Obituario

 

Sobre el doctor Raymundo Cruz Almanza^&

 

Armando Cabrera Ortiz

 

Instituto de Química de la Universidad Autónoma de México. Circuito Exterior, Ciudad Universitaria, Coyoacán 04510 México, D. F. E-mail: arcaor1@servidor.unam.mx

 

Los apreciados colegas que me antecedieron en esta jornada de remembranza para el Dr. Raymundo Cruz Almanza, como una parte de este simposio en su honor, tocaron algunos puntos sobre el inicio de la vida científica de Raymundo. Los colegas que van a sucederme, hablarán de Ciencia en el área donde el Dr. Cruz Almanza se desarrolló, de tal manera que a mí me queda hablar sobre el amigo, aunque también fuimos coautores en tres publicaciones en 1994 [1], 1995 [2] y 1997 [3], acerca de las interesantes propiedades ácido-base de arcillas tipo montmorillonita, que diferentes colegas como grupo o de manera individual hemos trabajado en esta Universidad. La Química aglutina y no dispersa.

Al Dr. Cruz le conocí cuando recién terminaba mi tesis de licenciatura y él empezaba la suya; yo partía al Instituto Mexicano del Petróleo. Posteriormente, le volví a encontrar durante mis estudios de maestría, él hacia el doctorado.

Recuerdo sesiones de póker, entre otras, en la casa del Dr. Héctor Barrios. Hicimos amistad. Contendimos en campeonatos internos de frontenis entre 1983 y 1984, nunca pude ganarle. Estancias académicas en el extranjero de ambos dieron un compás de espera, hasta que coincidimos aquí, en el Instituto, en 1987. Compañeros docentes en la Facultad de Química creo que desde siempre, compartíamos dudas sobre la enseñanza, dudas más de mi parte que de la suya. Le gustaba ir a mi casa, decía que se estaba agradable. Se sentaba en una silla vieja y frágil que parecía romperse a cada momento; nunca se rompió. Le gustaba escuchar música ahí, en mi sitio, tomar una copa de vino rojo, a veces también un tequila reposado. Era cuasi-vegetariano, cuidaba mucho su salud, pero a veces compartía con sus amigos algunos tragos, algunas buenas pastas, siempre y cuando fueran ligeras. Nos reuníamos algunas veces para festejar el inicio de las vacaciones, comíamos juntos también varias veces en el año, nuestra plática con otros amigos era reflexiva, de búsqueda de soluciones. Nos gustaba enseñar y aprender, hacer bromas, reíamos sin reservas. Un par de veces nos quedamos charlando y tomando un último trago. En la charla y el momento compartíamos puntos de vista, vivencias y esperanzas.

El Dr. Cruz amó a la UNAM, su Universidad, amó muchas cosas y gente, fue libre, especial, comprometido, generoso, gentil y crítico.

Recuerdo la última vez que comimos juntos con otros amigos, un restaurante italiano en Coyoacán. Su lugar lo ví vacío la siguiente vez que fuí... dolió.

La víspera de su partida, lo encontré en la entrada de nuestro Instituto, bromeamos mucho sobre varias cosas, le vi contento y fuerte, después... la ausencia. Termino mi evocación haciendo una pregunta y sugiriendo una respuesta. La pregunta "¿Cuándo vuelven los que desaparecen?", la respuesta es "Cada vez que los trae el pensamiento". De manera que Raymundo Cruz Almanza nunca, nunca se irá de nosotros.

 

Referencias

1. Salmón, M.; Zavala, N.; Martínez, M.; Miranda, R.; Cruz, R.; Cárdenas, J.; Gaviño, R.; Cabrera, A. Tetrahedron Lett. 1994, 35, 5797-5800.         [ Links ]

2. Salmón, M.; Cabrera, A.; Zavala, N.; Espinosa-Pérez, G.; Cárdenas, J.; Gaviño, R.; Cruz, R. J. Chem. Crystallography 1995, 25, 759-763.         [ Links ]

3. Cruz-Almanza, R.; Matzumoto, I.; Fuentes, A.; Martínez, M.; Cabrera, A.; Cárdenas, J.; Salmón, M. J. Mol. Catal. 1997, 126, 161-168.         [ Links ]

 

Nota

^& Palabras pronunciadas por el doctor Armando Cabrera Ortiz en el Simposio en Honor al Dr. Raymundo Cruz Almanza, realizado en el Instituto de Química de la UNAM el 9 de marzo del 2004. http://www.iquimica.unam.mx/simposio cruz.html