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Perfiles latinoamericanos

versión impresa ISSN 0188-7653

Perf. latinoam. vol.17 no.34 México jul./dic. 2009

 

Reseñas

 

Riccardo Viale (comp.). Las nuevas economías. De la economía evolucionista a la economía cognitiva: más allá de las fallas de la teoría neoclásica.

 

Martín Puchet Anyul*

 

(Flacso México, 2008, 318p.)

 

*Doctor en Economía por la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias. Actualmente se desempeña como profesor titular de Métodos cuantitativos en la Facultad de Economía de la UNAM e imparte cursos de economía en la Flacso México.

Este libro abre, por primera vez en los últimos quince años, un panorama plural y sistemático de las nuevas teorías económicas que compiten con la teoría predominante —esas son "las nuevas economías" a las que alude el título. Por ello constituye una muy valiosa contribución al tan necesario debate teórico. Se trata de un excelente texto para introducir a los estudiantes de diferentes niveles en aportaciones cruciales que, además, en todos sus capítulos ofrece una amena lectura sobre las relaciones de la economía con otras ciencias sociales, con la filosofía y con la historia del pensamiento.

El tono general de los autores es la crítica puntual, acuciosa y razonada de aspectos centrales de la teoría neoclásica. En este mundo de exageraciones y juicios insensatos que tocan incluso las polémicas académicas, estas miradas analíticas, mesuradas y serias sobre problemas teóricos y empíricos relevantes de la ciencia económica configuran un espacio reconfortante y benéfico para quienes se dedican a la economía como ciencia y como profesión. Debemos agradecer a Riccardo Viale haber construido ese ambiente de reflexión y diálogo que está inmanente en el libro, y a la Flacso México el acierto de traducirlo al español y promover su difusión.

Los siguientes renglones caracterizan los temas de las diferentes partes del libro y mencionan los nombres de los principales creadores de las subdisciplinas en que se ubican dichos temas. Entre paréntesis aparecen sus fechas de nacimiento y, si es el caso, la mención del año en que recibieron el premio Nóbel de la disciplina. Esos datos demuestran el carácter contemporáneo de las aportaciones del libro.

La primera parte trata sobre las funciones del conocimiento y de la innovación en el marco de la empresa y de los sistemas económicos. Entre los creadores de la economía de la innovación se encuentran Christopher Freeman (1921), Nathan Rosenberg (1927), Richard R. Nelson (1930), Sidney G. Winter (1935), Bengt–Áke Lundvall (1941), Luc Soete (1950), y Giovanni Dosi (1953).

La segunda parte se refiere a la oposición entre la explicación lógica y aquella basada en experimentos cuando se enfoca el comportamiento de los individuos y de las organizaciones. Entre los principales creadores de la economía experimental se encuentran Maurice Allais (1911, Premio Nóbel de Economía (PNE) 1988), Vernon L. Smith (1927, PNE2002), Reinhard Selten (1930, PNE 1994), Daniel Kahneman (1934, PNE 2002), Amos Tversky (1937–1996), John D. Hey (1944), Alvin Roth (1951), y Ariel Rubinstein (1951).

La tercera sección discute el papel de las diferentes formas de racionalidad, o bien, de la capacidad intelectual como fundamentos de la decisión. Este campo incluye a los creadores de la economía experimental, en particular a Allais, Smith, Kanheman y Tversky, quienes hicieron posible, entre otros, plantear los problemas y algunas de las líneas de la economía cognitiva creada por Friedrich von Hayek (1999—1992, PNE1974), Armen A. Alchian (1914), Herbert Simon (1916–2001, PNE1978), Gerd Gingerezer (1947), y Ellen Langer (1947).

La última parte está dedicada a las relaciones entre los sistemas complejos y la economía. La economía de la complejidad, iniciada en el marco del programa de ciencias de la complejidad del Santa Fe Institute, tiene entre sus iniciadores a Robert Axelrod (1943), William A. Brock, W. Brian Arthur (1945), David A. Lane (1945), Leigh S. Tesfatsion, y Steven N. Durlauf.

Las contribuciones de las partes primera y última se refieren especialmente a:

• las relaciones entre conocimiento, innovación e instituciones que hacen posible que se generen los ciclos largos de crecimiento y bienestar económico, y

• la simulación mediante metodologías y técnicas de las ciencias de los sistemas complejos de las interacciones entre agentes económicos.

Quien esté interesado en la interpretación evolucionista de las conexiones mencionadas primero leerá con gran provecho la primera parte. A la vez, quienes se interesen por las instituciones que posibilitan la interacción entre creadores de conocimiento, empresarios y hacedores de políticas públicas para la ciencia y la tecnología tendrán, en dicha parte, una guía útil. Los preocupados por replicar la evolución del sistema económico y la emergencia de estructuras sociales auto—organizadas, que trascienden y condicionan a los actores, leerán con fruición la última parte de este libro.

Los dos siguientes ejemplos de algunos de los muchos problemas que trata el libro tienen el objeto de acercar al lector a sus asuntos principales.

1) El juego del ultimátum y la racionalidad auto—interesada de los egoístas universales en el capítulo "Teoría de juegos del comportamiento y preferencias sociales" de Sacco y Zarri.

Este es un juego secuencial de dos estadios y dos jugadores donde el primero le propone al segundo repartirse una cantidad de dinero. Al primero le tocará el monto menos la proporción x que le ofrece al segundo. Si el segundo acepta lo que el primero le ofrece, el juego termina: el primer jugador recibe la cantidad menos la proporción ofrecida que es recibida por el segundo. Cuando el segundo jugador rechaza la oferta ninguno recibe dinero.

La teoría tradicional de juegos pronostica que dos jugadores auto—interesados que se guían por la maximización de los beneficios y que conocen de forma común la información resolverán la situación de la siguiente forma. El primer jugador ofrecerá una proporción positiva y muy pequeña de la cantidad de dinero y el otro aceptará. No obstante, la economía experimental cuestiona con evidencia reiterada este resultado.

Las motivaciones de los individuos participantes, aun en juegos simples como éste, son más amplias que el puro interés monetario egoísta. Otras consideraciones como el aprecio por el otro, el sentido de equidad del reparto, la reciprocidad en la negociación desvían a los jugadores experimentales del pronóstico convencional. Ello abre una reflexión sustancial sobre los comportamientos económicos, las interacciones entre los sujetos y las formas de representarlos y entenderlos.

2) La primacía de la razón ilimitada y universal sobre el mesurado intelecto como fundamento del cálculo racional de los agentes económicos y el empobrecimiento consecuente de la mente y la psicología de los actores en el capítulo "Cuál mente para la economía cognitiva" de Viale.

La teoría de la elección racional que se usa en la economía parte de que los agentes involucrados usan sus facultades intelectuales, primero, para discriminar y clasificar opciones y, segundo, para ordenar o valorar conjuntos de opciones según un criterio a priori basado en las preferencias o la utilidad. Una vez que determinaron algunos conjuntos como más preferidos o mejores que otros estarán en posibilidad de elegir lo óptimo bajo condiciones externas que no dependen de su voluntad. El origen de la decisión se encuentra así en una primacía del discernimiento sistemático. La razón que organiza e informa la mente de estos agentes está basada puramente en un intelecto que abstrae, clasifica, mide y evalúa perfectamente.

La psicología de las decisiones exhibe de manera consecuente que los actores que toman decisiones en circunstancias complejas e inciertas recurren a otras facultades, capacidades y rutinas que están más allá de ese intelecto guiado por la razón pura. La experiencia, los hábitos de la decisión y las formas intuitivas de allegarse información y usarla para decidir configuran otra mente para los actores. La teoría de la racionalidad a la que recurre la economía convencional, por lo general, se basa en una concepción cognitiva que no incluye esas facultades que trascienden a las del calculador sistemático. Las páginas de este libro sirven para comprender que el sentido de las buenas decisiones económicas radica, no en un intelecto que computa inmensas masas de información y utiliza extraordinarios y refinados algoritmos para elegir un curso de acción, sino en facultades humanas entrenadas cotidianamente para mejorar las formas de vivir en sociedad.

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