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Revista mexicana de ciencias geológicas

versão On-line ISSN 2007-2902versão impressa ISSN 1026-8774

Rev. mex. cienc. geol vol.30 no.2 Ciudad de México Ago. 2013

 

Petrografía, geoquímica, petrofábrica y paleomagnetismo de la Toba de San Felipe en la región de Cataviña, Baja California, México

 

Petrography, geochemistry, petrofabric and paleomagnetism of the Tuff of San Felipe in the Cataviña region, Baja California, Mexico

 

Angel Enrique Olguín-Villa1, Jesús Roberto Vidal-Solano1 y Joann Miriam Stock2

 

1 Departamento de Geología, Universidad de Sonora, Blvd. Rosales y Luis Encinas S/N, Hermosillo, Sonora, México, 83000. * jrvidal@ciencias.uson.mx

2 Seismological Laboratory, California Institute of Technology, 1200E California Blvd., Pasadena, California, USA, 91125.

 

Manuscrito recibido: Febrero 26, 2013
Manuscrito corregido recibido: Abril 2, 2013
Manuscrito aceptado: Junio 1, 2013

 

RESUMEN

Un depósito de corriente piroclástica densa ha sido reconocido dentro de la secuencia del Mioceno medio en la región de Cataviña, península de Baja California. Se trata de una ignimbrita riolítica poco soldada de reducido espesor (<30 m), que corresponde a facies distales al punto de emisión. Presenta una asociación mineral, de sanidina>clinopiroxeno verde>fayalita, idéntica a la encontrada en otros afloramientos de esta naturaleza en el NW de México. Los estudios geoquímicos muestran, por un lado, la afinidad hiperalcalina de la lava riolítica, definiendo que se trata de la variedad comendita y, por otro lado, que las concentraciones más altas de Sr y Ba son un rasgo distintivo en esta ignimbrita de Cataviña, siendo asociadas a la incorporación de xenocristales durante su emplazamiento. El estudio paleomagnético en este depósito muestra, al igual que el geoquímico, que es correlacionable con la Toba de San Felipe-Ignimbrita de Hermosillo (TSF-IGH). La ocurrencia de este depósito en la región de Cataviña define el margen oeste de los vestigios de la TSF-IGH en el NW de México y la parte más austral de esos afloramientos en Baja California. El mapa de isopacas y los resultados de petrofábrica y fábrica magnética de este estudio hacen posible un modelo de emplazamiento para la TSF-IGH en donde se considera que el flujo piroclástico provino de Sonora invadiendo el área de este a oeste.

Palabras clave: ignimbrita hiperalcalina, Toba de San Felipe, Cataviña, Baja California.

 

ABSTRACT

A pyroclastic density current deposit has been recognized within the middle Miocene sequences in the Cataviña region, Baja California. The rhyolitic deposit is a poorly welded ignimbrite and has reduced thicknesses (<30 m), corresponding to distalfacies from the source area. The mineral assemblage sanidine>green clinopyroxene>fayalite is analogous to that of all ignimbrite deposits of this nature in northwestern Mexico. Geochemical studies emphasize, first, theperalkaline character defining a comendite varietyfor the rhyolitic magma, and second, that higher concentrations of Sr and Ba are distinctive features of the Cataviña ignimbrite, which are related to the incorporation of xenocrysts during its emplacement. Paleomagnetic and geochemical studies correlate this deposit with the Tuff of San Felipe-Ignimbrite of Hermosillo (TSF-IGH). These outcrops represent the westernmost remains of the TSF-IGH event in NW Mexico and the southernmost outcrops in Baja California. The isopach map, petrofabric and magnetic fabric results of this work make possible a model for the TSF-IGH emplacement, which considers that the pyroclastic flow came from Sonora invading the area from east to west.

Key words: peralkaline ignimbrite, Tuff of San Felipe, Cataviña, Baja California.

 

INTRODUCCIÓN

La Toba de San Felipe (TSF, Stock et al., 1999) es una ignimbrita (clasificación según Branney y Kokelaar, 2002) riolítica del Mioceno medio (ca. 12 Ma), de gran extensión geográfica, originalmente reconocida en Baja California (BC) dentro de una zona ubicada entre Puertecitos, San Felipe y la Sierra San Pedro Mártir (Figura 1). Está fuertemente soldada, en algunas localidades con presencia de facies reomórficas y presenta siempre un vitrófiro negro en la base (Stock et al., 1999). En el Estado de Sonora, este depósito ha sido identificado formando parte de una secuencia volcánica del Mioceno medio en una región más amplia, que comprende la parte central de Sonora, donde la ignimbrita aflora intermitentemente dentro de miles de kilómetros cuadrados (Figura 1), desde Rayón al norte, el Río Yaqui al oriente, Bahía de Kino al occidente y la Sierra Libre al sur (Bennett et al., 2008; Gómez-Valencia et al., 2008, Gómez-Valencia, 2011; Palomino-Medina y Vidal-Solano, 2009; Barrera-Guerrero y Vidal-Solano, 2009, 2010; Vidal-Solano et al., 2010; Barrera-Guerrero, 2012). Sin embargo, una amplia y completa cobertura de este depósito está mejor representada en los alrededores de la ciudad capital donde se le ha denominado Ignimbrita de Hermosillo (IGH, Paz-Moreno et al., 2000; Vidal-Solano et al., 2005; Vidal-Solano et al., 2007; Barrera-Guerrero y Vidal-Solano, 2010; Barrera-Guerrero, 2012).

Investigaciones petrológicas anteriores enfocadas al estudio de un evento volcánico ocurrido durante el Mioceno medio en Sonora y Baja California, con una peculiar afinidad hiperalcalina (Vidal-Solano y Stock, 2010, Vidal-Solano, 2012), han permitido correlacionar la Toba de San Felipe con la Ignimbrita de Hermosillo, mostrando que se trata de una misma unidad (TSF-IGH) y, que esta pertenece a la suite volcánica de carácter hiperalcalino que ocurre en Sonora (Vidal-Solano et al., 2013). Los resultados del presente trabajo, reportan nuevos afloramientos para esta unidad en el área de Cataviña, Baja California (Figura 2), dentro de las cartas topográficas 1:50,000 de INEGI H11-D17 (San Simón) y H11-D27 (La Bocana), que los ubican, hasta la fecha, como el límite sur de las manifestaciones de la TSF-IGH conocidas en BC. Con el fin de llegar a un mejor conocimiento del significado de este peculiar volcanismo en la región, se presenta en este manuscrito la ubicación en el espacio y tiempo de los productos piroclásticos, una caracterización petrológica y una correlación paleomagnética y geoquímica con la Toba de San Felipe, anteriormente reportada en BC (Stock et al., 1999), Isla Tiburón (Oskin, 2002) y otras localidades en Sonora para, finalmente, proponer un modelo de emplazamiento en la región indicando su proveniencia.

 

MARCO TECTÓNICO REGIONAL

Desde el Mesozoico hasta el Mioceno medio, la geología del suroeste de América del Norte fue dominada por la subducción de una placa oceánica al oeste de California (Atwater, 1970). Durante el Mesozoico medio, la placa Farallón-Kula subduce hacia el Este por debajo de América del Norte, formando una zona de subducción continua desde Canadá hasta el sur de México (Atwater, 1989). Desde entonces, la historia geológica de la península de Baja California ha sido ligada a la evolución del margen occidental de la placa de Norteamérica. Durante el Oligoceno, un fragmento de la dorsal del Pacífico Oriental llega a la trinchera de subducción, generando la formación de microplacas y la aparición de un punto triple que, durante el Mioceno, migró hacia el sur (Atwater, 1970). Aproximadamente a los 25 Ma, entre la fractura de Mendocino y la zona de fracturas de Murray, la fragmentación de la placa Farallón-Kula genera la formación de la microplaca de Guadalupe e induce una nueva fase de actividad magmática dando como resultado el magmatismo calcoalcalino del arco continental Comondú (Pallares, 2007), establecido entre Sonora y Baja California, cerca de la actual costa oriental del Golfo de California. Posteriormente, en el Mioceno medio (ca. 12.5 Ma), el cese de la subducción de la microplaca de Guadalupe se traduce en el desarrollo de un límite transformante entre la placa Pacífica y la de Norteamérica a lo largo del margen occidental de Baja California. Este proceso incorporó tanto al resto inactivo de las microplacas oceánicas, como a la península de Baja California en la placa Pacífico (Atwater, 1989). Finalmente, la apertura del Golfo de California, ocurrió en algún momento después de los 12.5 Ma a raíz de un salto del punto triple, que generó el desplazamiento de la península de Baja California. En este último proceso se conoce que hay de 500 a 600 km de desplazamiento entre las placas Pacífico y Norteamérica, sin embargo, sólo de 300 a 350 km han sido acomodados por las fallas del Golfo, el resto debe encontrarse distribuido entre las fallas ubicadas al oeste de Baja California (Tosco-Abreojos, Stock y Hodges, 1989) y/o la Provincia de Sierras y Valles paralelos en Sonora (Gans, 1997). Finalmente, la transferencia de Baja California a la placa del Pacífico es evidenciada por la formación de una nueva corteza oceánica en la boca del Golfo a partir de los 3.5 Ma (Oskin et al., 2001).

 

MARCO GEOLÓGICO

Basamento pre-Cenozoico

En Cataviña, el basamento cristalino genera morfologías suaves con un intemperismo en cáscaras de cebolla típico de la denudación de rocas granitoides. El basamento comprende una serie de rocas graníticas cretácicas, emplazadas en rocas metasedimentarias paleozoicas y mesozoicas (Figura 2). Estas últimas han sido identificadas a lo largo de la península de Baja California como representativas de un arco volcánico insular (Busby et al., 1998). Al menos tres fases tectónicas han sido reconocidas en la evolución del margen de Baja California. La primer fase tectónica consta de un sistema de arco intraoceánico altamente extensional, la segunda comprende una franja de arco de ligera extensión y la tercera corresponde a un sistema de arco continental de tipo compresional (Busby et al., 1998).

El Batolito de Cataviña

El Batolito Peninsular de edad Cretácica se encuentra bien expuesto en la península de Baja California, en el área de Cataviña (Figura 2). Este batolito presenta una excelente relación entre el emplazamiento de un cuerpo intrusivo de gran volumen, su exhumación y el depósito de los sedimentos resultantes en cuencas antearco. Estos granitoides han sido estudiados anteriormente (Gastil, 1983, Ramos-Velázquez et al., 2010) y estudios detallados sobre el batolito peninsular de la Sierra San Pedro Mártir, con edades obtenidas por diferentes métodos radiométricos (U-Pb, Ar-Ar y trazas de fisión en apatito) han sido publicados por Ortega-Rivera et al. (1994, 1997) y Ortega-Rivera (2003).

Arco volcánico insular Alisitos

La Formación Alisitos, definida por Santillán y Barrera (1930), se compone de unidades volcano-sedimentarias del Cretácico Temprano que afloran discontinuamente en la porción occidental del Estado de Baja California Norte. Su principal manifestación se encuentra cerca del Rancho Alisitos, en el Valle de Santo Tomás, y cerca de la región de Cataviña. En el presente trabajo fue posible reconocer en las áreas aledañas a San Agustín (Figura 2), algunas rocas que pueden pertenecer a la parte superior del miembro F propuesto en la región por Almazán-Vasquez (1988). Éstas ocurren en forma de lomeríos color café obscuro, que se componen principalmente por flujos de lava porfírica andesítica-dacítica de plagioclasa, con una alteración intensa a clorita y epidota.

Arco volcánico continental Comondú

La Formación Comondú ocurre de manera discordante al basamento cristalino, está conformada por una serie de lavas calcoalcalinas del Oligoceno-Mioceno, que representan la evolución típica de un arco volcánico continental y de su cuenca antearco (Pallares et al., 2008). En la región de estudio estas manifestaciones son más evidentes y voluminosas al N-NE de Cataviña y, al sur, en el campo volcánico de Jaraguay. Una descripción detallada de esta formación en su localidad tipo se encuentra en los trabajos de Umhoefer et al. (2000) y Pallares et al. (2008). Las rocas que se correlacionan con la formación Comondú ocurren en la región de Cataviña sobreyaciendo discordantemente al basamento pre-Cenozoico (Figura 2). Estas corresponden a derrames de andesita con un carácter petrográfico de serie calcoalcalina de margen continental. La textura es, en la mayoría de los casos, porfírica con fenocristales de plagioclasa que muestran una zonación muy desarrollada. Los ferromagnesianos son esencialmente ortopiroxeno, clinopiroxeno y anfíbol. El olivino, cuando se encuentra, presenta una aureola de reacción con piroxeno. La matriz es por lo regular muy fina y a veces vítrea.

 

Unidades sedimentarias neógenas

Conglomerados polimícticos

Unidades clásticas son comunes en el área de estudio. Estas se conforman principalmente por conglomerados que yacen en discordancia sobre el basamento cristalino los cuales, a su vez, están acompañados por un travertino que se encuentra, por lo regular, cubierto por la unidad ignimbrítica hiperalcalina (Figura 2, Olguín-Villa, 2010). Esta unidad conglomerática es rítmica y de gradación normal en la región de San Agustín, donde los conglomerados ocurren con espesores de hasta 45 m y se intercalan con areniscas de grano grueso y lentes arenosos con abundantes carbonatos. En la cima, justo debajo de los depósitos ignimbríticos hiperalcalinos, ocurre un conglomerado polimíctico con abundantes clastos del basamento, tanto del granitoide como de las rocas de metamorfismo regional (esquisto verde) y areniscas silicificadas de color gris oscuro a negro. Además, se observan clastos de entre 2 y 22 cm de andesita porfírica de hornblenda, que en la mayoría de las localidades forma hasta el 50% de los líticos de la unidad clástica que provienen de la erosión del arco Comondú. Otros clastos se asemejan a riolitas fluidales. Los clastos se encuentran sostenidos por una matriz arenosa de color blanco formada por cristales de cuarzo y feldespato. Es común la presencia de horizontes de caliche de hasta 15 cm de espesor.

Travertino

Dentro de la secuencia clástica, en algunas localidades, ocurren capas silíceas y calcáreas de color blanco de hasta cuatro metros de espesor. Un estudio petrográfico de las muestras de San Agustín (Figura 2) fue realizado por la Dra. Olivia Pérez Ramos especialista en micropaleontología del Departamento de Geología de la Universidad de Sonora. Dicho estudio (contenido en Olguin-Villa, 2010) reveló que se trata de rocas sedimentarias químicas compuestas por una caliza de grano fino parcialmente silicificada (con parches de calcedonia) y gran abundancia de materia orgánica; la textura es cavernosa y porosa, y se nota la presencia de restos algáceos y de pequeñas estructuras esféricas semejantes a calciesferas. La caracterización petrológica permite establecer un ambiente de depósito de tipo marino somero y/o lacustre continental, con influjo de manantiales termales que aportaron sílice.

La Toba de San Felipe

Los afloramientos de la Toba de San Felipe en la región entre San Agustín y Cataviña, ocurren en forma de mesas que se adelgazan hacia el oeste (Figura 2 y 3a). Estos remanentes de erosión se restringen a depósitos de ignimbritas con características muy similares. Se caracterizan, de manera general, por la presencia en la parte inferior de depósitos de oleadas poco soldados (capa basal) de color beige a gris y ricos en pómez (Figura 3b), seguidos por facies vitroclásticas poco soldadas donde se desarrollan columnas de enfriamiento (Figura 3c); el soldamiento es mayor hacia la cima, hasta generar niveles masivos eutaxíticos de color rosa a marrón en la parte media del derrame, los cuales, finalmente son cubiertos por facies tobáceas poco soldadas de tonos pastel (Figura 3e, Olguín-Villa, 2010).

 

TÉCNICAS ANALÍTICAS

La preparación gruesa de las muestras para análisis geoquímicos fue realizada en el laboratorio de preparación de roca de la Estación Regional del Noroeste (ERNO) de la Universidad Autónoma de México. Este consistió en un triturado de la muestra para obtener gravilla, un cuarteo de la gravilla, una minuciosa y muy cuidadosa separación manual de los líticos presentes en los depósitos piroclásticos. El pulverizado fue llevado a cabo en el Departamento de Geología de la Universidad de Sonora, usando un contenedor de ágata. Los análisis de elementos mayores, fueron obtenidos por ICP-AES y los de elementos traza por ICP-MS en el laboratorio comercial CHEMEX en Vancouver, Canadá. Los errores analíticos son de 1-3% para elementos mayores y de 3% para elementos traza. La preparación de las muestras para el estudio de fábrica magnética y paleomagnetismo se realizó en el Paleomagnetics Laboratory del Instituto Tecnológico de California (Caltech), al igual que los análisis de anisotropía de susceptibilidad magnética y desmagnetización por campos magnéticos alternos (Olguín-Villa et al., 2009a; Olguín-Villa et al., 2009b).

 

RESULTADOS

Petrografía de la TSF

El estudio petrográfico de la Toba de San Felipe se desarrolló a partir de 35 láminas delgadas correspondientes a las cuatro diferentes litofacies (capa basal, nivel vitroclástico, nivel medio eutaxítico soldado y nivel poco soldado de cima) presentes en la columna de enfriamiento del depósito ignimbrítico. Estos depósitos son fuertemente vítreos, contienen menos del 10% de cristales y presentan texturas vitroclásticas y eutaxíticas. La asociación mineral que ocurre de manera consistente en todos los niveles de la TSF se caracteriza por fenocristales de sanidina, clinopiroxeno verde de tipo ferrohedenbergita y fayalita (Figura 4a). La fase mineral predominante es el feldespato alcalino, que ocurre en fenocristales límpidos, sub-automorfos (por lo regular rotos) y menores a 7 mm. Los olivinos férricos de tipo fayalita ocurren como cristales de color miel que normalmente se tornan rojizos por la oxidación. Destaca la relación mineral entre el clinopiroxeno verde, óxidos de hierro-titanio y zircón que son envueltos por ferromagnesianos (Figura 4b).

La litofacies inferior presenta una matriz vitroclástica muy cargada en líticos, señalando el inicio del depósito en los afloramientos. Los líticos llegan a ser centimétricos y corresponden a una andesita porfírica de plagioclasa. En este nivel ocurren también xenocristales de anfíbol no mayores a los 0.4 mm, que fueron arrastrados del sustrato. En las láminas delgadas de la facies del nivel soldado de la base, se observa un bajo porcentaje de líticos y xenocristales, texturas vitroclásticas de color café, que varían hasta eutaxíticas sin llegar a tener el temple suficiente para formar un vitrófiro. La litofacies soldada media del depósito es de una textura masiva y eutaxítica. En esta facies se presenta el nivel más soldado de la TSF, que se caracteriza por una textura fluidal, altamente soldada, con algunos fiammes y glomeropórfidos de fayalita-clinopiroxeno-óxidos de Fe-Ti (Figura 4b). Además, se encuentra una amplia variedad de xenocristales como plagioclasa, oxihornblenda, biotita y xenolitos máficos porfíricos de plagioclasa. Estos rasgos prueban un aumento de energía y temperatura en el flujo piroclástico. Por último, la litofacies tobácea superior es representada en sección delgada por una matriz vitroclástica con presencia de fragmentos de pómez, fenocristales muy pequeños (<0.3 mm) y una escasez o ausencia de óxidos de hierro-titanio.

Geoquímica de la TSF

Catorce muestras representativas de la TSF en el área de estudio fueron seleccionadas para la determinación de elementos mayores y traza (Tabla 1). De igual forma fueron analizadas, para su comparación, seis muestras de la TSF obtenidas en la parte norte, en las localidades cercanas de la región de San Felipe, en donde esta unidad ocurre limitada por unidades volcánicas subyacentes y sobreyacentes. Todos los valores de los elementos mayores fueron recalculados al 100% en base anhidra para el estudio geoquímico.

Elementos mayores

Los resultados de los análisis de óxidos mayores y la norma CIPW se presentan en la Tabla 1. Las muestras analizadas de la TSF tanto en la región de Cataviña, como en la región de San Felipe, son de composición riolítica, tienen altos valores de SiO2 (mayores a 75 wt%), son ricas en álcalis (8 a 11 wt%, Figura 5a), con K2O siempre superior al Na2O y, muestran bajos contenidos en Al2O3 (12 wt%). Los elementos como CaO, P2O5, MgO y TiO2 siempre tienen valores muy bajos (<0.1 wt%) en estos depósitos. Los altos contenidos en FeO total (de 1.9 a 2.2 wt%) clasifican a estas rocas, dentro del grupo de las rocas hiperalcalinas, como comenditas (MacDonald y Bailey, 1973; MacDonald, 1974; Le Maitre, 2002; Vidal-Solano et al., 2008) (Figura 5b y 5c).

Elementos traza

Las concentraciones de los elementos traza son ilustradas con base en los diagramas de la Figura 5d y 5e. Los espectros de elementos de las Tierras Raras normalizados a condrita para la TSF en Cataviña, incluyendo a las pómez analizadas, muestran un fuerte enriquecimiento en elementos de las Tierras Raras ligeras, una marcada anomalía negativa en europio y una tendencia plana en los elementos de las Tierras Raras pesadas (Figura 5d). Ambas muestras graficadas en el diagrama multielemental normalizado al manto primitivo (Figura 5e), presentan espectros muy similares entre sí, con enriquecimiento en los elementos incompatibles y un patrón irregular, marcado por pronunciadas anomalías negativas en Ba, Sr, P y Ti. Con el fin de discutir y discriminar químicamente los depósitos ignimbríticos de Cataviña de los de San Felipe y de Sonora, se crearon diagramas ternarios utilizando los elementos traza incompatibles mejor representados en estas rocas (Figura 6).

Petrofábrica y paleomagnetismo de la TSF

Algunos estudios de fábrica fueron desarrollados con el objetivo de proponer una dirección y un posible punto de salida para los depósitos ignimbríticos hiperalcalinos de la región de Cataviña. Este estudio fue basado tanto en la distribución de las litofacies, como en elementos medibles, la orientación preferencial de los líticos en el campo, de los fenocristales presentes en las muestras de mano (previamente orientadas en el afloramiento) y/o los cilindros perforados in situ. Una mejor interpretación de la dirección del flujo piroclástico fue posible gracias (1) a la integración de información derivada del análisis de las imágenes satelitales, espesores de las unidades medidos en campo y un modelo digital de elevación (Olguín-Villa, 2010), (2) al establecimiento de isopacas y curvas de distribución de las litofacies del depósito (Sabbeth y Stock, 2012) y (3) al estudio de la fábrica magnética, usando la técnica de anisotropía de susceptibilidad magnética (AMS).

Anisotropía de susceptibilidad magnética

La anisotropía de susceptibilidad magnética (AMS) de las rocas está relacionada con la distribución preferencial de los minerales, infiriendo que el elipsoide de AMS es coaxial con el de la petrofábrica. Como complemento al estudio de petrofábrica y con el fin de determinar una fábrica magnética en los depósitos, se midió la susceptibilidad magnética de algunas muestras con un equipo MFK1-FA (Figura 7).

La lineación magnética de las muestras estudiadas en el presente trabajo puede ser explicada por la forma oblada del campo que producen los minerales magnéticos presentes en la ignimbrita TSF; esto quiere decir que el eje menor (k3), es de valor menor que los ejes k1 y k2. De esta manera, los núcleos analizados muestran altos grados de anisotropía y valores dispersos en la susceptibilidad media volumétrica. Los resultados de AMS en la TSF son coherentes con los datos obtenidos en la petrofábrica. Estos fueron interpretados siguiendo el comportamiento propuesto por Hillhouse y Wells (1990), en el cual la imbricación magnética se utiliza únicamente para determinar el sentido del flujo que es indicado por la declinación del eje menor en el hemisferio inferior. La imbricación magnética se deduce en este caso por la orientación de los ejes menores k3.

Los resultados de anisotropía de 11 núcleos de una facies soldada basal (muestra SA09-20), ubicada en la localidad de San Agustín, presentan una orientación preferencial dentro de los rangos de 85° a 135°, con un sentido hacia el NW (Figura 7a). Para la muestra POR08-02, los planos de simetría en la distribución de los ejes principales de anisotropía son perpendiculares al plano de flujo (plano de flujo horizontal, Figura 7a). El plano que pasa por la media o zona de distribución del eje k3 indica en esta muestra un sentido del flujo hacia el SW. Finalmente, los datos obtenidos para el depósito del Arroyo El Junco (JUN08-06) indican una fuerte inclinación del eje menor k3 (alrededor de los 40°) el cual, de preferencia, para ser indicador del sentido de flujo, no debiera superar a los 30° con respecto a la horizontal. Sin embargo, esto puede ser explicado por algún proceso posterior al emplazamiento del flujo, o por una pendiente pronunciada en la paleosuperficie al momento del depósito. De cualquier manera, la dirección obtenida en este sitio es entre 140 y 150 SE (Figura 7a).

Remanencia magnética

La desmagnetización de las muestras se llevó a cabo por etapas mediante la aplicación de campos magnéticos alternos a un conjunto de 15 núcleos de la muestra proveniente de la localidad de San Agustín (SA09-15; Figura 7b). Los resultados muestran consistentemente una baja inclinación y una magnetización inversa, las cuales pudieron ser grabadas durante una transición del campo geomagnético o una excursión geomagnética.

Petrofábrica

Algunas mediciones de dirección fueron tomadas en el campo utilizando la distribución de lapillis de pómez y de algunos líticos que ocurren en los depósitos ignimbríticos de la parte norte de la región de estudio (Figura 8). En la Mesa Redonda, se obtuvieron dos grupos de rangos de orientación de las partículas: uno N40-80W, y otro S70-85W. Para la Mesa La Bachata, las orientaciones medidas in situ oscilan entre N20W y N40W, cercanas a las orientaciones con menor frecuencia observadas en la roseta de la Mesa Redonda. Para la Mesa Arroyo El Junco, se obtuvo una dirección de flujo con variaciones de N40E a N60E y, en gabinete, por medio de una muestra previamente orientada (JUN08-01), se encontraron direcciones similares (N39E a N71E). Por otro lado, en el sector de la Mesa Las Palmillas, la dirección de flujo se obtuvo con base en el adelgazamiento progresivo de las litofacies en el depósito, lo cual indicó un flujo general hacia el W-SW (Figura 8).

Los estudios de petrofábrica a una escala más pequeña, fueron realizados considerando partículas milimétricas en la matriz de la TSF (cristales, astillas de vidrio, líticos y juveniles), mediante la metodología establecida por Pacheco-Hoyos et al. (2009a, 2009b), que tiene como objetivo la determinación del arreglo que guardan las micropartículas involucradas en el depósito de flujo piroclástico denso. Esta técnica se apoya en el uso de imágenes digitales, obtenidas a partir del escaneo de núcleos de roca orientados y procesadas en una computadora, por medio de un software de tratamiento de imágenes. Esta técnica fue aplicada al análisis de tres muestras del área de Cataviña que provienen de los afloramientos del Arroyo el Junco, de la Mesa La Bachata y del Arroyo Portezuelos (Figura 8). Los resultados obtenidos muestran una dirección general de flujo NW-SE, con orientaciones que varían en rangos de 45° a 90°.

 

DISCUSIÓN

Correlación con la Toba de San Felipe - Ignimbrita de Hermosillo

Rasgos paleomagnéticos

Una característica clave de la TSF es la presencia de una dirección poco común de remanencia magnética (hacia el SW y casi horizontal, Stock et al., 1999). Esta dirección, inusual, se atribuye a que la erupción ocurrió durante un cambio de polaridad magnética en el planeta y/o a una excursión del campo geomagnético durante la subcrona de polaridad invertida C5r.3r (Gradstein et al., 2012). Esta característica ha permitido su correlación con algunos de los depósitos ignimbríticos que ocurren en Sonora (Oskin et al., 2001; Hernandez-Mendez et al., 2008; Bennett, 2009). De esta misma forma es posible correlacionar el depósito ignimbrí-tico del área de Cataviña con el estudiado en la región de San Felipe y en el interior de Sonora como la Ignimbrita de Hermosillo (Stock , 2006).

Rasgos petrográficos y geoquímicos

La asociación mineralógica anhidra identificada en este estudio petrográfico de sanidina, clinopiroxeno férrico y fayalita, sin la presencia de plagioclasa, es un excelente marcador petrológico que comparten todas las muestras de la Toba de San Felipe reconocidas tanto en Sonora como en Baja California. Otra analogía en las muestras de la TSF es justificada por la exacta distribución de los contenidos de sus elementos traza en todos los espectros graficados en el diagrama multielemental normalizado con manto primitivo (Figura 5e), que se caracterizan por un enriquecimiento en los elementos incompatibles y un patrón irregular, marcado por pronunciadas anomalías negativas en Ba, Sr, P y Ti, que sugieren un proceso de fraccionamiento de feldespatos y ferromagnesianos.

Una correlación geoquímica para las muestras de la TSF ubicadas tanto en Cataviña como en San Felipe y en Sonora, fue hecha usando diagramas ternarios de los elementos traza incompatibles mejor representados en la ignimbrita. Los elementos utilizados son algunos HFSE (elementos de alto potencial iónico) con propiedades inmóviles (Nb, Y, Zr, Th, La, Hf, Ti) y elementos incompatibles de tipo LILE (elementos litófilos de radio iónico grande) como el Ba y el Sr. En los diagramas de discriminación de la Figura 6 se observa una buena correlación entre los datos y resalta (1) una buena relación entre las concentraciones de los HSFE y una mayor variación en los valores de Sr; (2) que los contenidos más elevados en Sr se presentan en las rocas de la región de Cataviña (excepto en las pómez), a diferencia de las muestras en San Felipe y (3) que las muestras de la ignimbrita en la región de Sonora se distribuyen entre los dos grupos anteriores.

Una variación en las concentraciones Sr y Ba es observada para las muestras de roca total analizadas en la región de Cataviña (Figura 6c). Estas presentan contenidos más elevados que las pómez analizadas en esos depósitos. Este rasgo geoquímico puede ser asociado a la incorporación de xenocristales durante el emplazamiento del flujo piroclástico. Gracias al conocimiento sobre la típica asociación mineralógica de estas ignimbritas hiperalcalinas estudiadas en Sonora (Vidal-Solano et al., 2007) fue posible en este estudio, mediante un análisis petrográfico, detectar minerales que no corresponden a esta asociación. El estudio petrográfico sistemático de la unidad TSF y de las unidades subyacentes en las que se emplazó esta ignimbrita (rocas sedimentarias, volcánicas y cristalinas del basamento), reveló que ciertos minerales (no asociados a la composición hiperalcalina) de las rocas volcánicas derivadas del arco Comondú son muy similares a los encontrados en muestras de algunas facies de la TSF, habiéndose observado incluso fragmentos pequeños de estas mismas rocas de arco. En particular, la presencia de minerales ferromagnesianos hidratados (anfíbol y oxihornblenda), evidencian el proceso de incorporación de xenocristales. Estas observaciones nos hacen pensar que al momento del depósito de esta ignimbrita, algunos cristales y líticos que se encontraban en el sustrato fueron muestreados e incorporados al flujo piroclástico.

Dirección de emplazamiento de la TSF en Cataviña

La confrontación de los datos derivados de los diferentes estudios de fábrica (distribución de facies en los paleocanales, mediciones in situ de pómez y líticos, estudio de la petrofábrica y anisotropía de susceptibilidad magnética) con el mapa de espesores de los depósitos ignimbríticos (isopacas), permite proponer un modelo sobre la dirección de emplazamiento para la ignimbrita TSF en la región de Cataviña. Este modelo considera que la topografía tenía una elevación menor hacia el oeste, formando un amplio valle que ayudó a la dispersión del flujo piroclástico en la región (Figura 8). Se propone además que el flujo piroclástico llegó a la zona por medio de paleocanales que desembocaban en dos puntos ubicados al este. El primero se encontraba en las cercanías de la Mesa El Junco, al NE del área de estudio, donde las mediciones in situ de partículas (pómez y líticos) y los estudios de petrofábrica indican un depósito desde el NE hacia el SW, mientras que la anisotropía de susceptibilidad magnética indica un sentido de flujo hacia el SE. Esta discrepancia en los valores puede deberse a un abanico de direcciones, que fue producido por la sedimentación de la corriente piroclástica dominada por una amplia dispersión de los piroclastos, como resultado del desfogue del flujo en el valle al salir del paleocanal. El segundo punto se ubicaba al norte de la Mesa Escondida, en la esquina SE del área de estudio. Este representa, de igual manera, una apertura del flujo al salir del cauce de un paleocanal, que fosilizó así el paleovalle. Posteriormente, el flujo avanzó hacia el oeste donde depositó el mayor volumen de piroclastos, como lo revelan espesores de hasta 25 m en los afloramientos orientales. En seguida, la corriente fluyó de manera continua en la misma dirección concentrando el material en lo que hoy es la Mesa Las Palmillas para, más adelante, toparse con afloramientos del basamento cristalino que sirvieron de barrera, desviando el flujo hacia el NW y SW y encausándolo de nuevo en paleocanales como los que se encuentran bien preservados en la Mesa SA09-20 de San Agustín, (Figura 2).

Un nuevo reconocimiento por medio de imágenes satelitales en las regiones circunvecinas permitió el hallazgo de nuevos afloramientos ignimbríticos. Se trata, por un lado, de algunos afloramientos recientemente estudiados por (Bennett, 2009), que fueron depositados en paleocanales en las áreas ubicadas al oeste de la Sierra San Pedro Mártir (SSPM; Figura 8), y por otro lado, de unidades casi enterradas al sur de San Felipe, entre la región de Puertecitos y la región de Cataviña, donde se piensa que la TSF se encuentra en paleocanales y cubierta por productos del volcanismo más joven asociado con la apertura del Golfo de California (Figura 8). Estas observaciones fueron integradas a los resultados obtenidos por Oskin (2002), quien proponía que el flujo piroclástico de la TSF se emplazó hacia el suroeste en la región de San Felipe, bajo una distribución de los afloramientos que culminaba en el extremo sur de la SSPM. Un nuevo modelo general para la distribución en Baja California de la ignimbrita TSF es aquí propuesto, el cual contempla el emplazamiento de la corriente piroclástica densa de este a oeste por medio de al menos tres lóbulos (Figura 9), los cuales comprenden las áreas de San Felipe, Cataviña y Puertecitos (considerando la distribución de los nuevos depósitos reconocidos). En particular, para el emplazamiento del lóbulo norte de la Toba de San Felipe (Oskin, 2002) se considera una continuación más hacia el oeste y suroeste, conectando los depósitos de San Felipe con algunos de los afloramientos ignimbríticos reconocidos en los paleocanales occidentales más allá de la falla de la SSPM (Bennett, 2009).

 

Contexto geodinámico

Deformación cortical

El conocimiento geológico de las unidades volcánicas y sedimentarias que subyacen a la ignimbrita TSF permite reconstituir el marco geodinámico en la región norte de Baja California. El emplazamiento del depósito ignimbrítico TSF en Baja California sugiere que el relieve durante el Mioceno medio tenía una vertiente general hacia el Pacífico (Figura 9). Desde su emplazamiento, los afloramientos de la TSF en la región de Cataviña han permanecido subhorizontales y sin mayor deformación, mientras que los depósitos ubicados en San Felipe han sido posteriormente fallados y fuertemente basculados durante la apertura del Golfo de California.

Los depósitos ignimbríticos TSF en San Felipe han sido identificados hasta una altitud de 1600 m.s.n.m. y han servido como marcadores para identificar levantamiento, subsidencia y rotación en el rift del Golfo de California (Stock et al., 2008, 2011, 2012). En Cataviña este depósito distal de la TSF se encuentra en la zona oriental, arriba de los 850 m de altura, y en la parte occidental, hasta por debajo de los 650 m. Se desconocen las paleoaltitudes, pero se puede sugerir que en Sonora, de donde provenía el flujo piroclástico, la paleosuperficie se encontraba a una altura al menos equivalente a la de los depósitos orientales de Cataviña. Sin embargo, son muy pocos los lugares conocidos en Sonora donde la ignimbrita TSF ocurre a esas altitudes, ya que comúnmente se encuentra por debajo de los 600 m (Vidal-Solano, 2005). Esto indica que la tectónica posterior a ca. 12 Ma ha afectado gran parte de Sonora, considerando que los vestigios de este depósito ocurren al oriente por lo menos a 200 km de la línea de costa. De esta manera, los resultados obtenidos en la región de Cataviña podrían ser utilizados también para cuantificar la distensión del Mioceno medio-tardío en Sonora donde se vislumbra la posibilidad de la existencia de fallas maestras, hoy ocultas, que han desplazado grandes bloques corticales y, han sido originadas por el proto-Golfo de California (Vidal-Solano et al., 2013).

Paleotopografía

Las unidades sedimentarias del Mioceno, identificadas subyaciendo a la TSF en la región de Cataviña, indican el desarrollo de una cuenca con registro de una etapa importante de denudación del basamento. Estas unidades, que se depositaron en depresiones planas y continuas con una topografía dominada por pendientes ligeramente inclinadas hacia el oeste y en ambientes lagunares someros y fluviales, fueron preservadas al ser cubiertas por la Ignimbrita TSF durante el Mioceno medio. Este fenómeno de sedimentación continuó posteriormente como lo evidencian los sedimentos de algunas mesas como la Mesa Redonda y Mesa las Palmillas (Figura 2), que presentan brechas sedimentarias con clastos de la misma ignimbrita en la cima y unidades que, en algunas ocasiones, presentan acumulaciones de carbona-tos de calcio (caliche) que llegan a tener espesores de hasta 1 metro. Finalmente, la apertura del Golfo de California en el Mioceno tardío se encargó de formar grandes depresiones al este, que impulsaron una fuerte erosión retrogradante en Cataviña, produciendo la morfología en mesas que caracteriza al depósito ignimbrítico de la región (Figura 3a). a et al.

 

CONCLUSIONES

La integración de los resultados obtenidos a partir de los estudios petrológicos y paleomagnéticos permite establecer las siguientes conclusiones: 1) El depósito piro-clástico ignimbrítico de la región de Cataviña es correlacionable con la Toba de San Felipe (TSF) y la Ignimbrita de Hermosillo (IGH). Las litofacies de la ignimbrita en la región de Cataviña, a diferencia de las manifestaciones en San Felipe, aunque son soldadas no presentan vitrófiro y tienen un espesor reducido, mostrando que se trata de depósitos distales que representan el límite occidental de los vestigios de la TSF-IGH en el NW de México. 2) La asociación mineral (sanidina>clinopiroxeno>fayalita) y la afinidad geoquímica de los depósitos ignimbriticos riolíticos de la región de Cataviña evidencian su carácter hiperalcalino definiendo que se trata de comenditas. 3) Las concentraciones más elevadas de Sr y Ba, que son un rasgo distintivo en la TSF de Cataviña, son asociadas a la incorporación de xenocristales durante su emplazamiento. Finalmente, se concluye que el emplazamiento de la TSF en Baja California provino de Sonora por medio de paleocanales invadiendo el área de este a oeste.

 

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo deriva de la tesis de licenciatura del primer autor y forma parte de los proyectos de Ciencia Básica CONACYT: 1) #61198 "Estudio de los Mecanismos Eruptivos y de la Petrogénesis del Volcanismo Hiperalcalino en el NW de México (Sonora y Baja California)" y, 2) #180784 "Evolución Geodinámica del Proto-Golfo de California: Énfasis en los vestigios volcánicos del Mioceno en Sonora, México.", que financiaron también estancias de investigación en el extranjero. El primer autor agradece al titular de los proyectos mencionados, el Dr. Jesús Roberto Vidal Solano, por la dirección de este trabajo y todo el apoyo brindado durante los pasados tres años y a la Dra. Joann M. Stock por la codirección de la tesis de licenciatura, investigación que fue también favorecida por los proyectos NSF EAR 0911761 y NSF EAR 0610011. Se agradece también al Dr. Alain Demant y a los árbitros Dr. Luis Alva Valdivia y Dr. Jose Luis Arce por sus atinadas observaciones y valiosas correcciones. Así mismo a la gente de los laboratorios de Paleomagnetismo (Paleomagnetics Laboratory) y Sismología (Seismological Laboratory) del Instituto Tecnológico de California (Caltech) por su hospitalidad durante las estancias de investigación realizadas durante los veranos de los años 2008 y 2009; a mis compañeros de licenciatura Ricardo Enrique Ortega Ochoa, Alejandra Marisela Gómez Valencia, Elizard González Becuar, al Quim. Pablo Peñaflor Escárcega por su amabilidad y disposición para la preparación de las muestras en el laboratorio de trituración y pulverizado de la Estación Regional del Noroeste, UNAM. Al Dr. Carlos Pallares por su valiosa experiencia, orientación y consejos para el trabajo de campo en B.C. Se agradece por fin la hospitalidad y servicios prestados por el RV park San Agustín, en San Agustín, Baja California.

 

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