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Gestión y política pública

versión impresa ISSN 1405-1079

Gest. polít. pública vol.21 no.2 Ciudad de México ene. 2012

 

Reseñas

 

Crisis, rentismo e intervencionismo neoliberal en la banca: México (1982-1999)

 

Por Ricardo Uvalle Berrones

 

de Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, México, Centro de Estudios Espinosa Iglesias, 2011.

 

México ha vivido en los últimos 30 años acontecimientos que han transformado estructuralmente la vida económica, política y social. Uno de ellos se relaciona con el papel estratégico de la banca, entendida como pivote de la economía y la sociedad, así como de las políticas que ha adoptado el Estado en su relación con el mercado, a fin de regular su operación y resultados. La banca no es, ni ha sido, una organización ajena a las estructuras, intereses y juegos del poder, los cuales influyen en el contenido de las decisiones públicas que se producen tanto en el régimen político como en el aparato del Estado. El libro Crisis, rentismo e intervencionismo neoliberal en la banca: México (1982-1999), de Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, presenta un análisis y argumentación impecables que tienen como fundamento la utilidad del enfoque de la economía política, la aplicación heurística de la categoría coaliciones distributivas y la adopción del enfoque comparativo —configuracional de periodos históricos—. Esto le permite a la autora destacar los actores, causas, correlaciones, procesos, decisiones, así como las políticas públicas que se vinculan con el desempeño costoso, especulativo y rentista del sector bancario del país.

La estructura y la organización del libro ofrecen un sólido y documentado análisis que, junto con su nutrida visión conceptual, metodológica y comparada, llevó a la autora a obtener en 2009 el primer lugar del "Premio Manuel Espinosa Yglesias". Para fines de exposición, la autora destaca tres momentos centrales de la banca mexicana con las siguientes categorías comprensivas que acuña de modo eficaz: la nacionalización neoliberal, la privatización protegida y la nacionalización privatizadora.

En el primer caso, la nacionalización neoliberal, refiere al gobierno de José López Portillo, quien con fines políticos lleva a cabo la nacionalización de la banca para frenar el poder de los grupos financieros que habían estimulado la fuga de capitales, provocando una crisis económica, situación que repercutía en la falta de legitimidad que dañaba la vigencia del régimen presidencial en condiciones de declive económico y social. No obstante, desde que fue secretario de Hacienda (1973-1975), él había contribuido a elaborar y aplicar la legislación que favorecía liberalizar el propio sector bancario, abriendo con ello la posibilidad de implementar todo tipo de prácticas especulativas que terminaron por impactar en su sexenio (1976-1982).

Este hecho es el punto de partida del segundo momento que genera las políticas neoliberales que ahonda el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), cuando decide dar marcha atrás a la nacionalización de la banca, con objeto de generar confianza al sector privado y al capital financiero, impulsando, con palabras de la autora, la privatización protegida. En 1984 el gobierno consigue que 34 por ciento de las acciones bancarias sea comerciado a través de las casas de bolsa. Inicia así la reprivatización de la propia banca, además de cumplir con un programa ventajoso de indemnización en favor de los banqueros. La posición del capital financiero en las estructuras del poder estatal va a caracterizar su alianza con el grupo gobernante, ya que tendrá beneficios sustentados en la aplicación de las políticas neoliberales. El poder de los "bolseros", como bien lo define la autora, se consolida con la orientación de la política económica estabilizadora, en los acuerdos de candilejas y en la adopción de una estrategia denominada cambio estructural y redimensionamiento del Estado, que tiene como bandera principal la reducción del tamaño administrativo y económico del Estado para ampliar la participación de los mercados financieros en la generación de la riqueza material.

Este momento también concierne al gobierno de Carlos Salinas (1988-1994), cuando articula la alianza entre el Estado y los inversionistas financieros en términos de una coalición distributiva y rentista, que alcanza el cenit, dado que, según los datos ofrecidos por la autora, 18 bancos del Estado ingresan a la órbita de la privatización, son valuados de forma opaca en 38 000 millones de pesos, sin que se conociera públicamente quiénes eran los inversionistas. Se decide desde los círculos del poder político que la banca no sea vendida a los propietarios que la tenían antes de 1982 y se forma, en consecuencia, una red que en el análisis presentado en esta obra da origen a los "nuevos banqueros" que carecen de la pericia y los antecedentes necesarios para administrar los bancos reprivatizados. De este modo, emergen nuevos actores financieros y políticos que integran las estructuras del poder para generar ganancias a poderosas minorías que se desenvuelven en el circuito de la banca y las casas de bolsa. Con esta posición de ventaja en la sociedad y con el apoyo de la clase política, se implementan políticas financieras contrarias a la distribución de los beneficios colectivos que influyen en la restricción presupuestal del gobierno, mismas que dañan a los grupos que viven en condición vulnerable.

El tercer momento al que se refiere el libro reseñado corresponde al gobierno del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), el cual asume el costo social —nacionalización privatizadora— de la errática gestión privada de los bancos, situación que provoca su quiebra con el aumento de la cartera vencida y la improvisación en materia de gestión institucional de los "nuevos banqueros" a costa del dinero del público ahorrador e inversionista. Entre 1991 y 1995 el aumento de la cartera vencida fue de 12.12 por ciento, llegando el rescate bancario a representar 20 por ciento del pib. En 2005 se calculó que el rescate había sido de un billón 252 000 millones de pesos. De nueva cuenta el rescate bancario revela un carácter más político, ya que resultan favorecidos importantes miembros de los sectores financieros del país sobre la base de criterios de ventaja y protección que se adoptan con las políticas públicas que favorecen el rentismo y la concentración del capital financiero. En ningún sentido se atiende a la vigencia del interés general, sino, como bien afirma Sandoval Ballesteros, "Zedillo administró de forma opaca y torpe un rescate indiscriminado orientado a salvar a los empresarios más poderosos e influyentes del país" (p. 270).

Por la solidez de sus planteamientos, así como por su riqueza empírica, el libro reseñado es obra de consulta necesaria para comprender mejor las causas y consecuencias que para el país tiene el sector bancario, particularmente porque ha sido objeto de importantes cambios durante las últimas tres décadas y el impacto de su funcionamiento se hace sentir en los diversos ámbitos de la vida nacional.

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