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Alteridades

versión On-line ISSN 2448-850Xversión impresa ISSN 0188-7017

Alteridades vol.33 no.66 Ciudad de México jul./dic. 2023  Epub 01-Dic-2023

https://doi.org/10.24275/locf1441 

Investigación antropológica

El Reto al Tepozteco: una tradición ancestral frente al covid-19*

The Challenge to the Tepozteco: an age-old tradition opposite COVID-19

Carolina Buenrostro-Pérez1 
http://orcid.org/0000-0001-6762-8036

1UNAM, CRIM. Av. Universidad s/n, Circuito 2, col. Chamilpa, 62210 Ciudad Universitaria de la UAEM, Cuernavaca, Morelos <carolabupe75@hotmail.com>.


Resumen.

El objetivo de este artículo es presentar las reconfiguraciones que tuvo la realización de la tradición del Reto al Tepozteco (Tepoztlán, Morelos) durante la pandemia por COVID-19. Para el análisis se retomaron los datos obtenidos en el trabajo de campo llevado a cabo (in situ y digital), así como herramientas teórico-metodológicas de la semiótica de la cultura. Los resultados muestran un cambio significativo en la forma de transmitir y divulgar esta tradición durante la pandemia en esta localidad. El artículo concluye que las redes sociales fueron herramientas digitales que tomaron un papel relevante en la salvaguardia del Reto al Tepozteco durante la Jornada Nacional de Sana Distancia. El aporte de este trabajo consiste en examinar algunos efectos de la pandemia, a pesar de las limitaciones de movilidad impuestas a los investigadores.

Palabras clave: patrimonio cultural inmaterial; semiosfera; memoria de la cultura; redes sociales; herramientas digitales

Abstract.

The objective of this article is to present the reconfigurations that the tradition of the Reto al Tepozteco (Tepoztlán, Morelos) exhibited during the COVID-19 pandemic. For the analysis, the data obtained through field work carried out (in situ and digital) were used, as well as theoretical-methodological tools of cultural semiotics. The results show a significant change in this tradition’s transmission and dissemination during the pandemic in this town. The article concludes that social networks were digital tools that played an important role in safeguarding the Reto al Tepozteco during the Jornada Nacional de Sana Distancia. The contribution of this work consists in analyzing some effects of the pandemic, despite the mobility limitations imposed on researchers.

Key words: intangible cultural heritage; semiosphere; memory of culture; social networks; digital tools

La pandemia por SARS-CoV-2 (COVID-19)

La pandemia por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), del que se tuvo conocimiento por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019 (OMS, 2020), así como las medidas sanitarias dictadas por las autoridades a nivel nacional e internacional para mitigar su transmisión han causado distintos efectos en la población mundial, cuyo impacto podemos observar en las diferentes prácticas de los sujetos y en sus formas de relacionarse con el mundo, como lo muestra el caso de estudio del Reto al Tepozteco, tradición ancestral de los pobladores de Tepoztlán, Morelos, cuya realización se vio alterada durante 2020 y 2021.

Desde el principio de la pandemia grandes pensadores reflexionaron sobre los efectos de este virus y las medidas dispuestas por los gobiernos en la sociedad, para Boaventura de Sousa Santos (2020) la pandemia por COVID-19 sólo vino a agravar la situación de crisis mundial permanente en la que ya se encontraba la población desde que el neoliberalismo se impuso como la versión dominante del capitalismo en la década de los años ochenta. Por su parte, Slavoj Žižek señala que “Lo único que está claro es que el virus romperá los cimientos de nuestras vidas, causando no sólo una inmensa cantidad de sufrimiento, sino también estragos económicos posiblemente peores que la Gran Recesión” (2020a: 8); asimismo, Žižek apunta que la pandemia es un ataque contra el sistema capitalista global y señal de que es necesario un cambio radical. Manifesta también la necesidad de otro virus ideológico “el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global” (2020b: 22). Edgar Morin comparte con Žižek lo apremiante de hacer crecer sentimientos de solidaridad y fraternidad entre los pueblos, y puntualiza que:

La unificación técnico-económica del mundo que trajo el capitalismo agresivo en los años noventa ha generado una enorme paradoja que la emergencia del coronavirus ha hecho ahora visible para todos: esta interdependencia entre los países, en lugar de favorecer un real progreso en la conciencia y en la comprensión de los pueblos, ha desatado formas de egoísmo y de ultranacionalismo. El virus ha desenmascarado esta ausencia de una auténtica conciencia planetaria de la humanidad (Morin, 2020a: s/p).

Por su parte, Giorgio Agamben manifiesta que las medidas dictadas para detener el contagio fueron injustificadas e irracionales, hace hincapié en el clima de pánico colectivo que se difundió, tanto por los medios de comunicación como por las autoridades, “provocando un verdadero estado de excepción” (2020: 18).

Las medidas impuestas por las autoridades sanitarias para evitar la propagación del virus, en el mundo globalizado e interconectado que habitamos, se vivieron en mayor o menor medida por todos “sólo piensa en cómo, en el mundo interconectado de hoy en día, un británico que se encuentra con alguien en Singapur regresa a Inglaterra y luego va a esquiar a Francia, infectando allí a otros cuatro... los sospechosos habituales esperan en la cola para ser interrogados: la globalización, el mercado capitalista, la transitorie dad de los ricos” (Žižek, 2020a: 13). Algunas de estas medidas fueron más drásticas que otras, como los toques de queda y los pases sanitarios impuestos en algunos países; otras tuvieron que ver con actos masivos cancelados, prohibición para realizar reuniones sociales, cierre de lugares donde se concentrara un gran número de personas: escuelas, oficinas, restaurantes, bares, centros comerciales, etcétera. En México, la Secretaría de Salud indicó que “La Jornada Nacional de Sana Distancia fue una de las principales estrategias, en la que se suspendieron actividades laborales, escolares y sociales para reducir contagios” (2020). Las relaciones sociales, base fundamental de la vida en colectividad, se han visto trastocadas de distintos modos, tanto en el ámbito cotidiano como en el festivo y sagrado, así como en las formas de relacionarnos con otros sujetos, con el mundo y con los espacios que habitamos; cambios que no sólo ocurrieron por la prohibición de reunirnos, sino también por el miedo al contagio que se desató en la sociedad.

El patrimonio cultural inmaterial (PCI), un bien compartido en tiempos de COVID-19

El patrimonio cultural inmaterial es definido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en la Convención para la Salvaguardia del PCI del año 2003 como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural” (art. 2). El PCI se refiere a todas aquellas prácticas que en las localidades también se conocen como costumbres y tradiciones, entre ellas se encuentran la tradición oral, las lenguas, las fes tividades, los rituales, las técnicas artesanales y la cosmovisión. Estas prácticas reflejan los valores de una comunidad y su identidad; así como su forma de entender, estar y relacionarse con el mundo y los seres humanos y no humanos que lo habitan. Ejemplo de este PCI es la tradición del Reto al Tepozteco, considerada por los habitantes de Tepoztlán como la celebración más importante de la localidad, cuya realización despliega no sólo la ejecución de distintas prácticas culturales ancestrales, sino también todo un universo de sentido para los pobladores de este lugar.

El PCI es tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo, integrador, representativo y basado en la comunidad (Unesco, 2020a); su existencia, renovación y dinamismo se basa en la expresión y transmisión social e intergeneracional de estas prácticas, así como en el contacto comunitario, por lo que se considera un factor de fortalecimiento del tejido social. El PCI se materializa a través del cuerpo y las relaciones sociales; es factor de resiliencia social porque sucede a través del reencuentro y la retroalimentación; se sustenta en compartir, convivir e intercambiar; lejos de llevarse en el encierro se fundamenta en su relación con la naturaleza, con el exterior (Arizpe et al., en Amescua y Arizpe, 2017).

Por otra parte, esta Convención entiende por salvaguardia del PCI “las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión -básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos” (Unesco, 2003: art. 2). Si bien tanto el PCI como las medidas para su salvaguardia son prácticas colectivas que se vieron afectadas por las medidas establecidas para evitar la transmisión del virus del SARS-CoV-2, la Unesco destaca su trascendencia durante esta enfermedad al declarar que “La pandemia de COVID-19 nos recuerda que la cultura, como bien común esencial, es un vector de resiliencia y desarrollo humano -social y económico- y que como tal debe ser integrado de forma holística en el marco de las políticas nacionales adoptadas para superar esta crisis sin precedentes” (Unesco, 2020b), este organismo menciona también que los efectos y repercusiones de esta pandemia en las prácticas de PCI muestran “la fragilidad del patrimonio vivo en situa ciones de emergencia, pero también su capacidad de resiliencia: si bien la pandemia puede separarnos físicamente, el patrimonio vivo puede co nectarnos, aportando esperanza, solidaridad e inspiración para ayudarnos a afrontar juntos la crisis (Unesco, 2020c: 3).

Por su parte, Amescua (2020) precisa que, además de su envergadura como factor de resiliencia, la cultura y por extensión el PCI dan cuenta de una gran capacidad de adaptación en estos tiempos de COVID-19, que se pone en evidencia cuando los portadores de este patrimonio buscan formas creativas para seguir reproduciéndolo y que, inclusive, han encontrado opciones para generar recursos económicos en esta crisis, como es el caso de los artesanos textiles que confeccionan cubrebocas con bordados tradicionales, los cuales les han ayudado a aminorar los efectos económicos sufridos por la pandemia “Las culturas se adecuan y encuentran formas de subsistir, para que perdure aquello que les resulta relevante” (Amescua, 2020).

La Unesco, con el fin de conocer los efectos y repercusiones en las prácticas de PCI durante la pan demia, realizó la encuesta en línea “El patrimonio vivo y la pandemia de COVID-19”. En un primer corte sus resultados muestran que “94% confirmó que su patrimonio vivo se ha visto afectado por la pandemia, 55% mencionó soluciones innovadoras para la transmisión del patrimonio vivo, 27% destacó la contribución directa del patrimonio vivo a la conectividad social” (Unesco, 2020c: 3). Asimismo, la encuesta señala que las medidas de confinamiento y distanciamiento amenazan la transmisión del PCI debido a que estas medi das provocaron la cancelación o aplazamiento de eventos y rituales festivos, no se podía acceder a los lugares y en algunos casos a los instrumentos con los que recrean el patrimonio, los portadores también se han visto afectados en sus ingresos, ya que muchos de los encuestados operan en el sector informal. Por otro lado, la encuesta reveló que la tecnología digital y las redes sociales han sido el principal instrumento por el que las comunidades exploran formas novedosas de salvaguardar su PCI, pues les permite encontrar nuevos escenarios; también puso de manifiesto que la pandemia ha fomentado la reflexión de la importancia y función del PCI mediante debates públicos, consultas en línea e investigaciones. Los encuestados consideran, además, que pasar mayor tiempo en la casa ha favorecido la revitalización del PCI entre los más jóvenes (Unesco, 2020c).

Como puede observarse en esta encuesta, la pande mia por COVID-19 afectó la salvaguardia del PCI de las distintas localidades del mundo, un patrimonio de nominado “vivo” por la interacción que existe entre los sujetos día con día, ya sea en la danza, en el ritual, la representación teatral, en la siembra o en el canto. Boaventura de Sousa Santos anota que: “La etimología del término pandemia dice exactamente eso: reunión del pueblo. La tragedia es que, en este caso, para demostrar solidaridad, lo mejor es aislarnos y evitar tocar a otras personas. Es una extraña comunión de destinos. ¿Serán posibles otras?” (2020: 7).

El Reto al Tepozteco, tradición ancestral

El contagio del virus SARS-CoV-2 ocurre durante el contacto entre los sujetos, el PCI se transmite de la misma forma, a través del contacto entre los miembros de un grupo; parafraseando a Santos, la tragedia es que ambos necesitan del contacto para transmitirse. Al dictarse las medidas de distanciamiento social pareciera que las prácticas de PCI pueden resquebrajarse; sin embargo, los sujetos que transmiten y reproducen su patrimonio inmaterial han buscado alternativas para continuar salvaguardándolo, éste es el caso del Reto al Tepozteco.

El Reto al Tepozteco, Ecaliztli Ihuicpan Tepuztecatl, es una puesta en escena en idioma náhuatl con orígenes en el teatro de evangelización, que narra el reclamo que le hacen al rey Tepuztecatl los reyes de Cuauhnáhuac, Yautepec, Tlayacapan y Huaxtepec por haberse convertido a la religión católica, se realiza el 8 de septiembre de cada año en Tepoztlán, al norte del estado de Morelos. Esta localidad, además de ser cabecera municipal, es conocida por ser un destino turístico de importancia por diversos factores, entre ellos, su cercanía con la Ciudad de México, entidad federativa de donde proviene un elevado número de turistas de fin de semana; la oferta cultural, natural, gastronómica y de turismo para la salud que brinda (Salazar, 2014) y que la hacen atractiva para la gente que la visita; así como la publicidad derivada de su denominación como pueblo mágico1 que le otorgó la Secretaría de Turismo en 2002 (Ruiz y Alvarado, 2017: 292) y que enfatiza el misticismo y magia de este lugar.

Sin embargo, no podemos pensar que sólo la oferta turística del patrimonio natural (v.gr. cerro del Tepozteco), tangible (v.gr. pirámide del Tepozteco, museo y centro de documentación exconvento de la Natividad, patrimonio de la humanidad) e intangible (v.gr. carnaval de Tepoztlán, Reto al Tepozteco) de la localidad han hecho de Tepoztlán un lugar tan significativo y tema de estudio, pues los sucesos sociohistórico-políticos y culturales que han tenido origen en él y que van desde su asentamiento en tiempos prehispánicos (Müller, 1942), su historia y patrimonio (Tostado, 1998, Brotherston, 1995, García de León, 1994, Robles, 1983, Villamil, 1963), la vida de los tepoztecos de los siglos XX y XXI (Lewis, 1951 y 1971, Quero, 2002, Valenzuela y Saldaña, 2020), pasando por los movimientos sociales relacionados con las luchas por la tierra y la autonomía en la actualidad (Salazar, 2014, Munguía y Castellanos, 1997, Rosas, 1997), hasta las percepciones de esta localidad sobre la COVID-19 (Arizpe et al., 2021), entre otros, han merecido la atención de investigadores.

Pese a que el ambiente místico que se ofrece al turismo en Tepoztlán es básicamente con fines econó micos, no es falso que en esta localidad la vida cotidiana de los habitantes se articula con una dimensión sagrada, hoy compuesta por el sincretismo religioso de la cosmovisión prehispánica y la religión católica, que se expresa en prácticas culturales como la del Reto al Tepozteco, que siguen vigentes a pesar de la lejanía del tiempo en que se formaron. Más todavía, este tipo de prácticas son elementos de la memoria de la cultura de las comunidades, en la que, como advierte Lotman “Se halla en funcionamiento no sólo el último corte temporal, sino también toda una gruesa capa de cultura de una considerable profundidad” (1998: 109-110). La tradición del Reto al Tepozteco, así como la totalidad de las prácticas que se derivan de ella, forman parte de toda una leyenda en torno a este personaje considerado héroe mítico, rey salvador y dios-guardián de Tepoztlán, cuya constante reconfiguración a lo largo de la historia le ha permitido ser un símbolo cultural para los habitantes de Tepoztlán hasta nuestros días.

La leyenda del Tepozteco se ha transmitido de generación en generación desde tiempos ancestrales. “Todo funcionamiento de un sistema comunicativo supone la existencia de una memoria común de la colectividad. Sin memoria común es imposible tener un lenguaje común” (Lotman, 1998: 110) y se reconfigura a lo largo de la historia. Este personaje aparece en la tradición oral de los tepoztecos como el héroe fundador que lucha contra el monstruo Xochicalco para liberar a su pueblo, y como héroe civilizador que lleva las artes a los tepoztecos tras robar el teponaxtle del rey de Cuernavaca. Durante la conquista española salva a su pueblo de ser masacrado por los conquistadores españoles al convertirse al catolicismo, acto valeroso que se refleja en la representación del Reto al Tepozteco y que lo transforma en el rey sabio y valiente. En la actualidad es el dios-guardián que cuida y castiga a su pueblo y un símbolo de resistencia y lucha en Tepoztlán, “la memoria social se ha encargado de unir a todos estos personajes en una leyenda, la del Tepozteco, que sobrepasa a la historia y a los personajes relatados, fundiéndolos en uno solo y convirtiéndolo en un elemento que, entre otras cosas, concentra la memoria cultural de los tepoztecos” (Buenrostro, 2017: 251).

El Tepozteco aparece en la memoria profunda de Tepoztlán como un elemento que tiene una función simbólica, es decir, la “capacidad de concentrar en sí, conservar y reconstruir el recuerdo de sus contextos precedentes” (Lotman, 1998: 110). El Tepozteco, como símbolo de Tepoztlán, a pesar de estar sometido a cambios a lo largo de la historia de la localidad, ha demostrado una amplia capacidad para permanecer en la cosmovisión de los tepoztecos, reflejando los valores identitarios de sus habitantes, que se observan en sus prácticas conocidas como usos y costumbres.

En Tepoztlán se alude a los usos y costumbres para múltiples fines, tales como: evocar la antigüedad del origen étnico, la organización comunitaria y la cosmovisión indígena, la jerarquía social, la relevancia de las relaciones de parentesco, los ciclos agrario y ritual, los vínculos primordiales con la tierra y el territorio, aspectos fundamentales para el sistema de cargos instrumentados por la organización de la vida ceremonial y el ciclo ritual [Salazar, 2014: 85].

Más aún, como señala Lotman (1998) respecto al símbolo, el Tepozteco posee una autonomía relativa que le posibilita estar separado de las diferentes épocas culturales en las que se ubica (contexto estructural), lo que posibilita que, a pesar de que se perciba como ajeno o atemporal en cada momento preciso en que se observa, en conjunto podemos percatarnos de su estabilidad en el tiempo, así como de su capacidad para enlazar diferentes épocas, no obstante las variaciones que tiene como símbolo. Más recientemente hemos po dido observar su trascendencia durante la pandemia por COVID-19, durante la cual, aunque con variaciones en la forma de la celebración, se le ha pe dido cuide a su pueblo de la enfermedad.

Las celebraciones (que se realizan los días 7 y 8 de septiembre de cada año) en honor al Tepozteco, el dios-guardián que habita en el cerro y que vigila y castiga a sus habitantes, son las que propician los bue nos tiempos y la salud de los habitantes de Tepoztlán, e incluyen diversas actividades que culminan con la representación del Reto al Tepozteco, Ecaliztli Ihuicpan Tepuztecatl, que, de acuerdo con la tradición oral, celebró su 483 aniversario el 8 de septiembre del año 2021. Esta representación coincide con la celebración de la Virgen de la Natividad (patrona de Tepoztlán) y es el día en que el rey Tepozteco fue bautizado por Fray Domingo de la Anunciación en el arroyuelo de Axihtla en 1538. En la representación del Reto al Tepozteco participan más de 100 personajes en escena (la mayo ría hombres que interpretan a los vasallos de los reyes y algunas jóvenes que interpretan a las doncellas del reino, todos habitantes de Tepoztlán) que recrean el reclamo que le hacen los reyes de Cuauhnáhuac, Yautepec, Tlayacapan y Huaxtepec al rey Tepuztecatl por haberse convertido a la religión católica y olvidarse de sus dioses, mientras éste se encontraba celebrando en su palacio a la Virgen de la Natividad. Al final del reto, el Tepozteco convence a los cuatro reyes de abrazar la religión católica y terminan bailando y celebrando al son de la música. Si bien la lectura que un foráneo puede dar a la conversión al catolicismo del Tepozteco es la de la sumisión y la derrota, de acuerdo con los pobladores de Tepoztlán, esta conversión refleja un acto heroico de su rey para salvarlos y que se suma a la serie de acciones heroicas del Tepozteco que se registran desde antes de la Conquista española.

Estas celebraciones incluyen una serie de actividades públicas (unas más recientes que otras) que, mencionan algunos entrevistados, estaban en manos de los habitantes de la localidad, pero que en los últimos años organiza el Ayuntamiento, aunque aclaran que con participación de los mayordomos. Antes de la pandemia por COVID-19 estas actividades incluían la ceremonia ritual en la pirámide del Tepozteco ubicada en el cerro de igual nombre el día 7 de septiembre, donde se le coloca una ofrenda y se le pide por el bienestar del pueblo. Ese día, por la noche, se llevaba a cabo la velación del vestuario2 de la representación teatral y la velación en la pirámide del Tepozteco. Al día siguiente, el 8 de septiembre, se hacía la representación del bautizo del Tepozteco en Axihtla y la procesión de los participantes desde el lugar del bautizo hasta la plaza cívica, lugar donde se culminan las celebraciones con la representación del Reto al Tepozteco. De forma paralela, el 7 de septiembre se realizaba la misma representación teatral pero con niños, un acto de gran importancia para la transmisión y continuidad del patrimonio de la localidad, pues, además, los jóvenes participantes ejecutan la puesta en escena también en idioma náhuatl, y muchos de ellos, al crecer, siguen participando en el Reto de los adultos. Asimismo, tienen lugar otras actividades, que varían según las organice el Ayuntamiento en turno, y pueden incluir la ofrenda floral en la estatua del Tepozteco que se encuentra a la entrada del pueblo, proyecciones de documentales o exposiciones fotográficas. Durante la pandemia, algunas de estas actividades fueron canceladas (como lo fue el Reto infantil) y se observaron cambios en la realización de otras.

El Reto al Tepozteco frente al COVID-19: reconfiguración de una tradición

Habitamos un mundo complejo, la complejidad, como señala Morin “es, efectivamente, el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, contradicciones, que constituyen nuestro mundo fenoménico” (2005: 32); no existe un mundo ordenado y que podamos controlar, mucho menos si hablamos de la naturaleza; si bien, como señalan algunos, se conocían los riesgos de una catástrofe sanitaria, poco se esperaba que sucediera. Morin escribe que esta pandemia nos aportó un festival de incertidumbres:

No estamos seguros sobre el origen del virus, ¿el mercado insalubre de Wuhan o un laboratorio vecino? No sabemos todavía de las mutaciones del virus ya ocurridas o que ocurrirían en el transcurso de su propagación. No sabemos cuándo retornará la epidemia y si el virus permanecerá endémico. No sabemos hasta cuándo y hasta qué punto el confinamiento nos hará padecer impedimentos, restricciones y racionamiento. No sabemos de las consecuencias políticas y económicas, nacionales y planetarias, ni de las restricciones que impone el confinamiento. No sabemos si, al respecto, debemos esperar lo peor, lo mejor, o alguna mezcla de los dos; estamos encaminados hacia nuevas incertidumbres [2020b: 4].

Sin embargo, la capacidad de adaptación de los sujetos es sorprendente, durante los dos años de confinamiento se reconfiguró la vida de las personas de distintas formas. Si bien los efectos de la pandemia son negativos y aún ignoramos su impacto real a largo plazo, la vida de los sujetos tuvo que seguir y se hicieron adaptaciones en un tiempo récord, para continuar de alguna manera con lo que era esencial para la supervivencia. El teletrabajo, la educación a distancia, los programas informáticos para comunicarnos por medio de internet, la oferta cultural a través de medios digitales, entre otros, se volvieron una realidad en muy poco tiempo. Empero, sabemos que no todos vivieron la pandemia de igual forma, y que cada sector de la población en los distintos países del mundo tuvo sus particularidades, por ejemplo, hubo sujetos que nunca dejaron de asistir a trabajar de forma presencial, y hay otros que ni siquiera han tenido la oportunidad de vacunarse.

En el caso del PCI no fue diferente, los practicantes del patrimonio buscaron modalidades alternativas para seguir compartiendo sus tradiciones y los cambios fueron acelerados. Si bien la mayoría de las prácticas culturales que reunían una cantidad considerable de personas fueron canceladas, otras no se suspendieron, lo que puso de manifiesto la jerarquía existente entre las prácticas del patrimonio cultural inmaterial de las localidades derivada de la relevancia de los significados que se les atribuyen. Por lo que se refiere al Reto al Tepozteco, los habitantes del lugar y funcionarios del Ayuntamiento manifestaron que estas celebraciones son las más importantes de la localidad, por lo que se exploraron otras opciones para que se llevaran a cabo. “Una costumbre que no se puede dejar pasar” anunciaba el Ayuntamiento de Tepoztlán 2019-2021 para las celebraciones del año 2020 en su página oficial de Facebook, principal medio de comunicación de las tradiciones de esta localidad durante la pandemia, página que desapareció al terminar la gestión de esa administración en 2021.

El Ayuntamiento asumió un papel central en la transmisión de las tradiciones de Tepoztlán durante el confinamiento por la pandemia, aunque las decisiones fueron tomadas en asamblea con los mayordomos de la localidad; lo que se puede explicar por su condición de autoridad encargada de evitar la propagación del virus en ese lugar. Por lo demás, en todas las comunicaciones que emitían las autoridades sobre las celebraciones del Tepozteco se insistió en la necesidad de cuidarse y de evitar el contagio por COVID-19: “Es tiempo de revalorar nuestras tradiciones, cuidarnos para poder conservarlas para transmitirlas a las nuevas generaciones”. Las autoridades también hicieron hincapié en el uso de la tecnología y de las redes sociales como principal herramienta para la transmisión y visibilización de las tradiciones. De esta forma, las celebraciones al Tepozteco en el 2020 fueron anunciadas como un programa de actividades online; mientras que para el 2021 las actividades fueron señaladas como virtuales, y declararon que, a dos años de pandemia, “la festividad se reestructura y se adapta a las circunstancias, pues no puede pasar desapercibida para el pueblo tepozteco”, lo que hace patente una gran capacidad de adaptación de esta localidad ante las circunstancias imprevistas y la trascendencia de las tecnologías digitales en el contexto de pandemia y en la transmisión del PCI de las comunidades.

El texto, señala Lotman (1996), es políglota, generador de sentidos y dispositivo de la memoria de la cultura. Su poliglotismo consiste en que “se realiza en al menos dos sistemas semióticos” (Lotman, 1996: 58). Como se advierte en los programas de actividades de las celebraciones al Tepozteco (fig. 1) el lenguaje escrito de los carteles convive con semiosis fotográficas y con signos de la tecnología digital, como lo es el símbolo de Facebook Live; de igual modo, la dimensión digital misma es su soporte. Como sistemas semióticos, es decir, en cuanto sistemas dotados de sentido, estos programas de actividades acumulan diferentes capas de la historia (la ancestral y la actual) y muestran una serie de prácticas culturales llenas de sentido para los habitantes de la localidad, que, al transmitirse durante la pandemia como prácticas online o virtuales, cobran nuevos significados en la comunidad. Por otra parte, en la medida en que son dispositivos de la memoria de la cultura, estos programas nos permiten observar aquello que se conserva en la cultura porque es rele vante, así como también los cambios que suceden en el tiempo.

Fuente: Facebook oficial Ayuntamiento de Tepoztlán 2019-2021.

Figura 1 Programas de actividades Reto al Tepozteco 2020 y 2021 

En el caso del cartel del año 2020 se puede leer en letras mayúsculas “RETO AL TEPOZTECO 2020 Y FIESTAS PATRIAS”, con una tipografía de mayor tamaño y en letras doradas se encuentra “RETO AL TEPOZTECO 2020”, el brillo del color dorado que hace alusión al oro, metal precioso, pone de manifiesto la importancia de esta celebración en la localidad. La le yenda “PROGRAMA DE ACTIVIDADES ONLINE” hace referencia al acceso de datos por internet y, si bien la palabra “online” se integra como un elemento ajeno a la tradición ancestral, durante el confinamiento por la pandemia y la prohibición de la reunión masiva cobró sentido como el medio de transmisión y comuni cación de la información entre los habitantes de Tepoztlán. Además, en este programa 2020 se revela la superposición de los distintos sistemas semióticos, colocándose el más reciente (el programa escrito de actividades que tendrán lugar ese año) sobre el más antiguo, una imagen fotográfica del Ayuntamiento de Tepoztlán durante el periodo revolucionario, esta imagen análoga de archivo se digitalizó e incluyó en este programa para hacer referencia a las fiestas patrias que se celebrarán, pero también para aludir a la tradición de la localidad.

En el caso del programa de actividades del 2021 sucede lo mismo, el título en mayúsculas “RETO AL TEPOZTECO 2021” está en letras doradas para poner de relieve la tradición, presenta también semiosis de distintos periodos históricos, como fondo una imagen fotográfica que representa el pasado prehispánico a través de la recreación del dios Tepozteco, donde se pueden observar signos que remiten a la leyenda de este dios-guardián, como es el caso del teponaxtle, instrumento de origen prehispánico que el rey Tepozteco robó y llevó a su pueblo, también se puede ver el cerro del Tepozteco (hogar mítico del rey), así como una reinterpretación de la indumentaria del Tepozteco, con claras referencias al pasado prehispánico, por ejemplo el penacho de plumas y los símbolos prehispánicos en el atuendo. Sobre este fondo está el programa escrito de las actividades que se realizarán durante la celebración y en él se encuentra el signo de la tecnología digital: Facebook Live, el cual permite reconocer de inmediato la dimensión digital que se ha incorporado a la vida de los sujetos, y que, dadas las condiciones de confinamiento impuestas por la pandemia, se ha vuelto un poderoso vehículo de conservación y transmisión de información de todo tipo, incluyendo la relacionada con la memoria de la cultura de los pueblos, como es el caso del PCI.

Estos ejemplos, donde se acumulan siglos de tex tos, exhiben claramente el funcionamiento de la cultura (y su memoria), la cual, como anota Lotman, “está ella misma sometida a las leyes del tiempo, a la vez dispone de mecanismos que hacen resistencia al tiempo y a su movimiento” (1998: 109) y que se hacen evidentes en estos dispositivos que conservan y muestran lo que es valioso para una población, pero también su capacidad de adaptación (dinamismo) en determinados contextos, generando así sentidos inéditos, derivados en este caso de la emergencia por la pandemia por COVID-19.

Otras reconfiguraciones que tuvo esta tradición durante la pandemia se relacionan con la modificación de las formas de ejecución. Si bien la representación del Reto al Tepozteco se ha caracterizado en los últimos años por la majestuosidad de su producción (que incluye luz y sonido, un vestuario y escenografía espectacular, un elenco numeroso, así como los miles de personas que asisten), que bien podría interpretarse a simple vista como una espectacularización de la tradición que la ha despojado de sentido, la pandemia ha puesto de manifiesto que esta celebración está llena de sentidos profundos para sus practicantes y que, a pesar de las medidas de sana distancia impuestas por las autoridades sanitarias, ésta no se suspendió y se realizó incluso con restricciones. En el 2020 la representación del Reto al Tepozteco se llevó a cabo sin público y con un número de participantes en escena muy inferior al de años anteriores. La representación se realizó, grabó y transmitió al público a través de un video digital,3 de gran calidad, que incluyó como escenario a la pirámide del Tepozteco. Este documento audiovisual, transmitido por Facebook y almacenado en YouTube, fue hecho por jóvenes productores locales que eran personal del Ayuntamiento en el área de comunicación social.

Es notable que la pandemia por COVID-19 haya dado lugar a que el Reto al Tepozteco se escenificara en la pirámide real y no en una de utilería, algo impensable en tiempos de “normalidad”. Ver el Reto al Tepozteco en este escenario mítico sin duda creó una inusitada experiencia en los practicantes de la tradición y en el público acostumbrado a reunirse en la plaza cívica (lugar donde se realiza habitualmente la representación). Además, el video digital generó un sentido de modernidad en la tradición y su transmisión por plataformas digitales tuvo un impacto positivo en la población tepozteca que se encuentra en Estados Unidos, ya que pudieron verla desde un lugar lejano, logrando para el día 14 de septiembre del 2020, 40 000 reproducciones. También, se colocaron la ofrenda floral en la glorieta del monumento al Tepuztecatl y la ofrenda en la pirámide con público restringido, y se transmitieron en vivo por Facebook Live.

Durante 2021, el segundo año de pandemia, la reestructuración de la tradición anunciada por el Ayuntamiento consistió en realizar el Reto al Tepozteco en vivo, pero con un número reducido de participantes y de público. En esta ocasión se transmitió en directo por Facebook Live y después se produjo un video4 para que se quedara alojado en la página oficial de Facebook del Ayuntamiento. Se volvió a utilizar una escenografía y se desarrolló en el campo deportivo, un lugar cerrado en el que podían controlar el acceso de las personas. Ese año también se pudo constatar que, en la mayoría de las actividades en honor al Tepozteco, los participantes de las celebraciones usaron en todo momento el cubrebocas. Asimismo, se suscitó un conflicto con las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) custodio de la pirámide del Tepozteco, ya que los sitios considerados patrimonio cultural estuvieron cerrados durante la pandemia y, a diferencia del año anterior, no se les iba a permitir el acceso a la pirámide para realizar la ofrenda al Tepozteco (actividad central de las celebraciones); incluso, los participantes del Reto dijeron que estaban dispuestos a entrar por la fuerza. Al final, el INAH accedió y permitió un acceso controlado a la pirámide para realizar la ofrenda, que se transmitió por Facebook Live.

Para comprender estas reconfiguraciones tecnológicas que permitieron que una práctica ancestral, que guarda una memoria tan profunda, como lo es el Reto al Tepozteco se reprodujera durante el confinamiento y transmitiera a toda la localidad mediante una plataforma digital que no necesariamente conoce toda la población, podemos acudir al concepto de semiosfera, de Lotman, el cual se refiere al “espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis… sumando los actos semióticos particulares, no obtendremos un universo semiótico. Por el contrario, sólo la existencia de tal universo -de la semiosfera- hace realidad el acto sígnico particular.” (1996: 12). Es decir, sólo participando de todo el universo de sentido que encierra el Tepozteco en la memoria de la cultura de Tepoztlán podemos entender que esta celebración no se haya cancelado, como sucedió con otras y que, además, la población estuviera dispuesta a interactuar con la tradición a través de esta plataforma. En la semiosfera tepozteca, este héroe funciona como un símbolo transdimensional, es decir, conecta las múltiples dimensiones de la vida de los habitantes de Tepoztlán, por medio de sus distintas etapas históricas.

es un eje articulador entre historia, tradiciones y naturaleza; funciona en un continuum que se configura y reconfigura en el tiempo, que vuelve a su origen, y también retoma elementos contemporáneos; reinterpreta el pasado y adhiere nuevos significados en función del contexto histórico que se vive, y que se traduce en la unión de su pueblo [Buenrostro, 2017: 274].

Fotografías de Carolina Buenrostro.

Figura 2 Transmisión por Facebook Live del Reto al Tepozteco 2021 

El Tepozteco articula la dimensión sagrada de Tepoztlán con la dimensión terrenal, permite a los tepoztecos acceder a otro nivel de la realidad, donde está lo sagrado (Nicolescu, 1996), y donde encuentran el sentido de la vida y la muerte. La existencia de este símbolo de Tepoztlán es entendible por los habitantes del pueblo porque no se resisten a esta dimensión sagrada (Nicolescu, 1996) y a través de intermediaciones rituales y de códigos compartidos piden al Tepozteco que proteja al pueblo, y le agradecen los favores recibidos. Por esto, la representación del Reto al Tepozteco no puede entenderse de forma aislada, ni sólo como una expresión del teatro evangelizador; la tradición oral y todo el conjunto de prácticas rituales que lo acompañan ayudan también a comprender este universo semiótico del Tepozteco, que genera sentidos profundos en los habitantes. La necesidad de buscar formas alternativas para transmitir la tradición, inclusive de aquellas tan recientes como son las que tienen lugar en la dimensión digital, surgen de la necesidad de continuar la tradición, porque si no se lleva a cabo se detendría el sentido de la vida de los tepoztecos; es por esto que el Tepozteco se convierte al catolicismo, porque necesita seguir existiendo para su pueblo, ahora católico, y por eso también existe y se transmite en una dimensión digital, para que su pueblo lo pueda seguir celebrando en tiempos de pandemia.

No es una coincidencia que el pedimento del año 2020 al Tepozteco, quien también controla los procesos salud-enfermedad de la localidad, ofrenda que se celebra en la pirámide los días 7 de septiembre de cada año, fue solicitar a este dios poner fin a la pandemia, petición que se reiteró en 2021, segundo año de la pandemia.

Palabras en el pedimento en la pirámide del Tepozteco en 2020 y 2021

Queremos que nos ayudes a que salgamos de esta pandemia, tú que tienes la fuerza, tú que eres el aire, lleva lejos esta enfermedad para que no vuelva por acá, ayúdanos en ese sentido Tepoztecatl [don Tomás Palacios, ofrenda 7 de septiembre de 2020, cerro del Tepozteco, transmitida por Facebook].

Le pido que como es un dios y es poderoso, es capaz de llevar y traer las nubes porque es aire, que se lleve lejos el virus que tenemos que nos está matando [don Tomás Palacios, ofrenda 7 de septiembre de 2021, cerro del Tepozteco, transmitida por Facebook].

Fotografía de Carolina Buenrostro.

Figura 3 Ofrenda al Tepozteco 2021 

La transmisión del Reto al Tepozteco por medios digitales, en una localidad tan tradicional y orgullosa de sus usos y costumbres, fue posible, además, gracias a que el funcionamiento de la semiosfera cuenta con filtros traductores que permiten comprender lo que está fuera del universo de sentido (Lotman, 1996). En este caso, la población de jóvenes de Tepoztlán, más acostumbrados al uso de las plataformas digitales y con mayor acceso a ellas, actuaron como filtros traductores que permitieron incorporar la tecnología digital a la tradición y hacerla accesible y entendible al resto de los habitantes de la localidad.

Sin duda, las redes sociales jugaron un papel fundamental para la continuidad de esta práctica, como ocurrió con la página de Facebook del Ayuntamiento de Tepoztlán 2019-2021. Amescua señala que las tecnologías “a pesar de su desigual distribución, fomentan una hiperconciencia de lo global nunca antes vista. La circulación de ideas, noticias, información y conocimientos se da con una intensidad y a una velocidad sin precedentes, por eso hoy en día vemos casi en tiempo real qué ha pasado con la cultura y el PCI en muchos rincones del planeta” (2020: 14). Sin embargo, la dimensión digital muestra de igual modo una gran fragilidad de la que debemos ser conscientes, la página de Facebook en la que se almacenó toda esta información ya no está disponible en internet, desapareció cuando llegó a su fin el periodo de las autoridades de Tepoztlán encargadas de realizar el Reto al Tepozteco en 2020 y 2021. Lo que evidencia cómo esta dimensión digital se convierte también en un campo de batalla de lo político, y en un espacio que puede ser peligrosamente efímero y cuyo control está sujeto a las múltiples desigualdades que atraviesan a la sociedad actual.

Conclusiones

El alto posicionamiento en la jerarquía que guarda la celebración del Reto al Tepozteco respecto a otras tradiciones que sí fueron canceladas fue determinante para que se buscaran vías alternas de transmisión de la tradición, esta jerarquía está determinada por los sentidos profundos que guardan todas las prácticas relacionadas con el personaje del Tepozteco en la comunidad y que tienen que ver con el sentido de la vida y la muerte en esta localidad. Los cambios que supuso la incorporación de estas modalidades digitales de transmisión del PCI a la memoria de la cultura en Tepoztlán en tiempos de pandemia por COVID-19 sin duda son importantes; mas no representan vías que vayan a sustituir la forma presencial de transmisión de esta tradición, porque se ha visto que, si bien el primer año de pandemia (2020) el Reto se transmitió por Facebook por medio de un documento audiovisual elaborado previamente al 8 de septiembre, en el 2021 las actividades se realizaron con un aforo reducido, pero en vivo. El video del año 2020 no fue repetido el siguiente año, si bien este documento es de gran valor y se integra a la memoria de la cultura, el carácter ritual de esta tradición implica la repetición de ésta, mientras el Reto al Tepozteco siga teniendo un sentido profundo para la comunidad, éste no podrá ser almacenado y reproducido de forma automática, tiene que ser recreado en colectividad. Las vías digitales de transmisión del PCI de ninguna manera pueden sustituir a la práctica en comunidad; su papel, con seguridad esencial, es el de coadyuvantes de la tradición, ya que gracias a ellas se puede llegar a otras partes del mundo donde se encuentren sus practicantes, y ser una vía de transmisión en situaciones extraordinarias como fue la pandemia por COVID-19.

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2 La velación del vestuario de la representación del Reto al Tepozteco se hace por la noche del día 7 de septiembre, es una actividad ceremonial donde se bendice la ropa que utilizarán los participantes y que se coloca en el Ayuntamiento para que el público pueda observarlo de cerca.

3 Este video está disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=l1g4QjvCgDY&t=2s.

4 El video ya no se encuentra disponible porque la página oficial de Facebook del Ayuntamiento desapareció cuando acabó la gestión en 2021.

Recibido: 18 de Abril de 2022; Aprobado: 13 de Octubre de 2022

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Este artículo es producto de la estancia posdoctoral realizada gracias al Programa de Becas Posdoctorales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (POSDOC), efectuada en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), periodo 2021-2022, asesora doctora Cristina Amescua Chávez.

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