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Tópicos (México)

versión impresa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.53 México jul./dic. 2017

 

Reseñas

Francisco Vicente Galán Veléz. Una metafísica para tiempos posmetafísicos. La propuesta de Bernard Lonergan de una metametodología

Carlos Gutiérrez Lozano1 

1ITAM, México

Galán Veléz, Francisco Vicente. . (, 2015. )., Una metafísica para tiempos posmetafísicos. La propuesta de Bernard Lonergan de una metametodología. ., México: :, Universidad Iberoamericana, ,, 485p. pp.


El libro que aquí presento, una reelaboración de la tesis doctoral de su autor, puede ser considerado, por un lado, como una muy amplia introducción al pensamiento filosófico del jesuita canadiense Bernard Lonergan; por el otro, como la presentación de las líneas generales de cómo debería hacerse metafísica en adelante, sobre todo en esta época llamada "posmetafísica". El libro de Galán es, pues, ante todo, una obra de divulgación, ya que son pocas las ocasiones en que profundiza en alguna temática específica de la metafísica de Lonergan y son pocas también las críticas que le hace a la misma. Pero este hecho no le resta mérito, pues es, a mi juicio, la mejor introducción de que se dispone en español, superando con mucho las anteriores obras de Bravo (2000)1 o Pérez Valera (1992).2

Las 485 páginas que comento están distribuidas en un prefacio, un prólogo de Philipp McShane (un estudioso mundialmente reconocido del pensamiento de Lonergan), una introducción, ocho capítulos, dos anexos, las conclusiones, la bibliografía y muchas notas al final de cada apartado.

El libro deja ver claramente que su autor es un auténtico profesor y filósofo, ya que muestra un amplio y profundo conocimiento, tanto de la filosofía como de la ciencia, la historia y el sentido común (¿de qué otra manera se podría presentar a un pensador que estudió filosofía, teología, matemáticas, economía y ciencias naturales en Montreal, Oxford, Londres y Roma?) junto a una consumada capacidad para transmitir, en este caso por escrito, sus conocimientos, y para crear un clima de confianza de modo que el lector se integre al diálogo, a la discusión y al trabajo por venir.

La introducción describe el lugar desde el cual el pensamiento de Lonergan quiere ser presentado como significativo: la posmodernidad. Según Galán, "vivimos en una cultura altamente diferenciada y mínimamente integrada […] Una integración que nos permita formar comunidad y que se enriquezca de las diferencias parece cada vez más una tarea imposible" (p. 25). La propuesta metafísica de Lonergan es actual y pertinente porque permite "buscar una nueva integración que respete y no anule las diferencias" (p. 29). Una ciencia que sea capaz de lo anterior sólo puede ser concebida como una metametodología, una metaciencia y una metahermenéutica. La finalidad del autor es mostrar que la metafísica, tal como la propone Lonergan, es precisamente esa ciencia, entendida no como un cuerpo doctrinal, sino como estructura y dinamismo de la mente humana.

Lonergan se entiende dentro de la tradición aristotélico-tomista, busca sin embargo una integración con las ciencias modernas. Las diferencias y semejanzas con esta tradición están condensadas en la siguiente afirmación: "La metafísica sigue siendo considerada como ciencia, o mejor quizás metaciencia, pero no en conformidad con la idea aristotélica de ciencia; y por controlar sus significados desde una teoría de las operaciones cognoscitivas, puede tener, como sus elementos básicos, términos o categorías plenamente explicativos y no meramente descriptivos" (p. 35). De este modo, la metafísica de Lonergan no puede ser una de doctrinas o de conceptos, sino de nociones heurísticas, es decir anticipadoras. En palabras de Galán: "Una metafísica 'nocional' es ante todo la propuesta de un método, de una praxis, de una acción, en este caso de la acción de conocer, de la praxis cognoscitiva de los seres humanos… La metafísica es pues una metametodología. Un trabajo permanente y más bien grupal" (p. 41). Finalmente, nuestro autor nos informa que su exposición de la metafísica de Lonergan la hace queriendo dialogar con cuatro autores considerados, cada uno a su manera, antimetafísicos: Kant, Heidegger, Nietzsche y Wittgenstein. Considero que la confrontación con Kant y Heidegger es amplia y lograda, señalando afinidades y divergencias; la confrontación con Nietzsche es más bien marginal; la confrontación con Wittgenstein, a pesar de que se afirma que "en el presente trabajo se hace un intento de dialogar mayormente con esta tradición" (p. 49) y del anexo dedicado a ella, quedó en la superficie y puede verse como una deficiencia de la obra.

El primer capítulo es el mejor logrado del libro. Presenta paso a paso la apropiación que Lonergan hizo de la mente de Aristóteles y de santo Tomás por medio de su estudio sobre el verbum3 como analogía trinitaria (Cf. Lonergan, 1997). Al hilo de la exposición de estos artículos queda claro que la obra Insight estaba prácticamente ya contenida en esta primera investigación. Galán apunta, en efecto, que aquí se vislumbra un núcleo fundamental de toda la obra lonerganeana, a saber: "el control semántico de los términos metafísicos desde el lenguaje de la intencionalidad o de la interioridad" (p. 60). Y es que Lonergan descubre que tanto el estagirita como el aquinate ejercitaron piscología introspectiva pero no la llevaron a término. Aquí resalta por qué para Lonergan la primacía "pedagógica" la tiene siempre la teoría del conocimiento y el dinamismo de la mente humana. Aristóteles y Tomás entienden el acto de conocer como identidad (y no como confrontación) y esto significa que conocemos por lo que somos y no por lo que hacemos. Para ambos el juicio es una síntesis o composición que se pone de manera absoluta. Finalmente, ambos señalan que "la naturaleza de la verdad es peculiar, pues si bien nadie la posee plenamente, nadie está totalmente fuera de ella; se necesita la colaboración de los seres humanos para lograr éxito en la búsqueda de la verdad" (p. 82). De ahí que Lonergan conciba la metafísica como una gran tarea grupal. Todo esto le hace afirmar a Lonergan, y esto será lo que desarrolle ampliamente en el Insight, que "la clave de la psicología tomista está en captar lo que es entender, entender los propios actos de entender" (p. 88). Al descubrir con Tomás el rango virtualmente infinito de nuestro intelecto, Lonergan entiende que el ser no puede ser una noción común, sino que es de un orden específico. Aquí está ya contenida la noción heurística del ser. Las conclusiones de Galán acerca del Verbum de Lonergan son: "he aquí claramente esbozada la tesis de la circularidad entre lo que se llama 'psicología introspectiva' y la metafísica […] la metafísica es la expresión de un sujeto inteligente […] lo ontológico y lo cognoscitivo no son alternativas incompatibles, sino procedimientos interdependientes" (p. 96).

El segundo capítulo nos presenta la arquitectura del Insight. A Lonergan le interesan aquí cuatro cosas: 1) La naturaleza concreta del conocimiento y por ello pretende "pasar de un tipo de reflexión sobre el ser humano dominado por la idea de naturaleza humana, atemporal, universal y abstracta a otro dominado por el gran énfasis moderno de la conciencia" (p. 109). Este capítulo nos presenta la importancia de los niveles de conciencia, los patrones de experiencia y el famoso polimorfismo de la conciencia, todos tan pertinentemente recurrentes a lo largo del libro. Lonergan declara como normativo el patrón intelectual de conciencia. 2) La estructura de lo conocido. Esto apunta a lo heurístico. Para Lonergan, "el problema es quedarse con lo conocido como algo abstracto, estático, no generado históricamente y olvidar el carácter dinámico, procesual, temporal y, con todo, estructurado de manera necesaria" (p. 117). 3) La apropiación, de manera paulatina, a través de un desarrollo continuado, de nuestra conciencia intelectual y racional, es decir, experimentar, entender y juzgar nuestros actos de experiencia, entendimiento y juicio. 4) El desarrollo debe ser paulatino y ganado con esfuerzo. Lonergan se mueve de las matemáticas a la ciencia y al sentido común, familiarizándonos con las estructuras heurísticas clásicas y estadísticas, de modo que el lector pueda ir captando y afirmando su propio dinamismo cognoscitivo.

El tercer capítulo ofrece el núcleo del Insight, es decir, la autoapropiación del sujeto cognoscente, confrontándola con otros intentos de fundamentación como Descartes o Kant, la noción heurística (anticipadora) del ser, la cual es equivalente con el deseo puro e irrestricto de conocer, es decir que el ser es lo conocido y lo que queda por conocer, y la objetividad, la cual me parece que quedó prácticamente sin analizar, si bien es cierto que es un pseudoproblema y que en varias partes del libro se afirma de manera implícita, pues la apropiación del sujeto cognoscente hace que la objetividad sea la coincidencia entre ser y conocer, ya que el ser es lo que se conoce cuando hacemos una afirmación verdadera. Aquí Galán sólo habla de la objetividad como fidelidad a lo dado y al deseo puro de conocer (cfr. p. 168). Galán remarca aquí que una las tareas más importantes y urgentes de la filosofía es que "las posiciones piden ser desarrolladas y las contraposiciones piden ser revertidas" (Insight, p. 461). Así, la posición fundamental de Lonergan es que lo real es el universo concreto del ser, el sujeto llega a ser conocido cuando se afirma de manera inteligente y racional, la objetividad como consecuencia de la indagación inteligente y la reflexión crítica, el ser es completamente inteligible y que hay algo que escapa a nuestra inteligencia y es el residuo empírico. Las contraposiciones son contradicciones performativas o dicho más clásicamente argumentos ad hominem o bien argumentos por retorsión.

El capítulo cuarto nos da la definición de metafísica: "la concepción, la afirmación y la implementación de la estructura heurística integral del ser proporcionado" (Cf. Lonergan, 1999).4 Para Lonergan la metafísica tiene tres estadios, a saber, el latente, el problemático y el explícito. La metafísica explicita debe ser progresiva, matizada, fáctica, dependiente de la ciencia y del sentido común, estable, y explicativa. Para Galán, el mérito de esta propuesta es que "a la vez que conserva los logros monumentales de un Aristóteles y un Tomás de Aquino, trata de subsanar su incapacidad de integrar los avances de la ciencia moderna" (p. 190). Esto sólo es posible porque la metafísica "es un asunto de integración y de reorientación" (p. 193). En una de las notas Galán transcribe lo que implica esta nueva comprensión de la metafísica: "una tarea monumental que sólo puede realizar un grupo de personas de distintas formaciones que colaboran en una tarea conjunta con un método o meta-método. Tarea que, por lo demás, es permanente. 'Metafísica' en sentido lonerganeano nos suena a una universidad cosmopolita, ciertamente no de las de ahora sino del viejo sueño de la Academia de Platón" (p. 223, nota 30). El método de la metafísica, que no es otro que el de la autoapropiación misma, pues ella realiza que la metafísica latente devenga explícita, es llamado por Lonergan de diversas maneras: introspectivo, psicología racional, método empírico generalizado, teoría de las operaciones cognoscitivas, método que lleva a la autoapropiación (cfr. p. 448) también fue llamado método trascendental, lo cual provocó que se le considerara miembro del movimiento tomista trascendental y que propició una confrontación intelectual con Emerich Coreth, a la cual Galán dedica un amplio anexo, cuya conclusión es que Lonergan acentúa más el aspecto pedagógico, por lo que las diferencias entre ellos realmente son mínimas, además de aclarar que en Lonergan la influencia de Newman es mayor que la de Maréchal.

Los siguientes capítulos (cinco, seis y siete) profundizan en la metafísica al señalar una de sus tareas fundamentales en cuanto metaciencia y/o metamétodo, a saber, la integración de los materiales provenientes de la ciencia, de las filosofías y de las culturas. En el capítulo cinco se hace referencia directa a la ciencia, por lo que Lonergan introduce una terminología relativamente nueva que pueda hacer justicia tanto a las ciencias (en este caso naturales) como a la metafísica. Primero habla de los componentes ontológicos de la realidad: la potencia, la forma y el acto, los cuales pueden ser tanto centrales como conjugados. En segundo lugar hace mención de los diferentes métodos, los cuales señalan el grado superior de integración de materiales. En tercer lugar habla de géneros y especies explicativos que posibilitan la aparición de puntos de vista superiores. Para Galán, este tema es muy importante porque "permite explicar cómo pueden coexistir e integrarse las distintas ciencias sin que se viole la autonomía relativa de cada una" (p. 265). En cuarto lugar se habla del dinamismo finalístico tanto de la actividad cognoscitiva como del universo del ser proporcionado. Para Lonergan el universo es un dinamismo orientado, indeterminado (no se puede predecir), realista, universal, matizado y flexible. Por tanto, "se puede aprehender que la dirección del dinamismo de la finalidad consiste en una realización efectivamente probable de posibilidades" (p. 274), en otras palabras: un "universo incompleto dirigiéndose hacia un ser más completo" (p. 275).

El capítulo seis presenta la metafísica como semántica básica para poder hacer las equivalencias entre las proposiciones metafísicas y las científicas. Lo considero el capítulo menos logrado del libro, si bien es cierto que estamos hablando del punto más conflictivo y difícil de la metafísica en cuanto metametodología. Aquí encontramos afirmaciones sobre la unidad del universo y sobre las dimensiones del ser humano, destacándose su control inteligente de la vida sensible. Lonergan llama "'espiritual' a la inteligibilidad que es inteligente" (p. 324) y por ello el hombre es material y espiritual.

El capítulo siete presenta a la metafísica como integradora de los saberes de las filosofías y de las culturas (esto es, del sentido común), por ello puede entenderse la metafísica como dialéctica universal. Aquí la metafísica es "hermenéutica metódica de las filosofías" (p. 338). Este capítulo ofrece una complementación importante, pues la autoapropiación hace referencia al individuo como si este estuviera aislado y pudiera lograrla por sí mismo. Pero esto no es así. El sujeto que se autoapropia es un miembro de una sociedad, de una cultura. "El autoconocimiento se da siempre en el contexto de una comunidad de la que el sujeto es parte integrante; por ello, el desarrollo de un conocimiento adecuado involucra, como su condición de posibilidad, ciertos desarrollos culturales en la ciencia, la filosofía y éstos, a su vez, necesitaron de cierto desarrollo en el lenguaje e, incluso, en los sistemas económicos y políticos" (p. 341). Lonergan comparte la definición clásica de verdad como adecuación entre el intelecto y las cosas, pero subraya que hay una triple apropiación de la misma: cognoscitiva, volitiva y sensitiva.

El capítulo ocho analiza la relación entre el Insight y Método en teología. El Insight es un punto de vista en movimiento que obviamente también puede propiciar un punto de vista superior. Esto sucede al agregarse el nivel de la decisión responsable y el nivel de la ayuda divina frente al mal en el mundo. En Método ya no se habla de apropiación sino de conversión. Esta es "un cambio de horizonte" (p. 387) pues el horizonte es "lo que permite percibir objetos" (p. 387). La conversión puede ser intelectual, moral o religiosa y "no se trata sólo de encontrar más y mejor; se trata de cambiar el criterio de lo que es encontrar y de cómo se encuentra ese algo" (p. 388). Método insiste sobre todo en las ocho especialidades funcionales como profundización de la tarea de la metafísica. Habla del progreso como el desarrollo de los imperativos trascendentales: sé atento, sé inteligente, sé razonable, sé responsable. La decadencia sería lo contrario. Las especialidades funcionales son ocho: cuatro históricas y cuatro sistemáticas. El aporte original de nuestro autor es que las especialidades funcionales, si bien pensadas sólo para la teología, podrían ser utilizadas igualmente en la filosofía. De ahí su propuesta de que la tarea pendiente de la metafísica es hacer Método en Filosofía.

El anexo II sobre el ser trascendente habla un poco de la teología natural lonerganeana. Lonergan señala el peligro de entender la trascendencia como algo espacial, pues es más bien "el asunto de suscitar nuevas preguntas" (p. 418). Además, la fuente de la trascendencia es el ya mencionado deseo de conocer, por ser virtualmente infinito. Lonergan elabora su propia prueba o vía de la existencia de Dios en cuanto incondicionado formal, como el contenido de un acto de conocer irrestricto. Finalmente, de cara al problema del mal, Lonergan presenta la probabilidad emergente de lo sobrenatural como solución no humana, pues la fe, la esperanza y la caridad pueden ser concebidas como formas conjugadas y por tanto reales.

Las conclusiones remarcan el carácter metodológico, heurístico de la metafísica en confrontación con los intentos anteriores. Para Galán, la propuesta de Lonergan es "una fundamentación fuerte de la filosofía primera, a la vez que un programa abierto al futuro de la filosofía" (p. 444). Y señala nuevamente que la metafísica es algo por hacerse y que, por la dimensión de las tareas de revisar posiciones y contraposiciones y de integrar tanto métodos como contenidos de las ciencias, la historia y el sentido común de las diferentes culturas, es algo que sólo puede ser hecho por un grupo a través de un largo periodo de tiempo y requiriendo una cierta madurez en el individuo para la colaboración eficaz, la cual pide a su vez, una transformación de las instituciones como las conocemos actualmente (¿una velada crítica al actual sistema por competencias que está dominando en la mayoría de las universidades?).

Este libro será durante muchos años una obra de referencia obligada para el estudioso de la obra de Lonergan.

Referencias

Armando J. Bravo, Una introducción a Lonergan, 2000, México, UIA, 263 pp. [ Links ]

José Eduardo Pérez Valera, Filosofía y método de Bernard Lonergan, 1992, México, Jus, 437 pp. [ Links ]

Bernard Lonergan, Verbum: Word and Idea in Aquinas (Collected Works of Bernard Lonergan Vol. 2), 1997, University of Toronto Press, Toronto. [ Links ]

Bernard Lonergan, Insight. Un estudio sobre la comprensión humana, 1999, Salamanca, Sígueme/UIA, Tr. Francisco Quijano, p. 466. [ Links ]

1Armando J. Bravo, Una introducción a Lonergan, 2000, México, UIA, 263

2José Eduardo Pérez Valera, Filosofía y método de Bernard Lonergan, 1992, México, Jus, 437 pp.

3Bernard Lonergan, Verbum: Word and Idea in Aquinas (Collected Works of Bernard Lonergan Vol. 2), 1997, University of Toronto Press, Toronto.

4Bernard Lonergan, Insight. Un estudio sobre la comprensión humana, 1999, Salamanca, Sígueme/UIA, Tr. Francisco Quijano, p. 466.

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