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Gestión y política pública

versión impresa ISSN 1405-1079

Gest. polít. pública vol.19 no.1 Ciudad de México ene. 2010

 

Reseñas

 

Bringing in the Future: Strategies for Farsightedness and Sustainability in Developing Countries

 

Por Javier Martín Reyes

 

de William Ascher, Chicago, Chicago University Press, 2009, 328 pp.

 

Egresado de la Licenciatura en Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE)

 

El deterioro y la falta de mantenimiento de la infraestructura, el escaso ahorro de las familias, los bajos niveles de escolaridad, el trabajo infantil y la sobreexplotación de recursos naturales son problemas que evidencian decisiones que carecen de una visión de largo alcance. En países en vías de desarrollo, es un lugar común decir que se requieren políticas públicas con visión de largo plazo. Sin embargo, estos llamados suelen aludir a la visión de largo plazo sólo de manera genérica. Más aún, pocas veces se discuten las múltiples causas del cortoplacismo, en otras menos se definen estrategias concretas para superarlo. Estas posiciones usualmente hacen a un lado la complejidad del problema: mientras algunos señalan que la solución ha de encontrarse en la voluntad política, otros hacen hincapié en la importancia de los incentivos económicos.

Justamente, Bringing in the Future, el más reciente libro de William Ascher (Claremont McKenna College), es una obra que analiza de manera integral la ausencia de políticas públicas con visión de largo plazo. Mediante un enfoque multidisciplinario, una consistente sistematización de conceptos y una gran cantidad de ejemplos, Ascher expone las estrategias para superar la tradicional renuencia a sacrificar beneficios inmediatos por mejoras en el futuro. Como señala el propio autor, "este libro provee de un marco de referencia, un inventario y una evaluación de un amplio rango de estrategias para superar el pensamiento cortoplacista y la falta de acciones para mejorar el desarrollo sustentable" (p. 9).

Un punto fundamental en el argumento de Ascher es la modificación del modelo con el que tradicionalmente se explica la toma de decisiones sobre el futuro. Específicamente, el autor considera que son tres los supuestos que deben alterarse: a) considerar únicamente las consecuencias materiales, b) asumir que los costos y beneficios son bien entendidos por los actores y su devaluación tiene una tasa constante y c) negar los aspectos emocionales en la toma de decisiones. Ascher rechaza estos supuestos y adopta el marco conceptual desarrollado por Harold Lasswell —las ciencias de la política pública (policy sciences)— para así incorporar factores psicológicos a la dinámica de las políticas públicas.

Respecto al primer supuesto del "modelo tradicional", Ascher no niega la importancia de las consecuencias materiales, pero argumenta que las dinámicas sociales, psicológicas e institucionales pueden ser igualmente importantes para aceptar sacrificios en el presente que redunden en mayores ganancias en el futuro. Sobre el horizonte temporal del segundo supuesto, Ascher señala que las consecuencias futuras no son siempre bien entendidas ni consideradas. Más aún, argumenta que los costos y beneficios objetivos pueden ser modificados por la forma en que se "enmarcan" los problemas y mediante el uso de símbolos, expectativas e identificaciones. En cuanto al último supuesto, Ascher puntualiza que los individuos se empeñan en conseguir valores diversos, como poder, riqueza, bienestar, afecto, respeto, integridad y educación.

Bringing in the Future se refiere a un amplio número de políticas públicas que muestran tanto las bondades de la visión a largo plazo como los efectos negativos del cortoplacismo. Aunque los casos provienen de los más variados países, Ascher pone especial atención a experiencias en Argentina, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Indonesia, Japón, Malasia, México, Suecia y Tailandia. Estos ejemplos sirven para analizar los siete retos que, según Ascher, son cruciales para el desarrollo sustentable: a) proteger la seguridad económica de las familias, b) conservar y proteger el medio ambiente, c) evitar los riesgos en la salud y la seguridad, d) incrementar la autoayuda comunitaria, e) promover la productividad, f) construir y mantener la infraestructura física y g) fomentar las contribuciones caritativas.

El libro se compone de quince capítulos que se agrupan en cinco secciones. El primer capítulo comienza con datos que muestran cuán constante es el cortoplacismo en individuos, familias y gobiernos de los países en vías de desarrollo. Se argumenta que, para superar los siete retos del desarrollo sustentable, la visión de largo plazo no es suficiente, pues las políticas públicas deben ser también factibles y deseables. Aunque Ascher claramente es un defensor de la visión de largo plazo, al final del capítulo se establecen algunas salvedades. Concretamente, el autor identifica las situaciones en las que la visión de largo plazo puede no ser benéfica o necesaria. En primer lugar, hay estrategias que, aunque tengan una visión de largo plazo, pueden causar resultados indeseables (la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones, por ejemplo). En segundo lugar, un horizonte temporal demasiado largo puede convertirse en pretexto para demorar acciones necesarias. En tercero, ciertas acciones (derivadas, principalmente, de normas y hábitos) pueden ser benéficas a la larga, sin que necesariamente nazcan de una visión de largo plazo. Por último, una mayor certidumbre en el futuro no siempre favorece comportamientos con visión de largo plazo.

En el segundo capítulo se identifican las causas que originan la visión de corto plazo, así como sus manifestaciones en los países en vías de desarrollo. Según Ascher, hay cuatro razones principales que explican el cortoplacismo. La primera es la impaciencia pura, esto es, la preferencia por recibir los beneficios en el presente y no en el futuro. Los individuos impacientes suelen favorecer el consumo por encima del ahorro o la inversión. La segunda causa es el egoísmo, definido como un aprecio mayor por la fortuna propia y de las personas cercanas. El egoísmo suele encontrarse en el centro de fenómenos como las externalidades, las relaciones de agente principal y los dilemas de acción colectiva. La visión de corto plazo también se origina por las limitaciones analíticas y la incertidumbre. En este sentido, Ascher señala que la información confiable es una condición necesaria pero insuficiente. Para anticipar las posibilidades futuras y evaluar su influencia, es necesario contar con recursos como destreza, tiempo y ciertas predisposiciones psicológicas. La cuarta causa de la visión de corto plazo es la vulnerabilidad. Los individuos son vulnerables cuando temen por la pérdida de sus posesiones en el futuro, cuando enfrentan emergencias que requieren una disposición inmediata de dinero o cuando son castigados por no tomar ganancias inmediatas.

En el tercer capítulo, Ascher discute los descubrimientos empíricos que sirven de base para las estrategias con visión de largo plazo. Es aquí donde se evidencia claramente el enfoque multidisciplinario de la obra, que combina hallazgos provenientes de la psicología, la economía conductual (behavioral economics) y el análisis institucional. Ascher destaca la importancia de factores como el foco de atención (focus of attention), los hábitos que inculcan comportamientos favorables a la visión de largo plazo, las identificaciones personales que reducen el egoísmo, así como la influencia de los marcos (frames), etiquetas, arreglos institucionales y las condiciones generales.

El cuarto capítulo muestra la forma en que se pueden crear o modificar los costos y beneficios tangibles, como la riqueza, el bienestar físico o la educación. Ascher señala que estos elementos son los que pueden favorecer de manera más directa las acciones con visión de largo plazo; sin embargo, también advierte que son los más difíciles de modificar por sus altos costos políticos.

Posteriormente, en el quinto capítulo, el autor argumenta que no sólo los elementos materiales son relevantes para la visión de largo plazo. Siguiendo a Lasswell, resalta la importancia de los costos y beneficios derivados de relaciones sociales (respeto, afecto, rectitud y poder) y de las gratificaciones psicológicas por hacer lo correcto. Estas gratificaciones suelen basarse en principios morales que son claros en lo abstracto, pero ambiguos en las aplicaciones prácticas. Por lo tanto, Ascher argumenta que estos elementos pueden moldearse para favorecer la visión a largo plazo, sin que esto implique modificar la personalidad básica de los individuos.

El diseño de las evaluaciones por desempeño es abordado en el sexto capítulo. Ya que las consecuencias futuras difícilmente son identificables en el presente, el principal reto consiste en determinar métricas adecuadas para premiar las acciones con visión de largo plazo. Además, es necesario mejorar las evaluaciones basadas sólo en fórmulas y medidas cuantitativas. De acuerdo con Ascher, una evaluación también debe echar mano del buen criterio e incorporar aspectos cualitativos.

En el séptimo capítulo se describen estrategias para crear compromisos vinculantes que favorezcan la visión de largo plazo. Ascher señala que existen tres tipos de instrumentos para mantener estos compromisos. Los primeros instrumentos se derivan del control de estímulos (stimulus control). Estos instrumentos reducen la exposición a condiciones que motivan el abandono de compromisos. Los segundos instrumentos ayudan a "atar las manos" de los individuos. En esencia, estas estrategias imponen costos inmediatos para quienes rompan los acuerdos. Finalmente, los últimos instrumentos ayudan a construir reputaciones. Con un récord de compromisos cumplidos, los individuos son menos proclives a renegar de sus acuerdos.

Ascher argumenta, en los capítulos octavo y noveno, que el modelo de expectativas racionales es inadecuado para explicar la forma en que los individuos deciden sobre el futuro. Específicamente, se critican dos supuestos: en primer lugar, se señala que las personas pueden usar lógicas alternativas a las expectativas racionales, en especial en contextos de alta incertidumbre; en vez de elegir la opción que brinde el mejor pago esperado, se puede seguir el consejo de otros, escoger la opción que mejor se entienda o simplemente desistir de realizar alguna acción. El segundo supuesto que se cuestiona es que los resultados (o pagos) tienen una utilidad fija para los individuos. La exposición a ejercicios analíticos —como predicción, planeación, monitoreo o evaluación— puede cambiar el foco de atención de las personas y, en consecuencia, alterar la forma en que valoran ciertos resultados. Por último, Ascher sostiene que cualquier problema suele ser complejo y que, por lo tanto, es posible definirlo de distintas maneras. Dependiendo de las características que enfatice, la definición de un problema puede o no favorecer la visión de largo plazo.

La cuarta sección del libro —compuesta por los capítulos diez, once y doce— probablemente sea la que combina un mayor número de disciplinas. Ascher combina las ciencias de la política pública, el psicoanálisis y la economía conductual para mostrar la importancia de los marcos en la percepción de los individuos. En el décimo capítulo se argumenta que una buena estrategia de comunicación articula tres dimensiones: la fuente que emite el mensaje, el medio por el que se transmite y la forma en que se presenta el contenido. En el decimoprimero capítulo, el autor incorpora conceptos provenientes del psicoanálisis (ello, yo y superyó) para explicar el "principio de la triple apelación" (triple appeal principle). Dado que las personas responden a diferentes tipos de motivaciones, el comportamiento humano es moldeable mediante apelaciones a los impulsos elementales (relacionados con el ello), la razón (ligados al yo) o la consciencia (asociada con el superyó). Para finalizar esta sección, el decimosegundo capítulo analiza el manejo de la heurística. Ascher recuerda que los individuos suelen suplir sus deficiencias analíticas mediante atajos que provienen de preconcepciones, emociones por experiencias pasadas y estados anímicos. En términos generales, se argumenta que "diferentes presentaciones evocan diferentes atajos heurísticos, lo cual llevará a diferentes evaluaciones de los riesgos y oportunidades de los llamados a la visión de largo plazo" (p. 213).

En la quinta sección del libro —que comprende los últimos tres capítulos— Ascher describe los arreglos institucionales que más favorecen a los líderes e iniciativas con visión de largo plazo. Se trata, como señala el propio autor, de capítulos esencialmente políticos, pues "el cambio en el proceso de toma de decisiones inevitablemente afecta la distribución de poder e influencia" (p. 229). En el capítulo trece se explican los arreglos institucionales que permiten identificar, desarrollar, empoderar y proteger los liderazgos con visión de largo plazo. En el penúltimo capítulo, el autor evalúa las implicaciones de modificar el proceso de toma de decisiones. Algunas estrategias propuestas son: reducir las expectativas de las apuestas a corto plazo, modificar los tiempos e inducir demoras en el proceso, y generar una participación inclusiva. En el último capítulo, además de resumir sus principales hallazgos, Ascher señala algunos criterios para escoger entre el gran cúmulo de estrategias que plantea en todo el libro. Señala que deben considerarse elementos como el tipo de cooperación que se busca generar y el tipo de recursos disponibles. Para finalizar, subraya que la mayor parte de las estrategias son altamente sensibles al contexto, por lo que es recomendable la implementación de programas piloto.

Es claro que Bringing in the Future no es sólo —como Ascher afirma— un "inventario" o una "guía para ubicar diversas posibilidades". Se trata de una obra multidisciplinaria y sistemática, en la que abundan los ejemplos de experiencias relevantes, las discusiones teóricas y las clarificaciones conceptuales. Las políticas públicas que Ascher usa como ejemplo son variadas y ocupan una parte importante de prácticamente todos los capítulos. Por su diversidad y relevancia, este acervo es valioso en sí mismo. Sin embargo, la extensión del libro pocas veces permite conocer los detalles de las políticas públicas y, en su mayoría, su función es la de ilustrar la propuesta teórica y metodológica del autor. Es precisamente en estas áreas donde se encuentra la mayor contribución de Bringing in the Future. Ascher logra la complicada tarea de identificar, clasificar y explicar de manera sistemática las interrelaciones entre las estrategias que promueven la visión a largo plazo. Más aún, el autor presenta un enfoque metodológico que consistentemente incorpora hallazgos y conceptos provenientes de la política pública, la economía conductual, el análisis institucional, la psicología y la ciencia política.

Para finalizar esta reseña, es conveniente hacer dos consideraciones sobre el trabajo de Ascher. Primero, muchas de las estrategias propuestas por el autor se basan en estudios, provenientes principalmente de la psicología y la economía conductual, cuya validez externa no es del todo clara. Algunas de las tendencias (e incluso generalizaciones) citadas en el libro se derivan de estudios basados en encuestas o experimentos controlados. Antes de aplicar directamente las estrategias que Ascher deriva de estos hallazgos, convendría revisar trabajos posteriores que los corroboraran, modificaran o rechazaran. Segundo, debe tomarse en cuenta que un gran número de estrategias planteadasen Bringingin theFuture pueden usarse en sentido completamente opuesto a la intención del autor. En circunstancias específicas o con ligeras modificaciones, estas estrategias pueden favorecer acciones y comportamientos cortoplacistas. Dicho de otro modo, las estrategias planteadas por Ascher no son intrínsecamente favorables a la visión de largo plazo. En este sentido, se trata de un catálogo amplio y diverso de estrategias que, en ciertos contextos, pueden ayudar a planear el futuro.

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