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Historia y grafía

versión impresa ISSN 1405-0927

Hist. graf  no.48 México ene./jun. 2017

 

Expediente

Arthur C. Danto

Reflexiones en torno a la filosofía de la historia de Arthur Danto

Reflections on Danto’s Philosophy of History

Fernando Álvarez Ortega1 

1Departamento de Filosofía-Universidad Iberoamericana, México


Resumen:

El presente artículo analiza la propuesta de Arthur Danto en torno a los enunciados narrativos a la luz del planteamiento de Carl Hempel en torno a las leyes generales de la historia; además considera la posibilidad de aplicar una lógica temporal al estilo de Arthur Prior para validar el aspecto coherentista y científico de ese tipo de enunciados.

Palabras clave: Danto; Hempel; filosofía de la historia; Prior; narrativa

Abstract:

This article analyzes Arthur Danto’s proposal regarding narrative statements through the lenses of Carl Hempels general laws of history. It also considers the possibility of applying a temporal logic to Arthur Prior’s style, in order to validate the coherentist and scientific aspect of said statements.

Keywords: Danto; Hempel; Prior; Philosophy of history; narrative

Este breve ensayo lo escribo con la finalidad de que sirva como homenaje a Arthur Danto, quien se constituyera en uno de los grandes impulsores de la discusión en torno al valor epistemológico de los enunciados históricos, al caracterizarlos como narrativos. En el fondo, este escrito sólo incluye muchas reflexiones y pocas aportaciones.

Señalado lo anterior puedo iniciar diciendo que Danto publicó hace cincuenta años una obra, que se convirtió en clásica, a la que tituló Analytical Philosophy of History.1

Y lo que acabo de afirmar resulta que es una proposición narrativa e histórica desde la perspectiva de Danto. Para lograr una mayor claridad en lo que quiero señalar repito el enunciado: “Danto publicó hace cincuenta años una obra, que se convirtió en clásica, a la que tituló Analytical Philosophy of History”. Y este enunciado es histórico y no tiene nada de literario, al menos en este contexto en que lo estoy formulando; aclaro que utilizo “literario” en el sentido de novelesco.

Inicio de esta manera porque parto del postulado de que si se analizan los enunciados narrativos que son propios de la historia es porque, en el fondo, lo que está a discusión es el valor epistemológico de las afirmaciones que ésta está realizando. Si no hubiera una preocupación en torno al valor de conocimiento, no se cuestionarían o estudiarían las condiciones de narratividad de ciertos enunciados; eso no tendría valor alguno.

Hay que recordar que dicho valor epistemológico fue considerado por Carl Hempel en su artículo en torno al funcionamiento de las leyes generales en la historia,2 y que dentro de esa misma línea de pensamiento, Danto intentó dar sentido a las afirmaciones hempelianas a través de la postulación de enunciados narrativos. Con esto se salvaban las críticas cotidianas al desmedido cientificismo de la propuesta de Hempel.

Hempel: explicación científica

Hempel3 divide a la investigación científica en dos tipos de ciencias: por un lado, las ciencias empíricas y, por otro, las que denomina ciencias no empíricas. La pretensión de las ciencias empíricas es la exploración, explicación y predicción de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo. Estas ciencias obtienen su apoyo empírico de la experimentación, la observación sistemática, las entrevistas o estudios y las pruebas psicológicas o clínicas; esto es, de la carga empírica de sus enunciados. Además, las ciencias empíricas se dividen en naturales como la física, la química, la biología y las zonas limítrofes; y en ciencias sociales, como la sociología, la ciencia política, la antropología, la economía, la historiografía y las disciplinas relacionadas. Por último, las ciencias no empíricas son la lógica y las matemáticas. Es precisamente el primer grupo el que interesa a nuestro estudio.

Es evidente que esta división propuesta por Hempel se ciñe a las distinciones planteadas por el empirismo lógico en torno a las ciencias; esto es, la escuela epistemológica que tiene como máximo representante al denominado Círculo de Viena y como contraparte alemana a la llamada Escuela Empirista de Berlín, de la que Hempel es miembro. La segunda establece que la historia es una de las ciencias sociales y que ésta, como todas ellas, es una ciencia de carácter empírico; esto es, sus enunciados poseen una carga empírica definida y establecida con claridad. Ahora bien, las ciencias tienen formas de proceder definidas y no únicas, es decir, la forma de trabajo de las ciencias empíricas y de las no empíricas es diferente, pero cada tipo tiene ciertos rasgos de procedimiento comunes. Mientras las ciencias no empíricas se ciñen a procederes de tipo axiomático, teniendo como validez epistemológica a la coherencia, no debe entenderse de esto que las ciencia no empíricas son informativas de la realidad; mientras que las empíricas se apegan a otras formas, en donde la validez de sus afirmaciones se establece en un intrincado procedimiento que combina las constataciones de carácter empírico con el respeto a la coherencia de enunciados antes aceptados.

Hempel4 establece que la finalidad de la formulación de leyes y teorías es la predicción de sucesos futuros, siendo, precisamente, esa característica la que se cuenta como una de las más altas realizaciones de la ciencia. La posibilidad de prever un acontecimiento futuro de acuerdo con conocimientos previos genera uno de los tipos de conocimiento más seguro, estable y confiable. Así, tanto lo que se denomina “ciencia empírica” como la “explicación científica” abarcan todos los ámbitos de la investigación empírica y toda disciplina que posea contenido empírico, como la historia en nuestro caso. Desde esta perspectiva, son explicaciones de corte científico aquellas que dan respuesta a preguntas del tipo: “¿por qué César conquistó la Galia?” o “¿por qué Hitler invadió Polonia?”. Estas preguntas presentan la estructura sintáctica: “¿Por qué p?” o “¿por qué se da el caso de que p?”, en donde p es un enunciado empírico que requiere una explicación, ya que este enunciado forma parte de una pregunta de estructura “¿por qué?”. Éstas son preguntas que piden razones o, como Hempel las llama, preguntas epistémicas. Las preguntas de este tipo, en el fondo, son preguntas que están relacionadas con formulaciones del tipo “¿por qué debe creerse que p?” o “¿qué razones hay para creer que p?”. De esta forma, responder a la pregunta “¿por qué se da el caso que p?”, proporciona una respuesta potencial a su correspondiente pregunta epistémica: “¿qué fundamentos hay para creer que p?”.

Por lo anterior, es necesario considerar los planteamientos que realizan Hempel y Oppenheim5 en torno a la explicación cien tífica en tanto que necesarios para entender su aplicación a la historia y su planteamiento en torno al papel que juegan las leyes generales dentro de la misma. Para ellos, explicar un fenómeno consiste, siendo a la vez objetivo de la indagación racional, en responder a la pregunta “¿por qué?”, como había indicado en el párrafo anterior. La explicación científica se divide en dos constitutivos mayores, a saber:

  1. Explanandum. El enunciado que describe el fenómeno a ser explicado (no el fenómeno mismo).

  2. Explanans. La clase de enunciados que son aducidos para hacer un recuento del fenómeno.

De esta división en constitutivos mayores se infiere que cualquier explicación científica se encuentra en un plano de lenguaje. Este último es considerado como un sistema de enunciados. Por lo tanto, desde la concepción de Hempel, los elementos significativos del lenguaje son o bien preguntas -las que permiten una respuesta asertiva- o enunciados -descriptivos o explicativos-.

Además, una explicación coherente debe satisfacer condiciones de adecuación tanto lógicas como empíricas.

La primera condición lógica establece que explanandum debe ser una consecuencia lógica del explanans.

La segunda establece que el explanans debe contener leyes generales y éstas deben ser requeridas para la derivación del explanandum.

La tercera, también lógica, sostiene que el explanans debe tener contenido empírico; esto es, debe ser capaz, al menos en principio, de prueba a través de experimento u observación.

La cuarta, que es la única condición empírica, sostiene que los enunciados que constituyan al explanans deben ser verdaderos.

El esquema del modelo de explicación científica propuesto

por Hempel y Oppenheim6 es el siguiente:

La explicación científica viene a ser importante en razón de su potencial predictivo, de su capacidad de anticipar nuevas ocurrencias y de su poder de controlar los cambios en el medio ambiente. El tipo más común de explicación científica es la explicación causal. En ésta se establece que si E describe un evento particular, entonces, podría decirse que las circunstancias antecedentes descritas en los enunciados C1, C2, …, Ck son la causa del evento, en el sentido de que existen ciertas regularidades empíricas, expresadas por las leyes L1, L2, …, Lr, que implican que, en donde quiera que ocurran las condiciones de la clase indicadas por C , C , …, C , ocurrirá un evento de la clase descrito en E.7

Por último, debemos considerar que la explicación científica sostiene que el concepto de ley general sólo aplica a enunciados verdaderos, lo que deja fuera enunciados que tuvieran carga de plausibilidad. Esta noción podría estorbar a la noción de historia que quiere construir.

Del concepto de explicación que desarrollan tanto Hempel como Oppeinheim se derivan dos modelos, a saber: el Modelo Deductivo Nomológico (MDN) y el Modelo Probabilístico Inductivo (en adelante MPI). Éstos son los únicos modelos de explicación científica. La finalidad de los modelos es el intento de exhibir la estructura lógica de los tipos de explicación científica, las dos maneras en que la ciencia empírica responde a la pregunta “¿por qué?”.

De acuerdo con este modelo es que ciertas leyes o principios teóricos (L1, L2, …, Lr), en el sentido de que su ocurrencia puede ser inferida de estas leyes tomadas en conjunción con un conjunto de enunciados (C1, C2, …, Ck), describen ciertas circunstancias particulares empíricas.

Para sostener la validez del modelo MDN, el explanans debe contener algunas leyes generales que sean necesarias para la deducción del explanandum; sin ellas, el razonamiento expresado en MDN viene a ser inválido. Por la ley de verdad de la conjunción, en una lógica bivalente sabemos que, si la conjunción de los enunciados del explanans es verdadera, entonces, el explanandum es verdadero, ya que la relación lógica que se establece dentro de la estructura del MDN es la de un condicional del tipo:

(C1.C2, ..Ck. L1.L2, ..Lr)E

Así, dado que el antecedente es verdadero, por necesidad el consecuente debe serlo para que el enunciado en conjunto sea verdadero y el modelo sea válido. También, recibe validez por la regla del Modus Ponendo Ponens, ya que ante un enunciado de esa naturaleza, el enunciado E se deduce si, y sólo si, se da el antecedente. En consecuencia, el MDN tiene una validez lógica impecable.

El proceder de la ciencia empírica se establece en concordancia con el MDN, sean éstas ciencias naturales o sociales. De esta manera, Hempel asegura la validez de los enunciados científicos, en tanto que son lógicamente inferidos y, en consecuencia, validados en razón de lo que se explica. Estos enunciados se construyen basándose en la concordancia que se establece entre los casos particulares y las leyes generales y se asegura de esta manera la justificación de su contenido empírico y su contenido teórico. Aunque, como su nombre lo indica, el mdn es un método deductivo, la ciencia también trabaja con elementos probabilísticos, el MPI.

En su Filosofía de la ciencia natural, Hempel, refiriéndose a las ciencias sociales, afirma que “el explanans implica al explanandum no con ‘certeza deductiva’, sino sólo con cuasi-certeza o con un alto grado de probabilidad”.8 La distinción entre los métodos deductivos y probabilísticos consiste en la distinción que se realiza entre las explicaciones nomológico-deductivas y las explicaciones probabilísticas. Las primeras presentan un subsunción deductiva bajo leyes universales; las probabilísticas llevan a cabo una sub-sunción inductiva bajo leyes probabilísticas. La distinción entre ambos modelos descansa sobre el tipo de ley que cubre al enunciado resultante.

El problema radica en la aplicación de alguno de estos modelos a las ciencias sociales, sobre todo, a la historia, como se verá más adelante.

La historia y su funcionamiento

Vista la manera en que procede la ciencia, hay que ver la manera en que Hempel ilustra ese funcionamiento para la historia.

En primer lugar, tengo que recordar que es gracias a estas reflexiones en torno a la historia que Hempel hace renacer el interés por la filosofía de la historia en la tradición anglosajona. Viene a ser una actualización de la discusión, en tanto que la incorpora a las formas de reflexión de la filosofía analítica y abandona las discusiones románticas propias del idealismo alemán, en donde la historia tiene un sentido, marcha hacia un fin. Con Hempel, la historia es un tipo de conocimiento regulado por principios objetivos que representan los acontecimientos tal y como sucedieron, respondiendo a leyes generales o, al menos, probabilísticas.

Hempel9 llama la atención hacia la creencia generalizada en torno a la historia, que afirma que esta disciplina sólo trata de hechos particulares del pasado y no de la búsqueda de las leyes generales que regirían esos hechos. La historia describe en exclusiva hechos pasados que son, por naturaleza, irrepetibles, inefables, usando una terminología tradicional en filosofía; por esta razón, resulta imposible reducirlos a principios o leyes, en tanto que los seres que son sujetos de la historia son únicos, así como sus acciones. Hempel pone en duda estas creencias. La historia, como cualquier forma de conocimiento que tiene pretensiones de verdad, está regida por principios, por leyes que regulan su desarrollo, por explicaciones y por predicciones.

Hempel parte de la hipótesis, que intentará demostrar al mismo tiempo, de que las leyes en la historia, así como su funcionamiento, son análogas a las leyes de las ciencias naturales. Si las leyes son análogas, entonces, la historia es una ciencia, ya que si las ciencias naturales están basadas en leyes, y las leyes de la historia son análogas a las leyes de las ciencias naturales, entonces, la historia es análoga a las ciencias naturales, esto es, es una ciencia.

Para lograr postular a la historia como una ciencia, introduce al MDN o al MPI y demuestra, de esta manera, que no existe diferencia alguna entre la historia y las ciencias naturales, ya que ambas explican sus temas en términos generales o, al menos, probabilísticos. La captación de la individualidad singular en la historia es igual que en física o química.

En tanto que ciencia, la explicación histórica puede someterse a pruebas objetivas, como:

  • Una comprobación empírica de los enunciados que establecen condiciones determinantes.

  • Una comprobación empírica de las hipótesis universales sobre las que se basa la explicación.

  • Una investigación en torno a si la explicación es lógicamente concluyente.

Por otro lado, la historia debe mostrar, también, la característica de la predicción. La predicción entendida como el proceso de derivar un enunciado sobre un cierto futuro a partir de enunciados que describen ciertas condiciones pasadas o presentes conocidas y de leyes generales adecuadas. Por ejemplo, si los acontecimientos pasados muestran que cada vez que se erige un gobierno dictatorial se producen condiciones de terror e injusticia en la población general, podemos inferir que, ahora que surgen gobiernos con esa característica dictatorial, se presentarán condiciones de terror e injusticia. En este caso, las leyes generales de la historia me permiten predecir acontecimientos históricos futuros.

Desde esta perspectiva, Hempel señala diferencias sustanciales entre explicar y predecir. La explicación consiste en la búsqueda de las condiciones determinantes de un hecho ya acontecido, mientras que la predicción es el proceso inverso: conociendo las condiciones determinantes, se infiere, se predice, el hecho que va a suceder. De tal forma que tanto explicación como predicción poseen una igualdad estructural, sólo que representada inversamente.

Además, aparte de las características anteriores que la historia comparte con cualquier ciencia, ésta debe aspirar a demostrar que el hecho estudiado no se da por azar, sino que es el resultado de acontecimientos anteriores o condiciones simultáneas. Un problema que surge es que la mayoría de los historiadores niegan el hecho de que trabajan con leyes, ya que no formulan de manera explícita las regularidades generales que suponen. Hay que resaltar el hecho de que las explicaciones históricas están fundadas, por lo general, en la probabilidad más que en condiciones universales. Habría también que resaltar que este hecho es más común en cualquier tipo de ciencia de lo que, a simpe vista, se estaría dispuesto a aceptar. En el caso de la historia, esta probabilidad genera un esbozo de explicación, en donde existe una referencia, con cierto grado de vaguedad, a las leyes y a las condiciones iniciales. Estos elementos deben ser completados para poder generar una explicación con pleno sentido.

Lo que debe quedar claro es que el funcionamiento de la historia como ciencia es igual al funcionamiento de cualquier ciencia; no puede existir una diferencia de funcionamiento en tanto que ciencia. Esto es, la historia, en tanto que ciencia, debe incluir al MDN o al MPI.

Puedo aseverar que el postulado más importante de la visión de Hempel en torno a la historia es la equiparación que realiza entre ésta y las ciencias naturales, puesto que afirma que tienen formas de trabajo análogas. A esto se ha objetado que la historia trata de acontecimientos particulares, protagonizados por individuos concretos, que no pueden ser reducidos o explicados a través de leyes generales. En el fondo, lo racional que está estableciendo Hempel es que las leyes científicas naturales buscan regir en ámbitos generales; así, algo tan simple como el principio que establece la temperatura a la que hierve el agua, esto es, 100º Celsius bajo ciertas condiciones, no busca corroborar el principio en cada uno de los casos particulares que pudieran darse en un momento determinado. En cambio, los historiadores, desde una perspectiva cientificista, sí han intentado determinar la validez de algún principio general que pudiera ser establecido para cada uno de los casos particulares especificados, lo que elimina la posibilidad de comprobar la validez de los mismos. Es tanto como trabajar suponiendo que, en situaciones epistemológicas ideales, a cada hecho histórico le corresponde una ley y, como cada hecho histórico es irrepetible, entonces, a cada hecho histórico le corresponde una ley sólo válida para ese hecho. De esta manera, se elimina la posibilidad de la existencia de leyes generales (científicas) que rijan el comportamiento histórico. Hay que recordar que no todas las muestras de agua hierven a la temperatura establecida por el principio, lo que no lo invalida. Debe quedar claro que las leyes científicas tratan de condiciones ideales, no de condiciones específicas de casos particulares. Una característica de la ciencia natural que no cumple la historia es aquella búsqueda de sistemas cerrados; en historia, no existen los sistemas cerrados, aislados y reproducidos artificialmente en el laboratorio, independientes de toda posible influencia exterior. Esto provocaría que la historia -en conclusión, cualquier ciencia social- no pudiera obtener leyes a la manera de las ciencias naturales, lo que descalificaría la posición de Hempel. Sin embargo, como señalaré más adelante, las críticas se movieron sobre otros derroteros.

En relación con la exposición y justificación que realiza Hempel en torno a las leyes generales en la historia, debo señalar que su tesis se basa en lo que podría denominar un principio de simetría entre la explicación y la predicción, el cual se apoya en dos principios:

  • El principio de invariancia empírica. Las leyes son o dependen de regularidades empíricas.

  • El principio de confirmación de la instancia. Las leyes se confirman (o rechazan) a través de sus instancias.

De lo anterior, puedo señalar que del principio de invariancia se siguen una serie de teorías en torno a la noción de causalidad, explicación, predicción, la simetría entre la explicación y la predicción y sobre el desarrollo del conocimiento científico en general; del principio de confirmación se siguen las teorías en torno a la noción de demarcación, el criterio que establece lo que es ciencia y la distingue de lo que no lo es. En este punto, debo señalar que Hempel, en tanto que empirista lógico, continúa sosteniendo nociones como la demarcación. De aquí se desprende una posible justificación a la teoría que nos ocupa en torno a la validez científica del conocimiento histórico.

El problema en Hempel es que no ofrece ejemplos históricos en donde se pueda vislumbrar el funcionamiento de posibles leyes generales. Es decir, Hempel infiere la validez del conocimiento histórico en tanto que parte de las ciencias sociales, esto es, la historia es válida porque, al ser una ciencia social, es análoga, en funcionamiento, a la ciencia natural.

Hempel elimina las opciones que había abierto Neurath para la historia. Neurath sostenía la posibilidad de contar con diferentes historias para un mismo acontecimiento, ya que la verdad no es eje rector de la disciplina histórica, sólo era una exigencia en torno al contenido empírico de los enunciados. Sin embargo, con Hempel sí se establecen los ideales empiristas lógicos de conocimiento científico y se cierra la puerta a los desarrollos y posibilidades neurathianos. Los modelos hempelianos aceptan en exclusiva una sola visión de la historia como válida y, sobre todo, verdadera. Hay que resaltar un punto: mientras Neurath sí conocía, por formación, la forma de trabajo de las ciencias sociales, Hempel es un filósofo de la ciencia, en el sentido anglosajón del término, que acepta como válido nada más el conocimiento que se apega a esa forma de trabajo. Puedo afirmar, en conclusión, que, respecto de los derroteros abiertos por Neurath, Hempel significa un retroceso fundado en la ortodoxia positivista.

Las consideraciones de Danto

Tomando en cuenta estas consideraciones y tratando de salvar la plana de Hempel es que Danto postula los denominados enunciados narrativos, mismos que se encuentran dentro del plano histórico, y poseen una característica que no estaría necesariamente presente si nos encontráramos en un plano de ficción. Danto, refiriéndose a los enunciados narrativos, afirma que, por lo general, se encuentran en tiempo pasado y que sería incoherente considerarlos en cualquier otro tiempo; así, de alguna manera cierra el tratamiento sólo al pasado.

Vuelvo a resaltar la característica: los enunciados narrativos son temporales y en los enunciados narrativos históricos su temporalidad es el pasado, al menos dentro de la propuesta de Danto. Así, el enunciado narrativo pasado versa sobre algo que ha existido, ésa es la idea de pasado que se encuentra subyacente a la teoría de Danto o, si se quiere, se puede afirmar que el enunciado narrativo histórico se subsume al pasado. Repito: la historia está subsumida al pasado, a lo acontecido.

Establecidos los puntos anteriores puedo empezar a introducir algunos elementos de la lógica temporal. Los propongo basándome en la hipótesis de que la introducción de elementos lógicos en la discusión puede sostener una noción coherentista de la verdad en la historia. Esto lo afirmo porque el carácter fundamental de cualquier enunciado es que éste posea algún tipo de valor de verdad dentro de lógicas bivalentes o que carezcan del mismo dentro de lógicas polivalentes en el sentido de Lukasiewicz, recordando que la carencia del valor de verdad (ni verdadero/ni falso) es la tercera opción dentro de sus valores posibles (o verdadero o falso o ni verdadero/ni falso). Una noción de la verdad como coherencia salvaguarda la verdad dentro de los enunciados lógicos, una vez acontecidos, al ofrecer tres posibilidades directas.

Recordemos, para iniciar, que Arthur Prior es quien introduce o desarrolla la denominada lógica temporal, esto es, una lógica que pueda dar cuenta de enunciados del tipo: “mañana se llevará a cabo una batalla naval”, ejemplo típico de Aristóteles.

Prior sostiene que la filosofía, así como la lógica, no trata principalmente acerca del lenguaje, sino del mundo real, el lenguaje formal. La teoría que afirma que la lógica trata sólo de símbolos y no de cosas, es falsa; en esto se asemeja, de forma remota, a Bertrand Russell cuando éste afirma que es bajo el simbolismo en donde yacen los verdaderos problemas filosóficos.

Desde la perspectiva prioriana10 esta nueva lógica temporal viene a involucrar dos operadores modales nuevos, que poseen la característica de ser operadores modales no aléticos, a saber:

  • será el caso que, y

  • ha sido el caso que.

Estos dos nuevos operadores modales trabajan en conjunto con los operadores modales aléticos de “necesidad” y “posibilidad”.

Así, los operadores modales temporales para enunciados históricos narrativos vendrían a ser:

  • El operador “P”: “ha sido, en algún momento, el caso que”

  • El operador “H”: “ha sido siempre el caso que”.

No aplicando los operadores temporales “F” (“será, en algún momento, el caso que”) y el “G” (“será siempre el caso que”).

Si esto es correcto, mi enunciado original “Arthur Danto publicó hace cincuenta años una obra, que se convirtió en clásica, a la que tituló Analytical Philosophy of History” se convertirá en un enunciado temporal del tipo: “Ha sido, en algún momento, el caso que Arthur Danto publicara hace cincuenta años una obra, que se convertiría en clásica, a la que tituló Analytical Philosophy of History”.

Lo anterior lo considero importante ya que el problema que está enfrentando Danto es el relativo a la fundamentación de la verdad de los enunciados narrativos históricos: cómo puede ser verdadero un enunciado histórico; sobre todo, aceptando que el o los objetos sobre los cuales se pudiera ejercer algún tipo de constatación (sea verificación o falsación, o de algún otro tipo) ya no existen. Problema que, al resolverse, zanjaría de tajo los problemas de validez epistemológica de la historia; tal vez, la revisión de los aspectos del tipo de existencia que poseen las entidades históricas, que resultaría en una revisión de sus principios o compromisos ontológicos.

Habría que agregar que, curiosamente, es el mismo problema que enfrenta la biología evolutiva; por ello, curiosamente también, la biología, sobre todo la evolutiva, es narrativa.

Asimismo hay que señalar que se liga a este problema el relativo a la verdad de los enunciados futuros que son fruto, o que se desprenden, del enunciado histórico. Parecería que, en el fondo, se está intentando dar a la historia la característica predictiva del conjunto de ciencias físicas, algo que se encuentra muy arraigado en la concepción hempeliana y que, parece, no puede ser abandonado.

Lo anterior puede llegar a tener sentido si intentamos ver la relación entre la lógica temporal y la necesidad histórica, relación que, asimismo por curiosidad, fue tratada por el filósofo medieval Guillermo de Ockham y considerada por Prior.

Este tratamiento parte de un elemento fundamental, a saber: que el pasado no se puede modificar. Lo establecido por los enunciados narrativos históricos posee la característica de verdad o falsedad dependiendo de su nivel de representatividad respecto de ese pasado ya dado; sin embargo, el futuro se mueve por derroteros diferentes, ya que puede tomar diferentes cursos posibles. La originalidad de la posición de Ockham es que, en cada momento, un futuro posible es considerado real (aclarando que real no implica existencia, sino sólo posibilidad) y es en relación con este futuro que los enunciados en tiempo futuro son evaluados. Así, desde esta perspectiva, el flujo natural del tiempo se considera arbóreo, en lugar de la concepción tradicional del tiempo como lineal. Esto significa que el tiempo, en lugar de ser considerado como un movimiento que marca un antes y un después, es visto como la marcha entre un antes y una serie de posibilidades posteriores, no una sino muchas, como las ramas de un árbol. Gracias a esta concepción del tiempo es que las formulaciones temporales son evaluadas en relación con un instante de tiempo y a la historia que contenga esos instantes.

Esto significaría que si parto de un instante, esto es, de un enunciado del tipo de “César conquistó la Galia”, todas las posibilidades que se desprendan de ese instante son reales y deben ser coherentes con el mismo. De su conquista de la Galia no se puede seguir que, después, fuera electo presidente de Estados Unidos; aquí existiría una violación flagrante a las categorías de tiempo y lugar. Nada más se deben seguir enunciados que marquen relación con el instante de tiempo del cual se parte. De esta manera aseguro la coherencia de los acontecimientos y, en consecuencia, sus posibilidades de verdad. Se podría agregar: una instanciación típica que apoya a una concepción de la verdad como coherencia.

En este punto hay que llamar la atención en torno a una característica que, curiosamente, se presenta sólo si se parte de un tipo extremo de positivismo lógico, como es aquél del ya mencionado Hempel; y es que los enunciados históricos deben describir los hechos de forma tal que la verdad se presente de forma absoluta. La posición a la que quiero hacer referencia la postula otro positivista lógico, Otto Neurath,11 cuando afirma que la historia consiste en aproximaciones paulatinas a la verdad (noción que ya había insinuado más arriba). Estas aproximaciones posibilitan que existan diferentes historias de un mismo acontecimiento; desde la perspectiva de Neurath la verdad viene a ser aproximativa o, si se prefiere, probabilística. Estas postulaciones posibilitan la existencia de diferentes formulaciones del hecho pasado, enunciados narrativos diferentes y, claro está, abren posibilidades de eventos futuros reales desde la perspectiva de la lógica temporal. Se resalta que la posición de Neurath está fundada en una justificación de las ciencias sociales como disciplinas científicas; la historia, desde su perspectiva, es una de las ciencias sociales, y justifica de esta manera la existencia de puntos de vista divergentes dentro de ella.

Por otro lado, la posición de Neurath antecede los puntos de vista contemporáneos en donde se muestra que ya no se busca la certeza absoluta, sino aproximaciones estadísticas como acercamientos a lo verdadero; estas aproximaciones están fundamentadas en la información analizada. De tal manera que la posibilidad de los eventos futuros se ve reforzada cuando la información base es más amplia.

Desde esta perspectiva, los datos históricos pudieran servir para predecir acontecimientos futuros.

Para finalizar hay que resaltar y llamar la atención hacia ciertos puntos:

  1. Para entender el funcionamiento de los enunciados narrativos, éstos deben estar contextualizados; afirmación que, aunque es una obviedad, sirve como criterio de demarcación entre enunciados históricos y no históricos. Elemento que serviría para distinguir, también, lo histórico de lo literario. Hay que aclarar que la contextualización es hacia elementos que hayan existido o que continúen existiendo, y no hacia elementos englobalizadores de la narración.

  2. Como cualquier enunciado, el enunciado histórico narrativo cumple con principios; pero no puede cumplir con los requisitos de la lógica bivalente. Hay que tener presentes los ejemplos aristotélicos en torno a los futuros contingentes; se necesita la postulación de otro tipo de lógica, la temporal. Pero resguardando el valor de verdad, que sí lo tienen, de los enunciados históricos.

  3. La consideración de la lógica temporal asegura la coherencia de los enunciados en sistemas mayores. Esto significa que de los enunciados pasados sólo pueden proyectar ciertas posibilidades futuras reales que están en concordancia con ellos.

Por último, estas reflexiones, limitadas y tendenciosas, nada más intentaban mostrar posibilidades de reflexión en torno al conocimiento histórico y, además, servir de homenaje, al ser un pretexto, a la aportación que realizó Arthur Danto al tema de la filosofía analítica de la historia en lo particular, y a la filosofía de la historia en general.

Bibliografía

Danto, Arthur C. Narration and Knowledge: Including the Integral Text of “Analytical Philosophy of History”, Nueva York, Columbia University Press, 1985. [ Links ]

Hempel, Carl. Filosofía de la ciencia natural, Madrid, Alianza, 1999. [ Links ]

______,La explicación científica: estudios sobre la filosofía de la ciencia, Barcelona, Paidós, 1979. [ Links ]

______, “La función de las leyes generales en la historia”, en La explicación científica: estudios sobre la filosofía de la ciencia, Buenos Aires, Paidós, 1979, pp. 307-324. [ Links ]

______,y Paul Oppenheim. “Studies in the Logic of Explanation”, Philosophy of Science, vol. 15, núm. 2, abril 1948, pp. 135-175. [ Links ]

Neurath, Otto. Fundamentos de las ciencias sociales, Granada, Comares, 2007. [ Links ]

Prior, Arthur N. Papers on Time and Tense, Oxford, Clarendon Press, 1968. [ Links ]

1 Cfr. Arthur C. Danto, Narration and Knowledge: Including the Integral Text of “Analytical Philosophy of History”.

2Cfr. Carl Hempel, “La función de las leyes generales en la historia”.

3Carl Hempel, Filosofía de la ciencia natural, p. 1.

4Carl Hempel, La explicación científica: estudios sobre la filosofía de la ciencia, p. 329.

5Carl Hempel y Paul Oppenheim, “Studies in the Logic of Explanation”, pp. 135-175.

6Ibidem, p. 138.

7Ibidem, p. 139.

8Hempel, Filosofía de la ciencia natural, op. cit., p. 92.

9Ibidem, pp. 233 y ss.

10Cfr. Arthur N. Prior, Papers on Time and Tense.

11Cfr. Otto Neurath, Fundamentos de las ciencias sociales.

Recibido: 08 de Febrero de 2016; Aprobado: 06 de Octubre de 2016

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