectan a los migrantes y los no migrantes a través de redes de parentesco, amistad y paisanaje (Massey et al., 1990). Los contactos continuos favorecen el surgimiento de un “campo social transnacional” donde múltiples entramados de relaciones sociales sirven a los migrantes para intercambiar, organizar y transformar las ideas, las prácticas y los recursos (Levitt y Glick Schiller, 2004, 66). Una vez insertos en el campo transnacional, los migrantes no trasladan sus lealtades y energías de participación de un país a otro, sino que las integran en diferentes niveles en el país que los recibe, al tiempo que los mantiene conectados con su país de origen (Levitt y Glick Schiller, 2004). Lo que hace especial el transnacionalismo es que genera espacios donde se traslapan membresías entre territorios separados y sistemas políticos distintos (Bauböck, 2003).

Como muchos conceptos, el transnacionalismo tuvo tal éxito que varios autores criticaron que se calificara de transnacional toda acción o evento relacionado con la migración internacional. Para evitar que este concepto se volviera un concepto sombrilla, que abarcara todo y no explicara nada, algunos autores propusieron limitar su uso a las situaciones donde existen “ocupaciones o actividades que requieren contactos sociales habituales y sostenidos a través de las fronteras nacionales” (Portes et al., 2003, 18). Según esta perspectiva, el simple envío de remesas o la visita a sus comunidades de origen no convierte a los migrantes en transmigrantes. No bastan los intercambios discretos. El transnacionalismo implica el surgimiento de un nuevo tipo de migrante que realiza actividades regulares transfronterizas de militantismo político, promoción cultural o negocios (Guarnizo et al., 2003).

Origen y tipologías de las organizaciones migrantes

En México, la investigación en este campo ha sido desarrollada principalmente a través de estudios de caso que toman como unidad de análisis a los grupos de oriundos o clubes de migrantes (Hometown Associations, hta, por sus siglas en inglés). Como su nombre lo indica, los clubes de migrantes son organizaciones de base, creadas por oriundos de una misma región o pueblo de México que tienen el objetivo de apoyar el bienestar de sus coterráneos tanto en México como en Estados Unidos (Rivera-Salgado, 2006).

Las primeras organizaciones migrantes mexicanas fueron fundadas por los originarios de Zacatecas, Michoacán y Jalisco, los estados con más tradición en la exportación de mano de obra hacia Estados Unidos (Bada, 2004; Delgado et al., 2004; Hernández, 2006). De hecho, fue entre los clubes de migrantes zacatecanos, asentados en Los Ángeles, California, donde se documentaron las primeras acciones humanitarias, altruistas y de infraestructura en beneficio de sus comunidades de origen en la década de 1960 (Delgado et al., 2004; Moctezuma, 2005). Pero no sólo los oriundos provenientes de los estados con migración histórica se han organizado y formado clubes. Los grupos provenientes de estados de migración emergente, como Hidalgo, Oaxaca y Veracruz, también han participado en este movimiento (Escala, 2005; Fox y Bada, 2008; Pérez, 2007).2

Aunque existen organizaciones migrantes desde hace varios decenios, no fue sino hasta la última década del milenio cuando se observó una expansión considerable en su número. De acuerdo con los datos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), durante buena parte del siglo xx apenas y se contabilizaron unas cuantas decenas. El despegue inició durante la década de 1980 cuando se registraron 50 clubes, aunque su expansión más fuerte se observó en el periodo de 2000 a 2013 ya que llegaron a sumar 1278 organizaciones (véase gráfica A3.2 del anexo 3). Otras fuentes sitúan incluso el número de organizaciones migrantes en más de 1800 (Rivera-Salgado et al., 2005; González-Zepeda, 2012, véase anexo 4). En general, existe una gran variación en las estadísticas y no se sabe con precisión ni el número ni la longevidad real de las organizaciones. Al lado de organizaciones con una trayectoria de varios decenios se encuentran otras que sólo fueron flor de un día. También hay organizaciones fantasma, creadas por las autoridades municipales para poder acceder a recursos del programa 3x1 (véase anexo 3). A pesar de estas situaciones, existe consenso entre los estudiosos del tema en señalar la primera década del siglo XXI como el boom en el surgimiento de este tipo de organizaciones.

Además de los cambios tecnológicos evocados más arriba, la vida transnacional y por ende la fundación de organizaciones migrantes se han visto favorecidas por transformaciones en el marco institucional de Estados Unidos y de México. Por el lado estadounidense destaca la ley Simpson-Rodino que en 1986 permitió la legalización de más de dos millones de inmigrantes indocumentados. El objetivo de la ley era frenar el flujo migratorio pero lejos de ello lo potenció, al permitir la libre circulación de los migrantes por todo el territorio norteamericano (Ariza y Portes, 2007). Por el lado mexicano destacan la reforma electoral de 1996, que contempló el voto de los mexicanos en el extranjero3 y un año después la reforma Constitucional del artículo 32, que permitió la doble nacionalidad. De acuerdo con Escobar (2007) estas dos medidas representan el reconocimiento del Estado mexicano del potencial económico y político de las comunidades migrantes en la Unión Americana.

Si existen organizaciones migrantes provenientes de prácticamente todas las regiones del país, no hay información precisa a escala nacional sobre su vocación, complejidad y grado de institucionalización. A lo sumo, en cuanto a su complejidad, se puede inferir, gracias a las investigaciones realizadas sobre las organizaciones migrantes zacatecanas (Moctezuma, 2005; 2008), que existen tres grandes configuraciones. La primera incluye a las redes filiales o de coterráneos que cuentan con estructuras organizacionales muy sencillas dedicadas a actividades de tipo comunitario (reparto de juguetes, comida, ropa y organización de eventos culturales). En un segundo nivel se encuentran los llamados clubes de migrantes que poseen una estructura organizacional más compleja, gozan de un reconocimiento legal tanto por las autoridades mexicanas como norteamericanas y financian obras de infraestructura básica y de embellecimiento de sus comunidades. Finalmente, en un tercer y último estadio se ubican las federaciones de migrantes con una membresía de miles de adherentes y que además de las actividades desarrolladas por los clubes realizan actividades de proselitismo político y de negocios.

Por otra parte, otro criterio útil para diferenciar a las organizaciones es su carácter étnico. Por ejemplo, las organizaciones oaxaqueñas de origen mixe y ayuk utilizan las formas tradicionales de organización, como el sistema de cargos y la ayuda mutua (tequio) en su funcionamiento interno (Ramírez, 2006). También se diferencian de sus homólogas ladinas porque prefieren asociarse con organismos de la sociedad civil (osc) antes que relacionarse con organismos gubernamentales. En general esta tendencia se explica por los antecedentes de discriminación, abusos y despojos que han sufrido los indígenas oaxaqueños (Smith, 2003; Velasco, 2004). Esos antecedentes han influido las causas que buscan defender estas organizaciones en cuya agenda predominan los temas de la defensa de su identidad cultural, la protección de los ecosistemas y la salvaguarda de la propiedad comunitaria.

Agentes del cambio

Más allá de su grado de complejidad, origen geográfico y étnico, las organizaciones migrantes han sido percibidas como “agentes del cambio” (Guarnizo et al., 2003, 1214). Existen numerosas investigaciones que las vinculan con el desarrollo económico, la transformación social y el progreso político en ambos lados de la frontera. El vínculo migración-desarrollo económico ha sido un tema recurrente en la literatura internacional (Canales y Montiel, 2004). En esta línea de análisis se ubican los trabajos de Delgado, Márquez y Rodríguez (2004), quienes en sus estudios realizados en las organizaciones migrantes zacatecanas concluyen que éstas representan el surgimiento de un nuevo actor social potencialmente impulsor del desarrollo. En un estudio similar, Bada (2004) concluye que las inversiones de infraestructura financiadas por las organizaciones migrantes jaliscienses a través de las remesas colectivas son un motor indirecto para el desarrollo económico de las regiones expulsoras de migrantes.

Más allá de su dimensión económica, también se les atribuye un rol fundamental en la construcción de una sociedad civil transnacional (Fox y Gois, 2010). En Estados Unidos, las asociaciones migrantes de origen mexicano han sido actores activos en la defensa de sus derechos sociales (Escala Rabadán, 2005a), la promoción del español como segunda lengua oficial (Bada, 2004; Huntington, 2004), la defensa de los derechos de sus agremiados frente a los patrones y autoridades estadounidenses (Revilla, 2007) así como la lucha contra la discriminación y la creación de programas cívico-educativos (Domínguez, 2003).

En México, las organizaciones migrantes han llevado la defensa de su causa a otro nivel. En Zacatecas han logrado que se apruebe una ley que “incorpora a los oriundos en el exterior a la vida política formal del estado” (Escobar, 2007, 261). También han dejado su impronta en el diseño de políticas sociales. Sus actividades de ayuda a sus comunidades de origen sirvieron de inspiración para que el gobierno federal implementara el programa 3x1, programa que sirve para financiar obras y proyectos de infraestructura gracias al cofinanciamiento de los tres niveles de gobierno y las organizaciones migrantes (Vega y Brindis, 2011).

Por otra parte, las organizaciones migrantes también han servido para la construcción de un nuevo tipo de relaciones gobierno-sociedad. En su investigación realizada en comunidades rurales Fox y Bada (2008) concluyen que si la falta de oportunidades económicas y sociales explican la salida (exit) de los migrantes de sus comunidades, su condición de migrantes organizados les permite ahora incidir (voice) en la toma de decisiones de los gobiernos locales en materia de obras de infraestructura y desarrollo local, además de presionar a las autoridades para mejorar su rendición de cuentas en estas áreas de política.

Aunque en la mayor parte de la literatura se subrayan los aspectos positivos, también se pueden encontrar elementos que matizan el efecto de las organizaciones migrantes. Por ejemplo, Escobar (2007) caracteriza las relaciones entre el gobierno y las organizaciones migrantes como corporativas, en la medida en que reproducen los mismos patrones que históricamente han caracterizado las relaciones Estado-sociedad civil en México. En esta misma línea Smith, en su estudio de las organizaciones zacatecanas, señala que en las relaciones entre las organizaciones migrantes y el gobierno ha existido un claro intercambio entre beneficios reales a cambio de una lealtad real (“real benefits in exchange for real loyalty”) (Smith, 2003, 314). Aunque señala también que de esta relación las organizaciones han obtenido más ventajas que perjuicios al fortalecer su membresía y tener la posibilidad de ejercer sus derechos civiles y su participación política en ambos lados de la frontera. Goldring (2002), por su parte, afirma que la participación de las organizaciones migrantes zacatecanas en los programas de cofinanciamiento de obras públicas se realizó bajo un esquema semiclientelista y corporativo. Aunque la relación no es totalmente asimétrica a favor del poder público dado que los intercambios entre ambos actores les permitió a éstos incrementar su poder de negociación.

En síntesis, la literatura se encuentra como su objeto de estudio: en plena evolución y definición, preocupada principalmente por el análisis de los efectos empíricos de la aparición de este nuevo actor social transnacional. Una literatura en la que si bien predomina una aura benevolente sobre los efectos que ha traído consigo el arribo de las organizaciones migrantes, también hace mención de sus claroscuros, contradicciones y matices, mismos que son retomados en la presentación de la génesis, evolución y desafíos del club social Los Reyes.

Nota metodológica y pedagógica

El caso que a continuación se presenta describe el proceso de formación y consolidación de una organización migrante que evoluciona de un club deportivo a un actor transnacional. Como se señaló más arriba, el caso tiene por objetivo proporcionar un marco de discusión para analizar las relaciones gobierno-sociedad desde una perspectiva transnacional. Para el diseño del mismo se utilizaron básicamente dos fuentes de información. La primera corresponde a la información recabada en ocho entrevistas a profundidad, realizadas en distintos momentos de 2010 y 2012. Durante el primer año se privilegió el punto de vista de los funcionarios municipales y estatales responsables de la aplicación de los distintos programas destinados a los migrantes en general y a las organizaciones migrantes en particular. Las entrevistas fueron hechas en la Ciudad de México y Morelia, Michoacán. Mientras que para el segundo año se entrevistó a varios miembros del club migrante Los Reyes cuyas experiencias fueron retomadas para la reconstrucción de la trama general del caso. Conviene señalar que los nombres de los entrevistados fueron modificados para preservar su anonimato. Esta serie de entrevistas fue realizada en Los Ángeles, California. En promedio las entrevistas tuvieron una duración de dos horas. La segunda fuente de información corresponde a una amplia búsqueda de información documental oficial relacionada con la legislación, cifras estadísticas y socioeconómicas del contexto de origen de la organización migrante analizada. Esta información fue fundamental para dar cuenta de la complejidad de las distintas situaciones descritas. A lo largo del cuerpo del texto y en los anexos se presentan datos históricos, demográficos, sociales, normativos, historias de vida e información estadística que tienen por objetivo desarrollar las habilidades analíticas del estudiante, quien debe discriminar y analizar la información de acuerdo con los criterios que él mismo ha definido.

Hablando del caso podemos decir que es una construcción ad hoc, que ordena la trama siguiendo como eje director la visión del fundador del club de migrantes. La redacción es en primera persona para facilitar la empatía y que los estudiantes puedan ponerse en los zapatos de los actores referidos. Con esto se busca que el estudiante sea consciente de que el club migrante está compuesto por personas de carne y hueso que hacen frente a situaciones problemáticas en contextos reales. En la parte final del caso, en lugar de conclusiones, se presenta una serie de preguntas que buscan servir de guía a los estudiantes en su análisis de las relaciones gobierno-sociedad en un contexto transnacional.

El caso presenta una situación evaluativa en la que se solicita explícitamente a los alumnos que adopten el punto de vista gubernamental y realicen una propuesta para mejorar las relaciones entre el gobierno y los clubes de migrantes. Los estudiantes enfrentan el reto de evaluar las implicaciones positivas y negativas, implícitas y explícitas, directas o indirectas, de los distintos cursos de acción que se propongan. Así, al revisar el caso, los estudiantes tienen la responsabilidad de definir él o los problemas que ellos perciben, evaluar distintos cursos de acción y sus posibles consecuencias, lo que incrementa el nivel de incertidumbre al que tienen que hacer frente. Cualquiera que sea la perspectiva que se adopte, no hay una respuesta correcta o totalmente óptima, situación que permite a los estudiantes experimentar la incertidumbre que tienen que afrontar los tomadores de decisiones en su práctica cotidiana.

Se recomienda ampliamente la revisión colectiva del caso en dos fases. En la primera, los alumnos organizados en equipos de trabajo analizarán internamente los distintos contenidos y posteriormente a nivel grupal deberán exponer sus conclusiones. La idea es fomentar una participación abierta y franca entre los estudiantes. La premisa es no censurar ninguna posición o idea. El rol del profesor debe ser el de un coordinador de la discusión y la palabra de los estudiantes debe predominar a lo largo de las discusiones a fin de asegurar que sean éstos quienes jueguen el rol central en el proceso de aprendizaje, que es al final de cuentas uno de los objetivos centrales de esta técnica de aprendizaje activo, que otorga la responsabilidad del aprendizaje a los alumnos, quienes se vuelven de este modo los actores centrales del aprendizaje. Para una mayor información sobre los usos de los estudios de caso en clase se recomienda la lectura de Christensen et al. (1987); Foran (2001); Cabrero y Nava (2000) y Vega (2012).

Estudio de caso: el club social Los Reyes

El fútbol como catalizador social

Era una tarde soleada en Los Ángeles, California, y don Feliciano, cerveza en mano, alentaba a los niños que retozaban y corrían detrás de un balón de fútbol. Junto a él, los orgullosos padres apoyaban y coreaban el nombre de sus hijos motivándolos para no dejarse ganar por el equipo contrario. Para don Feliciano la imagen de los niños jugando lo transportó a otros tiempos en los que él, junto con otros jóvenes, se reunía para compartir un corto remanso en sus agobiantes jornadas laborales.

Todo inició con un partido de fútbol, recuerda don Feliciano. A inicio de la década de 1970 un grupo de oriundos de Los Reyes, Michoacán (Anexo 1) instalados en Los Ángeles retó a un partido de fútbol a sus parientes ubicados en San Francisco. Posteriormente, recuerda, “como nos divertimos mucho y la pasamos muy bien, los paisanos de San Francisco nos pidieron que les devolviéramos la visita”. Han pasado cuarenta años de esos partidos y todavía hoy seguimos jugando dos veces al año: primero en el memorial day4 recibimos a los de San Francisco, mientras que pagamos la visita cada labour day, en septiembre.5

En esos días estábamos muy jóvenes, recuerda don Feliciano, muchos todavía estábamos solteros y después de la cascarita nos cooperábamos para hacer carne asada o carnitas, mi especialidad. Yo sólo les pedía que me pagaran el costo de la carne y yo me encargaba del resto, “usted no está para saberlo, pero gracias a la venta de carnitas he podido sacar adelante a mi familia en este país y aunque ahora estoy retirado, todavía cuando me lo piden, agarro el cazo para preparar mis carnitas estilo Michoacán”.

Producto de esas primeras cascaritas se formó “el Club Deportivo Los Reyes”, que de hecho tuvo mucho éxito en la liga de fútbol de California, ocupando las primeras posiciones durante varias temporadas. En un inicio siempre decíamos: “el Club Los Reyes”, para hacer referencia al equipo de fútbol, aunque poco a poco y sin que nos diéramos cuenta, también se fue extendiendo a las distintas actividades de convivencia que organizábamos cada semana.

Después del partido nos íbamos a la casa de Luis Cabrera y ahí hacíamos reuniones. Todo mundo le entraba con su cooperación para comprar comida, cerveza, botanas. Tuvimos mucho éxito porque era un mundo de gente la que venía a las fiestas, tanta que ya no cabíamos en la casa de Cabrera. Con la idea de recaudar fondos que nos permitieran autofinanciar las reuniones decidimos rentar un local y además de la comida organizar bailes y cobrar por la entrada más lo que se reuniera con la venta de comida y bebida.

El objetivo en ese entonces era convivir, pasarla bien y recordar nuestra vida en el pueblo. En nuestras reuniones era común que platicáramos sobre los contrastes en las costumbres y la vida que llevábamos en México y la nueva vida que llevábamos en los States. En ese entonces pensaba y todavía lo pienso hoy, que no es posible que en México no haya oportunidades para las personas que desean mejorar su situación. Me parece un desperdicio de talento enorme. Tome mi ejemplo, yo cuando me vine a Estados Unidos tenía la idea de juntar dinero y después regresar inmediatamente a México. Pero uno propone y la vida dispone. Como muchos paisanos me fui adaptando, gracias a la Ley Simpson-Rodino6 me volví residente legal, gracias a Dios prosperé económicamente y decidí quedarme aquí, aunque siempre con el pensamiento de regresar un día a México. Pero se ha ido el tiempo volando. Cuando llegué tenía 19 años y hoy tengo 63. Aunque voy al pue blo una o dos veces al año, la delincuencia e inseguridad del país hace que me lo piense dos veces concretar mi proyecto de regresar algún día a Los Reyes.

Los primeros pasos hacia la consolidación

La convivencia social y el deporte siempre han sido los ejes fundamentales de nuestro club aunque, a mi manera de ver, necesitábamos evolucionar —reflexiona don Feliciano—. Hasta el año 2000 nuestra asociación se limitaba a organizar fiestas y eventos deportivos, aunque este modelo ya comenzaba a sufrir un desgaste natural.

El viento del cambio llegó de la mano de una persona: Hugo Blanco quien aunque se fue de Los Reyes cuando era un niño nunca olvidó sus raíces (Anexo 2). A él lo conocimos a través de su hermano Raúl, que en ese entonces era el portero del equipo. La verdad es que este muchacho supo ganarse nuestra confianza. Además de estar preparado, siempre nos motivó para llevar el club a otro nivel. Trate de ponerse en nuestros zapatos: nosotros somos gente sencilla, del campo, con pocos estudios y a pesar de los años que tenemos viviendo aquí todavía nos atoramos con el inglés. La llegada de alguien como Hugo, nieto e hijo de migrantes, con estudios en política, marketing y liderazgo, con conexiones con el mundo de las comunicaciones y experiencia previa con otras organizaciones migrantes nos trajo una nueva manera de ver el mundo. Él nos hizo ver que nos sobraba corazón, pero nos faltaba visión. Él fue el primero en identificar el gran potencial de nuestra organización. Hugo vio en nosotros, en nuestro club, compromiso, ganas de apoyar a nuestras familias allá en Michoacán y también a los paisanos que tanto han sufrido acá en la “jaula de oro”, preocupados por conseguir trabajo, o en el peor de los casos por ser expulsados de este país al que le hemos dado tanto. Nosotros que ya nos beneficiamos de una situación legal, tenemos una responsabilidad moral de apoyar a los reyenses recién llegados para que no sufran lo que nosotros sufrimos cuando llegamos a este país.

Cuando conocimos a Hugo Blanco, la verdad es que ya se empezaban a manifestar síntomas de agotamiento en nuestra organización —recuerda don Feliciano—. Como ocurre en toda organización, la repetición de fiestas sin ton ni son derivó en aburrimiento y en problemas entre nosotros. La gente se cansó de los partidos, las comidas, las reuniones y la convivencia: ya no había tiempo, ni dinero. De hecho, varios de los paisanos fundadores optaron por abandonar el club.7

La llegada de Hugo no pudo ser más oportuna. Yo pienso que el primer gran mérito de Hugo fue convencernos para que creyéramos que se podían hacer cosas más grandes que reunirnos y pasarla bien. Con Hugo tuvimos nuestras primeras reuniones formales “sin cerveza, sin tequila, porque no puede haber alcohol en una asamblea, todo se desbarata cuando hay alcohol”. En ellas se discutieron los reglamentos, los estatutos y las normas bajo los cuales funcionaría la organización (Club Los Reyes, 2002). Hugo nos comentó que para poder funcionar como una asociación reconocida jurídicamente debíamos seguir una ruta crítica, misma que comenzaba con el gobierno federal de Estados Unidos con quien debíamos tramitar nuestro reconocimiento como una organización sin fines de lucro. Él nos explicó que este tipo de organizaciones se distinguen de otras porque la obtención de beneficios no es su fin último. Esto no significa que no tengan ingresos, de hecho están facultadas para producir bienes y servicios, por los cuales obtienen ganancias económicas. Un ejemplo de este tipo de organizaciones es la Fundación Ford, que invierte su capital en el mercado de valores y gracias a las utilidades producidas realiza su labor filantrópica alrededor del mundo. En síntesis, estas organizaciones no tienen propietarios, ni se reparten las ganancias entre los accionistas, sino que el dinero obtenido regresa a la organización para que siga realizando sus objetivos. Hugo nos indicó que lo más deseable, de acuerdo con nuestros intereses, era que adoptáramos la figura de asociación anónima ya que tiene la ventaja de protegernos legalmente a través de la cláusula de limitación de responsabilidad personal, es decir, si derivado de las actividades de la organización alguien quería demandarnos sólo podría entablar un procedimiento legal en contra de la sociedad, y no en contra de sus miembros individuales, protección que nos pareció pertinente en este país donde es muy común ir a los tribunales.

La creación de los estatutos del club estuvo también vinculada con los requisitos legales. El estado de California establece una serie de obligaciones. Por ejemplo, se nos pidió nuestra acta constitutiva, también conocida como documento fundacional. Ahí empezamos a definir la misión y visión, los objetivos y las metas del club. En ese documento quedó estipulado que el objetivo del club es: “fortalecer la identidad michoacana, promoviendo actividades filantrópicas, culturales, científicas y sociales, entre los reyenses de California, Estados Unidos y México”.

Para formar parte del club no basta ser mexicano o michoacano. Nuestros estatutos establecen una serie de condiciones entre las que destacan: “a) ser reyense o descendiente de reyenses ya sea por parte de padre o madre; b) en su defecto haber vivido en Los Reyes Michoacán por más de cinco años y ser conocido y aceptado ampliamente por la comunidad reyense; y c) podrán ser miembros del club, los cónyuges de los miembros, en caso de ser de otro municipio, estado o nacionalidad podrán tener derecho a voto mas no a ser votados”. Aunque, hay algunas excepciones, porque entre nuestros integrantes hay personas que no cumplen con ninguna de las anteriores condiciones, pero que gracias a la convivencia de mucho tiempo los hemos adoptado. Por ejemplo, Pablo Herrera es oriundo de los Altos de Jalisco, pero desde hace 25 años ha asistido a nuestros eventos y colabora en las acciones a favor del pueblo. Incluso cuando va de vacaciones a México se queda varios días en Los Reyes.8

Además del origen, para ser considerado como miembro del club es necesario pagar 20 dólares de membresía al año. Este dinero se usa para la compra de papelería, consumibles, publicidad, playeras y eventualmente financiar una parte del costo de los eventos que organizamos para recaudar fondos. Para nosotros es importante que la gente vea su participación en el club seriamente. De hecho, para tener voz y voto, hay que estar al corriente con el pago de la membresía. Formar parte del club es un asunto formal, es como cuando vas al gimnasio, la tienda de videos o al Sam’s donde se debe cubrir previamente el pago de una membresía para poder beneficiarte de los servicios que ahí te brindan.

Por último, conviene señalar que en los estatutos también se establecieron las actividades y responsabilidades que cada quien debía desempeñar. Se definieron, por ejemplo, las formas de elección, las atribuciones y el tiempo de duración de la mesa directiva conformada por el presidente, vicepresidente, secretario, subsecretario, tesorero y consejeros, así como los derechos y obligaciones de los miembros del club.9 Por ejemplo se estableció que “todos los miembros del club tienen derecho a votar y ser votados a cualquier puesto de elección, exceptuando a los miembros que no reúnan los requisitos que marca este estatuto”; en tanto, una de las obligaciones es “abstenerse de declarar en cualquier medio de comunicación en contra del club o de sus integrantes”, una situación que ya habíamos experimentado cuando en una reunión del Consejo de Federaciones Mexicanas en Norteamérica (Cofem),10 Joaquín Hernán, miembro fundador del Club Los Reyes criticó abiertamente a Hugo Blanco de ser un arribista, y de que sólo le interesaba beneficiarse del club para su provecho personal.

Ya cuando se hizo el negocio y que el gobierno les dio el 3x1, a partir de ahí que ellos ya tenían el invernadero, ellos tomaron la decisión de entregarles su dinero a la gente que invirtió o enfadarla para irla sacando —me entiendes— irla quitando para quedarse nomás cuatro o cinco miembros, y esa fue una de las cosas que les dije yo, a Hugo y a todos, “bórrenme a mí de eso, porque a mí no me gusta eso, porque yo conozco gente que anda vendiendo paletas, vendiendo elotes, partiéndose la madre, y para que ya nomás les digan que no, y les digan que el negocio ya son puros números rojos.

Derivado de éste y otros desencuentros, Joaquín salió de la organización, pero nos dejó una lección: debemos cuidar que la ropa sucia se lave en casa. A pesar de las críticas y cuestionamientos, Feliciano recuerda orgulloso todo este proceso de creación y de diseño organizacional que desde su punto de vista es una garantía de continuidad del club. Las personas pasan mientras que las organizaciones permanecen, señala: “basta observar lo que sucede con otras organizaciones migrantes que desde su fundación no han elegido representantes o cuando los tienen no renuevan los liderazgos y por eso se ve tanto líder que en realidad no representa más que a él mismo”. En nuestro caso, ya llevamos tres mesas directivas, con sus respectivos presidentes, que han tomado las riendas de la organización. Después de mi vino Hugo Blanco y ahora está como presidente Antonio Garza. Aunque debo reconocer que fue Hugo Blanco quien nos llevó de la mano para redactar los estatutos y reglamentos que nos rigen actualmente. Su trabajo previo con varios clubes y federaciones fue un recurso invaluable: él ya tenía un “machote”,11 nada más lo adecuamos a nuestras necesidades y fue así como nació “El Club Los Reyes Michoacán A.C.”, donde tuve el honor de ser el primer presidente formalmente nombrado —comenta muy entusiasmado—. Conviene señalar que dichos estatutos fueron hechos y aprobados exclusivamente por la mesa directiva de nuestro club, contrario a lo que ocurre en otras organizaciones, que solicitan asesoría a las federaciones de migrantes o a alguna otra instancia.

Una vez que creamos nuestros estatutos y fuimos reconocidos como asociación anónima sin fines de lucro, registramos la organización en el Consulado de México en Los Ángeles y en la oficina de impuestos, conocida aquí como el irs (Internal Revenue Service, 2012). El registro del club ante las autoridades estadunidenses y mexicanas no fue un acto fortuito sino estratégico. La inscripción del club ante el ISR, bajo la sección 501 (c) (3), aplicable a las organizaciones de caridad, nos permitió ser elegibles para la recepción de contribuciones deducibles de impuestos. Este beneficio, sin embargo, impone a su vez ciertas restricciones. Por ejemplo, tenemos prohibido realizar cualquier tipo de lobbying para influir en cambios en la legislación, tampoco podemos participar en ningún tipo de campaña política, es decir no podemos manifestar nuestra posición, a favor o en contra, de ningún candidato a un puesto de elección popular. Además, como ya lo había señalado, nuestra condición de asociación sin fines de lucro nos impide buscar cualquier forma de beneficio económico.

Por otra parte, casi de manera simultánea fuimos a inscribir el club en el consulado mexicano de Los Ángeles. Hugo nos comentó que el gobierno en México había emprendido una serie de medidas para apoyar a los migrantes mexicanos en Estados Unidos. De las distintas medidas que nos platicó, el programa 3x1 inmediatamente capturó nuestra atención (Anexo 3). Este programa tiene la particularidad de promover acciones que benefician directamente a las comunidades de las cuales son originarios los migrantes, objetivo que calza como anillo al dedo con los objetivos de nuestro club. La inscripción ante el consulado fue muy sencilla ya que éste sólo pide que se llene la solicitud de toma de nota para reconocer la existencia legal de cualquier club (Anexo 5). En este documento hay que especificar los nombres de los integrantes de la mesa directiva, los objetivos de la organización, las formas de financiamiento, el número de veces que el club se reúne al año. Además piden a cada club que demuestre que cuenta con una membresía de al menos diez personas de origen mexicano. En nuestro caso, tomando en cuenta todos los trámites emprendidos previamente, no tuvimos ningún problema para reunir los requisitos que nos solicitaban, y me siento muy orgulloso en subrayar que nuestra membresía —la cual fluctúa entre 50 y 60 miembros activos al año— no sólo sobrepasa con mucho el piso mínimo pedido por la autoridad mexicana, sino que ha permanecido relativamente estable a lo largo de más de cuarenta años.

El surgimiento de un actor transnacional

Después de obtener su registro, tanto del lado mexicano como del estadounidense, el Club Los Reyes experimentó un auge inusitado en el volumen de sus actividades. Las estrellas se alinearon a nuestro favor, recuerda don Feliciano. Para empezar, el contexto económico era muy diferente al que vivimos en este momento. La gente tenía trabajo y podía desprenderse fácilmente de 20 dólares y más. Además, por alguna razón que desconozco, en esos años el tema migrante se volvió sexy. Todavía recuerdo cuando el presidente Fox fue recibido con bombo y platillo por el presidente Bush en la Casa Blanca y una reforma migratoria de gran calado parecía factible. Aunque los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington vinieron a cambiar este escenario, no se puede negar que la migración, con sus particularidades en cada lado de la frontera, ha logrado mantenerse dentro de la agenda de gobierno de ambos países. Si en Estados Unidos el tema de la migración se vinculó más a la política de seguridad nacional, en México se orientó, en cambio, a la defensa de los derechos civiles y la promoción de acciones en beneficio de las comunidades exportadoras de mano de obra.

Así, los primeros años de este siglo se caracterizaron por una actividad inusitada de las autoridades mexicanas respecto al tema migrante. Parece que fue ayer cuando nos visitó Juan Hernández, responsable de la Oficina Presidencial para las Comunidades en el Exterior, en Fresno, California. Aunque en aquella época ya existía una red consular donde podía uno acudir para solicitar asesoría legal o tramitar distintos asuntos, era la primera vez, en todos los años que llevo en este país, que un representante directo del presidente de México venía, se presentaba y se ponía a nuestras órdenes. Aunque después nos enteramos de que este personaje ya no continuó trabajando para el gobierno de Fox, el proyecto se mantuvo, dando lugar a la creación de lo que sería el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME).12

Pero el gobierno federal no fue el único con el que tuvimos contacto. En esos años tuvimos el honor de recibir varias veces la visita del gobernador del estado de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel.13 La primera vez que nos visitó fue durante su campaña para gobernador. Quisiera subrayar que su visita no fue una situación puntual. No fue como otras veces en que los políticos vienen, piden nuestro apoyo y después se olvidan de nosotros. Con el gobernador Cárdenas tuvimos una relación muy estrecha de trabajo y amistad, tanto así que aceptó con gusto la invitación de Hugo Blanco para ser el padrino de uno de sus hijos. Pero más allá de la cercanía personal, el gobernador Cárdenas mantuvo su promesa de darle un espacio relevante a los migrantes en su gobierno. Él fue uno de los primeros gobernantes en México que institucionalizó el tema migrante. Para empezar, creó la Coordinación General para Atención al Migrante, misma que a la postre devendría Secretaría de Estado. ¡Imagínese: hoy en día los migrantes simbólicamente se sitúan en el mismo nivel que la educación, la salud u otros sectores de la actividad gubernamental! Otra conquista que obtuvimos fue que durante su gestión se reconoció el voto de los migrantes para la elección a gobernador e incluso varios antiguos migrantes ganaron escaños en el congreso y en algunos otros obtuvieron triunfos en varios gobiernos municipales.

Esos años fueron una época dorada para nosotros ya que pudimos organizar varios eventos masivos que nos permitieron, a la vez, recaudar una gran cantidad de dinero y darnos a conocer más ampliamente en todo el estado de California. Parece mentira, pero cada vez que viene una figura política de México, llámese gobernador, alcalde, senador o diputado se incrementa el número personas que viene a nuestros eventos y participa en las actividades del club.

Con el dinero recaudado pudimos financiar nuestras primeras actividades humanitarias en el pueblo: compramos juguetes y ropa para los niños pobres para ofrecerles un poco de felicidad en Navidad. Desde entonces también hemos hecho contribuciones regulares a un asilo de ancianos llevándoles alimentos, mobiliario, medicamentos y cobijas. En años recientes hemos expandido nuestras actividades filantrópicas y sociales ayudando al gobierno municipal con la compra de dos ambulancias, uniformes, botas, tanques de oxígeno para el escuadrón de bomberos y estamos analizando la compra de dos camiones de bomberos y la adquisición de equipo para una estación de radio comunitaria. Como se dará cuenta se trata de aspectos muy diversos. No nos especializamos en algún tipo de ayuda en particular y lo hemos decidido así porque las necesidades son amplias y diversas también.

Por esta razón —nos dice don Feliciano— durante los primeros años de funcionamiento del 3x1 decidimos participar ampliamente en este programa. Gracias a la confluencia financiera de la federación, el estado, el municipio y el Club Los Reyes logramos que se pavimentaran varias calles, se remodelara la plaza principal del pueblo, además de que se construyera una cancha de fútbol. Quisiéramos poder ayudar con más cosas, pero el dinero no alcanza. Por eso hay que priorizar, ¿cómo decidimos qué acciones emprender y cuáles no? En las sesiones de la mesa directiva hablamos de las necesidades que nos plantean nuestros familiares y amigos de Los Reyes. Por ejemplo, ayer me hablaron Ernesto Gutiérrez, capitán de bomberos del pueblo, y Mario Paniagua, que trabaja en la administración del municipio, a quienes conozco desde que éramos niños. Además de saludarme, me llamaron para decirme que el estado les había recogido la camilla de la ambulancia que les habían prestado y que solicitaban nuestro apoyo para solventar esta contingencia. En estos casos lo que procede es turnar la solicitud a la mesa directiva donde será evaluada. Generalmente lo que ocurre es que no hay una sino varias necesidades. Cada miembro de la mesa directiva lleva distintas solicitudes, mismas que son analizadas y discutidas en el pleno. Al final se apoya aquella acción que haya reunido el mayor consenso.

Pero regresando a esos primeros años, como le comentaba fue un periodo de auge económico y cercanía con las autoridades mexicanas pero también con las autoridades norteamericanas. En 2002 se firmó un acuerdo de ciudades hermanas entre Bell Gardens y Los Reyes Michoacán. Yo tengo viviendo en Bell Gardens, California, desde 1977. Aquí, a diferencia de México, es más fácil acercarse a las autoridades como el mayor y los concejales y desde que me instalé en esta ciudad he tenido la suerte de convivir con ellos regularmente. La idea de hermanar a las dos ciudades se le ocurrió a Sergio Vargas, activista que tiene su centro de operaciones en Los Ángeles y que hace algunos años fue mayor de Bell Gardens. Como él ya no está en la política de esta ciudad, decidimos acudir con el concejal Pedro Maceto, quien curiosamente fue compañero de escuela de Efraín Torres, hijo de uno de los miembros del club. Efraín fue quien lo contactó y lo trajo a la casa. Ahí le compartimos la idea de hermanar a las dos ciudades, misma que recibió con los brazos abiertos. Gracias a este acuerdo de hermandad hemos podido organizar distintos eventos cívicos y culturales, entre los que destaca la semana cultural michoacana en septiembre, donde se presentan grupos de danza folclórica, muestras gastronómicas y hasta ferias de artesanías.

Nuestro contacto con las autoridades norteamericanas, además de reafirmar nuestra identidad, ha buscado también mejorar las condiciones de vida de los habitantes de Los Reyes en México y de nuestros paisanos recién llegados a Estados Unidos. Las relaciones con los representantes populares “gringos” han sido muy provechosas. Por ejemplo, hemos podido obtener, vía donación o adquisición, equipos, uniformes y transportes que después hemos podido llevar a Los Reyes. Se trata de equipo usado pero en buenas condiciones. A través de nuestras redes de conocidos nos enteramos de posibles ofertas o potenciales donaciones. Lo importante es estar en el momento y lugar correcto. Así fue como adquirimos una de las ambulancias que donamos el año pasado. Nos enteramos por un amigo que la ciudad de San Pablo estaba vendiendo una ambulancia que había cumplido con sus años de servicio. Al enterarnos de esta situación, rápidamente pedimos que nos la apartaran y fuimos Hugo Blanco y yo a recogerla para después llevarla a la frontera, donde los responsables de protección civil del municipio vinieron a recogerla. En general, todos los equipos que desechan las distintas dependencias oficiales estadounidenses están en muy buenas condiciones, por lo que no dudamos en enviarlas a México para darles una segunda vida. Lo mismo sucedió con los uniformes y equipo de bomberos que adquirimos a precios módicos, pero créame son muy útiles en nuestra comunidad, donde carecen de todos estos recursos y materiales.14

Y como señala don Feliciano: la verdad es que no podría estar más satisfecho, de un grupo de amigos que se reunía para jugar fútbol, el Club Los Reyes se ha convertido en un referente para otros migrantes michoacanos en Los Ángeles, California: muchos paisanos se nos han acercado para preguntarnos cómo le hicimos, y nos hemos enterado que otros más han copiado nuestra estructura y forma de organización. Aunque debo reconocer que nosotros también aprendemos de las otras organizaciones migrantes. El club de Cherán, por ejemplo, nos ha servido de inspiración para mejorar nuestra relación con la presidencia municipal. Los integrantes de este club pertenecen a un pueblo más pequeño que Los Reyes, pero han sido muy exitosos para realizar obras para su comunidad, algo que a nosotros nos gustaría también poder hacer.

Retos y perspectivas del club Los Reyes

A pesar de los éxitos del club no todo ha sido miel sobre hojuelas. Como ocurre en todas partes hemos transitado por buenas y malas experiencias. Por ejemplo, durante los primeros tres años de operación del programa 3x1 no tuvimos mayores problemas. Nuestra relación con el gobierno municipal, que era del mismo color que el gobernador, funcionó muy bien. Tuvimos una muy buena comunicación con el alcalde, tomaron en cuenta nuestra opinión en las obras que se hicieron y la gente del club participó muy a gusto. Lamentablemente, como usted sabe, en México las autoridades duran muy poco y cada tres años se renuevan. No es como aquí que un mayor o concejal pueden durar muchos años en su trabajo. Y como le comentaba, cuando llegó la nueva administración municipal del Partido Acción Nacional (PAN), pues la relación ya no fue la misma. No sé si porque no nos conocían o porque tenían desconfianza, ya que habíamos trabajado estrechamente con la anterior administración, pero de tener una relación cercana y estrecha pasamos a un estadio donde ya no tuvimos prácticamente ningún contacto con el nuevo gobierno municipal. Esta situación duró más o menos un año, hasta que de repente se pusieron en contacto con nosotros para solicitar nuestra firma para avalar “nuestra supuesta participación” en un proyecto del municipio. Nos dijeron. “no es necesario que aporten nada, sólo firmen estos documentos y con eso basta”. Aquí hay que comprender lo que está en juego, porque si el programa se llama 3x1, al final el operador, es decir, quien recibe el dinero y se encarga de ejecutar las obras y acciones es el gobierno municipal. El interés por obtener nuestra firma se explica porque gracias a ella obtendrían los recursos estatales y federales. La verdad, no nos gustó la manera cómo se nos acercaron las autoridades municipales. Fue incómodo. Nos sentimos utilizados, “sólo se nos acercaron para pedir dinero. No se dan cuenta de que si nos apoyaran, podríamos hacer más cosas positivas por la comunidad”. Aun así, después de discutirlo entre nosotros, decidimos firmar lo que nos pedían. Pensamos que al final de cuentas, el gobierno iba a hacer acciones a favor de la comunidad, en este caso la pavimentación de unas calles del centro. Aunque este beneficio fue muy efímero, ya que las calles que pavimentaron sólo tuvieron una vida útil de tres años, la misma duración del gobierno que las hizo.

Otro aspecto que no me ha gustado es que siento que las autoridades en México no nos han dado un justo reconocimiento. Incluso cuando las relaciones eran muy buenas, lo más que conseguimos de ellos fue que en la cancha de fútbol la autoridad pusiera una placa con la leyenda: “obra construida con el apoyo de los migrantes”, jamás se hizo mención al Club Los Reyes, lo cual me pareció un poco ingrato, porque migrantes hay muchos, clubs como nosotros muy pocos.

Pero regresando a nuestra relación con las autoridades municipales y el 3x1, como le comentaba, pasaron otros tres años y después de los panistas llegó una administración del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Para nosotros la cuestión ideológica no tiene importancia. Tan pronto tomó posesión la nueva administración nos acercamos con el municipio para participar en el programa. Sólo que está vez no nos enfocamos en la parte social, sino que decidimos extender el rango de nuestras acciones y tentar nuestra suerte en un proyecto de inversión productiva. De nueva cuenta, Hugo Blanco, ahora desde su posición como presidente del Consejo de las Federaciones Mexicanas (Cofem), nos impulsó para transitar de las acciones de filantropía a los proyectos productivos de corte empresarial. El nos dijo: “hay que aprovechar la ventana de oportunidad que nos brinda el 3x1 con esta nueva vertiente productiva, es momento de demostrar el verdadero potencial del club”.

Fue así como nos decidimos a financiar un proyecto de invernadero para producir jitomate y pepino. Proyecto en el cual teníamos puestas muchas esperanzas pero que al final representó el primer gran fracaso para nuestra organización. Al cabo de dos años no se logró producir nada, perdimos nuestro dinero, además de que generó conflictos entre nosotros. Yo creo que quisimos ser empresarios sin tener los conocimientos esenciales. Decidimos sembrar jitomates y pepinos sin hacer un estudio de mercado, nunca pensamos en los detalles de transporte, distribución y comercialización. No había ningún control, nosotros sólo reuníamos el dinero y lo enviábamos a México sin pedir cuentas y por la distancia era difícil supervisar el trabajo de los empleados. La cuestión financiera caló hondo en el ánimo de las personas. Al principio el proyecto fue planteado como una iniciativa colectiva. Se pensó que cada miembro aportara mil dólares, después dos mil… Los gastos fueron a la alza según fue avanzando el proyecto y cada vez fuimos menos los que pudimos seguir aportando más dinero. En la última etapa sólo nos quedamos alrededor de seis inversionistas del club. En el segundo año, cuando se suponía que ibas a recuperar lo invertido, vino un norte y perdimos todo. Además del dinero perdimos a varios de los miembros fundadores que no entendieron que toda inversión conlleva un riesgo. Este descalabro produjo desconfianza y desazón. Nos acusaron de corruptos, de ineptos, de mentirosos, de avariciosos, una serie de barbaridades que no vale la pena evocar. Con todo el proyecto sigue, nada más que lo desvinculamos del club, los seis inversionistas que seguimos creyendo en el proyecto decidimos apostarle por la producción de jitomate hidropónico y estamos pensando ya en otras opciones de inversión.

Don Feliciano se toma un respiro. Mira hacia el campo de fútbol donde continúan jugando los niños. Mire el bienestar, la alegría de estos niños sanos, bien alimentados y vestidos. En el fondo lo que yo busco a través de la organización es que esta alegría y bienestar que se ve aquí, los podamos ver también del otro lado de la frontera. Yo soy de los que piensan que el programa 3x1 puede ser una herramienta para logar establecer mejores estructuras organizativas y ampliar la capacidad de acción de los clubes de migrantes. Está bien hacer obras que mejoren las calles y embellezcan el pueblo, aunque yo no me conformo. Mi ambición es que los beneficios se reflejen directamente en los bolsillos de las personas. Quiero que la algarabía sea permanente, no sólo una vez al año.

Actividad

Se invita a los alumnos a ponerse en el lugar de un analista de políticas, que ha sido comisionado por el gobernador del estado de Michoacán para realizar una recomendación acerca de las medidas que debe adoptar su gobierno hacia las organizaciones de migrantes. El gobernador es plenamente consciente de la importancia que representan para su estado las remesas colectivas e individuales que cada año son enviadas a la entidad por los migrantes michoacanos desde Estados Unidos. Su olfato político le indica que sería deseable fomentar la interlocución de su gobierno con las organizaciones migrantes aunque no cuenta con información suficiente sobre las fortalezas y debilidades presentes en estas organizaciones. Basado en la información contenida en el estudio de caso, usted tiene por misión elaborar un memorándum con el que debe orientar y recomendar al gobernador el curso de acción a seguir a fin de mejorar la interlocución gobierno-organizaciones migrantes tomando en consideración la naturaleza transnacional de las mismas y los potenciales beneficios que puede acarrear para las comunidades de origen en términos de desarrollo social y económico. Elabore su análisis y eventual recomendación con el auxilio del siguiente cuestionario:

Preguntas:

  1. Desde su perspectiva, ¿calificaría la experiencia del Club Los Reyes como exitosa? ¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades del Club Los Reyes?

  2. ¿Hasta qué medida la consolidación de este club obedece a razones endógenas o exógenas? En otros términos, ¿las condiciones que permitieron la formación y la permanencia del Club Los Reyes son intrínsecas al propio club o fueron favorecidas por su entorno?

  3. A partir de la lectura del caso, ¿cómo caracterizaría las relaciones entre el club y las autoridades gubernamentales mexicanas y estadounidenses?

  4. ¿Considera que la manera como se relaciona el club con las autoridades mexicanas rompe con los patrones clientelistas-corporativistas tradicionalmente utilizados para explicar este tipo de relaciones?

  5. ¿Cuáles son los principales retos a los que actualmente se enfrenta el club? ¿Identifica usted problemas que podrían afectar la continuidad de la acción colectiva de este club?

  6. A partir de las enseñanzas extraídas, ¿qué medidas deberían ser tomadas en cuenta para fomentar la interacción entre el gobierno y las organizaciones migrantes en ambos lados de la frontera? ¿Qué acciones podría fomentar el gobierno y cuáles serían deseables evitar?

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1Los resultados de la búsqueda de “transnationalism” en Scopus es sintomática: durante el periodo de 1980 a 1989 este término fue utilizado en dos publicaciones académicas. Para la década 1990 apareció en 77, mientras que para el decenio 2000 a 2010 fue referido en 1175 textos científicos.

2En Hidalgo, por ejemplo, el desarrollo de numerosas organizaciones migrantes ha sido explicado por tres factores: a) la acumulación de una masa critica de hidalguenses que permitió la formación de asentamientos poblacionales más estables, b) el aprendizaje obtenido por otros grupos migrantes que compartieron su conocimiento con los recién llegados y c) el apoyo del gobierno del estado de Hidalgo que, a través de distintos programas, alentó la formación de organizaciones migrantes (Escala Rabadán, 2005).

3Aunque la implementación de este derecho sólo se concretaría en las elecciones presidenciales de 2005.

4Fecha que conmemora en Estados Unidos, el último lunes de mayo de cada año, a los soldados que murieron en combate. En un inicio, este día fue utilizado para recordar a los soldados del Ejército de la Unión caídos durante la guerra civil aunque después de la Primera Guerra Mundial se utiliza para rendir homenaje a todos los soldados fallecidos en cualesquiera de los conflictos bélicos en los que ha participado esta nación.

5Labor Day o día del trabajo, fecha en que se conmemoran las conquistas laborales de la clase trabajadora. En Estados Unidos el día del trabajo se celebra el primer lunes de septiembre de cada año y sirve para indicar el fin de las vacaciones de verano.

6Como Feliciano muchos migrantes obtuvieron un estatus legal gracias a la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA, por sus siglas en inglés), también conocida como Simpson-Rodino, misma que fue resultado del compromiso entre los grupos defensores de los inmigrantes y aquellos que protegían los intereses de los empleadores agrícolas. La ley contemplaba tres elementos principales en su estipulación: a) sanciones contra los empleadores que contratarán a trabajadores indocumentados con pleno conocimiento de ello; b) una amnistía para aquellos inmigrantes trabajadores indocumentados que pudieran comprobar su residencia continua en los Estados Unidos antes de 1982 y c) un aumento de la vigilancia fronteriza (Woodrow y Passel, 1990; Alarcón, 2011).

7La consolidación de los clubes de oriundos tiene mucho que ver con el esfuerzo de organización que promueven los migrantes más antiguos en el lugar de destino, como don Feliciano, ellos son los que tienen el tiempo, los recursos y la voluntad para movilizar a sus paisanos en contraste con los migrantes más jóvenes (González Gutiérrez, 1995). La mayoría de los líderes de estas organizaciones a menudo son personas con antecedentes de participación en organizaciones mexicanas tradicionales, como comités de vecinos, grupos eclesiásticos o sindicatos, donde ganaron cierta experiencia organizativa (Escala Rabadán et al., 2011), incluso también a partir de la actividad laboral que desempeñan en Estados Unidos, como en el caso de Hugo Blanco.

8Independientemente del estrato social o económico al que pertenezcan, los miembros de las organizaciones provienen de una misma región o pueblo de origen (González Gutiérrez, 1995). Varios autores (Orozco y Welle, 2005; Moctezuma, 2011; González Zepeda y Escala Rabadán, 2014) han demostrado que se trata de organizaciones con una estructura organizativa básica, la mesa directiva, que está conformada por un presidente, un secretario y un tesorero elegidos por medio de elecciones efectuadas cada dos o tres años. En tanto la membresía de los clubes se contabiliza individualmente, en algunos casos otros prefieren incluir a todos los miembros de una familia, amigos o parientes cercanos, por lo que resulta difícil conocer con exactitud el número de miembros que integran estas organizaciones (Escala Rabadán, 2014).

9La primera mesa directiva del Club Los Reyes quedó conformada por Feliciano López, presidente (comerciante de carnitas, 67 años). Hugo Blanco vicepresidente (empresario de medios electrónicos y televisivos, 54 años), Sergio Cáceres, secretario (negocio propio de limpieza, mantenimiento y reparación de sistemas de aire acondicionado, 65 años), Luis Cabrera, tesorero (negocio propio de limpieza, mantenimiento y reparación de sistemas de aire acondicionado, 46 años), Tomás Aquino, relaciones públicas (retirado por invalidez, antiguo mecánico automotriz, 65 años), Antonio Garza, vocal (negocio propio de helados y paletas, 68 años), Joaquín Hernán, vocal (retirado, antiguo capataz agrícola, 57 años). A excepción de Hugo Blanco, quien nació en México pero cuyo padre y abuelo fueron migrantes, el resto de los integrantes de la mesa directiva son migrantes de primera generación es decir, al llegar a Estados Unidos iniciaron desde abajo, realizando distintas actividades como jornaleros, mecánicos, carpinteros, empleados de limpieza etcétera.

10El Cofem es una organización “paraguas” que agrupa 15 organizaciones que tienen por objetivo asegurar la igualdad de oportunidades de los miembros de la comunidad mexicana en Norteamérica en general y en California en particular. Para lograr este propósito, la Cofem promueve la realización de acciones que buscan la conservación de los valores culturales de las comunidades mexicanas a una escala binacional a través de proyectos de desarrollo económico y social, participación social estratégica y eventos sociales y culturales (Cofem, 2014).

11Mexicanismo: sirve para designar a un documento escrito, generalmente de carácter legal u oficial, que sirve de guía o patrón general para la realización de procedimientos administrativos.

12El IME es una institución clave para mantener las relaciones de las comunidades en el exterior con el gobierno mexicano. Esta agencia está encargada de fortalecer los vínculos con las organizaciones de mexicanos, específicamente, las que contribuyen al mejoramiento de sus comunidades de origen (González Gutiérrez, 2006). Además el IME contempla la integración de los migrantes a su país de residencia a través de programas de educación, salud, bancarización y desarrollo de liderazgos (Délano, 2010). Esta institución tiene como antecedente el Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (PCME), instituido por la Secretaría de Relaciones Exteriores a inicios de la década de 1990.

13Al visitar a los migrantes michoacanos en la Unión Americana, Lázaro Cárdenas Batel continuó con la tradición familiar de realizar recorridos por los lugares más alejados y recónditos del país y más allá de sus fronteras. Por ejemplo, su abuelo Lázaro Cárdenas del Río, una de la figuras históricas más relevantes de la izquierda en México, fue famoso por sus giras a las comunidades más recónditas y marginadas del país. Lo mismo ocurrió con su padre, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien durante su campaña para gobernador visitó las comunidades migrantes en California en 1977.

14Es importante hacer notar que este tipo de arreglos entre ambas ciudades ha servido a los clubes, como el de Los Reyes, como un mecanismo a través del cual pueden acceder a recursos materiales como ambulancias, camiones de bomberos, aparatos clínicos y electrónicos que el club adquiere como donación o por mucho menos precio, “para enviarlos al terruño donde tanta falta hacen”. Otra ventaja de la hermandad se refleja en el tipo de actividades que vinculan a ambas ciudades, por ejemplo la celebración de semanas culturales y otros actos cívicos de tradición mexicana, donde participan grupos de baile y artesanos que vienen de las comunidades michoacanas. En este sentido, se puede tener un panorama del alcance que logran tener los clubes de migrantes en ambos lados de la frontera, ciudades que están “tan lejos y tan cerca”, pero que se preocupan y trabajan de la misma manera para cubrir las necesidades de los que se quedan (González Zepeda, 2012).

Entrevistas

Coordinador de Proyectos de Desarrollo de la Secretaría del Migrante (2010), por Alejandro Vega Godínez, Morelia, Michoacán.

Funcionario de la Oficina Regional de Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo en Morelia (2010), por Alejandro Vega Godínez, Morelia, Michoacán.

Funcionario 1 de la Secretaría de Desarrollo Social Federal encargado del programa 3x1 y regiones prioritarias (2010), por Alejandro Vega Godínez, Ciudad de México.

Funcionario 2 de la Secretaría de Desarrollo Social Federal encargado del programa 3x1 y regiones prioritarias (2010), por Alejandro Vega Godínez, Ciudad de México.

Miembro 1, Club Los Reyes (2012), por Carlos Alberto González Zepeda, California, Estados Unidos.

Miembro 2, Club Los Reyes (2012), por Carlos Alberto González Zepeda, California, Estados Unidos.

Miembro 3, Club Los Reyes (2012), por Carlos Alberto González Zepeda, California, Estados Unidos.

Miembro 4, Club Los Reyes (2012), por Carlos Alberto González Zepeda, California, Estados Unidos.

Director, Cofem (2012), por Carlos Alberto González Zepeda, California, Estados Unidos.

Anexo 1. Datos históricos, geográficos y demográficos del municipio de Los Reyes

El municipio de los Reyes de Salgado se ubica a 220 kilómetros de Morelia, la capital del estado de Michoacán. Fundado en 1554 se encuentra entre los primeros asentamientos poblacionales de la región, sirviendo de sitio de reposo y escala de los comerciantes y viajeros en su tránsito entre el Bajío y la Villa de Guadalajara. A pesar de su antigüedad, Los Reyes no adquirió el estatus de municipio sino hasta 1830 y de ciudad en 1950. De acuerdo con la información del Censo de Población y Vivienda del INEGI, en 2010 este municipio contaba con una población de 64 141 personas, de las cuales aproximadamente la mitad se situaba en la cabecera municipal y el resto se repartía en aglomeraciones no mayores de 5 000 habitantes. El clima templado y en algunas partes tropical de su territorio favorece la explotación forestal y en menor medida las actividades agrícolas y ganaderas. A pesar del perfil predominantemente rural de las actividades económicas, Los Reyes no se destaca por ser un municipio particularmente pobre o marginado. De acuerdo con la información del Consejo Nacional de Población (Conapo), este municipio presenta un grado de marginación medio. Así lo atestiguan los relativamente altos índices de cobertura de servicios públicos, los cuales señalan que 98.55 por ciento de sus habitantes cuentan con el servicio de drenaje, 98.65 por ciento gozan del servicio de energía eléctrica y 87.35 por ciento cuentan con agua entubada en su casa habitación. A pesar de lo anterior, los habitantes de este municipio están lejos de ser una población privilegiada. Un porcentaje significativo de ella vive hacinado (36.27%) y en casas en condiciones estructurales precarias y con piso de tierra (17.87%). El bajo nivel escolar y de ingreso son otras dos de las características presentes en entre los habitantes de este municipio, ya que una proporción significativa de sus habitantes no terminó su educación primaria (33.20%) y cerca de un tercio de la población económicamente activa (29.15%) tiene un ingreso menor a dos salarios mínimos.

A pesar de los bajos salarios y las limitadas oportunidades de empleo, los habitantes de Los Reyes migran relativamente poco en comparación con los habitantes de otras comunidades del estado. Si Michoacán ocupa la tercera posición a escala nacional entre las entidades más exportadoras de migrantes, Los Reyes apenas y se sitúa en la posición 106 de 113 a nivel estatal y la 1133 de 1400, en el ámbito nacional (Conapo). Otros datos que apuntan hacia una escasa ocurrencia de la migración es que, de acuerdo con el Conapo, menos de 7 de cada cien hogares presentes en el municipio reciben remesas, relación muy lejana a la presente en los municipios de Morelos (42.66%), Chucándiro (41.02%), Puruándiro (28.35%) Coeneo (28.06%) Huaniqueo (25.42%), donde la recepción de remesas en los hogares de estas comunidades es un fenómeno común y corriente.

Anexo 2. Ficha de Hugo Blanco Páramo

Edad: 52 años

Lugar de nacimiento: Municipio de Los Reyes Michoacán, México.

Escolaridad: licenciatura en Ciencias Políticas, trunca; licenciatura en Derecho, trunca (Universidad de Guadalajara, México); estudios en Producción, Dirección y Actuación, trunca (Instituto Andrés Soler de Radio y Televisión, México).

Ocupación actual: productor de televisión, programa “México de mis amores” (Telemundo, Los Ángeles, California).

Año de llegada a los Estados Unidos: 1990, con visa de turista.

Estatus migratorio actual: ciudadano estadounidense.

Organización: Club Los Reyes Michoacán, Federación Californiana de Clubes Michoacanos (Fecademich) y el Consejo de Federaciones Mexicanas en Norteamérica (Cofem).

Hugo Blanco tuvo su primer contacto con los clubes de oriundos en la década de 1990, cuando en el ejercicio de su profesión como productor y camarógrafo cubrió un evento del Programa 2x1 para Migrantes en el estado de Michoacán. Ahí conoció la labor de las organizaciones y entrevistó a varios líderes migrantes. Desde ese primer acercamiento, Hugo percibió el potencial de los clubes de oriundos para la causa migrante en Estados Unidos, aunque también reconoció la necesidad de fortalecer los liderazgos de los mismos. De acuerdo con sus propias palabras: “Yo veía un liderazgo muy pobre dentro de las organizaciones michoacanas, muy a corto plazo, con muy poca visión, con mucho corazón, pero sin visión de lo que puede hacer la organización”.

Gracias a su amiga Ingrid Rolland, activista comunitaria en la Fraternidad Sinaloense de California, logró establecer los primeros contactos con algunas organizaciones de michoacanos. Apoyado con sus conocimientos de liderazgo y mercadotecnia adquiridos durante su paso por la universidad, atributos raros entre los migrantes y líderes de clubes ya consolidados, logró en poco tiempo posicionarse como vocero de varias organizaciones michoacanas en California, incluso de clubes oriundos de Jalisco y Zacatecas, que veían en Hugo a ese migrante emprendedor, carismático y bien parecido.

No pasó mucho tiempo para que tomara las riendas del Club Los Reyes Michoacán, donde le dieron la oportunidad de ser presidente y representante de la organización. Su logro más relevante en este club fue la obtención del registro 501(c) 3 que el gobierno estadounidense otorga a las organizaciones sin fines de lucro, un trámite que muchas organizaciones migrantes, incluso las pioneras como las zacatecanas, no poseen. En su trabajo con los migrantes, Hugo sistemáticamente se ha preocupado por dotarlos de mecanismos formales, como los protocolos, para celebrar las asambleas, la definición de la misión y los objetivos, así como darlos de alta ante las autoridades mexicanas y estadounidenses.

En la actualidad, en su posición como secretario general de Cofem, Hugo es un referente para las organizaciones de migrantes en Estados Unidos, además de ser un elemento importante en la elaboración y dirección de las reglas de operación del Programa 3x1 para Migrantes, asimismo, es un líder político entre la comunidad hispana en Estados Unidos.

Anexo 3

El programa 3x1 representa uno de los esfuerzos más evidentes del gobierno federal mexicano para inducir la participación de los migrantes en sus programas y acciones de gobierno. El programa combina la participación financiera de las tres instancias de gobierno con las aportaciones de las organizaciones migrantes: por cada peso que los migrantes aportan, la federación, el estado y el municipios aportan uno también para el desarrollo de obras y acciones dirigidas a beneficiar a las comunidades de origen de los migrantes. A diferencia de la gran mayoría de los programas gubernamentales, que son concebidos en las oficinas del gobierno central, el programa 3x1 es una iniciativa que tiene sus primeros antecedentes en acciones emprendidas desde la sociedad civil. En otros términos, se trata de una iniciativa cuya concepción y operación se fue desarrollando de abajo hacia arriba (Vega y Brindis, 2011). Este programa se inspira en la tradición de las remesas colectivas observada en Zacatecas en la década de 1960 donde los migrantes reunieron recursos para la remodelación de las iglesias, la construcción de canchas deportivas o la reparación de las plazas públicas de sus poblados de procedencia. A esta etapa se le conoció como el 0x1. Posteriormente, en la década de 1980, varios alcaldes zacatecanos decidieron apoyar estas iniciativas aportando, a su vez, un peso por cada peso aportado por los migrantes, naciendo así el 1x1. Posteriormente, en 1992 el gobierno federal se une al estado y los migrantes en este esquema de cofinanciamiento de obras públicas sociales, naciendo así el Programa 2x1 para Migrantes Zacatecanos. En 1999, gracias a la descentralización de los recursos del ramo 33, los municipios zacatecanos volvieron a participar en este esquema de cofinanciamiento, siendo así como nace la denominación 3x1 utilizada actualmente y en virtud del éxito observado en Zacatecas, el programa adquiere un estatus nacional a partir de 2002. Actualmente, el programa 3x1 se ha extendido a prácticamente todos los estados de México. No obstante, Zacatecas, Michoacán y Jalisco han sido las entidades que históricamente han concentrado el mayor número de acciones financiadas por el programa (Moctezuma, 2013, 194).

En términos financieros, el programa, como muestra la gráfica A3.1, ha tenido una tendencia creciente. En 2002, el presupuesto acumulado por la federación, los estados, los municipios y los migrantes fue de 380 millones de pesos. En 2012, el presupuesto conjunto de este programa llegó a los 2 031 millones de pesos, su máximo histórico hasta el momento. Con este dinero se ha financiado principalmente infraestructura básica (62%), proyectos de beneficia (23%), infraestructura deportiva y proyectos productivos (15%) (Moctezuma, 2013, 95-96). Por último, entre los resultados, más relevantes del programa se encuentra la explosión de las organizaciones migrantes de oriundos. De acuerdo con la información del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, el crecimiento de clubes de oriundos registrados en Estados Unidos durante los primeros años del siglo XXI ha sido exponencial. Como se puede observar en la gráfica A3.2, de 1900 a 1999 solamente se habían creado 86 clubes de oriundos y tan sólo en trece años, de 2000 a 2013 se fundaron 1 278 clubes de este tipo.

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de la página de Internet del IME (2014).

Gráfica A3.1. Evolución presupuestal del programa 3x1 (millones de pesos corrientes) 

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos de la página de Internet del IME (2014).

Gráfica A3.2. Evolución de los clubes de oriundos mexicanos en los Estados Unidos, 1900-2013 

Anexo 4. Evolución de los clubes de migrantes en México y Estados Unidos

Desde mediados de la década de 1990 se ha producido un boom en el número de organizaciones migrantes de origen mexicano en Estados Unidos. El incremento de éstas ha sido constante: en 1998 había 441 clubes y en tan sólo 14 años este número se cuadriplicó llegando a registrarse 1842 (Rivera-Salgado et al., 2005; González-Zepeda, 2012). En lo que respecta al estado de origen, Guanajuato se sitúa a la cabeza con 450 organizaciones, seguido de Hidalgo (134), Michoacán (122), Jalisco (93) y Zacatecas (25), el cual se distingue por ser el único de los estados con alta migración que vio disminuir el número de organizaciones de 113, en 1998, a 25 en 2011 (véase cuadro A4.1).

Visto desde Estados Unidos, los migrantes han forjado una red muy sólida de clubes de oriundos principalmente en California, que con un total de 783, es el estado que más organizaciones de migrantes alberga, seguido de Texas (483), Illinois (135) y Arizona (51) (véase cuadro A4.2).

Fuente: González Zepeda (2012).

Cuadro A4.1. Clubes de migrantes mexicanos en Estados Unidos 1998-2003 y 2009-2011 

Fuente: Elaboración propia con base en los datos del Directorio de Organizaciones y Clubes de Oriundos (SRE, 2013) y González Zepeda (2012).

Cuadro A4.2. Clubes de migrantes mexicanos en Estados Unidos: principales estados de destino hasta 2013 

Conviene aclarar que los datos presentados en los cuadros anteriores deben ser tratados con cautela. De hecho, existen estudios que aún consideran que no se puede contar con una cifra exacta sobre el número de organizaciones de migrantes mexicanos en Estados Unidos (Escala Rabadán, 2014; Bada, 2014; Orozco y Welle, 2005), principalmente por las inconsistencias y sobrerrepresentación de las fuentes. Lo anterior ocurre principalmente con las bases de datos de la red de consulados mexicanos, incluso con las que presentan los gobiernos estatales y municipales. Dichas inconsistencias también se observan en el padrón de organizaciones participantes en el Programa 3x1 para Migrantes. En síntesis, es difícil contar con un registro exacto y confiable sobre el número de organizaciones de migrantes mexicanos en el país vecino.

Anexo 5

Los datos personales proporcionados serán protegidos conforme a lo dispuesto por la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental

Fuente: Sedesol, 2010.

Recibido: 28 de Agosto de 2014; Aprobado: 03 de Mayo de 2016

Alejandro Vega Godínez es doctor en Ciencias Sociales por la École Normale Supérieure de Cachan, Francia. Realizó estudios de maestría en Action Publique en la misma institución y es egresado del programa de maestría en Administración Pública del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 2007, el doctor Vega es profesor-investigador del Departamento de Estudios Institucionales de la UAM, Cuajimalpa, donde desarrolla actividades de docencia, investigación y difusión en las áreas de acción pública local, estudios organizacionales, estudios de caso para la docencia, análisis de redes y élites gubernamentales. Como docente ha participado en programas de licenciatura y posgrado en diversas instituciones de educación superior entre las que destacan el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio de San Luis, la Universidad Iberoamericana y la Universidad Autónoma del Estado de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Nivel 1.

Carlos Alberto González Zepeda es mexicano, realizó sus estudios de licenciatura en Administración en la Universidad Autónoma Metropolitana; es maestro en Desarrollo Regional con especialización en Migración Internacional por El Colegio de la Frontera Norte en la ciudad de Tijuana, Baja California. Cursó el Diplomado Interinstitucional en Estudios Migratorios en El Colegio de Michoacán. Se ha desempeñado como Coordinador de Revisión y Codificación de la Encuesta Sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF); es asesor de diversas organizaciones de migrantes mexicanos establecidas en California e Illinois. Actualmente es candidato a doctor en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Cuajimalpa. Sus líneas de investigación son: estudios transnacionales; territorio, espacio y movilidad; formas organizativas de los migrantes y participación política; desarrollo y remesas colectivas; política migratoria México-Estados Unidos; estudios organizacionales e institucionales.

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