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Política y cultura

versão impressa ISSN 0188-7742

Polít. cult.  no.41 México  2014

 

Movimientos sociales y sus expresiones culturales

 

Miradas fotográficas y construcción de huellas documentales. El nacimiento de los Caracoles Zapatistas*

 

Diana Guillén **

 

** Profesora investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México [dguillen@mora.edu.mx].

 

Artículo recibido el 22-03-13
Artículo aceptado el 26-03-14

 

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo analizar un tipo de mirada que, en tanto representación y a la vez huella documental de la realidad que capta, contribuye a construir y/o reproducir imaginarios sobre los procesos societales que nos circundan, y abre ventanas para que a través de ojos ajenos los observemos. La idea es recuperar algunos de los registros fotográficos que se realizaron durante la inauguración de los Caracoles en agosto de 2003 y, en función de la iconicidad y textualidad asociada a ellos, identificar fragmentos de las narrativas que se han desarrollado alrededor del zapatismo.

Palabras clave: EZLN, Caracoles, fotografía, iconicidad, textualidad.

 

Abstract

The following article has the objective of analyzing a look that, in both representation and documental print of the reality it captures, contributes to construct and/or reproduce imaginaries about societal processes that surround us and opens windows which allow us to view them through different eyes. The idea is to recover some of the photographic records from the opening of the Caracoles in august of 2003 and, according to the iconicity and textuality associated to them, identify fragments of the narrative that have been developed around the zapatist movement.

Key words: EZLN, Caracoles, photography, iconicity, textuality.

 

INTRODUCCIÓN

Las reflexiones que a continuación se presentan están guiadas por un doble interés: resaltar la especificidad de la imagen fotográfica en tanto representación de actores y procesos sociales, y ubicar referencias visuales que se convierten en uno más de los instrumentos de lucha a los que se recurre cuando se desafía el orden establecido. Para avanzar en ambas direcciones, el presente trabajo propone recuperar 37 fotografías testimoniales que documentan el acto festivo al que convocó el nacimiento de las organizaciones sociopolíticas con las que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) selló el tránsito de movimiento contestatario a proyecto societal alternativo.

Las 37 unidades, divididas en tres series, fueron publicadas en 2003 en la página electrónica del Independent Media Center (Indymedia) Argentina, y la revisión que aquí se hará de ellas está orientada por cuatro grandes interrogantes: ¿qué tipo de miradas del EZLN reflejaban?, ¿quiénes eran sus actores principales?, ¿qué escenas recreaban?, ¿cuáles eran las características de la narrativa icónica construida alrededor de unos (actores) y otras (escenas)?

En la búsqueda de las respuestas respectivas, se mantendrá como telón de fondo el debate sobre los elementos que aporta la imagen fotográfica para construir sentido y conocer la realidad social, tema que ha sido abordado desde la sociología y la antropología visuales1 y que conviene tener presente para analizar expresiones culturales ajenas a las hegemónicas.

 

A MANERA DE PREÁMBULO: EL OBJETO FOTOGRÁFICO

A pesar de su enorme parecido con la realidad que reproducen, las fotografías no pueden suplir a los referentes físicos cuyas imágenes capturaron a través de la lente.2 Mediante tales imágenes es posible transmitir intereses e intencionalidades3 y el objeto fotográfico, más que la captura del mundo exterior "tal y como es", constituye una huella luminosa4 o, si se quiere, un trazo químico5 producto de la combinación de procesos técnicos y subjetividades humanas.

Cuando se busca interpelar al campo icónico generado por esas huellas o trazos, se deben considerar el perfil e intencionalidad de quienes intervinieron en su producción y/o edición, así como el mensaje que deconstruye-construye quien observa las imágenes resultantes. Las dudas, a propósito de si las imágenes producen signos codificados como cualquier otro lenguaje y de si su sentido está dado por quienes las construyen, por quienes las interpretan o se encuentra en ellas mismas, resultan por lo tanto pertinentes.6

Desde experiencias de trabajo más cercanas a la sociología que a la semiótica, la propuesta sería sustituir el nexo "o" por el nexo "y", planteando que la simbiosis de los tres elementos es la que se encuentra atrás de los posibles sentidos de una fotografía. Asumo que la construcción de sentido conlleva un proceso de abstracción que rebasa al objeto fotográfico y que involucra dimensiones individuales y sociales de los sujetos que lo crean y de quienes lo observan, por lo que el proceso de emisión/recepción de mensajes va más allá de la iconosfera.7

Los contenidos propios de esta última se pueden analizar recurriendo a distintas vertientes de la semiótica: a) en función del discurso de la mímesis se les entiende como espejo de lo real; b) en función del discurso del código y la reconstrucción se les entiende como transformación de lo real; y c) en función del discurso del index y la referencia se les entiende como huella de un real.8

Pero además de recuperar la esfera icónica en sí misma, debe entenderse que los registros fotográficos representan y documentan procesos sociales, por lo que las imágenes resultantes son de manera simultánea vestigios de una materialidad acotada espacial y temporalmente y símbolos del tipo de sociedad al que dicha materialidad corresponde.9 Partir de ambas características, cuando se pretende analizar un corpus fotográfico es indispensable para contrarrestar la tentación de empalmar el registro con aquello que se ha representado/ documentado, o bien, para evitar caer en el extremo contrario que favorece el exceso de intuición y de especulación bajo el supuesto de que "una imagen dice más que mil palabras".10

En el presente trabajo se asume la necesidad de interrogar a las imágenes en función de una dimensión social que no sólo contextualiza signos y sentidos decodificables en función de categorías iconológicas y semióticas. Esta perspectiva se nutre de la historia del arte y de la lingüística, sobre todo en términos de estrategias metodológicas, pero busca ir más allá de ambas.11

Vistos en conjunto, los objetos fotográficos sobre el nacimiento de los Caracoles que encontramos en el portal argentino de Indymedia dan forma a varias miradas del proceso que recogen fragmentos de la espacialidad, la temporalidad, las interacciones y los protagonistas que dieron vida al acto respectivo. No se trata de un ejercicio de observación externa que documentó las prácticas zapatistas desde neutralidades individuales ajenas al proceso registrado, por el contrario, mediante el "clik" de la cámara se congelaron escenas que proyectan recortes personales a propósito de lo sucedido y posteriormente, a la hora de editar tales escenas, se organizó el material y se le identificó con títulos y pies de página que dan forma a narraciones construidas en el marco de un proyecto contrahegemónico.

 

EL NACIMIENTO DE LOS CARACOLES ZAPATISTAS Y SU REGISTRO FOTOGRÁFICO

Ya que reconstruir el proceso histórico que llevó al nacimiento de los Caracoles zapatistas no forma parte de los objetivos del presente trabajo, me limitaré a retomar sus elementos centrales para contextualizar un corpus fotográfico que documenta y representa icónicamente algunos de los rasgos festivos que acompañaron su inauguración.

El antecedente inmediato de las formas sociopolíticas de organización conocidas como Caracoles son los cinco centros regionales que se constituyeron el 9 de agosto de 2003 en los municipios de Ocosingo, Larráinzar, Altamirano y Palenque. Territorialmente hablando, dichos centros eran el punto de convergencia de las bases de apoyo del EZLN y bajo el título colectivo de Los Aguascalientes fueron bautizados como La Realidad, Oventik, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios.12

A pesar de los esfuerzos que ha realizado el gobierno chiapaneco para reivindicar sus prerrogativas formales13 y para incrementar su presencia mediante programas sociales de corte asistencialista, todos ellos se extienden sobre una zona bajo control zapatista, control que en 2003 descansaba en responsabilidades hasta ese momento asignadas al mando militar.

La estrategia adoptada a casi una década del levantamiento armado, buscaba trasladar tales responsabilidades a las redes civiles y para ello se instaló una Casa de la Junta de Buen Gobierno en cada Caracol.14 Mientras el papel de Los Aguascalientes era abrir un espacio de diálogo con la sociedad civil nacional e internacional y simbólicamente ese espacio servía tanto para programar reuniones en fechas paradigmáticas como para lanzar iniciativas,15 los Caracoles se diseñaron "como puertas para entrarse a las comunidades y para que las comunidades salgan; como ventanas para vernos dentro y para que veamos fuera; como bocinas para sacar lejos nuestra palabra y para escuchar la del que lejos está".16

La esencia de ambas propuestas era la misma, pero los Caracoles asumieron el reto de institucionalizar formas organizativas que por la vía de los hechos regulaban la vida comunitaria. Se trató de un salto cualitativo importante y aun cuando internamente los conflictos y las discrepancias siguen existiendo, se abrió una vía para privilegiar la dirigencia por encima de la dominación gramscianas.17

El "proyecto de pueblos-gobierno que se articulan entre sí"18 apuntaló la red social que se ha tejido alrededor del zapatismo y convirtió a la organización civil en referente simbólico del movimiento. La distinción entre demandas universalizantes, como son democracia, inclusión o multiculturalismo y prácticas autonómicas relacionadas con el día a día, se refleja en matices en cuanto a los sentidos que la base y la dirigencia han construido alrededor del proceso.

A pesar de las diferencias, por lo demás reconciliables, que se pueden identificar entre unas y otras,19 ambas vertientes del movimiento comparten demandas a propósito de la necesaria redistribución de riquezas socialmente producidas e individualmente apropiadas y del también necesario reconocimiento de una alteridad que los discursos hegemónicos suelen ocultar.

Más allá del debate filosófico sobre la imbricación entre redistribución y reconocimiento para transformar a la sociedad,20 suscribo la idea de que los zapatistas constituyen una comunidad de sentido21 y planteo como hipótesis que su praxis se encamina a modificar las dos dimensiones dentro de su entorno inmediato, generando un discurso que trasciende los cambios conseguidos a nivel local.

En ese contexto, los registros fotográficos del encuentro al que convocó el EZLN para formalizar el nacimiento de los Caracoles, dan vida a múltiples narrativas visuales en las que los referentes simbólicos del proyecto zapatista tenderán a aparecer. Para los fines del presente trabajo interesan 37 imágenes que se difunden a través de una plataforma virtual en la que no existen fronteras político-territoriales, aun si el nodo argentino de Indymedia fue el que se encargó de incorporarlas a dicha plataforma.

Independent Media Center es una red global diseñada para que periodistas que monitorean cuestiones políticas y sociales cuenten con canales de difusión abiertos. Su origen se remonta a 1999 cuando tuvieron lugar en Seattle (Estados Unidos) importantes manifestaciones contra la Organización Mundial del Comercio (OMC); desde entonces ha mantenido vínculos con los movimientos globalifóbicos y ha transmitido información visual y escrita que normalmente no difunden agencias, cadenas televisivas o grandes diarios reservados para los profesionales de los medios.

El empoderamiento de quienes congelan en una imagen a determinados actores y escenas de la realidad social, cristaliza así en propuestas de información alternativa. Las fotografías que reproducen los diversos nodos de Indymedia reflejan encuadres definidos por el tipo de lentes y cámaras utilizados, pero más que los elementos mecánicos y físicos, en la construcción de este tipo de miradas predominan decisiones subjetivas que determinan aquello que se elige resaltar y aquello que queda fuera del registro.

Parecería que la facilidad de llevar cámaras digitales, de video o celulares con capacidad para filmar y tomar fotografías ha ampliado los alcances del testimonio icónico, al tiempo que ha incrementado el número de reporteros improvisados que postean los resultados de su acercamiento a la realidad social.

Frente a tal panorama, identificar a quienes tomaron las fotografías que aquí nos ocupan sería el primer paso, pero las dificultades para realizar la tarea son también el primer reto al que hay que enfrentarse cuando se trabaja con documentos que no ofrecen pistas al respecto. En las tres plataformas de Indymedia Argentina que publican las imágenes sobre el nacimiento de los Caracoles se consigna como fuente a Indymedia Chiapas, pero en ninguna aparece el crédito por la autoría del material. El nodo chiapaneco de la red supuestamente se encuentra en proceso de revisión y por ello la página respectiva22 sólo ofrece links que conectan con otros medios libres de Chiapas, pero dado el tiempo transcurrido desde que se anunció que se renovaría el sitio (se hablaba de meses y han pasado años), no parece probable que vuelva a habilitarse.

La imposibilidad de acceder al posteo original limita las alternativas para conocer datos que contribuyen a contextualizar la narrativa visual derivada del mismo: ¿quiénes realizaron los registros?, ¿fueron una o más personas?, ¿cuál es su perfil?, ¿en qué calidad asistieron a la fiesta?, ¿qué tipos de cámaras utilizaron?, ¿cómo quedaron ordenadas las imágenes la primera vez que se publicaron?

No tengo elementos para responder con certeza a tales preguntas, así que, a manera de hipótesis, asumiré que se trata de una autoría colectiva, pues el tipo de fotos parecería corresponder a encuadres realizados por más de una persona y con cámaras distintas, además de que las maneras en las que se grabaron digitalmente presentan algunas variantes. También asumiré que los autores eran simpatizantes del zapatismo y que los registros dan cuenta de una actividad lúdico-festiva que, aprovechando las ventajas tecnológicas propias del siglo XXI, representó/documentó a aquellos actores y escenas del proceso que desde su punto de vista, en el sentido literal del término, reflejan los elementos positivos del zapatismo en general y de la fundación de los Caracoles en particular.

Quienes acudieron a la cita fueron a la vez actores y testigos de la ceremonia. Si se revisan algunas crónicas periodísticas se encontrará que las reseñas de su traslado y llegada a Oventik enfatizan el entusiasmo con el que emprendieron el trayecto23 y que la procedencia de los asistentes se sitúa más allá de Chiapas24 e incluso de México.25

Sin dejar huella, en silencio total, batallones de hombres con mochila a la espalda han invadido las carreteras de las principales cañadas: atraviesan destacamentos donde se encuentran acuartelados miles de soldados, se ríen al no encontrar los tradicionales retenes castrenses y, luego, "agarran camino" hacia la comunidad zapatista de Oventik, llamada por ellos "la cuna del nuevo amanecer zapatista".26

Los registros individuales que se produjeron en ese contexto sirvieron de base para discursos icónicos que apoyaban el proyecto encabezado por el EZLN y que se difundieron a través de internet. Sea por cuestiones técnicas, de recursos o porque la demanda de información alternativa se concentra en la inmediatez, la mayoría de los corpus fotográficos que se podían consultar en 2003 y 2004 ya no están disponibles actualmente.

Un ejemplo de ello es Sodepaz,27 organización que en su momento publicó imágenes de asistentes, de mujeres, de la llegada a Oventik y de una fachada simbólica de las Juntas de Buen Gobierno. También se deshabilitaron páginas vinculadas con agencias noticiosas argentinas que siguen existiendo como Acción Digital, que había colocado algunas fotos provenientes de la agencia EFE o el periódico La Nación.

Además de la de Indymedia Argentina, de las pocas galerías cibernéticas sobre el nacimiento de los Caracoles que se ha mantenido es la que construyó La Jornada con 13 registros realizados los días 8, 9 y 10 de agosto de 2003 por José Carlo González. En ella encontramos fotografías que buscan dar cuenta de la cotidianeidad de un encuentro multitudinario: camiones abarrotados transportando a los zapatistas y a sus bases de apoyo, músicos tocando sus instrumentos, mujeres como grupo que resalta, zapatistas haciendo un saludo militar, banderas que ondean entre los asistentes o que enmarcan la lectura de discursos por parte de los mandos del EZLN e incluso el corte de pelo que realiza un zapatista con pasamontañas a un asistente con el rostro descubierto.28

A diferencia del trabajo realizado por La Jornada para cubrir el evento desde una óptica periodística, Indymedia Argentina conjuntó material que en principio estaba destinado para registrar vivencias del momento. En ambos casos se documentó el proceso y hay cruces temáticos que apoyan la hipótesis sobre narrativas visuales contrahegemónicas, pero el perfil de quienes tomaron las fotografías era distinto.

Las 37 unidades que aquí nos interesan siguen otro orden del que originalmente tuvieron, o por lo menos eso se pensaría por la aclaración con la que inicia la primera de las tres series en las que quedaron divididas: Rejunte desordenado de las fotos publicadas en Indymedia Chiapas.29

En la segunda serie se habla de una Segunda tanda...30 y posteriormente se alude a una Tercera y última tanda (por ahora)?31 comentarios que confirman el aparente criterio azaroso con el que se colocaron las fotografías, así como la intención de incorporar nuevo material más adelante.

Aun suponiendo que el orden que sigue la sucesión de imágenes sea distinto del que originalmente tuvieron cada una de ellas en Indymedia Chiapas o, yéndonos más atrás, que no corresponda con el orden seguido para realizar los registros, el telón de fondo del acomodo que les dio Indymedia Argentina es una mirada que se construye a partir de los cruces temáticos ya mencionados.

Por lo que se refiere a la inclusión de nuevas fotografías, la fecha y la hora asociadas con la publicación de las fotos por Indymedia Chiapas (lunes 11 de agosto de 2003 a las 3:03 AM), son las únicas referencias temporales que tenemos para inferir que a partir de ese momento y hasta el 31 de agosto (en las direcciones de los tres portales se incluye /2003/8), Indymedia Argentina creó las páginas respectivas y que desde entonces han mantenido los mismos registros.

 

MIRADAS FOTOGRÁFICAS Y CONSTRUCCIÓN DE HUELLAS DOCUMENTALES

En la elaboración de una narrativa visual como la que publicó Indymedia Argentina a propósito del nacimiento de los Caracoles zapatistas, encontramos la participación de al menos tres tipos de personajes: a) los que protagonizaron los registros; b) los que los produjeron; y c) los que los difundieron. Mientras los primeros se colocaron frente a la cámara, los segundos y los terceros estaban atrás de ella, situación que se tradujo en relaciones de poder asimétricas.

Mi hipótesis es que las miradas resultantes conjugan posturas e intereses que en principio son convergentes entre los personajes involucrados, pero aun así conviene subrayar que las fotografías representan aquellos aspectos de la realidad elegidos por quienes las produjeron y editaron, independientemente de los deseos e intencionalidades de quienes allí aparecen.

Los registros fotográficos dan cuenta de existencias y ausencias físicas dentro del entorno representado32 y en la medida en la que captan momentos y espacios particulares del mismo, son incapaces de aprehender el escenario más amplio que les da sentido. A decir de Lewis Hine, "Aunque las fotos no mienten, los mentirosos pueden hacer fotos".33

Si las contrastamos con otras reseñas y testimonios de lo sucedido el 8, 9 y 10 de agosto de 2003 en Oventik, Chiapas, las 37 imágenes que encontramos en Indymedia Argentina dan cuenta del estado de ánimo que, de acuerdo con los simpatizantes del EZLN, privó en el encuentro y priorizan a los actores que son paradigmáticos dentro del discurso zapatista.

Atendiendo a las notas metodológicas que propuse a manera de preámbulo, parto de la distinción entre la representación del proceso y el proceso mismo y agrego que la subjetividad que separa a uno del otro no descalifica el resultado obtenido. En términos de los actores hacia los que se enfocaron las cámaras, se optó por acentuar el carácter étnico de la fiesta y por recuperar sectores generalmente discriminados dentro de la sociedad mexicana, como son las mujeres y los viejos. Asimismo, se abrió un espacio a actividades simbólicas para las comunidades, como la música, el trabajo artesanal y los referentes identitarios catalogados como tradicionales.

Para avanzar en la identificación del tipo de imágenes que el material proyecta y de los actores y escenas que recrea, empezaré por mencionar que las tres series se engloban bajo un título principal: Fiesta zapatista. Las fotografías que componen cada serie quedaron grabadas en archivos jpg bajo nombres probablemente asignados desde el inicio. Esos nombres hacen referencia al tema de cada foto y en la mayoría de los casos fueron utilizados para incorporar subtítulos en el portal.

Además de reforzar el mensaje icónico, los títulos y los pies de página son un referente de la estructura argumentativa que sigue la narración visual. Las tres series aprovechan el recurso que utilizan las historietas para vincular textos e imagen y al final es la combinación de las dos cosas la que reconstruye las miradas del proceso que el proyecto zapatista está interesado en difundir.

Por razones de espacio sería difícil hacer el seguimiento de esta mancuerna entre iconicidad y textualidad en cada una de las 37 imágenes, así que me limitaré a exponer algunos ejemplos que podrán complementarse con la consulta directa de los portales de Indymedia Argentina y con la revisión de los anexos 1, 2 y 3 que aparecen al final del presente artículo.

Parto de la premisa de que la lectura del conjunto de títulos y descriptores utilizados para cada fotografía nos da el panorama general del relato que quienes elaboraron los textos deseaban difundir y propongo como hipótesis que entre las miradas del suceso que dicha narración buscaba transmitir destacan la presencia de gente de todo el mundo, el apoyo de movimientos sociales como el de Atenco, la posibilidad de que se transmitieran mensajes a través de una radio independiente, la hermandad que existía entre los participantes, la convivencia mediante actividades artísticas y deportivas, la enorme asistencia a pesar de las condiciones climáticas adversas, la capacidad organizativa del EZLN, el respeto existente hacia los mandos del mismo, el ánimo festivo de los congregados, la importancia de las mujeres y de los viejos.

El ejercicio de contrastar las descripciones que fueron escritas a partir de las imágenes con el contenido de estas últimas, demuestra sin embargo que varias de las afirmaciones que se hacen pueden ser ciertas, pero no se desprenden de las escenas registradas en las fotografías.

Revisemos algunos ejemplos. La segunda imagen de la primera serie (Imagen-S1-R2)34 lleva por título Ancianos en Oventik, pero lo que vemos en un primer plano es a cinco indígenas sentados frente a instrumentos musicales y quien está en el extremo derecho (visto de frente) sostiene una guitarra en sus manos. Como tienen la cara cubierta y usan sombreros que también impiden verles el rostro, es difícil verificar si son viejos o valorar si su actitud corresponde con la característica solemnidad de una ceremonia tradicional que es lo que consigna la nota a pie.

Si además comparamos esta fotografía con el sexto registro de la tercera serie, las dudas aumentan, pues a un grupo de músicos que parecen estar tocando sus instrumentos, también se les caracteriza como viejos sin que se pueda constatar su edad y se agrega que en su memoria vive la historia rebelde, situación imposible de captar con una cámara.

Los vínculos entre la experiencia de rebeldía asociada con la vejez y la asociación entre esta última y el ejercicio de una actividad artística como es la música dentro de formas de sociabilidad tradicionales, formarían en ese sentido parte de un discurso que se sobrepone a la imagen, independientemente de los elementos y composición de la misma.

Aunque las imágenes S3-R4 y S3-R5 también están dedicadas a los músicos, en ninguno de los dos casos se retoma su conexión con la edad. Se insiste en cambio en el elemento tradicional del mundo indígena a partir de actores que portan pantalones de mezclilla y calzado occidentalizado (Imagen-S3-R4) y se traslada la noción de rebeldía a jóvenes que por sus vestimentas no ayudan a representar la tradición, independientemente de si en la cotidianeidad reproducen la vida comunitaria (Imagen-S3-R5).

La intención de mostrar estos desfases entre iconicidad y textualidad no es cuestionar la veracidad de la narrativa; esta última es una construcción en la que convergen parámetros interpretativos e independientemente de si los músicos eran jóvenes o viejos, de si protagonizaban una ceremonia o asistían a la misma, de si la solemnidad era más bien timidez frente a la cámara o de tantas otras variantes que pudieron tener las escenas y actores retratados, con los objetos fotográficos resultantes se pueden representar sentidos y significados que rebasan la realidad captada por la cámara.

Otro ejemplo serían las imágenes S1-R3 y S1-R4. La primera enfoca a uno de los dirigentes de San Salvador Atenco y es claro que los machetes, que simbolizan la lucha atenquense, son parte central de la escena, mientras que la segunda capta de perfil/espalda al mismo dirigente y también aparecen los machetes y la guitarra que en la anterior tocaba un atenquense. Sin embargo, el título editado omite la referencia a Atenco que se encuentra en el nombre del archivo (atenco_público.jpg) y en la nota al pie lo que se resalta es una hermandad que unía a todo el público asistente y que la imagen por sí misma difícilmente podría mostrar.

Finalmente, la fotografía titulada Ya se mira el horizonte (Imagen-S3-R14) da cuenta de cómo las cargas interpretativas se hacen presentes en las distintas fases del proceso de construcción de representaciones. En este caso, Indymedia Argentina usó el mismo nombre con el que se había guardado digitalmente el registro, haciendo alusión al proyecto de transformación social que ha impulsado el EZLN, más que el punto físico hacia el que dirigía la vista el zapatista fotografiado.

Las características del objeto fotográfico en tanto huella luminosa que más que mostrar a la realidad "tal y como es" la modifica al momento de representarla, resulta a mi juicio evidente en este registro. Queda en él representado el potencial de un tipo de mirada que es capaz de cruzar fronteras a través del ciberespacio y de construir y depositar sentidos en imágenes cargadas de referencias simbólicas, referencias que, lejos de ser inherentes a los actores y procesos retratados, responden a intencionalidades y posicionamientos particulares.

Cuando observamos a un hombre con pasamontañas que ve hacia el frente, difícilmente podemos saber las razones por las cuales asumió esa postura física o conocer los pensamientos que cruzaron por su cabeza. Sin embargo, en el marco de una narrativa que vincula a los hombres y mujeres, a los viejos y a los jóvenes, a los indígenas y a los extranjeros, a los mandos militares y a las bases de apoyo, a los que se divierten jugando basquetbol y a los que leen discursos, a los que hacen música y a los que pintan murales, el mensaje que llega a distintos puntos del planeta es que desde el proyecto zapatista Ya se mira el horizonte...

 

A MANERA DE CONCLUSIÓN

Cuando el 1 de enero de 1994 el EZLN declaró la guerra al gobierno mexicano en nombre del pueblo desposeído,35 evidenció una de las tantas aristas que escondía el país pretendidamente moderno y de primer mundo que a partir de esa fecha se aliaba comercialmente con América del Norte. A diferencia de otras movilizaciones que se habían gestado en Chiapas alrededor de demandas focalizadas,36 la bandera zapatista se izó con consignas en pro de la transformación integral de la sociedad y bajo la perspectiva de construir un mundo mejor. El proyecto respectivo respondía a altas dosis de desesperación e impotencia y se sustentaba en la utopía de terminar con la inequidad ancestral, más que en cálculos racionales sobre la posibilidad de que la fuerza militar rebelde, a todas luces inferior, derrotara al ejército mexicano.

En su momento, la decisión de enfrentar al Estado con las armas en la mano recordó al pasaje bíblico protagonizado por David y Goliath, pero pronto se hizo evidente que las principales batallas no se librarían con piedras u otras opciones más modernas propias de los combates físicos, y desde la resistencia se emprendieron estrategias y formas de acción contrahegemónicas para transformar el status quo vigente. De 1994 a la fecha tales estrategias y formas de acción han variado, y tanto su viabilidad como pertinencia han sido objeto de debates mediados por empatías y antipatías político-académicas con respecto al movimiento.

Inscribirse en dicho debate no forma parte de los objetivos del presente trabajo, por lo que, más que abonar al mismo, asumí como telón de fondo dos repercusiones que tuvo para el sistema político mexicano la aparición en escena del EZLN, procesos ambos que son documentables independientemente de filias y fobias personales: a) el aparato estatal ha sido incapaz de procesar las demandas planteadas por el zapatismo y b) tampoco ha logrado controlar dinámicas societales internas traducidas en esferas de gestión paralelas a las reguladas por los gobiernos federal, estadual y municipal.

La autonomía de facto que antes de la aparición del EZLN se vivía en zonas a las que las instancias gubernamentales no llegaban, favoreció el nacimiento de las formas organización bautizadas como Caracoles y Juntas de Buen Gobierno. Se trata de experiencias de institucionalización de la vida pública37 no sancionadas por los canales legalmente establecidos y respaldadas por sectores importantes de la clase política,38 esto último a pesar de que conllevan un reto explícito a los arreglos políticos imperantes:

No necesitamos permiso de nadie. Mucho menos de unos políticos que sólo están para engañar a la gente y robar dinero. Por eso, hermanos y hermanas indígenas del pueblo de México, les hacemos un llamado a todos para que apliquen la Ley de los Acuerdos de San Andrés. Tenemos el derecho a gobernar y gobernarnos según nuestro pensamiento, en cada municipio y en cada estado de la República Mexicana. Nadie nos puede impedir ni mucho menos pueden encarcelarnos por ejercer nuestros derechos que merecemos. Ya es momento de aplicar y actuar en todo el país de México la autonomía de los pueblos indígenas. Nadie lo pueden (sic) pedir permiso para formar sus municipios autónomos, como nosotros lo estamos haciendo y practicando, no pedimos permiso. Aunque el mal gobierno no lo reconoció, para nosotros es nuestra ley y nos defendemos con ella. También los invitamos a todos hermanos y hermanas indígenas que lo (sic) hagan suya y construyan la autonomía y las autoridades, para que el gobierno del pueblo mexicano mande obedeciendo y para defender y aplicar los Acuerdos de San Andrés.39

Parte de la esencia subversiva que enmarcó los desafíos y arengas lanzados en los festejos con los que se inauguraron los Caracoles quedó representada en las fotografías que aquí se han recuperado. A partir de los ejemplos analizados y del relato que en conjunto producen los 37 objetos editados por Indymedia Argentina, es posible ubicar personajes y recrear interacciones que aun cuando no se hayan presenciado directamente, generan imaginarios en función de una narrativa visual acotada por títulos y pies de página elaborados de manera transversal a los registros.

Si bien en el presente artículo se enfatizó la dimensión lúdica que acompañó el encuentro en el que convocados y convocantes inauguraron formalmente y a la vez legitimaron un recorte político-administrativo alterno al oficial, también se identificaron pistas luminosas en principio asociadas con el sentimiento festivo, pero que voluntaria o involuntariamente van más allá del mismo y dan cuenta de otros elementos presentes en el discurso y práctica zapatistas.

Ubicadas en el lindero entre huella y representación de la realidad, las fotografías constituyen un objeto intelectual que en cierta medida se mimetiza con la sociología y oscila entre la descripción de las prácticas sociales y la construcción de visiones del mundo. Ello no implica que posean virtudes heurísticas irremplazables y de hecho sólo podrán aproximarnos a la realidad en la medida en la que veamos a través de ellas discursos y prácticas no necesariamente coincidentes, ni validables en automático por el hecho de haber sido registrados a través de una cámara.40

Con base en el ejercicio de reflexión al que esta postura metodológica e interpretativa invita, me gustaría concluir la revisión del corpus visual y textual que ha mantenido en línea Indymedia Argentina durante más de una década, destacando algunas de las hipótesis que se desprenden de los ejemplos resaltados en el artículo y de la sistematización condensada en los anexos 1, 2 y 3 de los registros que componen las Fotos de la fiesta zapatista.

Propongo en primer lugar que más de una vez el diálogo entre imagen y texto cedió su lugar a la superposición de monólogos con un trasfondo discursivo compartido, pero con aportes diferenciados a este último y con pistas también diferenciadas sobre su capacidad para documentar/representar las prácticas icónica y textualmente descritas.

Un siguiente apunte sería que la conjunción entre la fuerza que en sí mismas poseen imágenes como las que retratan los machetes de Atenco o la presencia de las mujeres y los viejos y el realce que la textualidad imprime a los tres temas, pueden generar la impresión de que su peso dentro del corpus es mayor del que en realidad les corresponde, pues en el primer caso sólo dos de las 37 fotografías recuperan el punto (S3R1; S3R15), mientras que en el segundo (S1R3; S1R4; S2R7) y tercero (S1R2; S1R12; S3R6) son tres las que lo hacen.

En el sentido opuesto al argumento anterior, la visión de conjunto ratifica la importancia que guardan tanto para el discurso como para la práctica zapatistas el apoyo de sectores diversos de la sociedad civil que dentro y fuera de México han contribuido a blindar el movimiento y a legitimar el proyecto que encabeza el EZLN (S1R1; S1R5; S1R6; S1R7; S1R8; S2R1; S2R3; S2R4; S2R5; S2R9; S3R2; S3R3; S3R9). También, en un sentido comprobatorio, señalo la inclusión de actividades lúdico-políticas (S1R1; S1R2; S1R3; S1R5; S2R8; S2R10; S3R3; S3R4; S3R5; S3R11; S3R12; S3R13) cuya apuesta a futuro es generar un intercambio societal normado por criterios y valores distintos de los que en la actualidad son hegemónicos.

En síntesis, el acto que tuvo lugar en agosto de 2003 en Oventik, Chiapas, sirvió de pretexto para explorar a través de ojos ajenos cómo se desarrolló un proceso que concentró tempo-espacialmente expresiones importantes del zapatismo. Las miradas resultantes conllevan cargas subjetivamente construidas en las dos grandes fases por las que pasaron los registros antes de convertirse en las huellas indiciarias41 que actualmente podemos consultar: a) la que tiene que ver con su hechura y b) la que se desprende de su edición. Quienes participaron en ellas dejaron testimonio de cómo veían y cómo querían que se vieran los escenarios que cobijaron el nacimiento de los Caracoles, ya nos tocará a quienes acusamos recibo del mensaje que proyectan extraer de tales miradas interpretaciones propias, en el entendido de que las similitudes entre el trabajo del sociólogo y del fotógrafo incluyen retos cuya solución va más allá del rigor y la pulcritud analítica.

Los problemas compartidos por ambos tipos de acercamiento a la realidad social, se evidencian al definir los alcances y las limitaciones para reconstruir de manera fidedigna procesos que con la misma facilidad escapan a los recortes derivados del accionar de una cámara, que a los procesos cognitivos para sistematizarlos, o bien, que en el día a día refutan la decisión de inferir conclusiones generales a partir de muestreos particulares.42

Consciente de todo ello, finalizo el recorrido a través de luces y sombras construidas colectivamente y sin esconder su intencionalidad lúdico-política, con la certeza de que los elementos que aquí se han resaltado son apenas una de las tantas aristas que desde el análisis sociológico podrían explotarse y que la riqueza documental inherente a los 37 registros analizados invita a seguir desafiando las inercias que superponen esferas a la vez tan distintas y tan similares como son las fotografías y los procesos y objetos que representan.

 

Notas

* Agradezco el valioso apoyo de Abraham Assenato Bravo para ubicar y precisar las referencias hemerográficas que se citan en el presente artículo.

1 Véanse Mario Ortega Olivares, "Metodología de la sociología visual y su correlato etnológico", Argumentos. Estudios críticos de la sociedad, vol. 22, núm. 59, México, UAM-Xochimilco, 2009, pp. 165-184.         [ Links ] Hugo José Suárez, La fotografía como fuente de sentidos, San José (Costa Rica), Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2008 (Cuadernos de Ciencias Sociales, núm. 150).         [ Links ] Marcus Banks y Ruby Jay (eds.), Made to Be Seen: Perspectives on the History of Visual Anthropology, Chicago, Chicago University Press, 2011.         [ Links ]

2 Véase Roberto Aparici y Agustín García M., Lectura de imágenes, Madrid, Ediciones de La Torre, 1989.         [ Links ]

3 Véanse Allan Sekula, "On the Invention do Photographic Meaning", en Victor Burgin, Thinking Photography, Londres / Basingstoke, The Macmillan Press, 1982, pp. 84-109.         [ Links ] Peter Burke, Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico, Barcelona, Crítica, 2001.         [ Links ]

4 Philippe Dubois, El acto fotográfico. De la representación a la recepción, Madrid, Paidós, 1986, pp. 55-56.         [ Links ]

5 Véase John Mraz, "Particularidad y nostalgia. De la fotografía histórica", Nexos, 91, México, julio de 1985, pp. 9-12.         [ Links ]

6 Roland Barthes, "Retórica de la imagen", en Lo obvio y lo obtuso, Barcelona, Paidós, 1982, pp. 29-47.         [ Links ]

7 Entiendo por iconosfera el conjunto de imágenes cargadas de códigos simbólicos que circulan en cualquier sociedad. Su construcción/actualización es permanente y están en la base de una producción discursiva que remite a los signos como elemento básico de comunicación. A pesar de las críticas que pudieran hacérsele al concepto por sus reminiscencias de carácter biológico (Diego Lizarazo Arias, Iconos, figuraciones, sueños. Hermenéutica de las imágenes, México, Siglo XXI Editores, 2004, pp. 236-237),         [ Links ] lo retomo porque considero que enfatiza el lugar prioritario que hoy en día se otorga a las imágenes dentro del universo semiótico de las culturas contemporáneas (véase Pablo Coca, "Iconosfera. Un viaje por la imagen", en Óscar Fernández y Víctor del Río (eds.), Estrategias críticas para una práctica educativa en el arte contemporáneo, Valladolid, Museo Patio Herreriano, 2007, pp. 87-105).         [ Links ]

8 Philippe Dubois, El acto fotográfico..., op. cit., pp. 19-51.

9 Ana María Mauad, "Fotografía e historia, interfases", en Fernando Aguayo y Lourdes Roca (coord.), Imágenes e investigación social, México, Instituto Mora, 2005, p. 464.         [ Links ]

10 Peter Burke, Visto y no visto... , op. cit., pp. 50-53.

11 Ibid., pp. 43-57.

12 Véase Diana Guillén, "De autonomías e instituciones: una mirada al nacimiento de los Caracoles zapatistas", en José María Calderón (coord.), América Latina: Estado y sociedad en cuestión, México, PELA-UNAM, 2011, pp. 245-268.         [ Links ]

13 Véase Xóchitl Leyva Solano y Araceli Burguete Cal y Mayor (coords.), La remunicipalización de Chiapas. Lo político y la política en tiempos de contrainsurgencia, México, Cámara de Diputados-CIESAS-Porrúa, 2007.         [ Links ]

14 EZLN, "Chiapas, la treceava estela (sexta parte): un buen gobierno", La Jornada, México, 29 de julio de 2003, pp. 10-11.         [ Links ]

15 EZLN, "Chiapas, la treceava estela (segunda parte): una muerte", La Jornada, México, 25 de julio de 2003, pp. 6-7.         [ Links ]

16 EZLN, "Chiapas, la treceava estela (tercera parte): un nombre", La Jornada, México, 26 de julio de 2003, pp. 12-13.         [ Links ]

17 Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel. Edición crítica del Instituto Gramsci a cargo de Valentino Gerratana, tomo 5, México, Era, 1981, p. 387.         [ Links ]

18 Pablo González Casanova, "Los Caracoles zapatistas: redes de resistencia y autonomía", Revista OSAL, núm. 11, Análisis de casos, Buenos Aires, mayo-agosto, 2003, p. 18.         [ Links ]

19 Véase Rodrigo Megchún Rivera, "Haciendo caminos: lecturas de integrantes del EZLN, MOCRI y SOCAMA en torno a la construcción de carreteras regionales en la Lacandona", tesis presentada para optar al grado de maestro en Estudios Regionales, Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora, México, 2009.         [ Links ]

20 Véase Nancy Fraser y Honneth Axel, Redistribution o Recognition? A Political and Philosophical Exchange, Londres/Nueva York, Verso, 2003.         [ Links ]

21 Véase Rodrigo Megchún Rivera, "Haciendo caminos: lecturas de integrantes...", op. cit.

22 Centro de Medios Independientes Chiapas [http://chiapas.indymedia.org/index.html], fecha de consulta: 21 de marzo de 2014.         [ Links ]

23 Juan Balboa, "Batallones de simpatizantes zapatistas marchan en silencio hacia Oventic", La Jornada, México, 8 de agosto de 2003, p.13.         [ Links ]

24 Rosa Rojas, "Grupos mixtecos enviarán delegación para participar en festejos zapatistas", La Jornada, México, 7 de agosto de 2003, p. 14.         [ Links ]

25 Hermann Bellinghausen, "Los cabildos oficiales, fantasmas ante el nuevo vigor de la autonomía india", La Jornada, México, 8 de agosto de 2003, p. 12.         [ Links ]

26 Juan Balboa, "Batallones de simpatizantes zapatistas...", op. cit., p. 13.

27 Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (Sodepaz) es una ONG que se define a sí misma como "organización laica e independiente, fundada en 1987, que pretende ser un punto de apoyo solidario para la emancipación de los pueblos del Sur y dinamizar en nuestro entorno una conciencia crítica al modelo de desarrollo/subdesarrollo vigente. A pesar de ser un objetivo ambicioso, la asociación considera que es posible poner en práctica acciones concretas que contribuyan a replantear el actual e injusto orden mundial". Sodepaz, Solidaridad para el Desarrollo y la Paz [http://ong.consumer.es/sodepaz-solidaridad-para-el-desarrollo-y-la-paz.50], fecha de consulta: 19 de abril de 2013.         [ Links ]

28 Nacimiento de los Caracoles y Juntas de Buen Gobierno zapatistas [http://www.nodo50.org/pchiapas/fotos/caracol/fotos.htm], fecha de consulta: 19 de abril de 2013.         [ Links ]

29 Indymedia Argentina [http://argentina.indymedia.org/news/2003/08/125293.php], fecha de consulta: 1 de abril de 2013.         [ Links ]

30 Indymedia Argentina [http://argentina.indymedia.org/news/2003/08/125307_comment.php#156708],fecha de consulta: 1 de abril de 2013.         [ Links ]

31 Indymedia Argentina [http://argentina.indymedia.org/news/2003/08/125319.php], fecha de consulta: 1 de abril de 2013.         [ Links ]

32 Philippe Dubois, El acto fotográfico... , op. cit., pp. 67-70.

33 Peter Burke, Visto y no visto..., op. cit., p. 25.

34 En adelante, para identificar cada registro, con la letra "S" recuperaré el número de serie a la que pertenece y, con la letra "R", el número de registro del que se trata, tomando en ambos casos como referencia el listado que se incluye en el Anexo 2.

35 En su posicionamiento inicial, el EZLN utilizó como referente al pueblo desposeído más que a los indígenas que nutrían sus filas (véase EZLN, "Declaración de la Selva Lacandona. Hoy decimos ¡Basta!", Los torrentes de la sierra. Rebelión zapatista en Chiapas, México, ALDUS, 1994),         [ Links ] pero conforme su proyecto y estrategia de lucha fueron tomando forma, estos últimos pasaron a ocupar un primer plano. En la Tercera Declaración de la Selva (enero de 1995) ya se hablaba de los intentos gubernamentales para diluir la problemática nacional en el marco local indígena y se aludía la negación para los pueblos indios del derecho de gobernar y gobernarse según su razón y voluntad. Asimismo, se vinculaba la exigencia de reconocimiento de las particularidades de los grupos indígenas, de su derecho a la autonomía incluyente y de su ciudadanía con la necesidad de transformar radicalmente el pacto nacional (EZLN, "Tercera Declaración de la Selva Lacandona", Declaraciones de la esperanza, México, Ediciones del Frente Zapatista de Liberación Nacional, 1997, p. 23).         [ Links ]

36 Véanse Neil Harvey, La rebelión de Chiapas. La lucha por la tierra y la democracia, México, Era, 2000 (Colección Problemas de México);         [ Links ] Neil Harvey, "La lucha por la tierra en Chiapas: estrategias del movimiento campesino", en Zermeño Sergio y Aurelio Cuevas (eds.), Movimientos sociales en México, México, Centro de Investigaciones Sociales en Humanidades/ UNAM, 1990, pp. 187-202;         [ Links ] Neil Harvey, "La Unión de Uniones de Chiapas y los retos políticos del desarrollo de base", en Julio Moguel et al., Autonomía y nuevos sujetos sociales en el desarrollo rural, México, Siglo XXI Editores-CEHAM, 1992, pp. 219-232;         [ Links ] Juan González Esponda, "Caracterización del movimiento campesino en Chiapas", Cuadernos Agrarios, núm. 3, 1991, pp. 96-107;         [ Links ] María del Carmen Legorreta Díaz, Religión, política y guerrilla en Las Cañadas de la Selva Lacandona, México, Cal y Arena, 1998,         [ Links ] y Marie Odile Marion Singer, El movimiento campesino en Chiapas, 1983, México, CEHAM, 1984.         [ Links ]

37 Véase Diana Guillén, "De autonomías..., op. cit.

38 Santiago Creel, secretario de Gobernación, declaró que el gobierno federal estudiaría con detenimiento la propuesta zapatista y que las Juntas de Buen Gobierno no necesariamente eran incompatibles con la Constitución (Andrea Becerril y Juan Manuel Venegas, "Las Juntas de Buen Gobierno pueden ser compatibles con la Constitución: Creel", La Jornada, México, 9 de agosto de 2003, p. 5).         [ Links ] Posteriormente, a preguntas expresas, respondió que se trataba de "formas de organización interna que, además, están reconocidas en la propia Constitución como parte de la autonomía de los pueblos indígenas" y que "las posibilidades de diálogo se amplían, toda vez que estamos hablando ya de un movimiento cívico, civil y no militar, dado que estas juntas de buen gobierno constituyen formas de organización civil y no militar" (Alonso Urrutia, "Las juntas zapatistas de gobierno pueden encuadrarse en el esquema constitucional", La Jornada, México, 12 de agosto de 2003, p. 3).         [ Links ] Xóchitl Gálvez, titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, expresó, por su parte, la confianza del sector oficial en que "todavía hay opciones políticas en Chiapas", y enfatizó que las Juntas podían abrir "un canal de interlocución y la posibilidad de retomar el diálogo" (Andrea Becerril y Juan Manuel Venegas, "Las Juntas..., op. cit., p. 5). También es de destacar que la Secretaría de Gobernación y la Coordinación para el Diálogo y la Negociación en Chiapas emitieran un comunicado en el que se destacaba como positivo que el EZLN promoviera entre sus simpatizantes "una nueva forma de organización política, desmilitarizando su estructura" (Alonso Urrutia, "Volver al diálogo, plantea el gobierno al EZLN", La Jornada, México, 11 de agosto de 2003, p. 4).         [ Links ]

39 "Palabras de la comandanta Esther a los pueblos indios de México, en Oventik, 9 de agosto de 2003", La Jornada, México, 11 de agosto de 2003 [http://www.jornada.unam.mx/2003/08/11/007n2pol.php?origen=politica.php&fly=2], fecha de consulta: 21 de marzo de 2014.         [ Links ]

40 Nadja Monet y Enrique Santamaría, "Imágenes, ciencias sociales y alteridad. Entrevista a Sylvaine Maresca", QuAderns-e. Institut Català de Antropologia, núm. 16 (1-2), 2011, pp. 32-33.         [ Links ]

41 Recupero aquí la propuesta epistemológica para redimir indicios aparentemente irrelevantes que va dejando el interactuar social, con la idea de rastrear en ellos pistas que, como parte de referentes culturales más amplios, permiten inferir las modalidades de esa interacción (véase Carlo Ginzburg, Mitos, emblemas, indicios. Morfología e historia, Barcelona, Gedisa, 1999).         [ Links ]

42 Howard Saul Becker, "Photography and Sociology", Studies in the Anthropology of Visual Communication, núm. 1, 1974, pp. 14-18.         [ Links ]

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