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Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.59 México jul./dic. 2020  Epub 20-Nov-2020

https://doi.org/10.21555/top.v0i59.1165 

Reseñas

Feenstra, R.A., Simon, T., Casero-Ripollés, A., y Keane, J. (2016). La reconfiguración de la democracia: el laboratorio político español. Comares. 112 pp.

Asier Hernández-Blanco1 

1Universitat Jaume I de Castellón al269405@alumail.uji.es

Feenstra, R.A.; Simon, T.; Casero-Ripollés, A.; Keane, J.. 2016. La reconfiguración de la democracia: el laboratorio político español. Comares, 112p.


Las nuevas formas de participación política en las cuales las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) habilitan el desarrollo de novedosas dinámicas de intervención por parte de la ciudadanía, es el tema central que engloba los cuatro capítulos de este breve pero sugerente libro. La reconfiguración de la democracia: el laboratorio político español es el resultado de una colaboración estrecha y continuada de cuatro investigadores y sus respectivas universidades: la Universidad de Sídney y la Universitat Jaume I de Castellón.

Se trata, por un lado, de una obra de reflexión filosófica en torno a la realidad política española vivida entre los años 2009 y 2015 en los que el panorama y la esfera política se encontraban en un momento activo y complejo siendo protagonistas, entre otros, un fuerte crecimiento de la desafecciónciudadana hacia los representantes, la proliferación de nuevas formas de expresión política tales como acampadas, manifestaciones, surgimiento de nuevos partidos y plataformas ciudadanas a favor de los servicios públicos, etc. Lo que deja de manifiesto que lejos de mostrar desinterés ante tal escenario “la política está más viva que nunca entre la ciudadanía española” (p. IX).

Por otro lado, los autores tratan de realizar una aproximación de carácter más analítico a dicha realidad política, basándose en diferentes estudios de casos. Para el análisis de dicho contexto experimental, los investigadores se apoyan en numerosas fuentes de información tales como material periodístico, páginas de Facebook, mensajes en Twitter, entrevistas personales o en pequeños grupos a personas activistas en general, en el análisis de sitios web o en el estudio de una gran cantidad de trabajos de investigación desarrollados, nacional e internacionalmente, acerca de los cambios políticos sucedidos en España a lo largo de los últimos años. De tal modo, han llegado a una clara conclusión: el panorama político español presenta “una tensión creciente marcada por el distanciamiento entre cómo funcionan (de facto) algunos pilares claves del proceso representativo y aquello que de forma ideal (normativamente) asociamos con una democracia dinámica y vibrante” (p. X). Es decir, la política española se encuentra en una dicotomía entre la crisis del sistema representativo y las expectativas de la ciudadanía en tomar cada vez mayor protagonismo. El movimiento 15M fue la expresión de dicha dicotomía, dejando clara la indignación creciente, por parte de la ciudadanía, hacia las instituciones de gobierno con lemas como “democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” o “No somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros” (wikiquote.org, 2015), dando así voz a los deseos de formar parte activa del proceso de toma de decisiones.

En este contexto la experimentación y la innovación política se han convertido en la norma, y no en la excepción superando, así, la interpretación que la ciencia política hace de la participación, asociándola casi en exclusividad a las estructuras representativas. Esto es, la participación política sobrepasa los actos tradicionales de intervención tales como la votación el día de las elecciones o la afiliación a partidos políticos, para “expresarse de múltiples e innovadoras maneras” (p. X). Este hecho da pie a los autores a tratar el panorama español como un auténtico campo de experimentación democrática, al que vienen a llamar laboratorio político español en el cual, a su juicio, se puede averiguar hacia donde puede evolucionar la democracia, no solo en España sino también en otros lugares del mundo. Debido a que este estudio no tiene una relevancia únicamente local, sino que “proyecta su interés más allá, puesto que puede ser el anuncio de cambios que pueden afectar, en los próximos tiempos, a otras democracias del mundo” (p. XII), los investigadores consideran que si España se encuentra al frente del cambio político, esta obra pueda ayudar a comprender la transformación que la democracia está experimentando actualmente, y puede ser la clave para entender su evolución en el futuro. Lo cierto es que en los últimos años son numerosos los experimentos políticos puestos en marcha en ciudades como Madrid,1 Barcelona2 o Cádiz,3 los cuales buscan dar un mayor protagonismo a la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones, por medio de proyectos e iniciativas impulsadas a través de las nuevas tecnologías.

A lo largo de los cuatro capítulos, los autores hacen hincapié en la importancia que estas nuevas herramientas digitales, las redes sociales e internet, en general, han jugado en el surgimiento y promoción de la participación y el activismo político en relación directa con la irrupción del movimiento 15M. En un primer momento el 15M se manifestó únicamente como un movimiento de movilización en las calles, con el objetivo de mostrar el desencanto de la ciudadanía hacia los dirigentes de la clase política. Sin embargo, posteriormente fue evolucionando hacia convertirse en “un proceso de institucionalización política de múltiples plataformas y nuevas formaciones” (p. 1).

Surge entonces una de las cuestiones clave, a juicio de los autores, a la hora de plantear el escenario de la innovación democrática, ¿qué tipo de lógicas adoptan dichos procesos de experimentación política?

¿Una lógica vertical de jerarquía al más puro estilo partido político, para hacerse con el poder a través de las elecciones y cambiar la democracia desde la representación? O por el contrario ¿se apuesta por una lógica horizontal que de cabida a la creación de espacios alternativos de reflexión y debate “en los que poder interactuar en beneficio mutuo” (p.2)? Los investigadores encuentran especialmente interesante cómo estas lógicas vertical/horizontal, bien definidas por la teoría política, se entremezclan dentro del movimiento 15M llegando a cuestionarse, incluso, su idoneidad dentro del contexto español. En este sentido, es reseñable mencionar que ninguno de los activistas interpelados sobre esta cuestión por parte de los autores, tuvo una respuesta firme acerca de cómo solucionar la crisis política del momento, dejándose así un espacio para la incertidumbre.

De modo que, según los autores, el movimiento 15M no tenía muy claro qué quería construir ya que los propios activistas aseguraban no saber qué estrategia adoptar para mejorar la calidad política del país. Sin embargo, sí tenían una cosa clara, aquello a lo que se oponían dejando así un futuro abierto a la innovación, pero incierto a su vez. Este hecho hizo que técnicos en la materia como Žižek (2010) o Badiou (1989) lo condenaran al fracaso por considerar que sin una seguridad, sin una evidencia clara que afiance el movimiento, la fuerza de éste se disipa. No obstante, el devenir de los acontecimientos demostró que es posible cambiar el rumbo de la política desde posiciones no dogmáticas y reflexivas ofreciendo espacios para la innovación, la evolución y la reconfiguración.

En este contexto jugaron un papel fundamental la irrupción de los nuevos partidos políticos, tales como Podemos, el Partido X, Escaños en Blanco o el Partido Pirata, que buscaban ofrecer alternativas a un sistema representativo dominado por el bipartidismo PP-PSOE, y que se encontraba asfixiado por los escándalos de corrupción y el rumbo de la agenda política desde comienzos de la crisis a finales del año 2007. Muchos vieron saludable para la democracia la aparición de los nuevos partidos a raíz del 15M, puesto que otorgaba a la ciudadanía la posibilidad de elegir entre “una amplia y vibrante variedad de formaciones políticas” (p. 17). Por lo tanto, y aunque hay quienes se esfuerzan en demostrar que existe una crisis de la democracia en todo el mundo (Fariza, 2019, 27 de febrero; Barber, 2015), queda patente que la formación de nuevos partidos está a la orden del día como medio de cambio en política, y que hay ciudades como Sídney, Ámsterdam o Barcelona que están, a través de estos nuevos partidos, innovando y experimentando en políticas de autogobierno con las que devolver el protagonismo a la ciudadanía.

Asimismo hay que dejar claro que esto no sería posible sin la utilización de las nuevas herramientas digitales, puesto que éstas no solo sirven para cambiar las relaciones interpersonales, sino también para cambiar la relación de las personas con la política. Las TIC favorecen la participación activa de la ciudadanía, ofreciendo la posibilidad de formar parte del proceso y aumentando, de tal modo, la calidad de la democracia (Feenstra y Keane, 2014; Feenstra y Casero-Ripollés, 2014).

Uno de los aspectos más relevantes del proceso de participación, es la monitorización por parte de la ciudadanía de las acciones de las organizaciones públicas. Una monitorización, llevada a cabo a través del mundo digital, que ofrece la oportunidad de escudriñar las actuaciones de los representantes de los poderes públicos con el fin de conseguir una mayor transparencia en los procesos democráticos (Keane, 2013). Una labor de vital importancia ejercida por “los medios alternativos e independientes, las plataformas de acción directa o las plataformas de monitorización colectiva (que) coinciden en un aspecto central: actúan con el fin de arrojar luz sobre los espacios opacos de poder” (p. 54). De modo que la utilización de los medios digitales, no solo dan la oportunidad de formar parte del proceso, sino que también ofrecen la posibilidad de aumentar la transparencia en los procesos democráticos y, en consecuencia, aumentar la calidad de la democracia por medio de la experimentación y la innovación política.

Sin embargo, aunque las nuevas herramientas digitales han facilitado la organización, la comunicación y la movilización de la ciudadanía en clave de acción política, ya que simplifican el traspaso de información de forma rápida, sencilla y barata, los medios de comunicación tradicionales siguen teniendo un enorme poder sobre la conformación de la opinión pública y de las identidades políticas. Lo que viene a significar que los medios tradicionales continúan siendo actores principales de la esfera política actual y que, por ende, deben ser tenidos muy en cuenta a la hora de orientar la transformación política. Es decir, que aun siendo cierto que el uso de las nuevas herramientas digitales, ha supuesto un punto de inflexión al permitir la habilitación de espacios alternativos de comunicación en donde se promueve abiertamente la participación de la ciudadanía, éstos no tienen la capacidad de crear identidades como sí la tienen los medios tradicionales. A lo que se debe añadir que, a menudo, el mensaje a través de dichos canales no sobrepasa los círculos del activismo.

Tal es su importancia que los investigadores dedican el último capítulo de la obra al análisis de la mediatización de doble vía (Casero-Ripollés, Feenstra y Tormey, 2016), resaltando la diferencia existente entre la estrategia comunicativa llevada a cabo por la formación política Podemos, surgida tras el movimiento 15M, y la táctica de comunicación utilizada por los activistas durante el movimiento. A diferencia del 15M que había optado por una subversión a las fórmulas tradicionales de la lógica mediática tales como la convocatoria de ruedas de prensa o la elección de portavoces, el partido político Podemos optó por una mediatización de doble vía. Es decir, continuar utilizando dichas lógicas mediáticas, a sabiendas de la influencia de las mismas, a la vez que se promocionaba el uso de las nuevas herramientas digitales. Este hecho demuestra que las redes sociales son un elemento que genera nuevas potencialidades democráticas, puesto que inciden de forma relevante en “tres dimensiones clave de la acción política: la organización, la movilización y la comunicación” (p. 56). No obstante, los medios de comunicación tradicionales, continúan teniendo una gran importancia a la hora de comunicar y crear identidades políticas, y no pueden ser pasados por alto en el camino hacia el cambio democrático.

Los autores concluyen que aún quedan muchas cuestiones de gran importancia por contestar en estos momentos de agitación política, en los que todavía es difícil vislumbrar si la democracia del futuro continuará colocando en el centro de la esfera política a los representantes o, por el contrario, será la ciudadanía la que ocupe esa posición. Lo que sí queda patente es que esta ingente cantidad de experimentos inacabados puestos en marcha en los últimos años en este país, hace que el mencionado laboratorio español sea un centro de estudio fascinante.

Referencias

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Keane, J. Tormey, S. (2013). ¿Democracia monitorizada? La historia secreta de la democracia desde 1945. En E. González Esteban, (ed.). Ética y gobernanza: un cosmopolitismo para el siglo XXI (pp. 149-181). Comares. [ Links ]

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