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Veterinaria México

versión impresa ISSN 0301-5092

Vet. Méx vol.40 no.2 Ciudad de México abr./jun. 2009

 

Artículos científicos

 

Comparación de la concentración mineral en forrajes y suelos de zonas ganaderas del estado de Quintana Roo, México

 

Comparison of the mineral content in forage and soil of grazing areas in the state of Quintana Roo, Mexico

 

Eduardo J. Cabrera Torres* Edgar E. Sosa Rubio* Arturo F. Castellanos Ruelas** Álvaro O. Gutiérrez Baeza* Jorge H. Ramírez Silva*

 

* Campo Experimental Chetumal, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, –Secretaría de Agricultura, Ganaderia, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Carretera Chetumal–Bacalar, Km 14, Quintana Roo, México.

** Facultad de Ingeniería Química, Universidad Autónoma de Yucatán, Campus de Ingenierías y Ciencias Exactas, Periférico Norte, Km 33.5, Tablaje Catastral, 13615, Col. Chuburná de Hidalgo Inn, 97203, Mérida, Yucatán, México.

 

Correspondencia:
Arturo F. Castellanos Ruelas
teléfono: 01 999 946 0989 extensión 110,
correo electrónico: cruelas@uady.mx.

 

Recibido el 13 de mayo de 2008
Aceptado el 25 de marzo de 2009.

 

Abstract

The objective of this study was to determine the amount of macro and micro minerals in forages growing in three areas of the state of Quintana Roo, north (N), center (C) and south (S) and the most important forage species that grow in those areas. One hundred and eight pasture samples and 68 soil samples were collected in 45 farm units. All minerals were analyzed with atomic absorption spectrometer, except P which was analyzed by colorimetric method. Variables were analyzed using GLM procedures and means were compared using Duncan Multiple Range Test. Forage species more frequently found were Brachiaria brizantha, 73.3%; Cynodon plectostachyus, 31.1%; Pennisetum purpureum, 31.1%; Panicum maximum var Tanzania, 26.6%; P. maximum var Mombasa, 15.5%; P. maximum var Guinea, 13.3%; Brachiaria mutica, 11.1%; and Brachiaria humidicola, 11.1%. Low Ca, P and Mg levels were found in both pastures and soil, where as K and Fe were extremely abundant. Specific deficiencies of Mn (N), Zn (C) and Cu (C and S) were also found. In conclusion, there are serious imbalances in the mineral content of forages that can be solved distributing mineral supplements to animals on pasture rich in Ca, P and Mg, and free of K and Fe, depending to the different state areas, Mn, Zn and Cu should be added.

Key words: macrominerals, microminerals, ruminants, forage, tropics.

 

Resumen

El objetivo del estudio fue determinar el contenido de macro y microminerales en tres zonas del estado de Quintana Roo, norte (N), centro (C) y sur (S) y determinar los principales forrajes cultivados por productores de bovinos. Se muestrearon 45 unidades ganaderas de las que se obtuvieron 108 muestras de forrajes y 68 de suelos. Los minerales se determinaron mediante espectrometría de absorción atómica y el P por colorimetría. Las variables se analizaron mediante el procedimiento GLM y los promedios se compararon empleando la prueba de Duncan. Los forrajes encontrados más frecuentemente fueron: Brachiaria brizantha, 73.3%; Cynodon plectostachyus, 31.1 %; Pennisetum purpureum, 31.1 %; Panicum maximun, var Tanzania, 26.6%; P. maximun, var Mombasa, 15.5%; P. maximun, var Guinea, 13.3%; Brachiaria mutica, 11.1%; y Brachiaria humidicola, 11.1%. Se encontraron contenidos bajos de Ca, P y Mg en las pasturas asociadas con un bajo nivel de estos minerales en los suelos, mientras que los contenidos de K y Fe se encontraron en niveles elevados tanto en los forrajes como en los suelos. Asimismo, se encontraron deficiencias zonificadas de Mn (N), Zn (C) y Cu (C y S). Se concluye que existen fuertes desbalances en el contenido de minerales de los forrajes, que pueden ser subsanados aportando a los animales en pastoreo complementos minerales con Ca, P y Mg, libres de K y Fe, y dependiendo de la zona del estado se deberá añadir Mn, Zn y Cu.

Palabras clave: macrominerales, microminerales, rumiantes, forrajes, trópicos.

 

Introducción

Los macro y microminerales son indispensables para asegurar la vida y productividad de todas las especies. No obstante su importancia, pocos esfuerzos se han llevado a cabo para conocer y manipular la presencia de ellos en los forrajes administrados en los sistemas de producción bovina en el estado de Quintana Roo, México.

El contenido de minerales en los forrajes está afectado por múltiples factores, uno de los más importantes es la localización geográfica. En clima templado se han encontrado contenidos de Ca, Mg, Fe, Zn y Cu en praderas de Lolium perenne,1 que eran insuficientes para cubrir los requerimientos del ganado lechero que las pastoreaba, mientras que las concentraciones de P, Na y K fueron mayores al nivel normal. En cambio, en una zona semidesértica,2 el Ca, Mg y Fe se encontraron en los forrajes en cantidades suficientes para satisfacer los requerimientos de bovinos de razas cárnicas en pastoreo; sin embargo, los forrajes fueron marginalmente deficientes en P, Na, Zn y Cu. Finalmente, en zona tropical3 es frecuente encontrar deficiencias de P en praderas de Buffel común pastoreadas por bovinos de carne en crecimiento, por lo que los autores recomiendan complementarlo durante todo el año, en cambio el Cu y Mn sólo deben complementarse durante la época seca.

En la península de Yucatán, sólo en el estado del mismo nombre se han hecho muestreos y análisis de forrajes,4 así como ensayos de complementación mineral en rumiantes en pastoreo.5–7 En el estado de Quintana Roo, no obstante su vocación ganadera, no se han llevado a cabo trabajos sistemáticos para conocer el contenido mineral de los forrajes. Dado que ese estado se caracteriza por tener tres zonas geográficas diferentes (Norte, Centro y Sur) es necesario llevar a cabo un estudio de tipo comparativo.

Con base en lo anterior, el objetivo del presente estudio fue cuantificar los niveles de macro y micro–minerales presentes en forrajes cultivados en predios ganaderos, así como en suelos ubicados en el estado de Quintana Roo, comparando estos contenidos con las necesidades de los bovinos, así como entre las diferentes zonas del estado. Finalmente, se determinó qué forrajes son los que se cultivan con mayor frecuencia.

 

Material y métodos

Se llevó a cabo un muestreo, en el estado de Quintana Roo, cuya superficie se dividió en tres zonas con base en el tipo de suelo: norte (N) en donde se ubican los municipios de Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas, Benito Juárez, Cozumel y Solidaridad, con suelos tipo leptosol lítico y regosol calcárico; centro (C), abarcando los municipios de José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto, cuyos suelos son de tipo leptosol rénsico, y sur (S) que comprende el municipio de Othón P. Blanco, donde predomina el suelo tipo gleysol y vertisol.8

Se procedió a muestrear los forrajes y el suelo de predios ganaderos dedicados a la explotación de bovinos.

Para determinar la cantidad de muestras de forraje se llevó a cabo un premuestreo recolectando seis muestras al azar en cada una de las zonas de estudio. Los resultados obtenidos del contenido analítico de un macromineral (fósforo) y un micromineral (zinc) se incorporaron a un cálculo,9 considerando una confiabilidad de 95% y un error aceptado para encontrar muestras con contenido mineral, de más o menos de 10% alrededor de la media. El cálculo arrojó que se requería de 119 y 102 muestras para analizar P y Zn, respectivamente. Con base en lo anterior, se decidió obtener 108 muestras en total para el análisis de macro y microminerales.

Las muestras de forrajes se tomaron de 45 unidades ganaderas: 11 ubicadas en la zona N, 14 de la zona C y 20 en la zona S. El tamaño de la muestra en cada zona dependió de la importancia de la actividad ganadera. Dichas unidades se seleccionaron al azar de un listado de registros de la Unión Ganadera del estado. El número de unidades muestreadas representó 5% del total de productores de cada zona; se seleccionaron aquellos que más cabezas de ganado tenían.

El muestreo se llevó a cabo durante la época de lluvias (julio a octubre) de 2004. Se contabilizó la presencia de diversos forrajes cultivados en los predios, mediante observación visual y entrevistando al propietario. Posteriormente se calculó la frecuencia, expresada como el porcentaje de predios con cierto tipo de forraje.

Se obtuvieron muestras de aproximadamente 3 kg de forraje previamente identificado, cortadas simulando la altura de pastoreo. Se lavaron inmediatamente con agua corriente y, al llegar al laboratorio, con agua destilada. Posteriormente se mezclaron, cuartearon y secaron en una estufa de aire forzado* a 60°C. Luego se molieron en un molino de laboratorio** equipado con una malla 20 y se guardaron hasta su análisis.

Se determinó Ca, K, Mg, Na, Cl, Fe, Mn, Zn y Cu empleando un espectrómetro de absorción atómica,*** equipado con las lámparas de cátodo hueco respectivas.10 El P se cuantificó por colorimetría.11

Las muestras de suelo se obtuvieron de los mismos predios visitados. Se tomaron 68 muestras, ya que en algunos de los predios, por su tamaño, se recogió más de una. Se les determinó Ca, K, Mg y Na en su forma intercambiable.12 El P se determinó por el método de Olsen y Dean.13 También se determinaron Fe, Mn, Zn y Cu.10 Finalmente, se determinaron los cloruros.12

Los datos obtenidos sobre el contenido de minerales en los forrajes, transformados en logaritmo para evitar heterocedasticidad,14 se analizaron estadísticamente empleando el método de mínimos cuadrados, utilizando un modelo lineal de efectos fijos que incluyó la media general, el efecto de la zona de muestreo (N, C y S), el tipo de forraje [Brizantha (B. brizantha), Estrella de África (Cynodon plectostachyus), Taiwán (Pennisetum purpureum), Tanzania (Panicum maximun, var tanzania), Mombasa (Panicum maximun, var Mombasa), Guinea (Panicum maximun), Paraná (Brachiaria mutica), Pasto Chetumal (Brachiaria humidicola); otros (Caña de azúcar, King Grass, Llanero, Guatemala, Tanner, Alemán, Sabana Nativa, Señal), las interacciones entre zona de muestreo x tipo de forraje y el error aleatorio. Para el análisis sobre el contenido de minerales en el suelo, los datos también se transformaron y el modelo utilizado fue similar al anterior, considerando el efecto de la zona de muestreo (N, C y S). Los análisis se llevaron a cabo empleando el paquete estadístico SAS15 en sus rutinas Means y GLM. Cuando se detectaron efectos significativos en alguna variable, los promedios se compararon por medio de la prueba de rango múltiple de Duncan.

 

Resultados

Los forrajes de mayor frecuencia fueron: Brachiaria (B. brizantha, 73.3%), Estrella de África (Cynodon plectostachyus, 31.1%), Taiwán (Pennisetum purpureum, 31.1%) y Tanzania (Panicum maximun, var tanzania, 26.6%). Otros forrajes que se encontraron con menor frecuencia fueron: Mombasa (Panicum maximun, var Mombasa, 15.5%), Guinea (Panicum maximun, 13.3%), Paraná (Brachiaria mutica, 11.1%) y Pasto Chetumal (Brachiara humidicola, 11.1%). Un tercer grupo de forrajes (Caña de azúcar, King Grass, Llanero, Guatemala, Tanner, Alemán, Sabana Nativa, Señal), se encontraron en porcentajes de frecuencia muy reducidos y es por ello que no se consideraron en este estudio.

Los resultados del contenido mineral obtenidos en los forrajes y suelos, mostraron una gran variabilidad. No se encontró interacción significativa entre zona de muestreo y tipo de forraje para ninguno de los minerales analizados (P > 0.05).

Contenido de macrominerales y su relación con la localización geográfica

La cuantificación de macrominerales en los forrajes, sin distinción de especie, en función de la zona se presenta en el Cuadro 1. En la determinación de Ca la zona S tuvo el mayor contenido (P < 0.05) en comparación con las zonas N y C, en donde el porcentaje de Ca fue muy bajo. En general, 64% de todas las muestras analizadas mostraron un contenido abajo del nivel crítico (0.30%) requerido por bovinos hembras de razas cárnicas en estado de lactancia. En cuanto al contenido de P, a diferencia del Ca, los forrajes que crecen en la zona N mostraron los mayores contenidos en comparación con los del S (P < 0.05). El 89% de todos los forrajes muestreados estuvieron por debajo del nivel crítico (0.25%).

No se encontró diferencia significativa en el contenido de K en las tres zonas (P > 0.05) y en todos los casos estuvo por encima del nivel crítico requerido por los animales (0.70%).

El contenido de Mg en los forrajes fue mayor en la zona S y C en comparación con la N (P < 0.05); sin embargo, su valor porcentual estuvo muy por debajo del requerimiento de los animales (0.20%). Todas las muestras mostraron un contenido por debajo de este nivel.

El porcentaje de Na fue diferente en las tres zonas muestreadas (P < 0.01), arriba del nivel crítico en las zonas C y S, a diferencia de la zona N. En 71% de los casos analizados, el nivel estuvo por debajo del crítico (0.10%). Finalmente, el contenido de Cl no se vio afectado por la zona geográfica.

En general, el contenido de macrominerales en los forrajes está asociado con su presencia en el suelo. Ello se observó claramente en el caso del Ca, cuya presencia fue mayor en los forrajes de las zonas N y S, comparada con la zona C (P < 0.01) coincidiendo con el resultado de Ca encontrado en el suelo (Cuadro 2). Este análisis reveló que el Ca se encuentra en un nivel bajo en los suelos de todo el estado.

La zona N, en donde se encontraron los forrajes con mayor contenido de P, fue precisamente en donde se registró su mayor concentración en el suelo. El P en el suelo se encuentra en bajo nivel en la zona C y en mediano nivel en la zona S.

Los resultados de K obtenidos en el suelo también fueron congruentes con lo observado en los forrajes, ya que se encontró en niveles altos, excepto en la zona N.

En cuanto al Mg, su reducida presencia en los forrajes de las tres zonas debe asociarse con su muy bajo nivel analizado en los suelos, con excepción de los de la zona S.

La información obtenida sobre el contenido de Na en el suelo fue la única que no coincidió con los resultados observados en los forrajes. Los suelos de la zona N, que fueron los más abundantes en Na, comparados con las otras dos zonas (P < 0.01), resultaron con los forrajes más pobres en el mismo mineral.

Contenido de microminerales y su relación con la localización geográfica

La cuantificación de microminerales en los forrajes, sin distinción de especie y en función de la zona, se presenta en el Cuadro 3. El nivel de Fe hallado en las tres zonas fue cinco veces mayor al nivel crítico (50 ppm); habiéndose detectado mayor cantidad en la zona C que en la S (P < 0.05).

En cuanto al Mn, el nivel encontrado fue superior al crítico en las zonas C y S, mas no en la N, lo cual propició que 64% de los forrajes muestreados se encontraran por debajo de este nivel.

Los resultados del Zn mostraron diferencias (P < 0.01) entre zonas, arriba del nivel crítico en la zona S, marginal en el N y deficiente en el C. También se encontraron diferencias entre zonas para el contenido de Cu (P < 0.01): satisfactorio en la zona N, insuficiente en el C y sobre todo en el S. Los resultados obtenidos con Zn y Cu indicaron que 70% y 88% de los forrajes analizados estuvieron por debajo del nivel crítico, respectivamente.

La abundancia de Fe y Mn en los forrajes muestreados en las tres zonas coincide con el alto contenido de estos minerales en los respectivos suelos (Cuadro 4). En cambio, el contenido de Zn y Cu en el suelo fue contrario a lo encontrado en los forrajes. El contenido de cloruros fue mayor (P < 0.01) en las zonas N y C en comparación con la S.

Contenido de macrominerales y su relación con el tipo de forraje

La cuantificación de macrominerales en los forrajes, en función de la especie, se presenta en el Cuadro 5. En cuanto al Ca, se encontró que de los ocho forrajes más frecuentemente encontrados en los predios ganaderos, dos tenían los mayores porcentajes y estaban por encima del nivel crítico (0.30%): Taiwán 0.34 ± 0.5 y Mombasa 0.43 ± 0.28 (P < 0.05). El contenido de Ca encontrado en el pasto Paraná fue extremadamente bajo (0.14 ± 0.16) (Cuadro 5).

Con respecto al contenido de P se encontró que todos estaban por debajo del nivel crítico de 0.25%. Los niveles encontrados en los forrajes Mombasa (0.08 ± 0.03) y B. humidicola (0.08 ± 0.04) representaron sólo una tercera parte de este nivel.

Todos los forrajes muestreados tuvieron un nivel de K muy por encima del nivel crítico (0.70%), en cambio el contenido de Mg en la totalidad de las muestras fue insuficiente (< 0.20%).

El porcentaje de Na se encontró satisfactorio en la mitad de los forrajes estudiados (Tanzania, Guinea, Paraná y B. humidicola).

Finalmente, la presencia del Cl fue muy similar en todos los forrajes.

Contenido de microminerales y su relación con el tipo de forraje

La cuantificación de microminerales en los forrajes, en función de la especie, se presenta en el Cuadro 6. La cantidad de Fe encontrada fue muy elevada y superior al nivel crítico (0.50 ppm) en todos los casos; el pasto Tanzania (204 ppm ± 57) fue el que mostró el nivel más bajo (P < 0.05).

La cantidad de Mn estuvo por debajo del nivel crítico (40 ppm) en cinco de los ocho forrajes recolectados (Brizantha, Estrella, Taiwán, Mombasa y Brachiaria humidicola).

Finalmente, la cuantificación de Zn y Cu mostró que todos los valores promedio estuvieron por debajo del nivel crítico (30 y 10 ppm, respectivamente), excepto por el contenido de Zn en el pasto Estrella.

 

Discusión

La mayor frecuencia del pasto Brachiaria brizantha en los predios ganaderos (73.3%) puede deberse a la promoción que se le ha dado a esta gramínea, tanto en pruebas demostrativas como en congresos y mediante la publicación de folletos para productores.18,19 Debido a la amplia cobertura que tiene este pasto en las tierras ganaderas del estado de Quintana Roo, esta información puede ser útil para tomar decisiones orientadas a difundir el conocimiento sobre su manejo, con la finalidad de incrementar su productividad y, en consecuencia, la del ganado que lo pastorea.

Contenido de macrominerales y su relación con la localización geográfica

Contrariamente a la insuficiencia de Ca aquí encontradas en los forrajes y sobre todo en los suelos, otros autores han señalado que el origen calcáreo marino del suelo del vecino estado de Yucatán, le confiere un adecuado contenido de este mineral.19 Para el caso del estado de Quintana Roo esto no aplica, ya que si bien el contenido de Ca en los forrajes que crecen en la zona S satisface el nivel crítico requerido, es muy reducido comparado con los valores registrados en los forrajes de Yucatán (0.60% o mayor). Estos hallazgos sugieren la importante necesidad de incluir este mineral como complemento para los animales. La misma insuficiencia cálcica también fue diagnosticada mediante el análisis de tejido óseo de bovinos que pastorean en el estado de Campeche.21

El bajo contenido de P encontrado en los forrajes y confirmado en los suelos, sobre todo de las zonas C y S, coincide con trabajos previos llevados a cabo en el estado de Yucatán,22 los cuales concluyeron que el P también fue insuficiente. La misma situación se identificó mediante el análisis del hueso de bovinos que pastorean en el estado de Campeche.21 Esta escacez puede extenderse a otras múltiples zonas tropicales de Latinoamérica.23

El nivel apropiado de K encontrado en las muestras de pasto analizadas, no obstante que fue bajo en los suelos de la zona N, confirmó que este mineral generalmente se encuentra en cantidades adecuadas en los forrajes tropicales.24 Solamente se hace crítico cuando los animales se encuentran en una situación de angustia bajo la cual incrementan sus requerimientos notablemente,16 por lo que es necesario complementarlo.

El bajo nivel de Mg encontrado en los forrajes y suelo llama la atención, ya que no se ha encontrado en el estado de Quintana Roo. En general, es un mineral soslayado entre los fabricantes de sales minerales para bovinos en zonas tropicales. La insuficiencia de este mineral propicia la hipomagnesemia en ganado en pastoreo;25 sin embargo, este padecimiento hasta ahora no se considera importante en la península de Yucatán.

La insuficiencia de Na aquí encontrada puede ser fácilmente subsanada mediante la administración de sal común.

Contenido de microminerales y su relación con la localización geográfica

El excesivo contenido de Fe encontrado en forrajes y suelos coincide con lo observado en muestreos hechos en el estado de Yucatán.4 El reducido contenido de Mn en los forrajes, en contraste con su elevado nivel en el suelo, parece indicar que este mineral no se encuentra en forma absorbible para las plantas, por lo que requiere ser complementado en la dieta de los rumiantes. De igual forma, se encontró un bajo contenido del Mn en 80.5% de muestras de forrajes obtenidas en el vecino estado de Campeche.26

Es muy importante el reducido contenido de Zn encontrado, ya que es un mineral que interviene en diversos procesos metabólicos en el organismo animal: la integridad de las mucosas, el sistema inmune y en aspectos reproductivos. Esta deficiencia también ha sido diagnosticada en los otros dos estados peninsulares, Yucatán4 y Campeche.27

En cuanto al bajo contenido de Cu, si bien no se asoció plenamente con su presencia en el suelo, su insuficiencia, aunada a un exceso de Fe, puede exacerbarse debido a la interacción negativa del Fe sobre la absorción del Cu. En efecto, se han registrado niveles bajos de Cu hepático en bovinos y ovinos que consumen dietas altas en Fe.28 De la misma manera, animales en pastoreo que consumieron tierra rica en Fe por accidente, han manifestado una disminución en el aprovechamiento del Cu.28

Contenido de macrominerales y su relación con el tipo de forraje

No obstante que la cantidad de Ca y P se encontraron bajas, la relación entre ellos fue buena, oscilando entre 1.1:1 para el pasto B. humidicola, hasta 2.3:1 para Brizantha. La excepción fue el pasto Mombasa, con una relación de 5.3:1. Se considera que esta relación puede ser de hasta 7:1 en rumiantes, siempre y cuando la cantidad de P consumida satisfaga el requerimiento del animal.30

La reducida cantidad de P en los forrajes Mombasa y B. humidicola, manifiesta su poca habilidad para obtenerlo del suelo, en comparación con los otros. Con base en ello, los animales que pastorean en estos forrajes deberán recibir complementos reforzados de este mineral.

El perfil del contenido de K (muy elevado) y Mg (insuficiente) es muy parecido en todos los forrajes estudiados, lo cual facilita el diseño de complementos minerales para aliviar este problema.

Considerando que el Na se encontró en niveles suficientes, es innecesario complementarlo a partir de la distribución de sal común, práctica muy extendida entre los ganaderos del estado.

Contenido de microminerales y su relación con el tipo de forraje

Resulta desfavorable que en todos los forrajes estudiados, el Fe se haya encontrado muy elevado y el Cu bajo, excepto para Taiwán, en donde el contenido es marginal. El diseño de sales minerales elaboradas para corregir este desbalance deberá considerar una ausencia de Fe en la formulación y la adición de Cu en formas absorbibles.

No se dispone de resultados del contenido de Mn en forrajes que crecen en la península de Yucatán, por lo que la información aquí presentada es original e implica que hay que aportar fuentes de este mineral para corregir su carencia.

En cuanto al Zn, en este trabajo se encontró deficiente, a diferencia de estudios en donde se ha registrado dentro de un nivel marginal,22 por lo que su aporte debe estar reforzado en un producto mineral.

Con la información obtenida se puede concluir que los suelos del estado de Quintana Roo son insuficientes en Ca, lo que se refleja en la constitución de los forrajes. También se encontró insuficiencia considerable de P y sobre todo de Mg en suelo y forrajes, lo cual contrasta con cantidades elevadas de K y Fe. De la misma manera, se encontró, por zonas, insuficiencia de Mn (N), Zn (C) y Cu (C y S) en los forrajes, lo cual no coincide con su alta o mediana presencia en el suelo. Entre los forrajes estudiados, los más frecuentes fueron: Brizantha, Estrella de África, Taiwán y Tanzania.

Es posible utilizar la información aquí obtenida para diseñar complementos minerales o bloques multinutritivos destinados a aliviar las carencias y excesos de minerales. Cuando estos productos sean diseñados para ser empleados en todo el estado deberán incluir en su formulación Ca, P y Mg, utilizando sal común como vehículo y evitando adicionar K y sobre todo Fe en la formulación. La adición de Zn y Cu se hará necesaria cuando se ofrezcan los complementos en las zonas C y S del estado, y de Mn sobre todo para la zona N.

 

Agradecimientos

El presente trabajo fue parcialmente financiado por la Fundación Quintana Roo Produce, A.C., mediante el proyecto titulado: "Caracterización mineral de suelo, planta, animal y su aplicación en la nutrición animal".

 

Referencias

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Notas

* Lab Line, modelo Imperial V, Estados Unidos de América.

** Thomas Wiley, modelo 4. Estados Unidos de América.

*** Perkin Elmer Model 500. Norwalk, CT.Estados Unids de América.

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