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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.99 Ciudad de México ago. 2019  Epub 30-Sep-2019

https://doi.org/10.14350/rig.59969 

Reseñas

Lazcano, S.C. (2018) Sobre el nombre California. Instituto Sudcaliforniano de Cultura, La Paz, 157 pp. ISBN: 978-607-8609-23-9

José Lugo Hubp* 

* Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México

Lazcano, S.C.. 2018. Sobre el nombre California. Instituto Sudcaliforniano de Cultura, La Paz: 157p. ISBN: 978-607-8609-23-9.


La península de la Baja California, en el extremo noroccidental de México, tiene una historia que difiere de los estados vecinos situados en la margen oriental del golfo de California. Es un territorio que se “salvó” a la anexión estadounidense, pero no de la codicia posterior del vecino del norte. El autor Carlos Lazcano Sahagún, bajacaliforniano de Ensenada, presenta un libro más de su autoría de temas históricos y de exploraciones, algo que empezó en los años ochenta. Sobre el nombre de California es una defensa de la península de California, de 1250 kilómetros de longitud, accesible por mar frente a los estados de Sinaloa y Sonora, o por tierra firme en el punto extremo noroccidental de la República Mexicana.

El autor hace un breve bosquejo histórico para explicar el nombre California (Califerne) que proviene, por lo menos, del siglo VIII en España y que en la literatura aparece en 1510 en la novela Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo, sobre un paraíso donde abundan las joyas preciosas, habitada solo por mujeres negras donde domina la reina Califia. Algo semejante a la leyenda de las amazonas.

Hay cinco topónimos con el nombre de California: la península de Baja California, el golfo de California, dos estados políticos en México: Baja California Sur y Baja California, y el último en los Estados Unidos, California.

En casi cinco siglos se han llamado de manera diversa a estos territorios, y en los últimos cincuenta años Carlos Lazcano ve con alarma la venta del patrimonio de la península a intereses extranjeros, principalmente estadounidenses, quien explica el tema con un bosquejo histórico, sin abundar en las causas, ni de los hechos como la colonización, no precisamente pacífica, ni la guerra de intervención de los Estados Unidos en México, y una posterior invasión fallida.

Un referente en el siglo XVI es la memorable publicación las Cartas de relación de Hernán Cortés, quien después de conquistar Tenochtitlán en 1521 emprendió las exploraciones desde Acapulco y Manzanillo hacia el norte en la costa del Pacífico, en 1522. Además, tuvo información de los nativos sobre localidades ricas en oro y perlas en esa región bañada por el mar.

En 1533 una avanzada hispánica llega a la actual bahía de la Paz y después, en 1535, Cortés funda el puerto de Santa Cruz. Sus súbditos bautizaron el sitio como Cabo California, hoy día Cabo San Lucas. Surgió el concepto de la isla y así se representó en la cartografía en breve lapso del siglo XVI. En el diario de Francisco Preciado, de 1539-1540, aparece el nombre de California y en 1541 en el mapa de Domingo del Castillo, la California es una península, lo mismo en mapas posteriores por otros autores. Los soldados hispanos no encontraron la riqueza que esperaban.

En 1579, el pirata inglés Francis Drake llega a un sitio cercano a San Francisco, al norte de la Nueva España, y toma posesión en nombre de la corona británica. Así, la región tuvo el nombre de California en la nueva España y Nueva Albión, antiguo nombre de la Gran Bretaña, en la actual California de los Estados Unidos, nombre aceptado por mucho tiempo.

El primer mapa con el nombre de América apareció en Europa en 1507; son cinco siglos que se va conociendo la Tierra en su conjunto. De los siglos XVI al XVIII se fueron realizando los mapas de los continentes y del planeta entero, donde cada nuevo documento proporcionaba una valiosa información, además de los errores comunes.

Carlos Lazcano hace un análisis de 54 mapas diversos donde se aprecia cómo se fue estableciendo en la cartografía la península de Baja California y, en parte, la antigua California. Incluye 19 mapas del siglo XVI a partir de 1535; siete del XVII, en el siguiente siglo son 12, en el XIX son 13. Después muestra tres mapas actuales, uno de referencia de 1983; otro de 1988, publicado en los Estados Unidos en ese año, en inglés, con el nombre de Baja Peninsula y con otros topónimos: Baja Norte, Baja Sur, Sea of Cortéz (sic). El último del libro vale la pena observarlo, la península y su ambiente marino, con rasgos del relieve submarino, que se fueron definiendo en las décadas de 1950-1960. Aunque no es observable de manera directa, es importante porque el complemento necesario por comprender la península en su totalidad.

En la cartografía, California, durante casi cien años, se representó como una de península y una isla. Así aparece en 1622 en un mapa de fray Antonio de la Ascensión, lo mismo se reitera en mapas de diversos autores de 1625, 1650, 1672, 1688 y 1719.

Al inicio del siglo XVIII, el sacerdote explorador Eusebio Francisco Kino afirma y demuestra que California es una península y llamó Alta a la parte continental y Baja para la península.

A partir de 1769 la península se llamó Antigua California o Vieja California. En el siglo XIX se empezó llamar Baja California. Y desde 1769 a la California continental se la conoció como Nueva California.

En 1783 tiene lugar la independencia de los territorios del norte de la frontera de la Nueva España. Años después, en 1819, la Nueva España y Estados Unidos de América acuerdan sus límites. La Alta California alcanza el paralelo 42. En 1821 ocurre la independencia del gran territorio de la Nueva España, que se convierte en el Imperio Mexicano, y dos años después pasa al régimen republicano. Los nombres de Antigua y Nueva California se van cambiando con el tiempo por Baja y Alta California.

En 1846-1848 se produce la guerra de los Estados Unidos contra México, que dio como resultado la pérdida de más de la mitad de su territorio. La Alta California mexicana se convierte en California, un estado más del país vecino.

Cinco años después de la guerra, un aventurero estadounidense, William Walker, organizó una invasión en 1853-1854 a la península y Sonora, con el fin de proclamar el territorio invadido independiente, pero fracasó gracias a un grupo de mexicanos que lo combatió con número inferior, al mando de Juan Antonio María Melendrez Ceseña. Dice Lazcano Sahagún que hubo otros intentos de apoderase de este territorio, que incluyeron desde planes de invasión, chantaje, presiones políticas, hasta la compra.

En 1931 los distritos de California Alta y Baja se transforman en territorios y con el crecimiento de la población, en 1952 surge el actual estado de Baja California y en 1974 el de California Sur.

El nombre California en el continente americano tiene menos de 500 años y hay una tendencia a cambiarlo en México a Baja. Opina Lazcano que los mexicanos que apoyan esta iniciativa piensan en beneficios económicos y poco a poco esta creencia se va extendiendo al resto de la población bajacaliforniana.

En apoyo a CLS, Baja es un adjetivo, el contrario de alta, como podría ser buena o mala, inferior o superior. Es conocido que los estadounidenses simplifican los nombres propios como Santa Claus (o Clos) que ya es solamente Santa, incluso en México donde tenemos una multitud de santos y santas en la toponimia nacional. Recordemos que el Golfo de México se ha convertido en los Estados Unidos, no oficialmente, en El Golfo, nada más, aunque en la década de los años ochenta ocurrió La guerra del Golfo, no en México sino en el océano Índico, el golfo Pérsico. Cambiar el nombre Baja California a Baja no sólo tiene el apoyo de los estadounidenses residentes en la península, sino a los propios mexicanos. Escribe Lazcano: “Ya que la única California que debe existir es la que se encuentra en los Estados Unidos”.

Una serie de hechos que atentan contra la población son enunciados por Carlos Lazcano:

  • Dominio el dólar sobre el peso y el idioma inglés sobre el español.

  • En los círculos sociales de los estadounidenses son aceptados los mexicanos ricos, mientras los pobres son los sirvientes.

  • Los extranjeros viven en la costa, privatizada con obstáculos materiales.

  • Se han apoderado de las poblaciones Cabo San Lucas y Todos Santos y en está en proceso en Los Barriles y San José del Cabo.

  • Han impulsado la práctica de las carreras fuera de camino (en campo traviesa, de vehículos incluso motocicletas) con los serios daños que ocasiona. Sobre este tema faltó más información, necesaria para el lector de otras regiones del país.

Al final, apoyado en los datos históricos, propone los nombres:

  • Golfo de California, como en su origen.

  • Península de California a la península de Baja California.

  • California al estado de Baja California Sur.

  • California Norte al estado de Baja California.

El autor utiliza las obras históricas fundamentales que se merecen un apartado de bibliografía. Lo contrario se encuentra en una serie de 56 mapas citados en un apartado final (pp. 152-157), una interesante secuencia histórica cartográfica. El texto no culpa precisamente a los migrantes angloparlantes de los daños materiales, culturales y ecológicos, sino a las autoridades mexicanas que muestran ignorancia y corrupción.

Libro interesante y breve que busca hacer conciencia de un serio problema en la región y, sin proponérselo, estimular estudios geográficos y de otras disciplinas.

REFERENCIAS

Lugo, H. J. ¿Dónde está el centro de México? (1998). Ciencia, Ergo Sum, 5(2), 211-213. [ Links ]

Lugo, H. J., y Córdova, F. C. (1990). Geomorfología 1 (mapa escala 1:4,000,000). En A. Garcia Silberman (Coord.), Atlas Nacional de México, V.3.3. México: Instituto de Geografía, UNAM. [ Links ]

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