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Alteridades

versión On-line ISSN 2448-850Xversión impresa ISSN 0188-7017

Alteridades vol.22 no.43 Ciudad de México ene./jun. 2012

 

Lecturas

 

Las texturas del pasado. Una historia del pensamiento arqueológico en Chihuahua, México*

 

Reseñado por Luis Vázquez León**

 

* Francisco Mendiola Galván, Las texturas del pasado. Una historia del pensamiento arqueológico en Chihuahua, México, Escuela Nacional de Antropología e Historia-Instituto Nacional de Antropología e Historia (ENAH-INAH)/Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Colección ENAH Chihuahua), Chihuahua, 2008.

 

** Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)-Occidente <lvleon@prodigy.net.mx>.

 

Para el momento en que escribo la actual reseña, el autor ya está enfrascado en lo que podría considerarse como la profundización de esta misma investigación, y que en su forma original fue su tesis de maestría en Antropología Social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (enah) Chihuahua,1 hacia el año 2006.2 Es raro, pero hay coincidencia con la nueva institucionalización: así como en un primer momento Francisco Mendiola Galván sólo se ocupó de la historia del pensamiento antropológico en Chihuahua entre los siglos XVI y XX, hoy se ha planteado conocer la historia de la arqueología en el centro-norte y noroeste del país en el siglo XIX. La acotación cronológica es puntual, aunque ya no puede ocultarse la amplitud del foco geográfico, cosa que no debería de extrañar, ya que él ha hecho trabajo en Sinaloa (Mendiola Galván, 2011).

Para este libro (y otros que lo acompañan en la misma colección) diría que en cierta forma hablamos de una señal en el camino de la antropología norteña, día a día más ostensible de San Luis Potosí en adelante. Desde luego no conozco toda esa antropología en detalle -mi incursión coahuilteca ya es añosa-, sin embargo me impresiona su motivación autonómica, aunque ésta se confunda muchas veces con un duro regionalismo, una sensación bien perceptible entre los colegas de Chihuahua. Pero la señal no podía ser más clara. La Colección enah Chihuahua comprende nueve volúmenes, los dos primeros dedicados a las contribuciones al Coloquio Carl Lumholtz que anualmente se celebra en la enah, y donde se han discutido los retos de la antropología del norte de México. A éstos siguió la tesis-libro de Mendiola, y con ella las de cinco alumnos más del programa de maestría, de las cuales sólo una escapó al límite chihuahuense para adentrarse en la historia del sur de Nuevo León.3 Respecto a esta colección, hay que lamentar que falten varias tesis de esa generación (pienso en los dos abogados egresados cuyas tesis conozco), no se diga de la siguiente, por lo cual hay que preguntarse sobre su continuidad. Con todo, la señal está expuesta a ojos de todos, e indica que la antropología del norte va por el buen camino del crecimiento.

Ahora bien, en el caso de Mendiola Galván, al convertir su tesis en libro se extravió su largo anexo de diez entrevistas a los colegas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah) Chihuahua, pero asimismo de otros centros y procedencias. De ellos destaca Beatriz Braniff Cornejo, cuya mención es reiterada en las primeras entrevistas (Mendiola Galván, 2006: 437524). Cabe señalar que mientras algunos de los entrevistados personalizan sus diferencias respecto a la preponderancia norteña de Paquimé (inclusive del concepto "La Gran Chichimeca" como área cultural), Mendiola, con mucho más tiento y respeto, escoge mejor cuestionar las ideas dominantes por medio de la postulación del "modelo Casas Grandes-Paquimé", elección nada oportunista, sino muy influida por su lectura de un autor ingrato a muchos arqueólogos clasicistas, Martin Bernal, hijo del físico e historiador de la ciencia John D. Bernal, y a quien se le reconoce como iniciador del movimiento conocido como la "ciencia de la ciencia", esto es, una ciencia con funciones sociales, incluida la ciencia misma como objeto de estudio.4 Ocurre que Martin Bernal, tras haberse especializado en el orientalismo, decide romper con toda la matriz cientificista (y no únicamente ideológico-literaria como en Said -2007 [1997]-) del "modelo ario de civilización", que impide ver las raíces afroasiáticas de la civilización clásica grecolatina (Bernal, 2001 y 2003 [1987]). El "modelo Paquimé" tiene entonces resonancias de esa polémica en el pensamiento de Mendiola, las cuales han conseguido, a regañadientes, que se admitan influencias culturales antes negadas.

Al leer a Mendiola uno percibe un espíritu muy próximo a ello. Paquimé se ha constituido desde los ocho minuciosos volúmenes de Charles C. di Peso en todo un modelo de arqueología que impide abordar otras perspectivas en el propio contexto de Chihuahua. Por supuesto, para entenderlo a cabalidad, hay que leer a di Peso a fondo y en serio, cosa que rara vez se hace en este campo académico donde es más fácil desenfundar la denostación que la razón crítica. Mendiola lo hizo, pues, a contracorriente. Es probable que ése haya sido su motivo inicial. Mas en el curso de su reconstrucción de esa historia del pensamiento arqueológico hizo otro hallazgo. Sucede que desde el siglo XVI se volvió común atribuir esas ruinas a los aztecas. Para el pensamiento colonizador era obvio que no podía ser de otra manera. Así que con mayores argumentos fue elaborándose todo un modelo (que a ratos parece arquetipo) de colonización del desierto para beneficio de los salvajes. Luego, conforme el nacionalismo sostuvo a la empresa arqueológica mexicana, Paquimé se convirtió en una especie de sucursal norteña de Mesoamérica, que fue la manera de asimilar a sus constructores a la civilización. El juego, en parte ideológico y en parte científico, tiene un tercer ingrediente que explica su dominancia, y es un fenómeno que aparenta ser una carencia, pero sospechosa de colonialismo desembozado: se le ha señalado como una falta de arqueología de lo primitivo (Díaz-Andreu, 2007: 278-313). En el caso de nuestro país hay que observar que allende el río Lerma-Santiago, la conquista se expresó con una violencia inaudita bajo fórmulas militares y de exterminio y reducción más parecidas a las que se practicaron luego en Estados Unidos y aún en Argentina y Chile y por supuesto Paraguay. Las propias sociedades existentes no sólo diferían en economía, sino en organización sociocultural y política respecto al resto de la Nueva España. Estas sociedades harían las veces de nuestros propios salvajes, no pocos de los cuales ni siquiera estamos seguros cómo se nombraban, y, amén de su extinción, abunda la sobreimposición de etnonimias, aún en proceso de esclarecimiento (Krizova, 2009). Lo que se está planteando entonces es que los estudiosos evitaron crear ligas genéticas con tales sociedades, cosa que el nacionalismo y su arqueología sí estableció con las civilizaciones mesoamericanas. Ha sido hasta muy recientemente, y más bien en aras del multiculturalismo contemporáneo, que en Sonora se reivindica la rebeldía del yaqui, en Coahuila la ambición del kikapú y en Chihuahua la osadía del apache. La inversión ideológica apenas se oculta, pero deja al descubierto la nula atención sobre los grupos sin historia. Mendiola llama en conjunto a estos estudios como "la otra arqueología", que apenas sobrevive porque el modelo se la "come", tal cual Cronos con sus hijos. No obstante, y más allá de la eterna pugna entre ideas dominantes y marginales, las circunstancias pesan. Por ESO una de las contadas excepciones en Chihuahua son los tubares, hoy importantes por la disputa de tierras provocada por la privatización del suelo (Chacón Soria, 2010).

En otros términos, la preponderancia de Paquimé como modelo para la arqueología es que impide el desarrollo de otros tipos de arqueología, que lo mismo se ocupe de campamentos de caza-recolección que de asentamientos de agricultores (¡y pescadores en el contexto californio!) (Rodríguez Tomp, 2005), pero adaptados al medio agreste y por cierto nada lejanos de los "salvajes". Desde luego, el asunto entraña ideas difusionistas clásicas, pero asimismo las de un difusionismo conscientemente modificado porque ya no sólo ve el movimiento sociocultural en una sola dirección (por definición de Mesoamérica hacia Aridoamérica, del polo civilizado al salvaje), sino que supone una considerable interacción entre sociedades y culturas coexistentes. Ello abre un campo novedoso de investigación, que vea algo más que una "Mesoamérica septentrional" (como se habla de Zacatecas), también una "Aridoamérica meridional". Por supuesto, éstas son mis palabras (y antes, las de Kirchhoff, también modificadas), porque en realidad Mendiola considera que la conversión a áreas culturales ha empantanado la comprensión y explicación arqueológicas de un espacio amplísimo donde se ha dado una de las dinámicas interactivas más significativas entre multitud de sociedades de distinta evolución.

A diferencia de casos extremos de egolatría que podría citar aquí, Mendiola Galván no se propone refutar ni dar por muerto el modelo Casas Grandes-Paquimé. Ante todo, reconoce en él la fuerza inicial con la que se ha propulsado a toda la arqueología en Chihuahua, que no pasaría de ser un desierto absoluto sin su eclosión. Y no sólo ESO. El modelo sigue vigente, renovado y autopropulsado. ¿Hasta dónde llegará como un primer motor? Como no hay demiurgo de por medio, probablemente hasta que las otras texturas del pasado lo sobrepasen con su propio ímpetu. El modelo llegó para quedarse. Pero nadie dijo que para siempre.

 

Bibliografía

Bernal, Martin 2001 Black Athena Writes Back. Martin Bernal Responds to His Critics, Duke University Press, Durham.         [ Links ]

----------2003 Black Athena. The Afroasiatic Roots of Classical Civilization. The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985, Free Association Books, Brunswick [1987]         [ Links ].

Chacón Soria, Juan Enrique 2010 "Una historia de la cultura tubar y los tubares: las barrancas de la Sierra Tarahumara", tesis de licenciatura en Arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México.         [ Links ]

Díaz-Andreu, Margarita 2007 A World History of Nineteenth-Century Archaeology. Nationalism, Colonialism, and the Past, Oxford University Press, Oxford.         [ Links ]

Krizova, Marketa 2009 "The Formation of Ethnic Identities in the Colonial Period: A Case S tudy of the Missions in the Northern New Spain", en Premysl Macha (ed.), Lighting the Bonfire, Rebuilding the Pyramid. Case Studies in Identity, Ethnicity and Nationalism in Indigenous Communities in Mexico, Ostravska Univerzita, Ostrava, pp. 18-51.         [ Links ]

Mendiola Galván, Francisco 2006 "Las texturas del pasado. Una historia del pensamiento arqueológico en Chihuahua, México", tesis de maestría en Antropología Social, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) /enah Chihuahua, 524 pp.         [ Links ]

----------2011 "Proyecto origen y comienzo de la arqueología del noroeste y norte-centro de México en el siglo XIX. Aproximación crítica desde la historia de la ciencia", doctorado en Historia, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 94 pp.         [ Links ]

Rodríguez Tomp, Rosa Elba 2005 "Los límites de la identidad. Los grupos indígenas de Baja California ante el cambio cultural", tesis de doctorado en Ciencias Sociales, CIESAS-Occidente, Guadalajara.         [ Links ]

Said, Edward W. 2007 Orientalismo, Random House Mondadori, Barcelona [1997]         [ Links ].

 

Notas

1 Hablando de cambios acaecidos, la "enah Chihuahua" ya es historia. Por decisión del director general de inah, hoy se denomina Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (eahnm).

2 Francisco Mendiola Galván, "Las texturas del pasado. Una historia del pensamiento arqueológico en Chihuahua, México", tesis de maestría en Antropología Social, CIESAS/enah Chihuahua, 2006, 524 pp.

3 Me refiero a la de Raúl García Flores; las otras pertenecen a Jaime Loera González, Lorelei Servin Herrera, María Eugenia Hernández Sánchez y Enrique Soto Aguirre. El último tomo es del entonces director de la maestría, Juan Luis Sariego.

4 Es preciso mencionar los cuatro volúmenes de Science in History de John D. Bernal (Penguin Books, Harmonsworth, 1969 [1954]), cuya última entrega la dedica a las ciencias sociales; años después, Charles P. Snow, Joseph Needham, Derek J. de Solla Price y otros hablan de La ciencia de la ciencia (Grijalbo, México, 1968).

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