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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.104 Ciudad de México abr. 2021  Epub 20-Sep-2021

https://doi.org/10.14350/rig.60240 

Artículos

Respuestas, resistencias y oportunidades del turismo comunitario en la península de Yucatán frente al COVID-19 y las crisis recurrentes

Samuel Jouault* 
http://orcid.org/0000-0003-4419-900X

Tlacaelel Rivera-Núñez** 
http://orcid.org/0000-0001-7778-5959

Ana García de Fuentes*** 
http://orcid.org/0000-0001-5085-2349

Manuel Xool Koh**** 
http://orcid.org/0000-0002-8883-7328

Alejandro Montañez Giustinianovic+ 
http://orcid.org/0000-0002-7039-7870

* Facultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / CEMCA - UMIFRE n°16 - USR América Latina n°3337, Río Nazas 43, Cuauhtémoc, 06500 Ciudad de México, CDMX, México. Email: samuel.jouault@correo.uady.mx

** El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal. Departamento de Agricultura, Sociedad y Ambiente. Carretera Panamericana y Periférico Sur s/n Barrio María Auxiliadora, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, CP 29290, México. Email: tlacaelelrivera@gmail.com

*** Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, CINVESTAV-Unidad Mérida. Antigua Carretera a Progreso Km. 6, C.P. 97310, Mérida, Yucatán, México. Email: ag_silberman@yahoo.com.mx

**** Escuela Nacional de Estudios Superiores - Universidad Nacional Autónoma de México Tablaje Catastral N°6998, Carretera Mérida-Tetiz Km. 4.5, Municipio de Ucú, Yucatán, México, C. P. 97357. Email: manuel.xool@gmail.com

+ Unión de sociedades cooperativas Co´ox Mayab. Ex. Facultad de Antropología - Universidad Autónoma de Yucatán, Calle 76 455-LL x 43 y 41, Centro, 97000, Mérida, México. Email: alejandro.montagius@hotmail.com


Resumen

La contingencia sanitaria COVID-19 pasó a ser una más, aunque no cualquiera, entre las crisis de diferente naturaleza y envergadura que suelen afectar al sector turístico en la península de Yucatán. Una serie de vulnerabilidades ambientales, económicas, políticas, socio-territoriales, mercantiles y sanitarias afectan el sector turístico en general y en particular al comunitario. Ante la recurrencia de múltiples crisis, las cooperativas que se dedican al turismo han adoptado diversas estrategias para sobrevivir a los períodos de adversidad.

Entre estas estrategias destaca la pluriactividad, forma histórica y cultural de respuesta de los hogares campesinos a las eventualidades de sus prácticas productivas. Sin embargo, debido a la prolongada duración de la reactivación del sector ocasionada por el confinamiento de la emergencia sanitaria, las empresas de turismo comunitario que ya han visto afectados sus ingresos en más del 50% con respecto al 2019, están formulando nuevas respuestas y resistencias para lidiar con la ambivalencia de afrontar la pérdida de dos temporadas de alta afluencia, por un lado, y el no poner en riesgo la seguridad sanitaria de sus comunidades y de los visitantes, por el otro. Entre las estrategias de respuesta de las empresas de turismo comunitario sobresalen el retorno al autoabasto alimentario, el intercambio solidario de productos entre empresas sociales, así como el ahorro y la previsión económica. Entre las expresiones de resistencia figuran el blindaje de los pueblos y los conflictos intra e intercomunitarios vinculados a las reaperturas turísticas.

Partiendo de la experiencia práctica de acompañamiento a 24 empresas de turismo comunitario para hacer frente a la actual crisis sanitaria, y ante los aún incipientes estudios que establezcan planteamientos críticos al interior del pro- pio ejercicio del turismo comunitario, en la última sección presentamos una reflexión teórica para imaginar las posibles reconfiguraciones pospandemia que podría experimentar un turismo comunitario “profundo” y diferenciarlo de los múltiples intentos de cooptación y enajenación de la actividad, a la luz de ideas-fuerza como las de proximidad y cotidianidad turística.

Palabras clave: turismo de base comunitaria; vulnerabilidades; pandemia; pluriactividad; México

Abstract

The COVID-19 public health issue came to be just another one - albeit not just any other - among the crises of different nature and magnitude that often affect the tourism sector in the Yucatan Peninsula. A number of environmental, economic, political, socio-territorial, commercial, and sanitary vulnerabilities affect the tourism sector in general and the community-based sector in particular. Faced with multiple recurring crises, tourism cooperatives have adopted various strategies to survive during adverse periods.

Pluriactivity - a historical cultural response of campesino (peasant) households to eventualities in their productive practices - stands out among such strategies. However, due to the long sector stagnation caused by the health emergency lockdown, community-based tourism businesses have seen their income reduced in more than 50% compared to 2019 and are formulating new responses, as well as resistance mechanisms, to address the dilemma between missing two high-tourism seasons, on the one hand, and avoiding the health risks of their communities and visitors, on the other. Major response strategies adopted by community-based tourism businesses include returning to food self-supply and supportive exchange of products among social businesses, as well as to savings and economic provisions. Resistance mechanisms include shutting down towns and conflicts within and between communities stemming from the reopening of tourism activity. Based on our practical experience acquired through accompanying 24 community-based tourism businesses to face the ongoing public-health crisis - and given the still incipient studies that adopt critical approaches within the community-based tourism practice itself-, the final section of this article presents a theoretical reflection to envision the likely post-pandemic reconfiguration that a “deep community-based tourism” could go through to differentiate it from the multiple attempts to co-opt and alienate this activity, in the light of force-ideas such as proximity and everyday tourism.

Keywords: community-based tourism; vulnerabilities; pandemic; pluriactivity; Mexico

INTRODUCCIÓN

El turismo comunitario en México, y especialmente en la península de Yucatán (PY), ha experimentado un gran crecimiento en los últimos veinte años. Esta región, la de los mayas, situada en el sureste del país y bordeada por el golfo de México y el mar Caribe, es conocida turísticamente por Cancún.

En efecto, la construcción de este centro turístico a principios del decenio de 1970 marcó un punto de inflexión a medida que la península se fue especializando con el turismo en distintos grados: la conurbación turística Cancún-Riviera Maya se convirtió en la región turística más importante de América Latina (Jouault, 2018); los sitios mayas de Chichén Itzá, Tulum, Cobá y Uxmal se encuentran entre las diez zonas arqueológicas más visitadas de México (INAH, 2020); Playa del Carmen, Tulum, Bacalar y Majahual adquieren renombre inter- nacional; Mérida y Campeche rescatan su valor patrimonial como ciudades coloniales; Isla Mujeres, Bacalar, Tulum, Palizada, Valladolid e Izamal adquieren el controversial distintivo de Pueblos Mágicos; y en el medio rural, más de cien pueblos ubicados en los litorales y en el interior del territorio, se incorporan al turismo comunitario al igual que algunas áreas naturales protegidas de la región (García de Fuentes, Jouault y Romero, 2019).

El turismo comunitario incluye modalidades turísticas propuestas y gestionadas por las propias sociedades locales, formas que encajarían “armoniosamente” en las diversas dinámicas sociales tradicionales del lugar de recepción. En teoría, la gestión de la actividad turística se basa en la organización colectiva, las asambleas y las decisiones consensuadas. Si bien en algunos casos la actividad es administrada por el ejido, en muchos pueblos es una empresa social impulsada por políticas públicas que apoyan la actividad. La empresa social es, por lo tanto, un tipo de organización que difiere de una empresa de capital privado y permite mejorar horizontal y colectivamente las condiciones de vida de los que participan en la actividad (Kieffer, 2018; Jouault, 2018). Algunos estudios mencionan la existencia de este tipo de turismo desde los años 1990 en la PY (Ceballos-Lascuraín, 1994; Daltabuit et al., 2000; Marín Guardado, García de Fuentes, Daltabuit, 2012).

Si en 2009 la gripe porcina H1N1, que apareció en el estado de Veracruz en el mes de mayo, sacudió al sector turístico de México y la PY, la pandemia vinculada al COVID-19 pone de relieve la fragilidad del fenómeno del turismo a escala mundial. En menos de seis meses el coronavirus derrotó a la industria turística mundial, amenazando el futuro de miles de empresas y empleos vinculados directa e indirectamente a este sector económico. Naciones como México, cuya economía nacional depende en buena medida del turismo, tendrán que innovar para la recuperación del sector y las estrategias de resistencia o adaptación al problema deberán variar según el contexto territorial.

La actual pandemia representa un desafío para toda la humanidad, pero los efectos para el sector turístico, tanto a corto como a largo plazos, parecen ser mayores. Recientemente, la Organización Mundial del Turismo, en su Evaluación de los efectos de la epidemia de COVID-19 en el turismo internacional, estimó una reducción de -58% a -78% para 2020 (OMT, 2020), la cual, junto al cese completo de las actividades durante el período de confinamiento forzoso (#QuedateenCasa) y la lenta recuperación en los meses restantes de 2020, plantea un complejo escenario futuro. Algunas realidades pueden parecer mínimas frente a los problemas mediatizados de las grandes ciudades y otros destinos turísticos adaptados al turismo de masas. Sin embargo, el ánimo aquí es presentar algunos desafíos, problemas y oportunidades para el turismo comunitario en la PY en el contexto de la pandemia y los posibles escenarios del periodo poscrisis.

Objetivo

Describir y analizar las estrategias de resistencia, las respuestas locales y las oportunidades de reconfiguración de las empresas del sector social de la economía dedicadas al turismo comunitario en la PY frente a la vulnerabilidad del turismo agravado por la crisis que representa la contingencia sanitaria COVID-19 en particular, así como los fenómenos ambientales recurrentes y otras vulnerabilidades de distinta naturaleza en lo general.

VULNERABILIDAD DEL TURISMO Y CRISIS ACOPLADAS

El turismo, en cualquiera de sus modalidades, es una actividad que se desarrolla en un mercado muy aleatorio, por su estacionalidad, en primer lugar, pero también por su gran vulnerabilidad frente a seis grandes tipos de fenómenos: 1) vulnerabilidad ambiental, en el caso de Yucatán frente a fenómenos meteorológicos como las tormentas tropicales y los huracanes, que son los más representativos en esta zona (Babinger, 2012; Cuevas y Euan-Ávila, 2009), como bien se recuerda con los casos del Gilberto (septiembre de 1988), Isidoro (septiembre de 2002), Wilma (octubre de 2005), Dean (agosto de 2007), Delta, Gamma y Zeta (octubre y noviembre de 2020) pero también las arribazones masivas y constantes de sargazo que han puesto en jaque a las playas del Caribe a partir de 2018 (León, 2020), o la erosión de playas (Meyer-Arendt, 2001); 2) vulnerabilidad económica, ya que es una actividad muy sensible a las crisis y recesiones del mercado y a los cambios de paridad en la moneda (Flores Ruiz y De la O Barroso González, 2012); 3) vulnerabilidad política, frente a la inestabilidad de ciertos gobiernos, falta de continuidad o abandono de políticas públicas en materia turística, así como usos políticos de apoyos con fines partidistas, los conflictos armados, las campañas de desprestigio, fundadas o no, como es el caso de las recomendaciones que hacen ciertos gobiernos a sus ciudadanos a evitar visitar determinados países o lugares, el cierre de fronteras, etcétera (de la Torre y Escobedo, 2013; Acosta Martín, 2017); 4) vulnerabilidad socio-territorial, relacionada con conflictos intercomunitarios, despojos de tierras, inseguridad por el crimen organizado, como es el caso del triángulo dorado en Quintana Roo (Marín, 2015); 5) vulnerabilidad mercantil, ya que es una actividad muy sensible en su respuesta a los vaivenes de la moda, por ejemplo, destinos turísticos que se vuelven epicentros y rápidamente son abandonados, que el interés se desplaza a otros lugares, incluso continentes, dirigiendo en ese sentido a los grandes flujos de turismo -Cancún, principal destino promocionado en Europa en la década de 1990, fue sustituido por Indonesia y Tailandia (Butler, 1980)-; 6) vulnerabilidad sanitaria, como lo fue la pandemia del H1N1 en 2009 -que, en el caso de la cooperativa Zaaz Koolen Ha en Yokdzonot, cerca de Chichen Itzá, una de las más exitosas de la región, requirió de año y medio para recuperar la afluencia lograda (Jouault, 2018)- y lo es ahora en mucha mayor magnitud con la pandemia del COVID-19, que a la fecha de escribir el artículo representa seis meses de cierre de actividades turísticas en el mundo (Gaffney y Eeckels, 2020; Fletcher et al., 2020). Para la península la afectación es enorme a causa de su gran dependencia del turismo; las medidas de reactivación se centran en esta actividad, pero en su modalidad masiva. Sin embargo, las cooperativas turísticas también enfrentan la pérdida total de los ingresos económicos de dos de las tres temporadas altas del año: Semana Santa y verano (junio y agosto) (véase Figura 1).

Figura 1 Propuesta de modelo multidimensional de las vulnerabilidades del turismo e incidencias en su modalidad comunitaria y de sol y playa. 

Sin negar que la duración y magnitud de la actual pandemia, sin visos de terminar, es una situación extrema y sin antecedentes en la región, es importante partir del hecho de que las empresas turísticas han desarrollado estrategias para mantenerse en el mercado en condiciones de gran inestabilidad y fluctuación de visitantes. En el caso de la península de Yucatán y de otras regiones de turismo de sol y playa en México se han identificado algunas grandes empresas que han impuesto a sus empleados un modelo de “baja voluntaria de carácter solidario”, mediante el cual despiden temporalmente a gran parte de sus trabajadores bajo la promesa de que su “solidaridad” les garantiza su recontratación una vez superada la crisis. Los trabajadores de origen campesino de la península retornan a sus comunidades y a la pluriactividad económica centrada en el trabajo familiar mientras esperan su recontratación (Oehmichen y Escalona, 2020). Por su parte, las empresas del sector social, particularmente las campesinas e indígenas, han incorporado el turismo a su complejo sistema de sobrevivencia y trabajo solidario, sistema que les permite mantener en operación sus ofertas turísticas a pesar de la baja afluencia de visitantes, y resistir durante los 6 meses de cierre total de esta pandemia. Sin embargo, la respuesta a esta larga crisis muestra, de manera evidente, que aquellas empresas más exitosas en términos de captación de turistas, que son las que han abandonado en mayor medida otras actividades para pasar a depender de los ingresos del turismo, son las que se hallan en una situación más complicada. La Figura 2 presenta una síntesis de los riesgos naturales y socioterritoriales y de la vulnerabilidad ante ellos por parte del turismo comunitario a partir del impacto de los principales tipos de vulnerabilidad sobre las 24 cooperativas de la Alianza Peninsular para el Turismo Comunitario (APTC), siete en Campeche, ocho en Quintana Roo y nueve en el estado de Yucatán.

Fuente: elaboración colectiva y realización por Alejandro Montañez Giustinianovic, 2020.

Figura 2 Tipos de vulnerabilidad del turismo comunitario en la península del Yucatán. 

Respuestas del turismo comunitario frente a las crisis recurrentes

Desde mediados de marzo de 2020 el turismo comunitario en la PY está enfrentando la pausa más prolongada en sus dos y media décadas de existencia. Dejó de operar para cumplir con las disposiciones de autoridades locales, municipales o estatales y, apenas en septiembre, algunas empresas comenzaron a reabrir de manera restringida. Sin embargo, en visitas de campo y a partir de entrevistas y encuestas digitales realizadas desde la APTC y las tres redes que la conforman, se han documentado una serie de estrategias de sobrevivencia familiar, así como las empleadas para mantener en condiciones de reactivación proyectos turísticos; algunas de estas respuestas locales son nuevas y corresponden a la larga duración de esta crisis, sin embargo, otras ya habían sido implementadas a diferentes escalas en crisis anteriores que enfrentó la actividad.

A nivel de sobrevivencia familiar, tanto las empresas de turismo comunitario como los campesinos que migran a trabajar a Cancún y la Riviera Maya han sobrevivido a las temporadas bajas, los hura- canes, el sargazo, el H1N1, y ahora el COVID-19, mediante dos estrategias vinculadas con el regreso temporal a sus comunidades: la solidaridad familiar y comunal y la pluriactividad. En el caso de algunas empresas de turismo comunitario, esas experiencias y la falta de seguridad social en materia de salud, les llevaron a implementar de manera solidaria algunos mecanismos de ahorro y previsión para sus socios y empleados. Con la prolongación del cierre de actividades por el COVID-19 surgen dos respuestas nuevas que hemos documentado: estrategias de auto abastecimiento y mecanismos de intercambio solidario de productos entre cooperativas.

En relación con la sobrevivencia de las empresas de turismo comunitario, tradicionalmente los periodos de baja afluencia se aprovechan para dar mantenimiento a las instalaciones, sin embargo, en casos anteriores el cierre respondía a problemas de destrucción de equipo e instalaciones, por ejemplo, por efectos de los huracanes. En este momento las actividades de mantenimiento y la revisión y mejora de procesos son una manera en que los socios están aprovechando el tiempo de confinamiento.

El otro aspecto que empieza a vislumbrarse como respuesta a esta crisis se relaciona con la adecuación de la oferta para responder a las nuevas condiciones de operación que impondrá esta pandemia hacia el futuro.

A continuación, se describe y ejemplifica la manera en que están operando estas respuestas a partir de la información de las 24 empresas que forman la APTC, que sirven como muestra de lo que sucede en este sector en los tres estados de la península:

Estrategia 1. Mantenimiento de las instalaciones

A pesar de la reducción en los gastos de mantenimiento, el 75% de las empresa sociales de la APTC aprovecharon esta pausa para realizar actividades para la mejora de sus instalaciones y sus procesos, entre ellas: limpieza de las instalaciones; mantenimiento y adecuación de lanchas y motores; mantenimiento y reparación de instalaciones (baños, vestidores, bodega, pintar cabañas, piscina, cocina y equipo de cocina, limpiar aires acondicionados, ventiladores, limpieza de pozos, cambio de instalación eléctrica, mantenimiento y reparación de palapas, regar plantas y mantenimiento de áreas verdes, mantenimiento y señalización de senderos, limpieza de chalecos salvavidas y tiendas de campaña, monitoreo de aves y llenado de jaltunes1 para que la fauna silvestre tenga donde beber, reparación de muelles de atracaderos, así como la reflexión y planteamiento de modificación de algunos procesos operativos. Estas actividades se realizan mediante turnos de trabajo voluntario, en que los participantes aportan su trabajo para el beneficio colectivo, ante el convencimiento de que de ellos depende construir un futuro para el proyecto turístico, que tanto esfuerzo les significo desarrollar.

Estrategia 2. La pluriactividad económica

En un territorio pedregoso, pobre en suelos, carente de ríos, y dependiente de la aleatoriedad de las lluvias, los mayas yucatecos desarrollaron un complejo sistema agrícola basado en el manejo de la biodiversidad, sistema que les permitió desarrollar una gran cultura en condiciones tropicales muy adversas, que pervive hasta nuestros días. Además del manejo de la biodiversidad, este sistema se sustenta, como otros muchos sistemas campesinos, en una combinación de estrategias productivas distribuidas en sus espacios y tiempos específicos: la milpa de roza-tumba-quema en las parcelas, el conocimiento de las diversas etapas de sucesión de la selva y su manejo, la recolección de productos del monte para múltiples usos como leña, materiales de construcción, hojas forrajeras, plantas comestibles, plantas medicinales, caza alimenticia. En épocas de sequía o pérdidas de cosecha el monte permite la supervivencia. También el manejo del solar en el entorno de la vivienda, donde se cultivan hortalizas, frutales y se crían animales de corral. La apicultura practicada desde el mundo prehispánico es una actividad fundamental en Yucatán, que aprovecha las floraciones del monte. En la actualidad, con la incorporación de la economía monetaria, esta pluriactividad involucra la fabricación de utensilios domésticos y ropa, ahora convertidos en artesanías para la venta, el trabajo asalariado, la migración temporal, el turismo comunitario, el pequeño comercio, entre otros. En el caso de la pesca, su temporalidad vinculada a las condiciones atmosféricas y a las vedas llevó a los pescadores a buscar algunas opciones complementarias, entre ellas el turismo cooperativo, que empezaron a practicar como actividad complementaria, pero que se disoció rápidamente de la pesca, entre otras cosas por la obligatoriedad, impuesta por la política ambiental, de usar lanchas especiales para los turistas que no fueran las mismas que empleaban en la captura.

Sin negar el brutal proceso de deterioro que ha enfrentado la milpa con el abandono de las políticas de apoyo a la agricultura tradicional, esta actividad continúa desempeñando un rol fundamental como estrategia de sobrevivencia de los campesinos migrantes, que retornan en las crisis (huracanes, arribo de sargazo, deportaciones). En el caso de las cooperativas turísticas, la mayoría incorpora al turismo como parte de un esquema de pluriactividad agrícola, que les permite obtener ingresos monetarios del turismo que operan de manera estacional o de fin de semana. Incluso en cooperativas con alta afluencia de turistas, como Sian Ka´an Community Tours, los socios que ya no disponen de tiempo para atender sus milpas contra- tan trabajadores y las mantienen de esta manera. En el litoral, por su parte, la combinación del turismo con la actividad pesquera tiende a desaparecer, si bien estuvo presente al inicio de los proyectos.

Las entrevistas realizadas muestran que las cooperativas turísticas que lograron una gran afluencia de visitantes y abandonaron la pluriactividad para centrarse en el negocio turístico, reinvirtiendo sus utilidades en otros ramos del comercio y los servicios, son las que se encuentran en mayor riesgo de sucumbir ante la prolongación de la crisis sanitaria.

Estrategia 3. El autoabasto alimentario

Aunque relacionada con la estrategia 2, es importante resaltar que la crisis sanitaria por el COVID-19 está provocando un giro de tuerca interesante. La pluriactividad y el autoconsumo se manifestaban como un medio de sobrevivencia en las crisis, pero la tendencia general era hacia el abandono de este tipo de economías y la incorporación cada vez mayor del campesino al mercado y al trabajo asalariado. La gravedad de la situación actual y la incertidumbre ante el futuro está provocando transformaciones muy profundas aún poco visibles. En el caso de las empresas turísticas, los jóvenes empiezan a voltear hacia la milpa claramente rechazada hace apenas unos meses. Un ejemplo interesante constatado en campo es el de la cooperativa Wotoch Aayin, ubicada en Isla Arena al noroeste de Campeche, una Unidad de Manejo Ambiental de cocodrilos moreletii que intercambió experiencias con campesinos de cooperativas turísticas del interior para aprender a construir ka´anches, que son un sistema tradicional maya de cultivo en camas elevadas para semilleros u hortalizas, introduciendo así está forma de autoabastecimiento a la barra arenosa de la costa de Campeche.

Estrategia 4. La complementariedad y el intercambio de productos

La interacción entre cooperativas turísticas y el trabajo colaborativo entre las tres redes de la APTC construyó vínculos que están siendo aprovechados en estos momentos de crisis económica en que necesitan construir alternativas viables. Un ejemplo es la iniciativa de los líderes de las cooperativas Isla Valor e Isla Pájaros, ubicados en Isla Aguada, en Campeche, que ante el cierre de la actividad turística retornaron a la pesca en el Golfo de México, a principios de mayo de 2020, y decidieron establecer un sistema de trueque solidario, es decir, no media- do por equivalencias en valor, sino por necesidades. Llevaron así su producto a la cooperativa turística Miguel Colorado, ubicada a 100 kilómetros del puerto. Se intercambiaron productos del mar por limones, mangos, jitomates, pepinos, etcétera. Unas semanas después, siguiendo este ejemplo, los cooperativistas de Wotoch Aayin y de Ecoturismo Carey en Isla Arena al norte de Campeche, inter- cambiaron su pesca con campesinos de Halachó en Yucatán (Figura 3).

Fotografía: Israel Molas, 2020.

Figura 3 Cooperativistas de Wotoch Aayin y Ecoturismo Carey de Isla Arena (Campeche) viajaron a Halachó ( Yucatán) para intercambiar recíprocamente productos del mar por productos de la milpa. 

Estrategia 5. Ahorro y previsión

Si la reducción de gastos ha sido una constante en la gestión cooperativa durante las crisis sanitarias, en varias cooperativas, como el caso de Zaaz Koolen Haa en Yokdzonot o en U Najil Ek Balam, los fondos de ahorro y previsión fueron funcionales en los primeros meses de la crisis. Así, en Yokdzonot se realizó la compra y distribución de despensas para los socios y colaboradores de Zaaz Koolen Haa durante los cuatro primeros meses de la crisis. En Ek Balam, durante los cinco primeros meses de la crisis se realizaron pagos de jornales a los socios que siguieron cubriendo sus turnos de guardia en el centro turístico U Najil Ek Balam.

Las resistencias: el blindaje de los pueblos y los conflictos intercomunitarios

No todo ha sido fácil. Estas estrategias se desarrollan en un contexto de gran incertidumbre y temor. En el caso del turismo comunitario surgen dos resistencias o problemas que obligan a las cooperativas turísticas a encontrar mecanismos de mediación y negociación en medio de esta crisis. Estas resistencias se expresan en dos procesos complementarios: 1) el blindaje de los pueblos y comunidades para impedir el acceso a visitantes, turistas e, incluso, trabajadores de retorno ante el temor de que llegue la enfermedad o se expanda; 2) los conflictos intercomunitarios relacionados con dicho blindaje.

En muchos de los pequeños puertos y localidades donde hay actividad turística, el temor al contagio por la llegada de turistas extranjeros o nacionales llevó a establecer de manera unilateral medidas radicales, como el cierre de las vías de acceso, impidiendo la llegada, no solo de visitantes, sino también de trabajadores migrantes que retornaban a sus comunidades desde las zonas turísticas del Caribe. Esto fue más notorio en los puertos donde la pesca convive con el turismo de segunda residencia y con la presencia importante de norteamericanos y canadienses que vienen pasar seis meses del año a esta costa. Así, se blindaron los puertos de Isla Arena, en Campeche y de Sisal, Río Lagartos y San Felipe, en Yucatán, desde el mes de abril, impidiendo la llegada de turistas en las vacaciones de Semana Santa. De las comunidades del interior donde hay cooperativas turísticas de la APTC, destacan los casos de Tekit donde se dejó solo una vía de acceso al pueblo con retenes para controlar el paso, limitándolo a los residentes, también es el caso de la cooperativa San Agustín, donde se controló el paso por la localidad de Xul.

Estos procesos de blindaje, establecidos por las autoridades locales -presidentes municipales o comisarios, según el caso, presionados por la población local- han generado conflictos inter- comunitarios. El primero, muy publicitado, fue el de San Felipe, donde se impidió el ingreso a los trabajadores migrantes que retornaban. Este conflicto se resolvió estableciendo una cuarentana obligatoria de 14 días de encierro en casa, antes de poder interactuar con cualquier vecino. Pero también han surgido conflictos y negociaciones entre la población local y el sector vinculado al turismo, como los guías de cazadores de patos en Sisal, dueños de hoteles y dueños de segundas residencias. En la mayoría de las localidades blindadas se han establecido acuerdos que, en lo general, restringen el uso turístico de los espacios.

Lo anterior es importante para las cooperativas turísticas ya que su reactivación requiere de mecanismos de negociación y acuerdos claros con el resto de la población de la comunidad para lograr operar en condiciones que brinden seguridad y tranquilidad a los vecinos, esto es, prever el tipo de movilidad e interacción de los visitantes fuera de los espacios de la cooperativa y no solo en su interior.

Oportunidades y reconfiguraciones hacia un turismo comunitario profundo ¿será posible?

La contingencia sanitaria COVID-19, aún en fase evolutiva, plantea más interrogantes que respuestas para los sectores económicos que se han visto afectados. Después de seis meses de inactividad, las distintas economías se encuentran explorando las formas para retomar actividades sin comprometer la integridad de sus trabajadores y usuarios, en el llamado a una “nueva normalidad”. El caso del sector turístico es peculiar ya que no solo enfrenta la inactividad actual, sino que a futuro se plantea un panorama de incertidumbre debido a que la crisis económica se traduce, por un lado, en una baja capacidad de gasto de los turistas por venir y, por el otro, en la necesidad de mayor control sobre el flujo de visitantes para evitar los contagios al viajar. Particularmente para las empresas sociales de la APTC, hasta el día de hoy, las pérdidas representan ya una reducción de al menos el 50% de los ingresos anuales directos con respecto a 2019. Además, estas empresas turísticas benefician directa e indirecta- mente a otras actividades económicas que también se encuentran profundamente afectadas (guías, artesanos, abastecedores, productores, transportes locales) y, en las cuales, aún no existen esfuerzos académicos -mucho menos gubernamentales- por conocer y ponderar sus pérdidas monetarias e implicaciones sociales.

De acuerdo con las nuevas recomendaciones nacionales e internacionales para desarrollar viajes y actividades turísticas durante la crisis sanitaria y en escenarios pospandemia, así como en referencia a las cifras y tendencias al alza de las modalidades del turismo alternativo, como el nicho con mayor crecimiento en la última década (SECTUR, 2017; OMT, 2019), consideramos que, por su proclividad a los viajes en grupos pequeños y lugares relativa- mente aislados, el turismo comunitario podría ser una de las vertientes turísticas con mayor realce y consolidación en los años venideros. Sin embargo, ante la necesidad de reinventar ofertas turísticas hacia los escenarios pospandemia, también advenimos que tendrán lugar, de manera exacerbada, tanto las simulaciones de turismo comunitario por parte de empresas turísticas corporativas, que nada tienen que ver con los principios y la ética de dicha modalidad (Delisle y Jolin, 2008; Schéou, 2009), como intentos explícitos y deliberados de cooptación y privatización a las empresas sociales que han venido desarrollando la actividad legítimamente y fundamentados en una vocación real (Jouault, García de Fuentes y Rivera, 2015).

En gran medida, lo anterior tiene que ver con el hecho de que, aunque el término “turismo comunitario” se encuentre en auge tanto en la literatura académica como en los modelos de gestión turística, aún existen enormes vacíos conceptuales y en la praxis que logren verdaderamente demarcar cuáles son los rasgos diferenciales que lo distinguen de otras modalidades turísticas y cuáles aquellos atributos constitutivos internos que permitan establecer variantes o clasificaciones críticas dentro de la propia vertiente del turismo comunitario (Cabanilla, 2018).

Así, en esta doble lectura de oportunidad coyuntural y amenaza oportunista, consideramos de vital importancia hacer un esfuerzo teórico por diferenciar lo que denominaríamos (a) un ‘turismo comunitario convencional’, que pueden desarrollarlo tanto las propias empresas sociales como diferentes ecuaciones de simulación o intervención por parte de empresas privadas que abanderan ofertas comunitarias sin una verdadera congruencia social; (b) de un ‘turismo comunitario profundo’ cuyos rasgos éticos y operativos estarían fundados en las motivaciones profundas de la oferta, en atraer, mediante relaciones horizontales, un tipo de turista verdaderamente comprometido con el conocimiento de los contextos locales, así como con ritmos y lógicas acopladas a las realidades de las empresas sociales más que a expectativas, estereotipos y visiones normativas proyectadas e impuestas desde fuera (Tabla 1). Es importante precisar que más allá de este ejercicio analítico, muchas empresas sociales actualmente se encuentran operando con rasgos de ambas caracterizaciones de turismo comunitario.

Tabla 1 Principales rasgos diferenciales entre un turismo comunitario convencional y la propuesta hacia la consolidación de un turismo comunitario profundo. 

Rasgos     Turismo comunitario convencional     Turismo comunitario profundo
Motivaciones del viaje     Generalmente asociado a tener una experiencia dentro de un viaje de turismo convencional o una de élite altamente especializada     Intereses y motivaciones profundas sobre los espacios culturales, geográficos y ecológicos a visitar, así como compromiso hacia nuevas formas de vida que incluye nuevas formas de hacer turismo
Tipo de turistas     Se prioriza el turismo internacional con alto poder adquisitivo y no necesariamente con un profundo conocimiento de los entornos locales a visitar     Se busca atender las necesidades de recreación y aprendizaje de la población local, regional, nacional e internacional, así como aperturar nuevos nichos especializados
Relación visitante-receptor     Suele estar mediada por tour-operadoras o agencias de viajes que establecen relaciones contractuales y verticales con las comunidades     Principalmente relaciones directas o a través de redes solidarias, en donde los visitantes y los receptores generan experiencias horizontales e intercambios justos entre los recursos aportados y los servicios brindados
Temporalidad de la visita     Algunas horas o hasta un día completo de actividades, pero frecuentemente sin pernocta     Algunos días acoplados a los tiempos locales para conocer y adentrase a los contextos de vida comunitarios y regionales
Dinámica turística     Se muestran dinámicas comunitarias y domésticas, espacios geográficos y conocimientos locales en muchos casos estereotipados para cumplir con los guiones turísticos o expectativas de los visitantes     Adentramiento en los espacios, relaciones, prácticas, conocimientos, creencias y ritmos comunitarios y domésticos de manera realista, profunda y crítica (más allá de lo performativo)
Resultante turística     Interacciones superficiales y mediadas que transmiten visiones normativas y estéticas de las culturas y entornos locales     Mayor conocimiento de los espacios de vida comunitaria y entornos ecológicos, así como sensibilidad hacia los retos y problemáticas locales que pueden derivar en relaciones solidarias

Un segundo ejercicio conceptual que desarrollamos es perfilar una suerte de tipología de la oferta que se acoplaría y permitiría transitar hacia los atributos y rasgos diferenciales postulados en la propuesta de un turismo comunitario profundo. Como se encuentra ampliamente documentado, la península de Yucatán es una región biogeográfica y cultural, en la que el pueblo maya yucateco -a través de sus diferentes procesos históricos- ha preservado y moldeado uno de los mayores patrimonios bioculturales de México y de la humanidad, así como medios y modos de vida rurales sumamente diversos y multifuncionales (García, 2000; Barrera-Bassols y Toledo, 2005; Toledo et al., 2008; Terán y Rasmussen, 2009; Rivera-Núñez, 2020). Así, consideramos que más que supeditar- se a las ofertas estereotipadas de la “experiencia maya” que prescriben corporativos turísticos, como Grupo Xcaret o tour-operadoras de expediciones, como Alltournative, la gran riqueza turística patrimonial se encuentra -de manera inherente y orgánica- al interior de las propias comunidades rurales, en sus dinámicas cotidianas, legados históricos y entornos geográficos y ecológicos circundantes.

Organizamos la propuesta de tipología, a manera de síntesis, en las siguientes siete ofertas que consideramos enmarcarían una visión de turismo comunitario profundo a partir del patrimonio biocultural de la península de Yucatán en lo general y del pueblo maya yucateco en lo particular: medios de vida rurales, gastronómica y culinaria, naturaleza y paisajismo, ritual y festividades, etnoecológica, etnohistórica y el enfoque de género (Tabla 2). Un aspecto importante a resaltar es que, en esta propuesta de modalidad turística y tipología de la oferta, cobran particular relevancia los procesos de revitalización de las prácticas y conocimientos locales por parte de las empresas sociales turísticas, con énfasis en el arraigo de los jóvenes a los territorios rurales (a través del involucramiento en la actividad y la transmisión intergeneracional de saberes), con enfoque afirmativo de género más que prescriptivo, y realmente capaz de suscitar aprendizajes, sensibilidades y empatía de los visitantes hacia los modos de vida rurales e indígenas y la valoración de los diversos entornos ecológicos locales.

Tabla 2 Ofertas y atributos que deben consolidarse para transitar a un turismo comunitario profundo en la península de Yucatán. 

Oferta     Espacios     Actividades     Revitalización
de prácticas y
conocimientos locales
por parte de las
empresas sociales
    Experiencias,
aprendizajes y
sensibilidades
adquiridas por parte de
los visitantes
Medios de vida rurales     Agrícolas, forestales, pesqueros, apícolas, ganaderos     Siembra y cosecha de milpas, recolección de montes, apicultura, producción forestal, pesca artesanal de experiencia, prácticas ganaderas     Espacio para el involucramiento de los jóvenes en el emprendimiento turístico, así como para el arraigo en las actividades productivas     Sensibilización hacia la pluriactividad laboral, el trabajo rural y la producción de alimentos
Gastronómica y culinaria     Cocinas, huertos familiares, selvas     Aprovisionamiento y conservación de alimentos, preparación de platillos mayas y de la cocina yucateca     Recuperación de saberes y transmisión intergeneracional de conocimientos     Experiencias y aprendizajes sobre los recursos culinarios y las gastronomías locales
Naturaleza y paisajismo     Selvas, cenotes, lagunas, playas, arrecifes, rías, humedales, grutas, flora y fauna     Recorridos guiados, campamento, observación especializada de vida silvestre, cacería fotográfica, pesca de captura y suelta, espeleología, buceo temático, nado libre, observación estelar     Conservación y salvaguarda de los recursos y servicios ambientales     Valoración del patrimonio natural de las comunidades rurales e indígenas
Ritual y festividades     Templos, sitios de rituales, montes sagrados, fiestas patronales y cementerios     Cosmovisión maya, celebraciones tradicionales y religiosas, vestimenta y comida ceremonial     Perpetuación y reavivación de prácticas ceremoniales y celebraciones comunitarias, fiestas del pueblo espirituales y religiosas     Valoración del patrimonio simbólico de las comunidades rurales e indígenas
Etnoecológica     Selvas, costas, mares y arrecifes, humedales, rías, flora y fauna     Conocimientos ecológicos locales, toponimia de plantas y animales, usos medicinales de plantas     Recuperación y transmisión intergeneracional de etnoconocimientos y prácticas locales     Experiencias y aprendizajes sobre los etnoconocimientos y prácticas locales
Etnohistórica     Zonas arqueológicas, haciendas, explotación chiclera, forestal coprera, salinera     Recorridos por zonas arqueológicas oficiales y comunitarias, buceo arqueológico, infraestructura colonial, narrativa de actividades productivas históricas y luchas del pueblo maya     Profundización en la memoria histórica y defensa de las raíces de las comunidades     Valoración del patrimonio histórico de las comunidades rurales e indígenas
Perspectiva de género     Domésticos, huertos familiares, talleres     Elaboración de artesanías y textiles, cría de animales domésticos, mantenimiento y aprovechamiento de huertos familiares     Reconocimiento a los medios de vida y actividades domésticas de las mujeres campesinas e indígenas     Experiencias y valoración del papel de las mujeres en las economías locales y en el sostenimiento de la vida cotidiana del campo

Quienes se aventuran a imaginar las nuevas configuraciones turísticas pospandemia advierten que la agudeza distintiva de la crisis turística actual con respecto a la multiplicidad de crisis que de facto experimenta la actividad, representa una coyuntura única para repensar críticamente la manera de hacer turismo. Un primer aspecto interesante de la recuperación del sector es que se prevé que tenga lugar de manera escalonada, en tres grandes fases: primero los viajes domésticos dentro de las propias micro-regiones de origen, en segundo plano los viajes regionales dentro de los contextos estatales o interestatales, y finalmente, los viajes de larga distancia, a lo largo y ancho de los destinos nacionales e internacionales. Este primer momento de reactivación efectivamente está ya siendo motivado, en su mayoría, por turistas locales que se desplazan de 1 a 5 días, generalmente en automóvil, a destinos cercanos que han avanzado en comunicar debidamente sus protocolos de seguridad sanitaria. Uno de los principales impulsos detrás de dicha reactivación turística de ‘proximidad’, tiene que ver con la búsqueda de evitar grandes exposiciones en los viajes y aglomeraciones en las visitas y estancias, por lo que, principalmente, se procuran los espacios rurales y entornos abiertos de naturaleza. Dicha motivación turística está ampliamente influida por lo que Gledhill (2005) denomina las representaciones sociales de la ruralidad como espacios culturales y geográficos de mayor tranquilidad y menor exposición a riesgos, imaginario exacerbado a la luz de la actual realidad sanitaria.

De manera tal, consideramos que la crisis sanitaria representa una verdadera oportunidad para que las modalidades de turismo ‘cotidiano’ y ‘doméstico’ de base comunitaria profunda, bajo lógicas y ofertas como las planteadas en este trabajo, adquieran mayor auge y logren consolidarse realmente como contrapesos a los esquemas de turismo masificados. En ello, la preocupación de los viajeros por su seguridad sanitaria, la búsqueda de espacios rurales y de naturaleza aislados, así como el interés por viajes no comercializados de forma masiva (Espinoza, Llancaman y Sandoval, 2014), puede embonar y retroalimentarse perfectamente con los aprendizajes de las comunidades rurales sobre la necesidad de incrustar la actividad turística dentro de la pluriactividad económica campesina, más allá de la híper especialización, lo cual es posible valorando ahora a los públicos turísticos interesados en conocer sus modos de vida rurales y los entornos ecológicos locales, como deja ver el siguiente relato de la integrante de una de las cooperativas de la APTC en la península de Yucatán:

Nuestro sueño es que, por lo menos, la mitad de

nuestros visitantes sean locales, en nuestra experiencia

es más difícil servir a los locales que a los

extranjeros. Como cooperativa, queremos contribuir a

generar un nuevo modelo de turismo, un turismo

cotidiano, en donde no solo el anfitrión es quien

se ajusta, sino también el visitante, donde lo

más importante sea el diálogo intercultural.

Cooperativa Yaax Tekit

CONCLUSIONES

Toda crisis representa a su vez oportunidades para el cambio. La inactividad de tantos meses que ha ocasionado la contingencia sanitaria COVID-19, está haciendo repensar a las empresas sociales de turismo comunitario de la península de Yucatán, el desarrollo de sus actividades. Como hemos mostrado en este trabajo, muchas de ellas se encuentran revalorizando su pluriactividad laboral y será difícil que vuelvan a apostar categóricamente por la híper-especialización turística. Consideramos que lo anterior entraña una excelente coyuntura para acompañar a las empresas sociales a imaginar nuevas configuraciones turísticas más articuladas a sus medios y modos de vida rurales. El horizonte que vislumbramos, a partir de los años de caminar al lado de las empresas sociales, es la apuesta por el aquí proyectado ‘turismo comunitario profundo’. Consideramos que, tanto la reflexividad de las empresas sociales como los nuevos impulsos y modalidades de viaje que buscarán los turistas están dados para la reconfiguración del sector, sin embargo, además del acompañamiento técnico-académico que nosotros hemos brindado y seguiremos aportando, resultará crucial la voluntad política de los tres órdenes de gobierno para la reactivación orientada del turismo comunitario. Hasta ahora, el turismo comunitario sigue formando parte del México olvidado en materia de políticas públicas, como deja ver la falta de esquemas de certificación sanitaria ad hoc a los contextos turísticos rurales por parte de SECTUR y sus homólogos estatales.

En este sentido, será fundamental para los potenciales turistas que las empresas comunitarias estén listas con una respuesta sanitaria para garantizarles un riesgo mínimo de infección, sin dejar de tomar en cuenta que el contexto geográfico de la ruralidad y los entornos abiertos de naturaleza son ya factores intrínsecos que contribuyen a minimizar el riesgo. Así, cabe reflexionar sobre un proceso de certificación y capacitación de buenas prácticas sanitarias que parta de los propios contextos comunitarios y no de procesos pensados hegemónica y verticalmente desde la distancia de una consultoría o de un escritorio gubernamental, que resultan poco contextuales y adaptados a las realidades de la mayoría de estas empresas. El turismo comunitario puede ser una opción creciente para numerosos turistas en la pospandemia, pero no puede seguir buscando validarse en los “copiar y pegar” del turismo urbano o de sol y playa; por el contrario, tiene condiciones para privilegiar la calidad sobre la cantidad en términos de afluencia y servicios.

Por otro lado, las empresas sociales de turismo comunitario que han mantenido su pluriactividad son las que mejor se están adaptando a la pandemia. Esto realidad se contrapone con la visión modernizante que privilegia la súper especialización en todos los ámbitos y donde el turismo comunitario se vislumbra como la sustitución a una actividad agrícola desvalorada. De manera tal, en las cooperativas que han abandonado sus actividades primarias a causa de ingresos económicos considerables por la captación de grandes cantidades de turistas, la crisis se ha ido agudizando y los problemas intracomunitarios han comenzado a aflorar. En contraparte, las empresas sociales que tienen al turismo como actividad complementaria están logrando, después de más de seis meses de pandemia, mantenerse con menos problemáticas, lo que lleva a repensar el modelo hacia el impulso de nuestra propuesta de un turismo comunitario profundo. La modalidad comunitaria del turismo, para sobrevivir y mantenerse en el largo plazo, debe incrustarse indudablemente en los modos de vidas rurales.

Uno de los procesos de mayor adaptación ante las estrategias de contención de la pandemia es la acelerada digitalización de los centros de trabajo promoviendo acciones como el trabajo desde casa (home office), la compra de servicios en línea y las estrategias de marketing digital para mantener presencia entre prestadores de servicios y potenciales clientes. Estas herramientas digitales se vuelven vitales para cualquier tipo de actividad. En el sector de turismo comunitario este proceso presenta grandes retos considerando la brecha digital existente en las zonas rurales derivada de la falta de conexión a internet estable y la baja, o en algunos casos inexistente, formación en el manejo de tecnologías de la información. La actual contingencia sanitaria representa una excelente oportunidad para que los jóvenes con mayor facilidad para acercarse a las tecnologías digitales se inserten de manera protagónica en los retos que enfrentará el sector en materia de difusión, promoción y comercialización, y la necesidad de ofertar condiciones mínimas de conectividad a los turistas.

En el mismo sentido, la crisis es una coyuntura para repensar las redes de valor comunitario y, de manera general, una economía geográficamente localizada, es decir, fortalecer la estrategia del kilómetro cero: de cada vez producir y consumir localmente un mayor porcentaje de los productos alimentarios y no alimentarios. Las cooperativas utilizan muy pocos insumos locales para elaborar los platillos o bebidas de los restaurantes y come- dores, así como en la oferta de otros productos como pueden ser la producción de artesanías y prendas tradicionales. El vínculo entre la producción local de las milpas, hortalizas, frutales y artesanías, y su uso para abastecer a las cooperativas debe ser uno de los objetivos de la reconfiguración post pandemia de este sector. Será fundamental la orientación y el acompañamiento técnico y académico en esta labor.

Finalmente, quizá el cambio más difícil de lograr, pero a su vez el más relevante en términos de las crisis sanitaria y ambiental que enfrentamos en la actualidad a escala mundial, es el establecimiento de límites a la hípermovilidad humana. Las motivaciones turísticas son uno de los factores que más inciden en el incremento de los viajes a gran distancia, ahora exacerbado con los vuelos de bajo costo (Lee et al., 2009; Brown et al., 2020). Es necesario un cambio de escala en la actividad turística que priorice el regreso a viajes dentro de los entornos locales y regionales por sobre los de desplazamiento nacionales e internacionales. Hablamos de un turismo interno más inclusivo socialmente donde todos los sectores, incluyendo las poblaciones indígenas, puedan disfrutar del patrimonio biocultural libre de prejuicios y barreras de inaccesibilidad. Más allá de la decisión individual en la selección de los destinos, el turismo comunitario, por su escala (pequeños grupos), relación con la naturaleza y por la entrega de beneficios económicos directa- mente a las comunidades a través de las empresas sociales, será clave para la consolidación turística del México rural. Aunque no indispensable, sería deseable que la voluntad política hacía el turismo comunitario profundo figure en la agenda pública y en los presupuestos gubernamentales de manera no asistencialista, si no como detonador para el desarrollo de verdaderas capacidades endógenas de respuesta antes las crisis y los procesos de reorganización económica y socio-territorial. ¿Será posible?

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a los miembros de la Alianza Peninsular para el Turismo Comunitario por su apoyo fraterno en la realización de esta investigación. Este trabajo forma parte del proyecto “Turismo comunitario y COVID-19: Perspectivas locales en la Península de Yucatán” financiado por el CONACYT, convocatoria Redes Horizontales del Conocimiento, proyecto 314422.

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Recibido: 21 de Septiembre de 2020; Aprobado: 01 de Diciembre de 2020; Publicado: 12 de Febrero de 2020

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