Casos clínicos
Diagnóstico y tratamiento histeroscópico de una paciente
posmenopáusica con fístula arteriovenosa uterina
Hysteroscopy diagnosis and management of uterine arterio-venous
fistula in a postmenopausal woman
Lourdes Gabasa-Gorgas1
Ana Pérez-Muñoz1
Beatriz Procas-Ramón1
Laura Polo-Oliveros1
Dolores Jiménez-Martínez1
Mercedes Sobreviela-Laserrada1
1Hospital Clínico Universitario Lozano
Blesa, Zaragoza, España.
Resumen
ANTECEDENTES:
La fístula arteriovenosa uterina es una de las malformaciones vasculares más
frecuentes. El sangrado vaginal abundante es un signo sugerente de este tipo
de alteración.
CASO CLÍNICO:
Paciente de 51 años, acudió al servicio de Urgencias debido a un sangrado
vaginal abundante de un mes de evolución. En la exploración física se
objetivaron los genitales externos y la vagina normales, y el útero
ligeramente aumentado de tamaño. La ecografía transvaginal con Doppler color
solo reportó aumento de la vascularización uterina. La histeroscopia
diagnóstica confirmó la coexistencia de una fístula arteriovenosa uterina.
La histeroscopia quirúrgica se practicó con espéculo, pinza de Pozzi,
dilatación con tallos de Hegar (9’5), coagulación con histeroscopio Storz,
asa de Collins, con energía bipolar a 45 watt y suero fisiológico como medio
de distensión. La malformación arteriovenosa se coaguló en diversas zonas
anatómicas, hasta conseguir la obstrucción completa de la fístula. El
posoperatorio trascurrió sin contratiempos. El seguimiento de la paciente
fue satisfactorio, hasta la fecha no manifiesta síntomas adicionales de la
alteración.
CONCLUSIONES:
La histeroscopia es un método efectivo, de mínima invasión y con escasa
morbilidad para establecer el diagnóstico y tratamiento de las
malformaciones vasculares uterinas.
PALABRAS CLAVE: Fístula arteriovenosa; malformaciones uterinas vasculares; histeroscopia
Abstract
BACKGROUND:
Uterine arterio-venous fistula is one of the most frequent vascular
malformations. A heavy vaginal bleeding should make us suspect the presence
of this type of vascular malformation.
CLINICAL CASE:
A 51-years-old patient was admitted in Emergency Service for heavy vaginal
bleeding of one month of evolution. On physical examination, external
genitalia and vagina were normal but uterus had slightly increased in size.
A transvaginal ultrasound with color Doppler was performed where an increase
in uterine vascularization was shown. Subsequently, an office hysteroscopy
was carried out confirming the diagnosis of uterine arterio-venous fistula.
After a correct anesthetic evaluation, a surgical hysteroscopy was
performed, using speculum, Pozzi clamp, dilation with Hegar stems up to
number 9.5, coagulation resectoscope Storz Gyrus with Collins loop handle
with bipolar energy at 45 watt of coagulation and physiological saline, as a
means of relaxation. The arterio-venous malformation was coagulated at
several levels until the obliteration of the fistula was completed. The
postoperative period was favorable. In the subsequent follow-up in
consultation, the patient continues asymptomatic.
CONCLUSION:
Hysteroscopy is an effective, minimally invasive method with low morbidity to
establish the diagnosis and treatment of vascular malformations.
KEYWORDS: Arterio-venous uterine fistula; Uterine vascular malformations; Hysteroscopy
ANTECEDENTES
Las lesiones vasculares uterinas son poco frecuentes en la práctica diaria y su
diagnóstico requiere un alto grado de sospecha clínica. Estas alteraciones pueden
ser congénitas o adquiridas, casi siempre provocadas por procedimientos quirúrgicos
obstétricos. En la mayoría de los casos desaparecen espontáneamente, por lo que su
incidencia real se desconoce.1,2
CASO CLÍNICO
Paciente de 51 años, sin antecedentes médico-quirúrgicos de interés para el
padecimiento actual. Como antecedentes ginecoobstétricos refirió un aborto y
menopausia a los 49 años. En 2014 registró la última visita al servicio de
Ginecología, donde estableció el diagnóstico de mioma uterino subseroso de 2 cm.
La paciente acudió al servicio de Urgencias Ginecológicas en tres ocasiones durante
una semana debido a sangrado vaginal abundante, de varios días de evolución, en
cantidad superior a la de un ciclo menstrual. A la exploración física se objetivó la
vagina con restos hemáticos, cuello uterino correspondiente al de una paciente
nulípara y útero ligeramente aumentado de tamaño. Se inició tratamiento con ácido
tranexámico, a dosis de 1000 mg cada 8 horas durante 5 días.
La biopsia de endometrio reportó un aspecto atrófico; la ecografía ginecológica:
útero en anteflexión, de 60 x 34 x 47 mm, con cavidad endometrial levemente dilatada
y ocupada por líquido (sangre). Se apreciaron dos miomas: el mayor de 28 mm en la
cara posterior-canto derecho subseroso y el menor de 10 mm, intramural-submucoso, en
el canto izquierdo (Figura 1). Intensa
vascularización intramiometrial, con vasos de 4-5 mm de diámetro, que se extendían
hasta un varicocele lateral (Figura 2).
Aparentemente, un vaso rectilíneo atravesaba desde la cara posterior el miometrio y
se comunicaba con la cavidad endometrial. Con estos hallazgos se sospechó una
fístula arteriovenosa endometrial (Figura 3).
En la histeroscopia diagnóstica ambulatoria se visualizó, en la cara posterior
uterina, un vaso sanguíneo pulsátil, con sangrado después del contacto con fórceps.
El endometrio se observó atrófico y los ostium eran visibles. Figuras 5,6
Con los hallazgos ecográficos y la histeroscopia diagnóstica se confirmó el
diagnóstico de fístula arteriovenosa uterina y se propuso a la paciente la
histeroscopia quirúrgica, efectuada dos meses después. Para el procedimiento
quirúrgico se administraron 400 mg de misoprostol por vía vaginal. Cinco horas
después se efectuó la intervención con anestesia general. La paciente fue colocada
en posición de litotomía y mediante un espéculo metálico e individualización del
cuello uterino con pinza de Pozzi se realizó la dilatación del orificio cervical,
con tallos de Hegar hasta 9’5. Posteriormente, se introdujo el histeroscopio Storz
en la cavidad uterina, con la aplicación de suero fisiológico como medio de
distensión. La coagulación se aplicó en varios puntos de la malformación
arteriovenosa uterina, mediante resectoscopio Gyrus, con asa de Collins y energía
bipolar a 45 watt. Por último, se disminuyó la presión intrauterina para comprobar
la obstrucción completa de la fistula arteriovenosa y la ausencia de sangrado
espontáneo (Figuras 7 y 8). Luego de 24 horas
del posquirúrgico, la paciente fue dada de alta de la unidad de Ginecología, sin
complicaciones.
A 30 días del procedimiento no se percibió sangrado y en la ecográfica se observó
disminución considerable de la vascularización endometrial. En la actualidad
permanece asintomática y en amenorrea.
DISCUSIÓN
La fístula arteriovenosa uterina es una alteración ginecológica poco frecuente, pero
potencialmente grave, pues puede generar sangrado vaginal anormal, por la
comunicación anómala que se produce entre venas y arterias.3 El origen de la fístula arteriovenosa adquirida
suele relacionarse con el antecedente de afección corioplacentaria (enfermedad
trofoblástica, acretismo placentario, etc.) y cirugía uterina previa (legrado y
cesárea, principalmente).
Hasta la fecha existen poco más de 100 casos publicados de fístulas arteriovenosas
uterinas. Algunos autores sugieren que se trata de una alteración mucho más
frecuente de lo que se piensa y en la mayoría de las pacientes se diagnostica
erróneamente.4
El diagnóstico se establece por los hallazgos clínicos y ecográficos. Las pacientes
manifiestan episodios de sangrado persistente después de alguna cirugía uterina,
además de dolor pélvico. El inicio de los síntomas es variable, incluso pueden
aparecer años después del procedimiento quirúrgico. La esterilidad asociada con la
fístula arteriovenosa uterina puede deberse a la hipervascularización que altera la
implantación de la placenta.5
La ecografía es un estudio capaz de identificar áreas hipoecoicas tortuosas
intramiometriales; con el Doppler color se visualiza un ovillo vascular, con flujos
turbulentos de alta velocidad. Sin embargo, hasta el momento no existen criterios
ecográficos específicos para establecer el diagnóstico certero de pacientes con
fístulas arteriovenosas uterinas.6,7,8
Las imágenes histeroscópicas suelen mostrar una masa vascular pulsátil dentro de la
cavidad uterina.9,10 En nuestra paciente se visualizó
esa masa, que inició las pulsaciones cuando disminuyó la presión intrauterina. Esa
imagen se ha reportado también en diversos estudios, como en el de Alonso y sus
colaboradores, después de un legrado instrumentado.11 Sánchez-Usabiaga y sus coautores reportaron una
fístula arteriovenosa uterina mediante histeroscopia, indicándola como una nueva
opción de tratamiento.12 El
reconocimiento de esta imagen es importante para establecer el diagnóstico
certero.13,14
Existen pocos reportes del tratamiento histeroscópico en pacientes con fístula
arteriovenosa uterina, incluso se limitan a la histeroscopia diagnóstica, sin
plantear el protocolo terapéutico para esta técnica.11
CONCLUSIONES
La histeroscopia es un método efectivo para establecer el diagnóstico, plantear el
tratamiento de las fístulas arteriovenosas uterinas, disminuir las complicaciones y
la estancia hospitalaria, y acelerar la recuperación de las pacientes.
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