Cuando elaboramos un manuscrito la primera impresión es lo más importante, por lo tanto, la introducción debe estar bien escrita.

Preguntas que uno debe plantearse:

“El conejo blanco se puso las gafas. ¿Por dónde debo empezar, con la venia de su majestad?, preguntó. Empieza por el principio, dijo el rey con gravedad, y sigue hasta llegar al final; allí te paras”. Estas palabras describen con sencillez y elegancia cómo empezar a contar una historia, los autores científicos pueden ser considerados como narradores de historias.¹ Muchos desestiman esta sección, pero para los editores es importante.

La introducción debe estar bien escrita, ya que no habrá una segunda oportunidad si no se dejó una buena impresión en la primera.

Faber señala que uno de los errores que más ha observado es que la introducción es demasiado larga, y destaca que la regla de oro es que no exceda de 10% del recuento total de palabras del artículo.¹ El segundo error más frecuente es la falta de coherencia; subraya que los autores deben ir dirigiendo al lector hacia los objetivos del artículo.¹

Sugiere también incluir un número considerable de referencias, evitar citar los nombres de los autores, es mejor poner el número de la cita, aunque se puede hacer si tiene relevancia.¹

No es necesario mencionar cada artículo del tema que se está tratando, se debe llevar a cabo una cuidadosa selección de los artículos más pertinentes.²

Se puede empezar como una historia interesante, la descripción de una experiencia vivida, incluyendo datos relevantes.³ Es como estar frente a la puerta de entrada de una ciudad glamorosa, pero en ocasiones la puerta no nos deja entrever todo lo que tiene la ciudad, por lo que la introducción puede ser el acceso a esa ciudad.⁴

Puntos a tomar en cuenta al escribir la introducción:⁴

Con todo esto debemos enganchar o atraer a los lectores y que de esta forma se interesen en leer el artículo completo, y se digan a sí mismos: ¿Por qué no había pensado en esto antes?²