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Revista mexicana de ciencias geológicas

versión On-line ISSN 2007-2902versión impresa ISSN 1026-8774

Rev. mex. cienc. geol vol.30 no.1 Ciudad de México abr. 2013

 

Importancia de Paraphyllanthoxylon en el reconocimiento de plantas en el Cretácico de Coahuila, México

 

Importance of Paraphyllanthoxylon in the recognition of plants in the Cretaceous of Coahuila, Mexico

 

Juliana P. Méndez-Cárdenas1*, Sergio R. S. Cevallos-Ferriz2 y Laura Calvillo-Canadell2

 

1 Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Av. Circunvalar-Venado del Oro, Bogotá, Colombia. *piti_pili28@hotmail.com

2 Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Coyoacán, México D. F. 04510, México.

 

Manuscrito recibido: Septiembre 15, 2011
Manuscrito corregido: recibido: Agosto 10, 2012
Manuscrito aceptado: Agosto 13, 2012

 

RESUMEN

Debido a que en ocasiones la información morfo-anatómica no permite establecer con claridad límites entre especies, se recurre al uso de mofo-géneros para describir patrones particulares de la morfología y anatomía de los fósiles. Este es el caso de Paraphyllanthoxylon cuyas características del xilema secundario pueden encontrarse en miembros de las familias Anacardiaceae, Burseraceae, Euphorbiaceae, Elaeocarpaceaey Lauraceae. La convergencia de características anatómicas hace difícil señalar con precisión relaciones taxonómicas, sin embargo, a partir de los análisis de agrupamiento y de componentes principales (PCA, por sus siglas en inglés) se reconoce la máxima similitud del xilema secundario de Paraphyllanthoxylon y plantas actuales con Lauraceae, Burseraceae y/o Anacardiaceae, entre otras familias. En los análisis realizados se utilizaron 39 caracteres anatómicos de madera que permiten un mejor entendimiento de las semejanzas y diferencias entre las 54 unidades operativas taxonómicas (OTU, por sus siglas en inglés) estudiadas de especies actuales y fósiles. La forma de agruparse de los fósiles sugiere que las distintas OTU efectivamente indican plantas distintas, y algunos posiblemente reflejen variación natural de un tipo particular. Las características del radio, la forma de las punteaduras intervasculares y la presencia/ausencia de bordes ayudan de manera especial a sugerir asociaciones. Los Paraphyllanthoxylon del Cretácico de la zona carbonífera de Coahuila pudieran asociarse con hojas de Lauraceae y Anacardiaceae, reconocidas en estos sedimentos. Comprobar esta asociación permitirá explicar parte de la variabilidad encontrada y la reconstrucción de plantas que representan taxones extintos en los que las características de las familias que representan no se habían desarrollado por completo.

Palabras clave: Paraphyllanthoxylon, género, forma, variabilidad, Lauraceae, Anacardiaceae, Burseraceae, Cretácico, Coahuila.

 

ABSTRACT

Secondary xylem variation among angiosperm species of different genera has been explained based on the anatomy-ecology relationship. Since at times this information does not allow the establishment of clear limits between fossil species, the use of morpho-genera is used to describe particular wood anatomical patterns. This is the case in Paraphyllanthoxylon, whose secondary xylem has been reported in Anacardiaceae, Lauraceae, Burseraceae, Euphorbiaceae and Elaeocarpaceae. Convergence of anatomical characters makes it difficult to point out precise taxonomic relationships; however, based on principal component analysis (PCA), the maximal similarity among Paraphyllanthoxylon and extant OTU is proposed. In these analyses 39 wood anatomical characters were used to further understand similarities and differences among the studied OTU as well as, to proposed limits among the fossil and extant groups. The grouping of fossil OTU suggest that in fact they represent different taxa, with little natural variation. Ray characteristics, intervascularpits shape, and the presence/absence of pit borders are especially helpful to suggest associations. The Cretaceous Paraphyllanthoxylon of Coahuila can be associated with leaves of Lauraceae and/or Anacardiaceae collected in the same sediments, and if this association is confirmed the new extinct plants will broad the diversity concept of these families.

Key words: Paraphyllanthoxylon, morpho-genera, variation, Lauraceae, Anacardiaceae, Burseraceae, Cretaceous, Coahuila.

 

INTRODUCCIÓN

Las diferencias en la forma y estructura de los órganos vegetativos de las plantas pueden ser suficientemente constantes como para justificar su utilización como criterio taxonómico diagnóstico (Bailey, 1924). Este no es el caso de los morfo-géneros, que son conocidos como órganos que comparten características con varias familias, lo que dificulta su asignación taxonómica dentro de una familia en particular. Entre las angiospermas esta idea se ha ejemplificado con Paraphyllanthoxylon Bailey, una madera fósil que desde su primera descripción resaltó por tener características similares a la de los géneros actuales Bridelia y Phyllanthus, que eran parte de la familia Euphorbiaceae (Bailey, 1924); en la actualidad dichos géneros se encuentran incluidos en las Phyllanthaceae. Estudios posteriores, con base en otras maderas fósiles de Paraphyllanthoxylon en diferentes lugares del mundo (Spackman, 1948; Mädel, 1962; Cahoon, 1972; Cevallos-Ferriz, 1983; Thayn et al., 1983; Herendeen, 1991; Wheeler, 1991; Cevallos-Ferriz y Weber, 1992; Meijer, 2000; Wheeler y Lehman, 2000; Takahashi y Suzuki, 2003; Martínez y Cevallos-Ferriz 2006), confirmaron la presencia de un patrón básico pero con variaciones anatómicas que las diferencia entre sí, estableciéndose entonces que mantienen una anatomía del xilema secundario que las identifica dentro del género, pero al mismo tiempo imposibilita relacionarlas con un taxón actual, aún después de todos los estudios.

El estudio anatómico de Paraphyllanthoxylon muestra características observadas en varios géneros actuales, ya que su patrón anatómico se encuentra en más de un género actual, perteneciente a más de una familia dentro de las angiospermas. Esta ambigüedad en la determinación taxonómica, que no es exclusiva de Paraphyllanthoxylon, hace necesario conocer con mayor precisión las relaciones de variabilidad entre caracteres de estos morfogéneros.

Con el fin de contribuir a esclarecer este problema en los siguientes párrafos se profundiza en el estudio de las características anatómicas de Paraphyllanthoxylon y la madera de algunas plantas actuales que se relacionan con este morfo-taxón. Se discuten las relaciones de distintos fósiles con base en el xilema secundario y entre los fósiles y plantas actuales, entendiendo mejor a las comunidades actuales y del pasado a través del estudio comparativo. Estudios semejantes han sugerido, como en el caso de Paraphyllanthoxylon, la existencia de convergencias que dificultan las decisiones taxonómicas, pero su discusión junto con algunos registros de hojas del Cretácico Superior de Coahuila, sugiere la presencia de cuando menos dos tipos de plantas con maderas de Paraphyllanthoxylon probablemente pertenecientes a Lauraceae y a Anacardiaceae.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Los materiales estudiados en esta contribución fueron colectados en Coahuila. La región de estudio se ubica al nororiente de México, con las coordenadas 25°31'N y 101°19'W. Las maderas y hojas se recolectaron en la Formación Olmos que es parte del Grupo Navarro. La formación se divide en dos facies: una llanura deltaica y una llanura aluvial (meandros fluviales y llanura de inundación fluvial) que son ambientes continentales transicionales (Martínez-Hernández et al, 1980; Flores Espinoza, 1989; citados por Estrada-Ruiz et al., 2007). Las asociaciones de foraminíferos planctónicos sugieren una edad del Maastrichtiano para la Formación Olmos, aunque recientemente se ha propuesto que dicha formación pertenece al Campaniano (Estrada-Ruiz et al., 2007) .

La formación está cubierta por los sedimentos de la Formación Escondido cuya edad es considerada Maastrichtiano tardío. En múltiples estudios se ha sugerido para la Formación Olmos un clima de tipo tropical a subtropical y un paisaje dominado por las plantas asociadas a sistemas deltaicos y sub-ambientes acuáticos, como paleocanales y diques, sugiriendo un clima más cálido y más húmedo debido a su mayor proximidad con el mar epicontinental durante el Cretácico (Weber, 1972, 1975; Martínez-Hernández et al, 1980; citados por Estrada-Ruiz et al., 2007).

El análisis fenético se realizó con base en 15 especies del morfo-género Paraphyllanthoxylon cuyas características se recopilaron a partir de la revisión de publicaciones previas (Tabla 1), en las que se describe su anatomía. A partir de las descripciones hechas por los autores para cada especie fósil, se realizaron varias aproximaciones taxonómicas con ayuda de la base de datos INSIDEWOOD (http://www.iawa-website.org) que permitieron seleccionar las especies actuales con las que Paraphyllanthoxylon comparte caracteres. Este ejercicio se hizo para confirmar y/o complementar las determinaciones hechas por Spackman (1948), Mädel (1962), Cahoon (1972), Cevallos-Ferriz (1983), Thayn et al. (1983), Herendeen (1991), Wheeler (1991), Cevallos-Ferriz y Weber (1992), Meijer (2000), Wheeler y Lehman (2000), Takahashi y Suzuki (2003) y Martínez y Cevallos-Ferriz (2006). Se obtuvo un total de 39 especies de plantas actuales, que posiblemente presentan similitud anatómica con el morfo-género Paraphyllanthoxylon. Se obtuvo un total de seis géneros con siete especies de Lauraceae, siete géneros con 12 especies de Anacardiaceae, cuatro géneros y cinco especies de Burseraceae y en menor proporción, Euphorbiaceae (Tabla 2).

Los caracteres fueron compilados en una tabla de datos (caracteres vs. especies fósiles y actuales) en el programa Microsoft Excel 2000. Para el desarrollo de los análisis fenéticos los datos fueron codificados (Tabla 3), y se construyeron dos matrices básicas de datos (MBDI y MBDII; Tablas 4 y 5). En la primera matriz (MBDI) se utilizaron números para cada estado diferente de un determinado carácter (cualitativos y cuantitativos) y en la matriz MBDII solo se utilizó la codificación de los caracteres cualitativos, conservando los datos originales para los datos cuantitativos (Tabla 3). Para aquellos caracteres en donde el dato es desconocido, se asignó el número 999 (Tabla 4). En total las matrices presentan 54 unidades operativas taxonómicas (OTU, por sus siglas en inglés; 15 maderas fósiles y 39 especies actuales) y 39 caracteres anatómicos. Estos se definieron con base en la lista de caracteres publicada por IAWA (1989).

El procesamiento de los datos se realizó utilizando el análisis de agrupamiento (índice de distancia y correlación) y el análisis de componentes principales (PCA; Figura 1), con el programa NT-SYS (Rohlf, 2000).

El método de agrupamiento de datos se utilizó para determinar el número de agregados a partir de los datos de similitud de cada una de las matrices. Para ello se calculó la matriz de distancia a partir de la distancia taxonómica promedio (DT) de Sokal (1961), siendo para esta matriz el valor cero la máxima similitud entre OTU, y también se calculó la matriz de correlación utilizando el momento producto de Pearson (Crisci y López, 1983), donde la máxima similitud entre pares de OTU está dada por el valor 1. Se obtuvieron seis fenogramas aplicando a las matrices los métodos Completo (Complete Linkage), Simple (Single Linkage) y los promedios aritméticos no ponderados (UPGMA, por sus siglas en inglés) (Crisci y López, 1983). Aquí solo se analizaron los promedios obtenidos a partir del método UPGMA (Figura 1), ya que los fenogramas resultantes no presentan diferencias significativas.

El coeficiente de correlación cofenética se calculó para estimar cómo las técnicas de agrupamiento traducen los valores de similitud (Orozco, 1991).

El PCA permitió obtener un mapa general de la distribución espacial de las especies de maderas fósiles y especies actuales con relación a sus caracteres anatómicos, dando como resultado las proyecciones de los componentes I-II (Figura 2).

 

RESULTADOS

Los resultados se presentan en dos secciones. La primera muestra los resultados obtenidos a partir de la matriz básica de datos MBDI (Tabla 4) y la segunda, los resultados a partir de la matriz básica de datos MBDII (Tabla 5).

Del análisis de agrupamiento a partir de la MBDI se obtuvo el fenograma de correlación UPGMA (Figura 3a) donde se reconocen dos amplios grupos: A y B. El primero está constituido en su mayoría por especies fósiles aunque también incluye algunas especies actuales, y el segundo y más grande está formado por especies actuales. El grupo A se divide en dos subgrupos (A1 y A2) en los que se reconocen tres asociaciones compuestas por especies actuales y especies de Paraphyllanthoxylon. En el subgrupo A1 hay una asociación que se repite en varios de los análisis hechos, compuesta por P. obiraense (10), P. anazasii (8) y Schinopsis balansae (34, Anacardiaceae), con nivel de similitud de 0.445. Las otras dos asociaciones en el subgrupo A2 incluyen por un lado a P. idahoense (2), con Eleutherococcus septemlobus (38, Araliaceae) y Dehaasia sp. (19, Lauraceae) con un mayor nivel de similitud, 0.454, y la última asociación, incluye a P. coloradense (13) y P. mennegae (12) con nivel de similitud menor e igual a 0.295.

En el grupo B se observan dos subgrupos (B1 y B2). El B1 está conformado por especies actuales en su mayoría y solo una pequeña agrupación de Paraphyllanthoxylon abbotti (7) asociada con Alseodaphne semecarpifolia (16, Lauraceae), Campnosperma zeylanica (27, Anacardiaceae) y Boswellia serrata (54, Burseraceae). por último el subgru-po B2, conformado en su totalidad por especies actuales.

En el fenograma obtenido con el coeficiente de distancia UPGMA (Figura 4a) también se forman dos grupos, A y B, en los que hay similitud de asociación entre OTU al compararse con el análisis anterior. En el grupo A, se agrupan especies fósiles y actuales; por ejemplo, con distancia de 1.17, se incluyen P. anazasii (8), P. obiraense (10) y Schinopsis balansae (34, Anacardiaceae). En el grupo B se observan dos subgrupos: B1 y B2. En el B1, se reconoce a especies de Paraphyllanthoxylon asociándose entre sí para formar dos agrupaciones: la primera incluye a Paraphyllanthoxylon arizonense (4), P. marylandense (3), P. capense (6) y P. pfefferi (15) con un mayor nivel de similitud, 0.94, y la segunda agrupación está conformada por P. abbottii (7), P. cenomaniana (9) y P. utahense (1) con nivel de similitud de 1.07. Las especies fósiles y actuales en el subgrupo B1 incluyen a P. idahoense (2) asociado con Elaeocarpus dentatus (46, Elaeocarpaceae) a una distancia de 1.29, y a P. coloradense (13), Commiphora pterocarpa (36, Burseraceae), Bursera graveolens (35, Burseraceae) y Camnosperma panamensis (26, Anacardiaceae), además de P. mennegae (12) y Protium guianense (37, Burseraceae) con distancias de 1.01 y 0.60, respectivamente. Para el subgrupo B2, formado en su mayoría por especies actuales sobresale la agrupación de P. alabamense (5) con Eleutherococcus septemlobus (38, Aralaceae) y Dehaasia sp. (19, Lauraceae) con grado de similitud de 1.10.

En la gráfica bidimensional del análisis de componentes principales para la MBDI, entre el primero y segundo componente (Figura 2a) se forman tres grupos. Hacia la derecha, aproximadamente entre el 2o. y 4o. cuadrantes, se encuentra un gran grupo de especies actuales, agrupándose con fósiles como P. mennegae (12), P. coloradensis (13) y P. abbottii (7). El segundo y tercer grupo, de derecha a izquierda de la gráfica, ocupan espacios en el 1o. y 3er. cuadrantes, y están conformados por especies fósiles en su totalidad. Estas agrupaciones están definidas tanto por el primer componente (PC1) como por el tercer componente (PC3, Tabla 6). Por lo que respecta a P. idahoense (2), P. obiraense (10) y P. anazasii (8), se encuentran separadas entre sí y completamente fuera de cualquier otro grupo; estas ubicaciones están relacionadas con el segundo componente (Tabla 6).

Los eigen-valores, con base en los tres primeros componentes principales, explican el 41.52 % de la variabilidad (Tabla 6), siendo la forma de la punteadura intervascular con aporte de 0.8001 y los bordes reducidos con 0.7564, los caracteres que definen los principales grupos en el primer componente principal, el tipo de fibras con -0.9625 en el segundo componente principal y los contenidos con -0.7774 en el tercer componente principal.

La matriz de datos para el análisis de MBDII incluyó 54 OTU y 28 caracteres anatómicos de la madera (Tabla 5). En el fenograma de correlación UPGMA (Figura 3b) se reconocen dos grupos: el grupo A conformado por dos subgrupos A1 y A2 , y el grupo B, también con dos subgrupos, B1 y B2. En el A1 se identifican parejas y un trío de especies fósiles P. utahense (1) y P. marylandense (3); P. alabamense (5), P. capense (6) y P. pfefferi (15) y P. arizonense (4) y P. cenomaniana (9). Esta asociación es semejante al análisis anterior (Figuras 3a y 4a). En el subgrupo A2 se agrupan especies actuales y fósiles, y además se reconoce dos grupos, el primero incluye a P. obiraense (10) y P. anazasii (8) asociados con Schinopsis balansae (34, Anacardiaceae) con nivel menor de similitud de 0.43, y el segundo está compuesto por P. idahoense (2), Eleutherococcus septemlobus (38, Araliaceae) y Dehaasia spp. (19, Lauraceae). El grupo B está conformado principalmente por especies actuales y en este sobresale la asociación de P. abbottii (7) con Alseodhaphne semecarpifolia (16, Lauraceae), Campnosperma zeylanica (27, Anacardiaceae) y Boswellia serrata (54, Burseraceae) con nivel de similitud mayor a 0.49.

En el fenograma de distancia UPGMA (Figura 4b) se distingue dos grupos. En el primero, grupo A, se reconoce tres pares de especies fósiles, P. arizonense (4) y P. cenomaniana (9), P. capense (6) y P. pfefferi (15) y P. utahense (1) y P. marylandense (3). En el segundo, grupo B, se reconoce dos subgrupos formados por especies actuales y fósiles. Por ejemplo, el subgrupo B1 consta de una especie fósil y una actual, P. abbottii (7) y Alseodaphne semecarpifolia (16, Lauraceae) con grado de similitud de 0.567; también se forma un par de maderas fósiles, P. coloradense (13) y P. mennegae (12) con distancia de 1.072. Además, se distingue la agrupación de P. obiraense (10), P. anazasii (8) y Schinopsis balansae (34, Anacardiaceae). Este análisis sugiere un alto coeficiente de correlación cofenética de 0.8663 entre las OTU.

El análisis de componentes principales muestra en la gráfica bidimensional del primero y segundo componentes (Figura 2b) tres grupos. Hacia la derecha entre, el 2o. y 4o. cuadrantes, un gran grupo de especies actuales se asocian con P. coloradensis (13). El segundo y tercer grupo, de derecha a izquierda de la gráfica, ocupan espacios en el 1o. y 3er. cuadrantes, y están conformados por especies fósiles en su totalidad. Por lo que respecta a P. mennegae (12) y P. abbottii (7), se encuentran separadas entre sí y completamente fuera de cualquier otro grupo; estas ubicaciones están relacionadas con el segundo componente (Tabla 7).

Los eigen-valores o valores propios, explican para los tres componentes principales el 43.26 % de la variabilidad (Tabla 7). Los caracteres que definen a los principales grupos son: la altura del radio (µm) con un aporte de 0.7515, ancho del radio en el número de células con -0.8157, punteaduras intervasculares con 0.7585 y bordes reducidos con 0.7888. En el segundo componente principal, los caracteres con importancia definitoria incluyen a los vasos por mm2 con 0.744 y el diámetro tangencial del vaso con -0.8459. El tercer componente principal se define por las punteaduras vaso-radio con -0.7068.

 

DISCUSIÓN

Entre las especies estudiadas existe una fuerte tendencia a que las especies fósiles se agrupen con miembros de Lauraceae, Anacardiaceae y Burseraceae. Esto se observa a partir del aporte de los caracteres anatómicos de los componentes principales en la formación de agrupaciones discretas de plantas fósiles y actuales. Por ejemplo, un primer grupo conformado por especies fósiles y actuales incluye a P. mennegae (12), P. abbottii (7) y P. coloradense (13) que tienen radios más altos que anchos, punteaduras intervasculares ovales con bordes reducidos y contenidos obscuros (Tabla 7), y que se asocian con Licaria campe-chiana y Alseodaphne semecarpifolia (21 y 16, Lauraceae), Camnosperma panamensis (26, Anacadiaceae), Protium guianens, Commiphora pterocarpa y Bursera graveolens (37, 36 y 35, Burseraceae; Figura 2b). Los vasos por mm2 y el diámetro del vaso (tg) en el componente II, son útiles para determinar la diferenciación intraespecífica (Tabla 7). Por ejemplo, P. mennegae (12) exhibe 45.9 vasos por mm2 con 71 µm de diámetro tangencial de vaso. En contraposición P. coloradensis (13) tiene 24.4 vasos por mm2 y 131 µm de diámetro tangencial del vaso, y P. abbottii (7) tiene nueve vasos por mm2 y 187.5 µm de diámetro tangencial del vaso.

Un segundo grupo de fósiles compuesto por P. marylandense (3), P. capense (6), P. idahoense (2), P. pfefferi (15), P. anasazii (8), P. sp (11), P. obiraense (10) y P. utahense (1) tiene afinidad con Dehaasia spp. (19, Lauraceae), Schinopsis balansae (34, Anacardiaceae), Elaeocarpus dentatus (46, Elaeocarpaceae) y Eleutherococcus septemlobus (38, Araliaceae), y se mantienen unidas por similitudes en las estructuras de los radios ya que son comparativamente bajos y anchos, medidos con base en el número de sus células y presentando punteaduras intervasculares de forma circular, con excepción de P. pfefferi (15) del cual no se conoce la punteadura intervascular y P. sp. (11) que tiene punteadura intervascular romboidal. Numéricamente estos caracteres se expresan como altura de radios de 240 µm, anchura del radio con tres células, densidad promedio de 27 vasos/mm2 y diámetro promedio del vaso de 93 µm.

Resultados semejantes se encuentran en la propuesta de Herendeen (1991), quien propone la existencia de un grupo semejante caracterizado por tener radios multiseriados con pocas |ileras marginales uniseriadas. ,el grupo incluye a P. marylandense (3) (Herendeen, 1991), P. utahense (1) (Thayn et al., 1983), P. capense (6) (Mädel, 1962) y P. idahoense (2) (Spackman, 1948), pero añade P. alabamense (5) (Cahoon, 1972). Mejier (2000) incluye en este grupo a otros tres taxa: P. abbotti (7) (Wheeler, 1991) y P. romanicum (Petrescu, 1978), y comparte con nuestros resultados a P. anasazii (8) (Wheeler y Lehman, 2000).

Una tercera agrupación que nuestro análisis reconoce se compone por P. alabamense (5) (Cahoon, 1972), P. arizonense (4) (lailey, 1924), P. sp. Cananea (14) (Cevallos-Ferriz, 1983) y P. cenomaniana (9) (Takahashi y Suzuki, 2003), y tienen en común en el primer componente principal (Tabla 7) radios más anchos y menos altos, pun-teaduras intervasculares elípticas con ausencia de bordes y contenidos, además de mayor diámetro tangencial de vaso y menor densidad de vasos/ mm2. ,sta agrupación no presenta similitudes con especies actuales (Figura 3 y 4). A esta agrupación hay que añadir P. hainanensis, que aunque esta especie no fue incluida en nuestro análisis, tiene indudablemente similitudes anatómicas con este grupo y representa el primer registro fósil del género para China (Feng et al., 2010).

Como se puede observar en el PCA, otras asociaciones que resaltan la importancia de Lauraceae, lurseraceae y Anacardiaceae en las agrupaciones de las plantas fósiles incluyen a P. mennegae, P. coloradense, P. anazasii y P. abbottii que se relaciona con Dehaasia spp. Por otro lado, P. abbotti (Figura 3a), presenta un índice de correlación de 0.510, con Alseodaphne semecarpifolia (16, Lauraceae), Camnosperma zeylanica (27, Anacardiaceae) y Boswellia serrata (54, lurseraceae), contrastando la similitud entre lurseraceae y Anacardiaceae, y a su vez similitud de asociación con Lauraceae, como en análisis anteriormente publicados.

Hay especies en diferentes conjuntos que tienen agrupaciones menos definidas, aunque se observan acercamientos a ciertos grupos, e.g. P. coloradense (Figura 4a, subgrupo l) es cercana con especies de las familias Anacardiaceae (Camnosperma panamensis, 26) y Burseraceae (Commiphora pterocarpa, 36 y Bursera graveolens, 35). Un segundo ejemplo es P. idahoense (Figura 4a), que con alto índice de correlación aunque bajo coeficiente de distancia parece cercana a miembros de ,laeocarpaceae (Elaeocarpus dentatus, 46 y Aristotelia serrata, 47), Rhamnaceae (Ceanothus velutinus, 53) y Combretaceae (Terminalia manii, 41), familias no muy cercanamente relacionadas entre sí. Inevitablemente esta discrepancia taxonómica de los fósiles requiere, en el futuro, profundizar en el significado de los caracteres así como la influencia del ambiente en ellos, explicando mejor el origen de las convergencias que dificultan las decisiones taxonómicas. Al mismo tiempo estas asociaciones diversas destacan la variabilidad que dentro de uno o varios grupos puede existir, resaltando las similitudes morfológicas que se puede encontrar entre grupos no siempre muy relacionados, seguramente desarrolladas como respuesta a las exigencias ambientales.

Para las tres agrupaciones anteriormente citadas, las características ambientales pueden influir de manera significativa en los taxones representados por los fósiles, seleccionando los caracteres anatómicos en respuesta a las condiciones en las que las especies se desarrollaron a lo largo del Cretácico y hasta el Mioceno. La cercanía fenética de las especies tiene cierta relación con el ambiente y la amplia distribución geográfica. Así, durante el Cretácico, una agrupación restringida principalmente al oeste de América del Norte, incluye a P. idahoense (2), P. pfefferi (15), P. anasazii (8), P. sp. Coahuila (11), P. utahense (1), P. marylandense (3), P. capense (6) y P. obiraense (10), que se correlaciona con las especies que no se agrupan con plantas actuales en los análisis numéricos. También otra agrupación de especies de Paraphyllanthoxylon se observa alejada del Mar Interior del Oeste, tanto hacia el oeste, como el este de América del Norte, e incluye a P. alabamense (5), P. arizonense (4), P. sp. Cananea (14) y P. cenomaniana (9) que son especies que se relacionan con especies actuales. Y por último, P. mennegae (12), P. abbottii (7) y P. coloradense (13) tienden a relacionarse con especies de plantas actuales de Anacardiaceae, lurseraceae y Lauraceae. ,sta misma relación del morfotaxón continúa hasta el Mioceno.

Los resultados alcanzados resaltan la forma en que los caracteres de las plantas fósiles y actuales pueden converger dando valor al concepto de género forma, en que la misma anatomía o morfología de un órgano puede estar representado en más de un género o familia, haciendo difícil su asignación taxonómica, siendo centro de importantes debates en la reconstrucción de plantas paleozoicas y promoviendo discusiones interesantes con base en plantas del Mesozóico y Cenozoico. En el caso de Paraphyllanthoxylon es necesario centrar la atención en la variabilidad anatómica y morfológica de la madera de los taxa involucrados. Seguramente varias de las agrupaciones que ahora se plantean como distintas podrán ser explicadas como representantes de un mismo taxón con amplia variabilidad. Estrada-Ruiz y Wheeler (2007 com. pers.), cada uno de forma independiente, han señalado que existen plantas cretácicas representadas por sus maderas cuya variabilidad hace difícil delimitar especies y aun géneros como Javalinoxylon y Metcalfeoxylon, y sin lugar a dudas, Paraphyllanthoxylon amplía esta lista.

Aunque los resultados muestran la correspondencia que se presenta entre las OTU de Paraphyllanthoxylon con las familias actuales, y de manera especial con Anacardiaceae, lurseraceae y Lauraceae, algunas características no coinciden entre los fósiles y estas familias.Por ejemplo, la presencia de células secretoras y parénquima paratraqueal variable en Lauraceae (Licaria), o presencia de parénquima poco común y tílides variables en Anacardiaceae (Rhus) (Herendeen, 1991), resalta el hecho de que las plantas cretácicas pudieran representar miembros tempranamente diversificadas de los linajes involucrados en la discusión. Por lo tanto, algunos caracteres que hoy son comunes e importantes en la definición de las familias, no están presentes en los miembros cretácicos de los grupos.

El amplio registro foliar de Laurales durante el Cretácico es interesante para entender a Paraphyllanthoxylon. En distintos afloramientos del Cretácico, y en especial del Cretácico Superior, muestreados en América del Norte, las hojas que recuerdan a Laurales, y en especial a Lauraceae, son muy abundantes. La determinación de estas hojas también ha sido complicada y como en el caso de las maderas, poco o nada se ha discutido sobre su variabilidad. Seguramente varias especies de Paraphyllanthoxylon se podrán demostrar relacionadas con especies de Lauraceae, y eventualmente se podrá documentar y entender la presencia de una diversidad importante de plantas completas, no solo de sus órganos, durante el Cretácico.

El norte de México y sur de Estados Unidos tienen formaciones que contienen tanto maderas de Paraphyllantoxylon como hojas de Laurales, que no han podido comprobarse como representantes del mismo taxón, pero su asociación sugiere con fuerza la idea de que se trata de elementos de un mismo taxón en este grupo. De hecho, seguramente hay más de un tipo de planta que probablemente tenían madera muy semejante, difícil de distinguir solo con su xilema secundario. En Coahuila, de donde se conocen por lo menos dos especies de Paraphyllanthoylon y recientemente una nueva especie de Lauraceae a través de su madera, se anticipa que hay cerca de 20 hojas de Laurales, varias muy sugerentes de Lauraceae, pero que requieren de estudio comparativo (Estrada-Ruiz, 2004). En el sur de Estados Unidos esta situación se repite, lo que sugiere que posiblemente esta región geográfica fue importante para la radiación y diversificación de algunos grupos de Lauraceae.

Una situación semejante se presenta para los miembros del orden Sapindales, como Anacardiaceae y Burseraceae. Los reportes pre-cenozoicos son dudosos, pero a partir del Eoceno su distribución geográfica es amplia en el Hemisferio Norte. De hecho, recientemente se reportó una madera de la Formación Olmos, Coahuila, Méx., que se discute como probable miembro de Sapindales, con gran semejanza a Anacardiaceae y Burseraceae, lo que sugeriría que al menos en esta área geográfica algún Paraphyllanthoxylon podrían estar representando a un miembro de Sapindales. Reforzando la presencia de Sapindales en esta región se puede añadir un tipo de hoja compuesta e imparipinada, cuyos foliolos tienen venación broquidódroma, o posiblemente mejor descrita como débilmente broquidódroma, muy semejante a la de Sapindales pero que como en otros casos debe ser detalladamente comparada con plantas actuales (Rodríguez, 2009)

Aunque Paraphyllanthoxylon sigue siendo difícil de interpretar, pues representa a especies extintas de familias distintas, se puede anticipar un aspecto muy atractivo que a futuro contribuirá a explicar la evolución de los linajes a los que pertenecen. Esto se debe a que los caracteres diagnósticos fueron definidos con base en las especies actuales, los cuales no se habían establecido en el Cretácico, por tanto la interpretación de grupos de este tiempo, como Paraphyllanthoxylon, requieren de una alternativa adecuada que se debe buscar en los grupos tempranamente diversificados de los probables órdenes a los que pertenecen. Sin embargo, tratándose de plantas que representan un momento en que éstas aun están radiando y diversificándose, pudiera resultar que las maderas y hojas representan a especies extintas no necesariamente relacionadas de manera muy directa con algún grupo actual. El material del Cretácico Tardío de Coahuila es un ejemplo importante de lo que las plantas de este tiempo pueden aportar para el entendimiento de la biología de ese momento, pues ahora pueden sugerir con mayor fuerza la presencia de cuando menos dos, posiblemente tres, especies con la misma madera en familias distintas, Lauraceae y Anacardiaceae. Esta situación hace importante advertir que los resultados presentados no son concluyentes debido a lo limitado del entendimiento de la variación de las morfoespecies; se resalta la importancia de profundizar en la reconstrucción de plantas completas que permitirán conocer aspectos hasta ahora desconocidos de la biología de las plantas del Cretácico Tardío, que aunque cada vez más cercano a lo actual, continúa teniendo serias interrogantes, que al resolverse eventualmente, ampliarán nuestra visión histórica de la vida.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores desean agradecer al Dr. Javier Caballero Nieto y Dr. José Luis Villaseñor Ríos (Instituto de Biología, UNAM) por sus colaboraciones en los análisis numéricos. También a Emilio Estrada Ruiz por sus aportes y comentarios al morfo-género Paraphyllanthoxylon. A la Dra. Marcela Martínez Millán por la asesoría en los métodos numéricos. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) (clave 54521, 82433, 104515) y al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT-UNAM 228307) otorgados a Sergio R.S. Cevallos-Ferriz por el financiamiento proporcionado para la realización de este trabajo.

 

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