La hemorragia obstétrica, en cualquiera de sus variedades y etiologías, sigue siendo la primera o segunda causa de muerte materna prácticamente en todo el mundo.

En dos artículos aquí publicados se evalúa esta complicación gestacional desde dos puntos de vista: uno directo, en el que se analiza la aplicación del balón de Bakri en un hospital de San Luis Potosí para controlar el sangrado en el posparto y poscesárea y otro en donde de manera indirecta se reporta la tasa de mortalidad materna en Perú, en donde se destaca a la hemorragia como la primera causa de muerte materna en aquel país.

En la investigación referente a la aplicación del balón de Bakri, de Mireille y colaboradores, se evaluaron de forma retrospectiva y observacional 143 colocaciones: 121 en el posparto, 9 en la cesárea e igual número en la poscesárea. Los desenlaces reafirman lo conocido en el sentido de que en más del 90% de los casos hubo control del proceso hemorrágico. De este ensayo original destaca que, además de la casuística reportada, que este procedimiento es una “estrategia” de segunda opción luego del fracaso de los métodos convencionales (medicamentosos y mecánicos) para controlar la hemorragia. La aplicación del balón es muy efectiva, aun en el caso de que el nacimiento haya sido por vía abdominal.

Lo anterior viene a demostrar, una vez más, la importancia de contar, en cualquier evento obstétrico, con esta posibilidad terapéutica y, por supuesto, con mayor intención en casos en los que la hemorragia obstétrica tenga un riesgo incrementado (sobredistensión uterina, alteraciones en la implantación placentaria etc.).

El segundo artículo que enseguida se comenta y que tiene una relación estrecha con el anterior es el que se refiere a la distribución de la mortalidad materna en Perú.

Si bien su objetivo fue describir la tasa de mortalidad materna en aquel país, tangencialmente se analiza la casuística en relación con su etiología. En este punto en particular puede observare que la misma está liderada por la hemorragia, lo que, por un lado, confirma la estadística internacional y, por el otro, promueve acciones para evitarla o controlarla; entre ellas destaca la aplicación del balón de Bakri, comentado en el artículo anterior.

Si bien es cierto que Perú comparte con muchos países latinoamericanos, específicamente México, características socioculturales y de recursos, en este artículo queda establecido que la tasa de mortalidad en las 25 regiones del país andino aquí analizadas, se encuentra mucho más elevada que la que se registra en México. Según el informe semanal de vigilancia epidemiológica de la Secretaría de Salud de México, se detalla a la semana 36 del 2022, que la razón de muerte materna es de 30.6 por cada 100,000 nacimientos y que la hemorragia obstétrica pasó a ser la segunda causa de muerte en el país, solo precedida por la enfermedad hipertensiva del embarazo.

Debe quedar claro que seguir manteniendo las posibilidades de prevención y control de la hemorragia obstétrica y de la enfermedad hipertensiva del embarazo tendrán un impacto significativo en la reducción de las tasas de mortalidad materna.

Ambas entidades, como se sabe, tienen un patrón de comportamiento tal que durante su presentación clínica hay formas para detectarlas oportunamente o incluso prevenirlas para disminuir su tasa de morbilidad y mortalidad.

Este tipo de artículos seguirá estando presente en todas las publicaciones de revistas especializadas en Obstetricia y los comentarios, como el aquí dejado, serán obligados por parte de los editores para llamar la atención del médico acerca de esta complicación (la hemorragia obstétrica) que, como se ha visto, puede ser previsible y adecuadamente tratada.