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Alteridades

versión On-line ISSN 2448-850Xversión impresa ISSN 0188-7017

Alteridades vol.23 no.45 Ciudad de México ene./jun. 2013

 

Lecturas

 

Parentescos en un mundo desigual. Adopciones, lazos y abandonos en México y Colombia*

 

Reseñado por Héctor A. Mendoza C.**

 

*Françoise Lestage y María Eugenia Olavarría (coords.), Parentescos en un mundo desigual. Adopciones, lazos y abandonos en México y Colombia, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, México, 2011, 193 pp.

 

** Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León <hector.mendoza@yahoo.com.mx>.

 

El libro consta de una introducción y seis capítulos que contienen una serie de temas relacionados con los procesos de parentesco tanto en México como en Colombia.

En el primer capítulo, Amandine Delord hace notar una nueva tendencia en Colombia vinculada con el tema: el abandono de los recién nacidos en los centros hospitalarios. En este caso, Delord centra su trabajo en una Casa Privada de Adopción en Colombia, que surgió hace 30 años por iniciativa de una madre adoptante. La investigadora señala que, según las estadísticas nacionales colombianas, la mayoría de las adopciones en ese país ocurre por parte de extranjeros, sin embargo, e independientemente de ese dato, en la casa objeto de estudio se da prioridad a la adopción por parte de parejas colombianas.

En cuanto a las mujeres que dan en adopción a sus hijos, la autora afirma que si bien no son un grupo homogéneo, sí comparten ciertas características, y la más relevante es su pertenencia a estratos socioeconómicos bajos.

Con una fina agudeza intelectual, la autora destaca viejos prejuicios mediante los cuales opera el personal de la casa de ayuda donde se desarrolló la investigación; para sus administradores, la poco exitosa vida de las mujeres que reciben se devela en expresiones como:

es que la madre viene de la región de Choco y allá se bañan en los ríos, son contentos con los pescados, no quieren más de la vida, sólo son felices con un pedazo de yuca, son unos salvajes [...] entonces ¿qué pueden ofrecer estas madres a sus hijos? Nada.

La autora destaca cómo es que una supuesta moralidad termina siendo en realidad una forma de discriminación exacerbada, y lo demuestra con otra de las narrativas rescatadas por ella:

esas pobres ignorantes dan muestra de una sexualidad desvergonzada y precoz, no se acuerdan dónde nacieron sus niños y con quiénes los tuvieron, sólo saben acostarse [lo que justifica en todo caso el hecho de] quitarle los hijos a esas madres.

La investigadora Delord describe con puntualidad el proceso mediante el cual la casa de ayuda transforma a esas madres irresponsables en madres generosas. Para tales efectos, lo primero es hacerles ver su alto grado de irresponsabilidad por haberse embarazado. Después, habiendo sido juzgadas como inmaduras e irresponsables, se inicia una labor de socialización, ofreciendo a esas "mujeres irresponsables" las condiciones adecuadas (alojamiento y alimentación) para que reflexionen "libremente" sobre la suerte final de su hijo. Por último, concientizándolas de su responsabilidad y sensibilizándolas respecto del ideal de familia (por cierto inaccesible para ellas), se les presenta una solución apropiada, la adopción. Así, con esta nueva perspectiva, se convierte a aquellas madres irresponsables en un nuevo modelo ideal, es decir, pasan a ser, por vía de la entrega de sus hijos, "madres generosas".

En el segundo capítulo se hace una interesante narración de los parentescos por elección y el servicio doméstico en Bogotá. Su autora, Félicie Drouilleau, nos describe con suma puntualidad cuál es la visión que se tiene de las "criadas" en relación con la familia que las emplea. Si bien en muchos de los casos se afirma que la "criada" es como una hija, que es como de la familia, la verdad es que los límites entre servidor y sirviente se encuentran claramente definidos. Así pues, aquella expresión, "son como de la familia", termina siendo en realidad un discurso malintencionado, que sólo sirve para justificar variadas formas de explotación.

La autora analiza cómo las diferentes fases de violencia que han marcado la historia de Colombia han provocado flujos migratorios forzados, que tienen su origen precisamente en la violencia y los desplazamientos. Destaca que los testimonios recabados de empleadas domésticas que emigraron siendo niñas a menudo se vinculan con el maltrato y los actos de violencia, inclusive sexual.

Así pues, se aprecia el fuerte impacto que tiene la migración en la generación de esos "lazos artificiales de parentesco", migración que deriva en la búsqueda de empleo en las ciudades como servidoras domésticas, lo que aparenta ser un camino de autonomía para dichas mujeres, pero que resulta ilusorio, ya que esta supuesta libertad se vuelve una nueva forma de explotación, en la cual los patrones pasan a ocupar el lugar de las familias de origen, ejerciendo autoridad y controlando la vida de estas "criadas".

En general, el capítulo en cuestión analiza los lazos de parentesco que, sin que lo sean, pretenden serlo, es decir, examina las relaciones de crianza entre personas que no necesariamente son progenitores e hijos. Se destacan los lazos establecidos en algunos casos entre patrones y trabajadores o patrones e hijos de sus trabajadores por medio del rito del bautizo.

El siguiente capítulo, denominado: "Salvando vidas: Migración femenina, embarazo no deseado y filantropía anti-abortista", escrito por Séverine Durin, centra su estudio en la despenalización del aborto en la Ciudad de México. Hace hincapié en cómo, pese a que grupos feministas pugnan por el derecho de las mujeres a decidir, sus opositores defienden el derecho a la vida del ser humano desde la concepción. Sin embargo, cuando las madres trabajadoras se embarazan, sus derechos se vuelven vulnerables, y es usual que las despidan.

La investigación se centra en un albergue para mujeres embarazadas ubicado en Monterrey, donde a las servidoras domésticas se les llama "muchachas", y donde, debido a su embarazo, típicamente ocurre la conclusión de su relación laboral, pues rara vez las patronas aceptan que la muchacha críe a su hijo en casa. Igualmente señala la ausencia de mediación por parte del Estado y el carácter impersonal de las relaciones laborales. En la mayoría de los casos, las empleadas del hogar son migrantes de otros estados de la república, particularmente de San Luis Potosí.

Por último, la autora indica que la creación de albergues para mujeres embarazadas en Monterrey coincide con un aumento espectacular de la migración femenina, en especial de extracción indígena, agudizada a partir de los años noventa. La ideología que sustenta este tipo de instituciones es lo que podríamos denominar como "filantropía antiabortista".

En efecto, en las instituciones analizadas impera esa filosofía antiabortista, ya que, para éstas, lo verdaderamente esencial no son las mujeres embarazadas, sino que los bebés engendrados nazcan. Así pues, algunas instituciones como la casa Mi Ángel, enfatizan en su discurso el supuesto hecho de que México es líder en abortos.

Otra de las instituciones analizadas es Vifac, cuya misión es "proteger la vida humana, brindando atención a la mujer embarazada a fin de que su futuro hijo cuente con una alternativa real al aborto y al abandono de los menores", es decir, la adopción. Lo anterior se evidencia mediante las palabras de la encargada de Vifac, quien explicó a la investigadora que algunas personas critican los apoyos de esta organización argumentando que no es posible que brinden ayuda a aquellas "que se van de locas", a lo que responde que "no apoyan a las mujeres, sino a los bebés de esas mujeres". Como se puede apreciar, la intención no es ayudar a las madres en desamparo, sino "salvar la vida de esos inocentes que están por nacer".

La autora concluye con una relevante reflexión, señala que más allá del necesario debate sobre la despenalización del aborto está la urgencia de velar por el respeto de los derechos de las madres trabajadoras que, si bien existen, son violentados de manera persistente.

Gail Mummert nos entrega el capítulo "Todo queda en familia: niños mexicanos a cargo de cuidadores alternativos". La investigadora se enfoca en las denominadas familias transnacionales. En una era marcada por la globalización, cada vez son más las familias que se desintegran cuando algunos de sus miembros cruzan las fronteras internacionales en busca de empleo. La tónica es que migrantes de Latinoamérica, África o Asia se dirijan hacia países industrializados huyendo de sus lugares de origen, ya sea por persecuciones políticas o étnicas, epidemias, o simplemente por la falta de oportunidades económicas. En este contexto, los padres migrantes se enfrentan a la difícil decisión de llevar consigo o no a sus hijos, o bien encargarlos con alguien por un periodo que, en muchas ocasiones, es largo e indefinido.

Así pues, el estudio se ocupa de las prácticas de paternidad, maternidad y parentalidad transnacional y explora la tremenda ambivalencia que experimenta un número creciente de padres y madres de familia mexicanos: sentirse obligados a separarse físicamente de sus hijos a fin de asegurar un mejor futuro para los mismos. La respuesta a esta paradoja ha sido encargar la crianza a cuidadores alternos, casi siempre elegidos dentro de la propia familia extensa. La autora señala la necesidad de cuestionar el estigma, sobre todo en el caso de las madres transnacionales, quienes por regla general son duramente enjuiciadas en su lucha por ser "buenas madres", ya que transgreden modelos culturales muy arraigados en nuestro entorno local.

María Eugenia Olavarría nos presenta un revelador estudio sobre la Ciudad de México, donde, a raíz de determinadas modificaciones legislativas, se han generado lo que podríamos denominar nuevas formas para el establecimiento de relaciones de parentesco. Entre dichas modificaciones, destaca la aparición de las sociedades de convivencia, la actual legislación que permite la interrupción legal del embarazo, así como el matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Con base en estos cambios, la autora se pregunta: ¿cuáles personas pueden formar uniones legítimas? ¿Quiénes pueden o no adoptar, es decir, quiénes pueden o no formar una familia? Adicionalmente, y en virtud de la utilización de las actuales técnicas de reproducción humana asistida, la investigadora nos cuestiona sobre la necesidad de preguntarnos ¿quién es, hoy por hoy, la madre de un niño? Se pregunta si es aquella de quien proviene el óvulo o la que lo gesta. Por último, lo que la investigadora pone sobre la mesa es qué valor debemos asignarle a lo genético.

Subraya que, en la Ciudad de México, la filiación se ha visto alterada en virtud de la posibilidad de adopción plena por parejas homosexuales, o bien mediante la utilización de técnicas de reproducción humana asistida. Cuestiona en particular los efectos, en términos de filiación, de la maternidad subrogada; la pregunta central, que no es ociosa, es: ¿cuáles son las posibles formas en que se establece la filiación en la megalópolis mexicana de 2010, más allá del lazo biogenético dado por la concepción y el nacimiento?

Así pues, para Olavarría, la aparición de la reproducción humana asistida facilita la concreción del deseo por la descendencia, pero no cualquier descendencia, sino aquélla con células propias, ya que ésta nos ofrece una certeza genética. El estudio pone de manifiesto que, si bien algunas parejas se enfrentaron a la posibilidad de concebir mediante la donación de material genético, la mayoría se decantó por considerarlo como una alternativa no viable. No obstante, en cuanto a la recepción de material genético, a partir de diversos testimonios recabados, se observa un fuerte rechazo a la recepción de esperma donado; sin embargo, existe una opinión mucho más abierta respecto de la donación/recepción de óvulos. De lo anterior se podría concluir que la paternidad preferentemente debe ser genética, mientras que la biología de la maternidad se asocia más con el embarazo, ya que éste permite a las mujeres una idealización de "lo biológico" que se construye a partir del proceso de gestación.

María Eugenia Olavarría se pregunta al final de su trabajo sobre el futuro de la adopción, pues, con el uso de las técnicas de reproducción asistida, la movilidad de niños tiende a reducirse, mientras que la movilidad de gametos va en aumento. Así, podríamos pensar que en el imaginario, los genes son los verdaderos transmisores de identidad familiar.

Cecilia Rabell y Sandra Murillo nos presentan un capítulo titulado "El trabajo del parentesco: intercambios entre padres, hijos, hermanos y amigos". Analizan las relaciones de parentesco en términos de circulación de prestaciones, es decir, en las "ayudas" recibidas por las familias mexicanas que viven o han vivido una situación crítica y que terminan auxiliándose entre sí. A partir de su investigación, las autoras dan testimonio de las diversas formas de apoyo intrafamiliar. Mencionan que la primera forma de ayuda es a través del dinero, en segundo lugar, los apoyos de carácter moral y, en tercer lugar, el trabajo, generalmente para reemplazar a las mujeres en las tareas de cuidadoras y responsables de la reproducción doméstica.

El estudio permite concluir que, al analizar los intercambios intergeneracionales, los hermanos son los principales proveedores de ayuda en situaciones de crisis, así pues, la figura del hermano o la hermana tiene una gran relevancia para resolver los problemas más graves que enfrentan las familias. Con todo, se hace notar también lo valioso del papel de amigos y amigas, debido a que la cercanía afectiva derivada de la amistad convierte a los amigos en los confidentes idóneos en casos de crisis.

Desde la perspectiva del género, se destaca que el hermano, al igual que el padre, ayuda casi siempre a hermanas y hermanos por igual, en especial cuando se trata de dinero y de apoyo moral. Sin embargo, en el caso de las hermanas, cerca de dos terceras partes de las ayudas están destinadas a otra hermana. En consecuencia, se aprecia que las mujeres se mueven en un espacio más segregado, ya que por lo común la principal ayuda que reciben es marcadamente de familiares del mismo sexo; en el caso de los amigos se pudo constatar que parece casi inaceptable que las amigas den o presten dinero a los amigos, por lo que el mito del varón como proveedor parece permear en este tipo de intercambios.

El libro en comento aborda diversas tramas de actualidad que han sido poco exploradas, lo que hace sumamente interesante su lectura. A manera de conclusión, debo decir que leerlo me llevó de la provocación a la reflexión y de la sonrisa a la angustia, ya que nos devela una realidad compleja y en algunos casos dolorosa, una realidad que parece ser compartida, al menos por una parte de nuestra querida América Latina.

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