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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.110 Ciudad de México abr. 2023  Epub 26-Jun-2023

https://doi.org/10.14350/rig.60709 

Notas y noticias

Una mirada sobre el origen, la evolución y la presencia de la carrera de geografía en México. Conversación con la geógrafa Atlántida Coll1

Bonifacio D. Pérez Alcántara* 

*Facultad de Geografía, Universidad Autónoma del Estado de México


María Francisca Atlántida Coll Oliva de Hurtado era hija de la geógrafa e historiadora española (nacionalizada mexicana) Josefina Oliva Teixell y del funcionario público y abogado Antonio Coll Maroto. Nació en Dakar (Senegal), en 1941, el mismo año de la llegada a México de esta familia, en una aventura vital, familiar e intelectual de muchos años. Se tituló de la licenciatura en geografía en 1965, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Su tesis, resultado de un trabajo realizado en doce municipios tzeltal-tzotziles de los altos de Chiapas (Coll,1965), indica, primero, las dificultades para localizar la información ante la escasez de conocimiento del área de estudio, y al examinar la organización económica, sitúa las problemáticas de la región en las actividades como la agricultura, la ganadería y la forestal, así como en la educación y la alimentación, y ordena algunas soluciones, como la introducción de nuevas especies de árboles, la apertura de relaciones comerciales entre los valles y las partes altas o montañosas, así como el tendido de cables de energía eléctrica entre Villahermosa, Tabasco y San Cristóbal de las Casas. Todo esto, indicaba la tesista, era un intento de coadyuvar al desarrollo de los habitantes de esa zona, en su mayoría indígenas (Checa-Artasu y Soto, 2014).

En 1972 culminó sus estudios de maestría, esta vez la tesis la dedicó a los recursos naturales de la Laguna de Términos, en Campeche (Coll, 1973), publicada más tarde, bajo el sello editorial de la Universidad Nacional. En este caso la tesis se orientó al análisis de los recursos naturales por medio de fotografías aéreas, mapas y un plan de trabajo de campo (durante enero de 1972), para indicar la urgencia de la planificación, y a partir de este planteamiento, identificó a la región de la Laguna de Términos como un ejemplo de una zona de enorme potencialidad, aunque su economía se enfrentaba a serios problemas, como la falta de población y de caminos, de electrificación y de comunicaciones con otras partes de la misma región, entre otros puntos. Y en 1981 obtuvo el doctorado en geografía con un análisis geográfico de la agricultura en México (Coll, 1981), también presentada en la UNAM y donde cambió la escala de análisis, de la local o regional en las dos tesis anteriores, a una nacional, con una mayor cantidad de información, de población y económica, para situar los graves problemas o desequilibrios de la agricultura mexicana y su longeva presencia en la vida nacional.

Durante su trayectoria profesional dedicó más de 40 años como docente en el área geográfica en la Máxima Casa de estudios de México, también fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel III, participó y coordinó diversos proyectos de investigación, como el Atlas Nacional de México (1990-1992) y el Nuevo Atlas Nacional de México (2007). Galardonada dentro y fuera de la UNAM, recibió la medalla Panamericana de Cartografía del Instituto Panamericano de Geografía e Historia (2009); el Premio Internacional Geocrítica (2014) de la Universidad de Barcelona; la medalla Gabino Barreda por los estudios de doctorado en la UNAM (1983) y la medalla Benito Juárez al mérito geográfico por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (2002).

El acervo de publicaciones de Atlántida Coll es amplio y variado, incluye artículos en revistas científicas, memorias de congresos, capítulos en libros, informes técnicos, numerosas presentaciones de libros y varias entrevistas; de todo esto, destacan los mapas, como un lenguaje de comunicación que dominaba y aplicaba, un campo de códigos visuales largamente olvidados y donde fue una decidida impulsora, tanto en la docencia como en la investigación. Antes de entrar en la entrevista, agradezco infinitamente el tiempo y la oportunidad que nos brindó Atlántida Coll (qpd) para conocer su percepción sobre la carrera de geografía en México, a un año cumplido de su partida.

Bonifacio D. Pérez Alcántara (BDPA): ¿Nos podría compartir su opinión sobre su formación y trayectoria profesional, destacando su(s) área(s) de especialidad?

Atlántida Coll (AC): Sobre la primera pregunta: hice licenciatura, maestría y doctorado en el Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y, una vez egresada, fui maestra de geografía, como es lógico, creo que todos empezamos así, fui profesora de geografía a nivel secundaria, a nivel preparatoria y después como parte del Personal Académico del Instituto de Geografía de la UNAM, en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales; mis áreas de práctica de la geografía fueron, en primer lugar, la geomorfología, donde empecé, tiempo más tarde cambié a geografía económica, que era más afín a mi formación familiar y a mis intereses; básicamente, y dentro de la geografía económica, fui evolucionando, comencé con los estudios de agricultura, de ahí pasé a minería, de minería a industria, de industria a servicios, especialmente de servicios en el sector turístico, siendo en esta línea lo último que he publicado. En el camino obviamente un desarrollo importante fue, por una parte, la geografía histórica, que siempre me interesó muchísimo, pero sobre todo la cartografía, entonces, estas son mis áreas de trabajo.

BDPA: ¿Podría comentar cómo es que inició su pasión por la geografía, en un país y en un tiempo donde su presencia era muy limitada?

AC: Entré a la UNAM para estudiar física experimental en la Facultad de Ciencias, estuve dos años, pero demostré que realmente era una especie de pasión juvenil no sustentada en un verdadero conocimiento de lo que era la física experimental, pero me sirvió mucho porque me dio herramientas de pensamiento fundamental y esencial en mi vida profesional en geografía. Y, ¿cómo fui a dar a geografía? pues fácilmente, mi madre era geógrafa de formación y era profesora de geografía, había estudiado la carrera de geografía e historia, que se estudiaba y aún se sigue este enfoque en Europa, o sea juntas, entonces, en casa había un ambiente de libros de geografía, ahí en la mesa familiar se hablaba de geografía, se hablaba de historia y de muchas otras cosas. Crecí en un ambiente intelectual muy sólido, así que no fue nada raro que al ver que la física no iba a ser mi camino, me dirigí al campo de la geografía, me inscribí en la carrera de geografía, ya después en otra plática, supongo que vendrá, será posible que te explique cómo eran los primeros años de esa experiencia educativa.

BDPA: Desde su perspectiva, ¿cómo surge y evoluciona la enseñanza de la geografía en México, a nivel superior?

AC: Creo que la geografía, como la concebimos actualmente, es producto de la segunda mitad del siglo XX, porque hasta ese momento lo que había eran materias dispersas, pero, sobre todo que también había el manejo de la geografía como una ciencia astronómica. Como tal siempre existió en las clases escolares, pero se daba un poco aquello de la geografía que llamamos tradicional, de conocer cuáles eran las montañas, los ríos, las capillas, la parte aburridísima y horrorosa de la geografía que tanto daño nos ha hecho. Al final de cuentas, gente que podría formar parte de la comunidad geográfica, ha huido por la necesidad de practicar una ciencia de la mnemotecnia,2 y lo que era una geografía descriptiva exclusivamente, que era parte de las escuelas, de la básica y desde luego nada estimulante a nivel superior. En este nivel, en la Escuela Nacional de Minas o luego en la Facultad de Ingeniería, la parte de la geología estaba relacionada con la parte de la geografía física, sobre todo, la fisiografía. Considero que la parte de la enseñanza de la geografía, de su conso lidación como ciencia completa, surge a partir de los años cuarenta. De esos años, hay allí toda una nebulosa, desde recuerdos, anécdotas, de que si la Facultad de Filosofía y Letras mandó la geografía a la Facultad de Ciencias porque correspondía a las ciencias duras, pero entonces hubo una reacción de la parte humana de la geografía y luego la regresaron a Filosofía y Letras. Lo que nos llegó a nosotros era como una “chismografía” geográfica, del momento; lo que sí, es que ya la consolidación de la carrera de la geografía a nivel superior, creo que es a partir de los años cincuenta, a partir del regreso de la carrera a la Facultad de Filosofía y Letras, sobre todo de la influencia decisiva y definitiva de un personaje que no habría que olvidar nunca y hacerle un monumento, Jorge A. Vivó Escoto, que era un hombre enciclopedista con un conocimiento de la geografía verdaderamente impresionante. Se propuso mantener la geografía viva y lo logró, porque hasta ese momento los geógrafos que salían eran de la Escuela Normal superior, o sea, geógrafos formados para dar clase en nivel de enseñanza media, entonces, muchos de los alumnos o varias de las alumnas que llegaron a dar clase a la Facultad de Filosofía y Letras, salieron de la Escuela Normal Superior, por ejemplo, Jorge Rivera Aceves. La institucionalización de la geografía en México ya en el sentido moderno actual de la ciencia, corresponde a los años cincuenta, o sea la segunda mitad del siglo pasado. De antes, hay noticias de la creación del Instituto de Geografía, fundado en 1943, pero eso no es la educación, eso es la parte investigativa, aunque estaba todo muy mezclado y no sabíamos bien dónde empezaba uno y acaba lo otro, pero yo diría que a partir de los años cincuenta es cuando se establece una estructura de alguna manera más sólida en materia geográfica.

BDPA: Hasta 1970, solo la Universidad Nacional Autónoma de México ofertaba la carrera de geografía. En su opinión, ¿qué factores determinaron la apertura de dos programas más en el siglo pasado y otros ocho en el presente, en nueve sedes académicas del país?

AC: Antes de consolidar la carrera en la Universidad Nacional lo que había era exclusivamente la Escuela Normal Superior, quizá allí es donde habría que buscar cómo era su enseñanza, sobre todo porque ahí es donde se formaban los profesores de geografía, de enseñanza media, sin embargo, fue un poco la evolución propia de todas las disciplinas que se dieron hacia los años setenta lo que motiva esos cambios. Eso no nada más pasó en la geografía, piensa un poco en lo que era el mundo de la ciencia, de las humanidades, la ciencia en su amplísimo concepto y en su grandísimo conjunto de “ciencias exactas”, “ciencias humanas” de toda la ciencia. El conocimiento en general al final de la Segunda Guerra Mundial trastocó todo el comportamiento que se venía teniendo en todos los campos, eso nos llegó a nosotros, un poco como la moda de la minifalda, unos cuantos años después, claro, en América Latina los cambios de paradigmas, los cambios de manera de hacer las cosas nos llegaban después de que habían tenido ya una madurez en Europa, por ejemplo, o en los Estados Unidos. Nuestra influencia más grande en los primeros años, me refiero a los años cuarenta y cincuenta, era desde los Estados Unidos, incluso de aquí, el mismo Vivó, de quién hablaba, tuvo una gran influencia en eso, porque trabajó en la editorial Fondo de Cultura Económica y promovió la traducción de varios libros que en aquel momento eran clásicos de la geografía estadounidense, como la Geografía Económica de C. F. Jones y G. G. Darkenwald, un tomazo de cientos de páginas, y después los libros de Oscar Schmieder como la Geografía del viejo mundo, la Geografía de América (luego Geografía de América Latina), entre otros. Vivó publicó una Geografía de México en el Fondo de Cultura Eco nómica, esos eran los libros en español que tenía, no había textos en este idioma sobre geografía, más que los de la escuela primaria y secundaria, realmente eran pocos porque no existía el texto único, unos cuantos textos eran de profesores de geografía que escribieron, por ejemplo, mi madre, el profesor Luis Antonio Santaló, incluso yo participé ligeramente en alguna de las ediciones, hicimos un pequeño texto sobre geografía física y humana, eso es lo que había. Tuvimos como disciplina, un crecimiento lento, comparado con Europa, que es nuestro referente histórico, porque en realidad no tenemos ni idea de lo que ha sucedido hasta hace muy poco tiempo en Oriente (China y Japón) con escuelas de geografía muy sólidas, las cuales no conocíamos y de las que seguimos sin conocer gran cosa. Los grandes referentes eran Francia, Inglaterra y Alemania. A partir de los años setenta se da en el mundo occidental un movimiento en la evolución del conocimiento muy importante, que es un resurgimiento del marxismo, esto trastoca la manera de pensar el trabajo, surgen nuevos paradigmas que van ampliando campos de conocimiento, se modifican las escuelas de conocimiento, escuelas de pensamiento, hay una especie que no me atrevo a decir de “revolución”, pero sí “cambios sustanciales” en la manera de ver, de hacer, sobre todo en las ciencias sociales en su amplio sentido y junto con eso se da en México un crecimiento demográfico y, por lo tanto, un incremento en la matrícula.

Cuando entré a la carrera de geografía, en 1960, en el salón éramos 14 alumnos, era el único salón de primer año y después iban reduciéndose sustancialmente conforme avanzaban de grado, cuando entré a dar clase en la Facultad de Filosofía y Letras, en 1967, ya tuve que dar clases en un salón con 60-80 alumnos. Ese crecimiento exponencial de matrícula causó en la Universidad Nacional, no sólo en geografía sino en la propia UNAM, igual que en el Instituto Politécnico Nacional, ya que eran las únicas dos grandes escuelas, la necesidad de consolidar las universidades estatales, porque lo que teníamos era una migración de estudiantes de provincia hacia la capital y lo que se propusieron las autoridades educativas fue modificar el ritmo de crecimiento y de la migración, y asentar en provincia a los estudiantes con el fin de que no llegarán a la Ciudad de México a incrementar el censo de la propia capital, que también crecía exponencialmente. Recuerdo que existió un momento en que si venías de una universidad de algún estado en el que había la carrera que pretendías seguir en la UNAM, no se aceptaba tu matrícula, tenías que regresar a tu estado, y de esa manera se revierte la corriente migratoria estudiantil y obviamente surgen las universidades estatales como universidades autónomas, bajo el esquema de la Universidad Nacional, con la incorporación a sus planes de estudio porque la UNAM avalaba y sigue avalando algunos currículos de las carreras.

BDPA: ¿Qué diferencias percibe entre la geografía normalista promovida hasta antes de ofertarse en la UNAM y la geografía desde las instituciones universitarias, a partir de la Universidad Nacional?

AC: Es claro que la geografía promovida desde las escuelas normales se orienta, desde un principio, a la formación de profesores, justamente para la enseñanza, no tengo argumentos suficientes para responder con toda la objetividad que demanda la pregunta, pero sí me queda claro que hay un cambio en el tipo de geografía practicada en aquel entonces, después con lo que ocurre en la UNAM y en las universidades autónomas, las de los estados. La universidad creo, busca responder y contribuir en la solución de problemas reales derivadas de las múltiples y complejas relaciones entre el hombre y su medio, aunque también muchos iniciamos nuestra vida laboral en la educación y continuamos enseñando de por vida, pero debe ser a otro nivel, no en la educación básica, especialmente a partir del surgimiento y desarrollo de más universidades. Para tener más claro lo anterior, sería bueno investigar en la Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios de la propia UNAM cuándo se fueron dando las incorporaciones de las distintas universidades de los estados, porque ahí está el momento en que empiezan a cambiar las cosas. Los hechos no surgen solos, sino que son producto de momentos históricos, de coyunturas. Al final de los años sesenta, después del movimiento estudiantil de 1968, que fue otro hito en ese proceso, se evidenica la necesidad de crear otras escuelas de geografía. Algo muy interesante, ya que hubo influencias extranjeras que vinieron a consolidarnos, por ejemplo, en la geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México, en Toluca, tuvo mucha importancia la escuela de geografía polaca, incluso hubo varios profesores impartiendo clases ahí, y en Guadalajara hubo algún profesor cubano dando clase o participando en la estructura de la escuela de geografía de la Universidad de Guadalajara, después hubo polacos en Guadalajara y cubanos en Toluca apoyando con la cartografía y los SIG. Es ese momento histórico en el que de repente surgen las necesidades de ampliar los campus y de la misma manera que la entrada al siglo XXI nos encuentra en otro momento histórico importantísimo que es el de la revolución tecnológica. Eso cambia radicalmente todo, pero de una manera que, tú lo sabes porque has vivido la revolución tecnológica y estás ya metido en eso, a mí me tocó de refilón, y entonces al ampliarse la demanda no sólo de la geografía sino de nuevas tecnologías, como el manejo de los SIG, los cuales tuvieron una gran influencia en la fundación de otras escuelas y de ampliarlas. Recuerdo un intento de la creación de la carrera de geografía en Xalapa, otro intento en Chihuahua, en Ciudad Juárez y el enfoque aplicado como lo último es este cambio de paradigma, de buscar una manera de recuperar a la geografía dentro del campus y de cara a la sociedad.

BDPA: ¿A qué atribuye el escaso interés y cobertura de la carrera de geografía en México?

AC: Tengo la impresión, y la he tenido siempre, de que es una falta de conocimiento real, por un lado, de las autoridades políticas y educativas, y de la gente en general, por la falta de interés por conocer, no sólo de la geografía. El mismo problema está con la historia, es decir, no sabemos de dónde venimos, cómo vivimos, qué tenemos, ni sabemos tampoco qué es la historia. Lo que tenemos es una historia oficial que puede ser muy cuestionada, por lo menos que esa historia oficial se relacionara con la historia del mundo de una manera más proactiva y lo mismo con el conocimiento del territorio, entonces, creo que hay la teoría de la conspiración malévola y malvada, hecha a propósito, para que no sepamos quiénes somos, ni para dónde vamos, pero quisiera ser más optimista y pensar que es simplemente ignorancia derivada de un sistema educativo que al final de cuentas, si se analiza históricamente, es un sistema muy joven, porque estamos hablando nada más del siglo pasado. Un siglo muy turbulento, en el que se trataba de conso lidar un país (la Independencia, con los festejos de los 200 años). Quiero creer que el desconocimiento de nuestra geografía está incidiendo en que la gente no sabe ni dónde vive, ni porque vive ahí, ni de dónde viene, al mismo tiempo hay una falta de interés por estos asuntos de todo el mundo, pero creo que es generacional y que también tiene mucho que ver los nuevos sistemas de comunicación. Por un lado, la falta de conocimiento general y la deficiencia educativa generaron una educación que se centró más en enseñar a la población a leer y escribir, a sumar y restar, que a profundizar en otras cosas y, por otro lado, hay que pensar en que México, demográficamente hablando, creció a un ritmo brutal, casi exponencial, de tal manera que tampoco ha habido tiempo de consolidar un sistema educativo sólido, congruente, completo, con pleno conocimiento. Analiza, con todo respeto y mi respeto absoluto a los maestros de primaria, a los maestros de secundaria y de preparatoria. A todos los maestros que hacen el intento de enseñar nuestro profundo respeto, pero falta conocimiento, hay una incultura que es una incultura casi nacio nal. Yo tengo la impresión de que no es solamente el no querer que se sepa cómo nos distribuimos, cómo es nuestro territorio, sino también, el que se tenga noción de la verdadera historia. La historia de México no está bien contada, la gente no la conoce y lo que se conoce es muy superficial, anecdótico y sesgado, los nacionalismos son muy localistas, la gente del Estado de México no quiere saber nada de los de Guerrero, o de los de Michoacán, los de Tlaxcala no quieren saber nada de los de Puebla, en fin, tenemos un concepto ancestral de pertenencia a un lugar, pero no al lugar vecino. Sabemos que hay un déficit muy grande en el currículum de la geografía, nos la han ido eliminando, la han reducido a un semestre o un año, antes se ense ñaba geografía todos los años y después se fueron reduciendo. El analfabetismo es global, recuerdo haber tenido que dar clases de geografía que eran monstruosas, porque implicaba geografía física, geografía social, geografía económica y geografía política, en un año, todo esto junto, pero además mundial y de México, ¿eso es totalmente irracional no? He dicho muchas veces, y creo en lo que decía Yves Lacoste, recordemos que Lacoste es un marxista declarado, eso de alguna manera daba pie a sus comentarios y es el hecho de que en Francia y en parte de Europa había un conflicto entre lo que él llamaba la geografía de la escuela, o sea la geografía escolar, y la geografía de las instituciones. Hay que ubicarlo en aquel contexto de esos países en donde la geografía francesa era una geografía muy sólida desde finales del siglo XIX y también estaba la cuestión de la geografía de las instituciones, que corresponde además no sólo a Europa, sino, en Estados Unidos. Cuando ese conflicto intelectual nos llegó, comentábamos la cantidad de geógrafos que trabajaban, por ejemplo, en el Departamento de Estado de los Estados Unidos y por no hablar de Europa, frente a lo que teníamos aquí, no había ni un solo geógrafo trabajando a esos niveles de altas esferas políticas. La geografía ha padecido de la enseñanza, digamos como de rutina, la enseñanza de esa disciplina que se consideró descriptiva y que no iba más allá que la mención de ríos, montañas, lagos, capitales, estados, etcétera, que era profundamente aburrida. Al final de todo, esa pervivencia de la geografía descriptiva, aunque no se mencione con esos términos, es lo que ha hecho que haya poco interés por la geografía. Recordé que cuando estudié geografía, de primero de secundaria, nos tuvimos que aprender de memoria el nombre de todas las lenguas del mundo, dime, ¿para qué servía el aprenderse el nombre de las lenguas del mundo?, ¿para qué sirve el saber cuáles son los principales productores de papas, de jitomates o de oro? Yo se los tuve que enseñar a mis alumnos en secundaria varios años porque era obligatorio, no una opción. Esa geografía aburrida, mnemotécnica, no tiene obviamente más que salvarse si lo que tienes es un magnífico maestro en clase y, desgraciadamente, los magníficos maestros geógrafos no abundan. Cuando un maestro logra entender lo que verdaderamente es la geografía es cuando encuentra la manera de inculcarles el amor a la disciplina a sus alumnos y eso lo hemos visto en geografía, en matemáticas y en química, por ejemplo, si tú eres un mal maestro de matemáticas, los chicos van a detestar las matemáticas, si tienes un buen maestro intentarán seguir en ese rumbo, en fin (Figura 1).

Figura 1 Atlántida Coll en su despacho (número 23 del Departamento de Geografía Económica), con su medalla por sus 40 años de trayectoria académica en la UNAM. 

BDPA: Para cerrar esta charla me gustaría conocer su opinión, ¿cómo ve usted el futuro de la carrera de geografía en México, sus principales retos y perspectivas?

AC: ¿Cuál es el futuro de la geografía? Si tuviera una bola de cristal te lo diría, más bien te voy a decir que me preocupan varias cosas, por un lado, qué entendemos por geografía, cada uno de nosotros tiene un concepto diferente de la disciplina, cada uno prioriza sus propios intereses, sus propios conocimientos, su propia evolución, estoy segura de que si hicieras una encuesta, que podría ser sumamente interesante entre los distintos geógrafos que te rodean, que digan qué entienden por geografía te llevarás una gran sorpresa, alguna vez traté de hacerlo en el Instituto de Geografía, pero no surgió el momento. Entonces, al tratarse de una disciplina poco definida, acotada, sin amplio espectro, eso influye en su devenir, es algo que si pasa contagia a otras ciencias sociales. Esa indefinición de límites o barreras concretas nos dejan en un dilema insospechado de a dónde vamos. Lo que te puedo decir es que, recordando a mi maestro maravilloso Pierre George, una vez me expresó en los años ochenta, que en un Congreso de Geografía había quedado profundamente angustiado porque desconocía dónde quedaba la geografía ante la fragmentación del conocimiento, y es lo que recuerdo, porque lo hablé muchas veces con él, ¡hacia dónde íbamos!, ¡lo que hemos sido!, no sólo en geografía, sino en todas las disciplinas y es hacia la especialización fragmentada, el conocimiento global, el conocimiento primigenio, las bases de la ciencia de la disciplina y lo que ha acabado por pulverizar, ya no fragmentar a la geografía, han sido los SIG y la aplicación de toda clase de tecnologías actuales que evolucionan más rápido que nosotros. Hay una terrible confusión entre lo que son los medios y los instrumentos, estas armas tecnológicas y lo que debería ser el verdadero fin de usarlas, que es el estudio completo y amplio de la geografía que podría quedar representado con los planes de ordenamiento territorial, siendo absolutamente geográficos. Tienen que ver tanto con el medio físico, con el medio humano, como con el medio político, económico, etcétera, pero la especialización ha llegado a tal nivel que ahora lo que nos interesa es sólo la movilidad o sólo la distribución de todo, se nos olvida el territorio en su conjunto y todos los factores que inciden en él. Para mí el futuro de la geografía, excepto en algunos casos, la geografía escolar, seguramente en nuestro país y en muchos otros, seguirá siendo descriptiva y será quizá la geografía institucional, la parte de la investigación geográfica la que ayude a salvar a la disciplina. Con eso termino.

REFERENCIAS

Checa-Artasu, M., y Soto, P. (2014). Conversación con Atlántida Coll Oliva de Hurtado. La trayectoria vital de una geógrafa mexicana. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, 9(1074). https://www.ub.edu/geocrit/b3w-1074.htmLinks ]

Coll, A. (1965). Estudio geográfico de doce municipios tzeltal-tzotziles de los altos de Chiapas (tesis de licenciatura), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Coll, A. (1973). Los recursos naturales de la Laguna de Términos, Campeche (tesis de maestría), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Coll, A. (1981). ¿Es México un país agrícola? Un análisis geográfico (tesis de doctorado), Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México. http://repositotio.unam.mx/contenidos/65270 [ Links ]

1Entrevista realizada de manera virtual mediante un servicio de mensajería rápida por Bonifacio Doroteo Pérez Alcántara a Atlántida Coll, investigadora emérita del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre el 6 y el 12 de octubre de 2021, aunque las conversaciones iniciaron a principios de septiembre. Ante las dificultades de comunicación directa por la pandemia (la Covid-19), de común acuerdo optamos por el uso de audios vía WhatsApp, con una duración de 55 minutos y 11 segundos y su posterior trascripción a un documento de “Word”, posteriormente se añadieron las referencias.

2Procedimiento de la asociación mental para facilitar el recuerdo de algo.

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