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Política y cultura

versão impressa ISSN 0188-7742

Polít. cult.  no.37 México Jan. 2012

 

América Latina en la geopolítica mundial

 

La vinculación entre la República Popular China y la República Argentina (1991-2001): análisis de los actores intervinientes*

 

Pablo Alejandro Nacht*

 

** Investigador del Instituto Multidisciplinario de Estudios Sociales Contemporáneos. Doctorando en Flacso/Argentina [pablonacht@yahoo.com.ar].

 

Artículo recibido el 09-05-11
Artículo aceptado el 09-03-12

 

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo realizar un análisis del proceso de vinculación y articulación de los diferentes actores argentinos con la República Popular China. Se busca entender, por un lado, el papel de las fracciones del bloque en el poder (burguesía rural, burguesía industrial nacional, etcétera) relevantes en la vinculación con China; y por el otro, las condiciones de índole coyuntural y estructural del periodo planteado. Dicho trabajo abarca desde 1991 hasta 2001 y da cuenta del "ambiente" nacional -con un proceso de valorización financiera como modelo de acumulación- y la cristalización de la globalización de tinte neoliberal.

Palabras clave: China, Argentina, bloque en el poder, burguesía rural, hegemonía.

 

Abstract

The present article takes the links and joints of the different Argentinian actors with the Popular Republic China's as a central target to proyect an analysis on the subject. We try, on the one hand, to understand the rol of the fractions of the historical bloc (rural bourgeoisie, industrial national bourgeoisie, etc.) relevant in the link with China; and for other the conditions of relating to the moment and structural nature of the raised period. The above mentioned work goes from 1991 until 2001 and highlights the national "environment" -with a process of financial valuation as model of accumulation- and the crystallization of the globalization of neoliberal side.

Key words: China, Argentina, historic bloc, rural bourgeoisie, hegemony.

 

LA EMERGENCIA DE CHINA

En las últimas décadas, la República Popular China (RPCh) ha ocupado un espacio de relevancia en el orden mundial debido a los resultados de su progresiva reforma económica y su expansión como unidad política. El crecimiento de casi dos dígitos que sostiene China, y su incremento en el volumen de comercio, continúan demostrando la capacidad de este gigante asiático. En el periodo 1980-2008 la potencia asiática creció a una tasa media anual de 9.9%. De esta manera, se convirtió en el segundo PBI en importancia después del estadounidense (medido por paridad de poder adquisitivo), y el tercero después de los Estados Unidos y Japón, medido en dólares corrientes.1

Debido a la escasez de recursos que presenta su territorio, la diplomacia china ha encarado un proceso para diversificar y reducir la vulnerabilidad externa, redireccionando sus inversiones para que puedan ser complementarias a las necesidades de materias primas, petróleo y alimentos.

Es destacable el papel que ha adquirido el gigante asiático como socio comercial para América Latina en general y Argentina en particular; en un periodo relativamente breve, cambiando la morfología de las relaciones económicas internacionales y haciendo imprescindible repensar la inserción internacional con un socio que emerge con gran dinamismo. En este artículo se abordará la construcción del vínculo entre Argentina y la República Popular China en un periodo que, a pesar de lo breve, será fundamental para comprender las bases iniciales sobre las cuales se articulan los diferentes intereses, tanto de los sectores dominantes como de la dirigencia política argentina.

 

EL DERROTERO INICIADO EN 1991

Tras una escalada de la crisis económica y social hacia finales de la presidencia de Raúl Alfonsín -perteneciente a la Unión Cívica Radical (UCR)-, Carlos Saúl Menem -proveniente del Partido Justicialista (PJ)- asume en 1989 en una entrega anticipada el cargo presidencial.

Luego de varios planes fallidos para estabilizar la economía, y con la llegada de Domingo F. Cavallo al Ministerio de Economía en 1991, se aplica lo que será un nuevo impulso a las políticas económicas de corte neoliberal, en función de profundizar un trayecto que ya se había delineado desde los inicios de la Dictadura en 1976.2

A partir del 1 de enero de 1992 se estableció la nueva paridad cambiaria de un peso argentino por dólar estadounidense, entrando en lo que se conoce —en la literatura económica— como Ciclo Frenkel-Neftci.3 El modelo de la convertibilidad que fue sostenido durante toda la década de 1990, ocupó los dos gobiernos de Carlos S. Menen y lo que duró el de De la Rúa. El tipo de cambio apreciado artificialmente estableció un régimen de acumulación que benefició a los sectores de bienes no transables (bancos y servicios) en desmedro de aquellos transables, que debieron hacer frente a los productos importados a muy bajo costo. Se produjo un fuerte proceso de desindustrialización y extranjerización de la economía,4 junto con una desarticulización del entramado fabril y un retroceso del tejido industrial más complejo.

La aplicación de la receta neoliberal en la Argentina debe entenderse dentro de una marco más amplio, tanto a escala regional como mundial. Es así que a comienzos del gobierno de Menem se consolida una nueva hegemonía dentro del bloque en el poder.

Dentro del pensamiento gramsciano, el bloque en el poder es un todo complejo y contradictorio que reunifica y da sentido de homogeneidad a la articulación entre superestructura-estructura, reflejo del conjunto de las relaciones sociales de producción.5 Nicos Poulantzas6 retoma el concepto al caracterizar al conjunto de las clases dominantes y fracciones de clase que adquieren unidad en el Estado capitalista, bajo la égida de una de ellas, que se erige como hegemónica. La "unidad" u "homogeneidad" dentro del bloque en el poder no es tal, pero la correlación de fuerzas entre las clases o fracciones de clase -y dado un determinado régimen de acumulación- posibilita que una de ellas, o una alianza, se posicione como hegemónica frente a las restantes (subordinadas). Las disputas por intereses económico-corporativos existen en la medida que cada clase o fracción de clase está vinculada con una particular forma de explotación (comercial, financiera, industrial) o una variante compuesta por ellas; y procurará obtener la mayor tasa de beneficio posible. La unidad que adquieren en el bloque en el poder, donde se erige una —o una articulación de varias- como hegemónica, le permite al Estado capitalista marcar una dirección política que asegure los intereses económicos -y la realización de las clases dominantes como tal- en el mediano y largo plazo, más allá de las luchas corporativas que puedan tener lugar dentro del bloque.

Gramsci define a una clase hegemónica como aquella que trata de establecer un orden determinando, formulando una ideología universal donde confluyen los intereses de la clase subordinada, dentro de los objetivos buscados por la clase dominante. La hegemonía tiene un gran componente de consenso, desde el momento que aquellos que detentan el poder (la clase dominante), lo ejercen haciendo parecer sus intereses particulares como beneficioso para el resto. La clase dominante o fracción de clase que se erija como hegemónica dentro del bloque en el poder, cumple una doble función hegemónica; al ser la que le dé dirección político-ideológica al bloque y mantenga el consenso y apoyo de la sociedad civil.

 

CONTEXTO INTERNACIONAL E INSERCIÓN DE LA ARGENTINA

En el plano internacional, el viraje de la dirigencia política argentina con la llegada de Menem a la presidencia se imbrica dentro de un "cambio de época" con la caída del Muro de Berlín, la desintegración del Bloque Soviético y la "evaporación" del socialismo realmente existente en buena parte del mundo.

En este sentido, Eduardo Daniel Oviedo7 afirma que "Carlos Menem imprimió una orientación neoliberal a la política exterior, en el contexto del cambio del orden internacional, como consecuencia de la caída del Muro de Berlín, el proceso creciente de desintegración soviética y la emergencia de Estados Unidos como única superpotencia mudial".

Junto con los think tanks locales, las calificadoras de riesgo internacionales, así como las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), fueron verdaderos representantes del capital trasnacional y financiero.

La política exterior se plasmó en lo que se dio en llamar de "alineamiento" o "relaciones carnales" con las potencias hegemónicas, especialmente Estados Unidos.8 Esta política de alineamiento no implicó un "seguidismo" a ultranza, sino que la dirigencia política llevó acabo una política exterior en consonancia con los intereses de las fracciones del bloque en el poder, en la medida que existiera margen de acción y no afectara intereses sensibles de Estados Unidos.

La visita del presidente Menem al gigante asiático, luego de la brutal represión en la Plaza Tiananmen, estuvo en concordancia con los intereses del bloque en el poder y en especial con los sectores exportadores rurales, en tanto éste era un importante gesto en busca de una profundización de los vínculos económicos y políticos con China; pero que no iban a contrapelo de los intereses "vitales" de la potencia hegemónica: los Estados Unidos.

 

LAS FRACCIONES DENTRO DEL BLOQUE EN EL PODER Y SUS ACTORES

La hegemonía adquirió su cariz ético -entendido éste como dirección moral, intelectual y económica para el conjunto de la sociedad civil- en la medida que el bloque, liderado por la fracción financiera y trasnacional, logró la aceptación amplia de la sociedad civil.9 No es un dato menor que con el freno de la inflación, la estabilidad de precios y el auge del crédito para el consumo -virtualmente vedado tiempo antes- surgiera el apoyo sobre la nueva situación económica, desde diferentes capas sociales.

Las fracciones del capital que salieron beneficiadas en este proceso instaurado en la década de 1990 son los vinculados con los bienes no transables, como el sector financiero y de servicios,10 en detrimento de aquellos ligados a los bienes transables -especialmente las Pymes. En este sentido, las fracciones "aperturistas" son las vinculadas con los procesos del desmantelamiento del Estado mediante las privatizaciones, en las cuales tuvieron papel protagónico las firmas extranjeras11 en asociación con la gran burguesía local.12

La Unión Industrial Argentina (uia), representando al "capital productivo nacional", se manifestó a favor de la apertura comercial, ya que albergaba en su seno a los sectores más poderosos de la burguesía nacional y trasnacional, y encontraba en este nuevo patrón de acumulación, dos aspectos fundamentales a sus intereses. El primero de ellos deriva en que, a diferencia de lo ocurrido en los planes de privatización en el gobierno de Alfonsín, en este nuevo marco licitatorio el capital nacional sería socio de los capitales provenientes del exterior, y así participar del esquema privatista anunciado por Menen.13 Como segunda cuestión, las empresas encontraron un "clima" adecuado para iniciar un proceso de actualización del capital fijo (maquinaria), en reemplazo del capital variable (trabajo) y "caro" medido en dólares. Situación en la cual la pequeña burguesía industrial quedó marginada, teniendo que hacer frente a las manufacturas importadas de origen chino entre otros.

 

LA GRAN BURGUESÍA RURAL Y LA VINCULACIÓN CON CHINA

Analizando los datos sobre las exportaciones con destino a China, se pretende articularlos con las configuraciones de poder que desarrolló la burguesía rural en el modelo de convertibilidad.

Como primer análisis se observa en la Gráfica 1, una preponderancia del capítulo 15 que representa "grasas y aceites animales o vegetales; productos de su desdoblamiento, grasas alimenticias elaboradas, ceras de origen animal o vegetal" (principalmente aceite de soja en bruto y en menor medida aceite de girasol en bruto); capítulo 73 con "manufacturas de fundición, hierro o acero" (principalmente tubos sin costura); capítulo 12 "semillas y frutos oleaginosos, semillas y frutos diversos; plantas industriales o medicinales; paja y forrajes" (principalmente porotos de soja); capítulo 51 con "lana y pelo fino u ordinario; hilados y tejidos de crin" (lana sucia, lana sin cardar y tops de lana); capítulo 27 con "combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación; materias bituminosas; ceras minerales" (principalmente aceite crudo de petróleo); capítulo 23 con "residuos y desperdicios de las industrias alimentarias; alimentos preparados para animales" (principalmente harinas y pellets de soja).

Como se observa en la Gráfica 1, existe un carácter "residual" (de poco monto) para los 87 capítulos que no se encuentra entre los cinco principales en cada año, y que están comprendidos en la categoría "Resto capítulos".

 

COMPLEJO SOJERO COMO PIEDRA ANGULAR DE LAS EXPORTACIONES A CHINA

Se puede observar en la Gráfica 1, que la concentración de las exportaciones es mayor. Es decir, por un lado hay un aumento del flujo exportador, pero el mayor monto de lo exportado se concentra en menos productos.

Los capítulos 12, 15 y 23 representan el grueso de todo lo exportado. Esto significa que porotos de soja, aceite de soja, harina y pellets de soja (complejo exportador sojero)14 son el "motor" de exportaciones argentinas a China. En este sentido, se puede aseverar que existió un aumento de lo exportado que se fue concentrando en menos productos, especialmente commodities. Detrás de estos números se encuentra la fracción agroexportadora, que pudieron vehiculizar sus intereses cada vez que la dirigencia política argentina se sentó a negociar con la República Popular China.

Si bien se registraron bajos precios de los commodities en la plaza internacional, junto con la sobrevaluación del peso argentino, la burguesía rural continuó presentando ganancias. En efecto, un tipo de cambio bajo —o un dólar barato— generó las condiciones necesarias para que este sector iniciara un proceso de "actualización" del capital fijo15 (maquinaria) en desmedro del capital variable (mano de obra), en conjunción con el auge de la tecnificación del campo, mediante la adquisición de los "paquetes transgénicos".16

Para no realizar un análisis con mirada homogeneizante, es necesario dejar en claro que dentro de la burguesía rural convivían varias realidades. Si bien se podría, en una primera lectura, caracterizar a esta fracción como históricamente liberal y fuertemente inclinada a la apertura comercial —cuestión que se apoya en las extraordinarias condiciones naturales de una buena parte del territorio argentino—; también es cierto que las unidades de explotación de la tierra junto con el tipo de explotación que se realiza, genera un abanico más amplio de intereses.17 El "sentido común" y la construcción del discurso de los grandes representantes de la tierra como la Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) desempeñó un papel fundamental sobre los medianos y pequeños productores.

A pesar de que en el mediano plazo los intereses de este sector se veían afectados por el tipo de cambio fijo,18 la imagen positiva se asentó en el hecho de comenzar a recibir los precios plenos de sus exportaciones -sin retenciones mediante- y con un tipo de cambio unificado. Aspecto que fue tomando con beneplácito. Habían sido demandas históricas de esta fracción, que sólo en 1976 de mano de la dictadura militar —luego de 50 años—, fueron atendidas parcialmente. Sumado a esto, el dólar barato les permitió a aquellos dueños de grandes unidades de explotación, mantener o aumentar su rentabilidad, en la medida que fueron capitalizándose, comprando maquinaria que se encontraba en la frontera de los avances tecnológicos. Esto último entendido dentro del marco del auge de la biotecnología y la adquisición de los paquetes tecnológicos en insumos (en su mayoría importados, como el glifosato,19 con China como principal vendedor del 30% para completar la oferta del herbicida).

A su vez, la privatización de los puertos, junto con la reforma portuaria y aduanera, con una reorganización de las diferentes etapas operativas, entre ellas la informática y administrativa, terminaron facilitando los flujos comerciales de los cuales este sector obtenía sus ingresos.20

 

INICIO DEL PROGRESO DE SOJIZACIÓN

En 1995 Monsanto logra la aprobación para comercializar la Soja Roundup Ready tolerable al herbicida Roundup (glifosato).21 Este paquete desembarca en Argentina -así como en Estados Unidos y Canadá- en 1996, posicionado a esta trasnacional como líder en el campo de la biotecnología agrícola.22

Otro aspecto fundamental para dar lugar al avance de la burguesía rural fue la quita de potestades al Estado nacional -quedando plasmado en la reforma constitucional de 1994- para actuar en defensa sobre el patrimonio natural del país, quedando en manos de las provincias dicha potestad.23

La apertura de Argentina garantiza las condiciones necesarias de protección al capital extranjero —y sin duda posibilitar la llegada de los cultivos transgénicos— después de casi dos décadas. Así se inician los cambios necesarios para incorporarse a las Actas y Convenio de la Unión Internacional para la Protección de Nuevas Variedades de Plantas (UPOV).24

Si bien se puede afirmar que, en términos generales, esta fracción no corrió riesgos de verse desplazada por la entrada de capitales externos, se puede concluir que las unidades más pequeñas o marginales sufrieron la absorción por parte de otras más grandes o se vieron obligados a arrendar sus parcelas a "administradores" que explotaban la tierra en escala. Esto generó el fenómeno conocido como agricultura sin agricultor25 y los pools de siembra.

El aumento de la productividad en los cereales fue del orden del 73%, y para las oleaginosas el 152%. En los dos casos, con un proceso de capitalización importante. Esta diferencia de productividad —y aparejado a ello, la rentabilidad- generó una "competencia" directa entre los diferentes tipos de cultivos y explotación. La soja fue desplazando no sólo a la superficie destinada a ganadería, sino aquella dedicada a cereales.26

Hacia finales de la década de 1990, Argentina se convierte rápidamente en el segundo productor de soja transgénica, sólo superada por Estados Unidos. Marcelo Buitrago27 vincula este espectacular crecimiento de la soja —en el cual en sólo seis años se supera 90% de la superficie sembrada contrastando con los 27 años que le tomó al maíz híbrido o los 16 años al trigo gérmen mexicano para llegar a esos niveles— a la estrategia de Monsanto28 de no cobrar inicialmente los royalties, ni encarecer la semilla o el glifosato. Y por otra parte, la disminución de las tareas con el consiguiente ahorro de tiempo de trabajo, donde se pasa de 68 dólares por hectárea en 1997/1998 a 14 dólares por hectárea en 2003/2004.

 

EL AVANCE DE UN NUEVO MODELO DE EXPLOTACIÓN

Plateado este nuevo perfil de la burguesía rural (con la soja transgénica como cultivo "estrella" para la exportación) y convalidando una estrecha vinculación —a partir de las exportaciones con destino a China— se presenta como necesario evaluar críticamente los efectos de este tipo de explotación -sojera- intensiva. Walter Pengue (2005) encuentra asociados a este tipo de producción:

[...] aparición de nuevas enfermedades, insectos y plagas, junto con aumentos de problemas de estructura en el perfil e incrementos de la contaminación y aparición de resistencias en malezas e insectos. La extracción continua de nutrientes del suelo provocará que en veinte años las deficiencias de nitrógeno limiten los rendimientos en un 60 a 70% de las áreas cultivadas del país, mientras que las deficiencias de fósforo serán severas a moderadas en un 70% de los suelos cultivados y en 60% de los mejores suelos [...] Debido a los efectos pleitrópicos (ej., quebraduras de tallos bajo estrés hídrico), las sojas transgénicas sufren pérdidas de un 25% superior respecto de sus pares convencionales. En Río Grande do Sul, durante la sequía de 2004/2005 se perdió 72% de la producción de soja transgénica, estimándose una caída del 95% en las exportaciones, con consecuencias económicas severas.29

Si bien se presentó un importante aumento de rendimiento por hectárea sembrada -con el consecuente y necesario trabajo en unidades de explotación para trabajar en escala-, esto sirvió de manera tal para contrarrestar la caída sufrida entre 1993 y 1999, del orden del 19% de los precios internacionales.30

En otras palabras, la burguesía vinculada con la explotación del campo que iba solidificando su vinculación con China —en la medida que ésta se presentaba como un buen socio comercial (y con perspectivas de serlo aún más)— fue parte constitutiva del bloque en el poder y apoyó a la dirigencia política con el modelo de convertibilidad, en tanto pudo desplazar a los pequeños y medianos productores -no sin protestas31 y manifestaciones como las mujeres agropecuarias y el drama de las tierras hipotecadas- generando una concentración de las unidades de explotación en pocas manos, y de esta manera compensar la caída de los precios internacionales con mayores rindes trabajando en escala.

Considerando el impacto negativo de este tipo de explotación,32 surge el interrogante sobre qué tipo de sustentabilidad se puede pensar, en el mediano y largo plazo, cuando los riesgos se hacen tan evidentes. Aquí es donde la fragilidad externa -con un comprador poderoso- e interna -debido a fuerte impacto nocivo- se conjugan; haciendo necesario repensar el tipo de vinculación con China, más allá de la "oportunidad" coyuntural.

En términos macro, la burguesía agroexportadora —y progresivamente más vinculada con las exportaciones a China— continuó siendo una fuente de divisas para las arcas del Banco Central (y que históricamente le otorgó una capacidad de presión cualitativa sobre los gobiernos).

El papel de China como un importante comprador que fue ganando preponderancia, se posiciona como un socio fundamental ya que el camino que transita la fracción burguesa relacionada al campo exhibe dos características estructuralmente vinculadas: la primera es que dentro de este nuevo patrón de acumulación capitalista, como se ha descrito, se genera un proceso de sojización de las actividades rurales, que se extiende más allá de la pampa húmeda, desplazando a tierras marginales las demás actividades menos lucrativas. Esto sostenido y legitimado por medio de un discurso tecnologizante33 y dentro de la lógica mercantilista de la tierra. Como segunda cuestión, el carácter de la soja como cultivo de exportación por excelencia, donde no sólo el aceite, sino los subproductos (pellets, tortas, harinas, etcétera) hacen de alimento balanceado para el ganado extranjero. Esto marca el lugar que ocupa el tema de soberanía alimentaria, priorizando los intereses de un poderoso sector del capital, junto con sus compradores extranjeros, dilapidando los recursos naturales aún existentes y produciendo un alto impacto negativo sobre la sociedad.

En este periodo se consolida y moderniza la industria aceitera, mejorando cuantitativa y cualitativamente el sector, llegando a ser uno de los más modernos a escala mundial. La producción agrícola no solamente fue desplazando a la ganadera y sus derivados, sino que presentó características de concentración en menos manos, volcándose al mercado mundial para especializarse en el complejo sojero. Esto requirió —aparte de las características de capitalización antes descriptas— la instalación de plantas procesadoras con una capacidad de molienda superior a la estadounidense (principal productor mundial de soja); y con una incorporación de tecnología de la más avanzada en el mundo. El complejo de molienda y extracción de aceite pasó de 15 millones de toneladas a comienzos de la década de 1990, pasando a 30 millones hacia finales de la década y 50 millones en 2005.34

El proceso de capitalización y concentración de esta fracción, fue a la par de un continuo proceso de extranjerización de los capitales.35 Mientras que a comienzos de la década de 1990 el sector estaba representado con 85% de capitales de origen nacional, en 2005/2006 la representación del capital local había bajado al 50% del total. En este esquema, las primeras seis empresas acaparaban 90% de la capacidad de molienda. Tres de ellas extranjeras -Bunge, Cargill y Dreyfus- y tres nacionales -Molinos, Aceitera General Deheza y Vicentin.36

La producción de soja aumentó en los últimos 19 años, y los sectores agroexportadores se ocuparon de mantener estrechos vínculos político-económicos con el principal comprador del complejo sojero. Este hecho -y las consecuentes proyecciones- se plasman en la necesidad de ir acompañando el proceso de sojización y extracción de commodities con inversiones que posibiliten dicho crecimiento, al tiempo de solidificar las buenas relaciones con China, el principal comprador.

 

CRISIS EN LA PERIFERIA Y LAS PRIMERAS FISURAS DEL MODELO

El primer golpe que recibió el modelo, y donde comenzó a mostrar las debilidades estructurales del mismo, se sintió cuando Estados Unidos subió la tasa de interés de los bonos del Tesoro,37 generando un vuelo masivo del capital financiero hacia esa plaza. Esto trajo consigo la devaluación mexicana -llamado efecto tequila- y fuertes réplicas a nivel regional. Argentina logró sortear la crisis, no sin costos, ya que fue necesaria la asistencia del FMI.38 Algunas de las medidas fueron un aumento de los impuestos, llevar acabo las privatizaciones pendientes, reducir el gasto público y la privatización el sistema previsional. En otras palabras, continuaba avanzando el capital financiero y trasnacional.

En este aspecto, son interesantes los aportes de Rapoport para dar cuenta del abroquelamiento que presentaba el modelo de acumulación imperante en Argentina:

La convertibilidad y el fuerte endeudamiento externo público, habían comenzado a generar un nuevo tipo de ciclos determinados por los flujos de capitales externos. Otra vez, los periodos de expansión se asociaron al ingreso de divisas desde el exterior, lo que permitía sostener el déficit comercial creado por la propia expansión y por una moneda apreciada. Cuando esos flujos de capital se interrumpían, el ciclo entraba en su fase depresiva y era preciso practicar políticas de ajuste. El tipo de cambio fijo, la convertibilidad y el manejo monetario del Banco Central autónomo evitaban cualquier tipo de inflación nominal, pero a costa de una creciente recesión económica.39

Comenzó a evidenciarse un marcado crecimiento de la pobreza con un sector de nuevos pobres y una peor distribución de la riqueza, que en décadas anteriores. Con la contracción de la economía argentina, y debido al aumento de los despidos y de la desocupación, comenzó a sufrirse una merma en los salarios reales.

La baja de los precios de las materias primas y commodities -como consecuencia de la crisis internacional— junto con la crisis que el modelo tuvo que sortear, comienzan a hacerse palmarias algunas de las discrepancias al interior de la clase dominante. En 1998 las tensiones —o contradicciones-comenzarán a tomar mayor relevancia con la nueva crisis económica.

Algunos sectores comenzaron a ser partidarios de una devaluación, en contraposición con la fracción financiera y trasnacional que sostenía una propuesta dolarizadora de la economía. Esta última defendida desde la dirigencia política por el propio presidente Menen; su ministro de Economía, Roque Fernández; y el presidente del Banco Central, Pedro Pou.

 

CAMBIO DE GOBIERNO CON AGUDIZACIÓN DE LAS TENSIONES

Dado el alto consenso que tenía la convertibilidad dentro de la sociedad, las condiciones de fuerza que seguía presentando el actual bloque en el poder; y el alto costo que tendía ir a contracorriente de la globalización neoliberal, la alianza partidaria que ostentaba una intención de voto importante, procuró no realizar crítica alguna al modelo económico del menemismo, y mantener las buenas relaciones con Estados Unidos. Se mantuvo la naturalización de la inserción dependiente y los condicionamientos neoliberales provenientes desde las Instituciones Financieras Internacionales.

De esta manera, tras asumir la presidencia De La Rúa en diciembre de 1999 con 48% de los votos, la Alianza continuó en línea con los intereses de la fracción hegemónica, profundizando las reformas estructurales neoliberales.

Con la llegada de George W. Bush al mando presidencial de Estados Unidos, se continuó con las buenas relaciones entre las dos naciones, reforzadas luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Argentina manifestó su apoyo a la potencia y llevó al congreso argentino la propuesta de otorgar inmunidad diplomática a los soldados estadounidenses que hicieran prácticas militares conjuntas en territorio argentino.

Las decisiones tomadas por la dirigencia política en sentido de sostener la convertibilidad a cualquier precio, establecía altos costos para la fracción burguesa volcada al mercado interno, especialmente el sector industrial. Tanto los sectores agroexportadores junto con las petroleras y las empresas industriales competitivas a escala internacional eran las que mantenían, ciertamente, una posición privilegiada al estar vinculadas al mercado externo y especialmente con China. En este encuadre, las buenas relaciones con esta nación eran necesarias tomando como dato de referencia que el gigante asiático había pasado del puesto número 20 en 1992 al puesto número 4 como socio comercial de Argentina. Este elemento fue muy bien entendido por la dirigencia política que profundizó la vinculación, en beneficio de estos sectores.

En este contexto se termina de cristalizar un bloque "reformista" con la burguesía industrial, sobre todo de origen local, que abogaba por un cambio de rumbo con respecto a la convertibilidad. Así es que comenzaron a articularse intereses de las fracciones "productivas" de capital nacional en contraposición con los intereses del capital financiero y las privatizadas. Como resultado nació el "Grupo Productivo" de carácter eminentemente multisectorial, ya que albergaba en su interior a la Unión Industrial Argentina (UIA), Confederaciones Rurales Argentinas y a la Cámara Argentina de la Construcción (CAC).40

Esta situación trajo una de las peores etapas recesivas en la historia de Argentina, entre 1998 y 2001 la economía se contrajo 10.2% con un muy negativo impacto sobre el tejido social. Con un tipo de cambio sobrevaluado, frente a las demás monedas de naciones periféricas y también centrales, trajo como consecuencia un impacto negativo sobre los precios relativos de los bienes transables.41 Esta situación también la sufrió la fracción agroexportadora que veía reducir sus ganancias de sus exportaciones a China, pese a los intentos de contrarrestarla, buscando ganar en volumen.

Como medida paliativa, el gobierno argentino derivó algunos recursos a la fracción burguesa afectada, reduciendo los aportes patronales y buscando mayor flexibilidad laboral. Esto último con poco impacto ya que el sector agroexportador inició en la década de 1990 un fuerte proceso de capitalización con tecnología de punta, reduciendo la utilización de capital variable.

Tal situación hizo palmaria la fragilidad del sector exportador argentino y, en este caso en vinculación con China, debido a la alta volatilidad de los precios de los commodities en la coyuntura -sean de origen agrario o hidrocarburos como el aceite de petróleo- junto al deterioro de los términos de intercambio42 en el largo plazo.

Andrés Musacchio y Verónica Robert43 afirman que gran parte del sector exportador se asienta sobre una matriz de ventajas comparativas estáticas, lo cual se agudiza en el caso del socio chino. Esto por que el patrón de intercambio comercial, donde la elasticidad-ingreso de las importaciones es más alta que la elasticidad-ingreso de los productos argentinos en el mercado chino. Con una mirada de mediano y largo plazo, significa que se encuentra de manera latente incurrir en déficit comercial. En otras palabra, el tipo de vinculación establecida con China re-crea el viejo modelo de "stop & go".

Con la agudización de la conflictividad social y un aumento de las tensiones -no solamente en el seno de la burguesía- en la sociedad civil se fue reconfigurando un nuevo discurso, articulado desde nuevas imágenes y generando consenso en un amplio espectro de la sociedad.

Se hizo palmario el agotamiento de un modelo que en sus inicios tuvo la capacidad de otorgar beneficios a las fracciones subalternas —y justamente sobre esto se pudo construir la hegemonía y el consenso al interior del bloque-pero que debido al constante deterioro —por condiciones intrínsecas y otras extrínsecas— del patrón de acumulación imperante, el consenso intrabloque comenzó a desarticularse.

Pero los intereses articulados con China en cuanto comprador de porciones considerables de la producción, quedó plasmada en la postura abiertamente liberal de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (ciara) o el Centro de Exportadores de Cereales (cec), altamente competitivos en el plano internacional. Esto se debía a que procuraban no tener frenos o medidas retaliatorias por parte de su comprador, debido a protecciones impuestas desde Argentina, que intentaba frenar la gran entrada de manufacturas chinas.

Si bien se presentaron tensiones al interior de la burguesía rural, terminaron primando los intereses de los grandes productores pampeanos, es decir, de aquellas unidades de explotación más grandes, pero concentradas en menos manos. Tal como se expresó anteriormente, durante la década de 1990 "la vida rural" fue presentando un cambio socioeconómico superlativo, donde se fue acentuando un proceso conocido como "agricultura sin agricultores" y donde el trabajo en escala fue dando lugar a los pooles de siembra que trabajaban tierras arrendadas.44

Por otra parte, el gobierno nacional evidenciaba su debilidad con la renuncia de su vicepresidente Carlos "Chacho" Álvares, por haber denunciado prácticas corruptas en el Senado para que se votase a favor de otra ley de "flexibilidad laboral"; junto con el quiebre de la Alianza UCR-Frepaso en el poder y la renuncia de varios funcionarios del Frepaso; varios intentos fallidos en la aplicación de planes económicos45 para lograr el visto bueno del Fondo Monetario Internacional.

 

POLARIZACIÓN DE LAS FRACCIONES

El agotamiento del modelo se comenzó a evidenciar -ya no solamente con los reclamos sectoriales o de las diferentes Cámaras que agrupaban los intereses de las fracciones del capital— con la construcción de un nuevo discurso que intentaba hacer mella sobre la hegemonía del modelo. En este sentido, el "corazón" del modelo de acumulación era la convertibilidad. En la medida que un nuevo sentido común, un nuevo consenso, se pudiese construir en la sociedad civil, en torno a la posibilidad de salirse de la convertibilidad, se comenzaron a articular los diferentes sectores en pugna al interior del bloque.

En relación con este aspecto, hay que remarcar algunos efectos que sobrevendrían en los diferentes sectores vinculados directa o indirectamente con China. Por un lado, se encontraba la burguesía rural y aquellos sectores exportadores de commodites (desde hidrocarburos hasta tubos sin costura) -desde productos primarios hasta procesados- que tendrían un fuerte impacto positivo en tanto sus costos operativos en Argentina se reducirían enormemente.46 Si bien necesitan de insumos importados, éstos muchas veces llegaban más baratos —por ejemplo el glifosato o la semilla de soja RR— que el precio en que se vendía en otros países.

Tal como afirma Andrés G. Wainer:

En el caso de las grandes firmas agroindustriales nucleadas en la Copal47 -que habían logrado mantener niveles aceptables de rentabilidad durante los últimos años de la década, fundamentalmente gracias al comportamiento moderadamente expansivo de las exportaciones-, fue el creciente enfrentamiento con otras fracciones de clase y el propio desarrollo de la crisis lo que terminó acercándolas a las posiciones de los sectores más críticos del modelo dentro de la burguesía industrial. Además de estas grandes firmas agroindustriales, había un puñado de otras grandes empresas industriales que eran competitivas en términos internacionales y contaban con una amplia capacidad ociosa, la mayoría productoras de insumos difundidos (siderúrgicas y químicas entre ellas) [...] Estos pocos grupos económicos, que se caracterizaban por exportar y por poseer un importante volumen de capital líquido (en divisa norteamericana) en el exterior, se beneficiaban con una devaluación ya que no sólo podrían obtener mayores ingresos provenientes de las ventas al exterior, sino que, adicionalmente, podían aumentar en forma considerable la rentabilidad de sus actividades internas y licuar sus pasivos con el sistema financiero local. Para ejemplificar esto, se puede tomar el caso de Techint, el grupo industrial más importante del país y principal impulsor de la "vanguardia reformista".48

Pero existía un temor ante la posibilidad que, una vez salida de la convertibilidad, el gobierno volviese a establecer retenciones, como manera de apropiarse de los márgenes de renta de la cual gozan los productores rurales, especialmente los de la zona pampeana. Esta amenaza a su renta, de todas maneras, estaría acompañada con el poder de negociación que históricamente se estableció entre el gobierno y el sector rural, como herramienta de lobby para conseguir compensaciones.

El otro sector que se beneficiaría -a priori- sería el sector manufacturero industrial volcado al mercado interno, que obtendrían de hecho, una barrera monetaria a la entrada de una gran cantidad de productos que con el modelo del 1 a 1, habían arrasado con una parte importante de las Pymes. En un primer momento, la devaluación del peso permitiría abaratar la mano de obra nacional y encarecer los productos importados. Este hecho perjudicaría, como fue explicado, a los sectores aglutinados en la Cámara Argentina de Comercio y la Cámara Argentina de Importadores.

Aunque es necesario remarcar que al interior de la fracción rural existían diferencias. Mientras que los grandes propietarios representados por la SRA y CRA apostaron por el mantenimiento de la convertibilidad -posición que los acercaba a los bancos privados y las empresas públicas privatizadas-; las entidades que representaban a los pequeños y medianos productores agropecuarios (Federación Agraria y Coninagro) se manifestaron a favor de la salida de la convertibilidad.

En el caso de las empresas petroleras su postura fue la de apoyar el modelo de la convertibilidad. Esta postura se explica debido a que obtuvieron ganancias muy importantes —superando la de las privatizadas— y ascendentes sobre los últimos años de la convertibilidad. Por otra parte, una pesificación de sus costos en capital variable, representa una muy pequeña proporción del total de la estructura de costos. Junto a esto existía una muy cierta posibilidad de que la renta obtenida por la devaluación sería capturada por el Estado.

 

INICIO DEL FIN DE UNA HEGEMONÍA

Luego de los lamentables sucesos del 19 y 20 de diciembre -con una feroz represión por parte del Estado, dejando varias decenas de muertos— y con la renuncia del presidente De la Rúa, escapándose en helicóptero desde la Casa Rosada, hubo una seguidilla de reemplazos para este cargo. El fugaz paso de Adolfo Rodríguez Saá, dejó como marca la declaración de cesación de pagos de la deuda externa pública, es decir, que Argentina entraba en default.

A la salida de Rodríguez Saá, asumió el senador y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Prontamente, se sancionó la Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario, las cuales establecieron el marco sobre las que se ejercerían las presiones, tanto de actores políticos como económicos.49 Como ministro de Economía asumió Jorge Remes Lenicov, y se creó el Ministerio de Producción, asumiendo en este cargo el entonces presidente de la UIA, J.I. de Mendiguren, todo un gesto para el sector productivo y a contrapelo de la antaño fracción hegemónica, bancos y privatizadas.

Se establece la salida de la convertibilidad con una paridad oficial de 1.40 pesos por dólar para el comercio exterior. Esa misma relación se estableció como piso para el dólar libre pero se lo dejó flotar sin restricciones.50

Tal como era esperado, las petroleras comenzaron a tributar retenciones del 20% a las exportaciones de petróleo crudo, medida que se aplicó en enero de 2002. Al mes siguiente las retenciones se extendieron a otros sectores, afectando los intereses de la burguesía rural (especialmente el sector agroexportador) con 10% de retenciones y 5% a las exportaciones agro industrial es e industriales, respectivamente.

Este esquema de impuestos tenía varios objetivos. En primer lugar, era una manera de desvincular o "desacoplar" los precios de los productos que se consumían en el mercado interno, de los precios a los cuales se vendían en el exterior. De esta forma, las retenciones actuaban como una virtual barrera de contención de los precios de los productos en el mercado interno. Aspecto sumamente sensible por el importante aumento de los precios debido a la devaluación del peso y a la delicada situación social. Mientras que en 2002 hubo una devaluación que llegó a superar el 250%, los precios internos de los productos no llegaron al 50%.51 De todas maneras, esta contención del aumento de los precios también puede ser entendida -complementando con la aplicación de las retenciones— a un consumo hiperatrofiado por parte del grueso de las capas de la sociedad.

En segundo lugar, el objetivo de las retenciones era la apropiación, por parte del Estado nacional, de la doble renta (por tenencia de las tierras y por fertilidad) y con la consideración que dichas ganancias estaban dolarizadas en una situación más que beneficiosa por la devaluación del peso. Es decir, que actuaban como tipo de cambios múltiples sobre los sectores más competitivos de la economía que habían sido beneficiados por la devaluación; y que siendo reasignados esos recursos hacia los sectores con un menor nivel de productividad, se podría fortalecer la deteriorada estructura productiva en su conjunto.

En tercer lugar, y como aspecto central en la medida que el financiamiento externo se había interrumpido por la declaración del default, la recaudación a partir de las retenciones permitía establecer un mecanismo de ingreso de divisas a las raquíticas arcas del Banco Central. Junto con esto, el gobierno dispondría de recursos para llevar acabo algún programa paliativo para la grave crisis social que vivía la mayoría de la población.

Las retenciones distanciaron a la burguesía rural de la industrial, apuntando todas las críticas de la SRA hacia el ministro De Mendiguren. La apuesta fue redoblada por el gobierno, que consideró insuficiente el nivel de retenciones y por el decreto 618 elevó la alícuota al 20% para 80 productos agrícolas, entre ellos los cereales, grasas y aceites, oleaginosas, harina y pellets de soja y girasol. La respuesta del sector no se hizo esperar y realizó un lock-out. Como afirma Andrés G. Wainer:

Si bien el grueso de las exportaciones de alimentos estaba concentrado en unas pocas grandes empresas —entre ellas, Aceitera General Deheza, Arcor, Cargill, Danone, Molinos Río de la Plata, Sancor, Sadesa, Swift Armour y Vicentín—, los dirigentes apelaron, como siempre, al imaginario de la pequeña empresa perjudicada.52

El sector petrolero reaccionó presionando al gobierno, y planteando que ante el no levantamiento de las retenciones, subirían el precio de las naftas en el mercado interno; amenaza que cumplieron aunque sin despidos, como también había anunciado. Aquí el ministerio de trabajo intervino, dictando la conciliación obligatoria.53

La fracción agroexportadora hizo lobby, logrando la renuncia del secretario de Agricultura. Frente a la postura dura del gobierno, el sector agropecuario reaccionó demorando la liquidación de las divisas en la plaza local, lo cual generaba un ingreso moderado de divisas al BCRA, en una situación donde la presión sobre la moneda local generó mayor presión devaluatoria.

Por la Ley de Emergencia Económica, se estableció el congelamiento de las tarifas y la pesificación de las mismas. Esto no solamente hizo de red de contención para no profundizar aún más la delicada situación social, sino que benefició de manera directa a la fracción de capital de bienes transables, en la medida que quedaban pesificados y sin aumento sus costos. Esto levantaba un pedido que hacia finales de la convertibilidad la UIA y la fracción rural habían reclamado.

La fracción financiera y trasnacional no estaba en condiciones de imponer su voluntad y ni tenía una contraparte política que pudiese defender sus intereses. El cambio de correlación de fuerzas al interior del bloque en el poder la ubicaban, esta vez, en una posición subordinada. No implicaba que desaparecería su poder de bloqueo sobre ciertas medidas o ubicarse en una posición defensiva de sus intereses. Tal es así que la banca privada logró licuar sus pasivos y capitalizarse —previo saneamiento— a partir del papel que tomó el Estado al hacerse cargo de la pesificación asimétrica.

 

CONCLUSIONES

En el marco de un proceso de globalización neoliberal, en el cual se insertó Argentina con una política exterior que fue caracterizada como de "seguidismo" con Estados Unidos, la misma presentó sus contrapuntos en su relación con China, en la medida que la dirigencia política de Argentina buscó profundizar sus buenas relaciones y tener gestos, como la visita de Menem luego de los episodios de la Plaza Tiananmen, mientras que Estados Unidos procuraba un aislamiento internacional hacia China.

A pesar del lugar de subordinación en el que se encontraba la burguesía rural respecto de la fracción hegemónica, logró obtener importantes beneficios en su vinculación con China, transformándose paulatinamente en un importante proveedor de commodities. El patrón de acumulación permitió un fuerte proceso de capitalización y tecnificación, dando lugar a los agronegocios, legitimado por un discurso "tecnologizante" y montado sobre la necesidad de la explotación de grandes unidades para trabajar en escala. La entrada de la soja transgénica con el "paquete tecnológico" posibilitó dicha transformación, aunque no sin costos, ya que ello implicó un fuerte impacto negativo tanto ambiental como social, junto con la inviabilidad de la explotación de la tierra por parte de los pequeños y medianos campesinos.

El proceso de sojización de la agricultura argentina tuvo su contrapartida en las crecientes compras que fue realizando China, colocando al complejo sojero como un sector de gran relevancia, junto sus plantas procesadoras, posicionándolas en una de las de mayor capacidad en el mundo y con tecnología de punta. Las compras del gigante asiático fueron acompañadas con políticas rurales laxas, para "dejar hacer" al mercado lo que los precios marcaban como más seguro y redituable para este sector. Esto provocó no sólo la consolidación de la soja transgénica como cultivo "estrella", sino la profundización de este producto con un estrepitoso crecimiento del área sembrada y de la producción. El proceso de commoditización se produjo en un marco de concentración de los actores rurales y sectores vinculados con el agro, con un claro protagonismo de los grandes grupos exportadores, primero nacionales y luego trasnacionales.

Con la salida de la convertibilidad, el bloque en el poder, a pesar de sufrir cambios en la correlación de fuerzas de sus fracciones, no sólo mantuvo, sino que profundizó su vinculación con China, que se constituyó en un gran socio comercial. Esto va en línea con los flujos comerciales analizados y que presentan al sector rural exportador, en una condición excepcionalmente buena en su relación con el gigante asiático. En este sentido, el sector agropecuario pampeano, gracias a este nuevo patrón de crecimiento, se constituyó en uno de los grandes beneficiarios. Aspecto que no cambia sustantivamente el rumbo que se observó en la convertibilidad —sobre todo entre los grandes propietarios que no se mostraron abiertamente pro-devaluacionistas— pero que sin duda comenzaron a obtener ganancias extraordinarias, junto con la licuación de sus pasivos que se habían pesificado.

La muy buena relación que había establecido la dirigencia política de Argentina en su vinculación con China, permitió estar en excelentes condiciones con este comprador de commodities. Hay que recordar que una buena parte de los productos que "inundaron" el mercado interno argentino eran de origen chino. Junto a esto, se transformó en un proveedor muy barato de glifosato (usado para los cultivos transgénicos a precio de dumping).54

En el nuevo periodo iniciado en 2002 con un dólar alto y retenciones sobre las exportaciones, el Estado argentino exhibe -sobre todo en los últimos años- altos niveles de recaudación que benefician enormemente al gobierno de turno. Por tal motivo, el gobierno nacional no es ajeno a la vinculación que se establece entre la fracción hegemónica del capital con el gigante asiático, en tanto las demandas de éstos sectores son levantadas por la dirigencia política argentina. La buena vinculación política y económica redunda en un importante beneficio de los sectores agroexportadores, pero va en detrimento de los sectores industriales vinculados con el mercado interno, ya que éstos comienzan a ser desplazados por manufacturas chinas, que ingresan a pesar del dólar alto.

Estas tensiones internas entre sectores del capital junto a la fragilidad que exhibe el hecho de transformarse en un mero proveedor de commodities, plantean desafíos que deben ser analizados más allá de visiones oportunistas, y requieren adentrarse en investigaciones que "esquiven" el estadocentrismo como fórmula mágica para comprender la riqueza de los fenómenos.

 

NOTAS

* Agradezco los comentarios de Eksztain, Musacchio y Oviedo.

1 O.V. Rosales, "La globalización y los nuevos escenarios del comercio internacional", Revista de la CEPAL, núm. 97, abril, Santiago de Chile, 2009.         [ Links ]

2 Enrique Arceo y Eduardo M. Basualdo, "Las privatizaciones y la consolidación del capital en la economía argentina", en Daniel Azpiazu (comp.), Privatizaciones y poder económico. La consolidación de una sociedad excluyente, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2002, p. 45.         [ Links ]

3 Para el desarrollo de la temática "Ciclo Frenkel-Neftci", véase Emiliano Libman, "La fragilidad financiera en el centro y la periferia", ponencia presentada en el Congreso Anual de AEDA, Buenos Aires, 2009 [http://www.ppge.ufrgs.br/akb/encontros/2009/12.pdf], fecha de consulta: 28 de junio de 2010.         [ Links ]

4 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina. Una breve historia, Buenos Aires, Planeta, 2010, pp. 394-409;         [ Links ] Enrique Arceo y Eduardo M. Basualdo, "Las privatizaciones y la consolidación del capital en la economía argentina", op. cit., pp. 46 y ss.

5 Antonio Gramsci, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Nueva Visión, Buenos Aires, 1984, p. 46.         [ Links ]

6 Nicos Poulantzas, Poder político y clases sociales en el Estado capitalista, Siglo XXI Editores, México, 1973, p. 303.         [ Links ]

7 Eduardo D. Oviedo, "Comercio con China: las cuentas claras...", Clarín digital, 2010, p. 401 [http://www.clarin.com/economia/Comercio-China-cuentas-claras_0_296370416.html], fecha de consulta: 10 de febrero de 2011.         [ Links ]

8 "Asimismo, aumentaron las visitas de alto rango: el 6 de diciembre de 1990 el presidente estadounidense George Bush llegó a Buenos Aires, siendo la primera vez que un primer mandatario de ese país visitaba Argentina desde 1960. En esa oportunidad, la política económica de Menem fue sin duda respaldada por Bush". María C. Míguez, "Partidos políticos argentinos e inserción internacional: UCR y PJ 1987-1995 ¿Hacia un consenso frente al 'nuevo orden internacional'?", tesis doctoral, Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2010, p. 198.         [ Links ]

9 Si bien esto es cierto, es muy difícil que la hegemonía tenga 100% de aceptación por parte de todos los actores y capas de la sociedad. Pero en la medida que no tengan relevancia social los discursos contrahegemónicos, la fracción dominante tendrá amplio consenso.

10 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 401.

11 El capital trasnacional recibió importantes beneficios —modificación legal mediante— para la remisión de utilidades e igual trato que recibían los capitales nacionales. Por otra parte, un tipo de dólar barato (y fijo) favorecía a esta fracción ya que obtenían sus ganancias en dólares, pudiéndolas remitir de manera constante a sus casas matrices en el exterior.

12 Los capitanes de la industria tenían su participación en el negocio de las privatizaciones, pero asociado al gran capital trasnacional y de manera subordinada respecto de la fracción hegemónica. Las firmas eran Fortabat-Loma Negra, Pérez Companc, Zorroaquín, Massuh, Macri-Socma, Rocca-Techint, Astra-Gruneisen, Soldati, Bemberg, Bunge y Born y Acevedo-Acindar. Mario Rapoport lo describe así: "la participación de algunos de los grupos económicos locales en los consocios adjudicatarios posibilitaron el nucleamiento de acreedores externos, conglomerados extranjeros y grupos locales, dando lugar a la conformación de una verdadera 'comunidad de negocios'". Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 393.

13 Andrés Wainer y Alejandro Gaggero, "Burguesía nacional / crisis de la convertibilidad: el rol de la UIA y su estrategia para el (tipo de) cambio", revista Realidad Económica, núm. 204, 29/8, Buenos Aires, IADE, 2006, p. 1.         [ Links ]

14 Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (INDEC) un complejo exportador (por ejemplo el sojero, el automotriz, etcétera) es el conjunto de productos que están vinculados a una misma cadena productiva. Los productos que compone el complejo exportador sojeros son los porotos de soja, el aceite de soja, los pellets y la harina derivada del mismo. INDEC, Anuario de comercio exterior de la República Argentina, 1999, p. 11.         [ Links ]

15 Desde 1991 "se estableció una estructura arancelaria con tres niveles: 20% para bienes de consumo, 10% para insumos y 0% para bienes de capital o intermedios no producidos en el país. Esta estructura luego fue modificada al 22%, 13% y 5%, respectivamente y complementada con la eliminación casi total de restricciones para-arancelarias y los cupos cuantitativos". Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 400.

16 Marta Bekerman y Diego A. Cerdeiro, "Crisis y patrón de especialización comercial en economías emergentes. El caso de Argentina. En Problemas del subdesarrollo", Revista Latinoamericana de Economía, vol. 2, núm. 4, julio-septiembre, México, IIEC-UNAM, 2007, p. 73.         [ Links ]

17 Para un interesante análisis sobre la ideología del sector agropecuario, véase Javier Balsa, "La ideología de los productores rurales pampeanos. Su análisis en términos de las disputas hegemónicas", revista Realidad Económica, núm. 237, IADE, Buenos Aires, 2008, pp. 55-79.         [ Links ]

18 Andrés G. Wainer, "Clase dominante, hegemonía y modos de acumulación. La reconfiguración de las relaciones de fuerza en el interior de la burguesía durante la crisis y salida de la convertibilidad (1998-2003)", tesis de doctorado, Buenos Aires, Flacso Argentina, 2010, p. 99.         [ Links ]

19 El glifosato es un herbicida que tomó importancia debido a que la soja transgénica era resistente. En 2008 la producción de este producto se concentraba en una planta que Monsanto posee en Zárate, donde provee entre 45 y 50% del total, junto con las de Atanor y Formulagro. Las importaciones desde China completan la oferta. José Pierri y Marcelo Abramovsky, "Legislaciones de patentes de semilla y uso de insumos en la producción de soja en la Argentina y en Estados Unidos 1990/2006", revista Realidad Económica, núm. 244, Buenos Aires, IADE, 2009, p. 108.         [ Links ]

20 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 401.

21 Con la llegada de la soja genéticamente modificada y el paquete Soja RR/Glifosato, se incorpora rápidamente a las unidades de explotación. Tal como remarcan José Pierri y Marcelo Abramovsky ("Legislaciones de patentes de semilla y uso de...", op. cit., p. 105), la soja RR era inicialmente más cara que la convencional, pero esto estaba ampliamente compensado con el menor trabajo (caro a niveles internacionales) de laboreo de la tierra y menor costo de los herbicidas. A esto debe agregársele el nuevo método de siembra directa. Esto último a su vez hizo posible la producción agropecuaria en gran escala y con altos rindes, difundiendo lo que se conoce como el agro-bussines.

22 José Pierri y Marcelo Abramovsky, "Legislaciones de patentes de semilla...", op. cit., p. 97.

23 En este sentido, Silvia L. Ferro afirma: "Estas importantes cuestiones quedan atrapadas en la lógica neoliberal de ser considerados meros 'recursos' subalterizados a los sectores concentrados de la economía y de la producción agraria. Del mismo modo, la resolución de los conflictos sobrevivientes entre hábitat humano, explotaciones económicas y ambiente están supeditados a 23 instancias provinciales y a las relaciones de fuerza predominantes en cada una". Silvia L. Ferro, "Tierras públicas", Página 12, Suplemente Cash, 30/01, Buenos Aires, 2011, p. 5.         [ Links ]

24 La UPOV es un ente de carácter internacional, con creación en 1961 y radicado en Ginebra. Vela por la protección de los derechos de los obtentores sobre la comercialización de semillas. En 1994 Argentina ratifica su incorporación a este ente internacional, a través de la ley 24376. Sin embargo, no se declinó en el derecho a re-siembra, en el llamado "derecho del agricultor". En 1991 y mediante el decreto 2183/91 se establecen ciertas normas para facilitar el acceso a dicho ente. Entre algunas de estas medidas está la creación del Instituto Nacional de Semilla (Inase) y la Comisión Nacional Asesora en Biotecnología Agropecuaria (Conabia) dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos. José Pierri y Marcelo Abramovsky, "Legislaciones de patentes de semilla y uso de...", op. cit., p. 104.

25 Los datos aportados por Giarracca, Teubal, y Palmisano son esclarecedores: "la soja genera un puesto de trabajo cada 500 hectáreas, las economía familiar crea 35 puestos de trabajo cada 100 hectáreas, situación que empalma con el hecho de que de la soja demanda más de 500 hectáreas para que una unidad productiva sea viable y autosuficiente. Es en este contexto de debilitamiento de la situación de los trabajadores del campo y de la pequeña producción rural donde debe inscribirse el conflicto actual. Norma Giarracca, Miguel Teubal y Tomás Palmisano, "Paro agrario: crónica de un conflicto alargado", revista Realidad Económica, núm. 237, Buenos Aires, IADE, 2008, p. 40.         [ Links ]

26 Marcelo Buitrago, "Bandidos rurales", ponencia presentada en la Segunda Jornada de Economía Crítica, septiembre, Bahía Blanca, p. 5 [http://www.socialismo-o-barbarie.org/argentinazo/090920_bandidosrurales.htm], fecha de consulta: 25 de noviembre de 2009.         [ Links ]

27 Ibid., p. 7.

28 Para Marcelo Buitrago, la estrategia de Monsanto es de índole regional en la medida que en Argentina se "estableció una 'cabecera de playa' hacia el otro gran productor mundial de soja, Brasil. La rápida aprobación de los transgénicos por el gobierno menemista contrastó con los casi 10 años de demora en obtener la aprobación por la CTN.Bio brasilera, pero el contrabando de semilla desde Argentina hacia el sur brasilero en escala industrial sólo se puede explicar como una política empresaria, con la obvia complacencia de los sucesivos gobiernos brasileros". Idem.

29 En José Pierri y Marcelo Abramovsky, "Legislaciones de patentes de semilla y uso de...", op. cit., pp. 107 y 111.

30 Marcelo Buitrago, "Bandidos rurales", op. cit., p. 8. Para un estudio detallado acerca del tema, véase Jorge Schvarzer y Andrés Tavosnanska, "Productividad y progreso técnico y económico. Términos de intercambio en el agro argentino, 1980-2007", en CESPA, Documento de Trabajo núm. 12, Buenos Aires, 2007.         [ Links ]

31 En un excelente informe de Giarracca, Teubal y Palmisano, sobre el conflicto de las patronales del campo con el gobierno en 2008, recuerdan que "el 19 y 20 de marzo de 1991, FAA y Coninagro organizaron un paro con marchas por todo el país; el 2 y 3 de noviembre de 1992 FAA, CRA y Coninagro pararon y movilizaron el interior; el 27 de julio de 1993 hubo tractorazo y marcha a Plaza de Mayo convocado por FAA, CRA y Coninagro; en 1994 hubo un fuerte paro agrario en el que, nuevamente, la única entidad que se diferenció fue la SRA dada la excelente relación con el gobierno vía privatizaciones de los puertos y los estrechos contactos de los presidentes de la entidad con el secretario de Agricultura". Norma Giarracca, Miguel Teubal y Tomás Palmisano, "Paro agrario: crónica de un conflicto alargado", op. cit., p. 35.

32 La mercantilización de los alimentos y el auge de los agronegocios, donde los principales actores son los pooles de siembra y grandes productores, van exponiendo la tierra a un riesgo cada vez mayor. Los monocultivos sin rotación que hacen uso de grandes cantidades de fertilizantes y plaguicidas químicos llevan el riesgo de la desertificación, salinización y contaminación de suelos y agua, pudiendo generar la pérdida de tierras productivas y biodiversidad de los ecosistemas así como la extinción de especies.

33 Norma Giarracca, Miguel Teubal y Tomás Palmisano ("Paro agrario: crónica de un conflicto alargado", op. cit., p. 38) identifican este discurso cuando "se menciona que se trata de un cultivo que se produce sobre la base de una 'tecnología de punta', utilizando nuevos y modernos sistemas productivos (la siembra directa, la doble cosecha, la utilización de la semilla transgénica RR que es resistente al glifosato que mata toda las malezas), etcétera. Todos estos factores apuntan a que no deberían ponerse 'trabas' al modelo sojero impulsado en el país". Véase también Mercedes Biocca, "Lessons from Latin America: local impacts of global ideas", trabajo presentado en el Congreso Climate change narratives, rights and the poor: Scientific knowledge, international political discourse, and local voices, 11 y 12 de agosto, Noruega, Universidad de Bergen, 2010.         [ Links ]

34 Marcelo Buitrago, "Bandidos rurales", op. cit., p. 10.

35 Este aspecto pone de relieve la asociación dependiente que encarna el capital nacional en la medida que es desplazado en sus operaciones comerciales, por grandes firmas trasnacionales que se quedan con los resortes económicos nacionales, pero que a su vez, continúan apoyándose en discursos e imágenes apelando al interés nacional y de corte "patriótico".

36 Marcelo Buitrago, "Bandidos rurales", op. cit., p. 11. En 2007 estas firmas se encontraban entre las diez principales exportadoras de la Argentina, junto con YPF, Repsol, Minera Alumbrera, Tenaris Siderca.

37 Banco Central de Estados Unidos.

38 Desembolsa un paquete de 2 317 millones de dólares, como parte de un total de 11 mil millones.

39 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 385.

40 Andrés G. Wainer, "Clase dominante, hegemonía y modos de...", op. cit., p. 243.

41 Producto de una importante desaceleración de varias economías pujantes —como las asiáticas— que afectaba directamente al sector exportador de commodities.

42 A pesar del alza de los precios de los commodities, sigue sólido el argumento del deterioro de los términos de intercambio. Véanse Alexandre de Freitas Barbosa, "China e América Latina na nova divisão internacional do trabalho", en Rodrigo Pimentel Ferre ira Leão, Eduardo Costa Pinto, Luciana Acioly (orgs.), A china na nova configuração global: impactos políticos e econômicos, Brasilia, IPEA, 2011, pp. 269-306;         [ Links ] Jorge Schvarzer y Andrés Tavosnanska, "Productividad y progreso técnico y económico...", op. cit.; Bolsa de Comercio de Rosario, "La crisis financiera y las commodities agrícolas", Informativo Semanal, año XXVI, núm. 1342, 25 de enero, Rosario, 2008;         [ Links ] y C. Furtado, Introdução ao desenvolvimento: enfoque histórico-estrutural, Río de Janeiro, Paz e Terra, 2000.         [ Links ] Para la perspectiva clásica, véanse de Raúl Prebisch, "El desarrollo de América Latina y sus principales problemas", Revista de la CEPAL, Santiago de Chile, 1949;         [ Links ] y "Estructuras socioeconómicas y crisis del sistema. Reflexiones al cumplirse nuestros primeros 30 años", Revista de la CEPAL, Santiago de Chile, 1978.         [ Links ]

43 Andrés Musacchio y Verónica Robert, "Opciones de inserción internacional y desarrollo económico y social en la Argentina del siglo XXI: rupturas y continuidades después de la devaluación", en Julio Neffa y Héctor Cordone (comps.), Escenarios de salida de crisis y estrategias alternativas de desarrollo para Argentina, Buenos Aires,         [ Links ] CEIL-PIETTE, Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, Programa de Tecnología, Investigaciones Económicas sobre Trabajo y Empleo, CONICET, 2006 [http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/argentina/ceil/escen.pdf], fecha de consulta: 21 de fecrero de 2011.         [ Links ]

44 El grupo Los Grobo, es un claro ejemplo de este fenómeno de pool de siembra.

45 Frente a las necesidades de recursos en el corto plazo, el ministro de Economía, J.L. Machinea, negoció durante los primeros meses del 2001, un nuevo préstamo al que denominaron blindaje. Pero tras la renuncia del ministro, asume Ricardo López Murphy, que también termina renunciando, sobre todo por el rechazo social manifestado en las calles. El nuevo lugar vacante fue ocupado por Domingo Cavallo, el "súper ministro" que recibió —por diferentes motivos— el apoyo de la mayoría de los actores del capital: desde las entidades bancarias privadas nucleadas en ABA, pasando por la SRA hasta la UIA.

46 La reducción del costo operativo en sectores como el campo están más vinculados con la reducción en los servicios, en especial con el del transporte, flete y peajes. El costo del trabajo tiene una mejor incidencia en el costo total, por el nivel de capital fijo que adquirieron las unidades productivas. El otro aspecto fundamental es el grado de informalidad en el que se encuentran buena parte de los trabajadores rurales, con lo que la flexibilización se produce de hecho. Al momento de escribirse este artículo comenzaron a salir a la luz varias denuncias mediáticas y consecuentemente las denuncias antes la ley, por la condiciones paupérrimas en la que se hace trabajar al personal rural.

47 Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios.

48 Andrés G. Wainer, "Clase dominante, hegemonía y modos de...", op. cit., pp. 206-207.

49 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 457.

50 Junto al disparo en la cotización del dólar, en el mercado libre, llegando a tocar los 2.1 pesos por dólar a inicios de febrero; se hicieron sentir las protestas de los sectores exportadores, cuya liquidación de divisas se hacía al dólar oficial. El 3 de ese mes —y en línea con lo pedido por el FMI— se unificaron las dos cotizaciones (oficial y libre) para tener una flotación administrada por el BCRA.

51 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 458.

52 Andrés G. Wainer, "Clase dominante, hegemonía y modos de...", op. cit., p. 332.

53 Mario Daniel Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina..., op. cit., p. 459.

54 Se había iniciado una investigación por parte del gobierno argentino que luego se cerraría por presión del sector rural.

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