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Hidrobiológica

versión impresa ISSN 0188-8897

Hidrobiológica vol.24 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2014

 

Artículos

 

Cultivo de ostión Crassostrea gigas. Análisis de 40 años de actividades en México

 

Culture of the oyster Crassostrea gigas. Analysis of 40 years of activities in Mexico

 

Jorge Chávez-Villalba

 

Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), Unidad Sonora, Apartado postal 349, Guaymas, Sonora 85454, México. e-mail: jechavez04@cibnor.mx.

 

Recibido: 12 de noviembre de 2013.
Aceptado: 7 de marzo de 2014.

 

RESUMEN

Se presenta una revisión sobre el cultivo del ostión Crassostrea gigas desde que fue introducido a México hace 40 años. La introducción de esta especie se hizo en Baja California durante 1973 y a partir de ahí el cultivo de la especie se extendió a otros estados. No hay captación natural de la especie en la región; toda la semilla que se utiliza proviene de laboratorios nacionales y extranjeros. Los principales sistemas de cultivo son; sartas en balsas y estantes, cajas ostrícolas en sistema suspendido y costales sobre estantes. En 1997 se empezaron a registrar mortalidades masivas de ostión y actualmente se sabe que los eventos ocurren en marzo-abril y noviembre, afectando principalmente a ostiones menores de 50 mm. Se han confirmado dos enfermedades para C. gigas en México relacionadas con las mortalidades; herpesvirus y perkinsosis. Debido a las mortalidades la producción se desplomó y puso en crisis a la actividad; hasta 2010 se empiezan a ver signos de recuperación (2,858 toneladas). Los Comités de Sanidad Acuícola así como los Comités Estatales Sistema Producto Ostión en Baja California, Baja California Sur y Sonora han sido claves para la recuperación y organización de la ostricultura en la región. Actualmente se realiza investigación en genética para producir ostiones resistentes a enfermedades y se tienen resultados alentadores usando nuevas tecnologías de cultivo. No obstante, las problemáticas asociadas a la actividad son variadas y se requieren esfuerzos importantes de todos los sectores involucrados para consolidar el cultivo de la especie en la región.

Palabras clave: Crassostrea gigas, crecimiento, cultivo, enfermedades, mortalidad.

 

ABSTRACT

This study is the revision of the culture of the oyster Crassostrea gigas since its introduction in Mexico 40 years ago. The introduction occurred in Baja California during 1973 and then the cultures expanded to other states. There is no juvenile collection from the wild so the spat is produced in national and foreign hatcheries. Current culture systems are; hanging oysters fixed on ropes from racks, oyster trays in long-lines, and plastic mesh bags set on trestles. Mortality outbreaks have been detected since 1997 and today is known that events occur in March-April and November affecting oysters less than 50 mm long. Two diseases related to mortality outbreaks have been confirmed for C. gigas in Mexico; herpesvirus and perkinsosis. Production collapsed due to mortalities leading to a crisis of the activity; signs of recovery are seen until 2010 with a production of 2,858 tonnes. Aquatic animal health agencies as well as state oyster committees in Baja California, Baja California Sur, and Sonora have been key elements for the recovery and organization of oyster industry in the region. At present, studies in genetics are in course to produce disease-resistant oysters and there are promising results using new experimental culture systems. However, problems associated with the activity are diverse and require important efforts from all sectors involved to consolidate the cultivation of the species in the region.

Key words: Crassostrea gigas, culture, diseases, growth, mortality.

 

INTRODUCCIÓN

La especie Crassostrea gigas (Thunberg, 1793) es conocida principalmente como ostión del Pacífico u ostión japonés. Es originaria de los mares de Japón y Corea donde habita en zonas estuarinas, desde la zona intermareal hasta profundidades de 40 metros. Se le encuentra adherida a rocas, restos de conchas u otros sustratos firmes, aunque también se le ha localizado en fondos arenosos y lodosos (FAO, 2014). Una característica notable de la especie es que a pesar de ser habitante de zonas frías y templadas, es euritérmica y eurihalina (Miossec et al., 2009), lo que le permite desarrollarse y sobrevivir dentro de rangos amplios de temperatura (-2 hasta 35 °C) y salinidad (0 hasta 50 ups) (Héral & Deslous-Paoli, 1990).

Debido a su gran tolerancia a las condiciones ambientales y a un potencial de rápido crecimiento, la especie ha sido elegida para ser introducida en varias regiones del mundo, con fines ya sea de cultivo o como reemplazo de poblaciones nativas de ostión afectadas por enfermedades o sobre-explotación. Las introducciones han ocurrido desde los años 20's en las costas del Pacífico de Estados Unidos y posteriormente en otros países como Reino Unido (1965), Francia (1966), Australia (1969), etc. (Miossec et al., 2009). Algunos trabajos indican que la especie se introdujo hace 30 años en África, principalmente en Sudáfrica y Túnez (Robinson et al., 2005; Dridi et al., 2007), y hace 20 años en Sudamérica; en las costas del Pacífico en Chile y Perú (Winter et al., 1984), y en la costa Atlántica en Brasil y Argentina (Pascual & Oresanz, 1996; Orensanz et al., 2002; Escapa et al., 2004). También han ocurrido introducciones accidentales, por ejemplo una de las vías es a través de la actividad naviera global donde los ostiones adultos viajan adheridos al casco de los barcos (FAO, 2014). Estos eventos se han registrado en Nueva Zelanda (Dinamani, 1991), Dinamarca (Wang et al., 2007), Suecia (Wrange et al., 2010), y otros países. Las consecuencias de las introducciones han sido contrastantes, en algunas regiones la especie se considera como invasora o inclusive como una peste, mientras que en otros lugares se le aprecia por su potencial económico (Miossec et al., 2009).

La producción de C. gigas se considera una de las más importantes en el mundo ya que es la más alta de todos los moluscos y en 2003 se había expandido más que cualquier otra especie de pez, molusco o crustáceo (FAO, 2005-2014). Prácticamente toda la producción es el resultado de actividades de cultivo debido a que las pesquerías nunca han sido significativas por su pobre sostenibilidad y baja calidad del producto (Miossec et al., 2009). Los valores más recientes (2011) de producción indican volúmenes cercanos a las 36,000 toneladas por captura y 638,000 toneladas por acuacultura siendo China, Corea, Japón, Francia, Estados Unidos y Taiwán los principales países productores (FAO, 2005-2014).

C. gigas es una especie de importancia en México. Es el principal bivalvo que se cultiva en el noroeste del país y nacionalmente su producción representa los más altos valores de los moluscos cultivados. La especie cumple cuarenta años de haber sido introducida al país en 2013. Durante este tiempo las actividades relacionadas con su cultivo han venido evolucionando de diferentes maneras, en ocasiones con avances significativos, pero en ciertos momentos la actividad ha estado en riesgo de desaparecer de algunos lugares. El objetivo del presente trabajo es mostrar una visión global sobre el cultivo de la especie desde su introducción a México. En esta revisión se consideran diversos aspectos como producción de semilla, tipos de cultivo, crecimiento, reproducción, mortalidad, enfermedades y las perspectivas de la actividad.

 

INTRODUCCIÓN DE CRASSOSTREA GIGAS EN MÉXICO

La introducción de C. gigas en México se llevó a cabo con el fin de impulsar actividades de acuacultura en la región noroeste del país. La iniciativa surgió por parte de investigadores del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), quienes presentaron un proyecto ante la Secretaría de Recursos Hidráulicos y el Instituto Nacional de Pesca para la introducción de la especie en Bahía San Quintín (Baja California) (Islas-Olivares, 1975). En el proyecto se contempló además, la capacitación técnica de personal de la UABC en un laboratorio de producción de semilla de esta especie localizado en Oregón (USA). La capacitación consistió en aprender las técnicas de fijación de semilla en concha madre. Para realizar la primera experiencia de cultivo, el personal involucrado transportó e importó al país un lote de semilla fijada en sartas formadas con conchas, la cuales fueron colocadas en forma suspendida de balsas de madera instaladas en el mar. De esta forma, la siembra del primer lote de semilla de ostión C. gigas en el país se realizó en octubre de 1973.

A partir de esta experiencia surgieron más a nivel experimental, pero en 1977 inició un proyecto a escala comercial con recursos del Programa de Inversión para el Desarrollo Rural en el Estado (PIDER), el cual se llevó a cabo utilizando semilla importada de Estados Unidos y el sistema de balsas de madera. Posteriormente, a principios de los años 80's, se constituyó la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Bahía Falsa, S.C.L., la cual es pionera en la ostricultura (Tapia-Vázquez et al., 2008). Debido a los buenos resultados observados en las costas de Baja California, el entonces Departamento de Pesca realizó pruebas piloto en diversas localidades de la costa de Sonora para el cultivo de la especie (Hoyos-Chairez, 2004). La actividad se multiplicó y en todos los casos la semilla de ostión se importó de Estados Unidos, es entonces cuando se vio la necesidad de impulsar la producción de juveniles a nivel local. En 1984 el Gobierno del Estado de Sonora, a través de la Dirección General de Fomento Pesquero, construyó y puso en operación un Centro Ostrícola, hoy CREMES (Centro Reproductor de Especies Marinas) (Hoyos-Chairez, 2004).

En ese mismo año se iniciaron cultivos experimentales con organismos producidos localmente (Martínez-Córdova & Robles, 1990).

Con la posibilidad de obtener la semilla de la especie en el CREMES, la ostricultura se extendió también a Baja California Sur. En 1986 se realizaron cultivos experimentales dentro de la Bahía de La Paz (Cáceres-Martínez et al., 1988). Posteriormente, se iniciaron cultivos experimentales y piloto en la región de Bahía Magdalena (Cáceres-Martínez et al., 1990; Ramírez-Filippini et al., 1990; Cáceres-Martínez & García-Bustamente, 1990). Aunque el cultivo de C. gigas se concentra principalmente en tres estados del país (Baja California, Baja California Sur y Sonora) también se han realizado experiencias en las costas de Oaxaca (Vite-García, 2002), Jalisco (Gallo-García et al., 2001), y Sinaloa (Góngora-Gómez et al., 2012).

 

PRODUCCIÓN DE SEMILLA

En el caso de C. gigas en México, se le llama semilla a los juveniles de ostión que han alcanzado una talla generalmente mayor a 0.5 milímetros de largo (altura de la concha). Toda la semilla proviene de laboratorios y para llegar a esta etapa de crecimiento se tienen que cubrir otras fases previas que pueden incluir algunas variantes. La secuencia que se sigue normalmente en el laboratorio es la siguiente; obtención de reproductores del medio, inducción a maduración de reproductores, inducción a desove, obtención de larvas, cultivo larvario, fijación y metamorfosis, obtención de semilla y pre-engorda de semilla (también se le conoce como post-larva). En algunos casos se pueden obtener reproductores sexualmente maduros del medio, los cuales se inducen a desove una vez que llegan al laboratorio. De esta forma se evita la inducción a la maduración de éstos con el consecuente ahorro de tiempo y de costos asociados.

En la producción de semilla de C. gigas están involucrados centros de investigación como el Laboratorio de Acuacultura en la Unidad Pichilingue de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el Laboratorio de Moluscos del IIO de la UABC, el Centro de Transferencia Tecnológica (CTT) del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, SC (CIBNOR), y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE). El objetivo principal en estos centros es hacer investigaciones a nivel experimental sobre diferentes temas como; uso de sustancias (epinefrina, norepinefrina, L-Dopa) para el asentamiento y metamorfosis de larvas (McAnally-Salas et al., 1989), el efecto de temperatura y alimento en el crecimiento, supervivencia y composición bioquímica de semilla (Flores-Vergara et al., 2004), comparación de crecimiento de post-larva alimentada con diferentes dietas (microalga y microencapsulados) (Badillo-Salas et al., 2009). También existe información sobre la evaluación del índice de condición de post-larvas en la fase de pre-engorda en el CREMES (Barraza-Guardado et al., 2009).

Los primeros cultivos de la especie en México se llevaron a cabo importando semilla fijada en concha madre de Estados Unidos. Este proceso se utiliza para el cultivo en sartas o collares (conchas amarradas a cuerdas las cuales se sujetan verticalmente de balsas instaladas en el mar). No obstante, para el cultivo en otros sistemas de cultivo como las cajas ostrícolas y los costales, se requería semilla individual o suelta, por lo que también se empezó a importar en esta modalidad. La Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Bahía Falsa, S.C.L. (en Baja California), fue la primera empresa en el país en realizar fijaciones de larva en postas rústicas (estanques de concreto o fibra de vidrio con un sistema de aireación) y producir en sus instalaciones semilla de C. gigas en concha madre para cultivo. De esta forma se inició la erradicación de importaciones de semilla en esta modalidad, pero se inició la importación de larva fijadora. Se les llama larvas fijadoras a larvas pedivéliger oculadas (presencia de mancha ocular) a punto de buscar un sustrato para fijarse en él y llevar a cabo su metamorfosis. Posteriormente, con la creación del CREMES en Sonora, se empezó a producir semilla individual y larva fijadora a partir de reproductores locales y siguiendo las fases de producción en laboratorio.

En la actualidad, la obtención de semilla y/o larva fijadora para cultivo presenta varias alternativas, las cuales varían dependiendo de la demanda y de la disponibilidad que se tenga de ésta tanto localmente como del extranjero. Uno de los principales proveedores es el CREMES, el cual tiene una capacidad de producción anual de 50 millones de semilla (entre organismos diploides y triploides) y 300 millones de larva fijadora. No obstante, la demanda es mayor por lo que existen además de las empresas norteamericanas como Whiskey Creek Shell Fish (Oregón) y Taylor Shellfish Faros (Washington), otras a nivel nacional como Maxmar Mariscos S.A. de C.V. (Ensenada, Baja California), Sea Farmer S.A. de C.V. (Los Mochis, Sinaloa), Maricultura del Pacífico S.A. de C.V. (Bahía de Kino, Sonora), Acuacultura Robles (La Paz, Baja California Sur), Bivalvos del Pacífico (Bahía Asunción, Baja California Sur), quienes ofrecen semilla y larva fijadora de la especie. El precio de la semilla individual depende de su tamaño y las tallas promedio que más se manejan son entre 3-5mm (≈$40.00-$60.00 pesos el millar). El uso de postas de fijación se ha ido extendiendo entre los productores por lo que la venta de larva fijadora es cada vez más común.

Uno de los principales problemas con la semilla utilizada por los ostricultores en México está relacionado con su calidad. De acuerdo con los testimonios de los productores se tienen problemas de; (1) alta mortalidad, que puede llegar hasta el 100% de los lotes, habitualmente no se sabe si es por enfermedad o por otros factores como una condición fisiológica baja, (2) "enanismo", se presenta crecimiento normal durante las primeras semanas de cultivo pero después los ostiones reducen significativamente su tasa de crecimiento y algunos dejan de crecer, (3) lento crecimiento, las tasas de crecimiento desde la siembra y durante todo el ciclo de cultivo son menores a las esperadas y la talla comercial no se alcanza en los tiempos previstos. Estos problemas se atribuyeron originalmente a que toda la semilla se importaba (principalmente de Estados Unidos) por lo que no estaba adaptada a las condiciones ambientales de la región. Con la creación de laboratorios de producción en México, donde se seleccionan ostiones cultivados en la región y se utilizan como reproductores, se ha logrado disminuir la problemática, pero sólo en parte dado que la importación de semilla del extranjero es una actividad permanente. Además, han aparecido otros problemas como las enfermedades en la semilla. Actualmente, uno de los requisitos para la venta es que cada lote debe estar acompañado de un certificado donde se garantice que está libre de patógenos. Sin embargo, se sabe que algunos productores adquieren lotes sin el certificado sanitario correspondiente.

 

CULTIVO

El cultivo de ostiones en la región sigue en general un proceso de cinco fases; la siembra, la-pre-engorda, la engorda, el endurecimiento y la cosecha, pero puede haber variaciones de acuerdo al sistema de cultivo que se esté utilizando.

Siembra. La siembra se refiere al proceso cuando la semilla de ostión se coloca por primera vez en el mar. Una vez que los productores reciben la semilla de los laboratorios, ésta se coloca en recipientes (charolas, tinas, hieleras, etc.) donde se humedece gradualmente con agua de mar del sitio de cultivo para adaptarla a las condiciones locales. Después de esto, la semilla que viene en bolsas de malla fina (1 o 2 mm) se separa en grupos más pequeños que se colocan en las estructuras de cultivo correspondientes. Éstas se instalan en el mar para iniciar el cultivo. En el caso del sistema en concha madre no existe propiamente la siembra, dado que la fijación de las larvas ocurre en las postas que están alimentadas con agua de mar del sitio de cultivo y permanecen ahí por algún tiempo hasta que son trasladadas a otro sistema para su pre-engorda.

Pre-engorda. En esta fase los juveniles de ostión (semilla) pasan de una talla inicial de siembra de 0.5-5 mm de largo a una talla promedio >30 mm. En esta fase se requieren normalmente bolsas (sacos) de malla fina (mosquitero) (1 o 2 mm) u otras estructuras de contención para que los ostiones por su pequeña talla no se salgan a través de los orificios y aberturas de las estructuras de cultivo, y para evitar la depredación por parte de jaibas, peces, rayas, etc. Esta fase es crítica debido a que los juveniles además son más susceptibles que los adultos a las variaciones del medio ambiente y pueden ocurrir altas mortalidades. Para el cultivo en concha madre no hay estructuras de contención debido a que los ostiones están fijos en conchas, las cuales sirven como protección ante depredadores.

Engorda. Normalmente la engorda es cuando los ostiones se colocan directamente dentro de las estructuras de cultivo, ya que tienen el tamaño adecuado para esto y son más resistentes a la depredación. Los organismos permanecen en las estructuras hasta el final del cultivo; las operaciones que se realizan durante esta etapa es la reducción de la densidad (llamada también clareo, aclareo o desdoble) conforme los ostiones van creciendo, y la limpieza de los mismos animales y los contenedores. En el cultivo con concha madre la engorda consiste en separar los manojos en sartas individuales para dar a los ostiones más espacio para su desarrollo.

Endurecimiento. Después de alcanzar la talla comercial, que puede ser considerada mayor a 80 mm de largo y/o más de 60 gramos de peso, los ostiones son colocados en diversas estructuras en la zona intermareal para exponerlos al movimiento de las mareas y al aire, lo que hace que la concha se endurezca y pierda los bordes afilados. Este proceso se llama endurecimiento y permite una mejor presentación y extiende la vida en anaquel del producto. Algunos productores no utilizan esta fase y los ostiones son cosechados directamente de los sistemas de engorda, otros la utilizan por periodos de 1 a 3 meses.

Cosecha. Los animales que están listos para la venta son separados manualmente y después se limpian con cepillos o con agua a presión para quitarles todas las incrustaciones que pudieran tener. Existe una empresa (Sol Azul) que cuenta con una máquina que separa a los ostiones por tallas y los limpia de manera automatizada. En el caso del cultivo en concha madre, los ostiones de las sartas se separan unos de otros con herramientas metálicas y después se limpian. Los organismos limpios se trasladan en costales o cajas de plástico a los sitios de comercialización donde la gran mayoría se vende en la presentación fresco vivo en su concha. En el caso de las empresas que exportan, los ostiones se empacan en cajas especiales cumpliendo con los requisitos sanitarios exigidos tanto por las Autoridades Sanitarias Mexicanas como por la U.S. Food & Drug Administration (FDA), para garantizar que estén libres de patógenos y de contaminación.

Por otro lado, una de las problemáticas con C. gigas en México es el escaso desarrollo tecnológico en los sistemas de cultivo. Aunque se han utilizado una variedad de estructuras como linternas, cajas plásticas para frutas, costales cebolleros, bastidores de madera cubiertos con malla mosquitero, etc., los sistemas más utilizados se restringen principalmente a tres diferentes tipos; balsas y estantes, cajas ostrícolas y costales. Estos sistemas se han utilizado desde la introducción de la especie y no han sufrido grandes variaciones a lo largo del tiempo.

Balsas y estantes de cultivo. Las balsas de cultivo son estructuras flotantes cuya base se construye a partir de diferentes materiales (poliuretano, fibra de vidrio, madera, botes de plástico de 200 litros, etc.) y sobre la cual se instala un emparrillado o estacones de madera. Las medidas son variables pero se ubican alrededor de 3-5 metros de ancho por 5-6 metros de largo. Las balsas se disponen en filas de hasta 10 unidades las cuales se sujetan al fondo del mar con cuerdas amarradas a anclas o lastres de concreto (Fig. 1). Las balsas se utilizan principalmente para la pre-engorda de los ostiones en sartas de cultivo. Una sarta se construye utilizando de 6 a 8 conchas de bivalvos (ostiones, almejas, etc.) previamente lavadas, las cuales se perforan y se amarran cada 10-15 cm a cuerdas de 1/8" de diámetro y 2.2 metros de largo. Después 10 sartas se atan juntas formando una unidad y luego cuatro de estas unidades se amarran formando un manojo. Los manojos se colocan en las postas de fijación durante 1 a 7 días para la fijación de las larvas (7-10 ostiones por concha), después se trasladan al mar donde se amarran a las balsas para la pre-engorda que puede durar hasta 3 meses (Tapia-Vázquez et al., 2008).

Los ostiones pre-engordados en las balsas son llevados a estructuras llamadas estantes para su engorda. Los estantes o "racks" se construyen con tubería ABS (cédula 40 y 1.5" de diámetro) y estacones de madera. Para formar un estante de tubería se requieren cinco porterías de 1.2 metros de ancho por 1.5 metros de largo (Fig. 1b). Las porterías se colocan a una distancia de aproximadamente 1.2 metros unas de otras y sobre ellas se amarran cinco tramos de tubería de 6 metros de largo de manera que un estante mide 1.2 x 1.5 x 6 metros (ancho, alto y largo). Los estacones de madera se utilizan para reforzar los estantes para que soporten el peso de las sartas. Para la engorda, los manojos se sueltan de las balsas separando cada una de las sartas que los constituyen, éstas se amarran individualmente en cada travesaño del estante a una distancia de 20-30 cm de forma que en cada uno quedan 22 para un total de 110 sartas por unidad. La fase de engorda dura de 10 a 14 meses (Tapia-Vázquez et al., 2008).

Cultivo en cajas ostrícolas en suspensión. Otra forma de cultivo que es muy utilizado son las cajas ostrícolas (conocidas también como canastas o charolas), éstas son de plástico con perforaciones de 8 mm de diámetro y un tamaño aproximado de 60 x 60 x 10 cm (lado por lado y alto). Están construidas de manera que tienen una ceja que permite apilarlas unas sobre otras. Para el cultivo se colocan normalmente de 4 a 5 cajas conteniendo a los organismos, sobre la caja superior se instala un cuadro de poliestireno (50 x50 x 5 cm) que sirve como flotador (éste puede estar o no cubierto por otra caja). Las cajas junto con el flotador se amarran con una cuerda (1/4" de diámetro) y a todo el conjunto se le llama módulo de cultivo (Fig. 1c). Los módulos se amarran a estructuras tipo palangre o línea larga ("long-line"). Los palangres se construyen con cuerdas de 3/4"-1" de diámetro de 20 hasta 200 metros de largo, las cuales se amarran a lastres de concreto y/o anclas en cada uno de sus extremos para mantenerlos fijos al fondo del mar (Fig. 1). Este sistema es muy versátil, se puede instalar en sitios con profundidades medias de 1.5 metros o de hasta 30 metros, la flotabilidad del sistema puede estar dada por los mismos módulos de cultivo o se instalan flotadores extras (boyas atuneras, botes de plástico de 50-200 litros, etc.).

Para la pre-engorda se utilizan bolsas hechas con malla mosquitero (2 mm de luz de malla) que se instalan dentro de las cajas ostrícolas, dentro de las bolsas se coloca la semilla y se mantiene hasta que los juveniles alcanzan más de 20-30 mm de largo en un lapso de dos a tres meses. Para la engorda no se utilizan las bolsas de malla, los ostiones se colocan directamente dentro de las cajas y la fase puede durar de 5 a 10 meses dependiendo del sitio y las condiciones ambientales.

Costales sobre estantes. El cultivo en costales es un sistema muy utilizado en Europa para la producción de la especie. El sistema se ha adaptado a las condiciones regionales del país donde se tienen zonas intermareales con una gran amplitud de marea (>1.8 m). Los costales están hechos con malla de polietileno de alta densidad con un tamaño que oscila alrededor de 100 x 55 x 15 cm (largo, ancho y alto). Los costales se colocan sobre estructuras llamadas estantes, las cuales se construyen de varilla corrugada de V" de diámetro. Los estantes se forman con tres porterías de 90 x 55 cm (ancho y alto) a las cuales se sueldan tres tramos de varilla de 3 metros de largo. Los costales se sujetan a los estantes usando ganchos de metal o plástico unidos a ligas o tiras de caucho (Fig. 1d).

Para la siembra y pre-engorda se utiliza generalmente una bolsa de malla mosquitero (2 mm) con dimensiones un poco más reducidas a las del costal de cultivo. La semilla o los juveniles de ostión se colocan dentro de la bolsa y ésta se dispone al interior del costal de cultivo que en esta etapa tiene una luz de malla de 9 mm. La pre-engorda dura hasta que los ostiones alcancen una talla promedio mayor a 20-30 mm de largo, lo que sucede entre 2-4 meses. Para la engorda los juveniles se colocan directamente dentro de los costales de 9 mm de luz, después cuando alcanzan más de 50 mm de largo, se pasan a costales con luz de malla de 19 mm para exista mejor circulación de agua dentro de ellos. La fase de engorda puede durar de 6 a 10 meses dependiendo la zona de cultivo.

Muchos productores combinan diferentes sistemas durante el desarrollo de sus cultivos, algunos pre-engordan los juveniles en canastas y la engorda la realizan en costales, otros pre-engordan y engordan en cajas ostrícolas y realizan el endurecimiento en costales. En el caso del cultivo en concha madre el endurecimiento lo hacen en cajas de plástico o costales de malla vexar®.

 

CRECIMIENTO

Los reportes sobre las tasas de crecimiento de C. gigas en las costas mexicanas muestran gran variabilidad de resultados (Tabla 1). Por ejemplo, las tasas de crecimiento en largo de la concha van desde los 0.098 a los 0.502 mm/día, mientras que las tasas en peso total presentan valores desde 0.055 hasta 0.427 g/día. La supervivencia también muestra fluctuación importante con registros desde 11% hasta el 100%. Si se considera el tipo de cultivo, los ostiones mantenidos en balsas tienen el crecimiento promedio en talla más rápido (0.373 mm/día), seguidos por las cajas ostrícolas (0.290 mm/día) y después por los costales (0.221 mm/día). Estos valores son de los más altos registrados para la especie y con ellos se alcanza normalmente la talla comercial (≈80 mm) durante el primer año de cultivo. En otros regiones del mundo el cultivo se puede extender por más de 24 meses; algunos resultados sobre tasas de crecimiento muestran valores de 0.078 mm/día en Australia (Baghurst & Mitchell, 2002), 0.119 mm/día en Francia (Gangnery et al., 2003), 0.177 mm/día en Nueva Zelanda (Handley, 2002).

Los estudios indican que el crecimiento de C. gigas puede estar afectado por varios factores. El principal parece ser la temperatura; el crecimiento de la especie se reduce o inclusive se detiene en verano cuando se presentan las temperaturas más elevadas, mientras que durante el invierno se registran las tasas más altas de crecimiento (Martínez-Córdova & Robles, 1990; Castillo-Durán et al., 2010). Se ha encontrado que 19 °C es una temperatura óptima para el balance fisiológico de esta especie tanto para las condiciones de México como para otras regiones (Bougrier et al., 1995, Sicard et al., 2006). El alimento puede influir también, por ejemplo, una menor disponibilidad puede verse reflejada en disminución de crecimiento en peso (Chávez-Villalba et al., 2010). Estos autores encontraron que en términos de manejo, la densidad de cultivo es importante dado que a altas densidades existe competencia por alimento reduciendo el crecimiento de los ostiones. Los organismos epibiontes encontrados sobre las conchas de C. gigas como poliquetos [Polydora sp., Boccardia sp.) perforadores de conchas (Gallo-García et al., 2004), ascidias, briozoarios, esponjas, hidrozoarios y algas (Rodríguez & Ibarra-Obando, 2008), pueden afectar el crecimiento al competir por alimento y disminuir la capacidad de alimentación de los ostiones.

El crecimiento promedio del ostión en los sistemas de cultivo en costales y cajas ostrícolas se ha ajustado al modelo de von Bertalanffy. La ecuación obtenida para costales es:

Donde:

 

Y para caja es:

Donde:

No se han reportado otros valores para estos u otros sistemas de cultivo posteriormente.

 

REPRODUCCIÓN

Uno de los aspectos que ha llamado poderosamente la atención sobre la biología reproductiva de C. gigas en México, es que a pesar de que la especie desarrolla gametos viables y desova, no se encuentran fijaciones de semilla en los sitios de cultivo ni en otras áreas. A la fecha, no se conoce lo que ocurre después de que los gametos son liberados al mar; se sugieren hipótesis como que las larvas pedivelígeras no encuentran las señales apropiadas para fijarse y llevar a cabo la metamorfosis por lo que mueren posteriormente. Lo anterior ocurre a pesar de que las condiciones hidrológicas, particularmente en las costas del Pacífico (Baja California), son semejantes a las condiciones donde la especie desova y se desarrolla normalmente en otras regiones del mundo. La viabilidad de los gametos se ha verificado en condiciones de laboratorio, donde ostiones cultivados en diferentes zonas de México se inducen a desove, se llevan a cabo los cultivos larvarios y se hacen las fijaciones para obtención de semilla, la cual es perfectamente apta para desarrollarse cuando es trasladada al mar. Estas características tienen dos implicaciones importantes; la primera es que la introducción de la especie, no ha tenido impacto sobre las poblaciones nativas de bivalvos y otros moluscos en relación a competencia por espacio y comida. No obstante, en la Bahía San Quintín (Baja California) se observó eutrofización marcada y una comunidad característica de zonas con contaminación orgánica por el efecto del cultivo de esta especie (Villarreal, 1995). No existen más estudios sobre el impacto de los cultivos de C. gigas en los ecosistemas costeros del noroeste del país. El segundo aspecto es que para mantener la actividad ostrícola se depende necesariamente de semilla producida en laboratorios locales o extranjeros.

Los estudios sobre la actividad reproductiva de la especie, normalmente se han asociado a otros aspectos como: (a) identificar cuándo ocurren los desoves y conocer el efecto de éstos sobre el manejo del ostión (Paniagua-Chávez & Acosta-Ruiz, 1995), (b) conocer las diferencias en rendimiento entre ostiones diploides y triploides, cultivados en zonas contaminadas y no contaminadas (Maldonado-Amparo, 1998), y (c) vincular la maduración gonádica con los eventos de mortalidades masivas (Cáceres-Martínez et al., 2004b; Chávez-Villalba et al., 2007).

De acuerdo con los resultados de los trabajos anteriores, el ciclo de reproducción de la especie en Bahía San Quintín (Baja California) y el estero El Soldado (Sonora) se caracteriza por la presencia de organismos en inicio de gametogénesis de enero a junio, en fase de vitelogénesis de marzo a julio y de madurez de junio a octubre. Se identificaron desoves parciales de agosto a octubre y los organismos indiferenciados se detectaron de noviembre a diciembre (Paniagua-Chávez & Acosta-Ruiz, 1995; Maldonado-Amparo, 1998; Cáceres-Martínez et al., 2004b). Sin embargo, Chávez-Villalba et al. (2007) encontraron diferencias con respecto a estos trabajos en el Estero El Soldado; el inicio de la gametogénesis ocurrió más tarde en febrero y la fase de vitelogénesis se observó de marzo a abril. De abril a septiembre, se detectó actividad reproductiva importante con predominancia de ovocitos en vitelogénesis y maduros, los cuales parece que fueron reabsorbidos en las gónadas de septiembre a octubre. La fase de reposo sexual se extendió de octubre a enero. Por otra parte, C. gigas en México se comporta como hermafrodita protándrico, con una proporción macho:hembra de 7:3. Los organismos hermafroditas representan menos del 3% de la población y aparecen durante la fase de mayor actividad reproductiva (Paniagua-Chávez & Acosta-Ruiz, 1995). Esto último coincide con el comportamiento observado en poblaciones naturales de C. gigas en Francia (Lango-Reynoso et al., 2006).

 

MORTALIDAD

Cuando se habla de mortalidad en los cultivos de C. gigas, se refiere a aquella que va ocurriendo desde la siembra de los ostiones en el mar hasta la cosecha de éstos. Durante este tiempo puede ocurrir mortalidad natural (depredación, enfermedades, factores abióticos extremos, etc.), así como mortalidad por manejo (exposición prolongada al aire y al sol por mantenimiento y/o limpieza, fractura de conchas por golpes, falta de comida por hacinamiento, etc.). Aunque no existe un porcentaje definido como óptimo, las tasas que no superen el 40% de mortalidad del total de la población al final de cultivo, se consideran como aceptables para el manejo de la especie. Cuando la mortalidad total al final del cultivo es entre 40-50% o se registran porcentajes altos (>30%) en un grupo (juveniles, adultos) y/o en un periodo de tiempo determinado (verano) se consideran como eventos anormales. De acuerdo con productores de la costa de Sonora, ellos registran frecuentemente tasas altas de mortalidad en verano y las asocian a las elevadas temperaturas del agua durante este periodo. Estudios indican que la temperatura en los sistemas costeros de Sonora puede alcanzar hasta 34 °C en verano (Valdez-Holguín, 1994; Chávez-Villalba et al., 2010). También se dice que las mortalidades en verano ocurren cuando la semilla o los reproductores provienen del extranjero (Estados Unidos principalmente), ya que éstos no están totalmente aclimatados a las condiciones de la región.

Las mortalidades masivas son eventos anormales que se caracterizan por alcanzar tasas tan elevadas como el 100% de una población o de un grupo o grupos determinados de ésta (semilla, juveniles o adultos). Las mortalidades masivas de C. gigas no son un problema que ocurra sólo en México, éstas han sido reportadas desde los años 40's en Japón (Koganezawa, 1974) y después de los años 50's en varias partes del mundo (Perdue et al., 1981). Por ejemplo, en la costa oeste de Estados Unidos se reportaron mortalidades al final del verano en California, Washington y Columbia Británica, cuando la temperatura del agua alcanzaba los valores más altos (Cheney et al., 2000). En Francia los eventos también se registran en verano, esporádicamente durante los 80's y anualmente desde los 90's (Goulletquer et al., 1998; Soletchnik et al., 1999). En México, las mortalidades masivas se empezaron a registrar a partir de 1997 y desde entonces se han venido presentando anualmente con diferente grado de afectación.

En otros países se han tratado de identificar los factores relacionados con las mortalidades masivas de la especie, y aunque a la fecha los resultados no son concluyentes se pueden incluir factores como; temperaturas elevadas, estrés fisiológico asociado a la madurez gonádica (Samain et al., 2005; Gagnaire et al., 2006), contaminantes, patógenos (Le Roux et al., 2002), cercanía con fondos fangosos (material orgánico asociado) (Soletchnik et al., 1999), así como las prácticas de cultivo (Goulletquer et al., 1998). Los estudios en México donde se han registrado estos eventos, muestran resultados de hasta 80% de mortalidad durante finales de invierno e inicios de primavera en el estero. El Soldado en Sonora (Chávez-Villalba et al., 2005). Posteriormente en este mismo lugar (2004) se confirmaron mortalidades a finales de invierno (90%), cuando los ostiones presentaban una actividad reproductiva acelerada, valores elevados de índice de condición relacionados con incrementos significativos de temperatura y alimento (Chávez-Villalba et al., 2007). En Bahía de Macapule (Sinaloa) durante 2006, se estudiaron enzimas hidrolíticas del sistema inmune de la especie, encontrando un evento de mortalidad masiva en verano (70% en julio) cuando los ostiones presentaban una baja condición y un bajo contenido de proteína linfática, sugiriendo que los ostiones no tuvieron suficiente energía para invertir en su sistema inmune (Luna-González et al., 2008).

En 2005, los productores de Sonora, a través del Sistema Producto Ostión solicitaron apoyo al gobierno estatal, para que se atendiera el problema de las mortalidades masivas. El Instituto de Acuacultura del Estado de Sonora (IAES) convocó a varias instituciones académicas para estudiar la problemática y de esta manera se formó un Grupo Interinstitucional de Investigadores de Moluscos Bivalvos (GIIMB). El grupo desarrolló un proyecto de investigación durante 2006-2007 en tres zonas del estado (norte, centro y sur), donde se encuentran concentrados los grupos productores de ostión. Dado que ninguna granja tenía registros precisos de mortalidad y se hablaba arbitrariamente de porcentajes que no se verificaban, el GIIMB procedió a ponerse de acuerdo con los productores para definir el porcentaje a partir del cual se consideraría como mortalidad masiva. Se estableció que cuando las tasas superaran más del 60% de la población en cultivo, o de un grupo en particular como juveniles o adultos, se definirían como mortalidades masivas. Los resultados del proyecto se pueden puntualizar como sigue: (1) las mortalidades masivas se presentaron en dos periodos del año bien definidos: marzo-abril y noviembre, (2) los ostiones más afectados fueron los menores a 50 mm de altura, lo que corresponde principalmente a la talla presentada por juveniles, (3) se detectaron patógenos como herpes-virus y un protozoario presuntivo de Perkinsus sp. durante los periodos de mortalidad y en otros meses del año, (4) se registraron concentraciones máximas de cadmio en los períodos críticos, y (5) durante los periodos de mortalidad se registraron variaciones significativas en la temperatura del agua; incrementos al inicio de primavera y descensos al final del verano (SAGARPA, 2008). En otro estudio se observó que las variaciones significativas de la temperatura estaban relacionadas con la entrada de masas de agua del océano abierto y que los cambios eran más pronunciados dentro de las lagunas, es decir, donde se localizan todos los cultivos (Chávez-Villalba et al., 2010).

 

ENFERMEDADES

El ostión japonés presenta en general gran resistencia a las enfermedades, gracias a ello la especie se encuentra distribuida en prácticamente todos los mares del mundo. Sin embargo, una serie de enfermedades y síndromes han sido descritos para la especie en otros lugares (Tabla 2).

A pesar de que los productores de las costas de Sonora reportaban tasas de mortalidad elevadas en los cultivos durante verano, las enfermedades en C. gigas en México no se empezaron a estudiar sino hasta después de la aparición de mortalidades masivas. Se manejó entonces la hipótesis de que estos eventos podrían ser producidos por patógenos como bacterias, virus u otros agentes. Estudios epidemiológicos recientes señalan la relevancia de los patógenos y la transferencia de ostiones de un lugar a otro en los eventos de mortalidad masiva (Miossec et al., 2009). Estudios histopatológicos realizados entre 1996-1998 de muestras de ostiones provenientes de zonas de cultivo en Bahía Falsa, B.C., mostraron células polimórficas gigantes en branquias las cuales parecían estar relacionadas a un iridovirus (virus de la necrosis branquial) (Cáceres-Martínez & Vásquez-Yeomans, 2003). Sin embargo, varios estudios posteriores descartaron la presencia de este patógeno en los ostiones de esta región (Cáceres-Martínez et al., 2004a). Otros trabajos se enfocaron al estudio de bacterias en muestras obtenidas después de un evento de mortalidad masiva (Bahía San Quintín, B.C.), encontrándose bacterias del género Aeromonas, las cuales, sin embargo, no son patógenas para moluscos (Vásquez-Yeomans et al. 2004a). Posteriormente en 2000, por medio de imágenes obtenidas a través de microscopía electrónica de trasmisión, se identificó un virus de la familia Herpesviridae en muestras de ostión, después de un evento de mortalidad en Bahía Falsa, B.C. (Vásquez-Yeomans et al., 2004b). El resultado se confirmó un poco después empleando la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) y utilizando un control positivo proporcionado por el IFREMER (Vásquez-Yeomans & Cáceres-Martínez, 2004). De esas mismas muestras y usando hibridación in situ, se encontró la presencia de ADN de Ostreid herpesvirus (OSHV-1) en células de las branquias de C. gigas (Vásquez-Yeomans et al., 2010).

Los estudios anteriores se realizaron primordialmente en Baja California, pero los resultados del estudio del GIIMB en Sonora, mostraron la presencia de herpesvirus en tres zonas del estado y asociados a eventos de mortalidad masiva (SAGARPA, 2008). Sin embargo, en ese mismo informe se presentaron resultados de análisis histopatológicos que daban indicios de la presencia de otro patógeno, un protozoario presuntivo de Perkinsus sp. Las muestras obtenidas durante los eventos de mortalidad se analizaron usando la técnica de PCR, confirmando la identidad del protozoario como (Mackin, Owen & Collier) Levine 1978 (Enriquez-Espinoza et al., 2010). Este protozoario se ha localizado también en muestras del ostión nativo Crassostrea corteziensis (Hertlein 1951) en zonas de cultivo en Nayarit (Cáceres-Martínez et al., 2008). Estos resultados fueron inesperados dado que P. marinus estaba reportado sólo para las costas del Atlántico, donde es causante de altas mortalidades en poblaciones de Gmelin, 1791 desde el Golfo de México hasta la Bahía Delaware en Estados Unidos (Kennedy et al., 1995). La presencia de este patógeno dentro de las costas del noroeste de México podría deberse a que existen registros de introducción de ostiones C. virginica a esta región provenientes de la costa este de Estados Unidos y del Golfo de México. Al parecer las introducciones se realizaron a instalaciones de grupos productores, para hacer pruebas de crecimiento en el Estero de Punta Banda en B.C. y en Bahía San Jorge en Sonora (Cáceres-Martínez et al., 2008). También se piensa que otra vía de infección pudo ser la importación de semilla.

De esta forma se tienen confirmadas las enfermedades herpesvirus y perkinsosis ("Dermo") para C. gigas en México, aunque no se descartan otras como Marteiliosis (Marteilia refringens). Esta enfermedad es producida por un parásito protozoario que afecta el ciclo de reproducción, perturbando el desarrollo normal de la gametogénesis (Lwin-Tuna et al., 2007). Sin embargo, debido a su forma de vida en aguas abiertas y a las limitaciones de su sistema inmune, no existen medidas curativas para las enfermedades de esta especie (Miossec et al., 2009). La prevención y la adopción de buenas prácticas de manejo son las mejores opciones para limitar los impactos de las enfermedades en este ostión.

 

PRODUCCIÓN

La producción de C. gigas en México se concentra principalmente en la costa del Pacífico de los estados de Baja California y Baja California Sur y dentro del Golfo de California en las costas de Sonora (Fig. 2). Además, el cultivo de la especie se ha venido desarrollando de manera importante en Sinaloa (Zarain-Herzberg & Villalobos-Fernández, 2012), y se tienen registros de actividades en Jalisco, Guerrero y Nayarit. El número de grupos productores (Unidades de Producción Acuícola) que se dedican al cultivo presenta variaciones año con año, debido a que muchos de ellos dejan parcialmente la actividad, por falta de recursos para la compra de semilla o porque se dedican a la pesca u otras actividades (Tabla 3). Aunque algunos grupos ya no retoman la actividad, varios de ellos regresan al cultivo después de una o varias temporadas.

Los registros de los volúmenes de producción de la especie han variado considerablemente a lo largo del tiempo. En algunos casos los reportes no coinciden, por ejemplo para Sonora se tiene registrado un máximo histórico de 3,332 toneladas para 1991 (Hoyos-Chairez, 2004), y según Cáceres-Martínez (1999) la producción total para 1997 fue de 2,546 toneladas. No obstante, de acuerdo con Maeda-Martínez (2008), la producción para 1991 fue de 2,350 toneladas (producción total) y para 1997 de 2,850 toneladas (máximo histórico). Lo que es un hecho es que la producción total tuvo una caída significativa a partir de 1997, cuando se empezaron a registrar las mortalidades masivas de ostión en toda la región. La mayoría de los productores se vieron perjudicados pero uno de los estados más afectados fue Sonora cuya producción fue casi nula de 1999 a 2002 debido a esta problemática. Esto tuvo como consecuencia que la actividad entrara en crisis y que los cultivos estuvieran en riesgo de desaparecer en el estado. Los registros oficiales de producción (SAGARPA, 2013) están disponibles de 2006 a la fecha y de acuerdo con ellos, la producción no se ha recuperado totalmente después del desplome. A pesar de que en 2008 se registraron solamente 10 toneladas de producción, en 2010 existió una recuperación importante y se llegó a un volumen de 2,858 toneladas, siendo Baja California el principal productor con 1,594 toneladas (Tabla 4).

 

ORGANIZACIÓN

Otro de los factores que ha afectado negativamente la ostricultura en la región, ha sido la falta de organización de la actividad. La mayoría de los productores iniciaron actividades en zonas que no contaban con las concesiones ni federales ni marítimo-terrestres, no seguían protocolos de producción ni reglas sanitarias, tampoco existían reglas de mercado claras y cada uno vendía su producto a diferente precio. Esta situación se mantuvo sin avances importantes hasta la conformación de los Comités de Sanidad Acuícola en Sonora (2002), en Baja California Sur (2004) y en Baja California (2006) y la creación de los Comités Estatales del Sistema Producto Ostión (CESPO) en cada uno de estos estados (BC en 2005, Sonora en 2006, y BCS en 2007). En el caso de los moluscos bivalvos, los comités empezaron a implementar y dar seguimiento a campañas sanitarias en materia de acuicultura, así como a fomentar la aplicación de buenas prácticas de manejo en los cultivos acuícolas. Entre sus objetivos destacan (1) supervisión de buenas prácticas sanitarias, (2) seguimiento técnico de los cultivos, (3) muestreo continuo de organismos en las unidades de producción (Herpesvirus, enfermedades certificables-OIE, biotoxinas marinas, Vibrio parahaemolyticus, etc.), (4) muestreo de contaminantes marinos, y (5) impulso al trámite de concesiones.

Los CESPO han tenido también un papel importante en la organización de la actividad, ya que se han dado a la tarea de incorporar a todos los actores de la cadena productiva, implementando mecanismos de planeación, comunicación y concertación permanente entre ellos. Entre las acciones más importantes están el abastecimiento de equipo técnico, insumos y servicios de la producción primaria, acopio, transformación, distribución y comercialización. A través de los CESPO los productores han podido canalizar sus problemáticas hacia el sector académico, para que éste implemente acciones para su estudio y posible solución. Uno ejemplo de esto fue el proyecto para el estudio de mortalidades que realizó el GIIMB en Sonora (ver sección de mortalidad).

 

PERSPECTIVAS

En términos de investigación, actualmente existen proyectos que están atendiendo algunas de las problemáticas derivadas de la actividad ostrícola. Uno de los aspectos en los que se tienen avances importantes, es en la diversificación de tecnologías de cultivo. Investigadores de la UNISON desarrollaron un proyecto, donde probaron experimentalmente el sistema Australiano cable ajustable y cestas para cultivo de ostiones (Fig. 3). Los experimentos se llevaron a cabo en coordinación con productores de diferentes sitios en Sonora y los primeros resultados son alentadores en cuanto a crecimiento y supervivencia (Castro-Longoria et al., 2013). Debido a que este proyecto es de reciente terminación, sólo los productores involucrados en él son los que cuentan con el nuevo sistema. Sin embargo, uno de los inconvenientes es que el cable y las sestas tienen costos elevados, lo que hace suponer dificultades para su implementación generalizada entre los productores.

Existen otros proyectos de investigación que se están desarrollando o que van a iniciar próximamente. Por ejemplo, en 2012 inició un proyecto a tres años liderado por el CIBNOR llamado "Reconversión productiva y transferencia de tecnologías para las comunidades ribereñas del noroeste de México: cultivo de ostión mejorado" (Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación-CONACYT) donde se contempla estudiar varios aspectos como producir semilla diploide y triploide de ostión genéticamente mejorada para su evaluación en campo; en particular se evaluarán 100 familias de ostiones en experimentos con virus y termotolerancia, con el objetivo de producir ostiones triploides resistentes a Herpesvirus y altas temperaturas. Es importante indicar que el CIBNOR tiene años trabajando y avances importantes en la producción de familias genéticamente modificadas de ostión y otros bivalvos. Otros aspectos que se abordarán en el proyecto es con relación a la sanidad e inocuidad, en particular con la intercalibración y homologación de los laboratorios que están involucrados en la detección de patógenos en moluscos. Esto con el fin de que todos ellos usen las mismas técnicas y estándares. Otro proyecto que iniciará próximamente es uno que realizarán el CIBNOR y la UNISON (Fundación Produce Sonora A.C.), sobre el estudio de la calidad de la semilla producida por las diferentes empresas que existen en la región. Esto respondiendo a una demanda de los productores de Sonora, quienes observan grandes diferencias de crecimiento, rendimiento y supervivencia entre los lotes de semilla que adquieren para iniciar los cultivos.

Aunque los esfuerzos de los Comités y de los CESPO han sido notables para ordenar y fortalecer el cultivo de la especie, las problemáticas asociadas a la actividad son variadas y requieren atención, en particular: (1) la regularización de las unidades de producción en cuanto a la obtención de las concesiones, (2) la escasez de disponibilidad de semilla, (3) la falta de tecnificación en las unidades de producción, (4) la ausencia de una producción estable, (5) en algunas regiones, la carencia de los permisos para exportación y falta de vías de comercialización del producto, etc. Todo esto hace ver que se tiene que seguir trabajando en varios aspectos y que se requieren esfuerzos importantes por parte de todos los sectores (productores, comités, sistemas, académicos, gobierno, etc.) para lograr consolidar el cultivo de la especie en el país.

 

AGRADECIMIENTOS

Al Comité de Sanidad Acuícola del Estado de Sonora, y a los productores S.C.P.P. Progreso y Verde Mar Acuícola, S. de P. R. de R. L. de Baja California Sur por la información proporcionada sobre sus cultivos de ostión.

 

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