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Política y cultura

versão impressa ISSN 0188-7742

Polít. cult.  no.42 México Dez. 2014

 

Políticas y alianzas estratégicas en el contexto de la guerra

 

Los destinos de las exportaciones y la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial

 

Agustina Rayes*

 

* Instituto de Estudios Histórico-Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires/Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina) [agusrayes@hotmail.com].

 

Artículo recibido el 04-02-14
Artículo aceptado el 29-09-14

 

Resumen

Este artículo fundamenta que la distribución geográfica prebélica de las exportaciones fue uno de los principales motivos que explican la neutralidad de la Argentina durante la Primera Guerra Mundial. Para sostener nuestra hipótesis presentamos nueva evidencia empírica basada tanto en la corrección de precios de los artículos como en la distribución de los embarques "a órdenes". Adicionalmente, caracterizamos las exportaciones argentinas a lo largo de la contienda considerando la composición de la canasta, los valores y el volumen de los productos y su distribución geográfica, para mostrar la dificultad de mantener la neutralidad en las relaciones comerciales argentinas de la época.

Palabras clave: Argentina, exportaciones, Primera Guerra Mundial, neutralidad, destinos.

 

Abstract

This paper argues that pre-war geographical distribution of exports was one of the major reasons to explain Argentina's neutrality during First World War. To support our hypothesis we present new empirical evidence based on the correction of goods prices as well as distribution of "for orders" load. Additionally, we characterize Argentine exports considering basket composition, values and volume of goods, and destination's assignments, which indicate how difficult was keeping neutral for Argentina in its commercial relations.

Key words: Argentine, exports, First World War, neutrality, destinies.

 

INTRODUCCIÓN

Importantes estudios se han escrito en los últimos años orientados a explicar la relación entre la apertura comercial de América Latina y el crecimiento económico de la región desde las décadas finales del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial o la Gran Depresión.1 Durante este periodo, las exportaciones exhibieron una performance relativamente desconcentrada conjuntamente en productos y destinos, en comparación con el desempeño de otros países latinoamericanos,2 o de otros países de "reciente poblamiento".3 Esta condición explica la necesidad de la Argentina de mantener las cuotas de mercado a lo largo del tiempo. En este sentido, la dependencia de las exportaciones como una de las principales fuentes de ingreso para costear las importaciones de bienes de consumo y de capital, procedentes particularmente de Europa y de Estados Unidos, implicó mantener una postura indefinida ante la Gran Guerra para evitar enfrentamientos con los distintos socios, pertenecientes a ambos bandos enfrentados.

Es importante aclarar que no se ignoran las explicaciones acerca de la neutralidad argentina por cuestiones culturales, sociales, migratorias, políticas, ideológicas, etcétera, sino que en este estudio se explora especialmente otro motivo que permite explicar la posición argentina: la distribución geográfica prebélica de las exportaciones.

Aunque esta hipótesis no es en absoluto novedosa, proponemos su estudio sistemático sobre la base de una nueva reconstrucción estadística, la cual implica el conocimiento del desempeño exportador general argentino a precios corregidos y con la distribución de las exportaciones "a órdenes" resuelta. Los resultados de este ejercicio aportan nueva evidencia empírica en relación con los datos estadísticos oficiales argentinos,4 ampliamente usados por la historiografía sin revisiones tendientes a mejorar su fiabilidad.

En este estudio, no sólo nos preguntamos si pudo la estructura y la dinámica del comercio de exportación argentino ser uno de los motivos materiales por los cuales se sostuvo la neutralidad durante toda la contienda, sino también qué papel tuvo la Primera Guerra Mundial en el desempeño agroexportador argentino y cómo se transformó la distribución geográfica de las exportaciones argentinas durante el conflicto en relación con las décadas previas. Para responder a estas cuestiones utilizamos la estadística corregida y elaboramos una serie a precios corrientes y otra a precios constantes para comparar el crecimiento del valor con el del volumen, la composición de la canasta agroexportadora y la distribución geográfica de las exportaciones.

El artículo inicia con una breve explicación acerca de la metodología empleada para obtener la nueva evidencia empírica. Luego, se utiliza la participación relativa prebélica de los principales destinos de las exportaciones para explicar uno de los motivos que condujo a la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial. Adicionalmente, el trabajo describe las características principales del comercio de exportación durante la contienda. Finalmente, se analiza la dificultad de mantener una postura neutral en las relaciones comerciales de la Argentina.

 

NUEVA SERIE DE COMERCIO DE EXPORTACIÓN ARGENTINO. METODOLOGÍA

Este trabajo está basado en una nueva serie de comercio de exportación argentina.5 Se han introducido dos grandes modificaciones en relación con las obras ampliamente utilizadas por la historiografía,6 dado que éstas sólo tomaron los datos estadísticos oficiales argentinos sin corregir algunas cuestiones que afectaron su fiabilidad.

En primer lugar, en la nueva serie se han revisado los valores de los productos, ya que en determinados años los precios oficiales no correspondieron con los del mercado. En consecuencia, existieron casos de infra o sobrevaloración, algunos de los cuales fueron muy pronunciados como en la valuación de los distintos tipos de carne frigorífica. Para mejorar la fidelidad de nuestros resultados, hemos utilizado los precios de la plaza de Buenos Aires expuestos en la obra de Cortés Conde et al.,7 los cuales fueron extraídos de informes periódicos de la Bolsa de Comercio, la Bolsa de Cereales, los diarios La Prensa, El Nacional y The Economist.

En segundo término, hemos distribuido las exportaciones "a órdenes", como se denominaba a una parte de los embarques de trigo, maíz, lino y rollizos de quebracho —bienes de bajo valor unitario— que salían de los puertos argentinos sin declaración de destino final, dirigidos a islas de posesión inglesa, portuguesa, francesa o española para ser redirigidos a conveniencia de las condiciones de las diferentes plazas compradoras. El problema para el registro estadístico era que el puerto definitivo de llegada no quedaba asentado en los documentos aduaneros, base de los ADGEN. En consecuencia, entre 15 y 35% aproximadamente del valor total exportado quedaba sin asignación geográfica. Para subsanar este inconveniente, entre 1895 y 1913 tomamos datos de los importadores de productos argentinos y distribuimos esta parte de los embarques.8 Entre 1914 y 1920, a falta de fuentes primarias como las existentes para el periodo previo, tomando el cruce de productos por destinos de los bienes que tuvieron incidencia en el valor total exportado y cuya porción significativa se enviaba "a órdenes", distribuimos esta clase de embarques entre los compradores respetando su asignación anual en embarques directos de estos bienes.

 

EXPORTACIONES ARGENTINAS PREBÉLICAS A AMBOS BANDOS. UNA CLAVE PARA COMPRENDER LA NEUTRALIDAD ARGENTINA DURANTE LA GRAN GUERRA

La neutralidad de Argentina durante la Gran Guerra posiblemente fue apoyada por una parte de la sociedad porque en los inicios del conflicto se estimó que el mismo no duraría tantos años ni involucraría a tantos países y, en esta línea, resultaba lógico que un país dependiente de las ventas al exterior no asumiera una inclinación que pudiera restarle clientes cuando la contienda finalizara.

En este trabajo desarrollamos el argumento de que la asignación geográfica de las exportaciones argentinas en el periodo prebélico es una razón, entre otras, para explicar la posición de neutralidad asumida por los gobiernos argentinos durante la Gran Guerra. Un breve repaso por la participación relativa de cada uno de los principales compradores de los bienes, en más de dos décadas previas al conflicto, da cuenta empíricamente de la propuesta señalada. Antes de exponer los datos debemos aclarar que en el Cuadro 1 presentamos los datos oficiales (columna A), usados regularmente por la historiografía, y los reconstruidos con la metodología arriba explicada (columna B) entre 1890 y 1913.

Entre 1870 y 1890, mientras las lanas y los cueros regían las exportaciones, las plazas británicas no fueron un destino significativo pues la oferta local y de las colonias bastaba y era superior en calidad a la argentina. Como se puede seguir en el Cuadro 1, desde 1890 el Reino Unido se transformó en el principal socio comercial de Argentina, cuando los artículos agrícolas y las carnes frigoríficas tomaron un lugar cada vez mayor en la canasta agroexportadora.

En los años inmediatamente previos a la guerra, el Reino Unido compró por aproximadamente 40% del valor total exportado, siendo esa proporción mayor a la que la estadística oficial otorgó en las exportaciones directas hacia aquel destino por el ejercicio de distribución de los embarques "a órdenes" y la corrección de valores. Es importante remarcar esta modificación respecto a los conocimientos previos, puesto que la tendencia creciente del envío de productos a los mercados británicos pudo ser más que un motivo válido al interior de los gobiernos argentinos para mantener una neutralidad "benévola" y torcida hacia los aliados.

Previo a la contienda, se advertía la influencia alemana en el comercio latinoamericano, concretamente en República Dominicana, Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina. Alemania, que inició su ascenso como socio comercial también en la década de 1890, se transformó en el segundo destino desde inicios del siglo XX, lo cual resulta significativo porque a partir de entonces inició especialmente el auge exportador de Argentina. La nueva distribución geográfica otorga un papel mayor a Alemania respecto del que se conocía por medio de las fuentes estadísticas oficiales y que se utilizara en grandes obras,9 por cuanto un porcentaje nada desdeñable de los embarques "a órdenes" se dirigieron hacia este destino. Las plazas germanas se destacaron como compradoras de lanas, lino, artículos de quebracho y cueros vacunos salados, y llegaron a representar un quinto del valor total exportado en el periodo prebélico. Ello revela las razones por las que, aun cuando se eliminara el comercio con este socio, los gobiernos argentinos insistieran en mantener una postura neutral.

En suma, a comienzos del siglo XX los dos socios más importantes de las exportaciones argentinas fueron el Reino Unido y Alemania, ambos líderes de los bandos enfrentados durante la Gran Guerra, aunque cabe remarcar la evidente balanza a favor del primero.

Para completar el panorama de destinos previos a la contienda, es destacable que al variar la oferta de productos argentinos, los socios tradicionales como Francia y Bélgica, compradores de artículos clásicos del siglo XIX, por ejemplo, lanas y cueros, mantuvieron cada uno una porción importante del mercado. Bélgica ya había perdido preeminencia en la década de 1880, cuando Francia tomara la política de favorecer la entrada directa de lanas a su territorio, evitando a los intermediarios, y durante el periodo aquí analizado mantuvo la tendencia a comprar un décimo del valor total exportado por Argentina. Francia, que había sido el principal cliente de Argentina en la década de 1880 y conservaba cierto protagonismo en la última década decimonónica, pasó de comprar un quinto a un décimo del valor total exportado, ya que no fue consumidora ni de los cereales, pues sólo se proveía si sus cosechas fracasaban, ni de las carnes frigoríficas, y únicamente mantuvo su participación constante en materias primas vinculadas a la industria textil.

Cabe llamar la atención acerca del papel menor desempeñado por los Estados Unidos durante las décadas previas a la Gran Guerra, que no superó el 5% del valor total exportado, pues sólo compró lanas ordinarias, artículos de quebracho y cueros vacunos secos, permaneciendo el resto de los bienes argentinos ajenos a estas plazas por su natural competencia y falta de complementariedad. El socio de América del norte fue uno más entre otros como Chile, Uruguay, Brasil, Italia, España y los Países Bajos, que juntos sumaron más de un quinto del valor total exportado.

 

LAS EXPORTACIONES ARGENTINAS DURANTE LA GRAN GUERRA: VALORES, VOLÚMENES, PRODUCTOS Y DESTINOS

La Primera Guerra Mundial ha sido vista como una bisagra en el crecimiento de la belle époque; incluso, en la nueva historiografía económica es presentada como un punto de quiebre en el proceso conocido como la Primera Globalización, por cuanto fueron interrumpidos los flujos de inversiones y de migraciones y se desaceleró el intercambio entre países, tornándose más proteccionista.10

La contienda demostró el papel clave de Europa en las relaciones económicas internacionales.11 En este sentido, Argentina, que tenía una personalidad internacional eminentemente atlántica,12 sintió el impacto del conflicto. La Gran Guerra demostró la dependencia del país del capital extranjero, así como de los flujos comerciales.13 De hecho, antes la economía había crecido y se había enriquecido en términos generales, pero el mercado interno era pequeño, el desarrollo institucional era embrionario, se trataba de un país distante de los principales mercados mundiales y la capacidad científica y tecnológica era limitada.14 Según cálculos recientes, entre 1913 y 1917 el producto interno bruto (PBI) per cápita cayó en 34%, transformándose en la crisis de recesión más profunda de la historia argentina.15 En una visión más extendida que en la mera contienda, Pablo Gerchunoff y Horacio Aguirre dieron cuenta de una etapa posbélica problemática.16 Es decir, aunque no siempre fuera advertido por los contemporáneos, la Primera Guerra Mundial tuvo implicancias de largo plazo en la economía argentina.

En cuanto al comercio en América Latina, según Bulmer Thomas, a corto plazo la disrupción de los mercados de bienes fue rebasada por el paso de los principales países industriales a una economía de guerra. En este sentido, aquellos casos que exportaban materias primas estratégicas como el petróleo de México y Venezuela, el estaño boliviano y los nitratos de Chile, favorecieron la mejora de sus términos de intercambio, pero aquellos países que exportaron bienes no estratégicos, como el café de Brasil, no se vieron tan favorecidos.17

Respecto al caso argentino se ha sostenido que el comercio no alcanzó los niveles de la preguerra sino hasta 1918.18 No obstante, según nuestros cálculos, en lo que respecta al valor total de las exportaciones argentinas a precios corrientes, la tasa de crecimiento anual promedio entre 1890 y 1919 fue de 8.6%. Esta media fue sobrepasada durante la guerra (10.1%), cuando la performance fue casi tan buena como en el segundo quinquenio del siglo XX (10.9%). Además de la evolución monetaria, es importante conocer la evolución física de las exportaciones argentinas. En la Gráfica 1 se compara el desempeño del valor y del quantum de aquéllas en el largo plazo, específicamente entre 1875 y 1920.

Como resultado de esta comparación es importante destacar que el volumen tendió a decrecer desde 1912, y más aún a partir del año siguiente, hasta 1917 incluso, y luego repuntó. Sin embargo, los valores tendieron a ascender durante toda la contienda. Esta tendencia reviste una gran diferencia con los patrones de comportamiento en el periodo 1875-1912, ya que entonces el volumen tendía a aumentar más que el valor.

El declive del volumen del comercio se debió principalmente a la escasez de bodegas y a los altos costes del transporte. De hecho, en 1913 fueron cargadas 6.7 millones de toneladas de productos en el puerto de Buenos Aires, mientras en 1917 la cifra descendió a 2.16 millones.19 Tal fue la caída del volumen de las exportaciones argentinas que, entre 1900 y 1913 el volumen físico de carga transportado por el ferrocarril aumentó 10% y entre 1913 y 1914 cayó 1.4 por ciento.20

Específicamente, las carnes congeladas y conservadas y los cueros vacunos salados tendieron a aumentar su volumen, en particular entre 1916 y 1918, siendo el segundo de estos bienes el que experimentó un crecimiento exponencial. En contrapartida, el incremento en la participación de la lana en el total exportado se debió más a su valor que al volumen, ya que las cantidades vendidas fueron menores que en los años prebélicos. Por su parte, especialmente por los problemas en el transporte, el trigo, el maíz y el lino tuvieron una evolución física irregular y tendieron a caer en el bienio 1917-1918, lo cual se relaciona adicionalmente con la sequía de 1917 cuando se perdió la mitad de la cosecha del primer producto y mucho más en los otros dos.21

Para analizar más detalladamente el periodo con nueva evidencia empírica proponemos concentrarnos en dos aspectos: los bienes y los destinos. Para comenzar, es preciso estudiar la composición de las exportaciones.

Los productos que mejoraron su desempeño por la coyuntura particular de la contienda fueron las lanas y el extracto de quebracho, utilizados en la industria textil, necesaria para la elaboración de equipamiento para los soldados. Asimismo, la carne conservada fue comercializada durante la guerra por tratarse de un bien fácilmente conservable y transportable para los soldados que se trasladaban de un sitio a otro. Igualmente, la carne vacuna congelada aumentó su desempeño por la posibilidad de conservación y por los acuerdos desde 1916 entre Argentina y el Reino Unido para la provisión de cuotas mensuales de carnes a altos valores.22 Por el contario, la carne ovina congelada, cuya performance ya era decreciente previo a la contienda, sucumbió ante la misma y la carne vacuna enfriada vio interrumpido su proceso de crecimiento, ya que su transporte dependía de cierta cantidad de días necesarios para evitar que el producto se malograra.

En cuanto a los artículos agrícolas, la caída del maíz y del lino se puede explicar por la escasez de bodegas en las embarcaciones, valores unitarios bajos en relación con el peso y la reorientación de compra de los europeos a Canadá y Estados Unidos por las distancias más cortas. Adicionalmente, cabe plantear que resultaba más difícil y costoso convertir un buque frigorífico en un navío de guerra que hacerlo con una embarcación común como las que trasladaban los cereales.23

Entre 1914 y 1921 Gran Bretaña importaba trigo de los siguientes lugares, en orden de importancia decreciente: Estados Unidos, Canadá, Argentina, Australia, India y Rusia.24 Con el fin de asegurarse una provisión regular, los gobiernos francés y británico acordaron que Argentina abasteciera de trigo y otros cereales, pero a cambio debía concederles un crédito y el proyecto tropezaba con la provisión de combustible para el envío de las embarcaciones.25 En enero de 1918 se firmó un convenio, cuyos preparativos habían iniciado el año anterior en Washington, por el cual Argentina aseguró mercados por aproximadamente 2.5 millones de toneladas de granos con precios máximos fijados por los clientes.26

El análisis global de las exportaciones argentinas no estaría completo sin el estudio de la distribución geográfica. En este sentido, en el Cuadro 3 se observa el comportamiento en los años previos a la Gran Guerra y el periodo bélico según nuestras correcciones.

Del cuadro se desprende que durante la Gran Guerra desaparecieron Alemania y Bélgica como destinos directos de las exportaciones. Estos socios tenían una trayectoria con diferentes ciclos de crecimiento pero, sin duda, ambos habían estado entre los principales partenaires de Argentina cuando el país se transformó en una de las principales economías agroexportadoras del mundo. No obstante, el Reino Unido y sus aliados obstruyeron el abastecimiento de Alemania y sus otros enemigos. En este sentido, cabe reconocer que hacia 1916 el bloqueo británico estaba logrando el objetivo de que excepcionalmente los alemanes pudieran realizar maniobras evasivas a través de países neutrales como Holanda, Dinamarca o Escandinavia.27

Por el contrario, socios como Francia, Italia y especialmente Estados Unidos aumentaron relativamente su participación en las exportaciones argentinas. El primero recuperó los niveles de 1900-1909, ya que en el quinquenio previo a la guerra había disminuido su rol.

Aunque Italia creció modestamente durante la Gran Guerra, alcanzó una participación relativa que no había tenido nunca antes. Esta situación se debió a su papel de intermediario entre los mercados europeos mientras fue un actor neutral y abasteció a Alemania.28

El caso más notorio de crecimiento como destino de las exportaciones argentinas fue Estados Unidos, que triplicó su participación en relación con el quinquenio anterior. Este incremento se explica sólo a la luz de la coyuntura bélica en la que se convirtió en comprador para los aliados, puesto que este país había sido un competidor natural de los productos argentinos. Como señalan varios autores, la apertura del Canal de Panamá favoreció los costos de transportes hacia Norteamérica.29

En el caso argentino, el aumento de la importancia del socio del norte se efectivizó, por ejemplo, cuando hacia mediados de 1916 comerciantes e industriales norteamericanos realizaron una misión de negocios a la Argentina. A principios de 1918 la Argentina era el séptimo destino de las exportaciones de Estados Unidos y el segundo si se tomaba sólo la región latinoamericana.30 Esta tendencia continuó por las procedencias norteamericanas de maquinaria agrícola y automóviles31 y aunque aumentaron las exportaciones argentinas, no lo hicieron al mismo ritmo.

A pesar del crecimiento de Estados Unidos en el peso del comercio exterior argentino, a diferencia de lo que ocurrió con otros países latinoamericanos, el Reino Unido dejó de ser un actor central en la economía argentina recién con la Segunda Guerra Mundial.32 Según Henry Ferns, desde la guerra de los bóeres hasta la Primera Guerra Mundial tuvo lugar una época dorada en las relaciones anglo-argentinas.33 La contienda fue un punto de inflexión por cuanto declinó entre los británicos la disposición a abarcar nuevos y arriesgados campos de empresas que quedaron en manos de alemanes y norteamericanos, en todo caso, en términos comerciales la contienda provocó transformaciones en el rol del Reino Unido en el costado de las importaciones más que en el de las exportaciones. Según nuestros cálculos estadísticos, el mercado británico mantuvo los niveles de 1905-1909 y cayó su participación relativa levemente en relación con el quinquenio previo a la guerra. Sin embargo, se trató del principal comprador de los artículos argentinos.

El papel de los intermediarios en el comercio germano-argentino no es observable a partir de la estadística argentina, sin embargo, ha sido corroborado por el aumento de las importaciones argentinas en países como Holanda, Suecia y Dinamarca desde 1914, cuya participación relativa cayó en 1917 por el control más estricto por parte de Inglaterra. No ocurrió lo mismo con Noruega, que siguió creciendo como destino hasta el fin de la guerra. De cualquier manera, cabe aclarar que las reexportaciones de países neutrales a Alemania fueron más bajas que las importaciones de ese tipo de productos que se hacían directamente previo al conflicto.34

 

LA DIFÍCIL NEUTRALIDAD EN LAS RELACIONES COMERCIALES ARGENTINAS

Como ya hemos establecido, la neutralidad argentina se puede explicar, aunque parcialmente, por la dependencia de las exportaciones y la distribución geográfica de las mismas en tiempos previos a la contienda. Las relaciones económicas comerciales con Europa hicieron innecesaria para Argentina la participación en el conflicto o en cualquier tipo de compromiso internacional. Tanto el gobierno de Victorino de la Plaza (1913-1916) como el de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) consideraron que nada cambiaría luego de la conflagración.35

Luego de conocida la situación bélica, el gobierno argentino manifestó que "el estado de guerra producido entre naciones amigas de la República Argentina impone la necesidad de determinar las normas de criterios y de conducta a que ésta ha de ajustarse para mantener su neutralidad en el conflicto".36

Posteriormente, la neutralidad fue sostenida por el gobierno argentino aun cuando los distintos socios comerciales fueron cayendo en los bandos beligerantes como Italia o Portugal. Conforme al esquema de política exterior planteado por Gustavo Ferrari, la neutralidad argentina durante la Gran Guerra estuvo relacionada con dos constantes de su historia diplomática: aislacionismo y pacifismo, que respondieron a intereses económicos. La diferencia en la neutralidad entre Victorino de la Plaza e Hipólito Yrigoyen fue que el primero la manifestó ante casos concretos y el segundo la consideró un estado natural de la nación.37

Algunas interpretaciones recientes sostienen que desde 1917 la noción de neutralidad cambió de pasiva a activa;38 por un lado, debido a la guerra submarina alemana desatada contra los países neutrales y, por otro, por el ingreso de Estados Unidos a la contienda. En esta línea, Yrigoyen llamó a una Conferencia Latinoamericana de Países Neutrales, la cual fracasó, ya que sólo México envió delegados.39 Además, existieron interpretaciones que consideraron que entre 1914 y 1916 la neutralidad no significó equidistancia en relación con los beligerantes sino que fue un mero formalismo, y que la actitud de neutralidad fue puesta al servicio de grandes principios de la humanidad,40 desde 1916, como si el gobierno radical se hubiera manejado a partir de intereses ideológicos o, como se ha señalado, bajo su creencia krausista.41

El gobierno de Yrigoyen fue más enérgico en los reclamos ante incidentes, impulsó un neutralismo latinoamericano y tuvo plena convicción sobre la neutralidad argentina.42 Según Tulchin, esta postura confirmó la suspicacia oficial de Estados Unidos respecto a la falta de confiabilidad de Argentina.43 De acuerdo con Peterson,44 la neutralidad de Yrigoyen fue entendida como proalemana o antianglosajona y generó una bifurcación en la relación argentino-estadounidense cuando el país del norte ingresó a la contienda.

Más allá de las diferencias que los analistas han encontrado en las concepciones y el comportamiento de neutralidad entre el gobierno conservador y el radical, para muchos autores resulta evidente que pese a la neutralidad argentina, las relaciones del país con Estados Unidos y Gran Bretaña gravitaron a favor de éstas.45 Es decir, la neutralidad implicó una actitud más favorable en la opinión pública hacia Gran Bretaña, Francia y Bélgica por simpatías ideológicas e intereses económicos y políticos. Cuando Alemania declaró la guerra submarina ilimitada, surgió una oposición más concreta a la postura argentina de mantenerse neutral. Yrigoyen resistió la presión de Estados Unidos a favor del ingreso a la contienda y ello fue posible, en parte, porque para el Reino Unido el abandono de la neutralidad significaba la dificultad de recibir abastecimiento argentino y la mayor injerencia estadounidense en suelo argentino.46

Algunos puntos álgidos de la Gran Guerra generaron dificultad en el sostenimiento de la neutralidad, a saber: 1) el vicecónsul argentino fue fusilado en Dinant por alemanes que ocuparon Bélgica; 2) a finales de 1915 la embarcación "Presidente Mitre" fue apresada por un crucero británico; 3) el velero "Monte Protegido", cargado con lino con destino a Rotterdam, fue hundido por un submarino germano en el Atlántico Nortes en abril de 1917; 4) el navío "Oriana", que llevaba cueros y hierro viejo, también fue hundido por transportar material considerado como contrabando de guerra; 5) la embarcación "Toro", que llevaba lanas, carnes, grasas, cueros y tanino que se dirigía a Génova, fue igualmente derribado en 1917 y 6) el envío de telegramas de Karl von Luxurg a Berlín desde la legación sueca en Buenos Aires en los que sugería el hundimiento de barcos argentinos sin dejar rastros.47 Muchos de estos hechos no sólo demostraron la falta de respeto de la neutralidad por parte de los beligerantes sino que, en concreto, significaron el entorpecimiento de las relaciones comerciales del país. Estas acciones pueden ordenarse en dos grupos: aquellas orientadas a dificultar el transporte de los bienes exportados y las dedicadas a quebrantar la cadena de distribución de los productos.

La guerra trajo efectos perniciosos sobre la navegación que obviamente repercutieron en el intercambio de productos argentinos, particularmente porque no existía una flota mercante propia y las embarcaciones nacionales tenían capacidad sólo para realizar viajes de cabotaje.

Para comenzar, Inglaterra y Francia modificaron las listas de artículos de contrabando de guerra absoluto de la Declaración de Londres de 1909 que regulaba el comercio de países neutrales, puesto que el Reino Unido, a diferencia de Alemania, no había ratificado. Así, aquél suprimió la diferencia entre contrabando absoluto (armamentos, equipos e insumos orientados a proveer a las fuerzas militares) y contrabando relativo (alimento, carbón, ropa, alambre de cobre) al dar el mismo valor a las municiones bélicas que a los bienes de primera necesidad. El objetivo fue evitar que los alimentos llegaran a Alemania o a Austria-Hungría.48 Para contrarrestar estas medidas y evitar la caída del comercio, durante los primeros meses de guerra, los diplomáticos argentinos procuraron aliarse con Estados Unidos para interpretar el contrabando condicional y la delimitación de los buques neutrales.49

Sin embargo, la legación argentina en Londres comunicaba acerca de los destinos neutrales como Suecia, Noruega, Dinamarca, Italia y Holanda, que:

[...] el embajador norteamericano me ha informado que los cargamentos procedentes de los Estados Unidos para países neutrales, que no hayan sido consignados a la orden sino para comerciantes respetables o para gobiernos que se comprometan a dar garantías de que no es para naciones beligerantes, se dejarán pasar por buques británicos que los examine.50

Adicionalmente, el Reino Unido consideró el principio de que los barcos tenían la nacionalidad de sus propietarios y no de la bandera que exhibieran. En alusión a esta idea apresó en noviembre de 1915 a la embarcación "Presidente Mitre" de la firma Hamburg-Südamerikanische. Por su parte, el gobierno francés protestó porque los barcos alemanes salían del puerto de Buenos Aires o del de Bahía Blanca cargados con carbón y porque usaban las estaciones de radio en aguas jurisdiccionales argentinas, aun cuando el gobierno argentino lo había prohibido.51 En contrapartida, la legación alemana en Argentina se quejaba de que "una comunicación telegráfica o radiográfica con Berlín que pudiese satisfacer las necesidades comerciales, como la poseen otras potencias por medio de sus cables no contraloreadas ya no existe para la legación imperial".52

El Reino Unido tenía ventajas sobre Alemania en el manejo de las relaciones comerciales por cuanto poseía puertos y comunicaciones telegráficas más sólidas. Su enemigo, en cambio, estaba limitado a la ayuda de sus "etapas" en tierra firme como Buenos Aires, Valparaíso, Punta Arenas, Pernambuco, etcétera. Y todo se complicó aún más con el corte de los cables transoceánicos.53

En cuanto al desarrollo de la guerra submarina, para contrapesar el poder del Reino Unido, los alemanes entendieron que los británicos disponían de 8 millones de toneladas de buques aptos y que si hundían 600 mil toneladas al mes, y los barcos neutrales eran ahuyentados, en seis meses sus enemigos carecerían de trigo y carnes, y que la producción de carbón se paralizaría por falta de madera escandinava.54

Con el paso del tiempo, el gobierno inglés fue cada vez más lejos para obstaculizar el comercio alemán. En febrero de 1916 lanzó un edicto por el que entendía que las listas negras registraban firmas comerciales que, a su juicio, representaban intereses de los imperios centrales y que debían ser proscriptas del tráfico internacional. Aunque al comienzo, cuando se redactó el documento Trading with the Enemy (Extension of Powers) Act en 1915, esta idea aplicaba a aquellas empresas que operaran en el Reino Unido, luego se extendió su efecto a los países neutrales. En Argentina no cayó bien la política de las Listas Negras, por cuanto producía temor a que los aliados concentraran el comercio de granos. En consecuencia, firmas, particulares, políticos, diarios, agrupaciones comerciales y organizaciones civiles reclamaron contra la medida. Y pese a que tanto los conservadores como los radicales se opusieron, fue durante la administración de Yrigoyen que se condenó oficialmente su aplicación.55

El Reino Unido estaba preocupado porque las firmas alemanas concentraban más del 60% de las exportaciones argentinas de cereales, de difícil control por la práctica de los embarques "a órdenes" y porque un porcentaje del volumen fue enviado a países neutrales como Dinamarca, Holanda y Suecia. Las presiones británicas pesaron sobre la Bolsa de Comercio, la Bolsa de Cereales y el Centro de Consignatarios de Productos del País, instituciones que se opusieron para respetar la libertad de comercio.

Como efecto de la medida de listas negras, la firma Bunge & Born sólo exportó granos a Brasil y harina al Reino Unido, porque este último segmento dependía de personal no germano; Weil Hermanos dejó de vender cereales afuera y Hardy & Mühlenkamp reemplazó su socio alemán por belga, generando una firma anglo-belga. El objetivo de esta política por parte de los británicos era disminuir la participación de firmas de Alemania en el intercambio, no obstante, las empresas británicas fueron incapaces de ocupar el vacío creado y no supieron siquiera asociarse con los franceses para ello.56 También el gobierno francés rompió relaciones con Bunge & Born. Incluso, se buscó saber si en las compañías francesas trabajaban personas de origen germano.57

En síntesis, en términos de las exportaciones, la neutralidad, difícil de mantenerse en estado puro, fue la vía asociada al mantenimiento de los mercados ganados previo a la contienda. Esta postura no fue un aspecto menor dada la relativa desconcentración de destinos de los artículos argentinos intercambiados en comparación con otras economías latinoamericanas y de "reciente poblamiento", especialmente porque la variedad de bienes no siguió un único patrón en su distribución geográfica.58 Cuando terminara la contienda resultaba importante, para un país altamente dependiente de sus exportaciones, conservar las características comerciales que habían permitido la época de bonanza previa.

 

REFLEXIONES FINALES

Es bien sabido que la Primera Guerra Mundial no cambió el comercio de exportación argentino, vale decir, las materias primas y los alimentos continuaron constituyendo la composición de la canasta exportadora. Sin embargo, los años bélicos provocaron algunas transformaciones en las tendencias previas, ya conocidas en la historiografía, pero que aquí se han estudiado sistemática y conjuntamente, a la luz de evidencia empírica más fiable en términos estadísticos.

Por un lado, las crecientes exportaciones agrícolas, que habían mostrado una performance espectacular desde la última década decimonónica, cedieron espacio a las ganaderas por la escasez de bodegas y los altos fletes marítimos que obstaculizaron el envío de bienes de bajo valor unitario. Así, la coyuntura favoreció especialmente los embarques de carnes congeladas y conservadas, así como de lanas y cueros vacunos más que de trigo, maíz y lino.

Por el otro, las exportaciones a precios corrientes se expandieron durante el conflicto y exhibieron tasas anuales de crecimiento similares a las del segundo quinquenio del siglo XX, considerado en la época previa a la contienda como el de mejor desempeño histórico. Sin embargo, es importante señalar que la Gran Guerra rompió la lógica de crecimiento de las exportaciones que había primado por lo menos desde el último cuarto del siglo XIX. A partir de entonces, como se pudo seguir de la comparación entre la serie a precios corrientes y la serie a precios constantes, si bien tanto el valor como el volumen de las exportaciones mostraron una tendencia creciente —pese a algunas bajas puntuales—, las cantidades crecieron más que los valores. Con el estallido la contienda el quantum fue a la baja, mientras que los precios se incrementaron. Este desempeño fue inédito desde que la Argentina se insertó en los mercados internacionales como una de las principales productoras de países de clima templado, ya que ni siquiera coyunturas críticas como en la de 1890 se registró una caída física de las exportaciones tan drástica. Durante la guerra, sólo los volúmenes de carnes vacunas congeladas y conservadas, así como de cueros vacunos salados, se incrementaron regularmente. En cambio, los precios de casi todos los bienes subieron, desatando cierta preocupación entre quienes pensaron en el futuro del país una vez finalizada la conflagración.

Como se ha insistido largamente, Argentina fue un país altamente dependiente de los ingresos procedentes de la venta de sus productos al mundo en los primeros años del siglo XX. En este sentido, hemos sostenido a lo largo de este estudio que la distribución geográfica de las exportaciones previa al estallido de la Gran Guerra fue un motivo importante para sostener la neutralidad durante el conflicto. Para demostrarlo, utilizamos una nueva serie estadística que revela mayor importancia relativa tanto del Reino Unido como de Alemania, a diferencia de los datos oficiales generalmente usados por la historiografía, los cuales no corrigieron la distribución de destinos con los precios de mercado de los artículos ni con la asignación de los embarques "a órdenes".

Si tomamos en cuenta que en sus comienzos se pensó que la contienda duraría poco y no involucraría a tantos beligerantes, no fue desacertada la decisión de los gobiernos argentinos de permanecer neutrales para favorecer los flujos comerciales. No obstante, es importante señalar que, por la dependencia del capital extranjero para la comercialización y el transporte de los principales productos, la neutralidad se vio perjudicada. En concreto, las presiones de los aliados para la aplicación de listas negras, la guerra submarina alemana y la vulneración de los derechos de los no contendientes complicaron la situación de neutralidad en las relaciones comerciales internacionales.

Mucho se ha dicho acerca de que durante la guerra Estados Unidos ganó espacio en la economía argentina en detrimento del Reino Unido. Y aunque este último siguió siendo el principal destino de las exportaciones argentinas, los mercados estadounidenses mantuvieron niveles altos, en relación con el periodo prebélico, durante la década de 1920. Claro que la participación relativa de dichos mercados disminuyó por la diversificación de destinos, asociado al retorno de Bélgica y Alemania, así como al crecimiento de otros socios como los Países Bajos. En este sentido, se podría sostener que la guerra fue una coyuntura que sirvió para profundizar algunas relaciones comerciales que se sumaron a las preexistentes. La distribución geográfica de posguerra (hasta 1929) acompañó el mayor crecimiento de los valores de las exportaciones en términos absolutos conocido hasta aquel entonces. De alguna forma, las exportaciones argentinas, al igual que las de otros países latinoamericanos, sacaron provecho de la contienda y en la inmediata posguerra y esta fue la última etapa de la gran expansión agroexportadora planteada.

 

Notas

1 Víctor Bulmer Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia, México, Fondo de Cultura Económica, 1998;         [ Links ] Enrique Cárdenas, José A. Ocampo y Rosemary Thorp (eds.), An Economic History of Twentieth-Century Latin America, vol. 1, Londres, Palgrave, 2000;         [ Links ] John Coatsworth y Jeffrey Williamson, "Always Protectionist? Latin American Tariffs from Independence to Great Depression", Journal of Latin American Studies, núm. 36, 2004, pp. 205-232;         [ Links ] Luis Bértola y José A. Ocampo, Desarrollo, vaivenes y desigualdad. Una historia económica de América Latina desde la Independencia, Madrid, Secretaría General Iberoamérica, 2010;         [ Links ] Luis Bértola y Pablo Gerchunoff, Institucionalidad y desarrollo económico en América Latina, Santiago de Chile, CEPAL/AECID, 2011.         [ Links ]

2 Agustina Rayes, "En las puertas del Dorado. Las exportaciones argentinas, 1890-1913", tesis doctoral, Buenos Aires, Universidad Torcuato Di Tella, 2013a;         [ Links ] Marc Badía-Miró, Anna Carreras-Marín y Agustina Rayes, "La diversificación del comercio de exportación latinoamericano, 1870-1913. Los casos de Argentina, Chile y Perú", Bariloche, III Congreso Latinoamericano de Historia Económica, 2012.         [ Links ]

3 Eduardo Míguez y Agustina Rayes, "La dependencia de la naturaleza, la naturaleza de la dependencia. Las exportaciones argentinas en las primeras décadas del siglo XX en perspectiva comparada", Montevideo, VI Jornadas de Investigación de la Asociación Uruguaya de Historia Económica, 2011.         [ Links ]

4 Anuarios de la Dirección General de Estadística de la Nación, en adelante, ADGEN.

5 Agustina Rayes, "En las puertas del Dorado...", op. cit.

6 Vicente Vázquez Presedo, Estadísticas históricas argentinas (comparadas). Primera parte (1875-1914), Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1971;         [ Links ] Vicente Vázquez Presedo, Estadísticas históricas argentinas 2 [comparadas]: segunda parte 1914-1939, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1976;         [ Links ] Orlando Ferreres (dir.), Dos siglos de economía argentina (1810-2010). Historia argentina en cifras, Buenos Aires, El Ateneo, 2010;         [ Links ] Brian R. Mitchell, International Historical Statistics. The Americas, 1750-1993, Londres, Macmillan, 1998;         [ Links ] Víctor Bulmer Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia, op. cit.

7 Roberto Cortés Conde, Tulio Halperin Donghi y Haydée Gorostegui de Torres, Evolución del comercio exterior argentino I. Exportaciones, Buenos Aires, Instituto Torcuato Di Tella, 1965.         [ Links ]

8 Agustina Rayes, '"Bestias negras de la estadística'. Las exportaciones argentinas 'a órdenes', 1895-1913", Estadística e Sociedade, núm. 3, Porto Alegre, Asociación de las Américas por la Historia de la Estadística y el Cálculo de Probabilidades, 2013.         [ Links ]

9 Roger Gravil, The anglo-argentine connections, 1900-1939, Boulder, Westview Press, 1985, p. 135.         [ Links ]

10 Michael Bordo, Alan Taylor, Alan y Jeffrey Williamson (eds.), Globalization in Historical Perspective, Chicago, Chicago University Press, 2003.         [ Links ]

11 James Foreman-Peck, Historia de la economía mundial; las relaciones económicas internacionales desde 1850, Madrid, Prentice Hall, 1995, p. 232.         [ Links ]

12 Hugo Satas, Una política exterior argentina, Buenos Aires, Hyspamerica, 1987.         [ Links ]

13 Jorge Fodor y Arturo O'Connell, "La Argentina y la economía atlántica en la primera mitad del siglo XX", Desarrollo Económico, vol. 13, núm. 49, 1973, pp. 3- 65;         [ Links ] Albert Bill, South America and the First World War. The Impact of the War in Brazil, Argentina, Peru and Chile, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, p. 77.         [ Links ]

14 Eduardo Míguez, Historia económica de la Argentina. De la conquista a la crisis de 1930, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, p. 270.         [ Links ]

15 José María Fanelli y Ramiro Albrieu, "Fluctuaciones macroeconómicas y crecimiento en Argentina: una visión de largo plazo", en Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, La Argentina del largo plazo: crecimiento, fluctuaciones y cambio estructural, Buenos Aires, PNUD, 2011, p. 50.         [ Links ]

16 Pablo Gerchunoff y Horacio Aguirre, "La economía entre la Gran Guerra y la Gran Depresión", Serie Estudios y Perspectivas, núm. 32, Buenos Aires, CEPAL, 2006.         [ Links ]

17 Víctor Bulmer Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia, op. cit., pp. 187-188.

18 Juan Manuel Palacio, "La antesala de lo peor: la economía argentina 1914-1930", en Ricardo Falcón, Nueva historia argentina. Democracia, conflicto social y renovación de ideas (1916-1930), Buenos Aires, Sudamericana, 2000, p. 107.         [ Links ]

19 Albert Bill, South America and the First World War..., op. cit., p. 62.

20 Cortés Conde en Enrique Cárdenas et al., An Economic History of Twentieth-Century Latin America, op. cit., p. 280.

21 Eduardo Míguez, Historia económica de la Argentina..., op. cit., p. 292.

22 Simon G. Hanson, Argentine Meat and the British Market, Stanford, Standford University Press, 1938, pp. 191-197;         [ Links ] Jane Van der Karr, La Primera Guerra Mundial y la política económica argentina: un estudio de la legislación fiscal y presupuestaria durante los años del conflicto, Buenos Aires, Troquel, 1974, p. 129.         [ Links ]

23 Eduardo Míguez, Historia económica de la Argentina..., op. cit., p. 290.

24 Roger Gravil, The anglo-argentine connections, 1900-1939, op. cit., pp. 114-115.

25 Lucio Moreno Quintana, La diplomacia de Yrigoyen: relación técnica, objetiva y documentada de la política internacional argentina durante el periodo de gobierno 1916-1922, La Plata, Inca, 1928, p. 203;         [ Links ] Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880-1918. Inmigración, comercio y cultura, Buenos Aires, Editorial Histórica Emilio J. Perrot, 2008, p. 149.         [ Links ]

26 Harold Peterson, La Argentina y los Estados Unidos, 1914-1960, Buenos Aires, Hyspamerica, 1985, p. 24;         [ Links ] Andrés Cisneros y Carlos Escudé, Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, tomo VIII, Buenos Aires, Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, 2000.         [ Links ]

27 Michael Howard, La Primera Guerra Mundial, Barcelona, Crítica, 2004, p. 109.         [ Links ]

28 Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880-1918..., op. cit., p. 139.

29 Marc Badía-Miró y Anna Carreras-Marín, "Latin America and Its Main Trade Partners, 1860-1930: Did the First World War Affect Geographical Patterns?", en César Yáñez y Albert Carreras, The Economies of Latin America: New Cliometric Data, Londres, Pickering and Chatto, 2012, pp. 59-62.         [ Links ]

30 Raimundo Siepe, Yrigoyen, la Primera Guerra Mundial y las relaciones económicas, Buenos Aires, CEAL, 1992, pp. 115-122.         [ Links ]

31 Clarence F. Jones, "Argentine Trade Developments", Economic Geography, vol. 2, núm. 3, 1926, p. 389.         [ Links ]

32 Víctor Bulmer Thomas, La historia económica de América Latina desde la Independencia, op. cit., p. 29.

33 Henry S. Ferns, Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1979, pp. 483-489.         [ Links ]

34 Ricardo Weinmann, Argentina en la Primera Guerra Mundial. Neutralidad, transición política y continuismo económico, Buenos Aires, Editorial Biblos, 1994, pp. 71-72.         [ Links ]

35 Lucio Castro, "Auge y caída de un proyecto de nación. Política exterior argentina, 1860-1930", Ciclos en la historia, la economía y la sociedad, núm. 17, 1999, p. 189.         [ Links ]

36 Documento firmado por el presidente Victorino de la Plaza y el ministro de Relaciones Exteriores José Luis Murature, Buenos Aires, 7 de agosto de 1914, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, Sección Guerra Europea, Caja 16, Legajo Cfr. Centro de Estudios Históricos, Argentina y la Primera Guerra Mundial (Según documentos del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto), Córdoba, Centro de Estudios Históricos, 1979, p. 1-2.         [ Links ]

37 Gustavo Ferrari, Esquema de la política exterior argentina, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1981, pp. 70-71.         [ Links ]

38 Lucio Moreno Quintana, La diplomacia de Yrigoyen..., op. cit., p. 99; Ricardo Weinmann, Argentina en la Primera Guerra Mundial..., op. cit.; Lucio Castro, "Auge y caída de un proyecto de nación...", op. cit.; Andrés Cisneros y Carlos Escudé, Historia de las relaciones exteriores argentinas, op. cit.

39 Fernando Rocchi, "Argentina en el mundo", en Eduardo Míguez (coord.), Argentina. La apertura al mundo, 1880-1930, Madrid, Santillana/Fundación Mapfre, 2011, p. 141.         [ Links ]

40 Gabriel Del Mazo, La primera presidencia de Irigoyen: las presidencias radicales, Buenos Aires, CEAL, 1983, pp. 149-150.         [ Links ]

41 Lucio Castro, "Auge y caída de un proyecto de nación...", op. cit., p. 190.

42 José Paradiso, Debates y trayectoria de la política exterior argentina, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1993, p. 64.         [ Links ]

43 Joseph Tulchin, La Argentina y los Estados Unidos; historia de una desconfianza, Buenos Aires, Planeta, 1990, p. 117.         [ Links ]

44 Harold Peterson, La Argentina y los Estados Unidos, 1914-1960, op. cit., pp. 16-31.

45 Ricardo Caillet-Bois y Ernesto Annecou, "La Argentina y la Primera Guerra Mundial", Bahía Blanca, Cuartas Jornadas de Investigación de la Historia y Literatura Rioplatense y de los Estados Unidos, 1969, pp. 1-5;         [ Links ] Raimundo Siepe, Yrigoyen, la Primera Guerra Mundial y las relaciones económicas, op. cit., p. 124.

46 Ricardo Ortiz, Historia económica de la Argentina: 1850-1930, Buenos Aires, Raigal, 1955;         [ Links ] Roger Gravil, The anglo-argentine connections, 1900-1939, op. cit.

47 Beatriz Solveira, "Relaciones internacionales", en Academia Nacional de la Historia, Nueva Historia de la Nación Argentina, tomo VIII, Buenos Aires, Planeta, 2001, pp. 99-101.         [ Links ]

48 Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880-1918..., op. cit., pp. 121-122; Ricardo Weinmann, Argentina en la Primera Guerra Mundial... , op. cit., p. 46.

49 Diferentes documentos en Centro de Estudios Históricos, Argentina y la Primera Guerra Mundial..., op. cit., pp. 189-199.

50 Legación argentina en Inglaterra a ministro de Relaciones Exteriores argentino, Londres, 24 de noviembre de 1914, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, Sección Guerra Europea, Caja 16, Legajo II1. Cfr. Centro de Estudios Históricos, op. cit.

51 Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880-1918..., op. cit., pp. 121-124.

52 Memorandum de la legación imperial alemana al gobierno argentino, Buenos Aires, 4 de noviembre de 1916, en Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, Sección Guerra Europea, Caja 18, Legajo IIc1. Cfr. Centro de Estudios Históricos, op. cit., p. 26.

53 Ricardo Weinmann, Argentina en la Primera Guerra Mundial... , op. cit., p. 45.

54 Michael Howard, La Primera Guerra Mundial, op. cit., pp. 111-112.

55 Beatriz Solveira de Báez, "La aplicación de las listas negras en Argentina durante la Primera Guerra Mundial", Buenos Aires, Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Academia Nacional de la Historia, 1998, pp. 215-225.         [ Links ]

56 Roger Gravil, The anglo-argentine connections, 1900-1939, op. cit., pp. 120-121.

57 Hebe Pelosi, Las relaciones franco-argentinas, 1880-1918... , op. cit., pp. 137-140.

58 Agustina Rayes, "En las puertas del Dorado...", op. cit.

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