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Problemas del desarrollo

versión impresa ISSN 0301-7036

Prob. Des vol.40 no.158 Ciudad de México jul./sep. 2009

 

Reseñas

 

La invención de la paz. De la República cristiana del duque de Sully a la Sociedad de naciones de Simón Bolívar, Germán A. de la Reza

 

Georgeta Danieluc

 

México, UAM-Siglo XXI, 2009, 170 pp. ISBN 978-607-03-0034-7

 

Universitatea din Timisoara

 

 

En 2009 aparece a ambos lados del Atlántico, en español y en rumano, La invención de la paz, magnífico libro que explora los orígenes más invocados y no por ello mejor conocidos de la integración internacional. El método utilizado por el autor es esencialmente historiográfico y, según nos anuncia en el proemio de la obra, persigue dos propósitos interrelacionados. En primer lugar, reconstruir las diversas historias intelectuales que rodean a los proyectos de República cristiana y de Sociedad de naciones hermanas, antecedentes remotos de las integraciones en Europa y América Latina. En segundo, esclarecer los alcances generalmente incomprendidos del Congreso de Panamá convocado por Simón Bolívar poco antes de la Batalla de Ayacucho, contienda que cierra la guerra de Independencia. En efecto, el proyecto bolivariano no postulaba la creación de un Estado federal o un organismo que limitara la soberanía de las nuevas repúblicas latinoamericanas, como le fue criticado por sus detractores, sino el refuerzo de sus libertades.

En su encuentro, los dos objetivos revelan el vínculo entre el tronco grecorromano y la rama europea y entre ésta y la latinoamericana, filiación que se comprueba y documenta sólidamente. La demostración es nueva y refrescante. En Europa la idea de unión suele presentarse sin vínculo con otras regiones, y en América Latina se mencionan de manera escueta, sin explicación ni los necesarios respaldos. El autor del libro, familiarizado con ambas tradiciones, ilumina el entrecruzamiento de influencias y abre las puertas a nuevas líneas de investigación.

La historia de los proyectos confederativos, presentada a lo largo de 11 capítulos y un anexo con documentos originales, no se limita a reseñar el contenido de las iniciativas, sino que da cuenta de su proceso de transmisión-recepción. El libro consagra mayor espacio a los proyectos y los personajes centrales del ideal integracionista: Filipo II de Macedonia, organizador de la anfictionía que dio cuerpo a la Grecia antigua; el duque de Sully, célebre ministro de finanzas del rey Enrique IV de Francia; el abate de Saint Pierre, principal referencia de los proyectos de paz perpetua; Jean Jacques Rousseau, divulgador de las ideas de Saint Pierre en América durante el periodo de la Emancipación, y Simón Bolívar, el primer proyectista de la integración latinoamericana.

Más adelante, para apuntalar el análisis el autor considera a otros autores, en su mayoría conocidos por su contribución en otras esferas del pensamiento y la acción política: Émeric Crucé, Hugo Grocio, Emmanuel Kant, el conde de Saint-Simon, Cecilio del Valle, Silvestre Pinheiro Ferreira, Lucas Alamán, además de los congresos de unión latinoamericana, primeras (aunque frustradas) concretizaciones del ideal anfictiónico. Señala el autor que los contextos que encierran y explican cada uno de estos proyectos tienen una característica en común: en las ciudades-Estado griegas, descendientes de un mítico pasado unitario, en las monarquías o repúblicas nacidas del derrumbe del Imperio romano, o en los estados que surgen de la América española, las iniciativas confederativas invocan la unidad perdida y proponen su restablecimiento adaptándola a las nuevas condiciones. Cabe una precisión: no buscan recrear el pasado, sino institucionalizar la paz y la cooperación entre las antiguas secciones de una misma entidad.

Uno de los aspectos más visibles de la obra es el rigor de sus fuentes. Las versiones originales de estos trabajos, varios de ellos redactados en francés antiguo, pertenecen a los fondos reservados y patrimoniales de la Biblioteca Nacional de Francia, la Biblioteca Nacional de México, la Biblioteca La Fragua de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. En su mayoría provienen de la primera biblioteca, y a mi conocimiento, es la primera vez que se estudian en español o rumano.

La consulta de las versiones originales está en el origen de otras contribuciones especiales: el descubrimiento de un proyecto de unión europea de Louis de Bonald; el esclarecimiento de la paternidad del primer proyecto paneuropeo, atribuido por los especialistas tanto al duque de Sully como a Émeric Crucé; la puesta en evidencia de un hilo conductor, perfectamente delimitado, que va del duque de Sully en 1638 a los congresos latinoamericanos de mediados del siglo XIX; el vínculo entre el ideal confederativo y el establecimiento de un derecho internacional. Además de estos registros, un logro más de la obra es su estilo, ameno y transparente a pesar de los rigores metodológicos.

Como refuerzo de los atributos de este libro inteligente y necesario, en una segunda edición el autor podría profundizar en los proyectos confederativos del sur-este europeo mencionados en el capítulo ocho. Aunque son secundarios para el propósito general de la obra, las aspiraciones confederativas de los pueblos dominados por el Imperio otomano y el austrohúngaro en el siglo XIX guardan cierto paralelismo con el proyecto anfictiónico de América Latina. El autor del libro, buen conocedor de la cultura y la lengua rumana, realizaría esa tarea quizá en las mejores condiciones y con los criterios más apropiados.

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