ANTECEDENTES
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que para cada país la tasa ideal de cesárea debe permanecer entre 10-15% de la cantidad total de partos. 1 La cesárea, cuando está justificada desde el punto de vista médico, representa una variable importante para reducir la probabilidad de morbilidad y mortalidad materna-fetal; como en cualquier otra cirugía, se relaciona con riesgos a corto y largo plazo. La OMS también indica que las tasas más altas de mortalidad materna se registran en países donde el porcentaje de cesáreas excede 15%. En México, la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016 alude a la Guía de Práctica Clínica “Reducción de la Frecuencia de Operación Cesárea”, que establece la conducta a seguir en pacientes con trabajo de parto verdadero. Esta Norma señala que debe otorgarse prioridad al parto vaginal para reducir el índice de cesáreas. 2 No obstante, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de 2014 (ENADID) indica que 46.3% de los casos finalizaron en cesárea y 53.7% en parto. 3 Por lo tanto, el porcentaje de cesáreas en México supera por arriba de la mitad la cifra recomendada por la OMS. Las distocias representan una de las principales complicaciones del trabajo de parto y, a su vez, favorecen las cesáreas en diversos países de Latinoamérica. 4
La tocodinamometría externa es la técnica de monitorización de la actividad uterina, utilizada convencionalmente en la práctica clínica; sin embargo, carece de la sensibilidad para diagnosticar de forma adecuada las distocias dinámicas asociadas con ineficiente coordinación y propagación de la actividad eléctrica uterina en el trabajo de parto. 5 En este sentido, la electromiografía uterina, o electrohisterografía, ha demostrado ser una alternativa de monitorización para pacientes embarazadas. Esta técnica ofrece diversas aplicaciones potenciales en el área clínica e investigación biomédica. 6 Además, la mayor parte de los dispositivos actuales que registran la actividad electrohisterográfica son pequeños, portátiles, de fácil uso y utilizan electrodos de superficie que se colocan en el abdomen de la paciente.
Puesto que en la actualidad la tocodinamometría externa se utiliza como técnica de monitorización de la actividad uterina, esta revisión tiene como objetivo mostrar la evidencia disponible de la utilidad de la electrohisterografía como método alterno para la monitorización de la actividad uterina en el ámbito clínico, además de describir el origen del electrohisterograma, desde un punto de vista electrofisiológico, e indicar las técnicas de procesamiento de la señal utilizadas para su análisis. Por último, se muestran las ventajas de la electrohisterografía frente a otras técnicas convencionales vigentes.
METODOLOGÍA
La búsqueda bibliográfica se efectuó en artículos publicados entre abril y septiembre de 2018, y registrados en las bases de datos de PubMed, Scopus y Google Scholar, con las palabras clave: electrohysterogram, uterine electromyography y electrohysterography. No hubo restricción en los filtros de fecha de publicación, puesto que esta técnica de monitorización es novedosa en el campo de la Obstetricia. Se realizaron filtros de búsqueda con base en estudios de casos y controles, capítulos de libros, artículos originales y de revisión que incluyeran temas de investigación perinatal, monitoreo electrofisiológico materno-fetal y aplicaciones clínicas del electrohisterograma.
Criterios inclusión: estudios efectuados para evaluar la dinámica uterina durante el embarazo y trabajo de parto, incluso para discriminar el trabajo de parto pretérmino en donde se describiera detalladamente el tratamiento aplicado a las señales fisiológicas, artículos que especificaran el origen electrofisiológico de la actividad uterina y del registro del electrohisterograma y que indicaran parámetros relevantes en el análisis de su señal. Por último, artículos que compararan las ventajas del electrohisterograma versus técnicas convencionales vigentes para la monitorización de la dinámica uterina.
Criterios de exclusión: artículos que estuvieran dirigidos a distintos temas, que no correspondieran al área de la Ginecoobstetricia o ingeniería biomédica; artículos sin referencias y textos incompletos (formato de cartel o resumen).
Se revisaron artículos principalmente escritos en inglés y español. Se descartaron los que tuvieran duplicidad entre los buscadores. Se analizaron el título y resumen de los artículos para determinar su contenido y de esta forma comprobar que aportaran los datos de interés para la revisión. Figura 1
RESULTADOS
Las palabras clave: electrohysterogram, uterine electromyography y electrohysterography aparecieron en 1718 referencias en línea. Los artículos los seleccionaron dos revisores doble ciego y, con base en los criterios señalados, se encontró que la mayor parte de las investigaciones efectuadas fueron en humanos y estaban escritas en inglés. La muestra se redujo a 86 artículos para revisión en texto completo, de los que se excluyeron 15 por no especificar el método de registro por el que se obtuvo la señal del electrohisterograma o no indicar el tamaño y las características de la población, lo que resultó en 71 artículos totales en texto completo para la extracción de la información (Figura 1). De los 71 artículos se encontraron 5 de revisión, 65 originales y 1 capítulo de libro.
Origen electrofisiológico de la actividad uterina
El potencial de acción es la unidad fundamental de la actividad eléctrica en la célula miometrial. Su función consiste en despolarizar la membrana y originar la afluencia de iones de calcio y, de esta forma, desencadenar la contracción uterina. 8,9 El flujo de calcio transmembrana es un modulador importante del calcio intracelular y, por lo tanto, de la contracción uterina. En este aspecto, la contractilidad uterina es una consecuencia directa de la actividad eléctrica subyacente en las células miometriales. 7
El volumen uterino y las hormonas ováricas (principalmente los estrógenos) contribuyen al cambio en la forma del potencial de acción del músculo liso uterino, a través de su efecto en el potencial de membrana en reposo. 7 Estos potenciales resultan de los cambios en la permeabilidad iónica de la membrana, que está sujeta a la activación de los canales dependientes de voltaje. De hecho, el tejido miometrial es espontáneamente activo, porque se contrae in vivo e in vitro sin requerimiento de estímulos externos. Su actividad inicia y la coordinan las células musculares (como sucede de manera similar en el tejido cardiaco). La contracción depende de la generación espontánea de potenciales de acción, aumento en la concentración de Ca2+ y coexistencia de uniones comunicantes entre las células vecinas. 10 Además, la interacción de proteínas contráctiles (miosina y actina) es regulada a través de la enzima miosina, cadena ligera de cinasa (MYLK), que participa en la generación de las contracciones uterinas. Figura 2
Se ha sugerido la existencia de un “marcapasos uterino”, que detona la contracción durante el trabajo de parto y origina ondas regulares, estables y coordinadas. 11 La naturaleza, incluso el desarrollo de este marcapasos, es objeto de debate porque no se ha demostrado anatómica ni histológicamente, pero sí desde el punto de vista funcional. 11
Los estudios de Caldeyro-Barcia mediante catéteres introducidos en la cavidad amniótica mostraron un patrón característico del trabajo de parto, denominado triple gradiente descendente. Éste sugiere que la actividad eléctrica uterina se propaga de forma descendente, del fondo del útero al cérvix. 12 En el triple gradiente descendente, la intensidad debe ser mayor en el fondo uterino, porque existe mayor cantidad de músculo en esa zona, y disminuye gradualmente. De manera análoga al músculo cardiaco, las contracciones uterinas anormales pueden ser el resultado de focos ectópicos que inician el comportamiento contráctil de una forma no coordinada, lo que produce distocias dinámicas durante el trabajo de parto.
Es importante recalcar que la naturaleza del potencial de acción uterino es compleja y no ha sido plenamente entendida, puesto que una gran variedad de canales iónicos contribuye a su generación. 13
Forma de onda y características de la señal electrohisterográfica
A lo largo de la historia se han llevado a cabo distintas investigaciones para la detección de la actividad eléctrica uterina a través de electrodos de superficie. En las décadas de 1950 y 1960 se publicaron los primeros artículos que exhibían las formas de onda durante las contracciones uterinas en mujeres y animales; 14,15,16 a esta señal electrofisiológica se le nombró electromiograma uterino o electrohisterograma.
El electrohisterograma es un registro no invasivo que se realiza a través de electrodos de superficie colocados en el abdomen de la madre y proporciona información de la actividad eléctrica uterina relacionada con las contracciones durante el embarazo y el trabajo de parto. Los registros miden la despolarización de las fibras musculares uterinas. Suele utilizarse para predecir el inicio prematuro del trabajo de parto y detectar distocias de contracción. El electrohisterograma puede implementarse a partir de la semana 18 del embarazo (previo a ello, la actividad eléctrica miometrial no es perceptible con esta técnica). 17,18 Se ha observado que el electrohisterograma es una señal no estacionaria, que proporciona información relacionada con la actividad eléctrica basal y con las “ráfagas” de potenciales de acción asociadas con la aparición de las contracciones uterinas. Las ráfagas del electrohisterograma se caracterizan, principalmente, por dos componentes de frecuencia: uno de onda rápida de baja frecuencia (FWL, Fast Wave Low por sus siglas en inglés), componente relacionado con la propagación del electrohisterograma y otro de onda rápida de alta frecuencia (FWH, Fast Wave High por sus siglas en inglés), componente vinculado con la excitabilidad de las células uterinas. 19 El ancho de banda del electrohisterograma asociado con estos componentes se distribuye entre el intervalo de 0.2 a 1 Hz, 20 aunque algunos autores consideran que puede extenderse hasta 4 Hz. 18 (Figura 3) Incluso, la amplitud de las espigas que conforman el electrohisterograma no supera los 500 µV. 21
La actividad eléctrica espontánea del músculo uterino se compone de espigas intermitentes de potenciales de acción. 22 Las espigas simples de los potenciales de acción pueden iniciar contracciones, pero hacen falta múltiples espigas de mayor frecuencia y coordinadas para establecer contracciones uterinas mantenidas y regulares durante el trabajo de parto activo. 23
Registro electrohisterográfico
Hasta la fecha no existe una forma estandarizada de colocación de electrodos para el registro del electrohisterograma; sin embargo, algunos estudios demuestran que es posible su colocación en una configuración monopolar y bipolar. 24-26 De acuerdo con diversas investigaciones, la segunda configuración es la más estable y menos propensa al ruido o interferencias. 27 La colocación de los electrodos depende del propósito del estudio en particular; por ejemplo, algunos autores indican la colocación de los electrodos en forma de una línea vertical sobre el eje medio del abdomen, con la intención de detectar la propagación de las contracciones (Figura 4a), y otros proponen la configuración en forma de diamante compuesta por 5 electrodos: 4 activos y 1 de referencia. 28-31 (Figura 4b) Sin embargo, en países como Islandia, se ha comprobado, incluso, una configuración de 16 electrodos colocados en forma de matriz de 4 x 4, 32 (Figura 4c) con la finalidad de trazar un mapa (“mapear”) o establecer la distribución espacial de la mayor superficie del abdomen materno.
Hasta el momento no se han reportado diferencias significativas relacionadas con el tipo de electrodos utilizados en el registro del electrohisterograma y los resultados obtenidos al analizar la señal; sin embargo, se recomienda que el registro se efectúe con electrodos de plata-cloruro de plata (Ag/AgCl). 33 La ubicación de los electrodos, por encima y debajo de la cicatriz umbilical, tampoco ha mostrado diferencias significativas para el registro del electrohisterograma; por tanto, no es una variable relevante para la señal observada. 34
Las investigaciones de Lyapina y su grupo reportan que la amplitud promedio del electrohisterograma aumenta en función de la duración del embarazo; es decir, que las pacientes con trabajo de parto con mayor cantidad de semanas de gestación muestran mayor amplitud en los registros, lo que se asocia con contracciones más efectivas (mayor efecto expulsivo). 35 El estudio de Devedeux y su equipo también reportó que el electrohisterograma exhibe la misma actividad eléctrica uterina que los electromiogramas uterinos internos; esto sucede a pesar de la atenuación que sufre la señal del electrohisterograma, debido a las propiedades de conducción de los tejidos que se encuentran entre el útero y los electrodos de superficie. 36
Análisis de la señal electrohisterográfica
De acuerdo con las características del registro electrohisterográfico, para su análisis se requieren diversas técnicas del campo de la ingeniería biomédica y del procesamiento de señales fisiológicas. 37-39 En este sentido, es importante que el ginecoobstetra se incorpore a grupos multidisciplinarios para la implementación e interpretación de estas técnicas. Durante varias décadas se han propuesto novedosas técnicas de análisis para caracterizar la señal del electrohisterograma en diversos contextos de investigación clínica como: 1) evaluación de la dinámica uterina, 40-462) estudios en grupos de mujeres con y sin trabajo de parto, 31,47,483) estudios en grupos de mujeres con y sin parto pretérmino49-58) y 4) evaluaciones de éxito versus fallas en la inducción del trabajo de parto. 59 Estos resultados pueden indicar su potencial aplicación en la práctica clínica rutinaria. Enseguida se describen algunos de los métodos de análisis más utilizados en diferentes estudios. Figura 5
Los métodos de análisis de la señal del electrohisterograma se clasifican en temporales, espectrales y no lineales: 37,38,39
Métodos temporales: los parámetros del dominio del tiempo se utilizan, frecuentemente, para detectar la fuerza muscular; por ejemplo, uno de estos es la amplitud de la señal del electrohisterograma (µV).
Métodos espectrales: se utilizan para detectar la fatiga en el músculo; algunos de estos implican la detección de la frecuencia máxima y mediana del espectro de potencias del electrohisterograma.
Métodos no lineales: los mecanismos fisiológicos subyacentes de los sistemas biológicos son procesos no lineales que cambian con el tiempo y, por tanto, pueden modelarse como un sistema dinámico no lineal. Las técnicas de procesamiento de señales no lineales proporcionan información adicional de los cambios fisiológicos durante el embarazo y el trabajo de parto, que no dependen del tiempo ni de la frecuencia de la señal. Algunos ejemplos son la entropía muestral (SampEn) y la cuantificación de la complejidad de Lempel-Ziv. 39
En la investigación biomédica se han utilizado diversos parámetros del electrohisterograma en diferentes contextos. Más adelante se describen algunos de los estudios más relevantes donde se ha aplicado el electrohisterograma con un enfoque de investigación traslacional, definida como la aplicación de los conocimientos básicos que se adquieren en el laboratorio de investigación a la práctica clínica, con el objetivo de mejorar la asistencia médica.
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Evaluación de la dinámica uterina: algunos autores sugieren que el estudio de los registros electrohisterográficos puede mejorar la comprensión del origen de los mecanismos electrofisiológicos uterinos y, al mismo tiempo, es capaz de identificar distocias dinámicas durante el trabajo de parto. En particular, ciertas investigaciones indican que el electrohisterograma evalúa la actividad mecánica del útero y, además, posee mayor sensibilidad para identificar contracciones uterinas comparado con la tocodinamometría externa.40,41,42 Incluso, algunos autores han desarrollado algoritmos automatizados para analizar, en tiempo real, las contracciones uterinas a partir del electrohisterograma.43 Los estudios de García-González y su grupo28 y Euliano y sus colaboradores44muestran que la actividad eléctrica uterina difiere en las mujeres que finalizan el embarazo por cesárea versus parto eutócico. 28,44Asimismo, la señal del electrohisterograma se correlaciona con la evolución del trabajo de parto y muestra sensibilidad con la concentración de oxitocina.45
El electrohisterograma también se ha evaluado en mujeres no embarazadas, con el objetivo de caracterizar la actividad uterina normal, que es dominada por el reflejo útero-cervical y funciona para modificar las secreciones uterinas en mujeres sanas. 46
Identificación del inicio del trabajo de parto: mediante parámetros espectrales y no lineales (frecuencia media, frecuencia mediana y entropía muestral de la señal del electrohisterograma) es posible determinar el inicio fisiológico del trabajo de parto. 47 La Figura 6 muestra el registro electrohisterográfico de una paciente con embarazo de 39 semanas, sin evidencia de inicio de trabajo de parto (Figura 6a) y, posteriormente, se observa el mismo estudio en la semana 40 durante el trabajo de parto activo. (Figura 6b) En la parte inferior de la figura se observa la envolvente de ambas señales, que se asemejan a un registro tocodinamométrico. Algunas investigaciones sugieren que el trabajo de parto genera un cambio en el microambiente uterino, que se modifica de un proceso antiinflamatorio a proinflamatorio. 48 El electrohisterograma representa un método útil en el área de la inmunología, como lo muestra el estudio previo de nuestro grupo de trabajo, 31 que demuestra que algunos marcadores inflamatorios (interleucina-28 [IL-28]) se correlacionan con parámetros temporales obtenidos del electrohisterograma durante el trabajo de parto activo. Nuestros resultados sugieren una interacción entre la actividad uterina y la inflamación sistémica en esta etapa de la gestación. 31
Identificación del trabajo de parto prematuro: la identificación temprana de un parto prematuro es importante para su tratamiento y, de ser posible, prevención. Para lograr este propósito se requiere el desarrollo de indicadores. Es en esta área donde el electrohisterograma ha sido mayormente estudiado. Por ejemplo, la investigación de Léman y su grupo49 caracterizó las contracciones uterinas de un grupo de mujeres en trabajo de parto a término y las contracciones de otro grupo de mujeres en trabajo de parto pretérmino mediante estudio electrohisterográfico. Los autores estimaron parámetros temporales (duración de la contracción y magnitud relativa de ésta) y espectrales del electrohisterograma (pico de máxima frecuencia, frecuencia media y coeficientes de curtosis y asimetría) para ambos grupos y concluyeron que en el grupo de mujeres con parto pretérmino las contracciones uterinas tenían una dinámica diferente durante la evolución del trabajo de parto comparadas con el grupo de término. 49 Otros estudios se enfocaron en generar algoritmos que, de manera automatizada, logran predecir partos pretérmino con éxito, principalmente los de Acharya, 50 Alamedine, 51 Mischi, 52 Di Marco, 53 y Jager, 54 con sus respetivos colaboradores. Incluso, el estudio de Fergus y sus coautores55,56 utilizó herramientas de inteligencia artificial para detectar los partos pretérmino, con sensibilidad y especificidad mayores de 80%. Las investigaciones de Horoba57 y Fele-Žorž18 sugieren que el monitoreo de la actividad uterina previo a la semana 26 del embarazo, en conjunto con distintos parámetros electrohisterográficos (raíz cuadrática media, pico de máxima frecuencia, frecuencia media y autocorrelación de los cruces por cero), pueden determinar si el parto será pretérmino. 18 Mas-Cabo y su equipo58 evaluaron la capacidad de diversos parámetros calculados a partir del electrohisterograma para identificar el trabajo de parto inminente (menos de siete días) en mujeres con amenaza de trabajo de parto prematuro sometidas a terapia tocolítica y se observó que los parámetros no lineales tienen mejor desempeño que los parámetros temporales y espectrales para identificar a las mujeres que dieron a luz en menos de 7 días versus quienes que no lo hicieron. 58
Inducción del trabajo de parto: la investigación de Alberola-Rubio y sus colaboradores59 buscó generar un sistema para predecir si el trabajo de parto inducido llegaría de manera exitosa al alumbramiento por medio de parámetros temporales medidos por electrohisterograma. 59 Aunque el algoritmo generado en el estudio no pudo ser concluyente con los resultados obtenidos, se determinó que el electrohisterograma ofrece información relevante del progreso de la actividad eléctrica uterina durante el trabajo de parto. 59
Técnicas convencionales de monitorización de la actividad uterina
Las técnicas de monitorización de la actividad uterina se dividen en invasivas y no invasivas. La presión intrauterina, a pesar de ser una técnica invasiva, es la técnica de referencia para la caracterización de contracciones uterinas durante el trabajo de parto.
Técnica invasiva de monitorización de la actividad uterina
Catéter intrauterino de presión (intrauterine pressure catheter, por sus siglas en inglés IUPC): es un sistema invasiva que, por medio de un catéter, mide la presión intrauterina relacionada con la aparición de contracciones. Se coloca un catéter con un pequeño transductor de presión en su extremo, que permite la medición de la fuerza de la contracción en el útero. La desventaja de esta técnica es que se requiere romper las membranas amnióticas, lo que puede producir infecciones y poner en riesgo la vida de la madre y el feto. 60,61
Técnicas no invasivas de monitorización de la actividad uterina
Tocodinamometría: es la técnica más utilizada en Obstetricia para la monitorización de la dinámica uterina. Para realizar el estudio se coloca un transductor de presión en el abdomen de la madre, con la finalidad de medir el cambio de tensión abdominal que se produce durante una contracción uterina. El sistema del dispositivo se basa en componentes piezorresistivos (galgas extensiométricas), cuyas impedancias varían según la deformación originada por las contracciones. Esta variación debe medirse y con ella se establece una relación con la presión de la contracción; sin embargo, la técnica muestra las siguientes desventajas:
Dificultad e incomodidad del registro durante el trabajo de parto en madres con índice de masa corporal (IMC) elevado.
Alteraciones en el registro debido a la fuerza de contracción del músculo uterino, posición de la madre, edad gestacional y ubicación del transductor.
Dificultad para distinguir entre las contracciones efectivas y no efectivas, es decir, las asociadas con trabajo de parto con efecto expulsivo, de las que se producen durante todo el embarazo por los cambios fisiológicos en la madre. 60,61
DISCUSIÓN
Una de las principales ventajas del electrohisterograma es su capacidad para detectar la propagación de los potenciales de acción asociados con la contractilidad del miometrio y, por tanto, identificar distocias durante el trabajo de parto. 7 El registro puede realizarse fácilmente; algunas pacientes se sienten más cómodas durante el registro electrohisterográfico62 que a quienes se les hace tocodinamometría externa, pues en el primero se utilizan electrodos de superficie y no transductores piezoeléctricos, como ocurre en el segundo caso. Además, las pacientes reportan que los transductores de tocodinamometría externa son, en ocasiones, estorbosos durante la monitorización convencional. Puesto que el electrohisterograma se considera un biopotencial, la grasa abdominal de las pacientes afecta en poca medida la señal; sin embargo, este se altera en mayor grado con el registro tocodinamométrico. 5,41,63,64 El estudio de Euliano y su grupo, 41 en el que compararon la eficacia del tocodinamómetro y el electrohisterograma versus el catéter de presión intrauterino (estudio de referencia), demostró que el electrohisterograma tuvo mayor sensibilidad y proporcionó trazos de fácil interpretación durante la monitorización intraparto por los ginecoobstetras comparado con la tocodinamometría externa. 41 Ese estudio también reportó que aproximadamente 90% de las contracciones identificadas por el catéter de presión intrauterino se asocian, temporalmente, con el trazo del electrohisterograma (poco más del doble que las identificadas por tocodinamometría). 41 Estos hallazgos fueron confirmados por Cohen, 42 quien mostró que el electrohisterograma es más confiable que la tocodinamometría, 97 vs 61% de coincidencia con el catéter de presión intrauterino, respectivamente. 42 Así mismo, Euliano65 señaló que la detección de las contracciones en pacientes obesas, estimadas con electrohisterograma, se correlacionó mejor con las mediciones del catéter de presión intrauterino (0.94 ± 0.06) que con la tocodinamometría externa (0.77 ± 0.25, p = .004), y concluye que las contracciones derivadas del electrohisterograma son similares a las obtenidas mediante catéter intrauterino de presión. 65 Por su parte, Jacod y sus colaboradores66 señalan que el electrohisterograma detecta las contracciones uterinas con alta precisión: sensibilidad de 94.5% (IC95%: 87.5-100) y valor positivo predictivo de 88.3% (IC95%: 76.2-100); sin embargo, las características de las contracciones medidas por ambos métodos no son comparables del todo, debido a que ambas señales poseen una naturaleza distinta. 66 En contraste, al comparar el electrohisterograma vaginal versus tocodinamometría en ovinos, tomando como referencia el catéter intrauterino de presión, se encontró baja confiabilidad en la tocodinamometría comparada con el electrohisterograma para detectar las contracciones uterinas. 67
Aunque la presión en el útero no puede ser el parámetro más seguro para conocer si un parto vaginal será exitoso, el catéter intrauterino de presión representa un estudio de referencia para la monitorización de la actividad uterina. Un objetivo loable de la monitorización del electrohisterograma recaería en el pronóstico de éxito o fracaso del trabajo de parto. 68 De hecho, algunos estudios indican que el análisis de frecuencia del electrohisterograma proporciona una estimación precisa de la presión intrauterina. 69
Se espera que los avances en el área de ingeniería biomédica y procesamiento de señales permitan dilucidar los mecanismos fisiológicos implicados con las distocias durante el trabajo de parto y los partos prematuros a través del desarrollo de nuevos algoritmos de análisis de la señal del electrohisterograma.
CONCLUSIONES
La monitorización durante el trabajo de parto es decisiva para mejorar la comprensión en torno a la dinámica uterina. Las técnicas vigentes de monitoreo convencional de la actividad uterina carecen de capacidad para evaluar la dinámica uterina, identificar distocias dinámicas o predecir partos prematuros. En este sentido, el análisis de los registros electrohisterográficos ha permitido mayor entendimiento acerca de los mecanismos electrofisiológicos implicados en el trabajo de parto y el embarazo. El electrohisterograma es una técnica valiosa y con gran potencial para implementarse en México y América Latina, en donde los ginecoobstetras pueden auxiliarse para identificar distocias y reconocer adecuadamente los caso de nacimiento pretérmino.