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Política y cultura

versión impresa ISSN 0188-7742

Polít. cult.  no.45 México mar./jun. 2016

 

Diversa / Reseña de libros

El eterno rebelde

Alberto Trejo Amezcua** 

** Profesor-investigador, Departamento de Política y Cultura, UAM-Xochimilco, México [atrejoamezcua@gmail.com].

Meza González, Javier. Rocker. México: Universidad Autónoma Metropolitana, 2015.


Si algo distinguió a Rudolf Rocker (1873-1958) fue tener a lo largo de toda su vida una constante actitud de rebeldía frente al pensamiento dogmático. Poseedor de una conciencia desgarrada, como esas que llevan a ciertos pensadores a desconocer la realidad y a atreverse a soñar con que otro orden social es posible, Rocker nos sigue proporcionando ideas válidas y vigentes para resistir a las tendencias que él mismo vio nacer y que hacen de la nuestra una época en la que los dueños del mundo "han prostituido los sentimientos delicados de la humanidad, han cerrado con puertas de hierro la ruta hacia las estrellas y han adoquinado con monedas de plata el camino al lodazal". 1

Siempre desterrado, encuadernador de oficio y sorprendente autodidacta, Rocker aprendió desde muy joven -gracias a las enseñanzas de su tío Rudolf- que la violencia no podía ser combatida con violencia. Su tío no sólo le enseñó el valor supremo del respeto por los demás, sino que preparó el camino para que Rocker se acercara al socialismo de una manera particular, su militancia en la social-democracia alemana y la ruptura con sus posturas dogmáticas lo llevó rápidamente a comprender que los partidos políticos, con sus aspiraciones de poder, son enemigos de la autonomía intelectual y, en última instancia, de la libertad humana.

Sobre el anarquismo, filosofía política que abrazó Rocker, pesa el estigma de la violencia, la creencia generalizada de que la violencia es el único medio utilizado por los anarquistas para intentar subvertir el orden existente, sin embargo, el eterno rebelde sabía que las ideas, constructoras y demoledoras de civilizaciones enteras son más eficientes que "la bomba, el puñal o el veneno" 2 en la lucha por un mundo sin dioses y sin amos. Partidario incansable del pacifismo, Rocker pensaba que las guerras son una cuestión que incumbe sólo a las élites dominantes y, por ello, los obreros de todas las latitudes debían negarse a participar en ellas y adherirse a un movimiento cultural que abone el camino hacia el bienestar generalizado.

Es cierto que en el anarquismo, como en cualquier otro socialismo, se encuentran elementos religiosos, ideas de una salvación que depende del cielo y que fueron secularizadas gracias al pensamiento utópico, para el que la "salvación" depende exclusivamente de la voluntad de los seres humanos, una voluntad que debe ser enteramente libre y por lo cual la libertad y en todo caso la rebeldía son condiciones altamente estimadas por los anarquistas.

El nombre de Rudolf Rocker puede escribirse con toda justicia junto con los de William Godwin, Pierre Joseph Proudhon, Mijaíl Bakunin y Piotr Alekséyevich Kropotkin, como uno de los grandes teóricos del anarquismo, al que interpretó como una prolongación y un complemento natural de los avances políticos alcanzados por el liberalismo clásico por llevar al extremo su pugna contra la intervención del Estado, que resulta perjudicial contra el florecimiento de la cultura y la expansión de la libertad.

La obra de Rocker es en gran medida un fruto de la época en la que vivió. Rocker fue también un hijo de su tiempo, compartió con su generación la esperanza de ver cristalizados los ideales socialistas en un corto plazo, pero fue también un desencantado que observó la explosión de las dos grandes guerras, hechos que lo llevaron a comprender los peligros que se encierran en los modelos teóricos del desarrollo de la historia, en la que intervienen también fuerzas oscuras, incomprensibles accidentes que, en ese caso, desembocaron en el surgimiento del Estado totalitario. Por eso Rocker, historiador y testigo de los triunfos y fracasos del socialismo en la primera mitad del siglo XX, creía necesario que la militancia socialista fuera una elección libre y por ningún motivo el resultado lógico de "leyes de la historia" que buscan obligar a los seres humanos a ser libres y que no pueden serlo, sin tomar en consideración su propia voluntad.

El nacionalismo es un tema al que Rocker dedicó una parte importante de sus estudios. En su libro Nacionalismo y cultura se puede encontrar una teoría completa sobre la génesis y el posterior desarrollo de esa ideología política. Según Rocker, tras la Reforma luterana el Estado se convirtió en el depositario de la religiosidad, hecho que explica su poder. Las lumières y específicamente Rousseau y su voluntad general expresada desde el Estado, es responsabilizado por Rocker de la enajenación de la vida completa de los ciudadanos a favor de intereses políticos. A esto debió sumarse la idea hegeliana de sumisión total frente al Estado, descrita en su Teoría del derecho, para dar paso a la consolidación del moderno Estado.

Para Rocker el nacionalismo es la religión política del Estado moderno que utiliza la conciencia religiosa de las masas para alcanzar sus fines específicos. La mancuerna capitalismo-nacionalismo, alcanza su máxima expresión en el Estado totalitario que fiscaliza todas y cada una de las actividades humanas. Un elemento fundamental para comprender la crítica de Rocker al nacionalismo, es la oposición que realiza entre Estado y cultura, ya que a partir de una ecuación simple se puede entender que la cultura florece cuando el Estado es débil o distante, mientras que la fuerza del Estado es mayor cuando la cultura se unifica, se retira y con ella las posibilidades de alcanzar la libertad.

Las reflexiones de Rocker representan también una vacuna contra los rabiosos mordiscos del marxismo acrítico, que no sólo legó ideas funestas a la llamada izquierda, sino que estorbó al desarrollo mismo del socialismo en el mundo entero. Para Rocker existían dos tipos de socialismo, uno autoritario, desprendido de la pretensión marxista de detentar el monopolio del socialismo, basado en falsas posturas de cientificidad y armado con la firme idea de que debe ser un partido y sus infalibles dirigentes quienes guíen a las sociedades hacia la metas político-sociales; y otro libertario, encarnado en el anarquismo y sus supuestos básicos: la creencia en la bondad humana y en el amor de los seres humanos por la libertad, los impulsos de asociación y el libre trabajo, como medios para garantizar el progreso social.

A Rocker le parecía de una gravedad considerable, el intento de Marx y su personalidad intolerante de borrar del mapa de la historia del socialismo, todas las corrientes previas y experimentales que culminaron con el autoproclamado socialismo científico, ya que se cancelaría así, al no tomar en cuenta otras posturas, la posibilidad del mejoramiento social general. Con palabras brillantes, Martin Buber señala en su obra Caminos de utopía, cómo el propio Marx utilizó el término "utópico" para descalificar a todos los socialismos que no transitaban por los senderos de sus teorizaciones y cómo renunció a la posibilidad de crítica al ignorar la petición de Proudhon de no cargar al pueblo con doctrinas y de no convertirse en apóstoles de una nueva "religión racional".

La verdadera importancia del pensamiento insurrecto de Rudolf Rocker es mostrarnos a algunos y recordar a otros que existen maneras alternativas de resistir a las terribles tendencias políticas, sociales y económicas desatadas en otros tiempos y que hoy nos muestran sus atemorizantes fauces, que pensar de manera autónoma y ensayar posibilidades para solucionar los problemas que nos aquejan, son actividades que ya no pueden ser vistas como derechos, sino como obligaciones que la actualidad nos coloca delante.

Fruto de viejos intereses que han sido confirmados a lo largo de una carrera académica sobresaliente, Javier Meza nos ofrece este trabajo, escrito con una amabilidad que en ningún momento renuncia al rigor académico. Sin ninguna duda, Rocker es un libro que debe ser celebrado, no sólo por la academia, sino por el público en general que, a partir de su lectura, obtendrá el pretexto idóneo para conocer o revisitar la proscrita obra de uno de los más importantes pensadores en la historia de las ideas y que, a pesar del tiempo, nos brinda valiosas claves para enfrentar el futuro.

Referencias

Rudolf Rocker, Artistas y rebeldes. Escritos literarios y sociales, Buenos Aires, Argonauta, 1922; en Ibid, p. 14. [ Links ]

1Rudolf Rocker, Artistas y rebeldes. Escritos literarios y sociales, Buenos Aires, Argonauta, 1922; en Ibid, p. 14.

2Ibid., p. 90.

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