SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número55Vigo, A. (2016). Action, Reason and Truth. Studies in Aristotle's Conception of Practical Rationality. Leuven: Peeters Publishers. 273 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.55 México jul./dic. 2018

 

Reseñas

Michael Squire (ed.) (2016). Sight and the Ancient Senses. The Senses in Antiquity. London/New York: Routledge. 313 pp.

Claudio César Calabrese1 

1Universidad Panamericana. Departamento de Humanidades. Aguascalientes, Aguascalientes, ccalabrese@up.edu.mx.

Squire, Michael. 2016. Sight and the Ancient Senses. The Senses in Antiquity. London: New York: Routledge, 313p.


La obra que nos ocupa presenta un vasto campo de estudios filosóficos y culturales tanto por la variedad temática cuanto por la extensión en el tiempo, a través de una introducción, trece contribuciones y un número destacado de reproducciones de materiales arqueológicos (estelas funerarias, pinturas de vasos y platos, diversas figuras votivas y esculturas), cuya presencia ilustra los conceptos que en cada contribución se trabajan.

El hilo conductor, que organiza los diversos estudios, se concentra en la percepción visual; en efecto, como señala su editor, M. Squire, el fenómeno de ver y de ser visto es una clave hermenéutica de primer orden para una cultura en la que la visión forja sus campos semánticos nucleares; se afirma, de este modo, que todo el desarrollo subsecuente del pensamiento occidental tendrá esta andadura (p. 2), pues ha determinado su estructura epistemológica y cognitiva (recordemos sólo de paso la relación de desconfianza entre la intuición del cogito cartesiano y los sentidos).

Sin embargo, el ajuste que aquí se requiere para comprender la lógica de la herencia escrita no resulta suficiente para enmarcar conceptualmente el conjunto de los objetos materiales que se muestran a nuestra experiencia visual.

Como M. Squire señala en la Introducción (p. 2) "ver" es un acto esencialmente cultural: ¿cómo comprendemos lo que vemos? Y con mayor grado de dificultad: ¿podemos ver como otros vieron? Del mismo modo, cada vez que traducimos el término logos por razón se abre una grieta semántica insondable ante nosotros, así también cuando nos acercamos a la comprensión de la percepción de los sentidos en la Antigüedad Clásica y Post-clásica, desde nuestro universo.

La perspectiva de estos estudios culturales se ha consolidado en los últimos treinta años, cuando, al calor del interés por comprender el giro visual (visual turn) de la cultura contemporánea, los historiadores del arte intentan establecer las formas divergentes del percibir (en este caso, "formas de ver", ways of seeing, con la expresión que el editor utiliza en el Introducción, p. 3).

Ello implica que, si bien el sentido del ver atraviesa las diversas etapas históricas y sus realizaciones culturales, hay lo que en historia del arte se conoce como period eye, es decir, el modo relativo en que cada época "mira". Este giro, como el que usamos en el párrafo anterior (ways of seeing), fue acuñado como expresión técnica por Michael Baxandall, en tanto herramienta para analizar las condiciones que caracterizan un determinado estadio artístico (Baxandall, 1988).

Se observan con claridad las dos metas de este libro: a) estimular, cuanto se pueda, la visión interdisciplinar del mundo clásico y post-clásico y b) ofrecer un nuevo punto de partida que conduzca a una renovada comprensión de los sentidos en la Antigüedad y, por lo tanto, de ésta en su conjunto.

En su Introducción, M. Squire toma como punto de partida la conexión establecida entre "ver" y "saber"; el verbo que denota estado de conocimiento en griego, oida ("yo sé") es lingüística y cognoscitivamente inseparable de la experiencia concreta de "ver", es decir, "sé porque lo he visto".1 Igualmente el verbo idesthai, que expresa el campo semántico de "ver para sí mismo", ha terminado por significar también "contemplar".

Por más abstractas que resulten hoy, las "ideas" filosóficas -al menos en el marco del griego antiguo-, estaban fundamentadas en teorías de la vista: lo que podríamos denominar el "cerebro" se comparaba a menudo con una especie de órgano visual interno del alma (p. 13).

Del mismo modo, en inglés "theorizing"2 es un modo de "hacer teoría" sobre los sentidos, pues, hasta llegar a "conjunto abstracto de pensamientos", es necesario pasar por otro verbo griego de visión, theein (del que también deriva la acción de ver por excelencia, el teatro).

Al antes citado Michael Baxadell debemos la afirmación de que ver es una actividad "cargada de teoría"; a ello podemos agregar que "ver" como percepción sensorial alimenta las ideas que pueden resultarnos más abstractas desde el punto de vista cognoscitivo.

Lo mismo ocurre con las terminologías latinas, y por citar un solo ejemplo, nuestro propio lenguaje de "percepción" atestigua la asociación latina entre la "observación visual" o specere y la actividad mental de "discernir" o perspicere (p. 13).

En el mismo sentido entendemos que Platón, un pensador escéptico acerca del alcance de los sentidos, ha planteado complejos nexos entre "ver" y "conocer". De hecho, en Político (286a) considera que las verdades más nobles y grandes son inmateriales (literalmente, "sin cuerpo" - ta asómata), por lo cual se requiere del lenguaje para visualizarlas intelectualmente. Por esta misma razón, continúa el pasaje, el diálogo socrático procede por medio de la conversación discursiva (286a), apelando a la cognición intelectual antes que a los sentidos.

Del mismo modo, la teoría de Platón sobre las "Formas" (Eide) deja en claro, en el décimo libro de la República, que las llamadas "ideas platónicas" sobre el conocimiento, en consecuencia, se definen en el ámbito intelectual del logos (literalmente, "palabra") antes que entre las apariencias materiales de los eidóla.

No sólo enfrenta Platón la tiranía de los sentidos, sino también de las imágenes visuales miméticas: si las formas materiales son intrínsecamente engañosas, traicionan la mente a través de los sentidos (especialmente por el sentido de la vista). Las imágenes hechas por el hombre resultan doblemente engañosas: son imitaciones visuales degradadas de fenómenos, en cuanto ellas mismas extraídas de una copia del reino inmaterial de la verdad.

Andrea Nightingale afirma, en su contribución ("Sight and the philosophy of vision in Classical Greece: Democritus, Plato and Aristotle", pp. 54-67), que las teorías de Platón sobre el conocimiento conllevan una contradicción fundamental: a pesar de su toma de distancia de las formas sensoriales, el sentido de la vista impregna, sin embargo, todos los aspectos de las teorías platónicas de la comprensión. Parece que, si bien Platón prefiere tomar distancia de los sentidos, el lenguaje mismo de su filosofía establece una asociación entre ambos.

Los capítulos posteriores (Reviel Netz -Michael Squire , "Sight and the perspectives of mathematics: the limits of ancient optics", pp. 68-84; Jonas Grethlein, "Sight and reflexivity: theorizing vision in Greek vase-painting", pp. 85-106) volverán a la visión platónica de la percepción sensorial visual y a las complejas revisiones de los sucesores inmediatos de Platón. Sin embargo, uno de los aspectos cruciales para la comprensión de estos mismos capítulos consiste en que la Antigüedad carecía de un modelo único para explicar la fisiología de la vista. Ésta recién será establecida en el siglo XVII por Descartes en su tratado La Dioptrique (1637).

"La óptica griega", que se desarrolló en época helenística-romana (s. III a. C. - s. II d. C.) fluctuó entre los estudios de Euclides y los de Artemidoro sobre las apariciones en los sueños. Sin duda, el aporte más importante se lo debemos a la tradición hipocrática, al escrito "Sobre la visión", específicamente (R. Netz - M. Squire; "Sight and the perspectives of mathematics : the limits of ancient optics", pp. 68-85). Los mencionados estudios se distinguían en dos grandes campos: aquellos que consideraban que el ojo emitía una lumbre que se encontraba con la luz de los objetos y los que entendían que los objetos emitían corpúsculos de luz.

Ruth Webb ("Sight and insight: theorizing vision, emotion and imagination in ancient rhetoric", pp. 205-220) estudia la presencia de las teorías sobre los modos de ver en la preceptiva retórica y, más profundamente, cómo el sentido de la vista podía llegar a expresar lo que se encuentra más allá de lo físicamente visible: si las palabras pueden producir visiones, lo hacen (al menos de acuerdo con la teoría retórica) de maneras no menos visuales que las imágenes materiales. Este topos resultó central en la antigua crítica literaria.

Así cuando Cicerón presenta a Homero (Il. 6, v. 467) y su descripción del encuentro de Astyanax con Héctor, su padre, pone énfasis en las cualidades visuales de su poesía, porque permiten tanto escuchar como ver la escena. Reconociendo la ironía de la ceguera del poeta, Cicerón declara igualmente que en Homero "vemos su imagen, no su poesía" (Tusculanas, 5.114).

Tal encuadre nos devuelve al núcleo de la cuestión, dentro de la perspectiva del mundo clásico/post-clásico: a partir de la asociación estructural entre "ver" y "conocer", fue inevitable que se entendiera que los estímulos auditivos más poderosos eran aquellos que apelaban también a los ojos y no sólo a los oídos. Junto con la defensa de la sensibilidad visual, también encontramos que la vista está expresamente desafiada y cuestionada.

Resulta de importancia advertir que la presente obra no es un esfuerzo aislado, sino que forma parte de una colección dirigida por los reconocidos estudiosos de la Antigüedad, Mark Bradley (University of Nottingham) y Shane Butler (Johns Hopkins University). El primer volumen, cuya edición está a cargo de S. Butler y A. Purves, se intitula Synesthesia and the Ancient Senses (Durham, Acumen, 2013); la edición del segundo volumen, con M. Bradley como Editor, tiene como título Smell and the Ancient Senses. The senses in antiquity (London/ New York, Routledge, 2015).

Este tercer volumen se destaca por la variedad de los temas tratados así como por el amplio horizonte temporal sobre el que se consideran aquellos temas. Si bien todo editor debe realizar una selección de temas y perspectivas, cuyos criterios se deben respectar en tanto coherentes, se siente la ausencia del tratamiento de la tradición epicúrea, que tanto ha enriquecido el acervo clásico sobre la percepción.

Se trata de una obra rica en matices, que con éxito intenta renovar los estudios clásicos tanto cuanto seamos capaces de comprender sus instancias perceptivas. La variedad y calidad de las ilustraciones y los respectivos índices realzan el valor científico de la presente obra.

Bibliografía

Baxandall, M. (1988). Painting and Experience in Fifteenth-Century Italy. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Rix, H; Kümmel, M; et al. (2001). Lexikon der indogermanischen Verben. Wiesbaden: Dr.Ludwig Reichert Verlag. [ Links ]

1 De la raíz indoeuropea *weid- brotan varias ramas etimológicas: además de "oída", también "eídon", aoristo del verbo griego "horáo" ("ver"), de donde proviene la palabra "eídos" ("idea") luego usada por Platón para describir el aspecto inteligible del cosmos. Del mismo modo, está en la raíz del verbo latino "videre" (perf. "vidi" y part. perf. "visum"), y de allí se puede seguir, entre otros, el it. "vedere" o el fr. "voir". En el caso de las llamadas, en general, lenguas germánicas, éstas se vinculan directamente con la raíz indoeuropea: así a través del anglosajón "witan", llegamos al alemán antiguo "wizzan" y moderno "wissen" ("saber"), como al adjetivo inglés "wise"-"sabio"(Cfr. Rix & Kümmel, et al. 2001).

2Del mismo modo nuestro "teorizar", aunque mantenemos la reflexión "en sede inglesa" de nuestro autor.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons