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Investigaciones geográficas

versão On-line ISSN 2448-7279versão impressa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.112 Ciudad de México Dez. 2023  Epub 22-Abr-2024

https://doi.org/10.14350/rig.60813 

Trabajo de campo

Geografía cultural y paisaje ritual en Xochimilco: trabajo de campo en Xochitepec

Cultural geography and ritual landscape in Xochimilco: a fieldwork in Xochitepec

Raquel Urroz* 

Israel Escamilla Fuentes** 

*Escuela Nacional de Antropología e Historia

** Maestría en Historia y Etnohistoria, Escuela Nacional de Antropología e Historia


Resumen

Este trabajo aplica la perspectiva propuesta por Paul Claval de trabajar con lo experimentado por los habitantes y estudiosos de un paisaje observado. Preocupados por el entorno y la ritualidad, los autores nos relatan un recorrido hasta un cerro ubicado al sur de la Ciudad de México que les permite acercarse a las maneras que una sociedad experimenta su entorno, lo usa, le da significado y actúa sobre él.

Palabras clave: geografía cultural; paisaje ritual; medio ambiente; antropología; historia

Abstract

This fieldwork takes up the perspective proposed by Paul Claval of working with what is experienced by the inhabitants and scholars of an observed landscape. Concerned with the environment and rituality, the authors relate a journey to a hill located south of Mexico City that allows them to approach the ways in which a society experiences its environment, uses it, gives it meaning and acts upon it.

Keywords: cultural geography; ritual landscape; environment; anthropology; history

Introducción

Cuando hablamos hoy de geografía cultural ya no la definimos a partir de la interpretación que la estudiosa o el estudioso hacen del paisaje observado, más bien se trabaja sobre lo que sus habitantes o visitadores experimentan en dicho espacio a partir de sus usos, significados y acciones. Escribe Paul Claval: “El geógrafo sigue siendo devoto al campo, pero este ha dejado de tener principalmente una actividad al aire libre. Lo que ahora importa es interrogar a la gente, entrevistarla, someterla a cuestionarios; analizar los textos que escriben, las imágenes que aprecian, las fotos de las que se rodean; acompañarlos en sus desplazamientos, en su trabajo o en sus pasatiempos (2020, p. 52). De modo que, si el enfoque tiende a ser más bien perspectivista, se privilegia la diversidad de construcciones y representaciones sobre los fenómenos que acaecen sobre determinado ambiente donde se conforman los lugares. Continúa con este autor: “La disciplina presta mayor atención a lo que sucede a escala doméstica, a escala del vecindario, algo que no ocurría cincuenta años atrás, y se ocupa menos de escalas más amplias, como la región, la nación o la esfera internacional (2020, pp. 52-53). En suma, se nos propone que la Nueva Geografía no sea predominantemente económica y política, sino que articule y se complemente con otros aspectos de la cultura como son la religión y la simbolística, por ejemplo (2020, p. 78).

Pero yendo más allá, el enfoque se vuelve interdisciplinario y, así, junto a la historia y la antropología, por mencionar dos ejemplos, los paisajes se conceptualizan a partir de procesos históricos de transformación. Además, los paisajes se delimitan a partir de la ritualidad efectuada por los grupos sociales que hacen uso comunitario de ciertos accidentes y elementos del entorno. De modo que, en el caso de los pueblos indígenas y en el medio rural, se toma posesión simbólica del paisaje a través del rito (Broda, 2019, p. 11). Esto es, el culto a los cerros, a las cuevas, al agua y a las rocas, determinan el calendario de fiestas anuales, de modo que, así como el territorio pertenece al ámbito de la cultura, de igual forma, en los paisajes rituales es posible estudiar el nexo existente entre la sociedad y la religiosidad popular (Broda, 2019, p. 14).

Este es el caso de Xochimilco. Pero cuando pensamos en este lugar, inmediatamente lo asociamos con uno de los pocos cuerpos de agua que aún subsisten dentro de la ciudad de México: se trata de un espejo de agua conformado por los diversos canales de la zona chinampera. También pensamos que es un territorio donde se asientan los pueblos originarios, los cuales han sucumbido a la urbanización y modernidad, aspectos que modificaron su vida comunitaria y rural. Asimismo, sabemos que, siendo una zona eminentemente lacustre, la navegación por los antiguos canales de La Viga, por ejemplo, que pasaba por las inmediaciones de las chinampas de Santa Anita, Iztacalco y Mexicaltzingo, dejó de ser una de las actividades principales de las comunidades aledañas hace muchas décadas. Sin embargo, conocemos que los pueblos semirurales del área aún poseen tierras de cultivo que les permiten continuar abasteciendo de productos agrícolas a sus mercados locales, así como a sus ferias y a su autoconsumo. En efecto, parte de su subsistencia proviene de la siembra en chinampa, pero también de la agricultura por temporal y de riego, esto es, la organización económica en su conjunto que circula en los pueblos y barrios, todavía se explica como procesos colaborativos de producción, distribución y consumo de productos locales.

Sin embargo, Xochimilco es un abanico de realidades, paisajes, historias, sociedades, ecosistemas, gobiernos, comunidades, tradiciones, ritualidad y un largo etcétera. La alcaldía abarca a 14 pueblos originarios, conformado o no por distintos barrios, y cada uno ostenta su propio régimen de ceremonias anuales y de ciclos rituales. Uno de ellos es el pueblo de Santa Cruz Xochitepec, ubicado al oeste de la alcaldía Xochimilco. Por su periferia cruza parte de la carretera que se dirige al actual estado de Morelos, asimismo, esta población está rodeada por una parte de la franja del Ajusco-Chichinauhtzin que la atraviesa de sur a norte, por lo que se encuentran en una zona importante para la recarga de los mantos acuíferos. Dicha franja montañosa está compuesta por diferentes crestas, entre las que destacan el Xochitepec o “En el cerro que florece”, y este promontorio es, precisamente, objeto de estudio de Israel Escamilla Fuentes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.1

Un poco de historia sobre Xochimilco o “En las sementeras de flores”

El sistema lacustre de la cuenca de México estuvo compuesto por dos extensiones de agua: el noreste, formado de pequeñas lagunas, y el suroeste por tres subcuencas: Zumpango, Texcoco y Xochimilco, las mismas que fueron mezclando sus aguas y creciendo hasta formar una sola unidad, que junto con sus manantiales y ríos perennes vertían sus aguas en la cuenca central para hacerla alcanzar una profundidad de casi dos metros. Chalco y Xochimilco fueron estos dos grandes lagos sureños de aguas dulces que derramaban sus aguas sobre el lago más bajo de Texcoco. (Niederberger, 1987; Ezcurra, 1995).

De entre estos subsistemas lacustres, la cuenca meridional, es decir, al sur y al oeste, fue la más húmeda y, por tanto, la más fértil, lo que permitió se desarrollara una gran simbiosis entre sus nichos ecológicos. Este ambiente fue aprovechado por grupos humanos hace más de 4500 años para ser ocupado y formar aldeas que muy pronto rompían fronteras naturales para conquistar y complementar los espacios acuáticos, montañosos y terrestres. El carácter lacustre del área que proporcionaba abundante pesca, junto con la posibilidad de transportar sus productos por canoas, se sumaba a la intensa explotación de recursos forestales como la madera. Esta economía mixta brindó la base material para los primeros asentamientos urbanos como fueron Tlatilco, Tlapacoya, Xico y Cuicuilco.

Más adelante, hacia el posclásico temprano, y a la par de la infraestructura hidráulica que se desarrollaba por medio de acueductos, diques y acequias, dominó la técnica que drenaba los pantanos formando las ciénagas de Chalco-Xochimilco y configuró el paisaje de gran parte de la zona: los tlalteles o chinampas fueron y son el amontonamiento de capas de céspedes, tierra y lodo sobre el suelo pantanoso y sostenido por las estacas de ahuejote. El fenómeno cultural de las chinampas implicó cosechas más abundantes y provocó los primeros excedentes de productividad en toda la cuenca (Rojas, 1995). Hacia el siglo XIII, estos suelos artificiales se extendían hasta Tláhuac, Mixquic y Chalco-Atenco, y para el siglo XIV, Xochimilco formaba ya parte fundamental de un sistema de mercados regionales que se conectaban a través de caminos hasta vincular el área que iba desde Cuautitlán y Teotihuacan, hasta Xochimilco, Chalco y Amecameca, pasando siempre por Tenochtitlan. Además, a partir del siglo XV, sobre todo bajo el reinado de Izcóatl y Moctezuma Ilhuicamina, Xochimilco ya entraba en una órbita político-militar comandada por la hegemonía tributaria de los mexicas quienes solían emparentarse con distintas noblezas, al tiempo que sometían a los señoríos de Mixquic, Cuitláhuac y Xochimilco, así como a la chinampería y a Tlacopan.

Entre 1530 y 1535 comenzó la construcción del templo y convento de San Bernardino de Siena, y al tiempo que la evangelización franciscana se desplegaba entre las comunidades, hacia mediados del siglo XVI se les concedía merced para vender en el tianguis regional, y se les otorgaba el título de ciudad noble y, años más tarde, un escudo de armas. Muy pronto también arrancaba el proceso de desecación de los lagos, y que será aprovechada por los hacendados de los corregimientos de Texcoco, Chalco y Xochimilco. En el siglo XIX continúa la tendencia: se multiplican los pleitos legales por las tierras y las ciénegas, las cuales van a recibir todo el peso de la Reforma y su expropiación. La escasez de agua potable en la capital dará lugar a otra transformación más del paisaje sureño y para principios del siglo XX ya estaba activa la vía férrea y toda la infraestructura que se apropiaría de los manantiales y demás cuerpos y fuentes de agua para ser conducidas y abastecer al Distrito Federal.

El cerro Xochitepec y el madero: memoria viva de una comunidad agrícola

La ubicación estratégica del pueblo de Xochitepec en la zona de montaña le permitió resguardar la ruta comercial que provenía de lo que hoy es el estado de Morelos; además, por formar parte de la serranía Ajusco-Chichinautzin, fue posible que su medio de subsistencia se basara en la extracción de maderas y en la agricultura de temporal, la cual se realizaba en las terrazas ubicadas en las laderas de los cerros. Dentro de este paisaje natural destacan las fuentes de agua, las cuevas y la cantera. Pero en su pasaje cultural domina el madero que asciende y desciende cada año del cerro Xochitepec o “En el cerro que florece”, ubicado entre las poblaciones de Tepalcatlalpan y Tepepan.

La persistencia del paisaje, la agricultura y la necesidad del líquido vital, para la población de Xochitepec, fueron las pautas necesarias para que se desarrollaran su ritualidad sobre el paisaje circundante, pero ahora inmersos en el símbolo y el festejo de la Santa Cruz. Esto último se pone de manifiesto en la religiosidad popular de la comunidad expresada en la Fiesta a la Santa Cruz: el día 2 de mayo, la gente del poblado se da cita en el Xochitepec para retirar el madero que se posa en una base de piedra, para lo que utilizan un par de palos largos amarrados entre sí llamados “tijeras” junto con unos lazos (Figura 1a). Una vez retirada la cruceta de su pedestal, se baja por el terreno agreste de la ladera sureste de la elevación hasta el templo en donde se celebrará una misa. Concluida la ceremonia, la cruz es llevada a la casa de algún vecino para ser velada. A partir del día 3, y hasta el lunes siguiente a esta fecha, el madero que descendió, junto con el nuevo (el cual coronará el cerro), son trasladados a distintas casas en las que se les ofrecen misas y velaciones. Pasados los días, todos los crucifijos son adornados con distintas flores, aunque al madero principal, además de las flores, se le atavía con cendales de colores (Figuras 1b y 1c). Su ascenso se da por la misma ruta que se tomó para su descenso (Figura 1d). Para su colocación se usan los mismos objetos: tijeras y lazos. La participación de la población es crucial. La cruz colocada en su base debe mirar hacia el templo, como guardiana de su pueblo debe vigilarlo. De manera tal que el madero se convierte en el elemento nuclear y obligado del paisaje ritual, el cual acompaña y potencia toda la práctica comunitaria (Figura 1e).

Figura 1a Descenso del madero de Xochitepec. Participación de los hombres del poblado apoyados de lazos y las tijeras. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 2 de mayo de 2023. Figura 1b. Cruz principal de Xochitepec adornada con flores y cendales de colores. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 8 de mayo de 2023. Figura 1c. Se aprecian las demás cruces adornadas con flores, así como parte de las tumbas que persisten en el atrio de Xochitepec. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 8 de mayo de 2023. Figura 1d. Ascenso de la cruz principal por la ladera sureste del Xochitepec. Al fondo destaca la cima del Ajusco. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 9 de mayo de 2022. Figura 1e. Cruz principal colocada en su pedestal. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes. archivo de campo, 8 de mayo de 2023. 

De En la sementeras de flores, a En el Cerro que florece y de vuelta

Aún recuerdo nuestra visita al Xochitepec, ya que me tocaría guiar a los miembros del seminario por la zona cerril del suroeste y el centro de Xochimilco. Nuestro punto de reunión fue la estación “Xochimilco” perteneciente al sistema de transporte público Tren Ligero: lugar al que cada integrante llegó puntualmente. Así, a las 9:40 am del sábado 17 de junio del 2023, iniciamos nuestro camino hacia el Xochitepec o “En el cerro de las flores”.2

Partimos de la estación sobre avenida Cuauhtémoc hasta incorporarnos a la calle Gladiolas, y hasta el final nos recibió el embarcadero “Fernando Celada”.3 A partir de este momento, y ante la curiosidad de mis compañeros, no me limité en señalarles los edificios más representativos de Xochimilco, pues la ruta que seguimos se prestaba para ello. Al seguir nuestro curso giramos a la derecha, rumbo a Av. Guadalupe I. Ramírez, que desde lejos nos permitió ver la Catedral de San Bernardino de Siena.4 Tornamos entonces a la calle Pedro Ramírez del Castillo, en la que nos encontramos con el edificio de la alcaldía Xochimilco5 y, más adelante, con la capilla del barrio de San Pedro.6 Al llegar a la esquina de esta vía, junto a la primaria “Ignacio I. Ramírez”,7 conectamos con la carretera Francisco Goitia, dándonos la bienvenida el deportivo Xochimilco;8 inmueble que rodeamos por la Av. 16 de septiembre y la calle Maíz hasta dar con la calle Redención, la cual proseguimos hasta prolongación Acueducto.

Una parte de prolongación se convirtió en camino a San Pablo en donde, al llegar al deportivo Club Fútbol Cruz Azul, retornamos a camino viejo a Santiago después de haber pasado por el Colegio de Bachilleres Plantel 13. Continuamos unos metros, hasta enlazar con la Av. Xochitepec, que nos dirigió a la Av. Comercio, vía que nos permitió ingresar a la calle Jacarandas. Finalmente, nos anexamos a la calle Industria para girar a la cerrada Buenavista en la que, después de subir una pendiente corta, dejamos el automóvil. Desde este punto, nuestro recorrido prosiguió a pie (Figura 2).

Fuente: Freepick, @newelement: plantilla infografía de ecología. Autora: Sara Itzel Salgado Mundo.

Figura 2 Croquis de la ruta seguida por los participantes del Seminario de Geografía. Cultural, el sábado 17 de junio 2023, desde la estación Xochimilco Tren Ligero al Xochitepec.  

Una vez que dejamos el automóvil, nos adentramos por la calle al Ajusco, cuyo trayecto de asfalto paulatinamente se convirtió en tierra y piedra viva, componentes del paisaje que seguramente dominaron el terreno hace muchos años. Después de unos cuantos minutos escuchamos el ambiente de un partido de futbol acompañado por el golpe del balón y por los gritos y las lisuras de los jugadores; mientras, debajo de una lona, algunos adultos con bebidas en mano se volvían espectadores del encuentro deportivo. Ante este panorama, por fin habíamos llegado al acceso noreste del Xochitepec, esto es, por “Los Campos la Joya”, terrenos que alguna vez sirvieron para la siembra y el cultivo de maíz.

A un costado de “Los Campos” se levantaba el Xochitepec, que reverdecía por las lluvias que habían caído durante los meses de mayo, junio y julio. En su loma más alta, a 2500 metros sobre el nivel del mar, se vislumbraba el enorme madero de pino que la coronaba, es decir, una cruz venerada por los habitantes del pueblo durante el mes de mayo.9 En efecto, ahí expliqué al grupo que el cerro Xochitepec tiene una fuerte carga simbólica y ritual que podemos rastrear hasta el Posclásico Tardío, periodo cuando los espacios naturales eran comunitarios, en donde se realizaban rituales petitorios de lluvia y, sobre todo, representaba un punto de vigilancia de la ruta comercial que pasa por sus inmediaciones: trayecto proveniente del antiguo señorío de Cuauhnáhuac (hoy Morelos).

Así, emocionados, continuamos por el camino agreste rodeado de matorrales, árboles de Pirul y la inmensa ladera este que se encontraba a nuestra izquierda. La curiosidad, aunada a la riqueza de la flora que nos encontrábamos, desencadenaron una serie de preguntas tales como: ¿Qué tipo de plantas serán estas o aquellas? y ¿Qué especie de árboles son? Ante las múltiples interrogantes que no supimos responder, al menos sí identificamos los pirules que nos guiaban hacia la cima, así como los nopales que nacían de entre la tierra y las rocas. Pasados unos minutos, nuestro andar se envolvió en un silencio y meditación activa: sosiego que, esporádicamente, intercambiábamos por los saludos recíprocos con los lugareños que descendían o, bien, por señalar las cosas que nos parecían interesantes. Así, continuamos hasta nuestro primer descanso en la parte media del cerro en donde encontramos una base circular: montículo que nos permitió vislumbrar una fracción del paisaje urbano que nos rodeaba y que incluía el Colegio Militar, gran parte del Ajusco, el Zacatépetl, entre otras elevaciones que se asomaban de entre lo alto de los árboles, las cuales, seguramente se verían de forma clara al llegar a la cima.

Al proseguir con nuestro ascenso, factores como el calor, la humedad, lo agreste y algunas pendientes del terreno, se volvieron determinantes para el ritmo y tiempo que tardaríamos en llegar a la loma más alta. Pasados los minutos llegamos a la penúltima parte del cerro, lugar en donde decidimos descansar. Una vez recobradas las fuerzas y el aire, subimos la última pendiente que nos obligó a escalar por algunas rocas que emanaban de entre la tierra. Después de un largo trayecto y del esfuerzo por mantener el aliento, y mientras ascendíamos, poco a poco ante nuestros ojos se dejó ver la inmensa cruz que corona el Xochitepec (Figura 3).

Fotografia: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 2 de mayo de 2023.

Figura 3 Basamento prehispánico, ya intervenido, en el que actualmente se posa la Cruz principal de Santa Cruz Xochitepec.  

En la cima del Xochitepec y… más allá de lo evidente

Después de poco más de 40 minutos de haber partido desde el acceso de “Los Campos”, llegamos a la cima del Xochitepec. Sin mucho asombro, en el lugar ya se encontraba gente junto con sus familias y mascotas, y no era de extrañarnos, pues a lo largo de nuestro ascenso nos encontrábamos con personas que compartían nuestro camino y otros más que descendían.

Descansados y con ánimos, lo primero que les mostré a mis compañeros fueron los restos materiales vinculados a las peticiones de lluvias, tales como la maqueta de los volcanes nevados, la talla del Tlaloque y las cazoletas, así como el basamento en el que se posa la imponente cruz10 (Figuras 4a, 4b, 4c).

Figura 4a Maqueta de los volcanes labrada sobre la piedra. Cima del Xochitepec. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 18 de abril de 2018. Figura 4b. Representación de un Tlaloque labrado sobre la piedra. Cima del Xochitepec. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 2 de mayo de 2022. Figura 4c. Cazoleta ubicada en la cima del Xochitepec. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 18 de junio de 2016. 

Posteriormente, empezamos a identificar el paisaje que circunda al Xochitepec, pues su ubicación nos permitió tener un panorama de 360° de lo que antiguamente fue el lago de Xochimilco. Tomando como eje rector el cerro, ubicamos las elevaciones del sureste como son el Tepoyoloca y La Cantera, así como la carretera proveniente del estado de Morelos, junto con sus accidentes y los trayectos ubicados en los límites territoriales del pueblo de Santiago Tepalcatlalpan (Figura 5a). Por el lado este, divisamos el cerro del Cuahuilama de Santa Cruz Acalpixca y el de Jilotepec de San Gregorio Atlapulco, y de suroeste a sureste, parte de la Sierra del Ajusco-Chichinauhtzin que rodea el territorio xochimilca (Figura 5b).

Figura 5a Panorámica del sureste de Xochimilco. Se aprecia una parte de la carretera Federal México-Cuernavaca; así como La Cantera. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 17 de junio de 2023. Figura 5b. En la parte inferior izquierda se aprecia el Tepoyoloca; en la parte media se vislumbran los cerros de Cuahilama y Jilotepec y, al fondo de manera tenue, el Teuhtli. La parte media corresponde a la urbanización de Xochimilco: centro y serranía. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 17 de junio de 2023. Figura 5c. En el sector superior izquierdo se aprecia parte de la Sierra de Santa Catarina y la urbanización del noreste de Xochimilco. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 17 de junio de 2023. 

En un rango medio, vislumbramos al noroeste el Zacatépetl y el basamento de Cuicuilco; al noreste, el cerro de la Estrella, las minas de Tezontle y la Sierra de Santa Catarina, y al oeste, el volcán del Teuhtli y el volcán Xico (Figuras 5c). En un panorama más amplio, contemplamos, al suroeste, al Ajusco; al oeste, la Sierra de las Cruces; al norte, la Sierra de Guadalupe; al noreste, el cerro Tláloc, y al este, los volcanes nevados del Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

De igual forma, observamos la gran área urbana que durante muchos años ha modificado el paisaje chinampero y cerril con el que contó el centro y los pueblos de montaña de Xochimilco.11 En el horizonte medio identificamos algunos edificios importantes de la Ciudad de México, como el estadio Azteca; Ciudad Universitaria; la carretera federal; el Colegio Militar; las construcciones del centro de la capital, entre otros más. Por su parte, las obras pertenecientes a Xochimilco sobresalían por su altura, por ejemplo: la catedral de San Bernardino de Siena; el deportivo Xochimilco; primarias como la “Ignacio I. Ramírez”, y algunas iglesias cercanas como la del propio Santa Cruz Xochitepec y la de Santiago Tepalcatlalpan, pueblos contiguos al cerro. No sin omitir los tenues y agonizantes espejos de agua irradiados por los rayos del sol como la pista olímpica “Virgilio Uribe”, así como con los diferentes canales turísticos con los que todavía cuenta Xochimilco.

Después de contemplar el paisaje panorámico y de imaginarnos lo que un día fue el antiguo lago de Xochimilco, aunado a las fuerzas recobradas y refrescados por los fuertes aires de la cima, descendimos del Xochitepec por la misma ruta que tomamos para su ascenso: ahora, la enorme ladera oeste nos resguardaba del sol y, claro, siguieron acompañándonos los matorrales y los pirules. En esta ocasión nuestras charlas se refirieron a las leyendas que se cuentan del cerro, como aquella de “las bolas de fuego” conocidas por los habitantes y que representan brujas o, bien, sobre los duendes de colores que habitan en el lugar.

Cuando llegamos al automóvil, decidimos visitar la iglesia del pueblo de Xochitepec, por lo que, desde la calle Buenavista bajamos a la calle Industria y, girando a la derecha, a poco más de 500 metros, llegamos a nuestro destino. El templo data de 1794,12 cuya advocación en un principio fue Santa María Magdalena; posteriormente, ante el milagro del madero, el patronato cambió a la “Santa Cruz”. El edificio es de construcción sencilla, destacando la talla de Santa María Magdalena en su fachada (Figura 5d); mientras que en su Altar Mayor se encuentra la imagen del crucificado, además, en sus laterales figuran algunos santos. En el atrio se localizan una serie de tumbas pertenecientes a los pobladores, así como diversas cruces de madera que reemplazarán, en el mes de mayo, a las localizadas en los cerros aledaños.

Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 9 de mayo de 2022.

Figura 5d Santa María Magdalena. Imagen postrada en la fachada del templo de Xochitepec. 

Última parada: Catedral de San Bernardino de Siena

Después de esta visita fugaz, abandonamos la zona montañosa para dirigirnos al Centro de Xochimilco y visitar su excepcional Catedral. De calle Industria, tomamos dirección a calle Xochimilco hasta interceptar a mano derecha el camino de San Pablo e incorporarnos a prolongación Constitución, vía conocida por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y por la fábrica de Rifles Mendoza. Proseguimos por la prolongación Acueducto hasta convertirse en Redención y, en la esquina con Francisco Goitia, tornamos a la derecha, siguiendo la fachada norte del deportivo Xochimilco, hacia Av. 16 de septiembre, atravesamos el trayecto que nos permitió ver el mercado Xochimilco, y en su intersección con la Av. Nuevo León, giramos a la izquierda para dejar el automóvil en el estacionamiento sur de la Catedral (Figura 2a).

El ex conjunto conventual de San Bernardino de Siena es una construcción franciscana del siglo XVI.13 Su edificación se llevó a cabo en el antiguo islote de Xochimilco, justo en el lugar ocupado por el Teocalli de la diosa Cihuacóatl o “Mujer Serpiente, patrona de los xochimilcas durante la época prehispánica.14 Hoy en día, el paisaje lacustre totalmente modificado, se encuentra rodeado por la explanada y el edificio de la alcaldía Xochimilco, al oeste; una tienda Soriana y diversos comercios, por el norte; puestos de vendimia, hacia el este, y, la plaza Nuevo León y otros locales, por el sur.

Desde la arquería oeste contemplamos el enorme atrio, mientras que a lo lejos nos recibía la impecable fachada principal de la Catedral de la que destaca, en primer lugar, su arco de medio punto rematado por la ventada del coro, así como el arco botarel y el campanario ubicado a su extremo izquierdo (Figura 6a). Al ingresar al templo, la calma y el silencio nos adentró en un ambiente de serenidad y de frescura. Nuestras miradas se tornaron en admiración y asombro por la riqueza del lugar. La construcción principal resguarda una serie de ornamentos pertenecientes a los siglos XVI, XVII y XVIII. Destacamos el Retablo Mayor, el cual junto con el de Huejotzingo, mantiene una riqueza artística e iconográfica muy bien conservada. También figuran los múltiples retablos laterales alusivos a la vida y muerte de Jesús, así como a otros pasajes bíblicos, sin dejar de lado la variedad de santos y vírgenes que hay en su interior.15 También, admiramos la pila bautismal labrada con varios motivos naturales y circundada por el cordón franciscano. Asimismo, bajo una mirada curiosa, nos percatamos de la existencia de algunas tallas en piedra de cráneos y flores, de probable manufactura prehispánica y empotradas sobre los muros (Figuras 6b y 6c).

Figura 6a Templo de San Bernardino de Siena, Xochimilco. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, 17 de junio de 2023. Figura 6b. Cráneo de piedra empotrado en el muro norte. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, 17 de junio de 2023. Figura. 6c. Flor labrada sobre piedra y colocada en una columna del muro norte. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, 17 de junio de 2023. Figura 6d. Claustro principal de la Catedral de San Bernardino de Siena. En la parte superior se aprecian los restos de pintura mural. Fotografía: Israel Escamilla Fuentes, archivo de campo, 17 de junio de 2023. 

Nuestro interés nos llevó al claustro ubicado en la parte sur de la nave principal. El acceso a este espacio estaba resguardado por un cristo policromado y una pila bautismal mucho más grande que la anterior. Al centro del recinto, sobresale una fuente. Por su parte, en el claustro alto observamos las antiguas celdas, pasillos, arquerías y las tenues pinturas murales que resisten al paso del tiempo (Figura 6d). Finalmente, asistimos a la capilla de la Tercera Orden, que, para nuestra mala suerte, no pudimos ver con detenimiento por la misa que se efectuaba.16

Así, después de un largo día, nuestro viaje concluyó con los pasos lentos que nos dirigían de nuevo a la arquería oeste, con la promesa de volver para visitar aquellos lugares del paisaje e inmuebles que no contemplamos en una sola visita.

Reflexión final

El investigador de la geografía cultural se interesa en los vínculos que los grupos establecen con el espacio físico y no solo en términos de sus actividades económicas o su peso político. Hoy importa cómo vive la gente, a través de qué valores se mueve en cierto lugar, y cómo lo representan por medio de sistemas simbólicos e ideologías de la vida colectiva. Este acercamiento nos permite ver que la imagen que una sociedad se forma de la naturaleza y de su entorno, la actitud hacia ella y su conceptualización, en suma, la manera en que una comunidad humana reelabora en la conciencia social y a través de determinado prisma cultural sus propias condiciones de existencia.

Xochimilco, o “En las sementeras de las flores”, no solo fue una inmensa zona chinampera, y no solo es hoy área de deportivos, parques y mercados de plantas y flores; su historia y realidad social aún vive en cada uno de sus pueblos y barrios junto con sus entornos transformados por la actividad ritual marcada en los calendarios festivos.

Como parte de la religiosidad popular en México, la fiesta de la Santa Cuz representa una suerte de sincretismo cultural donde la interpretación cristiana del madero, tanto su simbolismo como su significado material, es retomado por comunidades como acaece en el “En el cerro que florece”. Cuando su cuidado, bendición y procesión se efectúa, en realidad se está combinando con la ritualidad de tradición ancestral. El resultado es visible en el paisaje ritual coronado por la cruz en la cima del Xochitepec cada 3 de mayo. Esta práctica comunitaria se inscribe en el culto de tradición mesoamericana a los cerros junto con sus guardianes; manifestaciones que se plasman en los accidentes naturales y se marcan en las fechas del ciclo agrícola (Broda, 2020).

Cuando se combina la liturgia católica y la ritualidad indígena se mezclan elementos religiosos de carga sagrada, y entre ellos, es la cruz que toma un nuevo lugar dentro de la cosmovisión indígena y sus aspectos concernientes al entorno natural donde se lleva a cabo las prácticas rituales que permiten la petición del bienestar para la comunidad. Y aunque el ciclo agrícola tradicional se ha alterado con las crisis modernas, el aspecto ritual aún permanece y es la cruz en el cerro que articula los componentes que cohesionan a la comunidad de Xochitepec.

REFERENCIAS

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Pérez Gómez, E. J. y Vargas Mercado, J. L. (2013). Proyectos de reutilización arquitectónica en el Ex Convento de San Bernardino de Siena: Centro de Interpretación del Patrimonio Xochimilca y Conjunto Parroquial. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. [ Links ]

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Zimbrón Romero, J. R. (2020). Paisajes tallados en piedra en Xochimilco y Milpa Alta. Ediciones Fuente Cultural. [ Links ]

1Escamilla Fuentes cursa el seminario “Geografía Cultural de México Central: siglo XV al XIX”, impartido por Raquel Urroz en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y como parte de la evaluación final se propuso, junto con el estudiantado de esta clase, una práctica a Xochimilco y el cerro Xochitepec, dirigida por él mismo, supervisada, documentada y comentada por Urroz.

2Con base al diccionario de Alonso de Molina, la palabra Xochitepec está compuesta por dos raíces: la primera, Xochi que deriva de Xochitl, que es flor; Tepe que proviene de Tepetl, que es cerro y el locativo “c”. Cfr. Molina (2013, pp. 102 y 160).

3La construcción de este puerto se remonta al año de 1968, con mira a los Juegos Olímpicos. Hoy en día es uno de los puntos turísticos más importantes de Xochimilco. https://mexicocity.cdmx.gob.mx/venues/lago-de-xochimilco-embarcadero-fernando-celada-miranda/?lang=es#:~:text=Inaugurado%20en%201968%20como%20preparaci%C3%B3n,la%20estaci%C3%B3n%20anterior%2C%20Francisco%20Goitia

4Construcción franciscana del siglo XVI: algunos aspectos sobre este inmueble se indican más adelante.

5El edificio es de manufactura reciente y sustituye al edificado en 1951; este último también reemplazó la edificación de 1869. Cfr. Peralta et al. (1992, p. 54).

6Esta es una de las capillas más tempranas de Xochimilco, su construcción de tezontle y piedra rosa se remontan al año de 1533. Cfr. Farías (1985, p. 110).

7Antiguamente este inmueble se localizaba en la parte suroeste del atrio del templo de San Bernardino, reubicado en los años setenta del siglo pasado. Cfr. Peralta et al. (1992, p. 54).

8Espacio inaugurado en el año de 1964, hoy en día se desarrollan diferentes disciplinas deportivas como box, atletismo, futbol, natación, basquetbol, entre otras actividades. https://ntcd.mx/nota-delegaciones-cumplira-centro-deportivo-xochimilco-50-anos-20140917

9Xochimilco se encuentra dentro del Eje Volcánico Transversal, donde se destacan los accidentes geográficos del Ajusco-Chichinauhtzin, Teuhtli, Tlamaxcalco, Teoca, Tochuca, Zompole, Tlamapa Tehuanpaltepetl, La Cantera, Texomulco y Xochitepec. http://www.inafed.gob.mx/work/enciclopedia/EMM09DF/delegaciones/09013a.html

10Desde el Xochitepec se observa la salida del sol detrás de los volcanes nevados durante el solsticio de invierno. Cfr. Zimbrón (2020, pp. 245-247).

11Tal era el caso de los predios que rodean al Xochitepec. Muchos de ellos, todavía hasta los últimos treinta años del siglo pasado, sirvieron como campos de siembra y de cultivo del maíz, pero fueron fragmentados y vendidos, por lo que ahora, podemos ver casas habitación en lo que algún día emergieron las plantas del maíz.

12Cfr. Farías (1985, p. 124).

13La edificación inició entre 1530 y 1535 por parte de los franciscanos, pasando por diferentes etapas constructivas. Peralta (2018, pp. 51 y 52). En 2014, la arqueóloga Peralta realizó un estudio minucioso con tecnología 3D para el levantamiento de toda la construcción. Véase Peralta (2018).

14El lugar del templo se llamaba Tlillan o “Lugar de la negrura”. Esta diosa era la patrona de los xochimilcas y de otros pueblos chinamperos, además de ser una de las hermanas de Huitzilopochtli (Durán, 1967, t. I, pp. 126 y 131). También, bajo el nombre de Cihuacóatl, se le vinculó a la agricultura, la lluvia, la fertilidad de la tierra y como protectora de las plantas e intercesora de ante sequías. Otros nombres de esta deidad eran: Quauhcíhuatl “Mujer Águila”; Yaocíhuatl “Mujer Guerrera”; Tzitzimicíhuatl "Mujer Infernal”, y Quilaztli “Propiciadora de las verduras”. Aguilera, 2012, pp. 5 y 7.

16La construcción de este espacio inicia y concluye a finales del siglo XVII (Pérez, 2013, p. 51).

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