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Problemas del desarrollo

versión impresa ISSN 0301-7036

Prob. Des vol.44 no.175 Ciudad de México oct./dic. 2013

 

Artículos

 

Desempleo entre los jornaleros agrícolas, un fenómeno emergente

 

The Emerging Phenomenon of Unemployed Agricultural Day Laborers

 

Chômage parmi les journaliers de l'agriculture, un phénomène émergent au Mexique

 

Desemprego entre os trabalhadores agrícolas por dia, um fenómeno emergente

 

出现的农业劳动力失业现象

 

Antonieta Barrón*

 

* Profesora de la Facultad de Economía de la UNAM, México. Correo electrónico: antonietabarron@yahoo.com.mx.

 

Fecha de recepción: 28 de febrero de 2013.
Fecha de aceptación: 21 de mayo de 2013.

 

Resumen

Este artículo tiene como propósito presentar un fenómeno no planteado en el estudio de mercados de trabajo agrícolas y empleo rural, se cuestiona la definición de desempleo, y se plantea cómo esta definición, asumida por el INEGI, se aplica en los mercados de trabajo formales pero no en los no formales, los agrícolas. Se hacen comparaciones entre los niveles nacional y rural para concluir con los estudios de caso que refuerzan la tesis inicial, el aumento del desempleo en los mercados de trabajo rurales.

A lo largo del trabajo se resaltan las diferencias por sexo y se concluye que el desempleo rural afecta más a las mujeres que los hombres, fenómeno contrario al de nivel nacional.

Palabras clave: jornaleros agrícolas, migración, desempleo.

 

Abstract

The objective of this work is to introduce a phenomenon that has not been proposed in the study of agricultural labor markets and rural employment. This text questions the traditional definition of unemployment and discusses how this definition, which is in use by the National Statistics Institute (INEGI), is applied in formal labor markets, but not in the informal realm. Finally, this work compares the national and rural levels and uses case studies to conclude and reinforce the initial thesis of increased unemployment in rural labor markets.

This work highlights gender differences and concludes that rural unemployment affects women more than men, contrary to the phenomenon at national level.

Key Words: agricultural day laborers, migration, unemployment.

 

Résumé

Ce travail a pour objet de présenter un phénomène qui n'est pas exposé dans l'étude des marchés du travail agricole et de l'emploi rural. La définition du chômage est ici mise en question et il est posé que cette définition, admise par l'INEGI (Institut national de statistiques et géographie du Mexique), s'applique aux marchés du travail formels mais pas aux marchés informels, ceux de l'agriculture. La comparaison est faite entre le niveau national et le niveau rural pour conclure par des études de cas qui renforcent la thèse de départ, soit l'augmentation du chômage sur les marchés du travail dans le monde rural.

Tout au long du travail, on note les disparités entre les deux sexes et il est conclu que le chômage en zone rural touche plus les femmes que les hommes, phénomène contraire à la tendance nationale.

Mots clés : journaliers de l'agriculture, migration, chômage.

 

Resumo

O trabalho titulado "Desemprego entre os trabalhadores agrícolas por dia, um fenómeno emergente" tem como propósito apresentar um fenômeno não considerado no estudo de mercados de trabalho agrícolas e emprego rural, se questiona a definição de desemprego, e se pergunta como esta definição, assumida pelo INEGI, se aplica nos mercados de trabalho formais, mas no nos informais, os agrícolas. No artigo se faz comparações entre o nível nacional e o rural para concluir com os estudos de caso que reforçam a tese inicial, o aumento do desemprego nos mercados de trabalho rurais.

Ao longo do trabalho se ressaltam as diferenças por sexo e se conclui que o desemprego rural afeta mais às mulheres que aos homens, fenômeno contrário ao que passa a nível nacional.

Palavras-chave: trabalhadores agrícolas por dia, migração, desemprego.


摘要:

本项研究的目标是介绍农业劳动力和农村就业研究中尚未关注的一个现象。本文对传统失业概念提出质疑,并讨论国家统计局使用的这一概念如何在正规劳动力市场加以应用,而不是在非正规领域。最后,本文比较了全国和农村的失业水平问题,并使用案例研究得出结论,强调了农村劳动力市场的失业现象。

关键词: 农业劳动力 移民 失业

 

Introducción

La crisis económica que se convirtió en global desde finales de 2007 y se inició en Estados Unidos, derivó en un problema que en algunos países es grave, el desempleo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT): "Al despuntar 2012 uno de cada tres miembros de la fuerza de trabajo está desempleado o es pobre. Es decir, que de una fuerza de trabajo de 3 300 millones de personas, 200 millones está desempleada y 900 millones viven con su familia con ingresos inferiores al umbral de pobreza de dos dólares de Estados Unidos por día" (OIT, 2012: 33).

Entre los efectos más evidentes de la crisis en México está el desempleo abierto, que en el pasado reciente era insignificante, debido principalmente a la forma de definirlo: para considerarse desocupada a una persona debe cumplir con tres condiciones: buscar trabajo en el periodo de referencia, no haber realizado ninguna actividad para obtener ingresos y estar disponible para trabajar.

Dadas las características económicas de México, la población económicamente activa no puede estar desempleada pues carece de seguro de desempleo y busca siempre cualquier opción para generar ingresos aunque sea de manera precaria. Sin embargo, a pesar de las limitaciones de tal definición, en la actualidad el desempleo alcanza niveles inusitados porque ha afectado a todas las capas de la población, urbana y rural y a todas las edades, así, desempleo, empleo vulnerable y pobreza están íntimamente ligados.

De acuerdo a la OIT, algunos indicadores como el empleo vulnerable y el desempleo son síntomas de pobreza generalizada. El primero, equivale a la suma de trabajadores por cuenta propia y los familiares no remunerados, respecto al empleo total. Aunque la OIT no lo incluye, la definición de empleo precario debería agregarse a la población ocupada que carece de prestaciones. Entre los trabajadores por cuenta propia lo predominante es que tengan ingresos precarios, se caracterizan por carecer de una relación contractual, no cuentan con prestaciones ni protección social, los familiares no remunerados están en condiciones de mayor vulnerabilidad, este es un indicador más sensible al género y a la población rural.

El análisis de desempleo tiene que hacerse separando a la población urbana de la rural, pues los comportamientos son diferenciados, la posibilidad de conseguir empleo en áreas urbanas es mayor que en las rurales, de ahí que el llamado desempleo abierto sea mayor en áreas urbanas que en rurales. Para la población rural el desempleo no ha sido un problema que se registre ampliamente, si tiene trabajo, trabaja, si no tiene no busca porque conoce los canales y tiempos de conseguir empleo, de ahí que los conceptos de ocupado y desocupado se asocien más al empleo formal y de áreas urbanas, sin embargo, los cambios que se han suscitado en la economía nacional y en la rural, han provocado la emergencia del fenómeno del desempleo rural y agrícola.

Por lo anterior, el propósito de este trabajo es analizar cómo se comporta el empleo entre la población jornalera que acude a los mercados de trabajo agrícolas intensivos en mano de obra, destacan tres regiones, Valle de Culiacán, Sinaloa, Valle de San Quintín, Baja California y Armería, Colima, los dos primeros son los mercados de trabajo agrícolas más importantes, bajo la hipótesis de que la crisis que afecta a la población provoca un cambio en la estrategia de sobrevivencia de la población rural y migra, fenómeno que presiona a los mercados de trabajo agrícolas al aumentar la oferta de mano de obra ante cambios poco significativos en la demanda, con el resultado de un aumento del desempleo rural.1

Para llevar a cabo este análisis se tomaron como referente tres fuentes, el Censo de población, las encuestas que ha llevado a cabo el Programa Nacional con Jornaleros Agrícolas (Paja), y los estudios de caso en Sinaloa, Baja California y Colima donde se encuestaron 935 jornaleros (501 hombres y 434 mujeres).

El censo de población nos permite tener una visión macro; las encuestas del Paja igual pero específica y los estudios de caso permiten corroborar las hipótesis sugeridas, a final de cuentas el análisis micro le da certidumbre a las tendencias macro.

 

Una referencia

La desaceleración de la actividad económica se reflejó en el crecimiento del PIB que en 2007 creció 3.32% y en 2009 fue negativo de -6.0%, siendo el sector manufacturero el más afectado, con una tasa de -7.7 por ciento.

Como se puede observar en la gráfica 1, la crisis de 2007 hizo algunos estragos en 2008 pero el golpe fuerte se observa en 2009, la recuperación de 2010 tiene que ver en parte con la fuerte caída de 2009, pero después en 2011 se muestra la tendencia real del sector agropecuario, aunque este contribuye con muy poco al PIB, 4% en 2003 y 3.5% en 2011, que fue el más afectado. En menor medida, y por un periodo corto, fueron afectados el sector secundario y el terciario. La caída del PIB a partir de 2008, vino acompañada de un aumento del desempleo y del empleo vulnerable.

 

Precarización del empleo rural. Una visión macro

La población en las áreas rurales aún tiene un peso importante, aunque a la baja, constituye casi una cuarta parte (23.2%) de la población total que significa en números absolutos 26.1 millones de habitantes, y si se agregara a la población rural ampliada, llegaría a 32.4 millones de habitantes.2 De los 26.1 millones de habitantes en las áreas rurales, la población ocupada ascendía a 8.1 millones de personas, que representa 48% de la población de 15 años y más.3 La actividad económica predominante entre la población rural es la agricultura para los hombres y los servicios para las mujeres.

Es evidente que la agricultura es una actividad predominantemente masculina, pero sólo es así cuando hablamos de promedios nacionales, dado que en los mercados de trabajo específicos el peso de las mujeres puede ser dominante.

En áreas urbanas es posible que las mujeres se concentren en actividades de servicios, en comercio al menudeo y el trabajo doméstico que en el pasado reciente fue predominante, en la actualidad constituye alrededor de 10% en escala nacional, sin embargo, en áreas rurales, no tienen mucho peso estos mercados de trabajo. En el censo de población de 2010, la codificación de la población por ocupación principal en actividades agropecuarias se compactó en algo que se denomina trabajadores en actividades elementales y de apoyo, comprende a quienes realizan trabajo de beneficio agropecuario y labores específicas como "piscadores". En esa categoría se encontraba 19% de los hombres y 27% de las mujeres (parece ser que el INEGI al ser advertido sobre la importancia de estas categorías para los estudios agropecuarios se dio a la tarea de recodificar estas ocupaciones con su especificidad, pero no se tuvo acceso a esta información en el momento de elaborar este documento).

Tomando en cuenta la definición de empleo vulnerable planteada por la OIT,4 observamos que los trabajadores en condiciones de empleo vulnerable son proporcionalmente mucho más entre la población rural que urbana.

Llama la atención que las diferencias en ambos casos de empleo vulnerable con mayor presencia de las mujeres son mínimas. Pero sí es revelador que en el caso de la población rural los niveles de empleo vulnerable son devastadores frente al promedio nacional.

A la presencia de empleo precario en zonas rurales, agreguemos la distribución del ingreso. Según la ENIGH entre 2008 y 2010 se produjo una tendencia en la concentración del ingreso.

No obstante que las zonas rurales son las más pobres, la tendencia en la concentración del ingreso se percibe igual que la media nacional, en este periodo tan corto los cuatro primeros deciles y el sexto vieron reducido su ingreso mientras los dos últimos lo incrementaron.

Si se compara la distribución del ingreso urbano y rural, las diferencias en la concentración son muy marcadas.

Mientras en áreas urbanas 23.5% de los hogares concentran 54% del ingreso, niveles muy altos de concentración del ingreso, en las áreas rurales 7.2% de los hogares concentra 29% del ingreso. Es decir, proporcionalmente en las áreas rurales la concentración del ingreso es mayor, aunque la proporción de pobres es similar en áreas rurales que urbanas.

La tendencia no se modifica desde principio de los noventa, por el contrario, se agudiza. En 1992 en las áreas rurales los dos primeros deciles más pobres concentraban 15.8% del ingreso, frente a los dos últimos más ricos que concentraban 24%, en 2010 los dos primeros deciles concentraban 16.3% del ingreso y los dos últimos más ricos 28.9 por ciento.

Dado que no se puede extraer información de la ENIGH sobre el ingreso de la población ocupada rural porque ésta se capta por hogar, y bajo el supuesto de que la actividad principal entre la población rural es la agricultura, se toma a la población ocupada en el sector agropecuario para analizar la distribución del ingreso, donde se observan una vez más grandes desigualdades.

Trabajar en actividades precarias y recibir ingresos bajos están relacionados, ya que éstas se concentran en la agricultura y en áreas rurales. Como se puede observar en el cuadro 4, mientras en escala nacional 36.7% de la población ocupada recibe hasta dos salarios mínimos,5 en el sector agropecuario esta proporción alcanza 70.9%. Los que no reciben ingresos asciende a 8.33% en el nivel nacional y en el sector agropecuario esta proporción asciende a 40.8 por ciento.

A lo anterior se agrega la falta de prestaciones a la población ocupada rural, que muestra relaciones de trabajo muy precarias no obstante que se refiere a los ocupados de áreas rurales en todas las ramas de actividad. Los registros de la muestra censal corroboran la proporción de asalariados rurales sin prestaciones.

Unas de las prestaciones que suponen seguridad en el empleo es el ahorro para el retiro y el reparto de utilidades, las más altas proporciones de ocupados rurales sin éstas se encuentran en esos rubros.

Lo anterior marca los elementos que fomentan la migración rural, si 40.8% de trabajadores no recibe ingresos, 71% recibe hasta dos salarios mínimos, el empleo precario oscila en alrededor de 40% y además los programas sociales son insuficientes, las familias rurales tienen que desarrollar estrategias de sobrevivencia y una de ellas es la migración.

 

Producción de hortalizas

Si analizamos el comportamiento de la superficie cosechada en una década, según jornadas de trabajo, podremos observar que ésta no creció en 10 años, aunque el cambio tecnológico haya reclamado más mano de obra; por ejemplo, en 1991 para la producción de jitomate se requerían 122 jornadas de trabajo por hectárea (Zuloaga et al., 1994) y para 2010 fue de 199, pese a que en este periodo se redujo la superficie cosechada de jitomate en 22.5 mil hectáreas, aumentaron las jornadas de trabajo, aun usando 199 jornadas de trabajo en este periodo, aumentó la demanda de jornadas de 839 365 a 1 489 861, o sea, en 10 años creció la mano de obra para el jitomate en 650 496 jornadas más.

En promedio, el volumen de producción aumentó en este periodo 2%, en tanto que la tasa de crecimiento de los asalariados fue de 0.92%, lo que evidencia un déficit de demanda, aunque no se pueda medir directamente la oferta.

Se ha reiterado que la migración rural-rural obedece a la presencia de mercados de trabajo que demanda fuerza laboral porque la concentración de cultivos intensivos en mano de obra determina la conformación de mercados de trabajo agrícolas y cuando la demanda supera a la oferta local, la diferencia se cubre con mano de obra migrante de las regiones más atrasadas del país. Los mercados de trabajo agrícolas se conforman allí donde se explotan cultivos intensivos en mano de obra.

En ocho estados de la República se genera más de la mitad del valor de la producción agrícola (54%), en orden de importancia están: Sinaloa, Michoacán, Veracruz, Jalisco, Sonora, Chiapas, Chihuahua y Estado de México, en los cuales se produce principalmente: maíz, frijol, sorgo, alfalfa, avena forrajera; además de jitomate, chile, papa, aguacate, mango, nueces, manzanas, piña y cítricos, así como cultivos que requieren procesos industriales, caña de azúcar, copra, café cereza y cacao (Claridades Agropecuarias, 2007).

Sinaloa y Baja California son entidades productoras de hortalizas donde se conforman mercados de trabajo que llegan a ser complementarios, mientras Sinaloa produce en el ciclo otoño-invierno, Baja California lo hace en primavera-verano.6 En 2011 Sinaloa producía 18.4% del volumen de producción de jitomate7 con un rendimiento medio por hectárea de 45 toneladas y cosecha de septiembre a mayo, actualmente cuenta con 893 hectáreas que producen alrededor de 100 toneladas cada una; Baja California aporta 9% del volumen de producción de jitomate con un rendimiento medio de 60 toneladas y cosecha de julio a septiembre, aunque pude llegar a hacerlo casi todo el año porque hay viveros.

La precarización en las condiciones de trabajo, la caída de los ingresos entre la población rural, una relativa contracción de la demanda de fuerza de trabajo en el sector agropecuario aunado a problemas como la reducción del gasto social, y la crisis, ha provocado un aumento de la migración rural-rural hacia las regiones de agricultura de exportación como una estrategia de supervivencia.8

 

Efectos de la precarización en las condiciones de vida de la población rural

La precarización en las condiciones de empleo e ingreso entre la población rural provocó dos fenómenos, el aumento de la migración y del desempleo. Ésta en áreas rurales obliga a la población a buscar estrategias de sobrevivencia, una de ellas es la migración, que puede ser rural-rural, o rural-urbana y rural-internacional. Todos estos movimientos son importantes y hay estudios que los han abordado, pero el menos atendido es al que nos abocamos por considerarlo de suma importancia, es decir, el que se refiere a la población rural que migra principalmente a otras zonas rurales, donde se conforman mercados de trabajo, las regiones del norte y noroeste del país.

 

Migración de jornaleros agrícolas9

Antecedentes

La migración de jornaleros agrícolas a las regiones de agricultura intensiva10 se ha dado desde la época del auge algodonero en Sonora en la década de los cincuenta. Entre 1955- 1956 se sembraron 1 042.200 hectáreas en el país, la mayoría en Sonora y Chihuahua, además de La Comarca Lagunera de Coahuila y de Durango, Baja California y Tamaulipas.

En los periodos de cosecha, aunque había población local que piscaba algodón, importantes contingentes llegaban a La Comarca Lagunera o a Sonora de Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, entre los estados expulsores más importantes, pues una hectárea de algodón requería entre 37 y 48 jornadas de trabajo (Barrón, 1997 y CMDRS, 2011), por lo que la población local no era suficiente para cosechar todo el algodón. En ese periodo la migración aunque era familiar, sólo trabajaban los hombres adultos y los hijos ayudaban, el papel de las mujeres era de reproductoras, acompañantes que se encargaban de la comida y demás quehaceres domésticos. La migración era circular, de su lugar de origen a los campos agrícolas de Sonora, La Laguna, etc. y de ahí a su pueblo.

El auge algodonero duró hasta finales de la década de los sesenta, periodo en que comienza a crecer la producción de hortalizas para la exportación en Sinaloa, en 1965 se concentraban en ese estado cerca de 250 000 jornaleros para el corte de hortalizas, principalmente jitomate (Posadas, 2006).

En la década de los sesenta Sinaloa competía con Florida en la producción de jitomate, en esos años, algunos jornaleros ampliaron sus rutas migratorias, de Sonora a Sinaloa y de ahí a su pueblo para continuar el siguiente año.11

Con los años las regiones hortícolas se consolidaron, Sinaloa, Baja California, Baja California Sur y en menor medida entidades que hoy perdieron importancia, como Villa de Arista, San Luis Potosí, Tlayacapan, Morelos y algunas regiones de Nayarit y Guanajuato.

La característica en la explotación de hortalizas de estas regiones es que los mercados de trabajo se conformaban predominantemente con mano de obra migrante de Oaxaca y Guerrero.

A diferencia de las migraciones a la pisca de algodón, las que van al corte de hortalizas, principalmente jitomate, es que estos mercados de trabajo, hasta principios de la década del 2 000, aceptaba hombres, mujeres y niños, estos últimos mano de obra complementaria, ya para finales de la década, particularmente en Sinaloa, no aceptaban niños menores de 14 años.12

La constante de estos jornaleros migrantes es la gran precariedad en sus condiciones de vida y de trabajo. A principios de los noventa, los albergues de los valles agrícolas de Sinaloa y el Valle de San Quintín, en Baja California,13 era de hacinamiento y suciedad, en un cuarto sin ventilación, con piso de tierra, se hacinaban hasta 15 personas y más, a veces había fosas sépticas, otras se tenían que ir a los campos, se bañaban en los canales y cocinaban con leña. En Tlayacapan, Morelos, los jornaleros alquilaban el lugar donde dormían, y no se podían mover pues junto había otro, en un cuarto llegaban a dormir más de 10, les vendía las cubetas de agua para bañarse y los WC eran focos de infección.

Con el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas, en el país estas condiciones han cambiado, aunque no de forma generalizada, algunos albergues los habilitaron para vivienda y sólo se admite una familia por cuarto.

Las condiciones de trabajo no han cambiado mucho en 20 años, en época pico llegan a trabajar los jornaleros más de 12 horas a destajo, y cuando baja la producción pueden trabajar por día o por tarea por lo menos de 8 a 9 horas al día, a veces menos pero castigando el salario.

Los tipos de migración tampoco lo han hecho significativamente, en el caso de los jornaleros en las hortalizas se trasladan de su pueblo (Oaxaca, Guerrero, etc.) a Sinaloa, de ahí o regresan a su pueblo o van a Baja California o Baja California Sur, otros se asientan en la región de atracción. La tendencia es a una relativa especialización, los que cortan hortalizas buscan mercados afines, sin contar algunos nichos de mercado como las hortalizas de exportación a Japón que se cosechan en Nayarit, o las hortalizas de Morelos.

En el periodo de consolidación de la producción de hortalizas de exportación, 1960-1974,14 que coincide con la caída en la explotación de algodón, se modificaron las corrientes migratorias dejaron la pisca de algodón y se fueron a la agricultura de exportación.15 Hoy recorren los campos agrícolas más de medio millón de jornaleros agrícolas migrantes, sin considerar a su familia.16

 

Las migraciones hoy

Un conjunto de factores ha favorecido la migración rural-rural. El crecimiento de los viveros para la explotación de hortalizas en entidades como Sinaloa y Baja California, el aumento del rendimiento medio por hectárea y la expansión de los periodos de cosecha así como la falta de empleo y de apoyos sociales en entidades atrasadas, aunado a la presencia de redes sociales entre los jornaleros agrícolas para migrar, ha provocado que las entidades atrasadas como Oaxaca, Guerrero, Veracruz e Hidalgo, entre las más importantes,17 se dirijan hacia las regiones de agricultura intensiva, la explotación de hortalizas, principalmente Sinaloa, Sonora y Baja California.

Según estimaciones del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas de 2009, en Sinaloa se concentraban 110 000 jornaleros, de los cuales 69% eran migrantes, y 33% en el caso de Baja California, por lo que se calcula que había 64 000.

En escala nacional según la encuesta a jornaleros agrícolas levantada por el Paja,18 en 2009, del total de jornaleros encuestados, 2 789 hombres y 635 mujeres, 22% de los hombres y 20% de las mujeres eran migrantes.

Aunque la mayoría tienen dos o más años de migrar, 10% de los hombres y 15% de las mujeres jornaleras recién se incorporan al mercado de trabajo, fenómeno que corrobora el aumento de las migraciones a la agricultura de exportación.

El aumento de las migraciones internas a los mercados de trabajo agrícolas intensivos en mano de obra provocó un exceso de la oferta sobre la demanda de fuerza de trabajo; la presión de la oferta sobre una demanda relativamente estable en los mercados de trabajo intensivos en mano de obra provocó una recomposición de ésta por edad, y un aumento del desempleo.

Se reduce la población jornalera menor de 15 años, mientras a finales de los noventa los niños jornaleros representaban 10% de los hombres y 14% de las mujeres, para 2009 esta proporción bajó a 0.8 y 1%, respectivamente. La participación de los jornaleros de 15 a 39 años baja de 71.5 a 60.1% y de 69.7 a 66.8% entre las mujeres, el grupo favorecido es el de ambos sexos de 40 a 59 años cuya proporción pasó de 13.9 a 30.5% entre los jornaleros y de 12.8 a 28.5% entre las mujeres.19

Lo anterior afectó la relación de dependencia. Así, se observa un aumento de la tasa de dependencia entre las familias jornaleras, en 10 años pasó de 1.45 a 4.5 personas que no trabajan por una que trabaja.

En el país para 2010 la tasa de dependencia neta20 fue de 2.63 personas que no trabaja por una que sí, proporción significativamente menor al promedio de las familias jornaleras. Este aumento de la tasa de dependencia, expresa un mecanismo de sobrevivencia de las familias jornaleras, que seguramente esconde un deterioro en las condiciones de vida pues uno que trabaja tiene que mantener a más familiares.

Se redujo la proporción de población joven por varias razones, están menos dispuestos a aceptar bajos salarios y los patrones encuentran quien acepta la jornada y el salario que se le fije sin regatear.

Desafortunadamente las encuestas del Programa de Jornaleros no registran los que no trabajaron, sin embargo, si revisamos los días trabajados, la proporción de los que trabajaron como máximo dos días bajó, y aumentaron los que trabajaron de tres a cuatro días, pero bajaron significativamente los que trabajaron siete días.

A fin de cuentas la constante es que trabajaron menos días los jornaleros, tanto hombres como mujeres y si la producción no bajó, significa que hay una mayor oferta de mano de obra, por lo tanto los trabajadores aunque ocupados están subutilizados, es una suerte de distribución del desempleo vía la subocupación.

Desempleo rural

A partir del año 2000, ha cambiado el concepto de desempleo, en general cuando se habla de éste en la agricultura, se asume que es estacional.

Un aspecto característico del empleo agrícola es su carácter transitorio y estacional. Una minoría de los asalariados trabaja todo el año, la mayoría sólo por temporadas, debido a la estacionalidad de la actividad, pues luego de sembrar se deja pasar un tiempo sin realizar labores específicas, para después cosechar. La capacidad de movilidad geográfica del jornalero le permite reducir sus periodos de ocio, pues cuando se acaba la cosecha en una región, se va a otra, o retorna a su casa.

El jornalero no es desocupado de acuerdo con las definiciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y adoptadas por el INEGI, pues no busca trabajo porque, "para considerar que una persona está desocupada debe hacerlo en el periodo de referencia", además de cumplir otras dos condiciones, la de no haber realizado ninguna actividad para obtener ingresos y estar disponible para trabajar.21

El jornalero no busca trabajo, sabe por sus redes sociales y su propia experiencia dónde y cuándo lo hay. La definición de desempleo asumida por el INEGI, se refiere a situaciones coyunturales y de aplicación en mercados de trabajo urbanos de países desarrollados donde hay seguro de desempleo, además éste se capta generalmente desde los hogares y los jornaleros en su condición migratoria no están en los hogares.

Pero aun con las limitaciones de la definición de desempleo, se consideraba que en la agricultura era estacional (Domínguez y Brown, 2013), fenómeno que fue cierto en el pasado, pero que hoy deja de serlo.

A la pregunta a los jornaleros de por qué no trabajó la semana anterior en 1994, la respuesta fue, en el caso de los hombres, porque se enfermó o no tuvo ganas, en el caso de las mujeres, porque tenían que lavar o ir al doctor, se enfermó el niño, pero en ningún caso porque no los contrataron.22

No obstante lo restrictivo de la definición de desempleo, la situación en las áreas rurales es tan crítica que el panorama ha cambiado. Hasta el año 2000, las tasas de desempleo no eran significativas, para ese año fue de menos de 1.09% entre los hombres y menos de 0.52% entre las mujeres, tanto de áreas rurales como urbanas.

La desocupación afectó más a los jóvenes de 15 a 19 años en ambos sexos en escala nacional. La tasa más alta de desocupación fue de 2.51% que correspondió a hombres de 15 a 19 años; particularmente esa tasa en los hombres de las áreas rurales alcanzó más de 1.5 por ciento.

Después de 2008 el desempleo registra tasas inusuales, por su elevado nivel comparado 10 años atrás. Para 2010 observamos que el desempleo nacional que en los hombres llegó a 5.61 y en las mujeres a 2.71%. Sin embargo, en el sector rural la tasa de desempleo masculino fue de 5.64%, mayor que la nacional, no así la de desempleo femenino.

Aunque las tasas de desempleo son relativamente similares entre el promedio nacional y las áreas rurales, por grupos de edad se observan diferencias importantes, las tasas más elevadas de desempleo es entre los hombres menores de 19 años de las áreas rurales; pero excepto ese fenómeno, al igual que en el pasado, el desempleo afecta menos a las áreas rurales en edades centrales y menos a las mujeres que a los hombres; es posible que ello se deba a un subregistro de la respuesta entre las mujeres, porque ellas a falta de empleo remunerado se ubican como amas de casa sin considerarse desempleadas.

Dado el comportamiento del desempleo en el pasado, se esperaría que la desocupación se concentrara entre los muy jóvenes y aunque afecta a los de 15 a 19 años, las tasas más altas se concentran entre la población de edades centrales, de 20 a 39 años tanto en escala nacional como en áreas rurales y más acentuado entre los hombres. El alto desempleo masculino en escala nacional se puede explicar porque el sector más afectado por la crisis fue el manufacturero donde se concentra la población ocupada masculina, pero en el caso de las áreas rurales puede deberse a un aumento de la oferta sobre la demanda de fuerza de trabajo.

Que el desempleo masculino nacional sea mayor que el femenino se explica porque los hombres se encuentran en ramas más tecnificadas y afectadas por la crisis, en tanto las mujeres se encuentran en las tradicionales (poco tecnificadas) donde la crisis afecta menos y las posibilidades de autoempleo son mayores aunque sean en condiciones de precariedad.

Como se señalaba al principio, para los jornaleros agrícolas migrantes si no hay trabajo, no lo buscan y no se definen como desempleados, mucho menos las mujeres que frecuentemente consideran que su papel en cuanto a las relaciones salariales es secundario respecto a su trabajo no remunerado en su hogar.

 

Estudio de caso23

Para puntualizar algunos de los argumentos antes expuestos, haremos referencia sólo a mercados de trabajo específicos, la explotación de hortalizas en el Valle de San Quintín, Baja California, Culiacán, Sinaloa y el corte de limón en Armería, Colima, donde se registró el número de días trabajados incluyendo los que no trabajaron, la proporción del desempleo fue muy alta.

Se aplicó una pregunta expresa sobre cuántos días habían trabajado la semana anterior, 8% de los hombres y 10% de las mujeres, aunque acudieron a los puntos de concentración de jornaleros o buscaron en el campamento, no les dieron trabajo.

Como se puede observar, los estudios de caso permiten identificar fenómenos que los censos y las encuestas no registran sobre todo cuando se trata de jornaleros migrantes, si los que registran cero días trabajados la semana anterior son desocupados, entonces la desocupación en mercados de trabajo específicos como los de agricultura intensiva, es significativamente más alta que los promedios nacionales de zonas rurales y hacen más difícil la situación económica de los jornaleros.

En el pasado un jornalero no trabajaba por razones personales, se le enfermaba un hijo, llovió y se suspendió el corte, no se levantó temprano, no alcanzó bote para cortar fruto, etc., hoy dejan de hacerlo porque no encontraron quien los contratara. En 1997 en San Quintín, Baja California según el Paja, 4% de los hombres y 0% de las mujeres no laboraron la semana anterior, 37.5% de los hombres y 30.4% de las mujeres trabajaron todos los días de la semana lo que, comparado con los estudios de caso, muestra deterioro en el mercado de trabajo de los jornaleros.

 

Conclusiones

De lo analizado, se puede concluir que los mercados de trabajo de jornaleros en los cultivos de exportación se deterioraron. Aquellos caracterizados en el pasado por la seguridad en el empleo aunque de forma estacional, hoy bajo el mismo esquema de estacionalidad, no encuentran trabajo. El resultado de esto es un aumento de la precarización en las condiciones de vida y esto significa el deterioro generalizado de las condiciones de empleo en el país, en particular de las zonas rurales, lo que provocó migración rural-rural generando una sobre oferta de mano de obra en los mercados locales de trabajo.

 

Bibliografía

Barrón, Antonieta (2013), "Empleo y desempleo intermitente en la agricultura de exportación. De una perspectiva macro a una micro. Un enfoque de género", en Lilia Domínguez y Flor Brown (coords.), México, mujeres y economía, en prensa, México, UNAM, pp. 93-115.         [ Links ]

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Consultas en internet.

http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2000/pob_rural/Rural_y_Rural_Ampliada.pdf

http://www.siap.gob.mx/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=350

 

Notas

1 Para probar la hipótesis se hará uso del análisis macro, de los datos censales, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), además de la información de tres encuestas que levantó en su momento el Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas, 1998-1999, 2004 y 2009. Aunque no son estrictamente comparables, pues el de 1998 está dirigido a zonas de expulsión y de atracción, el de 2004 sólo a zonas de atracción y el de 2009 a trabajadores de 13 cultivos, se toman los registros asociados a la población que trabaja en zonas de atracción y en cultivos de exportación, que son coincidentes con las zonas de atracción. No se presenta la metodología de las encuestas referidas, pero se pueden consultar en el portal del Programa de Jornaleros. Es importante usar esta información alternativa porque tanto la ENOE como la ENIGH se aplican a hogares y no se identifican a los jornaleros temporales y migrantes. A fin de hacer algunas comparaciones se hará referencia a tres estudios de caso apoyados por DGAPA-PAPIIT, hechos por la autora entre 2009 y 2010, se señalará cuando se use esta información.

2 Aunque la definición población rural es aquella que vive en localidades de menos de 2 500 habitantes, por las características económicas y el acceso a bienes y servicios, el INEGI presentó un trabajo donde considera a la población que vive en localidades de 2 500 a 4 999 habitantes como población rural ampliada (véase INEGI: http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2000/pob_rural/Rural_y_Rural_Ampliada.pdf , "Población rural y rural ampliada").

3 Por la forma de agregar la información no se puede desplegar para la población rural de 12 a 14 años, sólo se registra de 10 a 14, por ello se tomó la de 15 y más, lo que no cambia la tendencia pues la participación de la población de 12 a 14 años es poco significativa.

4 Según la OIT, empleo vulnerable es la suma de trabajador por cuenta propia más ayudantes sin retribución. Sin embargo, a ello podemos agregar tres elementos, las horas trabajadas, el ingreso y las prestaciones. Quienes estén por arriba de 48 horas que reciban hasta dos salarios mínimos y los que no tengan prestaciones pueden incluirse entre la población ocupada con empleo vulnerable, aquí sólo se tomará la que define la OIT. Tomado de: OIT (2009), "Sector del empleo", Guía sobre los nuevos indicadores de empleo de los objetivos de desarrollo del milenio, Ginebra, junio de 2009.

5 En estos porcentajes se excluyen los no remunerados pues alterarían los resultados. Para calcular el porcentaje de los no remunerados se tomó la población ocupada total.

6 La presencia de viveros en ambas entidades ha reducido la estacionalidad en el corte y en ellos lo pueden hacer todo el año.

7 Tomado de: http://www.siap.gob.mx/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=350

8 En este trabajo sólo se tratarán las migraciones internas rural-rural.

9 En este apartado se usará la Encuesta a Jornaleros Agrícolas, que levantó el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas en 2009 así como una encuesta personal, estudios de caso en Culiacán, Sinaloa, Armería, Colima en 2009 y el Valle de San Quintín, Baja California en 2010.

10 En este trabajo sólo se hace referencia a los jornaleros migrantes que van a la producción de hortalizas, no se considera más que como mera referencia a otros jornaleros migrantes como los cortadores de caña o de naranja, pues enfrentan una problemática diferente que no se estudia aquí.

11 En 1976 Lucinda Díaz Ronner levantó una encuesta financiada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social a 535 jornaleros hombres y 83 mujeres. La encuesta nunca se publicó pero llegó a manos de la autora de este artículo en 1995. En dicha encuesta Lucinda Díaz registra las corrientes migratorias con preguntas enfocadas 10 años antes del momento de la encuesta.

12 Antonieta Barrón (coord.), Trabajo infantil y pobreza. El Programa Oportunidades entre los jornaleros agrícolas, UNAM, marzo de 2013, pp.137.

13 Regiones que conoce la autora y que están ampliamente documentada.

14 Podría considerarse que en este periodo se consolida la exportación de hortalizas porque la producción total pasó de 1.6 a 3.1 millones de toneladas y las exportaciones pasaron de 260 000 a 683 000 toneladas. Tomado de Rita Schwentesius y Manuel Gómez C. (1996), Hortalizas frescas de invierno de México a Estados Unidos ¿Funciona el experimento?, en "Simposio Tri-Nacional, San Antonio, Texas, noviembre.

15 La caña de azúcar, la naranja y el corte de café constituyen otras corrientes migratorias, que no se harán en este trabajo.

16 Registro del Programa Nacional con Jornaleros Agrícolas, Informe Paja 2009.

17 Con la ampliación de caminos en Chiapas a finales de la década de los noventa aumentó significativamente la migración de estos a todo el país y a Estados Unidos. En 2010 se registraron 492 000 chiapanecos que vivían en otra entidad del país, que representa 10% de la población total.

18 En 2009 se levantó una encuesta a nivel nacional en 13 cultivos: caña de azúcar, jitomate, café, naranja, mango, manzana, calabacita, tomate verde, chile verde, melón, uva y durazno.

19 Tomado de las encuestas del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas de 1999 y 2009.

20 La forma de cálculo fue población total entre población ocupada. En estricto sentido debería estar dividida entre la población ocupada remunerada, algunos calculan la tasa de dependencia sumando sólo a la de 0 a 14 años más la de 65 y más entre la PEA pero este cálculo no es real por la población que trabaja fuera de esos límites que no es dependiente.

21 Esta definición de desempleo se refiere a situaciones coyunturales y de aplicación en mercados de trabajo urbanos de países desarrollados, donde cuentan con seguro de desempleo. Además, se hace generalmente desde los hogares y los jornaleros no se toman ahí como residentes habituales. En las áreas rurales es donde la medición del desempleo ha sido un gran ausente, lo que ha impedido conocer la realidad de su actividad económica.

22 Estudio de caso de Antonieta Barrón.

23 Entre junio de 2009 y junio de 2010 se llevaron a cabo tres estudios de caso: en Armería, Colima, Culiacán, Sinaloa y Valle de San Quintín, Baja California que comprendió a 1 010 familias, encuesta citada en el capítulo: "Empleo y desempleo intermitente en la agricultura de exportación. De una perspectiva macro a una micro. Un enfoque de género" (Domínguez y Brown, 2013).

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