La lectura del libro de memorias del geógrafo Horacio Capel es interesante, ilustradora, sugerente, como lo es la ingente obra que ha escrito en su larga trayectoria académica, seguramente una de las más notables del último tercio del siglo XX y las dos primeras décadas del XXI, en el ámbito de la ciencia geográfica del mundo de habla hispana. Estamos ante un trabajo que no es exclusivamente un recuento de experiencias personales; en él hay discurso científico, hay reflexión política, hay preocupación social. La narración de los recuerdos de la vida, pasan por el tamiz de los vastos conocimientos históricos, geográficos, literarios, universales del autor, lo que la convierte, también, en un tratado de historia cultural, de antropología social, de sociología institucional, de filosofía y epistemología científica moderna y contemporánea. Además, la disertación se desgrana con la misma llaneza elocuente de su cátedra, de la charla amena que quienes han estado cerca de él conocen bien. No hay afectación en aras de la formalidad académica o literaria, y la reflexión trascendental se entreteje con el relato desenvuelto de anécdotas y ocurrencias oportunas y simpáticas. Como se anuncia desde el título, el texto está hilado sobre la idea de que los azares y las oportunidades, tanto como las inclinaciones y las decisiones personales afectan la vida de cualquiera y, en este caso, las de “un artesano de la ciencia”, como el propio Capel cree que debería calificársele (Figura 1).

Fotografía: Eulalia Ribera Carbó.

Figura 1 Presentación del libro Azares y decisiones. Recuerdos personales de Horacio Capel en la Universidad de Évora, Portugal, el 10 de mayo de 2019, en el marco del V Simposio Internacional de la Historia de la Electrificación. 

El recuerdo de la niñez en Lorca, en la provincia de Murcia, en tiempos de la dura posguerra española, empieza el recorrido por costumbres antiguas, faenas cotidianas, historias colectivas que adquieren sentido hasta la adultez. El ambiente empobrecido por la férrea dictadura y la Iglesia omnipresente de los años cuarenta y cincuenta en España, un mundo dividido entre pobres y ricos es, sin embargo, el del tiempo feliz de los juegos infantiles, el de las primeras lecturas, el de los veranos pasados en la Andalucía de los abuelos, el del paisaje que marca durante los años de la infancia y predispone para lo que viene después. La descripción de la vida de pequeño le sirve a Capel para hablar de realidades urbanas, de atrasos y procesos de modernización, de prácticas económicas residuales inmersas en dinámicas plenamente capitalistas, del lenguaje y los modismos arcaicos del castellano sobrevivientes aquí y allá, del papel de una buena educación escolar. Los personajes reaccionarios, las atmósferas enrarecidas no opacan las coyunturas afortunadas que moldean al muchacho estudioso, crítico, anticlerical, de izquierdas, que en el bachillerato y después en la universidad se decantaba por la Filosofía, se decidía por la Historia, se emocionaba con la literatura y la poesía y, finalmente, se comprometía con la Geografía, atraído por la posibilidad de canalizar con ella las inquietudes sociales.

El magisterio y el modelo del geógrafo catalán Juan Vilá i Valentí, acabaron de decidir al joven Capel por la vida académica, quien después de formarse y obtener el grado de Licenciatura en la Universidad de Murcia, convertirse en profesor, asistir a sus primeros congresos de geografía y hacer viajes al extranjero, se trasladó a la Universidad de Barcelona para integrarse al Departamento de Geografía que estaba iniciando su mentor de regreso en su tierra. Bajo su dirección se doctoró en Barcelona. Cuenta Capel las primeras impresiones de Cataluña y su pujante capital, de su historia, de su riqueza patrimonial y paisajística. Nos habla de la inserción en una universidad menos jerárquica; del difícil inicio de la docencia ante jóvenes políticamente inquietos; de las condiciones laborales poco remuneradas y el trabajo duro; del entusiasmo y la pasión por la faena.

A partir de la llegada a la Universidad de Barcelona, el texto discurre con un contrapunteo permanente entre los intereses intelectuales, la actividad universitaria, los proyectos académicos, el compromiso social, los viajes y las relaciones, la vida y la familia. La construcción de un Departamento, una especialidad y un nuevo plan de estudios con toda su complejidad fue a la par con los encuentros y desencuentros con geógrafos franceses de primera línea, el desencanto con el paradigma regional, el interés por los planteamientos de una nueva geografía cuantitativa y teorética, y su impugnación por parte de las posturas radicales y humanistas.

El geógrafo estudioso de las redes, de los sistemas y los agentes urbanos, de la morfología de las ciudades, decidió en 1976 dedicarse un tiempo corto a la historia y la teoría de la geografía para poder responder, como él ha contado muchas veces, las inquietudes de sus alumnos que preguntaban sobre la identidad de la disciplina en la que estaban iniciándose. Los dos años previstos se convirtieron en más de dos décadas, en las que Horacio Capel se posicionó como un referente obligado de la historia de la ciencia y, en concreto, de la historia de la geografía. Su libro Filosofía y ciencia en la Geografía Contemporánea fue, enseguida de su aparición en 1981, una lectura inexcusable para los estudiantes de geografía de habla castellana y, muy pronto, de otros ámbitos lingüísticos con su traducción al italiano y al portugués -y una reedición ampliada de 2012. Se convirtió en su obra más citada, difundida e influyente, “a la altura de las mejores exigencias de la erudición internacional.” (^{Urteaga, 2015, p. 487}). En sus memorias, Capel nos explica los andamiajes teóricos que desechó y utilizó para su gran libro, y nos recuerda que las teorías interpretativas sirven mientras sirven y no conviene asumir posiciones dogmáticas inalterables.

Convencido de la conveniencia de no estudiar la evolución de las disciplinas científicas aisladamente y de hacerlo dentro de los marcos generales de pensamiento, Capel se abocó también a la explicación sobre las relaciones de la geografía, la ciencia y la filosofía desde el Renacimiento hasta fines del siglo XVIII, profundizando en la revolución copernicana, en la influencia de las creencias religiosas en la interpretación del mundo, en el impacto del descubrimiento de América en el desarrollo científico, en el de la Reforma y la Contrarreforma, en el Enciclopedismo y la filosofía kantiana. Además, su convencimiento de que las ciencias avanzan no solo por la lógica interna de la acumulación de conocimiento sino también por factores sociales, derivó en el interés por la sociología de la ciencia y en el estudio de las comunidades científicas y las corporaciones técnicas profesionales. Innumerables títulos fueron publicados, entre ellos otros de sus libros más influyentes. El estudio de la estructura corporativa de los ingenieros militares, de los ingenieros de montes, de los ingenieros agrónomos, de los edafólogos y de la historia de la cartografía fueron proyectos desarrollados por él mismo o por algunos de sus numerosos discípulos.

Reflexionando en los factores de los que depende la actividad científica y las coyunturas que determinan la selección de temas de investigación, Horacio Capel nos cuenta la lógica interna de su trayectoria, hablando de las raíces personales de la obra propia. Con la historia de la ciencia se adentró en los temas de la innovación y desde ahí llegó, sin solución de continuidad, de nuevo a la cuestión urbana. A lo largo de la historia, los problemas de las ciudades han sido un estímulo para el desarrollo científico y explican la implantación de las redes técnicas urbanas. A principios de los años noventa Capel formó un equipo para trabajar en un encargo de la empresa Fuerzas Eléctricas de Cataluña (FECSA) que estudiaría la historia de una central térmica clausurada en la ciudad de Barcelona. La revisión de los archivos de la empresa, heredera de la Barcelona Traction, dio lugar a tres volúmenes impresos de la obra Las Tres Chimeneas. Implantación industrial, cambio tecnológico y transformación de un espacio barcelonés. Este trabajo y muchos otros sobre diversas redes técnicas que se fueron publicando durante dos décadas fueron la plataforma de arranque para la construcción de una amplia red internacional de estudios sobre la historia de la electrificación y sus consecuencias espaciales, sobre las estrategias empresariales capitalistas y acerca del patrimonio histórico industrial.

Capel retomó, además, su interés por los temas de la morfología urbana, aquellos que en los años setenta, en paralelo a su cátedra en el curso de Geografía Urbana en la Universidad de Barcelona, habían dado por resultado otro de sus libros más vendidos y leídos, con 5 ediciones de gran tiraje: Capitalismo y morfología urbana en España, obra de perspectiva marxista que explica el funcionamiento del sistema capitalista en el terreno de la construcción y expansión de las ciudades españolas, y de los agentes cuyas estrategias las hacen posibles (^{Oliveras, 2015}). El proyecto de una reescritura de ese trabajo corto, ahora con un carácter más general, se convirtió en una magna obra de tres volúmenes de La morfología de las ciudades, que le significó 15 años de dedicación intensa, cuyo resultado fue, sin duda, una trilogía esencial, imprescindible para los estudiosos de las ciudades.

Pero la trayectoria de Horacio Capel no quedaría bien explicada sin otras de sus facetas más notables, además de la de investigador, relacionadas éstas con sus intereses intelectuales, pero también con el convencimiento de la necesidad de promover y divulgar el trabajo científico colectivo. Pienso en su labor editorial, la organización de congresos y redes académicas internacionales y en su vocación iberoamericana (^{Ribera, 2015}), que quedan muy bien expuestas en el texto.

Desde muy temprano, Capel se involucró en proyectos de edición, traduciendo y promoviendo la publicación de obras de las nuevas geografías que se hacían fuera del ámbito de habla hispana, editando facsimilares de importantes textos científicos antiguos, armando revistas y colecciones en múltiples editoriales. Es preciso señalar la importancia bien conocida de la revista Geo-Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana que, bajo su dirección, publicó 100 números entre 1976 y 1994 y alcanzó gran difusión. Y en 1996 se creó el portal de Geocrítica, cuyas revistas electrónicas tienen un alto impacto (^{Benach, et.al., 2016}) y en el que se han colgado, escaneados y disponibles gratuitamente, numerosos títulos de libros impresos.

Como decíamos, Horacio Capel pone especial énfasis a la importancia de las redes internacionales de trabajo, que en buena medida se logran con los viajes y los congresos, aspecto fundamental en la labor de los académicos. A lo largo de su vida profesional, Capel ha sido un incansable viajero y ha asistido a encuentros de especialistas en un buen número de países europeos y, sobre todo, de los americanos, donde ha establecido colaboraciones e intercambios intensos y cercanos. Sus anécdotas y reflexiones de las múltiples visitas a México (Figura 2), Argentina, Colombia, Brasil, Chile nos hacen partícipes de sus observaciones sobre los lugares y su historia, las personalidades, los modos y quehaceres vernáculos. América, como ha dicho Jorge Gaspar de la Universidad de Lisboa, es uno de los grandes amores de Horacio Capel. Y la historia de los 15 Coloquios Internacionales de Geocrítica + y los cinco sobre la historia de la electrificación, organizados siempre en colaboración entre la Universidad de Barcelona y múltiples instituciones académicas iberoamericanas son testimonio de ello, y la más acabada expresión de su capacidad para reunir, para crear equipos de trabajo, idear, dirigir, publicar, y para entusiasmar a los demás con la investigación y el debate (Figura 3).

Fotografía: Eulalia Ribera Carbó.

Figura 2 Horacio Capel en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora en la Ciudad de México, en noviembre de 2013, invitado por la Cátedra de Geografía Humana Elisée Reclus.  

Fotografía: Anna Ribera Carbó.

Figura 3 Horacio Capel guiando una excursión urbana por Barcelona el 27 de enero de 2012, en el marco del Simposio Internacional de Historia de la Electrificación. 

Azares y decisiones. Recuerdos personales es un texto que nos adentra en la honestidad académica del extraordinario científico, del magnífico profesor, y del gran Maestro, formador de escuela. El Horacio Capel que él mismo deja retratado es el erudito, el optimista, el polemista nato. Es el hombre preocupado por la dimensión social de la ciencia; el que apuesta por el interés público y la participación ciudadana para resolver los problemas del mundo; el apasionado de la ciudad como máxima expresión de la civilización humana; el de la fe en la geografía para construir futuros.