Antecedentes
Los apéndices epiploicos son formaciones grasas, pediculadas, recubiertas de serosa, que se encuentran en la superficie externa del colon, hacia la cavidad peritoneal; su inflamación, torsión o infarto también se conoce como apendicitis epiploica o apendagitis.1,2
Estos apéndices están vascularizados por dos arterias que dependen de las ramas terminales de las arterias colónicas. Poseen una única vena central larga y tortuosa que atraviesa el pedículo; esta morfología determina fundamentalmente la fisiopatología de la apendagitis o apendicitis epiploica.3
Lo que sucede de forma habitual es que uno de estos apéndices se tuerce; esto produce el estrangulamiento del pedículo y su infarto, que al principio es venoso, y si se prolonga en el tiempo, se hace isquémico.3
A menudo se presenta como dolor abdominal, rara vez acompañado de fiebre, náuseas, vómitos o cualquier otro síntoma. Esta patología benigna presenta una incidencia de 8.8 pacientes por millón; es común que se diagnostique de manera errónea debido a la falta de características clínicas patognomónicas. Dependiendo de la ubicación del apéndice epiploico afectado, puede cambiar la sintomatología y la sospecha diagnóstica, lo que podría confundirse clínicamente con algunos de los diagnósticos más comunes de dolor abdominal, como diverticulitis, colecistitis y apendicitis.4
A continuación se presenta el reporte de un caso con apendagitis o apendicitis epiploica.
Caso clínico
Masculino de 35 años de edad quien acudió al Servicio de Urgencias por presentar dolor abdominal a nivel de la fosa iliaca derecha, de inicio súbito, progresivo, de tres días de evolución, en intensidad 9/10 en la escala análoga, sin irradiaciones ni acompañantes; negó sintomatología urinaria, diarrea o fiebre; el dolor se exacerbaba con la palpación, deambulación y extensión del tronco, y disminuía con la posición en flexión decúbito lateral. No refirió un factor desencadenante. Acudió previamente a escalón sanitario, en donde se le diagnosticó probable trastorno funcional del intestino; recibió tratamiento con bromuro de pinaverio (cápsulas de 100 mg vía oral cada ocho horas) y butilhioscina (cápsulas de 10 mg vía oral cada ocho horas), sin mejoría, por lo que asistió a revaloración médica.
Durante la exploración física, sus signos vitales fueron: frecuencia cardiaca, 98 latidos por minuto; frecuencia respiratoria, 18 por minuto; temperatura, 37o; presión arterial, 120/80 mmHg. Se observó abdomen globoso a expensas de panículo adiposo ++, peristalsis normal, con hiperestesias, dolor a la palpación superficial, media y profunda en la fosa iliaca derecha, con datos de irritación peritoneal; signos apendiculares positivos (McBurney, Rovsing, Capurro, psoas, talo percutor, maniobra del obturador), Murphy negativo. Se palpó plastrón a nivel de la fosa iliaca derecha.
Se realizaron estudios de laboratorio, los cuales fueron normales, así como radiografía de abdomen, en la cual se observó borramiento del psoas, asa centinela del lado derecho y posición antiálgica (Figura 1); posteriormente, se le solicitó tomografía de abdomen, en la cual se reportó estriación de la grasa pericecal (Figuras 2 y 3); se le comunicó al paciente la necesidad de cirugía por sospecha de apendicitis aguda.
En los hallazgos transoperatorios se reportó:
• Apéndice cecal de 5 × 1 centímetro de diámetro, de características macroscópicas normales.
-
• Infarto de apéndice epiploico de colon ascendente a nivel de la válvula ileocecal (Figura 4).
En el estudio de la pieza por el Servicio de Patología se describió lo siguiente: los cortes de apéndice cecal mostraban moderado infiltrado inflamatorio que se extendía desde la mucosa a la serosa, con focos aislados (Figura 5).
• Apéndice epiploico con vasos de mediano y pequeño calibre congestivos y focos de hemorragia en septos fibrosos; en sitios diversos, microtrombos y moderado infiltrado inflamatorio.
Discusión
Los apéndices epiploicos son pequeñas estructuras llenas de grasa, cubiertas de serosa, situadas a lo largo de todo el colon; son más abundantes y grandes en el colon transverso y sigmoides. Cada apéndice es provisto por una o dos pequeñas arterias terminales del colon y una pequeña vena de drenaje; son más grandes y prominentes en obesos y en aquellos que han perdido peso recientemente.5
Es probable que la mayoría de los casos se deban a causas primarias, tales como torsión u oclusión vascular, y por lo general ocurren en colon sigmoide.
Un estudio reciente de revisión de tomografías computadas estimó la frecuencia de la apendagitis en alrededor de 1.3%.6
La apendagitis o apendicitis epiploica puede afectar a cualquier grupo de edad, con una incidencia máxima en la cuarta a quinta década; la obesidad y el ejercicio pesado son factores contribuyentes. La manifestación clínica típica de apendagitis es un dolor abdominal agudo, moderado a severo, cólico y continuo en el área correspondiente del colon. Algunas veces hay vómitos; sin embargo, la fiebre y la diarrea son inusuales.7
La sensibilidad localizada sobre el sitio es común y a menudo se ha asociado con dolor al rebote, sin rigidez. Estos síntomas se parecen a la apendicitis, colecistitis y diverticulitis, por lo que con frecuencia pasa desapercibido.6,7
Conclusiones
Es imprescindible un correcto diagnóstico de la apendagitis o apendicitis epiploica para evitar realizar cirugías innecesarias; este caso confirma la necesidad de tener en mente la sospecha diagnóstica de apendagitis en pacientes que se presentan en el Servicio de Urgencias con dolor en la fosa iliaca derecha, en especial, en ausencia de anomalías significativas en los, análisis de sangre. La mayoría de los pacientes sólo requieren tratamiento médico.