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 número101Jolly, J. (2018). Creating Pátzcuaro, creating Mexico. Art, tourism, and nation building under Lázaro Cárdenas. Austin: University of Texas Press, 340 pp., ISBN 978-1-4773-1419-7Springer, S. (2019). Las raíces anarquistas de la geografía. Hacia la emancipación espacial. Colección: Geografía para el siglo XXI, Textos Universitarios: 26. México: Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México 228 pp., ISBN 978-607-30-2304-7 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.101 Ciudad de México abr. 2020  Epub 02-Oct-2020

https://doi.org/10.14350/rig.60107 

Reseñas

Lois, C. (2018). Terrae incognitae: modos de pensar y mapear geografías desconocidas. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires. 283 pp., ISBN 978-950-23-2784-6

Mónica Ramírez Bernal* 

* Posgrado en Historia del Arte, Universidad Nacional Autónoma de México

Lois, C.. 2018. Terrae incognitae: modos de pensar y mapear geografías desconocidas. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 283p. ISBN: 978-950-23-2784-6.


En su más reciente libro, Terrae incognitae: modos de pensar y mapear geografías desconocidas (2018), la geógrafa Carla Lois parte de una premisa que, aunque en un primer momento pudiera parecer simple, detona una serie de reflexiones interesantes para la historia del pensamiento geográfico y como este ha sido traducido en/a partir de las imágenes que vemos en los mapas: ¿Qué pasaría si -como nos invita Lois- nos detenemos en un elemento que está presente en una gran cantidad de mapas, pero cuya profundidad conceptual se ha dado por sentada? ¿Qué sucedería, entonces, si dejamos de pensar a este elemento como una carencia en el conocimiento y lo transformamos en “el fundamento mismo del saber geográfico”? (p. 10). Este es, a grandes rasgos, el procedimiento que Carla Lois siguió, durante aproximadamente diez años de trabajo, para desmontar una de las categorías más comunes en la historia de la geografía y la factura de los mapas: la presencia de las terrae incognitae o lo desconocido.

En primer lugar, este trabajo nos propone hacer un análisis acerca del término lo desconocido y cómo el modo de pensarlo ha cambiado a lo largo del tiempo. Pero, como se señala en varios momentos a lo largo del libro, no sería deseable llegar a una definición estática, porque en el contexto de esta investigación el análisis de lo desconocido está relacionado con los modos de conocer vigentes en un momento histórico específico. En palabras de la autora: “Lo desconocido es, más bien, una forma de expresar cierta insatisfacción respecto del conocimiento disponible y, al mismo tiempo, declama la imposibilidad de producir ese conocimiento, la inaccesibilidad a ese objeto geográfico en términos epistemológicamente aceptables” (p. 13). Es, por ello, que una de las mayores virtudes de la lectura de este trabajo es que nos obliga a repasar ciertos prejuicios metodológicos para intentar superarlos.

Por un lado, Lois propone olvidar las dicotomías -o, al menos, hacerlas mucho más complejas al enunciar sus matices- entre lo conocido y lo desconocido. De esta manera, la investigadora buscaba evitar caer en una narración de la historia del pensamiento geográfico regido por la idea de un paulatino progreso con respecto al conocimiento de nuevas tierras; progreso que, en caso de ser exitoso, conseguiría eliminar su estatus de “desconocidas”. Contrario a esta tendencia, para Carla Lois lo desconocido no es un obstáculo para superar, sino aquello para lo cual no tenemos herramientas que nos permitan comprenderlo o explicarlo; pero que, por ese mismo motivo, nos da pautas para saber cuáles son las nociones que rigen el modo de construir un imaginario geográfico. En este contexto, la presencia de la palabra imaginario no es gratuita, ya que aparece en muchos momentos del libro con la finalidad de aclarar que la investigación nos propone explorar cómo se ha construido la idea de una terra incognita, sin recurrir necesariamente a la presencia -o, en muchos casos, a la ausencia- de un referente real.

Para lograr sus objetivos divide el libro en tres episodios, en donde lo desconocido se evalúa a partir de las siguientes categorías: 1. Lo verosímil, nos presenta una serie de mapas de la modernidad temprana que habrían hecho posible para los europeos no solamente la inteligibilidad de la experiencia bastante radical de llegar a un mundo nuevo, sino la posibilidad de imaginar la existencia de otro similar, la llamada quinta pars. 2. Lo poco explorado, o el caso de la manera en la que durante el siglo XIX fueron borrados de los mapas los conocimientos que ya se tenían de la Patagonia. En esta sección Lois hace de lo desconocido un tema aún más complejo, porque nos invita a ser testigos de un caso muy específico en la historia de las definiciones de las geografías nacionales en donde un territorio, que ya se creía conocido, se empieza a desdibujar. Esto reafirma la idea de que lo desconocido no es un estatus fijo, sino un reconocimiento de que las herramientas con las que se contaba ya no eran satisfactorias para las nuevas demandas de las ciencias geográficas. 3. Aquello que no se puede ver, en la última sección la investigadora nos presenta la situación paradójica de querer conocer aquello que de hecho es imposible de observar. Aunque esta categoría podría hacer referencia a múltiples fenómenos, la elección del fondo del océano es un ejemplo que funciona de manera muy exitosa para demostrar la compulsión científica por contar con imágenes, sin las cuales pareciera que sus premisas carecen de validez.

A su vez, como lo indica Lois, estos tres episodios “corresponden a tres formas de concebir lo desconocido según sus modos de accesibilidad, sus técnicas de inscripción y sus dispositivos de visualización” (p. 33). Aunque el libro abarca una gran cantidad de mapas y otras imágenes, el panorama que nos ofrece no es exhaustivo. Es cierto que la autora parte del análisis de objetos concretos, pero una de las virtudes de este trabajo es que, además de ser estudios de caso, los objetos que se exponen tienen el potencial de indicarnos una ruta de análisis para nuestros propios objetos de estudio. Una lectura atenta de este trabajo, y la manera en la que se desarrollan sus argumentos, nos permite volver a ver todo tipo de imágenes cartográficas, pero esta vez privilegiando los procedimientos epistemológicos que les dieron lugar.

Paralelamente al análisis de lo desconocido se encuentra una reflexión sobre el blanco, el vacío, las sombras, y muchos otros términos, que obligaron a la investigadora a acudir a otras disciplinas, tales como la historia de la ciencia, la historia del arte, la literatura o la filosofía, por mencionar solamente algunas. La cuidadosa lectura de autores como Michael Baxandall, Bruno Latour, Michael Pastoreau, Lorraine Daston y Peter Gallison, amplían considerablemente el alcance de la obra de Lois. Sin embargo, en su investigación estas otras disciplinas no son simplemente un recurso retórico o una ilustración de las teorías expuestas sobre lo geográfico. Nos gustaría recuperar, por ejemplo, el importante papel que Lois le atribuye a la sensibilidad artística en la construcción del conocimiento geográfico de lo desconocido. En sus palabras: “Probablemente las terrae incognitae, lo desconocido, fue el tipo de geografía que mejor acogió a lo estético y lo artístico, allí donde los intersticios de las insuficiencias estrictamente científicas aceptaban con gusto y hasta con legitimidad esa componente sensible constitutiva a todo proceso de construcción de conocimiento (aunque nuestras historiografías contemporáneas se preocupen tanto por invisibilizarlas, al igual que lo desconocido)” (p. 239).

Para concluir, nos parece significativo recordar que Carla Lois ha desarrollado un trabajo importante sobre la cultura visual (Lois y Hollman, 2013) en relación con la geografía, entre muchos otros temas más. Este reconocimiento de otras formas de saber y cómo se relacionan cercanamente con la geografía es uno de los rasgos que la distinguen de otros investigadores. En este sentido, nos parece que es posible leer este libro de manera paralela a otros trabajos de la autora y presenciar el modo en que una intuición, que fue profundizada y sistematizada a lo largo de muchos años, puede convertirse en la columna vertebral de una trayectoria de investigación.

REFERENCIAS

Lois, C., y Hollman, V. (Coords.) (2013). Geografía y cultura visual: Los usos de las imágenes en las reflexiones sobre el espacio. Rosario: Prohistoria Ediciones. [ Links ]

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