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Historia y grafía

versión impresa ISSN 1405-0927

Hist. graf  no.49 México jul./dic. 2017

 

Reseñas

Innumerables vidas, una misma historia: repensando la historiografía jesuítica

Countless Lives for One Same Story: Re-thinking the Jesuitical Historiagraphy

Pablo Abascal Sherwell Raull1 

1 Universidad Autónoma de Querétaro, México

Prosperi, Adriano. La Vocazione: Storie di gesuiti tra Cinquecento e Seicento. Turín: Einaudi, 2016. 250p.


“Esperemos que Prosperi nos obsequie algún día el libro sobre jesuitas que sólo él es capaz de escribir”,1 decía Carlo Ginzburg en su reseña sobre la obra cumbre de este autor, Tribunali della coscienza: Inquisitori, confessori, missionari.2 Este deseo se cumplió casi veinte años después, con la publicación de La Vocazione: Storie di gesuiti tra Cinquecento e Seicento (La vocación: historias de jesuitas entre los siglos XVI y XVII), cuyo título es sugestivo, pues al hablar de “historias de jesuitas”, así, en plural, da la impresión de querer mostrar a estos hombres dentro de su diversidad. Y en efecto, con el objetivo de indagar quiénes eran los miembros de la Compañía de Jesús y escribir este libro, Prosperi rescata las memorias individuales que ellos mismos escribieron acerca de su vocación, para analizar las diversas maneras en que contribuyeron a la construcción de una memoria colectiva de la Compañía de Jesús. A partir del estudio de lo que él denomina “autobiografías”,3 el autor explicita que no busca anular a los jesuitas dentro de la historia oficial de la Orden, sino darle valor a cada uno de ellos como parte de una comunidad, vinculados de modo estrecho a la institución de la que formaban parte.

Prosperi descubre en sus fuentes un rico material que contiene las memorias que los jesuitas escribieron respecto a sus “vocaciones”. Éstas se empezaron a promover y organizar desde la década de 1550 con Juan de Polanco, pero comenzaron a reunirse sistemáticamente desde el generalato de Everardo Mercuriano (1573-1580), y con ello se resguardaron los testimonios de los hombres a los que se les reconocía vocación, para preservar su contribución personal en la construcción de la gran empresa de escribir una historia de la Compañía de Jesús. El modelo a imitar de las autobiografías fue “El relato del peregrino”, de san Ignacio de Loyola, y los testimonios que el autor indaga se encuentran en el Archivum Romanum Societatis Iesu (ARSI) de Roma, en la serie archivística “Vocaciones ilustres”, dentro del legajo “Historia societatis”. El autor enfatiza que las fuentes que dejaron los testimonios consisten en un valioso cuerpo de historias individuales en donde los futuros miembros explicitaban su interés por entrar a la Orden, al narrar las memorias y experiencias de su llamado a la vocación; confluyeron en ellas la suma de varios caminos y vidas. El autor encuentra que todas las historias tienen la misma secuencia, y deja abierta la incógnita de cuál era su raíz.

Inscrita dentro de la historia de las identidades, y utilizando varios testimonios, en su mayoría italianos, esta obra invita al lector a indagar quiénes eran los jesuitas de los siglos XVI y XVII, a quienes muestra como hombres diversos, cuya elección fue construida a través de una elección divina, que respondieron al llamado de Dios a través de su vocación. Ésta se reservaba a pocos, se descubría entre los catorce y dieciséis años y tenía un recorrido que comenzaba con el encuentro con los jesuitas, la confesión, la realización de los ejercicios espirituales, la resistencia de las familias a su ingreso, diversos tipos de tentaciones, hasta por último dar respuesta a la vocación con los votos.

Este trayecto, que Prosperi destaca y analiza sobre el camino del devenir jesuita, está inmerso dentro de la propuesta de dirección de conciencias que el autor planteó en Tribunali della coscienza, el cual trata de cómo la Iglesia católica impuso su dominio en la sociedad italiana moderna y cómo creó una disciplina de la obediencia, la fe y el control del pensamiento. De esta forma, sugiere que la Iglesia creó una sociedad obediente y con normas de autodisciplina, e impuso su hegemonía a través de los miembros que trabajaban en tres instituciones -inquisidores, confesores y misioneros-, quienes le dieron capacidad de mantener su poder mediante una estrategia de control centralizada.4

En esta obra, Prosperi inició una forma de hacer historia que repercutiría también en sus trabajos posteriores; se refirió a la Compañía de Jesús como un cuerpo especializado en la dirección de conciencias.5 En La Vocazione, el autor utiliza estos presupuestos y, al igual que en otros de sus libros, inicia su obra partiendo de temas más actuales; en esta última plantea analogías de la identidad de los jesuitas con los hebreos, por considerarlos seres diversos y elegidos por Dios, o con los comunistas italianos, por tener éstos también la regla de la obediencia en la pedagogía e identificar a los hombres con más talento para que los siguieran. De esta forma, subraya que quienes decidían entrar en la Compañía, vivían desde el inicio controlados bajo principios de poder, autodisciplina y obediencia, reflejados en la práctica de los ejercicios espirituales o la confesión semanal que debían realizar sus miembros.

A partir de las etapas que conllevaba el encuentro con la vocación jesuita, el historiador construye y ordena su libro, dividido en un proemio, tres partes o apartados, que están estructurados en capítulos, y la conclusión. La primera parte se titula “La construcción de la memoria. Las preliminares”, en donde Prosperi analiza cómo eran las narraciones de las autobiografías, sus modelos, así como el control de conciencias que significaba el ingreso a la Compañía y el reforzamiento del vínculo de obediencia, guiado por los ejercicios espirituales, y lo que significaba formar parte de la Compañía de Jesús. Muestra que la entrada en la Orden era escrupulosa, pues a los futuros miembros se les sometía a exámenes de ingreso, así como una rigurosa práctica de la confesión y examen de conciencia cotidianos; se llevaba a cabo una ruptura con el mundo y se adhería su voluntad a Dios. Demuestra cómo se buscó unir los diversos testimonios, en donde narraran sus experiencias, tormentos y conflictos mostrados en sus escritos, para el diseño del proyecto de la historia de la Compañía. Prosperi comienza esta parte con un capítulo específico sobre la vocación del célebre Roberto Bellarmino, la cual contiene episodios edificantes y modelos de comportamiento, que serían ejemplo a seguir también en las demás memorias de jesuitas. Expone su trayecto con su ingreso al colegio jesuita, la batalla contra la voluntad paterna por su decisión y el encuentro de su vocación.

La segunda parte, titulada “La red de pesca del colegio”, se dedica a los colegios jesuitas, la institución más importante de la Orden, centro de acción y lugar de selección rigurosa de personal. El autor plantea que, dentro de sus múltiples y diversos objetivos, se encontraba el de reclutar neófitos, estimulando la vocación de jóvenes que fueran de buen nivel social e inteligencia de calidad. Asimismo, pone énfasis en el recorrido para encontrar su vocación; expone que la resistencia más fuerte que se encontraban eran las propias familias, las cuales veían con desilusión y conflicto la entrada de sus hijos en la Orden, y acusaban a ésta de capturarlos, pues éstos desaparecían de la vida familiar, ya que debían ir a lugares lejanos y hostiles. Explica que si bien los colegios eran un lugar donde se controlaba a los alumnos de los peligros del mundo, el precio de enviar a sus hijos a ellos podía ser alto para las familias por el reclutamiento de muchachos que aquéllos practicaban.

Finalmente, el último apartado, “Vocaciones”, se ocupa de múltiples historias sobre las vocaciones de diversos jesuitas. El autor resalta la perseverancia de éstos y, también, a quienes salieron y abandonaron la Compañía de Jesús por innumerables razones, ya sea porque se fueron por su voluntad debido a su falta de constancia o a la dureza de la penitencia, o bien fueron recuperados por sus familias. El autor considera que hubo un 35% o más de candidatos que abandonaron la Compañía. Entre los numerosos ejemplos de historias, es digno de destacarse la de Giovanni Batista Eliano, quien junto con su hermano dejó el judaísmo para unirse al cristianismo, lo cual dio lugar a un luto familiar; pero el autor muestra su historia como un ejemplo de tenacidad. También expone el caso de Antonio Possevino, quien descubrió su vocación al realizar los ejercicios espirituales. Asimismo, da varios ejemplos de historias en las cuales la entrada de los hijos a la Compañía era un escándalo, como lo es el extraordinario caso del francés René de Ayrault, quien después de ir al colegio a estudiar leyes y decidir convertirse en jesuita, su padre provocó un escándalo público que desembocó en la expulsión temporal de los jesuitas de Francia. En este episodio, así como otros en Padua, el historiador demuestra cómo los problemas familiares de padres e hijos se relacionaron con dificultades de los miembros de la Orden con las universidades y el Estado; en varias ocasiones se tildó a éstos de aliados de España y Roma

Por lo demás, y ya para concluir, pienso que es importante mencionar que la obra de Adriano Prosperi es poco conocida en México, y me atrevería a decir que también dentro del mundo de habla hispana en general,6 a pesar de ser a la fecha uno de los historiadores más respetados en Italia que trata sobre temas religiosos en la época moderna de su país natal, y también sobre Europa y el mundo hispánico en general.7 Partiendo del principio de que el historiador trabaja a partir de problemas, la propuesta de Prosperi es aplicable a varios contextos desde el punto de vista metodológico, por lo que he decidido reseñar este libro escrito en italiano para una revista mexicana. A pesar de las limitaciones que presenta su texto, como lo es su carácter eurocentrista -por no decir casi italianista- para una Orden de carácter global; o bien los cuestionamientos que se le pueden hacer, como son los conflictos familiares derivados de que los vástagos se convirtieran en miembros de ella, que ya ha sido debatido por la historiografía;8 a pesar de ello -decíamos-, aplicar su metodología al caso novohispano podría generar nuevos enfoques a la historia de esta orden religiosa en México. Sugiere preguntas para analizar cómo fue el papel de la Compañía de Jesús como agente en la dirección de conciencias dentro de una sociedad colonial, o también estudiar, en otras fuentes que Prosperi no utiliza en este libro, las autobiografías de quienes fueron a Nueva España, lo que deja al lector especialista en éstos con deseos de conocerlas. Me refiero a las cartas indipetae, que también están resguardadas en el ARSI, y que podrían ser un buen elemento para construir una nueva historia de la Compañía de Jesús a partir de estas fuentes que muestran los deseos jesuitas de ir a tierras lejanas. Así, se podrían analizar las diversas historias y trayectorias de estos miembros, y hacer una comparación con las autobiografías de quienes se quedaban en Europa y quienes salían. Ello abriría nuevos horizontes de discusión y comparación dentro de la diversidad y complejidad de esta orden religiosa. No en vano, Prosperi comienza su libro con una frase magnífica: “Jesuita: una palabra de muchos ecos” (p. VII).

1 Carlo Ginzburg, “Italia, un paese fondato sull’Inquisizione”, La Repubblica (Roma), 14 de enero de 1997, <http://ricerca.repubblica.it/repubblica/archivio/repubblica/1997/01/14/italia-un-paese-fondato-sull-inquisizione.html?refresh_ce>. Consultado el 5 de agosto de 2015. La traducción del italiano al español es mía.

2Adriano Prosperi, Tribunali della coscienza: Inquisitori, confessori, missionari, 2a ed, Turín, Piccola Biblioteca Einaudi, 2009 (1996).

3Prosperi deja claro que el término “autobiografía” no lo usaron los hombres de la época, pero lo utiliza para analizar las fuentes donde los jesuitas narran episodios de su devenir dentro de la Orden. Sin embargo, Prosperi no es el primero en utilizar este término para referirse a las memorias que escribieron los miembros de ésta. Véase, por ejemplo, el trabajo de Pierre-Antoine Fabre, “La misión como visión del mundo. Las autobiografías imaginarias de Giulio Mancinelli (1537-1618)”, en Perla Chinchilla y Antonella Romano (coords.), Escrituras de la Modernidad: los jesuitas entre cultura retórica y cultura científica, México, Uia/ ehess, 2008, pp. 177-203.

4Véase Prosperi, Tribunali della coscienza… op.cit

5Ibidem, p. XXI.

6Si bien Prosperi es citado por algunos historiadores de lengua española, sobre todo peninsulares, la traducción de su obra a este idioma ha sido muy escasa. Su único libro vertido a éste es El Concilio de Trento: una introducción histórica, Madrid, Junta de Castilla y León, 2008 (2001). Asimismo, su presencia en las bibliotecas de nuestro país es casi inexistente. En agosto de 2016, dentro de los acervos más importantes de México, sólo había un ejemplar del libro antes citado en la biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México.

7A pesar de los elogios y el impacto de la obra de Prosperi en la historiografía italiana, es justo señalar que ésta no se encuentra exenta de críticas. Un ejemplo es el de Giovanni Romeo, quien en la revista Quaderni Storici critica el papel que Prosperi le da a la centralización romana por imponer sus estrategias de control; se refiere a Tribunali della coscienza como un libro con tesis débiles y poco convincentes. Vid. Giovanni Romero, “Sui ‘Tribunali della coscienza’ di Adriano Prosperi”, Quaderni Storici, 35, núm. 3, diciembre 1999, pp. 796-800.

8Véase Aliocha Maldavsky, “Entre mito, equívoco y saber: los jesuitas italianos y las misiones extraeuropeas en el siglo XVII”, en Marie-Lucie Copete et al. (coords.), Missions de evangelisation et circulation des savoirs: XVI-XVIII siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 2011, pp. 41-57.

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