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Problemas del desarrollo

versión impresa ISSN 0301-7036

Prob. Des vol.46 no.182 Ciudad de México jul./sep. 2015

https://doi.org/10.1016/j.rpd.2015.02.001 

Artículos

¿Por qué disminuyó la migración México-Estados Unidos a partir de 2008?

Why Did Mexico-United States Migration Begin to Decrease in 2008?

Pourquoi l'émigration Mexico-Étas-Unis a diminué à partir de 2008?

Por que diminuiu a migração México-Estados Unidos a partir de 2008?

为何自2008年起墨西哥对美移民有所下降?

Elaine Levine* 

*Centro de Investigaciones sobre América del Norte, CISAN-UNAM, México Correo electrónico: elaine@unam.mx


RESUMEN

Este artículo analiza la migración de mexicanos a Estados Unidos durante las últimas décadas e intenta explicar el porqué de su caída a partir de 2008. Después de algunos señalamientos sobre de las tendencias históricas de la migración laboral a Estados Unidos, el artículo se centra en la ubicación de los mexicanos y otros latinoamericanos en el mercado laboral de aquella nación, como el contexto que enmarca la migración mexicana. Se analizan los impactos de la recesión de 2008-2009 para los trabajadores latinos, en particular para los mexicanos, y el comportamiento del flujo migratorio desde México en los últimos años. La conclusión derivada del análisis de los datos y de las tendencias observadas es que la caída en la migración mexicana, que se registra a partir de 2008, se explica primordialmente por el comportamiento de la demanda laboral estadounidense, provocado por la recesión.

Palabras-clave: migración; flujos migratorios; mercado laboral; trabajadores; crisis económica; tendencias históricas

ABSTRACT

This paper analyzes migration from Mexico to the United States over the past decades and seeks to explain why it began to fall starting in 2008. After providing some background on the historical trends of labor migration to the United States, the article focuses on the place of Mexicans and other Latin Americans in the United States labor market as the context that frames Mexican migration. This work then analyzes the impact of the 2008-2009 recession on Latin American laborers, especially Mexicans, and how migration flows from Mexico have evolved in recent years. The conclusion derived from the analysis of the data and trends observed is that the decline in Mexican migration starting in 2008 can primarily be explained by the behavior of labor demand in the United States, largely determined by the recession.

Key words: Migration; migration flows; labor market; laborers; economic crisis; historical trends

Résumé

Cet article analyse l'émigration de Mexicains aux États-Unis au cours des dernières décennies et tente d'expliquer la cause de la chute de leur nombre observée à partir de 2008. Après quelques remarques sur les tendances historiques de l'émigration économique aux États-Unis, l'article se centre sur la situation des Mexicains et autres Latino-américains sur le marché du travail de ce pays, ainsi que sur le contexte de la migration mexicaine. On analyse les impacts de la récession de 2008-2009 pour les travailleurs latino-américains, notamment les Mexicains, et le comportement du flux migratoire depuis le Mexique au cours des dernières années. La conclusion de l'analyse des données et des tendances observées est que la chute de l'émigration mexicaine, qui est enregistrée depuis 2008, s'explique principalement par la baisse de la demande de travailleurs aux États-Unis, laquelle a été déterminée par la récession.

Mots clés: émigration; flux migratoires; marché du travail; travailleurs; crise économique; tendances historiques

RESUMO

Este artigo analisa a migração de mexicanos aos Estados Unidos durante as ultimas décadas e tenta explicar o porquê da sua queda observada a partir de 2008. Depois de algumas observações sobre as tendências históricas da migração laboral aos Estados Unidos, o artigo se concentra na localização dos mexicanos e outros latino-americanos no mercado laboral daquela nação, levando em consideração o contexto que circunscreve a migração mexicana. Analisam-se os impactos da recessão de 2008-2009 para os trabalhadores latino-americanos, em particular para os mexicanos, e o comportamento do fluxo migratório desde o México nos últimos anos. A conclusão da análise dos dados e das tendências observadas é que a queda na migração mexicana, que se registra a partir de 2008, se explica, primordialmente, pelo comportamento da demanda laboral estadunidense provocado pela recessão.

Palavras-Chave: migração; fluxos migratórios; mercado laboral; trabalhadores; crise econômica; tendências históricas

摘要:

本文对近几十年来墨西哥对美移民情况进行分析,并试图解释为何自2008年起, 移民数量有所下降。本文首先指出墨西哥对美劳务移民的历史趋势,随后重点讨 论影响墨西哥对美移民的社会背景,即墨西哥和其他拉美国家移民在美国劳务市场 的地位。本文对2008-2009年经济危机 丁裔,尤其是墨西哥裔劳动工人的影 响,以及近年来墨西哥对美移民潮的发展演变进行深入剖析。通过对数据和趋势的 解析,我们得到以下结论:自2008年起,墨西哥对美移民呈下降态势,其主要原因 是美国经济衰退引起的劳动力需求的变化。

关键词: 移民; 移民潮; 劳动力市场; 劳动工人; 经济危机; 历史趋势

Clasificación JEL: E32, F22, O15, R23.

Introducción

Los mexicanos que se quedaron en territorio estadounidense después del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, se convirtieron en los primeros migrantes mexicanos en el país vecino. El flujo migratorio, que perdura hasta nuestros días, ha pasado por varias etapas con fluctuaciones marcadas en magnitud e intensidad que responden a cambios tanto estructurales como coyunturales en ambos lados de la frontera.1 A partir de las últimas décadas del siglo XX, el gran crecimiento en el número de mexicanos que han emigrado al "norte" -que es como muchos migrantes se refieren comúnmente al país vecino- consolidó a este flujo como el corredor migratorio (de movimiento entre dos países) más importante del mundo en nuestros días (IOM, 2013).

El incremento relativo más grande en el número de mexicanos radicados en Estados Unidos, que fue de 189%, se dio entre 1970 y 1980, cuando la cifra pasó de 760 mil a casi 2.2 millones (Passel et. al. , 2012). El incremento absoluto más significativo se dio entre 1990 y 2000 cuando el número de mexicanos pasó de 4.5 a 9.4 millones. El aumento numérico también fue bastante importante, de 3.1 millones, entre 2000 y 2007, cuando el total creció de 9.4 a más de 12.5 millones.

Datos recientes del BBVA Research indican que 51.1% de los migrantes que vivían en Estados Unidos en 2013 llegaron a partir de 1996 en adelante, mientras que el 24.1% habían llegado en la década anterior (1986 a 1995), y el 24.1% restante llegó antes de 1986 (Li Ng y Ramírez, 2014). Passel y Cohn (2011) estimaron que un promedio anual de 500 mil mexicanos no autorizados llegaron a Estados Unidos durante el primer lustro del siglo XXI y que el flujo disminuyó marcadamente entre 2007 y 2009. Por lo tanto, se estima que el número total de mexicanos radicados en Estados Unidos decreció a partir de 2009 o 2010 y que ahora fluctúa en torno a los 12 millones sin recuperar todavía su máximo anterior. La explicación de este cambio tan marcado y abrupto, en la tendencia que prevaleció durante más de tres décadas, ha propiciado álgidos debates en los ámbitos académicos y políticos, e inclusive en la prensa, de ambos países.

En particular se destacan los pronunciamientos sobre una tasa neta de migración cero y los factores causales de este fenómeno (véase Cave, 2011; Massey, 2012; Passel y Cohn, 2012). Estas afirmaciones provocaron diversas respuestas por parte de algunos académicos mexicanos quienes plantearon la necesidad de analizar los hechos con mayor detalle para no propiciar conclusiones falsas (Durand, 2011; García Zamora, 2012; Alarcón, 2012; Aragonés, 2011 y 2012). No es nuestro propósito reiterar aquí los términos del debate en torno a la "migración neta cero", sino simplemente hacer algunas acotaciones al respecto. El objetivo principal de este artículo es, más bien, aportar elementos para explicar mejor el papel que han jugado los migrantes mexicanos en el mercado laboral de Estados Unidos, y los cambios en la demanda para la mano de obra de estos migrantes, que desde nuestro punto de vista ha sido el determinante principal de la dinámica de los flujos migratorios en las últimas décadas.

Breves consideraciones sobre la "Tasa neta de migración cero"

En primer lugar es necesario señalar que en la frase "tasa neta de migración cero", la palabra "neta" es tan importante como la palabra "cero". A lo largo de la primera década de siglo XXI el ritmo de las deportaciones de migrantes no autorizados, o "indocumentados", incrementó en más del 100%. Casi 400 mil personas fueron deportadas en 2009 y de ellas los mexicanos constituían más del 70% (Passel y Cohn, 2011). Si aplicamos las proporciones correspondientes al número de mexicanos entre los deportados en 2012 (69.5%) y 2013 (65.5%) al número total de deportados de 2008 a 2013 se puede estimar que entre 1.5 y 1.6 millones de mexicanos fueron deportados durante esos seis años (TRAC, 2014; ICE, n.d.). Por lo tanto se pudo llegar a una "tasa neta de inmigración cero" con la llegada de más de 250 mil nuevos migrantes al año, puesto que la caída en el empleo en Estados Unidos, en los primeros años de este lapso, provocó adicionalmente el retorno voluntario a México de algunas personas.

También es relevante mencionar que tanto Massey (2012) como Passel y Cohn (2012) han centrado su análisis, sobre todo, en la caída tan marcada en el número de inmigrantes no autorizados. Además señalan que al mismo tiempo se dio un incremento leve en el número de mexicanos que ingresaron a Estados Unidos con visas para trabajadores temporales.

Por otra parte, no obstante la caída en la tasa de natalidad y el comportamiento más o menos favorable de algunos indicadores macroeconómicos en México, que debería de brindar mejores oportunidades laborales, la persistencia de la pobreza y precariedad laboral todavía generan condiciones propicias para la emigración. Desde nuestro punto de vista lo que cambió radicalmente, a partir de 2008, son las condiciones económicas, políticas y sociales en Estados Unidos; por lo tanto disminuyó la demanda para la mano de obra de migrantes mexicanos, lo que ha sido un determinante principal de la caída en el flujo migratorio. Para sustentar esta afirmación analizaremos, brevemente a continuación, las tendencias históricas de la migración laboral a Estados Unidos, el papel creciente de mexicanos y otros latinos en el mercado laboral estadounidense, y los impactos de la crisis de 2008-2009 para los trabajadores latinos, y en particular para los migrantes mexicanos.

Antecedentes: tendencias históricas de la migración laboral a Estados Unidos

A lo largo de su historia, la atracción de mano de obra inmigrante ha sido fundamental para el desarrollo económico de Estados Unidos y los flujos migratorios se han ajustado en cierto modo a los altibajos de la actividad económica del país. El auge industrial a fines del siglo XIX señaló el inicio de varias décadas de rápido crecimiento en la inmigración, tanto en términos relativos, como absolutos. Para 1910 la cifra de 13.5 millones de personas nacidas fuera del país alcanzó un máximo histórico en términos porcentuales: 14.7% de la población (Gibson y Lennon, 1999).

En 1921 se implementaron las primeras restricciones cuantitativas a la llegada de nuevos inmigrantes. De todas formas el número total de inmigrantes siguió en aumento, alcanzando la cifra de 14.2 millones de personas en 1930 (11.6% de la población total), hasta que la crisis económica de aquella década revirtió esta tendencia. A partir de ese momento -debido a los efectos combinados de la disminución de los flujos migratorios en general, decesos, deportaciones de muchos mexicanos, y el retorno voluntario de algunos otros grupos a sus países de origen- el número de inmigrantes radicados en Estados Unidos disminuyó a 9.6 millones en 1970, es decir, 4.7% de la población total que a su vez se había incrementado de 122.8 a 203.2 millones de personas (Gibson y Lennon, 1999).

La década de los setenta marcó nuevamente un cambio de tendencia y el número de inmigrantes empezó a crecer rápidamente hasta rebasar los 38 millones en 2007 cuando constituyeron 12.6% de la población total y 15.7% de la Población Económicamente Activa (PEA). Además de estos cambios en los números de inmigrantes, que hasta cierto punto han reflejado las tendencias más generales en el crecimiento económico de Estados Unidos, hay cambios muy significativos en cuanto a los principales lugares de origen de los inmigrantes. Desde su colonización y posterior establecimiento como nación independiente, Estados Unidos fue poblado principalmente por inmigrantes europeos y sus descendientes. Los grupos autóctonos habían sido empujados cada vez más hacia el oeste y en muchos casos llevados al exterminio. Durante la primera mitad del siglo XX los europeos, provenientes sobre todo de Italia, Alemania y Reino Unido predominaban entre los inmigrantes, hasta la década de los sesenta cuando empezaron a manifestarse nuevas tendencias en los flujos migratorios, no sólo hacia ese país, sino a nivel mundial.

Entre otras cosas, la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, la consolidación y expansión de la Unión Europea conllevó a la creciente prosperidad de muchos países europeos, hecho que frenó la salida de emigrantes y convirtió a varios de estos países en destinos para migrantes de otras partes del mundo. La evolución desfavorable de los términos de intercambio para las exportaciones de productos primarios provenientes de muchos países latinoamericanos y dificultades económicas generalizadas, así como el crecimiento poblacional que experimentaron, convirtieron a algunos de ellos en exportadores netos de población. También cambios políticos, o conflictos armados, en partes de Centroamérica, Asia y Europa del Este propiciaron flujos emigratorios desde finales del siglo XX.

Por lo tanto, al iniciarse el siglo XXI la región de origen más importante de los inmigrantes en Estados Unidos era América Latina, seguido de Asia, y en menor medida de Europa. En 2007, 31% de los inmigrantes provenían de México, seguían en importancia como países de origen: Filipinas, India y China con 4% cada uno y después El Salvador, Vietnam, Corea del Sur y Cuba con 3% respectivamente. Para esa fecha Canadá aportaba solamente el 2% de los inmigrantes. De acuerdo con los datos del Migration Policy Institute (MPI) ningún país europeo figuraba entre los 10 lugares de origen más importantes y los inmigrantes europeos constituían solamente alrededor del 13% de los nacidos en el extranjero que residían en Estados Unidos (MPI, 2009; U.S. Census Bureau, 2008). Al mismo tiempo aproximadamente el 27% de los inmigrantes eran asiáticos y alrededor del 54% eran latinoamericanos.

Dado el rápido envejecimiento de la población estadounidense al iniciarse el siglo XXI, los inmigrantes en general, y los inmigrantes latinos en particular, constituyen un componente cada vez más importante de la fuerza laboral. De hecho el ritmo de crecimiento de la PEA estadounidense ha sido descendiente después de la década de los setenta cuando incrementó 29.2% debido a la incorporación de las personas nacidas en la posguerra y la creciente participación de las mujeres. Durante los años de la década de los noventa la PEA creció solamente 11.5%, pero sin los nuevos inmigrantes dicho crecimiento hubiera sido sólo de 5%. En el primer lustro del siglo XXI se observó una tendencia similar, esto es que la mitad o más del crecimiento de la PEA es resultado de la inmigración. Hay un consenso bastante generalizado entre economistas de que al no haber contado con los nuevos inmigrantes, como parte de la PEA de Estados Unidos, se hubiera restringido no solamente el crecimiento del empleo, sino también el crecimiento económico del país durante los años señalados (Sum et al. , 2002; Council of Economic Advisers, 2007).

En el caso específico de los mexicanos, después de la recesión de 2001 y no obstante las mayores dificultades para cruzar la frontera a partir del 11 de septiembre del mismo año, el número de migrantes que llegaron a Estados Unidos fue creciente hasta mediados de 2006. Además durante este lapso entró un número mucho mayor de indocumentados que de autorizados (Passel y Cohn, 2009). Sin embargo, la llegada de indocumentados mexicanos ha disminuido marcadamente en los años más recientes (2007-2013), no porque hayan mejorado las condiciones de vida en México, sino porque han disminuido las perspectivas de encontrar empleo en Estados Unidos. La profunda recesión de 2008-2009 ha frenado por el momento el ritmo de la llegada de trabajadores migrantes y en particular de indocumentados. Estas fluctuaciones evidencian la creciente complementariedad y cierto grado de integración de facto entre el mercado laboral mexicano y el estadounidense. El flujo migratorio desde México se adapta en buena medida a las condiciones de la demanda laboral en el país vecino.

Además, el mercado laboral estadounidense ha experimentado cambios radicales en las últimas décadas, como resultado de las respuestas que en este país se han dado para enfrentar la globalización y la creciente competencia internacional. En general los empleos, tanto los calificados como los no calificados, se han vuelto más inestables, y muchos se han vuelto francamente precarios. Para disminuir costos laborales muchas empresas han comprimido los salarios, mientras la innovación tecnológica hace posible eliminar miles de puestos de trabajo. Pero a la vez que desaparecen empleos en la manufactura tradicional, surgen otros en un sinnúmero de nuevos servicios. En general, los patrones de la oferta y la demanda de mano de obra han cambiado marcadamente. Aun cuando muchos de los nuevos empleos creados en Estados Unidos actualmente son despreciados por quienes han sido desplazados de puestos manufactureros, que pagaban bastante bien, hay una afluencia constante y creciente de inmigrantes mexicanos dispuestos a aceptar casi cualquier trabajo que les proporcione un ingreso en dólares.

El crecimiento económico tan espectacular que logró Estados Unidos en los años ochenta y noventa generó un auge en la demanda de mano de obra a ambos extremos del espectro laboral, es decir, tanto para puestos altamente calificados como para los poco calificados. Este país ha podido atraer una amplia gama de profesionistas provenientes de todas partes del mundo. En los lustros más recientes, Asia destaca como la principal región de origen de los inmigrantes altamente calificados. La mano de obra poco calificada proviene principalmente de México e incluye un número indeterminado, pero considerable de indocumentados (Levine, 2012; Passel y Cohen, 2009, 2011). De hecho el tema de los indocumentados está en el centro de los álgidos debates sobre la política migratoria suscitados en Estados Unidos en las últimas décadas. No obstante la retórica en contra, las estimaciones del número de indocumentados en el país indican una práctica bastante generalizada de emplearlos donde y cuando sea conveniente.

Se observa una tendencia clara de consolidación de nichos laborales para los diferentes grupos de inmigrantes. Mientras que la mayoría de los asiáticos se concentra en ciertos ámbitos técnicos y profesionales, los mexicanos y algunos otros latinos se concentran en la construcción y los rubros menos calificados de la manufactura y, sobre todo, de los servicios. Hay patrones bastante claros en términos de los lugares de origen de los inmigrantes, el capital humano que poseen y los ingresos que pueden alcanzar en Estados Unidos. Los mayores niveles de ingresos de los inmigrantes europeos y asiáticos corresponden a sus niveles mucho más altos de escolaridad -incluso respecto de los de la población nativa- y, por lo tanto, una inserción muy favorable en el mercado laboral. En cambio, la alta proporción de indocumentados, así como los bajos niveles de escolaridad que caracterizan a la mayoría ellos los han colocado en una situación de extrema vulnerabilidad en términos de sus condiciones laborales y niveles salariales.

Contexto general: mexicanos y otros latinos en el mercado laboral de Estados Unidos

Puesto que la motivación principal para migrar a Estados Unidos es conseguir un empleo que pague en dólares no es sorprendente que los mexicanos,2 y sus descendientes, sean el grupo con la tasa de participación más alta en la PEA en dicho país, que fue de 66% en 2013 (USDOL, Tables 5 y 6, 2014). La tasa de 77.3% para los hombres mexicanos fue bastante mayor que la de cualquier otro grupo (blancos 70.5%, afroamericanos 63.5%, asiáticos 73.0%). Aunque la tasa para las mujeres mexicanas, de 54.3%, fue un poco más baja que la de algunos otros grupos (blancas 56.9%, afroamericanas 59.2%, asiáticas 57.1%) es más alta que la tasa de participación en la PEA para las mujeres en México, que durante el primer semestre de 2014 fue de 42% (INEGI, 2014). Estas han sido las tendencias prevalecientes durante las últimas tres décadas o más.

Al mismo tiempo, las tasas de desempleo para los latinos de origen mexicano y los latinos en general han sido mayores que las de los blancos3 y menores que las de los afroamericanos. La tasas registradas para 2013 fueron: blancos 6.5%, afroamericanos 13.1%, latinos 9.1%, mexicanos 9.0%, puertorriqueños 13.6% y cubanos 7.7% (USDOL, Tables 5 y 6, 2014). Las tasas de desempleo reflejan los altibajos de la actividad económica general, subiendo y bajando en contraposición a ésta. En general la tasa de desempleo de los mexicanos es más baja que la de los puertorriqueños y más alta que la de los cubanos. Los cubanos suelen tener tasas de desempleo ligeramente inferiores a las de la población blanca total (que como se ha señalado incluye a la mayoría de los hispanos).

Por otra parte, no es extraño que inmigrantes recientes ocupen los puestos de trabajo menos deseables con los salarios más bajos de Estados Unidos que, sin embargo, representan mucho más de lo que podrían ganar en sus países de origen. Tal ha sido la experiencia de la gran mayoría de los migrantes mexicanos dados sus bajos niveles de escolaridad y sus pocos conocimientos del inglés. Sus desventajas en términos de escolaridad persisten aún entre las segundas y terceras generaciones y repercuten en las oportunidades laborales de muchos latinos de origen mexicano que hayan nacido en aquel país.

Datos del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos (véase Cuadro 1) indican que en el año 2013 la PEA de origen mexicana, es decir, migrantes y sus descendientes nacidos en Estados Unidos, se distribuyó con cierta uniformidad entre cuatro de las cinco principales categorías ocupacionales: 20.3% en ventas y ocupaciones de oficinistas; 18.0% en producción, transporte y movimiento de materiales; 17.7% en recursos naturales, construcción y mantenimiento; y 17.3 en el rubro de gerencia, profesionistas y ocupaciones relacionadas. Su participación en este último rubro fue marcadamente inferior a la de cualquier otro grupo étnico o racial. Al mismo tiempo su participación como trabajadores en el sector de servicios (26.7%) fue el más alto, superando ligeramente a la de los afroamericanos y también la de los puertorriqueños. Solamente 2.6% de los trabajadores mexicanos se emplearon en actividades de agricultura, pesca y silvicultura -que a partir de 2004 ya no aparece como categoría independiente puesto que emplea a menos de 2% de la PEA total-, pero es un porcentaje mucho más alto que el de cualquier otro grupo. Más del 40% de los que se dedican a labores agropecuarias a nivel nacional son latinos (USDOL, 2014).

Cuadro 1 Distribución ocupacional en Estados Unidos por grupos de población, 2013. 

Fuente: elaboración propia con datos de Employment and Earnings, enero 2014, tablas 12 y 13.

A nivel de subcategorías dentro de las cinco categorías principales (como se puede ver también en el Cuadro 1), 9.8% de los mexicanos se ocupaban en puestos de profesionistas y ocupaciones afines. Un porcentaje similar, 9.5%, trabajan en la manufactura y 11.3% se empleaba en trabajos de construcción y extracción; en estos dos rubros hay algunos puestos bien remunerados, para trabajadores altamente calificados y con mucha experiencia, pero la mayoría son puestos de bajos salarios y baja calificación. El 10.8% tenía puestos de oficinistas y apoyo administrativo. En esta categoría hay muchos rubros en los que predominan las mujeres y los salarios tienden a ser bajos. Lo mismo sucede en el área de ventas que absorbió 9.5% de los trabajadores mexicanos. El 9.9 y 9.1%, respectivamente, trabajaba preparando y sirviendo alimentos o limpiando y manteniendo edificios y jardines. En estas ocupaciones los salarios son muy bajos. Dentro de cada una de las categorías más generales, los mexicanos y otros latinos suelen encontrarse concentrados en unos cuantos rubros: ciertas ramas específicas de la manufactura ligera, más que de la pesada; servicios de limpieza y mantenimiento de edificios y jardines; preparación y servicio de alimentos; cajeros en tiendas de autoservicio y ventas de menudeo; trabajos especializados de albañilería, etcétera, por mencionar algunos.

Entre 1990 y 2007 el porcentaje de trabajadores latinos en la PEA incrementó del 7.5 al 14.3%. Los datos por industria (véase Cuadro 2) revelan que, al mismo tiempo, algunos sectores llegaron a depender cada vez más de la mano de obra latina. En el lapso mencionado el porcentaje de trabajadores latinos en las siguientes ramas se duplicó o más: en la panadería de menudeo creció de a 9.0 a 22.3%, en la panadería industrial de 13.0 a 31.7%, en la producción de cemento y productos afines de 8.2 a 19.9%, en actividades de apoyo para la agricultura y silvicultura de 15.4 a 37.1%, en peluquerías de 10.0 a 21.5%, en lavanderías y tintorerías de 14.6 a 31.2%, y en matanza y procesamiento de animales de 17.0 a 35.2% (USDOL, 1991, 2008-2014).

Cuadro 2 Industrias con los porcentajes más altos de trabajadores latinos en 2007, varios años ordenados por % de trabajadores latinos en 2007. 

Fuente: elaboración propia con datos de Employmentand Earnings, 1991, y 2008 a 2014.

Pero los incrementos más espectaculares se dieron en la construcción y en la fábrica de alfombras. El porcentaje en la construcción creció de 8.5% en 1990 a 25.3% en 2007 cuando empleaba aproximadamente 3 millones de trabajadores latinos. Dado el fuerte impacto de la crisis en este rubro, para 2010 el número de latinos había bajado a 2.2 millones, que representaban el 24.4% del total empleado en dicha industria. En otras palabras, aunque la crisis tuvo fuertes repercusiones en el número de personas empleadas en la industria de la construcción, la proporción de latinos, entre ellas, no disminuyó significativamente.

En la producción de alfombras y tapetes la participación de la mano de obra latina se incrementó de 10.1% en 1990 a 29.4% en 2007. Sufrió una caída muy fuerte, al bajar a 19.2% en 2008 y después un incremento espectacular para alcanzar 49% del total ocupado en 2010 de 59 mil. Cuando el número empleado disminuyó en 2011 y 2012 sucesivamente a 50 mil trabajadores la proporción de latinos bajo a 30%. El porcentaje de latinos creció nuevamente en 2013 cuando el total empleado incremento a 55 mil. De todas formas el número de personas ocupadas en esta industria es muy pequeña, pero en la localidad de Dalton Georgia, conocido como "la ciudad de las alfombras" y que es el centro más importante para esa industria en Estados Unidos, los latinos constituyen más de un tercio de la población local.

La concentración ocupacional e industrial de los latinos se entrelaza con su concentración geográfica. Al iniciarse el siglo XXI el 75% de la población latina estaba ubicada en solamente siete estados. Sin embargo, un grupo de estados del sureste -cuya población latina es todavía bastante pequeña- registraron tasas de crecimiento espectaculares -de más de 200 a casi 400% entre 1990 y 2000- en el número de latinos que residen allí, precisamente por las oportunidades de empleo para ellos. A menudo mexicanos y otros latinos son reclutados activamente para ocupar puestos en las empacadoras de carne, procesadoras de pollos, o fábricas de alfombras, que los residentes locales desdeñan. Para consolidar un nicho de mercado de este tipo parece que sólo se necesita una afluencia de inmigrantes latinos y trabajos que casi nadie más quiere desempeñar o salarios que otros no aceptarían. Este hecho es también muy claro en el caso de los trabajos agrícolas en estados como California, Texas, y Oregon. La demanda de mano de obra para desempeñar estos trabajos no deseables, y con remuneraciones bajas, creció marcadamente a finales del siglo XX al mismo tiempo que llegaron las nuevas oleadas de inmigrantes, provenientes de México y de otros países latinoamericanos, más que dispuestos a realizarlos.

Las estadísticas más desagregadas en términos ocupacionales sólo registran el porcentaje de "hispanos o latinos" con respecto al total de personas empleadas en cada categoría. No distinguen entre los diferentes grupos que componen la población latina ni entre inmigrantes y latinos nacidos en Estados Unidos, de tal manera que no podemos analizar aquí los diferentes perfiles ocupacionales a mayor detalle. Lo que sí se puede observar, a partir de la información disponible, es el porcentaje, y por ende el número de trabajadores hispanos en cada rubro de la lista de categorías ocupacionales detalladas que publica el Departamento del Trabajo de los Estados Unidos.

Cabe señalar al respecto que dada la preponderancia de los mexicanos en el conjunto -cerca de dos tercios de los trabajadores hispanos son de origen mexicano- y el hecho de que las divergencias de los otros dos grupos principales, cubanos y puertorriqueños, son a menudo contrapuestos entre sí, los datos para el total de la población hispana nos pueden dar una buena aproximación de la inserción laboral de los mexicanos. Además ligeramente más de la mitad (51%) de los latinos que han tenido empleos en Estados Unidos en años recientes son inmigrantes (Motel, 2012).

Al analizar estos datos durante varios años hemos podido constatar que las ocupaciones en las que se emplean los números más altos de trabajadores latinos son principalmente ocupaciones poco calificadas y de salarios bajos, que no exigen estudios superiores. Lo mismo sucede en el caso de las ocupaciones con porcentajes relativamente altos de trabajadores latinos (es decir, bastante más altos que la proporción total de latinos entre las personas ocupadas) (Levine, 2001, 2008, 2010). Además, la gran mayoría de las ocupaciones con los porcentajes más altos de trabajadores latinos en 2007 y también en 2013 tenían altos porcentajes de trabajadores indocumentados justamente antes del estallido de la crisis al final de 2007 (Passel, 2006).

Impactos de la crisis para los trabajadores latinos

Durante los años más agudos de la crisis (2008-2009) los latinos perdieron una parte proporcional, 14% equivalente a 863,800 puestos, de los 6.2 millones de empleos que desaparecieron en Estados Unidos en estos años. El caso más agudo es la industria de la construcción en la que los latinos perdieron 720 mil empleos. En contraposición a lo anterior su participación en algunos rubros se incrementó ligeramente, seguramente por los menores costos que representa, pero sufrieron pérdidas en muchas de las ocupaciones en las que la concentración de latinos es alta. El Cuadro 3 muestra los cambios netos en el número de latinos empleados por categoría industrial de 2007 a 2010 y entre 2007 y 2013. Durante 2010 cuando algunos sectores iniciaron una ligera recuperación los latinos recobraron 300 mil puestos laborales, aunque el empleo total siguió a la baja con una pérdida adicional de 813 mil puestos, de tal manera que la participación latina en la fuerza laboral empleada creció a 14.3% y continuó al alza para alcanzar el 15.6% en 2013 (USDOL, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014).

Cuadro 3 Número de latinos empleados por industria, ordenados por las industrias con los mayores números de latinos en 2007 (miles). 

Fuente: elaboración propia con datos de Employment and Earnings, 2008 a 2014.

Un análisis de las cifras sobre empleo por categorías ocupacionales desglosados (véase Cuadro 4) revela que durante el periodo 2007-2010 los latinos sufrieron pérdidas netas de puestos laborales en la mayoría de las ocupaciones con altos números de trabajadores latinos. Las cifras anuales revelan que en general las pérdidas más agudas se dieron entre 2008 y 2009, aunque los patrones de comportamiento de cada ocupación son diferentes y seguramente muy ligados a diferencias de comportamiento regional y local, con variaciones para diferentes grupos de la población, y entre ellos para los latinos y los migrantes mexicanos. Sin duda los comportamientos particulares de diversas ocupaciones e industrias, y sus impactos para grupos específicos de la PEA, ameritan un análisis mucho más detallado que no podemos proporcionar en este artículo.

Cuadro 4 Número de latinos empleados por categorías ocupacionales detalladas, 2007, 2010 y 2013. 

Fuente: elaboración propia con datos de Employment and Earnings, 2008 a 2014.

Como señalamos anteriormente, la caída en el número de empleos para los latinos empezó a revertirse en el 2010, aunque el empleo total siguió a la baja. A partir de 2011 se registraron aumentos sucesivos en el empleo total, pero éste no rebasó el nivel alcanzado antes de la recesión, sino hasta mediados de 2014. En el caso de los latinos, en 2012 el número con empleos ya era superior al máximo anterior alcanzado en 2007. Rakesh Kochhar et al. (2010) constataron que durante el primer año de recuperación económica, a partir de julio de 2009, la tasa de desempleo para inmigrantes empezó a disminuir ligeramente (bajó 0.6%), aun cuando para los trabajadores nativos siguió al alza (subió 0.5%). De todas formas hasta mediados de 2010 el número de inmigrantes empleados permanecía por debajo del nivel que había alcanzado antes de la recesión. Este ligero incremento en el empleo para inmigrantes fue acompañado por una caída en sus ingresos, de 4.5% frente a una disminución de menos de 1% en los ingresos de los trabajadores nativos. Además resulta que los inmigrantes latinos son quienes experimentaron las mayores pérdidas en términos de ingresos; su mediana salarial semanal cayó 1.3% de 2008 a 2009 y después un 5.8% adicional de 2009 a 2010 (Kochhar, 2010: 7).

Migrantes mexicanos

Como se ha argumentado líneas arriba, la situación laboral de los latinos en conjunto es un buen reflejo de las condiciones de los de origen mexicano, que incluye tanto a inmigrantes como a personas nacidas en Estados Unidos. Sin embargo, hay diferencias significativas en los indicadores socio-económicos para estos dos grupos que constituyen la población México- estadounidense. Datos presentados por el PEW Research Center para el año 2011 permiten hacer comparaciones entre los latinos en conjunto, los de origen mexicano nacidos en Estados Unidos y los inmigrantes mexicanos (González-Barrera y López, 2013). Como es de esperarse, la mayoría de los que son inmigrantes tienen desventajas en cuanto al manejo del inglés, nivel de escolaridad, y en muchos casos un estatus migratorio irregular que limita sus posibilidades de acceder a empleos de mayor calificación y mayores ingresos.

La proporción de hombres es ligeramente mayor entre los inmigrantes y también su tasa de participación en la PEA es mayor (véase Cuadro 5). El porcentaje de personas empleadas es mayor, y por ende la tasa de desempleo es más baja para los inmigrantes, aunque en ambos casos está por encima de la tasa general. En 2011 la tasa general de desempleo de fue de 8.9% mientras que los inmigrantes mexicanos registraron una tasa de 10.3% y entre la población de origen mexicano fue aún más alta, 14.1%. Evidentemente para los inmigrantes el empleo es la motivación principal para radicar en Estados Unidos y un factor fundamental para permanecer en ese país. Muchos de los que pierden sus empleos se ven obligados a regresar a México, como sucedió durante los años más agudos de la recesión de 2008-2009.

Cuadro 5 Comparaciones indicadores latinos, mexicanos nacidos en EE. UU. y mexicanos inmigrantes, 2011. 

Fuente: elaboración a partir de datos de PEW: a Demografic portrait of Mexican Origin Hispanics in the U.S., 2013.

Los inmigrantes están bastante rezagados en términos de escolaridad, lo que repercute en su perfil ocupacional y nivel de ingresos. Están mucho más concentrados en la construcción, la manufactura, la agricultura y los servicios poco calificados, como los de limpieza, mantenimiento, etcétera. La ocupación de personas de origen mexicano en empleos como profesionistas y gerentes y en ventas y puestos administrativos es mucho mayor que la de los inmigrantes mexicanos. La mediana del ingreso de los inmigrantes mexicanos es menor que la de los de origen mexicano y la del conjunto de los latinos. Las diferencias son más marcadas en el caso de las personas que tuvieron empleos de tiempo completo durante todo el año. La diferencia es bastante marcada en el caso de los hogares, no obstante el hecho de que los hogares de los inmigrantes suelen tener más personas con empleo.

Después de las deportaciones masivas de mexicanos en los años treinta debido a la "Gran Depresión" la migración no temporal hacia Estados Unidos creció muy poco durante varias décadas. Transformaciones en el mercado laboral estadounidense a partir de los años setenta motivaron nuevamente los flujos migratorios de tal manera que a partir de la década de los ochenta la llegada de nuevos inmigrantes tuvo el peso principal en el crecimiento de la población mexicana en el país vecino. Esta tendencia se mantuvo durante dos décadas. A partir del siglo XXI, no obstante un crecimiento fuerte, en términos absolutos, en el flujo migratorio, el crecimiento de la población mexicana nacida en Estados Unidos superó nuevamente el incremento debido a la llegada de nuevos inmigrantes. Las crecientes dificultades para cruzar la frontera después del 11 de septiembre de 2001 frenaron la migración circular y contribuyeron a una permanencia más prolongada de los migrantes en el lugar de destino. Este hecho incentivó la movilidad de familiares que se habían quedado en México y un aumento significativo en los nacimientos de hijos entre los mexicanos ahora asentados en Estados Unidos. Actualmente, aproximadamente el 65% de la población México-estadounidense ha nacido en aquel país y solamente el 35% ha nacido en México (PEW, 2012, 2013). No obstante lo anterior, en 2011 se estimaba que en la PEA el número de inmigrantes mexicanos todavía superaba ligeramente al número con ascendencia mexicana nacidos en Estados Unidos (7.635 millones frente a 7.557 millones).

Sin duda es difícil contabilizar a personas que hacen lo posible para no ser contadas como es el caso de los inmigrantes no autorizados o "indocumentados". De acuerdo con estimaciones recientes alrededor del 55% de los aproximadamente 11.1millones de inmigrantes no autorizados que residen en Estados Unidos son mexicanos (González-Barrera y López, 2013). Por lo tanto, un poco más de la mitad (51%) de los inmigrantes mexicanos se encuentran es esta situación, mientras que el 32% son residentes legales permanentes y el 16% han adquirido la ciudadanía estadounidense. Sin embargo, es difícil tener cifras muy precisas sobre el número de personas nacidas en México que residen en Estados Unidos actualmente y saber de manera certera cuál ha sido el comportamiento de los flujos migratorios en los últimos años. El US Census Bureau y fuentes muy reconocidas como el BBVA Research y el PEW Research -quienes elaboran sus estimaciones a partir de datos del propio US Census Bureau- dan cifras que difieren entre sí hasta en algunos cientos de miles y en donde los cambios en las tendencias no siempre se registran a partir de las mismas fechas (véase Cuadro 6).

Cuadro 6 Estimaciones del número de migrantes mexicanos en Estados Unidos y su participación en la PEA, varios años. 

*Las cifras en paréntesis corresponden a estimaciones publicadas en 2012 y las otras fueron publicadas en 2013.

Fuente: elaborado con datos de BBVA, PEW y US Census Bureau.

De todas formas hay cierto consenso entre expertos (Massey, 2010; Passel et al ., 2012) de que el flujo de migrantes mexicanos tan marcado durante los primeros años del siglo XXI se detuvo en algún momento entre 2006 y 2010 y que, por lo tanto, el número total de inmigrantes mexicanos que residen en el país vecino ha permanecido algo estancado desde entonces. Las razones más citadas para este cambio en la tendencia de las décadas anteriores son mayores costos y mayores dificultades para cruzar la frontera a partir de 2001, aunado al incremento en las deportaciones registradas a partir de 2008 y, sobre todo, las pocas perspectivas de encontrar empleos desde que se inició la crisis de 2008-2009. Además estos dos acontecimientos, los ataques terroristas y la crisis económica, han servido para exacerbar sentimientos anti-inmigrantes entre algunos sectores de la población estadounidenses y crear condiciones hostiles para inmigrantes provenientes de México y otros países latinoamericanos.

Los datos proporcionados por el US Census Bureau (2014) revelan que el número de inmigrantes mexicanos en la PEA estadounidense bajó de 7 523 en 2007 a 7 483 en 2008. Se recuperó ligeramente en 2009 (7 515) y en 2010 (7 582) ya había rebasado el nivel de 2007. Cayó nuevamente en 2011, a 7 403 y repuntó a 7 681 en 2012 (véase Cuadro 6). El nivel del empleo entre los inmigrantes mexicanos también sufrió altibajos durante este lapso. Disminuyó de 7 108 en 2007 a 6 510 en 2009. Subió ligeramente, a 6 628 en 2010 y cayó a 6 530 en 2011. Aumentó nuevamente a 6 892 en 2012, pero sin alcanzar todavía el nivel que tenía en 2007.

Los cambios totales se manifestaron de manera diferenciada a nivel de la estructura ocupacional. El cambio más notorio es la disminución absoluta y relativa en ocupaciones en construction , que fue el ámbito más afectado por la recesión, y en donde de acuerdo con estos datos los inmigrantes mexicanos perdieron alrededor de 670 mil empleos. En production la baja fue 80 mil. Las pérdidas fueron menores de 10 mil puestos en sales , y en installation, maintennance and repairs . Al mismo tiempo el empleo en services incrementó por 329 mil. En las categorías ocupacionales restantes: management, business and finance ; oficinistas y office and administrative ; y farming, forestry and fishing , el incremento del empleo fue de 20 mil a 60 mil puestos. Los datos del empleo por industria reflejan estas mismas tendencias. En síntesis, en términos globales las oportunidades de empleo para inmigrantes mexicanos en Estados Unidos disminuyeron entre 2007 y 2012 y todavía no hay indicios claros de una recuperación sostenida en la demanda para mano de obra inmigrante poco calificada (véase Cuadro 7).

Cuadro 7 Estructura ocupacional de inmigrantes mexicanos en EE.UU. 2007 y 2012. 

Fuente: elaborado con datos del US Center Bureau.

Conclusiones

Hemos constatado aquí que, desde la década de los setenta hasta el 2007, la emigración de mexicanos a Estados Unidos tuvo un crecimiento muy vigoroso. A partir de 2008 se registran estancamientos o caídas y diversas fluctuaciones en el número de inmigrantes mexicanos radicados en el país vecino, que varían ligeramente según la fuente consultada. Estamos conscientes de que los flujos migratorios entre México y Estados Unidos y sus fluctuaciones se deben a la interacción de un conjunto de factores económicos, políticos y sociales y sus respectivas manifestaciones, tanto coyunturales como de largo plazo, en ambos lados de la frontera. Intentar encontrar explicaciones uni-causales carece de sentido.

Sin embargo, consideramos que las tendencias más recientes observadas en la migración desde México se explican primordialmente por el comportamiento de la demanda laboral estadounidense. Los cambios en las actitudes hacia la inmigración y el endurecimiento en la aplicación de las políticas migratorias que se dieron a partir de los atentados del 11 de septiembre por sí solos no fueron suficientes para frenar la llegada de migrantes mexicanos. De hecho, dada la creciente demanda de mano de obra barata en una etapa de fuerte crecimiento económico, y no obstante las mayores dificultades y costos más altos para entrar a Estados Unidos sin visa, el flujo alcanzó cifras históricamente altas a finales del siglo XX y durante el primer lustro del siglo XXI. Fue solamente a raíz de la recesión de 2008 2009, y la fuerte caída que se produjo en el nivel del empleo, que se frenó la migración.

Oficialmente la recesión, caracterizada como la más severa desde la "Gran Depresión", terminó en junio de 2009. El crecimiento macroeconómico ha sido débil desde entonces. En algunos momentos había temores de una nueva caída. De hecho se registró una disminución de -1.5% en el primer trimestre de 2011 seguida por una tasa positiva de 2.9% en el segundo trimestre y una baja de -2.1% en el primer trimestre de 2014 seguida por un incremento de 4.2% en el segundo trimestre (US Bureau of Economic Analisis, 2014). Pasaron cinco años, hasta junio de 2014, para que el número de empleos volviera a la cifra alcanzada a finales de 2007. Para esa fecha la tasa de desempleo (6.1%) estaba todavía por encima de la de 2007 (4.6%) y la tasa de participación en la PEA (62.8%) era menor que la que prevaleció durante varios años antes del inicio de la recesión, alrededor del 66%.

En 2012 el número de inmigrantes mexicanos en la PEA de Estados Unidos fue un poco mayor que el número que había en 2007. Sin embargo, el número que tenían empleo en 2012 fue bastante inferior y la tasa de desempleo entre los migrantes era todavía casi el doble de la que se registró antes de la recesión. Si inmigrantes mexicanos radicados en Estados Unidos son la fuente principal de información, para sus parientes y paisanos en México, sobre la oferta de empleos para nuevos inmigrantes es de suponer que también les avisan sobre la falta de empleos y las crecientes deportaciones. Cualquier medición del número actual de migrantes, o cualquier consideración sobre los intentos o las intenciones de emigrar, tiene que tomar en cuenta que entre 2008 y 2013 aproximadamente de 1.5 a 1.6 millones de mexicanos han sido deportados de Estados Unidos.

Por otra parte, independientemente del comportamiento de otros indicadores macroeconómicos, no se puede ignorar la precariedad del empleo en México y las diferencias salariales entre los dos países como los factores que motivan la emigración. Fuentes oficiales reconocieron que la tasa de informalidad laboral fue del 58.78% en julio de 2014. El 27.17% de las personas con empleo laboraban en el sector informal y un 31.61% más no tenía una vinculación laboral formal con su empleador (INEGI, 2014b). A principios de 2014 más del 80% de las personas con ingresos en México recibían una remuneración inferior a la mitad del salario mínimo estadunidense (cálculos míos a partir de datos del INEGI, 2014a). Según datos oficiales para 2012, 53.3 millones de mexicanos, el 45.5% de la población, vivía en "pobreza" (Coneval, 2013). Al mismo tiempo informaron que había un total de 60.6 millones, el 51.6% de la población, con un ingreso "inferior a la línea de bienestar".

Dadas estas condiciones es difícil pensar que la oferta de mano de obra barata proveniente de México haya disminuido significativamente a partir de 2008, cuando se empezó a registrar un estancamiento en los números de inmigrantes mexicanos radicados en Estados Unidos. Lo que cambió sustancialmente a partir de ese año son las condiciones de demanda laboral en el país vecino. La crisis económica también exacerbó aún más los sentimientos anti-inmigrantes, subyacentes entre ciertos sectores de la sociedad estadounidense, y generó un clima social y políticamente hostil para muchos migrantes, en particular para mexicanos indocumentados. Queda por verse cómo evolucionará la interacción de la oferta de mano de obra mexicana con la demanda laboral en Estados Unidos una vez que se haya reactivado plenamente la economía de ese país.

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1Para una síntesis de las etapas, características y explicaciones teóricas de la migración México-Estados Unidos véase Durand y Massey, 2003.

2En los datos del US Department of Labor se clasifican como hispanos o latinos “mexicanos” o de “origen mexicano” a las personas nacidas en México que viven en Estados Unidos y también a los descendientes, nacidos en Estados Unidos, de padres o abuelos, etcétera, que nacieron en México.

3La tasa de desempleo de los blancos no hispanos es más baja que la cifra que se indica aquí que incluye también a gran número de hispanos dentro del conjunto de blancos, puesto que de acuerdo con las definiciones de Census Bureau de Estados Unidos, el término hipano o latinop, que poe lo general se usan indistintamente, es una clasificación étnica, pero no racial.

Recibido: 17 de Noviembre de 2014; Aprobado: 12 de Febrero de 2015

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