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Revista Chapingo. Serie horticultura

versão On-line ISSN 2007-4034versão impressa ISSN 1027-152X

Rev. Chapingo Ser.Hortic vol.19 no.3 Chapingo Set./Dez. 2013

https://doi.org/10.5154/r.rchsh.2012.05.029 

México: factores explicativos de la producción de frutas y hortalizas ante la apertura comercial

 

Mexico: factors explaining fruit and vegetable production under free trade

 

Daniela Cruz-Delgado; Juan Antonio Leos-Rodríguez*; J. Reyes Altamirano-Cárdenas

 

Universidad Autónoma Chapingo, Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial. km 38.5 Carretera México-Texcoco. Chapingo, Estado de México, MÉXICO. C. P. 56230.Tel. (595) 952 15 00 ext. 6020 Correo-e: jleos45@gmail.com (*Autor para correspondencia)

 

Recibido: 31 de mayo, 2012
Aceptado: 4 de octubre, 2013

 

Resumen

El patrón de cultivos de México ha evolucionado por las características propias de la actividad y las condiciones climatológicas que determinan en gran medida los volúmenes anuales de producción, afectados directamente por las variaciones en la superficie sembrada y cosechada y los rendimientos unitarios. Las tendencias en los hábitos de consumo y en los precios de los productos también son factores determinantes en la decisión de los agricultores sobre qué cultivos sembrar o plantar. La producción agrícola responde a la demanda derivada de la apertura comercial del país, acentuada con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994. El objetivo principal de esta investigación fue cuantificar los factores explicativos del crecimiento de la producción de frutas y hortalizas en México durante el periodo 1994 a 2009, a través de los efectos de la superficie, rendimiento, estructura de usos del suelo y su efecto combinado. Se utilizó la metodología de FAO (Gómez, 1994). El aumento de la superficie explica el 100 % del crecimiento de la producción de frutas, y el rendimiento explica 72.6 % del crecimiento en la producción de hortalizas. México es el principal proveedor de estos productos para Estados Unidos y el valor de las exportaciones hortofrutícolas ha crecido a tasas importantes, aunque ha perdido participación relativa en ese mercado.

Palabras clave: Rendimiento, superficie, estructura, patrón de cultivos, comercio exterior.

 

Abstract

The cropping pattern in Mexico has evolved due to the characteristics of agriculture and weather conditions that largely determine annual production volumes, which are directly affected by changes in harvested area and yield. Trends in consumption patterns and product prices are also determining factors when farmers decide what crops to plant. Agricultural production responds to the demand resulting from the country's trade openness, heightened by the signing of the North American Free Trade Agreement (NAFTA) in 1994. The main objective of this research was: to quantify the factors behind the growth in fruit and vegetable production in Mexico during the period 1994 to 2009, through the effects of area, yield, land-use structure and their combined effect. FAO methodology was used FAO (1994). The increase in harvested area explains 100 % of the growth in fruit production, and yield explains 72.6 % of the growth in vegetable production. Mexico is the main supplier of these products to the United States but it is losing market share in this market even though the total value of its fruit and vegetable exports has grown significantly.

Key Words: Yield, area, structure, cropping pattern, foreign trade.

 

INTRODUCCIÓN

Las investigaciones que analizan los cambios en el patrón de cultivos en México enfatizan el crecimiento de la producción de frutas y hortalizas en detrimento de granos y oleaginosas, principalmente (Macías, 2009; Ruiz-Funes, 2005; De Ita, 2003; Martínez, 2002; Gómez, 1994), y se enfocan al análisis de una región, estado o incluso municipio. Son pocas las que analizan los ámbitos nacional e internacional, con excepción del trabajo pionero de Venezian y Gamble (1969).

El cambio en la demanda del mercado generó una sustitución de productos que resultó en un nuevo patrón de cultivos y en una relocalización de la producción. El consumidor se inclina por la adquisición de productos de fácil preparación, como las hortalizas congeladas, por fuentes de energía bajas en grasas y ricas en fibra proporcionados por los vegetales frescos y procesados, y prefiere alimentos naturales, sin conservadores y producidos de manera menos ofensiva para el medio ambiente (Echánove, 2000; Borbón, 2001; Rubio, 2001).

La producción agrícola responde a los requerimientos de la apertura económica del país, que es uno de los ejes principales de la política comercial, especialmente desde la década de los ochenta, con el ingreso al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), hoy Organización Mundial de Comercio (OMC). El proceso se intensificó con la entrada en vigor en 1994 del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado con Estados Unidos y Canadá (Anónimo, 1993).

Con la integración comercial se esperaba una reconversión de los cultivos básicos, considerados menos competitivos, hacia las frutas y hortalizas, cultivos que poseían ventajas comparativas para el país (Yúnez, 2006; Vélez y Rubio, 1994; Ruiz-Funes, 2005). Esa perspectiva se explica debido a que las hortalizas y frutas poseen mayor densidad o productividad económica (5.62 y 3.20, respectivamente) que otros cultivos (industriales 1.25, forrajes 0.61 y cereales 0.54) (Macías, 2009). La densidad o productividad económica (D.E) se refiere al porcentaje en que aumenta la participación del valor de la producción de un cultivo respecto a un total de referencia, en este caso el nacional, por cada punto porcentual que se incrementa la participación de la superficie cosechada respecto a ese total. La fórmula es la siguiente:

Donde:

vpi = Valor de la producción del i-esimo cultivo o grupo de cultivos

VP = Valor total de la producción agrícola nacional

si = Superficie cosechada del i-esimo cultivo o grupo de cultivos

S = Superficie total nacional de productos agrícolas cosechados

Las frutas y hortalizas también son importantes en la producción, la generación de empleo y la captación de divisas (Schwentesius y Gómez, 1997; Gómez et al., 1991).

Ante las negociaciones del TLCAN, los productores de frutas y hortalizas estaban muy interesados en una liberalización inmediata para que sus productos pudieran ser exportados lo más rápidamente posible. En cambio, los productores nacionales de maíz y frijol demandaban una protección del sector, o por lo menos una apertura muy gradual. En Estados Unidos la situación en general era la opuesta: los productores de cereales deseaban acelerar la apertura del mercado para colocar sus productos en México, mientras que muchos agricultores de frutas y hortalizas exigían preservar las restricciones sanitarias para impedir la entrada de productos mexicanos (Rubio, 1992).

El destino de las exportaciones mexicanas de frutas y verduras en fresco ha sido históricamente el mercado de Estados Unidos. A partir de los sesenta México se convirtió en el proveedor de más de la mitad del consumo total de vegetales y melones para ese país (Mestiza y Escalante, 2003), pero con el TLCAN se modificó el comercio entre sus miembros (Coughlin y Wall, 2003), de tal manera que las exportaciones de Estados Unidos a México y Canadá aumentaron 15 %, y mientras en algunos estados de la unión americana se incrementaron las exportaciones hacia los socios del TLCAN, en otros se redujeron.

Diversos autores han analizado la competitividad de las exportaciones hortofrutícolas de México en el mercado de Estados Unidos (Macías, 2010; Málaga y Gary, 2010; Avendaño, 2008; Calva et al., 1992). La mayoría menciona que, a pesar de que México sigue siendo el mayor proveedor de frutas y hortalizas frescas de Estados Unidos, el país está perdiendo competitividad en ese mercado y ha sido desplazado por otros países, y es importante mantener estos productos libres de contaminantes que afectan la inocuidad alimentaria (Trigos et al., 2008).

La producción agrícola puede cambiar al variar los rendimientos por hectárea, la superficie sembrada y la estructura de uso del suelo. Aunque es cierto que los efectos de estas variables no son explicaciones finales del crecimiento de la producción, constituyen un eslabón entre la situación a explicar (la variación de la producción) y las numerosas causas que pueden explicarla. Al establecer ese vínculo, los efectos mencionados cumplen un papel orientador sobre la dirección que hay que tomar en la búsqueda de las causas y variables que modifican un patrón de cultivos (Gómez, 1994).

El objetivo principal de esta investigación fue cuantificar los factores explicativos del crecimiento de la producción de frutas y hortalizas en México durante el periodo 1994 a 2009, a través de la metodología de FAO (Gómez, 1994), que determina el crecimiento de la producción agrícola a través de los efectos de la superficie, el rendimiento, la estructura de usos del suelo y el combinado, que resulta de la interacción de los tres anteriores, para que guíen el desarrollo de futuras investigaciones en el ámbito agrícola. La hipótesis planteada es que el factor rendimiento afecta en mayor medida el crecimiento de la producción agrícola de frutas y hortalizas, debido a que desde hace varias décadas se agotó la frontera agrícola en el país.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Se utilizó la metodología de FAO (Gómez, 1994) que cuantifica los factores explicativos del crecimiento de la producción agrícola, a través del cálculo de su Tasa Media de Crecimiento Anual (TMCA). Esta valoración puede realizarse tanto para un cultivo individual como para un grupo de cultivos. De acuerdo con esta metodología, los efectos que explican el crecimiento de la producción son la superficie, el rendimiento y la interacción de ambas variables, y para un grupo de cultivos se calcula también el efecto por la estructura de uso del suelo (Venezian y Gamble, 1969).

Los factores explicativos de la producción se calcularon para los grupos de frutas y hortalizas y para 10 cultivos individuales de cada grupo, seleccionados por su aportación al valor de la producción del grupo correspondiente. Se utilizaron promedios trienales de las variables necesarias para calcular los factores explicativos y quinquenales para la selección de los 20 cultivos analizados individualmente.

Factores explicativos de la producción de un cultivo

El efecto superficie (E.S.) se expresa como la TMCA de la producción que se habría obtenido en el año n (año de estudio) si sólo hubiera variado la superficie. Para su cálculo se mantienen constantes tanto los rendimientos como los precios.

El efecto rendimiento (E. R.) toma como variable el rendimiento por hectárea. Está dado por la TMCA de la producción que se habría obtenido si sólo variaran los rendimientos.

Para ambos efectos:

E.S. = Efecto superficie

Si(j) = Superficie del año de estudio

Ri(0) = Rendimiento del año base

Pi(0) = Precio del año base

Si(0) = Superficie del año base

n = número de años en estudio

E.R. = Efecto rendimiento

Ri(j) = Rendimiento del año en estudio

El efecto combinado (E.C.) resulta de la interacción del efecto rendimiento y el efecto superficie (E.C. = E.S.*E.R.), y representa lo no explicado por las tasas de crecimiento de rendimiento y superficie.

La suma de los tres efectos explica la TMCA de la producción del cultivo, por tanto:

Factores explicativos de la producción de un grupo de cultivos

El efecto superficie (E.S.) representa la producción que se habría obtenido si tan sólo se hubiera modificado la superficie cosechada y se mantuvieran constantes los rendimientos y la estructura de uso del suelo.

Se agrega la variable Si(n)E(0), que es la superficie co del cultivo "i" en el año "n", pero con la estructura de usos del suelo que hubo en el año "0".

El efecto rendimiento (E.R.) es el promedio de dos efectos parciales:

a) El que se obtiene tomando como base de comparación la superficie del año 0.

b) El que se obtiene tomando como base de comparación la superficie del año n.

El efecto estructura (E.E.) es el impacto que producen los eventuales cambios en la estructura de uso del suelo. Es decir, las proporciones en que la superficie total agrícola ha sido asignada entre los distintos cultivos. Es el promedio de dos efectos parciales:

a) El que se obtiene con los rendimientos del año base:

b) El que se obtiene con los rendimientos del año n:

El efecto combinado (E.C.) es el producto de los efectos superficie y rendimiento monetario, que es la suma de los efectos estructura y rendimiento:

El periodo de análisis comprende de 1994 a 2009. Las bases de datos utilizadas fueron el Sistema de Información Agroalimentaria y de Consulta (Anónimo, 2009), para cuantificar los factores explicativos del crecimiento de la producción, y la del Departamento de Comercio de Estados Unidos (Anónimo, 2011b), para identificar algunas tendencias del comercio exterior entre México y Estados Unidos. En algunas variables se hace uso del análisis por trienios para limitar la variabilidad de los datos.

 

RESULTADOS

La superficie total sembrada en México durante el trienio 2007-2009 fue de 21.8 millones de hectáreas. De ésta, las frutas y hortalizas ocuparon 9.0 % y contribuyeron con 35.0 % del valor de la producción agrícola total (Figura 1).

El crecimiento de la superficie sembrada con frutas y hortalizas (56.4 % y 71.8 %, respectivamente) ha sido superior que el de la superficie sembrada total, que ascendió a 21.3 % de 1980 a 2009 (Figura 2). Estos grupos se diversificaron: en 1980 se listaron en SIACON 36 cultivos hortícolas y 52 frutales, y para 2009 el número creció a 56 hortalizas y 64 frutales.

Los productos hortofrutícolas que destacan por su aportación al valor de la producción dentro de su grupo se muestran en el Cuadro 1. El aguacate y el tomate rojo o jitomate son el frutal y la hortaliza más importantes. Destaca también la naranja, que abarca 24.3 % de la superficie plantada dentro del grupo de frutales. Su producción ascendió a 4.2 millones de toneladas, obtenidas en poco más de 340 mil hectáreas. El principal estado productor de frutales es Veracruz con más de 4.3 millones de toneladas y 160 mil hectáreas.

Sinaloa fue el principal productor de hortalizas, con 1.9 millones de toneladas y 60 mil hectáreas. Durante 2007-2009 ocupó 10.7 % de la superficie sembrada en el país y se incrementó 17.1 % de 1980 a 2009. Los cultivos más importantes, desde el punto de vista de la superficie, son jitomate (27.8 %), chile verde (24.4 %), tomate verde (18.5 %), calabacita (9.8 %) y pepino (6.1 %), y el resto de cultivos pasó de 5.9 a 13.5 %, lo que indica una mayor diversificación de productos.

El factor que más influyó en el volumen producido en seis de los diez cultivos hortícolas fue el aumento de la superficie (Cuadro 2). Sin embargo, el efecto rendimiento explica el crecimiento de la producción de hortalizas en conjunto (72.6 % del crecimiento de la producción de hortalizas se debe al incremento de los rendimientos).

El crecimiento de la producción de frutas se debió fundamentalmente al efecto superficie, cuya TMCA es superior a la TMCA de la producción; de ahí que el efecto fuera mayor a 100.0 %. De los diez frutales más importantes, siete deben su crecimiento a la expansión de la superficie, mientras que en la manzana, la papaya y el plátano el rendimiento ejerce mayor influencia en la producción (Cuadro 3).

Es importante notar que de los veinte cultivos, sólo el plátano y la uva presentaron TMCA de la producción negativas (-0.7 y -3.8 %, respectivamente), y vistos individualmente, la mayoría debió el crecimiento de su producción a la expansión de la superficie.

El comercio hortofrutícola entre México y Estados Unidos

La balanza comercial agropecuaria de México en 2010 fue de -2,563.6 millones de dólares. En el primer trimestre de 2011 hubo un saldo positivo de 131.3 millones de dólares. La mayor parte del comercio exterior agropecuario se realizó con los países del TLCAN (Canadá y Estados Unidos). Durante 2010 el 92.0 % del comercio agropecuario se efectuó en esta zona, básicamente con Estados Unidos (81.0 %).

Las exportaciones agropecuarias a Estados Unidos representaron 83.2 % de las exportaciones agropecuarias totales del país. Se incrementaron 215.2 % de 1994 a 2010. Las importaciones agropecuarias provenientes de ese país significaron 79.3 % y se incrementaron 278.6 % en el mismo periodo (Anónimo, 2011a).

Con la entrada en vigor del TLCAN se esperaba un incremento importante en la participación de México como proveedor de hortalizas a Estados Unidos. Sin embargo, en 1994 México aportaba 68.6 % de los vegetales importados por ese país y en 2009 contribuyó sólo con 64.2 %, aunque el valor total de las exportaciones mexicanas de hortalizas ha crecido a una TMCA de 7.9 %.

El país suministró en 2009 el 62.4 % del valor total de las importaciones de papayas y melones de ese país y 29.1 % del valor total de frutas y frutos comestibles, cítricos y melones. México fue el principal proveedor en este rubro a Estados Unidos durante el periodo de análisis. En el mismo año proveyó la mitad del valor de las importaciones de higos, piñas y aguacates de Estados Unidos, 41.3 % de cítricos y 35.6 % de uvas. En manzanas, peras y duraznos México no es un proveedor destacado, ya que Chile, Nueva Zelanda y Argentina los suministran al mercado estadounidense.

En jitomate, México capta 82.7 % del valor de las importaciones estadounidenses y es su principal proveedor desde que entrara en vigor el TLCAN, aunque en 1994 lo hacía con el 91.7 %, debido a que Canadá ganó participación en ese mercado. Del valor de las importaciones de plátanos que hace Estados Unidos, México participa con el 3.5 %, porcentaje que se ha reducido desde 1994, cuando era de 5.5 %. Los principales proveedores en este rubro son Guatemala, Ecuador, Costa Rica, Colombia y Honduras.

Las raíces del crecimiento de las exportaciones mexicanas de frutas y hortalizas se remontan al desarrollo y crecimiento del sector en los últimos 50 años, a su orientación e integración con el mercado estadounidense y a la eliminación de tarifas estacionales que en ocasiones eran muy altas. El aumento en las importaciones de México se explica, aparte del ingreso y los nuevos hábitos de consumo, por la creciente presencia en el país de cadenas de supermercados con base en Estados Unidos, como HEB y Wal-Mart (Zahniser y Roe, 2011).

 

CONCLUSIONES

Tanto los rendimientos como la superficie explican el crecimiento de la producción agrícola por grupos de cultivos. Las frutas crecieron por la vía de la superficie y en las hortalizas predominó el efecto rendimiento porque los productores habían incorporado nuevas áreas antes del TLCAN, y en los últimos años adoptaron nuevas tecnologías, sistemas de riego y mecanización de los procesos de manejo, lo que permitió mejorar los rendimientos.

Es importante destacar que los efectos varían dependiendo de si se analizan los cultivos en conjunto o individualmente. El crecimiento de la producción ha sido positivo, sólo el plátano y la uva presentaron tasas medias de crecimiento anual negativas, y la mayoría, 14 de 20 cultivos, deben el crecimiento al efecto superficie. La apertura comercial favoreció también la diversificación tanto de hortalizas como de frutales.

Desde 1980 México es el principal proveedor de frutas y hortalizas de Estados Unidos, década en que se estimuló el proceso de apertura comercial, que se acentuó en 1994 con el TLCAN. Sin embargo, en los últimos años el país perdió participación en el mercado estadounidense y ha sido desplazado por países que están aprovechando sus ventajas comparativas en algunos productos.

 

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