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Investigaciones geográficas

versão On-line ISSN 2448-7279versão impressa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.112 Ciudad de México Dez. 2023  Epub 22-Abr-2024

https://doi.org/10.14350/rig.60825 

Reseñas

Murphy, A. B. (2020). Geografía ¿Por qué importa?

Pere Sunyer Martín* 

*Coordinador de la Licenciatura en Geografía humana, Departamento de Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

Murphy, A. B.. 2020. Geografía ¿Por qué importa?. Saavedra, Andrea. Colección El libro de bolsillo, HU 96, Madrid: Alianza editorial, 162p. ISBN: 978-84-9181-762-8.


Podría parecer una osadía dedicar este espacio a un libro de divulgación de la geografía, como este de Alexander Murphy, pero cada día estoy más convencido de que quienes nos dedicamos a esta disciplina debemos de ser capaces no solo de investigar en los temas que nos atañen sino, y sobre todo, de divulgar, difundir, comunicar el profundo arraigo de lo geográfico en nuestro día a día y la necesidad de que los enfoques territoriales sean incorporados en las políticas públicas de todos los niveles de la administración.

Me ha sorprendido muy gratamente esta obra de apenas 162 páginas en formato bolsillo (17.7 x 12 centímetros), publicado recientemente por Alianza editorial (2020). Sus cinco capítulos son una excelente introducción a la geografía y, en particular, a la geografía humana. Su autor, ya emérito por la Universidad de Oregón, posee el doctorado en geografía por la Universidad de Chicago, aunque proviene del campo de la arqueología (Universidad de Yale). Sus investigaciones y enseñanza se han centrado en la geografía de Europa y la geografía política.1

Muy claro en la exposición teórica, Alexander Murphy acompaña su argumento sobre la relevancia de la geografía y del pensar geográficamente de numerosos ejemplos que le permiten conducir al lector a la reflexión sobre los grandes problemas del mundo actual, entre ellos los conflictos bélicos y geopolíticos y, sobre todo, los que afectan la salud del planeta. Y la mejor manera de empezar esa reflexión es con un ejemplo, el del lago Chad y su deriva: de ser un cuerpo de agua compartido por varios estados y en el que millones de personas hallaban su fuente de alimentos y de trabajo, a ser un lago mermado en su recurso principal por la sobre extracción del agua para irrigar ineficientes campos de cultivo y contaminado por numerosos agroquímicos, fuente de disputa entre los estados que lo comparten y punto de origen de un movimiento yihadista que inestabiliza aún más la región. Como podemos ver, una historia, la de los cuerpos de agua, que se repite constantemente en México y otras tantas partes del mundo.

La presentación sobre las características de la geografía y del pensamiento geográfico se explica en el capítulo primero, Naturaleza y perspectivas de la geografía. Habla de lo que era la geografía y lo que debe de ser ahora, siempre de una forma amena. Opina que estamos en lo que denomina la “era de lo geográfico” (p. 22) a partir de un comentario de Harley Mooney, sobre el “ritmo y amplitud de los cambios geográficos”, lo que le permite situar la importancia de este tipo de conocimiento, en general, pero más en la actualidad, cuando la generación de datos geoespaciales es tan abismal y la posibilidad de su tratamiento está a disposición de las grandes empresas y de las instituciones del Estado que, en cierta manera, nos controlan. Son los Big Data. Pero también se refiere a la relevancia de reconocer la tetradimensionalidad (si tenemos en cuenta el tiempo) de lo espacial, la necesidad de recuperar la reflexión sobre la interrelación de las escalas, espacial y temporal, de los fenómenos y procesos del mundo, así como del descubrimiento del “lugar” como ámbito de la experiencia geográfica directa del individuo.

Entonces, ¿cuál es el atractivo y el poder de la comprensión geográfica? se pregunta el autor (p. 21) y responde con una aparente lánguida frase: por la capacidad para entender “cómo se organiza el mundo y comprender nuestro lugar en él”. Tras ella está, sin duda, la representación cartográfica (capítulo segundo, Espacios, p. 41), que nos permite visualizar de forma rápida lo que acontece en un ámbito geográfico determinado; y por supuesto, el uso de las tecnologías geoespaciales que, con ayuda de los sistemas de información geográfica, que no son exclusivos de nuestra disciplina, nos permiten entender mejor la distribución de los fenómenos, la dirección de los procesos que estudiamos y planear lo que acontece. En este sentido, son clave los datos geoespaciales en los procesos de toma de decisiones sobre un territorio y la prevención de riesgos de todo tipo, naturales, antrópicos o inducidos por la actividad humana, y la elaboración de cartografía es de gran ayuda.

No se olvida, sin embargo, de subrayar el papel de las ideas tras de las fuentes de datos y de las representaciones cartográficas, aspecto que reitera en varias ocasiones a lo largo de la obra. En este sentido, el punto de vista crítico siempre debe estar presente en la lectura geográfica. Sería muy pobre, sin embargo, reducir lo geográfico a un problema de mera localización geoespacial. Responder al “¿dónde?” y al “¿por qué?” es esencial en el pensamiento geográfico y en la reflexión sobre el espacio: poder visualizar las relaciones espaciales de los fenómenos observados y las diferentes escalas que operan en él.

Que el mundo no es plano nos queda claro a quienes nos formamos en este campo profesional y recorremos el mundo; que tampoco son los Estados, el mapa político-administrativo, la matriz de la representación cartográfica del mundo; y que tampoco son solamente coordenadas X, Y, las que expresan el mundo como nos tratan de imponer las aplicaciones de movilidad urbana, los tour-operadores y, en muchas ocasiones, los inversores privados y las instituciones públicas. En el mundo habitado está el valor subjetivo tras las coordenadas, lo que marca el contenido en el espacio, hay relieves, hay lugares (capítulo tercero, p. 69).

El “lugar” es el sello por excelencia de las descripciones geográficas de los viajeros y que a partir del giro humanista en la geografía adquirió, a partir de los años setenta, una mayor importancia. Así, al interés por entender las diferencias de la ecúmene, de las ciudades, las costumbres o las creencias, pasamos a tratar de entender la relación del individuo y la sociedad con el lugar en donde viven y habitan. Se habla del sentido de arraigo y de “apego al lugar” (p. 83), del “sentido de lugar” y el de su contraparte, el vacío que nos produce el “no-lugar” o los lugares banales, aquellos que han perdido su autenticidad, lo que los distinguía o simplemente carecen de ella.

Al clásico y principal tema de la geografía, el de las relaciones entre la naturaleza y la sociedad, le dedica un penúltimo capítulo. El grave problema de la separación entre la naturaleza y la humanidad está en la base de la situación ya límite en la que nos encontramos a nivel planetario y que ni la sociedad en su conjunto, con sus políticos al frente, parece dispuesta a dar el brazo a torcer. La dificultad de superar estos problemas del medio ambiente, tiene también en la geografía su explicación: pasar de los problemas locales a los globales supone entender las relaciones interescalares de la realidad en la que vivimos. Como se ha dicho desde la geografía, el territorio es un recurso no renovable y tiene sus derechos (Colegio, 2006).

El último capítulo es, quizás, donde despliega todo su potencial de convencimiento: ¿por qué la geografía es una necesidad para todos? reza su título (p. 119). Sus razonamientos son los que muchos de los geógrafos emplearíamos para convencer a las autoridades educativas, políticos y al público en general de su relevancia. Se resumen en cuatro apartados claramente dirigidos al lector medio estadounidense, con ejemplos acordes al momento político de la presidencia de Donald Trump, pero que bien pueden extenderse a otros ámbitos territoriales. En primer lugar, la conciencia que se adquiere desde la geografía de la amplitud y diversidad del mundo: una visión que es necesario conocer para vislumbrar con claridad la vinculación de todos los problemas que afectan al planeta; la geografía nos permite ahondar en lo que hay tras las noticias y dramas cotidianos (p. 121). Segundo, la geografía aboga por una mejor comprensión del mundo y por la necesidad de la experiencia directa de las cosas para sensibilizarnos en relación con sus distintas realidades: no todo está en las pantallas que median entre nosotros y ellas. Tercero, para tener una sociedad civil con más capacidad de comprensión del mundo y con mayor grado de intervención en los procesos de toma de decisiones (p. 129). Finalmente, para sacarle un mejor provecho en el uso de las tecnologías geoespaciales (p. 133), cada vez más accesibles al público, ser crítico con su uso, pero también con la forma como desde instancias privadas y públicas se emplean los millares de huellas geográfico-espaciales que dejamos en nuestro existir cotidiano en forma de pagos con tarjeta, uso claves de acceso a informaciones privadas, fotografías o vídeos, recorridos por la calle, en coche o en las vacaciones.

En definitiva, el libro de Alexander B. Murphy es muy recomendable como texto de divulgación de la mirada geográfica. Sugiere, al estudiantado, adaptarse al mundo cambiante que vivirán, en esta dirección la educación tiene mucho que ofrecer, tanto de sentido como de perspectivas críticas sobre la “organización y la naturaleza del mundo” (p. 140). El autor nos encamina a otras lecturas (pp. 147-152) y sitios web para otros aspectos no abordados en este resumen. Las limitaciones del libro son en cuanto a los autores citados, los temas y ejemplos que se abordan, claramente orientados al público estadounidense, pero del que podemos sacar partido si sabemos trasladar sus ejemplos a nuestras realidades próximas.

REFERENCIA

Colegio de Geógrafos [de España] (2006). Manifiesto por una nueva cultura del territorio. https://www.geografos.org/wp-content/uploads/2013/07/interes_nuevacultura_manifiesto-por-una-nueva-cultura-del-territorio-d5.pdfLinks ]

1University of Oregon. College of Arts and Science, Geography. https://cas.uoregon.edu/directory/geography/all/abmurphy

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