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Perfiles latinoamericanos

versión impresa ISSN 0188-7653

Perf. latinoam. vol.23 no.46 México jul./dic. 2015

 

Artículos

 

Igualdad de género y movimientos sociales en la Argentina posneoliberal: la Organización Barrial Tupac Amaru

 

Gender Equality and Social Movements in Post-neoliberal Argentina: The Organización Barrial Tupac Amaru

 

Constanza Tabbush,* Mariana Caminotti**

 

* Doctora en Sociología por el Institute for the Study of the Americas, University of London. Filiación institucional: Universidad de Buenos Aires/CONICET.

** Doctora en Ciencia Política por la Universidad Nacional de San Martín. Filiación institucional: Universidad Nacional de San Martín/CONICET.

 

Recibido el 11 de septiembre de 2013.
Aceptado el 4 de septiembre de 2014.

 

Resumen

Este trabajo se interroga sobre el lugar de las mujeres y las consignas de igualdad de género en las organizaciones populares argentinas, en un escenario de reactivación económica y cambio político en el cual se transforman en su rol y en sus formas de vinculación con el Estado y la política. Con este fin se aborda el caso de la Organización Barrial Tupac Amaru, destacado por tener mayores recursos, capacidad de movilización e incidencia política, y ser hegemónico en el noroeste argentino, y el único conducido por una mujer. El estudio abarca el periodo 2003-2014. Los hallazgos muestran que en la Tupac Amaru hay tres formas de entender las consignas de igualdad de género, y que en esta organización-bienestar existe preocupación por el empoderamiento de las mujeres y el reconocimiento de identidades sexuales diversas, sin todavía articular demandas de autonomía corporal de las mujeres y de redistribución del cuidado entre los géneros.

Palabras clave: mujeres en movimientos sociales, igualdad de género, Argentina, posneoliberalismo, organizaciones sociales, Jujuy, protección social, participación política.

 

Abstract

This article examines the role played by women, and the meanings attributed to gender equality measures in organizations of popular sectors in Argentina, framed within a national context in which social movements modified their links with the state and politics more generally. To address this question, we focus on the study of the social organization Organización Barrial Tupac Amaru because women hold key leadership positions, and because its resources, capacity of mobilization and political advocacy meant it exercised a hegemonic role in the impoverished North West of Argentina. The empirical study focuses on the period 2003-2014. Findings identify three understandings of gender equality measures in popular organizations in Argentina, and that this welfare-organization is concerned with women's empowerment and the recognition of diverse sexual identities, without yet articulating with redistribution demands of care work between genders and with campaigns for women's rights to body autonomy in their proposals of social change.

Keywords: women's participation in social movements, gender equality, Argentina; neoliberalism, social organizations, Jujuy, social protection, political participation.

 

Introducción

Este trabajo se interroga acerca del lugar de las mujeres y las relaciones de género al interior de las organizaciones populares en Argentina, en un escenario de reactivación económica y cambio político en el que dichas organizaciones experimentan transformaciones en su rol y en sus formas de vinculación con el Estado y la política. Para abordar esta pregunta, se estudia el caso de la Organización Barrial Tupac Amaru, uno de los movimientos con mayores recursos, capacidad de movilización e incidencia política de la Argentina pos-neoliberal, que se beneficia de la transferencia directa de recursos federales durante los gobiernos de Néstor Kirchner (Frente para la Victoria, FpV, 20032007) y Cristina Fernández (FpV, 2007 al presente) (Moscovich, 2009; Battezatti, 2012).1 La Tupac Amaru, originada en las protestas contra las reformas neoliberales características de la década de 1990 en el empobrecido noroeste argentino, desempeña un papel hegemónico en la articulación de demandas de los sectores populares informales (Battezatti, 2012)2 y es la única del país que tiene como su máximo referente a una mujer.

Desde el ángulo de la sociología feminista, las organizaciones, sus estructuras y procesos están generizados (Acker, 1990; Britton, 2000; Kabeer, 1993; Lind, 2005). Siguiendo a Kabeer (1993), sostenemos que las relaciones de género en las organizaciones distribuyen recursos, derechos, responsabilidades y significados entre diferentes colectivos de mujeres y varones, y moldean las experiencias de feminidad y masculinidad. La Organización Barrial Tupac Amaru es un locus de poder donde las desigualdades de género se producen, se recrean y pueden transformarse.

En las investigaciones que analizan la participación femenina en los movimientos de trabajadores desocupados entre la década de 1990 y principios de este siglo (Causa, 2008; Di Marco, 2011; Monteagudo, 2011),3 se destaca el empoderamiento personal que implica, para las mujeres de sectores populares, la acción colectiva en el ámbito público. Con todo, estos mismos trabajos coinciden en marcar que al interior de las organizaciones se observan mecanismos de segregación por sexo/género, tanto horizontales como verticales. En este sentido, la demografía masculina de las dirigencias es un rasgo destacado por la literatura.4 De hecho, las mujeres piqueteras se ocupaban del trabajo alimentario y de cuidado, participaban en acciones públicas y llenaban las filas de las bases, pero no accedían a puestos de dirección en sus organizaciones.5 Asimismo, algunas de estas investigaciones evidencian la adición de la militancia a las demás actividades productivas, reproductivas y de cuidado que realizan las mujeres, con la consiguiente "cuádruple carga de trabajo" (Causa, 2008). Por último, esos mismos trabajos revelan el uso de narrativas maternales para legitimar la participación de las mujeres en la esfera pública y, en particular, su acción de realizar demandas al Estado.

Frente a este cuadro, la Tupac Amaru presenta dos características que la diferencian de los movimientos de trabajadores desocupados de los años noventa, foco de los estudios mencionados. En primer lugar, los puestos de conducción en este caso son ocupados en buena medida por mujeres, bajo el liderazgo carismático de Milagro Sala, una dirigente que se autoidentifica como indígena. Esta dirigente tiene relaciones estrechas con altos(as) funcionarios(as) del gobierno nacional y es considerada un actor de veto en la política provincial (Moscovich, 2009). El lugar protagónico de las mujeres en la organización se da a su vez en un contexto provincial conservador, con acentuadas desigualdades de género que dificultan la participación política de las mujeres.6 Por otro lado, a diferencia de las organizaciones piqueteras ya descritas, la Tupac Amaru articula demandas que van más allá del trabajo (Battezatti, 2012) y abre la pregunta por la incorporación de las demandas de mujeres de los sectores populares. A pesar de estas características, la Tupac Amaru y su dirigencia prácticamente no han recibido atención por parte de las investigaciones sobre política, género y políticas públicas. Este artículo contribuye a saldar esta laguna empírica a través del análisis de tres niveles de generización de dicha organización.

La investigación se basa en un corpus de datos documentales, observaciones en terreno y entrevistas realizadas en la ciudad de San Salvador de Jujuy en el periodo 2009-2010 y en 2014. Estos materiales se complementaron con el análisis de contenido de materiales producidos por la Tupac Amaru, que cuenta con un área de prensa. Las principales fuentes empleadas han sido entrevistas en profundidad con referentes, videos de la organización y boletines institucionales. Dichas fuentes muestran la manera en que la organización se presenta frente a otros actores y el lugar que otorga (o deja de otorgar) a las consignas de igualdad de género en sus actividades cotidianas. Para contextualizar el caso, también hemos realizado análisis de contenido de periódicos que cubrieron acontecimientos críticos en la trayectoria de la Tupac Amaru, así como entrevistas informales a referentes sociales y gremiales de Jujuy, funcionarios(as) y actores políticos de la provincia. Teniendo en cuenta esta estrategia empírica, el análisis devela los sentidos oficiales de la organización, y deja para una etapa posterior el estudio de las prácticas sociales situadas.7

El artículo se organiza en cuatro secciones.

La primera periodiza las características de la organización en dos momentos diferenciados: una primera etapa que va de 1999 a 2003 en la que comparte las características de los movimientos de desocupados que reclaman programas y asistencia social al Estado, y una segunda en la cual, a través de su anclaje territorial y lo que Battezatti (2012) denomina red de provisión de servicios y garantía de derechos, la Tupac Amaru puede ser caracterizada como una organización-bienestar para los sectores populares del noroeste argentino.8

En las secciones siguientes, este artículo muestra que existen tensiones entre tres formas de entender las consignas de igualdad de género en la organización. Cada sección se enfoca en una manera de concebir la igualdad de género -o niveles de generización- en la Tupac Amaru, lo cual hace referencia a tres tipos diferenciados de actores en la misma: la militancia, la dirigencia y, por último, el sujeto utópico de cambio social. Estos tres niveles identificados resquebrajan miradas totalizadoras sobre las desigualdades de género en las organizaciones sociales del campo popular.

 

La Organización Barrial Tupac Amaru: de movimiento de desocupados a organización-bienestar

La Tupac Amaru surge, se desarrolla y tiene su epicentro en la provincia de Jujuy, en el noroeste argentino,9 cuya población es de 672 260 habitantes (INDEC, 2010), y se ha distinguido históricamente por sus elevados niveles de pobreza, una fuerte dependencia financiera de la nación y una estructura económica débil que realiza un magro aporte al producto interno bruto del país, cercano al 0.5% (Martínez, Golovanevsky, y Medina, 2010).10 Jujuy también es una de las provincias con menor cantidad de establecimientos educativos; en 2001 era la quinta con mayor proporción de población analfabeta y la novena con mayor proporción de población con escolaridad primaria incompleta (Luci, 2003).

Bajo la presidencia de Carlos Menem (Partido Justicialista, PJ, 1989-1999), Jujuy fue uno de los territorios periféricos donde se originaron formas de protesta (cortes de ruta, toma de edificios públicos, acampes) que implicaron el surgimiento de un nuevo actor social en la Argentina: las organizaciones de trabajadores desocupados, denominados piqueteros.11 En medio de una fuerte crisis de las economías regionales, privatización de empresas públicas y descentralización de los servicios de educación y de salud -mediante la transferencia de las responsabilidades de gestión y el personal de la nación a las provincias, sin los correspondientes recursos-, Jujuy experimentó una situación de crisis fiscal del Estado provincial, alta conflictividad sindical (Kindgard, 2009) e ingobernabilidad.12 Sobre el telón de fondo de fuertes movilizaciones callejeras lideradas por sindicatos del sector público, surgieron dos organizaciones sociales que cobrarían alcance nacional: la Corriente Clasista y Combativa (CCC), en 1994, conducida por Carlos el Perro Santillán, y la Organización Barrial Tupac Amaru, en 1999, encabezada por Milagro Sala, en ese momento dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), parte de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).13

Ahora bien, ¿cómo surge y se consolida esta organización? ¿Cómo logra la magnitud que tiene? Hasta 2003, la Tupac Amaru -que comienza siendo el brazo de acción barrial de la ATE- fue una típica organización de trabajadores desocupados, que se movilizaba principalmente para reclamar y negociar asistencia social y alimentaria con agentes estatales. La alianza con el gobierno nacional, tras la llegada de Néstor Kirchner a la Presidencia, marca un punto de inflexión en su modo de organización e integración de demandas. En efecto, en el marco de una novedosa política de coaliciones del gobierno nacional, que tiende puentes con actores sociales a los que ubica como interlocutores directos (Moscovich, 2009),14 la Tupac Amaru comienza a recibir considerables fondos federales para la construcción de viviendas, entonces crece vertiginosamente y pasa a proporcionar trabajo, salud y educación a gran parte de la población de la provincia en Jujuy.15 Construye 4500 viviendas y un barrio propio en San Salvador de Jujuy, y se expande a quince de las veintitrés provincias de Argentina.

Battezatti distingue dos modos de organización y de vínculos con el Estado en la provincia de Jujuy. El primero (que el autor denomina "red estatal") va de 1997 a 2002 y se caracteriza por la beligerancia popular contra el neoliberalismo. En este periodo, las organizaciones de desocupados plantean demandas ligadas al trabajo, establecen poca colaboración con el Estado y compiten entre sí por el acceso a planes sociales. En un segundo momento, que inicia hacia 2003, la Tupac Amaru articula a otras organizaciones, integra demandas que van más allá del trabajo (como las reivindicaciones de pueblos originarios o de organizaciones de derechos humanos) e incide en la planificación e implementación de políticas públicas gracias a su alianza con el gobierno nacional (Battezatti, 2012). De esta manera, la Tupac Amaru se transforma en el actor hegemónico de los sectores populares jujeños por su capacidad de movilización, la magnitud de recursos que gestiona, las obras y servicios que brinda, y los afectos que despierta. En 2009, esta organización administraba alrededor de seis millones de pesos mensuales (casi un millón de usd, al valor de 2009) provenientes de programas federales sociales y habitacionales (Moscovich, 2009: 31). En 2014, contaba con alrededor de setenta mil integrantes en Jujuy (un 10% de la población provincial) y empleaba a 4522 personas, lo que la posicionaba como el segundo empleador de Jujuy, luego del Estado provincial y seguido por la industria tabacalera (Entrevista a Federico Noro, 2014). Tras este desarrollo, la organización crea su propio partido político -Partido por la Soberanía Popular- y presenta candidatos a las elecciones legislativas provinciales de 2013, en las que logra el 14% de los votos y tres bancas en la legislatura provincial.16

En síntesis, en el noroeste argentino, la Tupac Amaru se distingue por su amplio entramado de provisión de bienes, servicios y derechos en las áreas de trabajo, seguridad social y pensiones, salud, educación y recreación para sectores populares informales, otrora desprotegidos por el Estado. La organización ha construido una obra social, tiene escuelas de nivel primario, secundario, y un ciclo terciario de formación profesional donde sus integrantes terminan los estudios y obtienen títulos legales. En cuanto a los servicios de salud, cuenta con centros de atención primaria, farmacias y consultorios equipados con tecnología superior a la existente en hospitales públicos, además de un impactante centro para atención de discapacidades de cinco mil metros cuadrados. Periódicamente, la Tupac Amaru realiza campañas de prevención con ambulancias de alta complejidad y personal propio. Uno de sus dirigentes describe este entramado institucional de la siguiente manera:

Hoy [2009] la Tupac tiene un sistema de salud que es de la Tupac. Tiene un sistema educativo con primaria, secundaria, y este año inauguró la terciaria... todos aquellos expulsados del sistema educativo están dentro de la organización y pueden educarse. Es más, deben educarse. Se está trabajando simultáneamente con la salud, con la educación y con las cooperativas de construcción (Entrevista a Raúl Noro, 2009; énfasis agregado).

Además, la organización cuenta con espacios recreativos donde se practican deportes y pueden encontrarse pintadas con consignas que transmiten mensajes educativos ("Sí al deporte, no a la droga") y políticos ("Compañero: tu patrón no comerá de tu pobreza", "En un país lleno de trigo no puede haber niños sin la ternura del pan"). Un último elemento central en la red de servicios y la noción de bienestar de la Tupac Amaru es la circulación de bienes culturales globalizados. Las actividades sociales y recreativas en el barrio Tupac Amaru de San Salvador de Jujuy se organizan alrededor de tres espacios: un parque acuático con una gran piscina, una reproducción a escala real del Templo del Sol de Bolivia, donde se realizan los festejos del Inti Raymi en el mes de junio, y un área de asadores y juegos infantiles con reproducciones gigantes de los animales del filme La era del hielo.

La noción de organización-bienestar busca caracterizar este entramado de provisión de trabajo e ingresos, protección social, recreación y consumo cultural, que ilustra las transformaciones experimentadas en el modo de organización propuesto por la Tupac Amaru en Argentina desde 2003. Dicha noción engloba sus acciones simultáneas en pro de la reproducción material y simbólica de los sectores populares informales y permite subrayar, además, que en este periodo, la Tupac Amaru no solo ofrece servicios y protección a sectores históricamente marginados, sino que regula la vida económica y social de estas poblaciones.

Asimismo, el concepto de organización-bienestar ilumina uno de los rasgos que, según Battezatti (2012), comparte la Tupac Amaru con los modos de organización sindicales y corporativistas: la dotación de una sede central semejante a una obra social para sus miembros. Sin embargo, se diferencia de estas formas de provisión de servicios por su relación con el Estado provincial. Por un lado, la organización-bienestar es "paralela" y pretende competir con la provisión de servicios públicos provinciales. Esto aparece en varias entrevistas con sus dirigentes, encargadas y responsables (categorías nativas que se utilizan para designar los diversos lugares en la estructura de la Tupac Amaru). Por ejemplo, Milagro Sala comenta: "nosotros, como organización social, hemos demostrado que no nos gusta la salud en Jujuy, no nos gustan los hospitales, ahora nosotros armamos un centro de salud. Le demostramos al Estado que ellos están errando con eso" (Entrevista a Milagro Sala, 2009). Por otro lado, su vínculo no se encuentra regulado por la normativa estatal, sino por acuerdos informales con el gobierno nacional (el punto de la informalidad es central en el argumento de Battezatti (2012). La noción de organización-bienestar se distancia de las ya conocidas redes de supervivencia y reproducción material y social puestas en marcha en momentos de crisis. El análisis de este caso de estudio muestra que, por medio de la utilización de recursos federales y su uso particular de las políticas sociales, la Tupac Amaru disputa, a partir de 2003, las definiciones del bienestar de políticas sociales y su organización de la intimidad, el género y la sexualidad. Más aún, como se destaca en la cita a continuación, el periodo descrito con la noción de organización-bienestar vuelve porosos los límites entre las categorías analíticas de movimiento, mercado, Estado, hogar y partido político. Las reflexiones de un joven militante ilustran las singularidades de este periodo de la organización:

Si uno se para y ve la cantidad de casas, dice: es una empresa constructora. Y no es una empresa constructora. Y si uno se para en otra punta dice es una fábrica. Y no es una fábrica. Si uno se para hoy en este galpón y dice: ah, es una organización que hace algo social. O si uno se para en una Copa de Leche, dice: es una organización que alimenta chicos. Tampoco es una organización que alimenta únicamente chicos, sino que hace todo eso (Testimonio publicado en el video Milagro en Jujuy, minuto 40).

En suma, lo que aquí se denomina organización-bienestar se caracteriza por los siguientes rasgos: anclaje territorial; una red de bienes, servicios y derechos para sus miembros; sentido de pertenencia colectivo -por medio de retóricas movimentistas y/u otras-, y un proyecto de futuro.

La figura 1 ilustra los dos periodos de la Organización Barrial Tupac Amaru:

Esta posibilidad de combinar múltiples demandas de sectores populares abre el interrogante sobre las relaciones de la Tupac Amaru con las consignas de los movimientos de mujeres y los feminismos, y sobre la perspectiva de la organización acerca de las relaciones de poder entre los géneros. A partir de estas preguntas guía, en las siguientes secciones vamos a identificar tres concepciones de la organización sobre la regulación de las relaciones de género, que serán el foco de cada una de las secciones restantes. Cada nivel de generización hace referencia a un tipo de actor de la organización. Es decir, el primer nivel se enfoca en la militancia de base en Jujuy. El segundo versa sobre las relaciones de género en el seno de la dirigencia de la organización. El tercero ofrece una visión normativa que dictamina cómo deberían relacionarse mujeres y varones de la Tupac Amaru para cumplir sus objetivos de transformación social.

 

Las mujeres a trabajar más y cuidar mejor: relaciones de género en los hogares militantes

Una primera concepción de las relaciones de género ilustra cómo la Tupac Amaru propone lidiar con las desigualdades entre varones y mujeres militantes en el terreno de la política, la organización del trabajo y el cuidado. La Tupac presenta una dirigencia mixta con un claro protagonismo de mujeres jóvenes, representado por Milagro Sala y su círculo íntimo.17 Como lo explica la literatura (Rodríguez Blanco, 2010; Moscovich, 2009) y la propia dirigencia de la Tupac en nuestras entrevistas, la organización surge con la provisión de Copas de Leche para niños y niñas de familias de desocupados, y se afianza con el armado de las cooperativas de vivienda a partir de 2003. Estas dos actividades que se encuentran en la base y la consolidación de la organización -comedores comunitarios y construcción de viviendas- tienen marcas de género y clase, ya que suelen ser llevadas a cabo por mujeres y varones de sectores populares, respectivamente. Esta trayectoria organizacional, que va desde las Copas de Leche a las cooperativas de vivienda, es el mismo recorrido que se recrea a nivel individual cuando una persona quiere integrarse a la estructura. Para formar parte de la Tupac, los militantes comienzan organizando una Copa de Leche en sus barrios o localidades.18

A través del análisis de los videos institucionales se observa que dicha iniciación política es presentada por la organización como un proceso diferenciado por sexo, ligado a las tecnologías de género (De Lauretis, 1989) y afectividades generizadas. En el proceso de devenir tupaqueros, los varones aprenden modos de sensibilidad que los propios sujetos ligaban a la feminidad (como la solidaridad comunitaria), mientras que las mujeres experimentan actividades que ellas identificaban con la masculinidad, como la autonomía producto de la construcción de viviendas. Los testimonios de varones jóvenes relatan cómo Milagro les propone poner en marcha Copas de Leche en sus propios barrios. Para convertirse en tupaquero es preciso experimentar la solidaridad comunitaria, generalmente vinculada al trabajo afectivo extendido al barrio.

Así lo describe uno de los varones que ingresa a la organización:

Yo renegaba al comienzo cuando Milagros cortaba las calles. Mi familia era de tener taxis. Y mi papá era de tener un auto para cada hijo. Esa era la herencia que dejaba... Y cada vez que salía, yo decía: "Uy, estos negros...". Y después, cuando empecé a entender por qué cortaban, te abre la cabeza [...]. Entré [a la Tupac] para colaborar, para ver. Después me invitaron a una Copa de Leche. Ahí es donde tomé conciencia, cuando un pibito que tenía tres años, descalzo, moquitos sueltos, me dice: "Señor, ¿me da un poquito más para mi mamá?". Eso me partió el alma... Iba a colaborar en lo que más podía... y así tomás conciencia. De ahí me enganché y empecé a colaborar y entré a la obra [a participar de las cooperativas de construcción de viviendas]. Le dije a mi mamá un día: "Mamá, yo voy a dejar el auto un tiempo y me voy a trabajar a una obra" (Entrevista B, varón militante, 2009).

Raúl Noro, dirigente y pareja de Milagro Sala, explica que los varones militantes de la Tupac Amaru, de esta manera, experimentan las emociones vinculadas al trabajo afectivo en los comedores populares: "ningún tupaquero puede dejar de tener la experiencia de la Copa de Leche porque es donde se manifiesta lo solidario" (Entrevista a Raúl Noro, 2009).19 Con todo, la experiencia que se reclama a los que comienzan en la organización coloca el cuidado -como "hacer algo para el barrio"- en el marco de actividades políticas más amplias y trabajo territorial de la organización. En cambio, en el caso de las mujeres militantes, a esta dimensión comunitaria del trabajo afectivo se le suma el cuidado de la propia familia.20

Por su parte, las historias del comienzo de militantes mujeres en la organización destacan las transformaciones personales que vivieron producto del trabajo en la construcción de viviendas. Ellas identifican el empoderamiento que experimentaban al realizar tareas que antes les eran inimaginables. Mismas que, a su vez, les ofrecen acceso a bienes sociales (en este caso, la vivienda). El video Construyendo un Milagro, donde se presenta la organización por medio de los testimonios de mujeres que la integran, resalta el significado del trabajo femenino en las cooperativas y en rubros no tradicionales. En el marco de nuestra entrevista, la dirigente Milagro Sala lo explica así: "Cuando nosotras empezamos con la construcción fue en el primer lugar que la mujer comenzó con la construcción. Porque antes, por ejemplo, únicamente en la construcción estaban los hombres. No había mujeres. Y en la OUCRA era mala palabra las mujeres, ¿no?" (Entrevista a Milagro Sala, 2009).

De esta manera, el proceso de iniciación en la organización aparece conformando trayectorias de aprendizaje de sensibilidades y tecnologías de género que no suelen formar parte de la experiencia de género de las personas. Devenir tupaquero o tupaquera parecería consistir en la experimentación de moralidades desancladas de las definiciones socialmente imperantes acerca de lo masculino y lo femenino: la solidaridad y la autonomía.

En forma paralela a la socialización política de los y las militantes, en los ámbitos de la economía se proponen estrategias explícitas de paridad en el trabajo productivo, de conciliación en el cuidado que realizan las mujeres y de tolerancia cero a la violencia de género, que van a regular la intimidad de los hogares de la militancia. A partir de 2003, la Tupac Amaru ha construido cuatro fábricas (metalúrgica, de bloques y adoquines, de muebles en caño, y textil) para sostener el desarrollo habitacional y generar trabajo, con el propósito de satisfacer demandas y comercializar parte de su producción (muebles, ladrillos, puertas y ventanas, indumentaria, etc.) una vez que el Estado nacional deje de financiar la construcción de viviendas. En el marco de estas actividades, la Tupac Amaru impulsa medidas de paridad que proponen una participación equivalente de mujeres y varones en los diversos rubros de trabajo no tradicionales para las mujeres de sectores populares (por ejemplo, la construcción). Según las entrevistas concretadas, estas acciones pretenderían desestabilizar los estereotipos de género que incluso la misma dirigencia de la organización reproducía, y la segmentación horizontal del trabajo por sexo, especialmente en la construcción. Al recordar los inicios de las cooperativas de vivienda, Milagro Sala relata que las mujeres les solicitaban trabajo en la construcción y que ella al principio desestimaba sus demandas:

Cuando comenzamos a trabajar en el plan habitacional, empezamos a hacer asambleas para ver quién se animaba a la construcción y veíamos que todos eran muchachos y mujeres. Les digo: chicas, la construcción es para los hombres. Y las chicas me dicen: no, nosotras estamos cagadas de hambre, queremos trabajar porque nuestros maridos nos dejaron; o: mi marido está trabajando en la cosecha y no ha vuelto más, y entonces yo voy a trabajar. Comenzamos a trabajar con las mujeres. Hoy, nosotros tenemos el lujo de decir que tenemos mujeres trabajando en la construcción, casi el 50%. Tenemos mujeres trabajando en la fábrica metalúrgica, en la fábrica de bloques. Tenemos mujeres que hoy caminan ahí, de par a par. No es como antes que la mujer venía detrás del hombre (Entrevista a Milagro Sala, 2009).

A su vez, las militantes históricas describen que la organización del trabajo de las cooperativas de construcción de viviendas ha estado en manos de cinco referentes: cuatro de ellas eran mujeres (Entrevista D, mujer dirigente, 2014).

El trabajo asalariado aparece así como la llave para resolver las desigualdades que experimentan las mujeres como colectivo. A modo ilustrativo, Milagro Sala subraya: "Hoy estamos teniendo un foco bastante fuerte de mujeres que se han hecho cargo de la situación. Se han hecho cargo de ellas mismas, de las familias, de decir: 'yo puedo alimentar a mi familia, no hace falta tener un hombre para poder levantar la familia'" (Entrevista a Milagro Sala, 2009). En la mirada de una dirigente media, la Tupac Amaru "mejoró la vida de las mujeres por el solo hecho de haberles dado el trabajo, y con el trabajo, la salud y la educación. Esto amplía libertades. Por ejemplo, la libertad de vivir solas con sus hijos sin seguir sometidas a un hombre, la libertad de hablar en las asambleas y plantear lo que le parece que está de acuerdo o no. Y todas las libertades que se amplían en un sistema capitalista cuando detrás del trabajo está el dinero" (Entrevista C, mujer dirigente, 2014).

Otra preocupación de la Tupac Amaru respecto de la militancia de base es compatibilizar el cuidado infantil con el trabajo productivo de las mujeres. En este aspecto, en el barrio más importante de la organización, ubicado en Alto Comedero, en las afueras de San Salvador de Jujuy, la organización cuenta con guarderías de jornada completa como parte de una política de conciliación entre el trabajo productivo y el cuidado, que -se da por supuesto- es una tarea femenina. Así se describe esta iniciativa en entrevistas a las mujeres militantes: "Toda la gente que trabaja y que tienen hijos, los dejan en una guardería, si quieren. Acá hay muchas chicas que los llevan y los retiran a la tarde. Si no pudieron terminar, los traen a los chicos acá [a la fábrica] para que les den la teta acá" (Entrevista A, mujer militante, 2009). Y vuelve a aparecer en las palabras de las mujeres que forman parte de la biografía de Sala:

La guardería está abierta desde las siete de la mañana hasta que todos salen del trabajo. Si los chicos se sienten mal, las maestras los llevan al médico. Van niños de tres meses a doce años. Tenemos el Centro de Integración Comunitaria, al lado de la guardería. Si un médico tiene que ver a tu hijo, y si le receta algo, eso se resuelve en el momento. A los chicos nunca les falta atención. Las chicas de guardería también les dan de comer y se fijan en las cartillas a ver si falta alguna vacuna. Las madres trabajamos tranquilas (Militante de la Tupac Amaru, en Russo, 2010: 64).

Este servicio de cuidado se encuentra disponible en Alto Comedero donde se localizan las fábricas, pero está ausente en la sede principal ubicada en el centro de San Salvador de Jujuy, donde las y los militantes acceden a los servicios de salud y/o sociales provistos por la organización.

Con relación a los hogares de la militancia, esta regulación de la intimidad mediante políticas de paridad y de conciliación busca mejorar la autonomía económica de las mujeres, bajo el supuesto de que ellas, como grupo, van a compartir los beneficios de su actividad productiva con los seres que aman.21 La dirigencia de la organización propone para las militantes: "si ellas tienen su plata, van y le compran las zapatillas que ellas quieren a su hijo, las medias que ellas quieren y lo mandan a la escuela que ellas quieren" (Entrevista a Milagro Sala, 2009). Desde esta perspectiva, la solución de las tensiones entre trabajo remunerado y reproducción social requiere de las mujeres más horas de trabajo productivo y mejor cuidado de las futuras generaciones tupaqueras. Esta tendencia a la conciliación entre trabajar más y cuidar mejor, está limitada a las mujeres, y los varones parecen ausentes del cuidado infantil.

A su vez, otra estrategia que sigue la Tupac para regular las relaciones en los hogares militantes es su "tolerancia cero" a la violencia de género que se ejerce sobre las mujeres. Tal como se observa en otras organizaciones populares (Causa, 2008), uno de los métodos utilizados para prevenir y sancionar esa violencia consiste en que grupos de mujeres golpeen o amedrenten al varón golpeador. Sala afirma que en el barrio de la Tupac Amaru no se permite la violencia. En el video Construyendo un Milagro, la dirigente explica las estrategias que se emplean: "Por ahí los muchachos se Enmachan y van a patear la puerta a la casa... Si nos llegamos a enterar que un compañero le pega a una compañera, se juntan todas las compañeras del barrio y lo hacen sonar". Asimismo, otro método de tolerancia cero es proveer, en la sede central de la organización, asistencia jurídica para víctimas de violencia de género (Entrevista C, mujer dirigente, 2014).

En síntesis, este análisis permitió identificar cómo se entienden las consignas de igualdad de género para la Tupac en los hogares de su militancia. En la esfera de lo político, la organización parece identificar la solidaridad y el sentido de pertenencia barrial como modos de sensibilidad que las masculinidades tupaqueras deberían atravesar, así como las formas de subjetivación de la feminidad requieren de la experimentación del trabajo manual y la autosuficiencia económica. Al trasladar el foco a la esfera económica, se observa que la Tupac Amaru procura desestabilizar los estereotipos de género y la segmentación horizontal del trabajo remunerado por sexo, y provee cuidado infantil para conciliar el trabajo productivo de las mujeres-madres. En esta perspectiva sobre las consignas de igualdad de género, se enarbola el protagonismo económico y se protegen los derechos de las mujeres en el trabajo productivo, en la administración de los ingresos y en la satisfacción de las necesidades familiares. En contrapartida, se configuran procesos de división del trabajo que desresponsabilizan a los varones del cuidado familiar, basados en una imagen idealizada de las mujeres como altruistas que se sacrifican por los demás.

 

Invertir jerarquías: género, etnicidad y clase en la dirigencia

Al analizar las consignas de igualdad de género, en los relatos sobre la dirigencia de la Tupac Amaru, emerge un sentido contrapuesto al primero. Tomando como ilustración las presentaciones públicas de la pareja dirigente conformada por Milagro Sala y Raúl Noro, asoma una segunda perspectiva en la que las relaciones históricas de desigualdad de género, etnia y clase se invierten. Tanto en las entrevistas realizadas como en apariciones públicas, Milagro Sala apela a su pareja para retratar el lugar jerárquico que ella ocupa en su hogar. Hogar que, según la misma dirigente postula, se encuentra atravesado por diversos ejes de desigualdad social, ya que se autodefine como una mujer de procedencia indígena que ha experimentado la marginalidad y la discriminación en carne propia, convive con un intelectual blanco, excorresponsal de un periódico tradicional de las élites argentinas. Russo, la biógrafa de Sala, señala sobre la pareja de la dirigente que: "Raúl es un blanco arrepentido históricamente" (Russo, 2010: 118) y reproduce las palabras de Noro acerca de las desigualdades que entrecruzan su pareja: "Sentí con claridad que tenía una deuda con ella [Milagro]. Y aquí estoy -se ríe, quizá irónicamente, aunque se ignora en qué medida-, pagando una deuda de quinientos años" (Raúl Noro, en Russo, 2010: 119).

El hogar dirigente de la Tupac Amaru aparece entonces como un territorio íntimo entrecruzado por los ejes de lucha de la organización. Coqueteando con la incorrección política, Sala y Noro hacen bromas sobre este último como "un hombre golpeado" (Entrevista a Milagro Sala y Raúl Noro, 2009). Es así como, al hablar de su vida cotidiana, Sala manifiesta irónicamente que: "ahora es al revés, sino pregúntenle a mi marido" (Conferencia en la Universidad de Buenos Aires, 19 de agosto de 2011). Este juego de posiciones de poder, que contrasta con la perspectiva anterior que enfatiza la protección de las mujeres militantes, teje una batalla retórica en la que el sexo femenino, la clase baja y la etnia indígena someten a su contraparte en la intimidad. Este relato sobre las relaciones de la pareja dirigente retoma la regulación de las relaciones de género en los hogares e invierte los roles tradicionalmente adscritos a mujeres y varones, así como las desigualdades entre clases y etnias (como aparece explicitado en la "deuda de Raúl").

Este segundo nivel de generización de la Tupac Amaru se completa con el uso de metáforas de lazos familiares para organizar las relaciones con el resto de la dirigencia y la militancia. "Siempre tenemos que ser como hermanos, nos tenemos que cuidar entre nosotros porque nosotros todos somos una familia", explica una militante (Entrevista A, mujer militante, 2009). Más aún, Milagro Sala denomina al grupo de jóvenes de su círculo íntimo como sus "hijos del corazón" (Russo, 2010).

Milagro Sala se define y es definida por tres vínculos que se reflejan en diferentes formas de nombrarla que tienen los miembros de la organización. Por un lado, los allegados y colaboradores más cercanos la nombran "la Flaca", resaltando su vínculo de confianza y cercanía. Por el otro, los y las responsables de direcciones en la sede central y/o trabajadores de las oficinas la llaman "la Jefa", señalando su relación y jerarquía laboral. Finalmente, las militantes de base se refieren a Milagro como "la Mami", y apelan al maternalismo al solicitarle bienes y/o servicios (Entrevista D, mujer dirigente, 2014).

En los videos de la organización, los militantes definen a su dirigente Milagro Sala como "una mujer fuerte, con sus convicciones", y su pareja repite "tiene un temperamento muy... llamémosle fuerte, ¿no? y tiene una capacidad de organización increíble" (Entrevista a Milagro Sala, 2009). Milagro Sala consolida su dirigencia en un escenario provincial conservador, caracterizado por desigualdades de género acentuadas en la política local. En este contexto, ella misma describe la disrupción que implica su figura política en el contexto provincial:

Lamentablemente, en Jujuy hay una corporación política. Son cinco tipos que han hecho todos los negocios. No se bancan que quien lidere sea una mujer. Para ellos es difícil, es un costo muy fuerte del machismo bancarse que una mujer sea la que esté encabezando todo esto [...]. Ellos prefieren bancar a los hombres con cualquier estupidez, a que una mujer esté liderando (Entrevista a Milagro Sala, 2009).

En este escenario, Milagro Sala no apela al maternalismo para legitimar su dirigencia ni para justificar su papel en la política provincial y/o nacional.22

Solo utiliza narrativas maternales para definir a las mujeres militantes de su movimiento, y para reclamar por sus derechos y acceso a servicios: "[...] Nosotros no queremos que a las madres nuestras les quieran dar los planes Trabajar, queremos que trabajen, dignificarnos" (Entrevista a Milagro Sala, 2009).

En este caso, las mujeres militantes son presentadas a partir de sus redes de relaciones más que como sujetos individuales. En cambio, la construcción de la figura política y las performances de género de Milagro Sala no se afirman en este entramado relacional y maternal, sino en su fuerte temperamento y capacidad organizativa para legitimar sus demandas frente al Estado.

 

La regulación del género y la sexualidad en la agenda de cambio de la organización

El tercer nivel de generización da cuenta del lugar de las consignas de igualdad de género en la perspectiva que propone la Tupac Amaru sobre el cambio social. En el periodo estudiado, que hemos denominado organización-bienestar, la Tupac incorpora en su agenda política demandas que van más allá del trabajo y la superación de la pobreza (Batezzatti, 2012). Este rasgo le permite sumar demandas de las organizaciones LGBTTI nacionales, que se incluyen en la agenda de reconocimiento identitario de sectores populares y de lucha contra la discriminación.

Como fue descrito, existen tensiones en las formas de regular el género en la organización que se expresan en la pedagogía moral de las y los militantes y sus barrios. Por un lado, en las entrevistas realizadas, los dirigentes observan que la formación de mujeres y su desempeño en oficios no tradicionales, sumado a la posibilidad de acceder a una vivienda sin el requisito de conformar un hogar heterosexual (como priorizan los organismos provinciales), incentivó el ingreso de lesbianas de sectores populares a la Tupac Amaru. Al momento de redactar este artículo, estas mujeres habían ascendido en la estructura de la organización y conformaban gran parte de su dirigencia media (Entrevista D, mujer dirigente, 2014). Este desarrollo en una organización ya feminizada, llevó a que Milagro Sala fomentase la participación de las militantes y dirigentes de la organización en el Taller de Lesbianismo del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM)23 realizado en Jujuy en 2006 (Entrevista E, mujer militante, 2014).24 A partir de esta experiencia se inicia el Grupo de Diversidad de Género de la Tupac Amaru, que desarrolla vínculos con organizaciones nacionales de la diversidad sexual en general, y de lesbianas en particular.25

Con las demandas de las agrupaciones feministas, sin embargo, el escenario es distinto. A pesar de agregar demandas de movimientos LGBTTI, la organización no ha logrado articular muchas demandas de los feminismos de la provincia en su agenda política. En la provincia de Jujuy, los espacios intersectoriales del movimiento de mujeres y feministas son conducidos por actores con quienes la Tupac Amaru está enfrentada políticamente.26 En apariciones públicas, Milagro Sala aclara "yo no soy feminista", y resta incorporar las demandas sobre redistribución del trabajo y autonomía corporal de las mujeres a la agenda de cambio de la organización. Un ejemplo paradigmático de articulación de demandas es la alianza nacional de organizaciones agrupadas en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito que se gesta en los ENM de 2003 y 2004, en la cual la Tupac Amaru no participa.27

La máxima referente de la organización explica en su entrevista que el imaginario de transformación social de la Tupac Amaru se apoya en una interpretación de cosmovisiones indígenas donde "hombre y mujer deben caminar de la mano " (Entrevista a Milagro Sala, 2009):

Desde mi sentimiento kolla, de donde vengo, están el sol y la luna, nuestros antepasados decían que esto significa la dualidad. El hombre y la mujer tienen que caminar en conjunto. No puede caminar el hombre adelante y la mujer atrás; o la mujer adelante y el hombre atrás. Nosotros venimos diciendo que el hombre tiene que trabajar al lado de la mujer, no tiene que haber machismo. Lamentablemente en Latinoamérica el machismo es lo que va adelante. Nosotros logramos que se equipare eso dentro de nuestra organización (Entrevista a Milagro Sala, 2009).

Esta tercera manera de entender las relaciones de género, centrada en el sujeto de cambio social, dibuja una imagen de complementariedad que cobra legitimidad a partir de la interpretación que la organización realiza de un pasado definido étnicamente. Varones y mujeres de la Tupac Amaru deben trabajar por los objetivos de redistribución económica y reconocimiento de identidades subalternas definidas por la etnia, la clase y la diversidad sexual. De esta manera, a pesar de ser un movimiento liderado por una mujer que reconoce haber sido discriminada en razón de su género, a la agenda política de la Tupac Amaru le resta el desafío de incorporar los intereses estratégicos de las mujeres en tanto colectivo.

 

Conclusiones

Este artículo hace un aporte al estudio de las formas de interpretar las consignas de igualdad de género en las organizaciones de sectores populares en la Argentina posneoliberal. El estudio se centró en el periodo 2003-2014 de la Organización Barrial Tupac Amaru en la Provincia de Jujuy. Esta organización, surgida como un movimiento de empleados públicos y personas desocupadas que demandan asistencia estatal, logró construir en el periodo estudiado un entramado de provisión de trabajo e ingresos, prestación de servicios y acceso a derechos, recreación y consumo cultural para sectores populares. La noción de organización-bienestar, utilizada para caracterizarla, engloba estas acciones simultáneas que la organización desarrolla para la reproducción de los sectores populares jujeños. Con ella se enfatiza que la Tupac Amaru no solo ofrece una red de protección en momentos de crisis, sino que organiza la vida económica y social, y regula las relaciones de género y la sexualidad de estas poblaciones.

A partir del examen de entrevistas en profundidad, observaciones directas y análisis de documentos de la organización, se identificaron tres formas de regular las relaciones de género, que plantean tensiones y contracciones entre sí. La primera se centra en la militancia e impulsa políticas de paridad de género en el trabajo productivo, de protección de los cuerpos de las mujeres, y de conciliación para que las mujeres trabajen más y mejor. La tendencia a trabajar más y cuidar mejor, limitada solo a las mujeres, puede entrar en conflicto con su derecho a la autonomía sexual e invisibilizar las desigualdades estructurales entre los géneros destacadas por el feminismo. La segunda perspectiva, opuesta a la primera, hace referencia a la cúpula dirigencial, dentro de la cual las relaciones históricas de desigualdad de género, etnia y clase se invierten sin eliminar jerarquías. Milagro Sala escenifica la figura de una mujer de ascendencia indígena y de clase baja que somete a su contraparte -un intelectual blanco de clase acomodada- en la intimidad. Por último, la tercera perspectiva normativa dictamina cómo se entiende la regulación del género y la sexualidad en la agenda política de la Tupac Amaru. Esta dimensión problematiza la discriminación y promueve la visibilidad de lesbianas y otros colectivos LGBTTI de sectores populares, dejando por fuera ciertas demandas históricas de los movimientos feministas provinciales y nacionales.

Estas tres formas de entender las consignas de igualdad de género cobran sentido en el contexto social y político de la provincia de Jujuy. En este marco, para los varones militantes, las tecnologías de género y afectividades presentes en la puesta en marcha de Copas de Leche vinculados con el mundo femenino del trabajo barrial, se presenta como la manera de integrarse en acciones colectivas de lucha por acceso a derechos. En el caso de las mujeres militantes, el trabajo asalariado en rubros no tradicionales (como la construcción de viviendas) aparece como la llave para ganar autonomía y aportar al desarrollo de la organización, que requiere del trabajo intensivo de sus integrantes en cooperativas y fábricas. Por su parte, para Milagro Sala, el apartamiento del maternalismo como única forma de legitimar su dirigencia política y la construcción de una imagen de "mujer fuerte" constituye el camino para afianzar su dirigencia en una provincia conservadora que obstaculiza la participación política de las mujeres y los pueblos originarios.

Estas tres formas de generización se vinculan con tres maneras de nombrar a la dirigente de la organización. Milagro Sala es apodada "la Flaca" por sus colaboradores más cercanos, "la Jefa" por las y los trabajadores, y "la Mami" por la militancia de base. En suma, este estudio de caso ilumina contradicciones entre las maneras de entender las relaciones de género y las consignas de igualdad de género, incluso en un movimiento en el cual las mujeres ocupan posiciones de poder.

La Tupac Amaru ostenta una preocupación por el empoderamiento de las mujeres militantes en la esfera económica, por la diversidad sexual y la visibilidad de lesbianas de sectores populares, dejando pendiente articular demandas de redistribución del trabajo entre los géneros y de la autonomía corporal de las mujeres en sus propuestas de cambio social. Así, el análisis sugiere que el riesgo de la agregación de demandas de sectores populares en contextos posneoliberales es dejar las relaciones de poder entre los géneros por fuera de la agenda política.

 

Referencias

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Materiales y documentos

1. Entrevista a Milagro Sala (líder de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, 2009.

2. Entrevista a Raúl Noro (dirigente de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, 2009.

3. Entrevista a Federico Noro (dirigente de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, 2014.

4. Entrevista A (mujer de la militancia de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, 2009.

5. Entrevista B (varón de la militancia de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, 2009.

6. Entrevista C (mujer de la dirigencia media de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, marzo de 2014.

7. Entrevista D (mujer de la dirigencia media de la Tupac Amaru), San Salvador de Jujuy, marzo de 2014.

8. "La mujer en el proceso de cambio", diálogo con Milagro Sala y Leonilda Zurita, en la Carrer de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Esta actividad se llevó a cabo el viernes 19 de agosto de 2011 a las 17 hrs. en la sede de Constitución, Santiago del Estero 1029, CABA.

 

Videos

Organización Barrial Tupac Amaru, Milagro en Jujuy, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=Du6XlrQ9k_Y>.

Organización Barrial Tupac Amaru, 2006, Construyendo el Milagro, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=KRPcO77kLvA>.

Organización Barrial Tupac Amaru, 2009, Voluntad. Nuestros logros, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=bgk7zbwKgrE>.

Organización Barrial Tupac Amaru, 2010, Educación, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=9ppnzdxuBp4>.

Organización Barrial Tupac Amaru, 2010, Salud, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=aU0z2oh-gSk>.

Organización Barrial Tupac Amaru, 2010, Trabajo, Canal Tupac Amaru, Argentina, [en línea], disponible en <https://www.youtube.com/watch?v=1U7WbYd09Q8>.

 

Notas

1 Siguiendo la literatura actual sobre Argentina (por ejemplo, Battezatti, 2012) el término posneoliberal se utiliza para demarcar un periodo caracterizado por el ascenso de un gobierno que construye una retórica de fuerte impugnación a las políticas de ajuste fiscal, privatización y desregulación económica de la década de 1990, y propone un modelo de desarrollo que revaloriza el papel del Estado en el fomento de la producción nacional y la provisión de protección social. De esta manera, el concepto no indica un abandono de los principios rectores de la economía de mercado, sino una visión crítica acerca de cómo fueron implementadas algunas de las políticas prescritas hacia fines de los años ochenta por las organizaciones multilaterales de financiamiento (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial). Para una crítica del posneoliberalismo en la región latinoamericana desde la sociología feminista, véase STAAB (2011).

2 Siguiendo a Batezatti (2012: 28-29), la expresión sectores populares informales refiere "no sólo a los trabajadores no registrados, sino también a los desocupados, a las amas de casa, y a todas las personas que, proviniendo de los sectores populares no se encuentran plenamente incluidos en el sistema, ya sea a través de la economía formal o del amparo estatal".

3 Véanse también otros estudios sobre movimientos sociales, como Quirós (2011), Manzano (2013), Svampa, y Pereira (2003), y Svampa (2005).

4 Como lo menciona Di Marco, "casi la totalidad de los líderes de las organizaciones piqueteras son varones y esto no ha variado demasiado durante los diez años pasados desde su conformación" (Di Marco, 2012: 173). En este mismo sentido, Svampa, y Pereyra han destacado que "la gran mayoría de cuadros y dirigentes piqueteros son hombres que provienen del universo militante, tanto político como sindical, [mientras] las mujeres más destacadas se insertan en las organizaciones como 'cuadros medios' y/o como referentes regionales" (Svampa, y Pereyra, 2003: 163).

5 Al partir de estos rasgos generales, los análisis también identifican tensiones y excepciones. Por ejemplo, el estudio sobre la participación de las mujeres en los cortes de ruta y las tareas de seguridad en los movimientos.

6 Como ejemplo se puede mencionar que, en Jujuy, la mortalidad materna por abortos provocados y los delitos contra la integridad sexual presentan una alta incidencia, con una tasa más elevada que la media nacional (Zigarán, y Chalabe, 2011). Además, en Jujuy, la legislatura bloqueó la aprobación de una ley de cuotas por sexo para las candidaturas a cargos electivos durante veinte años, mientras que el resto de las provincias argentinas estableció cuotas de género entre 1992 y 1997 (Caminotti, 2009), con la única excepción de Entre Ríos.

7 Britton (2000) señala que es preciso distinguir los niveles de análisis del concepto de generización, a saber: los símbolos culturales y los conceptos normativos sobre lo masculino y femenino, y las acciones individuales de los sujetos en el proceso de asignar contenido de género a su identidad e interacción. Sin duda, en un nivel microsocial, los procesos de generización pueden ser maleables y contradictorios. Por ello este estudio debe completarse con el análisis de las prácticas cotidianas por medio de las cuales los y las integrantes de una organización pueden flexibilizar símbolos y normas de género hegemónicas.

8 La noción de organización-bienestar es propia, pero se basa en una analogía con la perspectiva de Auyero respecto de la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). El autor se refiere a YPF como una empresa-bienestar que, entre la década de 1950 y su privatización en los años noventa, dinamizó la vida económica y social de los territorios en donde estaba asentada. Además de pagar buenos salarios, brindar acceso a la salud y vacaciones pagas, "YPF construyó barrios enteros, en otros realizó tendidos de luz y cloacas, también construyó un hospital moderno, un teatro y un centro deportivo" (Auyero, 2002: 195). Más allá de las obvias diferencias de naturaleza y escala entre la mayor empresa pública de Argentina, previa al proceso privatizador, y una organización social surgida posteriormente en una provincia del norte del país, esta noción permite captar las transformaciones en la provisión de servicios y bienestar a sus integrantes.

9 Jujuy limita al sur con la provincia de Salta, al norte con Bolivia y al oeste con Chile.

10 Económicamente, esta provincia estuvo caracterizada por el predominio de la producción industrial aglutinada en grandes establecimientos, junto a una gran concentración de la propiedad de la tierra. En la década de 1980 se inició un proceso de incorporación de personal en el sector público provincial, acompañado de un paulatino deterioro salarial y en las condiciones de trabajo. En la década siguiente, la provincia registró una marcada caída del producto y las actividades que se mantuvieron (azúcar, tabaco, siderurgia) se tecnificaron y expulsaron mano de obra (Kindgard, 2009).

11 Existe una amplia producción académica sobre el movimiento de trabajadores desocupados. Para un análisis histórico de los cortes de ruta como forma de acción colectiva, y respecto de los orígenes y consolidación del movimiento de desocupados, véanse Delamata (2004), y Svampa, y Pereyra (2003). Para un análisis de su significancia política y su relación con estructuras estatales, véanse Manzano (2013), Grimson (2004) y Svampa (2005). Para estudios que se centran en la construcción de nuevas identidades y formas de socialización, véanse Quirós (2011), Massetti (2004), y Svampa, y Pereyra (2003).

12 Hasta 1998, se suceden varios gobernadores que no logran completar su mandato. La crisis política y social provoca la caída de los gobernadores Ricardo De Aparici en 1990, Roberto Domínguez en 1993, Carlos Ficoseco en 1994, y Carlos Ferraro en 1998, todos del Partido Justicialista (Lagos, y Gutiérrez, 2009).

13 La CCC es una organización piquetera fuertemente ligada al Partido Comunista Revolucionario. ATE es un sindicato de empleados públicos vinculado a la CTA, un ente crítico del sindicalismo tradicional, creado en 1992 y sin reconocimiento oficial (Armelino, 2005, citado en Moscovich, 2009).

14 Para un análisis detallado de las coaliciones kirchneristas, véase Zelaznik (2011).

15 Una de las principales fuentes de los recursos que llegan a la Tupac Amaru provienen del Programa Nacional de Emergencia Habitacional, que favorece la creación de cooperativas de autoconstrucción de viviendas, infraestructura básica y equipamiento comunitario. La Tupac Amaru pone en marcha sus cooperativas, recibe los fondos del programa y comienza las obras, demostrando eficacia y gran capacidad de ejecución, al punto de superar los plazos de realización previstos. Además de viviendas, las cooperativas realizan obras como la recuperación de terrenos baldíos para recreación, canalización de arroyos y cordones cuneta.

16 De esta manera, el 27 de noviembre de 2014, Milagro Sala asume como diputada.

17 A pesar de ello, la organización no cuenta con estrategias específicas para lidiar con las consecuencias que pudieran tener las desigualdades de género en las actividades políticas (como cuotas y medidas de acción afirmativa), a diferencia de lo que ocurre en el terreno de las actividades económicas en su interior.

18 Este es el recorrido típico de incorporación de sectores populares a la organización. Pero no es el único mecanismo: otros sectores sociales con formación terciaria o universitaria han ingresado realizando trabajos profesionalizados en la organización; tal es el caso de docentes terciarias, profesionales de prensa, profesionales de la salud, etc. (Entrevista C, mujer dirigente, 2014).

19 Otros ejemplos los encontramos en los testimonios de los videos institucionales de la organización. A modo de ilustración, reproducimos uno de dichos testimonios: "Ella [Milagro] nos decía que había que trabajar por los chicos. Era muy difícil entenderla, porque no teníamos trabajo, no teníamos un mango en el bolsillo para nosotros, y ella decía que había que trabajar para otro. La Milagro nos dice: 'es fácil hacer una Copa de Leche. Van y meten una olla afuera de la casa, prenden fuego y se ponen a hacer bollos, masitas, pan con picadillo, los chicos tienen que tener algo caliente en la panza'. Y nosotros nos mirábamos entre nosotros, los vagos, y decíamos: 'Copa de Leche... la puta que lo parió'. La gente del barrio decía, 'mira estos gatos qué les andarán ofreciendo'. La gente no creía que nosotros podíamos hacer algo por el barrio" (Video Milagro en Jujuy, testimonios de varones jóvenes del grupo inicial).

20 Agradecemos a Valeria Llobet por llamarnos la atención acerca de esta doble dimensión del cuidado en la organización.

21 Como argumenta Bedford (2005: 303), el supuesto sobre un rol más racional y autónomo de las mujeres en la administración económica de los hogares a menudo se acompaña de una visión que refuerza el presunto altruismo "natural" de las mujeres. Dicho énfasis naturaliza el hecho de que las mujeres realicen gastos enfocados en el bienestar familiar y en las necesidades de otros, especialmente de los niños y las niñas.

22 La apelación al maternalismo para apuntalar la militancia femenina ha tomado diversas formas en Argentina. Durante el siglo XX, el maternalismo ha sido utilizado en algunos relatos sobre Evita, la figura fundante de la militancia femenina en el peronismo, que la definen como la "madre de los descamisados" (Taylor, 1979). Otro ejemplo de gran relevancia para la militancia de las mujeres, a partir de la década de 1980, ha sido el movimiento de derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo (Jelin, 2007). A su vez, durante la década de 1990 se apeló a revisiones de las narrativas maternales presentes en el peronismo para definir el trabajo comunitario de militantes y trabajadoras de base (Auyero, 2001; Masson, 2004; Vázquez, 2008). En general, este maternalismo no significa que las mujeres en situación de pobreza se vean a sí mismas exclusivamente como madres, sino que estos diversos "esencialismos estratégicos" (Butler, 1990) tienen utilidad política. En este sentido, la performance maternal que se observa en la militancia de mujeres de sectores populares frente a institucionales y actores gubernamentales resulta eficaz para la politización de sus necesidades cotidianas, y para legitimar sus demandas de acceso a bienes y servicios frente al Estado (Tabbush, 2011).

23 Desde 1986, los Encuentros Nacionales de Mujeres se realizan todos los años en una provincia de Argentina.

24 Las participantes relatan que eran tantas las militantes de la Tupac interesadas en este taller que las organizadoras tuvieron que ocupar dos aulas de la escuela donde se realizaba el ENM (Entrevista E, mujer militante, 2014).

25 A la fecha de redacción de este artículo, el Grupo de Diversidad de Género tiene un programa en la radio Pachamama FM 107.9; ha realizado tres videos institucionales, diversos talleres y actividades de prevención. A su vez, en los últimos dos años, la Tupac se ha posicionado como la organización social detrás de la organización del I y II Congresos Provinciales de la Diversidad Sexual y la Marcha del Orgullo 2013 y 2014 de los colectivos LGBTTI que se realiza en la capital jujeña los 28 de junio (Entrevista a Anita Velázquez, 2009). Desde su formación, este grupo de la Tupac estableció vínculos con organizaciones LGBTTI nacionales, como la cha (Comunidad Homosexual Argentina, <http://www.cha.org.ar>), y en especial, con organizaciones de lesbianas. Por ejemplo la organización nacional Las Fulanas (Espacio de Lesbianas y Mujeres Bisexuales, <http://www.lafulana.org.ar>) convocó a integrantes del grupo a participar de la 4ta. Jornada de Visibilidad Lésbica realizada en Buenos Aires el 7 de marzo de 2014 (Entrevista E, mujer militante, 2014).

26 En un escenario político provincial de polarización partidaria, la Tupac propone fortalecer la autonomía económica de las mujeres de sectores populares, pero no participa de espacios provinciales donde se involucran varias activistas del feminismo local ligadas a la Unión Cívica Radical (UCR), al Partido Justicialista (PJ), y a organizaciones de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) como, por ejemplo, la Multisectorial de las Mujeres de Jujuy.

27 Véase <http://www.abortolegal.com.ar>.

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