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Problemas del desarrollo

versión impresa ISSN 0301-7036

Prob. Des vol.51 no.202 Ciudad de México jul./sep. 2020  Epub 09-Nov-2020

 

Información

In memoriam. Julio López Gallardo

Juan Carlos Moreno-Brida 

Carlo Panicoa 

Martín Pucheta 

aUniversidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Facultad de Economía, México.


Escribimos este recuerdo con profundo pesar porque hoy nos falta Julio, pero también con enorme cariño hacia él, a nuestro extraordinario amigo, lleno de cualidades y brillante economista con una espectacular trayectoria académica, plena en contribuciones de vanguardia. Además de su excelso aporte como investigador, Julio tuvo siempre un enorme compromiso como profesor y mentor. Generoso y exigente, estimulaba intelectualmente a sus estudiantes y los motivaba a utilizar sus conocimientos en bien de la sociedad. Testigo de ello son las varias generaciones de economistas de primera que pasaron por su aula, algunos teniendo la fortuna de haber sido sus asistentes de investigación o supervisados en sus tesis de fin de grado.

Los aportes de Julio a la disciplina económica reflejan una formación académica de gran compromiso acompañado de una serie de afortunadas coincidencias. Cursó su licenciatura en la Universidad de Chile en Santiago, sede de la CEPAL, en ese entonces a la vanguardia del pensamiento sobre desarrollo económico. La liga entre ambas instituciones le permitió estudiar con los mejores exponentes de la escuela estructuralista de América Latina; entre ellos, dos de sus mayores impulsores: Aníbal Pinto y Osvaldo Sunkel. De ahí, ya casado con Judith Villavicencio, la entrañable Pelusa, puso proa a Europa donde estudió con Michal Kalecki e Ignacy Sachs, en la Universidad de Varsovia, y Paolo Sylos-Labini, en La Sapienza de Roma. Julio hizo, así, sus estudios bajo el ala de los fundadores de las dos escuelas más importantes del pensamiento económico heterodoxo del siglo XX: el estructuralismo latinoamericano y la escuela poskeynesiana.

Al volver a Chile, ya con su grado de doctor bajo el brazo, se unió al grupo de científicos sociales que asesoraba en política económica al gobierno de la Unidad Popular, presidido por Salvador Allende. La extraordinaria experiencia de esos años marcó su vida personal y profesional. En efecto, tras el golpe militar de 1973, Julio y Pelusa se exiliaron en Cuba, para un año después hacerlo en Venezuela y finalmente recalar en México en 1979. Ambos abrazaron nuestro país, nuestra gente, convirtiéndose con el tiempo en una pareja de mexicanos. Aquí vieron crecer a sus hijas, Manuela y Antonia -nacidas en Chile- y se entregaron de lleno a la investigación y a la docencia. La Pelusa, como profesora del Departamento de Sociología en el área de Sociología Urbana de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Julio pronto ganó el muy merecido reconocimiento como uno de los mejores profesores/ investigadores de la Facultad de Economía de la UNAM, a la que ingresó por invitación de dos discípulos mexicanos que tuvo en Chile, Arturo Huerta y Eduardo González. Recibió numerosos reconocimientos, incluyendo entre ellos, de manera muy destacada, el Premio Universidad Nacional en 2003.

Las contribuciones que hizo Julio al mundo académico cubrieron diversos ámbitos por demás relevantes de la dinámica y el desempeño de las economías en desarrollo incluyendo, inter alia, la inversión y el crecimiento económico; el empleo y la productividad, la distribución del ingreso y la desigualdad.

Consecuente con lo que enseñaba a sus estudiantes, Julio incorporó en sus investigaciones la dimensión teórica y el análisis estadístico/econométrico con el fin de llegar a recomendaciones de política macroeconómica para impulsar un desarrollo con igualdad. La lista de revistas académicas en las que publicó es de primer nivel, incluyendo El Trimestre Económico, Investigación Económica, Banca Nazionale del Lavoro Quarterly Review, International Review of Applied Economics, Metroeconomica, Journal of Post Keynesian Economics y Problemas del Desarrollo, que abre este número con su artículo póstumo.

En sus libros sobre estudios teóricos y aplicados implementó de manera brillante la macroeconomía kaleckiana al análisis de las economías latinoamericanas. Como es el caso de La economía del capitalismo contemporáneo: teoría de la demanda efectiva; Teoría del crecimiento económico y economías semi-industrializadas y su Macroeconomia de México: el pasado reciente y el futuro posible. Sus libros La economía de Michal Kalecki y el capitalismo actual y Michal Kalecki son referencia obligada de la literatura. Asimismo, junto con un grupo de jóvenes, Julio logró crear un programa de posgrado de nivel internacional, en la entonces Unidad Académica de los Ciclos Profesional y de Posgrado de la UNAM, con lo que contribuyó de manera extraordinaria a la formación de muchos de los importantes especialistas en economía aplicada de México.

Nuestro querido profesor López amaba la literatura, la música y el cine; placeres que con amenas conversaciones compartía -de manera por demás proselitista- con sus amigos. Este gran académico con reconocida presencia mundial en los círculos de la heterodoxia y los poskeynesianos fue, ante todo, un hombre de familia. Cuando sus hijas se mudaron a Francia, a seguir sus estudios y exitosas carreras académicas, Julio y Pelusa tardaron poco tiempo en seguirlas. Así, instalados en París, Julio se entregó a hijas y nietos, e inició nuevas actividades culturales gregarias como conducir un club de lectura. Todo ello, claro está, continuando a la vez con investigaciones que daban lugar a su publicación en revistas académicas de alto impacto.

El extenso y profundo legado académico de Julio es un aporte que ha formado y seguirá formando a generaciones de economistas. A nosotros nos queda también su amistad, refrendada en múltiples ocasiones y lugares en nuestro país -Ciudad Universitaria, Palmira en Morelos, la Guadalupe Inn y tantos más- que recordaremos siempre, así como a su querida familia: la Pelusa, la Manuela y la Antonia. Su culta conversación, su cálida sonrisa y su incansable y sincero interés en el bienestar de sus amigos, nos marcaron. Y, por supuesto, su contagioso sentido del humor.

Gracias apreciado amigo, Julio, por ser quien fuiste y seguirás siendo siempre.

1Los autores agradecen la colaboración de Pedro Enrique Armendares.

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