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Tópicos (México)

versão impressa ISSN 0188-6649

Tópicos (México)  no.43 México Dez. 2012

 

Artículos

 

El tipo y la posibilidad de la evidencia en Husserl

 

Ivana Anton Mlinar

 

Conicet / Universidad Nacional de Cuyo mlinariv@yahoo.es

 

Recibido: 10-10-2011.
Aceptado: 30-01-2012.

  

Resumen

En el análisis genético realizado por Husserl en Experiencia y juicio puede advertirse en el "tipo" un aporte fundamental para el estudio de la constitución de objetividades. La apercepción tipificante descansa en contenidos de experiencia referidos al contexto de un sujeto, y se manifiesta como un componente importante del preconocimiento que informa la experiencia antepredicativa. Exponiendo los rasgos y función del tipo intentaremos hacer manifiesto el ámbito o momento de experiencia originaria, a partir del cual surgirá lo que hemos querido denominar: un sentido originariamente "modal" de la experiencia y, en consecuencia, la justificación de un análisis y comprensión modal de la evidencia1.

Palabras clave: Husserl - tipo - evidencia - modalidad.

 

Abstract

In the genetic analysis carried on by Husserl in Experience and judgment the "type" appears to be a fundamental contribution to the study of objectivities' constitution. Typifying apperception lies on experience's contents referred to the context of a subject and it reveals itself as an important component of the pre-knowledge that informs pre-predicative experience. Displaying the features and function of the type we will try to show the field or moment of the originary experience, from which it will arise what we wanted to call: an originally "modal" sense of experience and, consequently, the justification of a modal analysis and a modal comprehension of experience.

Keywords: Husserl - type - evidence - modality.

 

1 El tipo

Husserl utiliza aparentemente por primera vez el concepto de tipo2 en el ámbito de su teoría del significado al tratar el problema de las expresiones vacilantes. Allí distingue entre expresiones exactas y expresiones vagas.

Vagas son las expresiones corrientes de la vida común, como 'árbol' y 'arbusto', 'animal' y 'planta', etc. Exactas son todas las expresiones que entran como elementos en las teorías y leyes puras. Las expresiones vagas no poseen un contenido de significación que sea idéntico en todos los casos de su aplicación; orientan su significación según ejemplos típicos, pero sólo parcialmente concebidos con claridad y determinación, ejemplos que en diferentes casos e incluso en uno y el mismo curso mental suelen variar bastante3.

Pero es recién en su obra tardía cuando el tipo se convierte en la estructura fundamental de toda experiencia, al formular Husserl que ninguna experiencia se muestra como absolutamente nueva, pues siempre hay un "pre-saber" [Vorwissen]4 que, aunque indeterminado en cuanto al contenido o determinado de modo incompleto, nunca es completamente vacío. Y ese preconocimiento es típico de cada objeto individual, de tal manera que se convierte en un a priori de la constitución5.

Esto quiere decir que el conocimiento de objetos individuales transcurre sobre el suelo universal de un mundo que nunca es puesto en duda sino que, por el contrario, es la obviedad anterior a cualquier actividad judicativa; es incluso su condición, pues cualquier praxis, incluso la teorética y sus juicios predicativos, lo presuponen. Este mundo familiar puede constatarse en la trascendencia de sentido que es inherente a cada apercepción individual. El tipo viene a ser esa anticipación intencional que nos permite esperar algo determinado aunque como marco de una variabilidad fluida. Un tipo se genera en una multitud de casos ejemplares de experiencia de un ámbito válido unitariamente; de allí que, entonces, se vuelva apto para guiar nuestras conexiones sintéticas de los elementos de un objeto dados en la intuición. No se trata de un concepto universal sino que los tipos son preconstituidos pasivamente en una serie de experiencias de la percepción. Sus componentes de sentido pueden considerarse maneras de darse no lingüísticas. En tal sentido no representan un resultado de operaciones activas de síntesis sino que son producto de síntesis pasivas. Y precisamente porque la estructura de sentido del objeto mentado no es ella misma consciente, no es el tipo una especie de instrumentario que hace posible al sujeto conocer un objeto como uno determinado6, ya que no se trata de un tercer elemento estructural junto a la intención y el objeto mentado, sino que más bien diríamos que la intención misma, y, en consecuencia, la expectativa y su horizonte se constituyen "típicamente" o "tipificantemente" [typisierend].

Para la constitución del concepto, por el contrario, es necesario un cambio de actitud: debe mentarse algo conceptualmente de modo universal. Hay una diferenciación en la intención. En el caso del tipo atiendo al concreto separando lo propio del objeto individual advirtiendo su semejanza con otros, mientras que en el concepto atiendo a lo idéntico en diversos individuos, es decir, al universal. La generalidad del tipo no es la generalidad conceptual. Ésta es ilimitada y la del tipo se refiere a una cantidad limitada de experiencias de objetos individuales.

Hay, además, diversas generalidades de tipos y cada tipo es, a su vez, modificable y, de hecho, puede variar con el transcurso de las experiencias. Hay anticipaciones típicas muy generales y otras sumamente restringidas, por ejemplo, desde el tipo "ser vivo" hasta un individuo determinado como "Pepe, mi amigo". Estas gradaciones de tipos se diversifican a partir de una "típica de totalidad" [Totalitatstypik]7 que pertenece al horizonte total e infinito de mundo. Cada objeto aprehendido lo es como algo determinado, aunque determinable aún, por medio de un "horizonte vacío de un desconocimiento cono-cido"8, de un estilo correspondiente de explicación como "campo de posibilidades"9 para ser traído a conocimiento, es decir, para ser cumplido. Un sentido que podríamos denominar más bien fijo10, que tiene la solidez y consistencia para reaparecer en diferentes actos como la misma entidad ideal, sólo puede consolidarse cuando emerge por primera vez en el juicio. Podríamos decir que los "conceptos" como tales surgen sólo en juicios. Antes de que tenga lugar el acto categorial de juzgar, hay sólo presagios preconceptuales o precategoriales vividos del tipo de objeto que llamamos sentido, y ellos sólo pueden ser entendidos teleológicamente, es decir, en función del sentido terminal que anticipan. No hay un significado cristalizado en la experiencia antepredicativa.

Como ya se dijo, el tipo se forma en una serie de experiencias de la misma especie, lo cual indica que es una obra que descansa en los sedimentos de la experiencia del sujeto. Podríamos decir, entonces, que uno de los aspectos "novedosos" del tipo, como elemento descriptivo del análisis fenomenológico de la experiencia, radica en que se viene a llamar la atención acerca de una determinación de la experiencia en dirección subjetiva que, por convertirse en "posesión habitual" [habitueller Besitz]11, determina, a su vez, la constitución de objetos como guía en el proceso de la composición intuitiva de una exhibición [Darstellung]. Es sólo gracias a esta guía que puede percibirse un objeto unitario.

Al constituirse el tipo como el marco o perímetro de la generalidad indeterminada de la anticipación, siempre hay un campo de posibilidades para diversas intuiciones que pueden cumplir la misma expectativa típica. Tal panorama nos muestra el campo de la experiencia como un campo de posibilidades abiertas, en el que toda expectativa, ya sea de mayor o menor especificación —incluso en el caso de una conciencia cierta—, es conciencia de posibilidad por anticipar siempre de modo general indeterminado [unbestimmt allgemein]. Esto quiere decir que todo cumplimiento y, de allí, toda evidencia, lo es como intención plena de una posibilidad. Tanto un cumplimiento —en cuanto confirmación—, como una decepción de la anticipación, lo son como cumplimiento o decepción de una posibilidad en el horizonte desplegado de anticipaciones predelineadas, en el que el resto, por falta de peso —primero en la anticipación como posibilidades débiles; luego en el cumplimiento, como posibilidades desechadas— se convierte en fondo o entramado horizóntico vacío o decepcionado que, sin embargo, soporta, acompaña y prolonga todo cumplimiento.

El tipo, como una forma de conservación de la experiencia antepredicativa que deja un "conocimiento habitual" [habituelles Wissen]12, podríamos decir que experimenta —en el proceso de constitución— un enriquecimiento que se manifiesta en los elementos presentes en la expectativa que el interés de la percepción desea llevar a intuición. En el proceso de explicación de un objeto aprehendido típicamente se muestra el carácter de cumplimiento encauzado, precisamente a partir de las anticipaciones [Vorweisungen]. Esas expectativas son, pues, el marco de posibilidad de cumplimiento; más amplio o más estrecho, de acuerdo con el tipo en juego, aunque siempre dentro del único marco de una ya mencionada típica de totalidad. De este modo, lo presente mismo se configura según la "medida" del tipo; con otras palabras, en lo presente típicamente se configura la "medida" de la posibilidad de la constitución objetiva: la posibilidad de la evidencia.

Aquella determinación de la evidencia según un estilo13 encuentra aquí su origen y exposición genéticos: la mención cumplida o decepcionada muestra con posterioridad la justificación o no del tipo en juego en la apercepción, la validez de las anticipaciones tipificantes que predelineaban un estilo (de mención), es decir, continuamos percibiendo el objeto en el mismo modo y esperamos incluso ciertas determinaciones dentro de un marco fluido, o también puede darse más precisamente una anticipación determinada con un contenido más concreto, aunque siempre como posible.

Pero, en todo caso, "el campo de percepción... es ya de antemano un campo de 'objetos', captados como tales en cuanto unidades de 'experiencia posible'", y esto quiere decir que "el desconocimiento es siempre también un modo de conocimiento"14, precisamente como posibilidad, como "vacía forma de la determinabilidad."15 La experiencia se convierte en un mecanismo de inclusión regulada de la variabilidad potencialmente infinita de los tipos16. Esta apertura dinámica de la experiencia es un rasgo esencial de la fenomenología del tipo que, gracias al análisis genético, se muestra como rasgo fundamental de toda experiencia.

Sebald17 advierte que la procesualidad específica de la tipificación se caracteriza no por la secuencialidad de elementos discretos sino por la utilización paralela de elementos conectados asociativamente. Es un procesamiento de múltiples vías. Esto quiere decir que, además del "uno tras otro" [Nacheinander] temporal, hay un "uno junto a otro" [Nebeneinander] de la elaboración de la información. Este paralelismo se halla reflejado en términos como "multiradial" [vielstrahlich] o "politético" [polithetisch]. El modo de elaboración es la asociación que, como "forma y legalidad de la génesis inmanente"18, es, precisamente, "una continuación más alta de la doctrina de la constitución originaria del tiempo. Por la asociación se amplía la obra constitutiva a todos los niveles de la apercepción"19. La asociación propia de la conciencia interna del tiempo debe distinguirse de la asociación como forma de la experiencia antepredicativa. En el primer caso se trata de operaciones de unificación que preceden en el orden de constitución a la unidad objetiva que se despierta a partir del tipo. La función asociativa que se despliega en la apercepción tipificante tampoco es la asociación del recuerdo, que tiene lugar ya a nivel de la predicación y que se ve determinada con una posición de cualidad correspondiente.

También es por medio de la asociación como se despierta un tipo. Pero no en el sentido en que se asocian unos objetos intencionales con otros, sino que, a partir de algo dado intuitivamente, se despiertan determinados tipos que configurarán la regla o "medida" de la apercepción20.

Al ser la asociación el principio universal de las génesis pasivas21, permite configurar la apercepción tipificante haciendo posible la constitución de la expectativa en dirección a lo que pertenecería o no al objeto y, de tal manera, guiando la atención hacia esos aspectos que, en consecuencia, alcanzarán evidencia al cumplirse la anticipación. De allí que el surgimiento de tipos a partir de determinadas daciones intuitivas [anschauliche Gegebenheiten] dependa de nuestra propia experiencia de percepción que deja una "posesión habitual", "un conocimiento habitual"22.

Toda aprehensión activa de un objeto tiende a contemplarlo, se proyecta en dirección a sus lados y a sus detalles. Es lo que Husserl denomina el proceso de explicación23, en cuanto "un penetrar de la tendencia del interés perceptivo en el horizonte interno del objeto"24. Podríamos decir, entonces, que el tipo es como la explicación genética de toda evidencia; y la asociación, el principio y regla de su constitución, pues el tipo revela la historia sedimentada de toda experiencia al guiar el curso de toda experiencia posible.

"Así, existe de forma continua un horizonte de validez" que se constituye desde la pasividad, "un mundo en la validez del ser y, más allá de lo aprehendido en cada caso en singularidad y relativa determinación y llevado a la validez, hay una anticipación en movimiento continuo de cumplimiento especificante y confirmante"25. El análisis genético manifiesta claramente que el desarrollo seguido por todo cumplimiento y constitución es teleológico. El tipo así lo confirma en este nivel originario de conciencia. La apercepción tipificante muestra la historia teleológica, no causal, de la experiencia antepredicativa, es decir, de los presagios del sentido que anticipa, según una orientación: aquélla que se abre como "campo de acción de las posibilidades en cuanto 'extensión' explícita de la generalidad indeterminada de la anticipación"26.

 

2 Posibilidad de la evidencia y evidencia de posibilidades en cuanto tales

En toda mención se dan múltiples posibilidades que se enfrentan como diversas intenciones de expectativa [Erwartungsintentionen], para cada una de las cuales "hablan" diversos motivos que les otorgan, correspondientemente, diverso "peso"; y que, en el transcurso de la experiencia, una de esas posibilidades puede mostrarse como la más probable e incluso confirmarse con un cumplimiento de la intención. Se trata aquí de sucesos que tienen lugar en la expectativa. En relación con todo objeto real podemos considerar, entonces, su posibilidad de que sea, o su probabilidad, o su ser presuntivo, etc. Ahora bien, las posibilidades mismas o las probabilidades son, a su vez, sucesos objetivos y, en consecuencia, pueden ser mentadas, dadas en sí mismas o no y resultar nulas en su transición hacia una evidencia que da en sí misma.

Si vivir en la evidencia y reflexionar acerca de la evidencia27 ha sido una diferencia fundamental para la fenomenología, no puede conformarse la descripción meramente con lo dado en certeza apodíctica, sino que, asumiendo el carácter intencional de la conciencia que se proyecta en horizontes anticipativos, debe dar cuenta de todas los formas de la esfera egológica. Y esto necesariamente, pues el ser mismo apodíctico descansa en la evidencia mostrable de posibilidades. Considerémoslo más detalladamente.

En los análisis de la conciencia del tiempo28 se hizo manifiesto que la originariedad y apodicticidad de la percepción en el modo pleno del "ahora" radica en el entramado constitutivo de presentación y presentificatión [Gegenwartigungen und Vergegenwartigungen] que, por ser momentos no-independientes, se despliegan como un continuum en el que toda expectativa (como protención) es despertada gracias al transcurso de las retenciones.

La obra constitutiva de la protoimpresión y de la continuidad de retenciones y también de protenciones que la modifica constantemente es una única obra indivisible, sólo por medio de la cual puede ser consciente el objeto inmanente extendido temporalmente, es decir, un objeto concreto individual29.

Toda expectativa es una posibilidad de lo dado, es un ser probable. Y

cuando tenemos una idea vaga de un ser posible, o cuando se nos ofrecen posibilidades o probabilidades inductivas en relación con un venir futuro o ser pasado en la esfera pura de las vivencias del ego, si bien no podemos decir nada apodíctico acerca de la realidad sin más, acerca del ser absolutamente cierto y del ser-así en el pasado o futuro, podemos, sin embargo, ganar evidencias apodícticas de que las posibilidades mismas en cuestión y en cuanto posibilidades, en cuanto presunciones y probabilidades tienen efectividad real30.

La probabilidad de algo es un objeto distinto de ese algo. En consecuencia, puede afrmarse que el ser probable de lo venidero y no lo venidero mismo es dado apodícticamente331, ya que si, por ejemplo, dado un objeto determinado, es anticipado un aspecto futuro, ese aspecto será dado apodícticamente sólo en la percepción, pero la probabilidad de ese aspecto futuro es dada apodícticamente, pues la intencionalidad misma determina su dependencia. La evidencia del ser futuro, del ser probable, no es algo aislado, está en la conexión que le otorga su carácter de probabilidad como probabilidad condicionada. "Y este ser condicionado es un ser condicionado dado en sí mismo y pertenece, además, como un tipo muy importante, al marco de nuestras exposiciones"32. De esto se desprende, a su vez, que la evidencia apodíctica del ser probable de lo venidero hace posible lo venidero.

 

2.1 La posibilidad como horizonte y la posibilidad como objetividad

Husserl señala múltiples distinciones en diversos contextos —de análisis estático o de análisis genético, desde una perspectiva noética o sólo noemática— acerca de los tipos de posibilidad: podemos mencionar la posibilidad abierta y la posibilidad problemática; también las posibilidades puras y posibilidades reales; hay, además, una posibilidad práctica que podría distinguirse de una lógica y hay una posibilidad como-si. ¿En qué sentido de nuestro análisis actual puede comprenderse esta clasificación de posibilidades? Dicho de otro modo: ¿son éstas distinciones de posibilidad objetiva (en cuanto horizontes de la dación de un objeto) o modos de darse de la posibilidad misma en cuanto tal, es decir, distinciones correspondientes a las diferencias en la evidencia de las posibilidades en cuanto objetos?

Si bien Husserl expresamente reconoce33, como dijimos, que la posibilidad o probabilidad de un A es un objeto distinto de A, no parece considerar las implicancias de esta diferenciación en análisis de evidencia. Toda posibilidad puede ser considerada como un objeto, sí, pero es un objeto no-independiente. Toda posibilidad, ya sea pura o real, práctica, abierta o problemática, en cuanto posibilidad se constituye necesariamente en una conexión intencional de motivación que le otorga su carácter de ser determinado. Todo ser dado lo es con sus expectativas y horizontes de posibilidades. Y esto de manera necesaria y con evidencia apodíctica, según se mostró tanto en los análisis estáticos noético-noemáticos como en los análisis de la conciencia del tiempo. En este sentido objetivo las posibilidades son siempre mentadas. Toda posibilidad en cuanto tal es mentada.

Tenemos entonces vivencias que, por un lado, son ellas mismas y, a lo sumo, son aprehendidas en certeza absoluta según existencia y consistencia del ser-así; y, por otro lado, hay vivencias que entrañan una intencionalidad, mientan algo y eventualmente mientan en certeza apodíctica, pero de tal manera que lo que es dado allí en certeza apodíctica no son vivencias sin más, datos concretos, individuales sin más, sino posibilidades, probabilidades de tales datos, o relaciones, estados de cosas o algún ser anticipatorio como lo venidero en motivación originaria. Al entrelazamiento de las intencionalidades corresponden entrelazamientos de estas evidencias y, con ello, de estas objetividades modales. Ellas [las intencionalidades] condicionan su dependencia que, por su parte, da ocasión nuevamente para exposiciones evidentes semejantes34.

Cuando la posibilidad se vuelve objeto de una intención propia, es decir, cuando ella misma se vuelve una objetividad, es cuando puede describirse su ser ideal o real, su ser abierta o problemática, etc., porque, en cuanto objetos, habrá también posibilidades, probabilidades, etc. de ellos mismos y así in infinitum.35, lo que permite describir su manera de darse [Gegebenheitsweise], es decir, su evidencia.

Con esto no hacemos más que confirmar los siguientes puntos:

—La evidencia es siempre y sólo evidencia objetiva.

—Toda evidencia, por ser precisamente objetiva, se constituye en una conciencia de posibilidad. La conciencia de posibilidad a la que aludimos es la forma propia de toda conciencia intencional que se conforma esencialmente tanto de momentos plenos de presencia como de expectativas, de anticipaciones vacías.

—En este sentido, existe una conciencia de posibilidad (es decir, modal) más originaria que la conciencia en que son dadas las posibilidades mismas. Analizaremos este punto más detalladamente en lo que sigue.

 

2.1.1. Modalidad y modalización

La Primera Sección de Hua XI (Análisis de las Síntesis Pasivas), que fue titulada "Modalización" por la editora, se aboca a los diversos "modos" (negación, duda y posibilidad). En el marco del análisis del modo de la posibilidad se consideran los modos de la certeza (como §13), que son tales pues la certeza —se asegura— permanece certeza36 —si bien la denominada certeza pura asume la mención de posibilidades aunque carecientes de peso. Ahora bien, no resulta inmediatamente claro el lugar y sentido de estos "modos", ya que, las primeras líneas de la Sección, que introducen el modo de la negación, lo hacen contrastando una conciencia originaria de ser no modalizada y una modalizada, en la que la decepción y el ser determinado de otra manera transforman la conciencia del transcurso continuamente unitario de percepción, en el que se conserva concordantemente la unidad del objeto. Pero en la Introducción (§§1-4), en la que se describe ese desarrollo unitario y continuo de percepción, resulta claro el señalar más allá [Hinausweisen], el vacío indicar [Indizieren]37, la necesaria copre-sencia [mitgegenwärtig] o comención [mitgemeint] de lo no visto, el sistema de remisiones [System von Verweisen]38, en fin, las esenciales posibilidades (o, como ya la hemos llamado: la conciencia de posibilidad) que constituyen incluso cada momento del percibir en este transcurso unitario de la exhibición de lo percibido. La certeza, a su vez, es comentada en el capítulo de las modalizaciones. A esto agregamos lo que señala Husserl expresamente en el capítulo siguiente (§§14 y 15), a saber, que las distinciones anteriores (el capítulo "Modalización") se referían a un modalizarse puramente en la intencionalidad pasiva de la percepción39.

Aquí debe hacerse la siguiente aclaración: si bien los sucesos de la esfera pasiva van como de la mano con los modos de comportarse activos del yo, se dan equivocaciones que no permiten identificar acabadamente los niveles de la decisión y, en consecuencia, las estructuras esenciales originarias.

Habría un doble sentido de decisión40:1. el de la decisión que se presenta desde lo experimentado mismo o en la cosa misma y 2. la toma de posición que decide efectuada desde el yo como reacción del yo. En este doble sentido se comprende el verdadero concepto de la receptividad y, con ello, la estructura originaria de la conciencia. El yo, cuando meramente contempla y se percata, se comporta receptivamente. En la receptividad, las modalidades son modos de la intención aperceptiva, y, si bien aquí se habla con las mismas palabras que en la esfera de la espontaneidad acerca de un negar o afirmar, de decisión de una disyunción problemática, etc., no son estos últimos los mismos sucesos que los que tienen lugar en la esfera constituida receptivamente:

las intenciones aperceptivas van unas en otras sintéticamente de un modo coherente y se unifcan o se separan y se dividen —ellas por sí, y eso ocurre con ellas mismas. Pero las decisiones no son vivencias con las que ocurre algo. Ellas no tienen, como las apercepciones, unanimidad e incoherencia como, por así decir, particularidades que se producen objetivamente, así, constituyendo, sosteniendo o asediando y desplazando unos a otros objetos de experiencia; más bien yo me decido41.

La conciencia pasiva se constituye modalmente, no como modalización, esto es, modifcación de una forma originaria, sino como conciencia de posibilidad y, en consecuencia, "condición fundante para la posibilidad de la 'espontaneidad' específica del yo"42. Y es conciencia modal incluso en el pasivo transcurrir continuado de su cumplimiento coherente, pues, según vimos tanto en el análisis de los modos de la certeza como en los correspondientes al tipo, toda "certeza" o "posicionalidad" supone posibilidades aunque sin fuerza o peso. La certeza determina sólo el predelineamiento; y éste, en cuanto intención o representación vacía, es siempre horizóntico, esto es, anticipa posibilidades múltiples de cumplimiento43.

Quizás una distinción terminológica nos ayude a consolidar las aclaraciones hechas acerca de estas estratificaciones de la vida del yo. Si bien Husserl no fija una diferencia referential-terrninológica entre "modalidad" y "modalización", podríamos decir que, por un lado, la experiencia se constituye modalmente, esto es, como una coniguración funcional de síntesis. Y, por otro lado, toda conciencia puede modalizarse, modiicarse respecto de su originaria en diversos sentidos.

Es necesario mencionar aquí que el concepto de "modalidad"44 es introducido técnicamente, en realidad, no antes de Kant, quien, probablemente tomando la expresión de Crusius, la aplica a los modos en general. Si bien "modus" fue usado tanto por los lógicos prekantianos como por los gramáticos latinos, la novedad kantiana radica en no plantear dos pares disyuntivos de opuestos (necesario-contingente / posible-imposible) sino en ver sólo un problema bajo el nombre de "modalidad" en esta gradación tripartita de modos (posibilidad, realidad, necesidad). El problema de la modalización parece ser de mayor data que la formulación o identificación del mismo bajo el concepto "modalidad". De esta manera, el nuevo sentido de "modo" y "modalidad" que introdujo Kant ya no aludía a predicados y categorías comprendidas extensionalmente, sino a operaciones de síntesis que atendían trascendentalmente a la validez y signiicado del juicio respecto del sujeto; motivo por el cual todos los juicios pasan a ser considerados modales.

Se comprende entonces que la constitución de la experiencia es modal en cuanto se conigura en todos sus tramos —y antes de cualquier modalización— como un modo, es decir, como una conciencia de posibilidad de relaciones intencionales activas, esto es, de una posible funcionalidad del yo frente a otras. Este "mapa" intencional de la experiencia sitúa todo cumplimiento necesariamente en una correlación modal que podríamos denominar tanto "simultánea" como "transversal":

—correlación simultánea: en el sentido de un "conjuntamente" de posibilidades de cumplimiento de la intención vacía. [Gráficamente (1) podría representarse así:

 

 

—correlación transversal: en el sentido de un "conjuntamente" de posibilidades de mención (con sus respectivas múltiples posibilidades de cumplimiento [correlación simultánea], que permite y regula el marco propio de la apercepción tipificante). No se trata aquí del modo de la posibilidad problemática, en el que, por resultar indeterminado el predelineamiento, oscilan las expectativas de la intención que anticipa según diversos tipos posibles en conflicto. Ésta ya es una modalización pasiva. La correlación transversal de posibilidades a la que nos referimos es la configuración fundante de toda conciencia intencional. Toda mención, por ser precisamente mención, se constituye como una "junto a otras" que corresponden a diversas configuraciones funcionales posibles que permite el mismo tipo y que, en consecuencia, da juntamente como campo de cumplimiento posible. [Gráficamente (2):

 

 

Intentemos considerar estas distinciones en un ejemplo. Tomemos como tema de la descripción la percepción de este árbol. Gracias a la reflexión pura es posible ver que este árbol es dado de manera continua, unitaria, como unidad objetiva, como uno y el mismo árbol en una multiplicidad cambiante y multiforme de maneras de aparición que, a su vez, le corresponden de un modo determinado. Todas estas vivencias transcurren en la unidad de una síntesis que permite hacer consciente siempre una y la misma cosa apareciendo en ellas. Esta multiplicidad de maneras y modos de aparición alude, por un lado, a diferencias cambiantes en cuanto al aquí, allí, más cercano o más lejano45; también es la unidad sintética de sus apariciones de diversos lados, porque cambian las perspectivas visuales; pero también cambian los modos de aparición según las distintas maneras de aparición táctiles, acústicas, etc. Cualquier parte o momento suyo puede, a su vez, ser atendido y, consecuentemente, darse como unidad en multiplicidades fluyentes.

Si atendemos a la unidad objetiva, ya sea la cosa, una parte o un momento, vemos que permanece invariable en cuanto tal, y que sólo reflexivamente se dan las multiplicidades mencionadas. Así, se advierte que las diferencias en las maneras de aparición, de orientación, de perspectiva, etc. conforman el cogito que, en cada caso, tiene conciencia de su cogitatum aunque nunca de modo aislado sino en el marco estructural perteneciente a una configuración de multiplicidades propias de una composición noético-noemática determinada. Cada cogito con su correspondiente cogitatum podrán darse de modo intuitivo o no, siguiendo el esquema descriptivo del cumplimiento posible [cf. gráfico 1 supra]. Y, a la vez, se observa cómo necesariamente cada cogito-cogitatum en cuanto tal habrá de darse como perspectiva, orientación, etc. asumiendo la configuración posible determinada de esa conciencia unitaria [de múltiples menciones posibles —cf. gráfico 2 supra], la única que permite la adquisición de evidencias en un proceso de cumplimientos sucesivos.

 

3 Conclusión

Nuestro camino de análisis nos llevó a señalar que la evidencia, en cuanto dación de lo mentado en sí mismo, presupone una intención anticipativa como forma teleológica para la posibilidad de todo cumplimiento. Ahora bien, la anticipación o expectativa, por ser el marco de posibilidades predelineadas, delata, a su vez, una motivación o ser condicionado del que emergen dichas posibilidades precisamente como motivadas y no como aleatorias o indefinidas. La receptividad de la conciencia y su constitución resultan, pues, de una génesis de conservación de experiencia. Nunca se comienza de cero en el camino de la experiencia. Lo desconocido es dado siempre dentro de los límites tipificantes más generales de lo conocido, y ello porque sólo así es esencialmente posible lo desconocido mismo, que motivará el cumplimiento de la mención vacía o la modificación y consecuente surgimiento de nuevos tipos como especificaciones y transformaciones de los que ya estaban en juego.

Esto quiere decir que la conciencia es lo que es como conciencia de algo, como dación de sentido; que cada transformación semejante se muestra en el sentido, y que, incluso allí donde el sentido objetivo, sí, incluso el modo de aparición es el mismo, ella se expresa en el sentido como una modalidad, una transformación"46.

La apercepción tipificante y el tipo, entendido como su objetivación, se manifiestan como la explicación genética —en el sentido fuerte de síntesis explicativas, como se comprende en Experiencia y juicio— de toda evidencia.

 

Notas

1Debemos en gran medida a dos textos de Dieter Lohmar (Erfahrung und kategoriales Denken y Phänomenologie der schwachen Phantasie) y a sus exposiciones en los Arbeitskreise del Archivo Husserl de Colonia (desde el Semestre de invierno de 2006-2007 hasta el Semestre de invierno de 2008-2009) importantes aportes para la comprensión del tipo, que posibilitaron el desarrollo de nuestra línea de interpretación aquí propuesta.

2La descripción fundamental del tipo aparece en el §8 de Experiencia y juicio y en p. 140 ss. La distinción entre tipo y concepto general, en pp. 394-403.

3Hua XIX/1, 93 [La sigla corresponde a Edmund Husserl: Gesammelte Werke-Husserliana, Dordrecht/Boston/London: Springer 1950-2011),         [ Links ] seguida de número de tomo, en algunos casos se agrega número de texto y, siempre, número de página]. Primera Investigación lógica, §27 [Complementaremos la referencia con el nombre de la obra correspondiente y el parágrafo, a fin de facilitar al lector la identificación del texto en las traducciones]. El resaltado es nuestro.

4Edmund Husserl: Experiencia y juicio, Universidad Nacional Autónoma de México 1980, p. 33 [§ 8]         [ Links ].

5En este sentido, y, a pesar de la diferencia en la concepción de a priori, Lohmar ve una analogía fundamental entre el tipo y el esquema de Kant: cf. Dieter Lohmar: "Erfahrung und kategoriales Denken", Phaenomenologica 147, Dordrecht/Boston/London: Kluwer Academic Publishers 1998, p. 241 ss.         [ Links ] y "Phänomenologie der schwachen Phantasie", Phaenomenologica 185, Dordrecht: Springer 2008, p. 102 ss.         [ Links ]

6Johannes Balle (en su artículo "Husserls typisierende Apperzeption und die Phänomenologie dynamischer Inentionalität", Meaning and language: phe-nomenological perspectives. Phaenomenologica 187, Ed. Filip Mattens, Dordrecht: Springer 2008, pp. 89-104) utiliza esta expresión (Instrumentarium) en su análisis explicativo del tipo. No consideramos que sea muy feliz pues puede prestarse para una comprensión del tipo que prácticamente lo asimile al concepto.

7Husserl: Experiencia..., p. 38 [§ 8]. Jas Reuter traduce: "rasgos típicos de totalidad".

8Husserl: Experiencia..., p. 41 [§ 8].

9Husserl: Experiencia..., pp. 33 y 37 [§ 8].

10"Fijo" en cuanto objetividad identificable, mentable como unidad, pues incluso las objetividades categoriales y eidéticas, en cuanto entidades intencionales, no excluyen sus horizontes de sentido desde los que han emergido como resultado de una génesis, lo cual implica que el camino de desvelamiento de su constitución fenomenológica nunca esté acabado.

11Husserl: Experiencia..., p. 133 [§ 25].

12Husserl: Experiencia..., p. 133 [§ 25].

13Ya en Investigaciones lógicas aunque, más detalladamente en Ideas I (explícitamente en el Cap. II de la Sección Cuarta -§§ 136-145) aparecen una serie de aportes con respecto a las determinaciones de la evidencia. Si bien Husserl no es sumamente estricto en la fijación terminológica de la noción de estilo; de hecho, en la mayoría de los casos utiliza casi indistintamente "estilo" [Stil] y "clase" [Art] para referirse a esta determinación de la evidencia, sin embargo, creemos que, siguiendo su proceso descriptivo, pueden distinguirse, en realidad, dos criterios diversos de determinación en este contexto: por una lado, el que podríamos denominar propiamente "estilo", definido por la categoría y región del objeto en cuestión, y, por otro lado, la "clase". La clase de evidencia se ve determinada por el proceso de constitución del objeto. Para una análisis general del concepto de evidencia en Husserl, cf. también mi capítulo "Evidenz" en Hans-Helmuth Gander (ed.): Husserl-Lexikon, Darmstadt: WBG 2010.         [ Links ]

14"Husserl: Experiencia..., p. 39 [§ 8]. Las dos citas.

15Husserl: Experiencia..., p. 40 [§ 8].

16Cf. Ger d Sebald: "Typik und Semantik", Arhe VI-11 (2009), p. 191.

17Cf. Sebald: "Typik...".

18Hua XI, 117.

19Hua XI, 118.

20Cf. Dieter Lohmar: Phänomenologie der schwachen Phantasie, Dordrecht: Springer 2008.         [ Links ] El Cap. 8 analiza precisamente los diversos sistemas de orden en el despertar de los tipos. Lohmar enumera (p. 147), a partir de la lectura del Hua XI, una serie de principios del despertar [Prinzipien der Weckung] que no pretende ser exhaustiva sino descriptiva y orientadora: 1) la topología de la relevancia, 2) la topología de la cotidianidad, 3) el orden historiográfico de los tipos, órdenes indexicales como: 4) pertenencia todo-parte, 5) orden regular causal, 6) acompañamiento azaroso y, por último, 7) la semejanza.

21Cf. Hua XI, 118.

22Husserl: Experiencia..., p. 133 [§ 25].

23Cf. Husserl: Experiencia..., cap. II.

24Husserl: Experiencia..., p. 113 [§ 22].

25Husserl: Experiencia..., p. 36 [§ 8].

26Husserl: Experiencia..., p. 37 [§ 8].

27Cf. Hua XXIV, 164 y Hua XXX, 329.

28Nos referimos especialmente a Hua X y Hua XI.

29Hua XI, 325.

30Hua XI, 355.

31Cf. Hua, 355.

32Hua XI, 356.

33Explícitamente al menos en Hua XI, 354 ss. (Beilage III).

34Hua XI, 356. 35Hua XI, 356.

35Hua XI, 356. 35Hua XI, 356.

36Cf. Hua XI, 44.

37Ambos en Hua XI, 5.

38Ambos en Hua XI, 4.

39Cf. Hua XI, 52.

40Cf. Hua XI, 51.

41Hua XI, 359. El resaltado pertenece al texto original.

42Hua XI, 358.

43Cf. Hua XI, 39-40 y Experiencia..., 104 [§21c]. "Por supuesto, lo que en el horizonte aperceptivo de una percepción ha sido predelineado en forma intencional, no es posible, sino cierto. Y sin embargo, en tales predelineamientos siempre se encuentran incluidas posibilidades."

44Con el término τρòπoç denomina Aristóteles las figuras del silogismo y los modos de la posibilidad, necesidad y contingencia especialmente en el De Interpretatione y en los Analíticos Primeros, aunque, diríamos, no técnicamente, pues fueron sus comentadores griegos quienes fijaron este término, el cual, a su vez, fue traducido por "modus" o "modal" por los comentadores latinos. Sin embargo, es importante advertir que su uso y sentido se relaciona con la "modalidad del juicio". Para un análisis detallado de la historia del concepto y del término modalidad, cf. Ingetrud Pape: Tradition und Transformation der Modalität, Hamburg: Felix Meiner 1966.         [ Links ] Otros aportes en este sentido ofrece Gaetano Chiurazzi: Modalität und Existenz, Würzburg: Königshausen & Neumann 2001.         [ Links ]

45En relación con un aquí absoluto co-consciente que es dado siempre en el cuerpo propio.

46Hua XI, 38.

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