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Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.63 México may./ago. 2022  Epub 15-Ago-2022

https://doi.org/10.21555/top.v63i0.2163 

Reseñas críticas

Landaeta Mardones, P. y Ezcurdia Corona, J. (eds.). (2020). Gilles Deleuze y Félix Guattari. Perspectivas actuales de una filosofía vitalista. Metales Pesados. 256 pp.

Luis Armando Hernández Cuevas1 
http://orcid.org/0000-0002-6915-373X

1Tecnológico de Monterrey. luishcuevas@tec.mx

Landaeta Mardones, P.; Ezcurdia Corona, J. (eds.), 2020. Gilles Deleuze y Félix Guattari. Perspectivas actuales de una filosofía vitalista. Metales Pesados, 256p.


El libro editado por Patricio Landaeta y José Ezcurdia presenta once artículos elaborados por investigadores que componen la Red Estudios Latinoamericanos Deleuze y Guattari. Dicha Red, constituida en 2016, puede ser pensada como un espacio en el que múltiples estratos de pensamiento son perforados con la intensión de que entre ellos penetren humores que modifiquen las composiciones de los sedimentos, y esto para crear nuevas tierras. En términos de Gilles Deleuze y Félix Guattari podría afirmarse: la Red se constituye como un espacio de plegamientos en el que procesos de territorialización, desterritorialización y reterritorialización se precipitan para producir formas de vida y pensamiento libres de esa servidumbre voluntaria con la que desafortunadamente se adquieren asiduamente compromisos vergonzosos.

Lo anterior queda dispuesto a lo largo de las páginas que componen Gilles Deleuze y Félix Guattari. Perspectivas actuales de una filosofía vitalista, un texto estratigráfico en el que se experimentan diversos planos sobre los que personajes conceptuales dramatizan conceptos. Y es que las once piezas yacentes en el libro realizan recorridos que van desde la presentación de máquinas de producción de subjetividad, pasando por los peligros de las máquinas bioinformáticas, la producción de trópicos, la conjugación de devenires-animales y devenires-indios, la experimentación en imágenes, la conformación de Edipos coloniales, la búsqueda de la adquisición de nombres propios y el problema de la traducción, las experiencias de los idiotas, la creación de mundo, así como la distribución de los estratos, hasta la pregunta por la amistad y las diferencias entre el placer y el deseo, cuestión que pone de manifiesto la gran extensión que los investigadores de la Red recorren sobre la contemporaneidad con la finalidad de cartografiar los peligros del tiempo presente.

Detengámonos pues en cada uno de los once planos con la finalidad de 1) ser arrebatados por las intensidades que componen a cada uno de los personajes conceptuales bosquejados, y 2) ser capaces de destacar las ideas problemáticas que establecen los conceptos creados por los investigadores de la Red.

En el primer plano de dramatización, Agujeros negros y dependencia maquínica. La inactualidad de Guattari, Sara Baranzoni esboza las implicaciones de extender la sintomatología realizada por Félix Guattari en torno a la producción maquínica de subjetividades. Sobreponiendo sedimentos (Derrida-Stiegler-Guattari), Baranzoni cuestiona las implicaciones de asumir una farmacología tecnológica en la que los movimientos técnicos no son pensados ni positiva ni negativamente, sino que son estudiados desde los caracteres del veneno y del remedio. Para Baranzoni, la pregunta por hacer es: ¿cómo buscar un sentido para el devenir tecnológico?, duda que dirige su pensamiento al estudio micropolítico, así como al concepto de adicción maquínica, deliberados ambos como procesos de producción de modulaciones que encierran a las subjetivaciones contemporáneas en aquello que Bernard Stiegler nombró miseria simbólica. La problemática, por ende, es: ¿cómo salir de dicha miseria?

Vida, trabajo y epigenética. Deleuze y la biotecnociencia, como segundo plano de dramatización, nos dibuja el campo problemático asociado a la simbiosis entre las ciencias de la vida y las ciencias de la información, denominado bioinformática. Gustavo Chirolla Ospina, haciendo resonar en su escrito el curso impartido por Foucault en el Collège de France en 1978 y arrastrándolo a la contemporaneidad, se cuestiona en este espacio por el modo en el que la bioeconomía y la epigenética constituyen un nuevo estrato que, al ser estudiado desde la arqueología foucaultiana, da cuenta del modo en el que hoy se nos hace hablar y se nos hace ver, cuestión que, al ser conducida a los ámbitos de la vida, el trabajo y el lenguaje, incita a cuestionar la relación entre naturaleza y cultura.

El tercer plano, Gayos Trópicos. Geofilosofía y perspectivismo de un Nietzsche menor, sobrepone una conferencia que Deleuze ofreció en torno al pensamiento de Nietzsche con el trabajo de Eduardo Viveiros de Castro. Para Paolo Vignola, dicha conferencia es cardinal porque, al ser contemporánea de El Anti Edipo (libro en el que Deleuze y Guattari hacen expresa la idea de que antes de Mauss la Genealogía de la moral puede ser pensada como el primer texto etnográfico), bosqueja los vínculos entre las fuerzas, la geofilosofía y la etnografía. Por lo anterior, no resulta extraño que la conferencia Pensamiento nómada sea imbricada en este capítulo con la etnografía de Viveiros de Castro. Vignola, trayendo a colación Metafísicas caníbales, nos permite pensar el perspectivismo nietzscheano, así como el perspectivismo amerindio, como modos de plegar la bêtise; esa bajeza de pensamiento que desafortunadamente impone en la contemporaneidad afecciones tristes y, por lo mismo, conducentes a la subordinación.

Devenir animal, devenir indio y devenir brujo en la crítica deleuziana a la modernidad capitalista es un plano que trastoca algunos de los elementos desarrollados por Vignola. No obstante, en este plano, José Ezcurdia Corona, recorriendo un eje que subyace a la historia de la filosofía (línea que impone sesgos rostrificantes) como lo hace el eje Descartes-Kant-Hegel-Heidegger, da cuenta de la ignominia bajo la cual diversos conceptos filosóficos se han agenciado o han sido capturados por una empresa que tiende a la imposición de un solo modo de subjetivación. Ante ello, José Ezcurdia, centrando su atención en los planos generados por Deleuze y Guattari con relación al pensamiento de Jung y Bachelard, dibuja un modo de resistencia en la regeneración de los vínculos entre naturaleza y cultura, cuestión que lo dirige a pensar los devenires-animales, así como los devenires-indios, como procesos capaces de reconstituir ese pueblo que falta.

Por su parte, Cristina Pósleman, examinando al siglo XX como el siglo del deseo, plantea la posibilidad de leer El Anti Edipo indisciplinadamente. Ante las críticas elaboradas al deseo como instancia revolucionaria por parte de Rancière, Badiou y Žižek, en 18-68-18 Pósleman invita a experimentar el primer tomo de Capitalismo y esquizofrenia desde una marca performativa: el pensamiento de Frantz Fanon. De tal modo, trayendo a cuenta una sentencia en la que Deleuze y Guattari apuntan que “Todo Edipo es colonizador”, Pósleman descubre una traza fanoniana en el pensamiento de Deleuze y Guattari que debe ser zanjada para valorar el modo en el que la europeización y el capitalismo han impedido el devenir de los pueblos sometidos. Esta cuestión, siguiendo sus palabras, obliga a pensar la edipización como el hecho mismo de la colonización.

En Desplazamientos entre cine experimental y creación, Antonio Carlos Rodrigues de Amorim nos recuerda desde el cine aquella intuición que Deleuze dibuja en su tesis doctoral: la idea de que uno escribe en el límite entre lo que se sabe y lo que se ignora. De tal modo, a partir del concepto de “experimentación”, el cual implica poner entre paréntesis toda teleología para romper con los juicios, Rodrigues de Amorim realiza un análisis sobre el cine experimental y la constitución de archivos sensibles con el fin de pensar cómo el cine inventa imágenes y afectos que demandan la proliferación del arte.

En el séptimo plano, En una excéntrica escritura: la tarea de traducir a Gilles Deleuze, Peter Pál Pelbart asevera que, como traductor, uno siempre está tentado a completar o inclusive a ordenar los textos sobre los cuales se trabaja. Tal afirmación se problematiza exponencialmente cuando uno se enfrenta a Deleuze y a Guattari, pues, como nos lo hace patente Pál Pelbart, resulta delirante la empresa de traducir un estilo que no deja de impulsar la lengua hacia el Afuera. Así pues, trayendo a cuenta el Proust de Deleuze, así como los textos reunidos en Crítica y clínica, Pál Pelbart nos recuerda que nuestro filósofo asiduamente se dispone a llevar la lengua a sus límites. Tal y como el personaje conceptual del Extranjero en el Sofista de Platón, el estilo de Deleuze se apresta a producir una lengua extranjera, bastarda, mestiza, en la lengua mayor. En este sentido, tal vez solo desde este movimiento pueda comprenderse la tarea del traductor. Traducir implica someterse a ese espacio agonístico, a ese espacio de mestizaje, con el fin de generar otro espacio experimental en el que el lector pueda percibir las cartografías que constituyen a los autores como nombres propios.

En Los idiotas que ríen de este mundo, Axel Cherniavsky nos dispone diferentes planos en el pensamiento de Deleuze en los que se ha presentado de manera disímil el personaje conceptual del idiota. Recorriendo Diferencia y repetición, ¿Qué es la filosofía? y, Cine. 2. La imagen-tiempo para diferenciar los modos del idiota en Deleuze, Cherniavsky termina por hallar en la definición dispuesta en los estudios sobre cine una idiotez que, al precisarse como límite, se compone como aquella en la que el pensamiento se dispone a danzar.

El antepenúltimo plano dispuesto en este escrito nos esboza los escenarios de la dramatización dispuestos en la obra de Deleuze. De tener fresca la obra de Gilbert Simondon, podríamos hacer resonar en este capítulo, titulado Los lenguajes de la dramatización en Gilles Deleuze, ese espacio en el que las singularidades nómadas, al generar procesos de individuación, dan cuenta de la dramatización problemática del devenir, cuestión que nos incita a romper con la pregunta “¿qué?” como la pregunta por excelencia de la metafísica para pasar a la pregunta “¿quién?”, esa pregunta que Platón desechó en pos de una voluntad de verdad. Así, en este espacio, Eduardo Alberto León nos invita a pensar en la dramatización desde la constitución de tales procesos de individuación, desde sus puntos de vista, con el fin de pensar cómo se crea el mundo.

En El problema de los estratos, Ian Buchanan incita a repensar el plano de composición en el que los estratos se disponen como personajes conceptuales. Y es que, en la filosofía de Deleuze, la estratigrafía se constituye como ese espacio del pensamiento que arrasa con el tiempo cronológico para disponer un tiempo de coexistencia, es decir, un tiempo intempestivo en el que diferentes planos se superponen, no para ser identificados, sino para ser pensados como procesos o instancias problemáticas. Del tal modo, Buchanan nos habla de tres tipos de estratos: el geológico-inductivo, el biológico-transductivo, y el tecno-semiológico-de traducción, para con ello discernir los movimientos de desterritorialización, territorialización y reterritorialización en los que se precipitan los estratos como aparatos de captura.

En el último plano de esta publicación de la Red Estudios Latinoamericanos Deleuze y Guattari, Patricio Landaeta Mardones estudia las herramientas conceptuales que tanto Deleuze y Guattari como Michel Foucault crearon. De este modo, Landaeta desarrolla dos versiones de la teoría del agenciamiento en la obra de Deleuze y Guattari (agenciamiento especial o restringido y agenciamiento general) con la intención de contrastar dichas versiones con el concepto de “dispositivo” erigido por Foucault. Así, en Artefactos conceptuales: el concepto de agenciamiento y la noción de dispositivo, Landaeta no solo traza los senderos que se entrecruzan en las obras de Deleuze, Guattari y Foucault, sino que además nos señala aquellos espacios que condujeron al distanciamiento teórico entre Deleuze y Foucault, como lo fue el escrito controversial de 1994, Deseo y placer.

Para cerrar, se puede afirmar que la publicación de este libro experimental, el cual exhibe todo el trabajo realizado por la Red Estudios Latinoamericanos Deleuze y Guattari, da cuenta de la potencia del devenir de los conceptos y de los personajes creados por el método de la dramatización de Gilles Deleuze y de Félix Guattari. Estos devenires, de la mano de investigadores latinoamericanos, son capaces de crear un manierismo que genera e impulsa espacios y tiempos de resistencia ante patologías contemporáneas.

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