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 número98Mooser, F. (2018). Geología del Valle de México y otras regiones del país. Presentación de Guillermo Villalobos y prólogo de Daniel Reséndiz Núñez México: Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C., ISBN n/a. Seis mapas y 11 perfiles.Kochen Gómez, J. J. (Ed.) (2018). Acervo histórico Fundación ICA. México: Fundación ICA A. C., 104 pp., ISBN n/a índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.98 Ciudad de México ene./abr. 2019

https://doi.org/10.14350/rig.59877 

Reseñas

Gilland, J. y Montelongo, J. (2018). A Library for the Americas. The Nettie Lee Benson Latina American Collection. Austin: University of Texas Press. 204 pp., ISBN 978-1-4773-1511-8

Raúl Marcó del Pont Lalli* 

*Instituto de Geografía, UNAM

Gilland, J.; Montelongo, J.. 2018. A Library for the Americas. The Nettie Lee Benson Latina American Collection. Austin: University of Texas Press, 204p. ISBN: 978-1-4773-1511-8.


En el principio fueron Bernal Díaz del Castillo y el azar. En 1920, la Universidad de Texas fue invitada a la toma de posesión del presidente Álvaro Obregón. Mientras sus representantes a este evento, Lutcher Stark y el historiador Charles W. Hackett, mataban el tiempo paseando por el zócalo capitalino, se vieron frente a un ejemplar de la primera edición de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España publicada en Madrid en 1632. Hackett reconoció la joya, la compró y decidió donarla a la propia universidad. Esta historia sirve como mito fundador de la que se convertiría en la colección más importante de materiales sobre la historia y la cultura de América Latina.

Por si el viaje no hubiera sido provechoso tan solo por encontrase con semejante tesoro editorial, Stark y Hackett se enteraron también de que los herederos de Genaro García, maestro, editor, político y constructor de una de las mejores bibliotecas sobre México la habían puesto a la venta. Cien mil dólares después, las siete toneladas que representaban los diez mil libros, dos mil periódicos y revistas, los quince mil folletos y las doscientas mil páginas manuscritas se subieron a un vagón rumbo a Texas y pusieron a esta universidad en el mapa de los estudiosos de América Latina. Corría el año de 1921 y comenzaba la construcción sistemática de una colección única, irremplazable, casi inagotable, sobre nuestro continente, de libros raros, manuscritos, mapas, fotografías, colecciones y materiales físicos de una increíble diversidad.

En 1934, la Universidad de Texas terminó la construcción del nuevo edificio de la biblioteca, que habían inaugurado en 1911, lo que le permitió consolidar en un solo espacio, en el cuarto piso del ala oeste, con una delicada decoración al estilo del suroeste norteamericano, todo el fondo latinoamericano, rebautizado como Colección Latinoamericana. Este nuevo espacio recibiría, durante la década siguiente, otro fondo destacado, el de los documentos que reunió Joaquín García Icazbalceta, un fondo menor en número al de Genaro García, pero de una riqueza similar. Así inició, como dice el historiador mexicano Mauricio Tenorio, este “milagro de biblioteca que contiene, como ninguna otra, el flujo cultural del que yo provengo, al que yo hablo y del que espero ser hablado (pág. 12).

Lo que A Library for the Americas honra es el resultado de la paciente y constante tarea de investigadores, bibliotecarios, mecenas, curadores y libreros de viejo para construir una utopía documental. La Benson Collection la sueña Mauricio Tenorio, director del Katz Center de la Universidad de Chicago, como el equivalente de la Biblioteca Pública de Nueva York para los mundos de habla hispana y portuguesa en los Estados Unidos. Algo que, nos dice, se ha logrado, aunque sin la visibilidad y los apoyos que se merece.

El esfuerzo ha permitido pasar de los diez mil volúmenes de la colección de Genaro García, a inicios de la década de 1920, a los más de un millón contabilizados en 2016. Y no solo es la enorme diversidad de lo que es posible consultar allí, sino la calidad de lo que uno se encuentra, según Tenorio, “lo más cercano al paraíso para un intelectual que habita nuestra América” (pág. 10). Por eso es posible hallar allí los únicos fragmentos que sobrevivieron del Lienzo de Tlaxcala (siglo XVI); las cartas de Hernán Cortés a Carlos V; las Relaciones Geográficas de México y Guatemala, la joya de la corona de la Colección Latinoamericana, de acuerdo con Barbara Mundy (p. 15); el Ulises criollo de Vasconcelos a máquina con anotaciones a mano del propio autor; una sección de 300 ediciones del Martín Fierro; los apuntes de Cortázar para el Libro de Manuel y sus correcciones a Rayuela; carteles de películas mexicanas; caricaturas políticas de José Clemente Orozco; documentos sobre desaparecidos por la dictadura chilena; materiales de Radio Venceremos de El Salvador, junto a imágenes únicas de poblaciones indígenas del continente; el manuscrito de Los días terrenales de José Revueltas; un tratado de arquitectura del padre carmelita Andrés de San Miguel (1640); el diario de la poeta María Luisa Puga, de 1972 a 2004, el año de su muerte…

A Library…, una avanzada de los festejos por el centenario, en 2021, de la adquisición de la Colección Genaro García, rinde homenaje de la mejor manera posible a la Colección Latinoamericana. Por un lado, la obra física, el libro como tal, tiene una calidad editorial que no deja que palidezca frente a las joyas que rememora. Más de doscientas páginas donde un número casi igual de imágenes trata de hacer justicia, en un apretado espacio, al paraíso documental celebrado.

El libro consta de cuatro partes. La primera incluye dos textos, un prólogo firmado por funcionarios universitarios y de la propia biblioteca y la Introducción de David Block, destacado bibliotecario con una larga carrera en la Latin American Collection, que coloca en perspectiva histórica la construcción de este acervo, donde jugó un papel destacado la bibliotecaria Netty Lee Benson durante casi treinta años, de 1946 a 1975. Para muestra valga recordar lo siguiente: recibió un equipo de trabajo con dos empleados de tiempo completo, alrededor de treinta mil volúmenes impresos y un presupuesto para adquisiciones de, ni más ni menos, cien dólares (p. xvii). Y entregó una biblioteca con un fondo diez veces mayor, un equipo permanente de vente personas y doscientos mil dólares anuales para obtener materiales. Eso, sin mencionar su tenacidad, imaginación y capacidad para superar las enormes dificultades que el desarticulado mercado editorial latinoamericano representa. Razones de más para que la colección lleve su nombre.

Los ocho textos que siguen son un calidoscopio de reflexiones, recuerdos y trayectorias, vinculadas, la mayor parte, a fondos específicos. Mauricio Tenorio y Arturo Tarracena Arriola aportan dos capítulos en español (el de Tenorio solo en parte), lo que indica la importancia de los estudiosos latinos/as, como se señala insistentemente a lo largo de esta obra, en el uso y aprovechamiento de la riqueza literaria de esta biblioteca. El de Tenorio es, sin duda, el texto más emotivo, escrito desde la pasión de un vicioso del libro. El de Tarracena Arriola, investigador del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, describe una colección relevante para la historia guatemalteca, la Colección Arturo Tarracena Flores, con unos siete mil libros, hojas sueltas, carteles y varios cientos de periódicos y revistas.

El segundo capítulo, The Relaciones Geográficas, lo escribe la especialista en historia del arte Barbara E. Mundy, y cuenta cómo este tema la llevó a Texas y definió su carrera. Como el resto de los trabajos, es un relato personal, íntimo, con algunas de las ilustraciones más exquisitas del libro.1

Brasil aparece representado en Archive in a Library, el tercer capítulo, que es un repaso de la rica historia de la Compañía Minera Saint John d’ El Rey y la importancia de un entorno como la Benson para construir el contexto amplio, político y económico, de las complejidades del trabajo esclavo brasileño, principalmente femenino, en el siglo XIX.

Por su parte, Eric van Young aprovecha la evocación de sus trabajos en la Benson sobre el movimiento independentista en México para sostener la más argumentada defensa de esta colección frente a las acusaciones de robo de materiales únicos denunciado por varios de sus colegas mexicanos.

David Montejano, por su parte, pasa revista a su trabajo académico sobre anglos y mexicanos en un archivo con los documentos que muestran cómo se le hizo frente al excepcionalismo texano.

Tatiana Reinoza, en el capítulo siete, nos relata un lado poco conocido del acervo, el de la colección Ricardo y Harriett Romo, dedicada al arte contemporáneo chicano/a y latino/a (las diagonales son de la autora), a la que la arquitectura de la Benson le aporta un estatus particular.

El último texto, al que le siguen una serie de láminas sorprendentes, describe con emoción otro de los archivos, el de Gloria Evangelina Anzaldúa, una feminista y teórica chicana, que incluye cartas, borradores de poemas, ensayos, ciencia ficción, historias para niños y trabajos artísticos.

No podían faltar en un libro de estas características reflexiones, muchas veces gritos de desesperación, sobre la profunda transformación de la cultura libresca, el papel de las bibliotecas, en papel y digitales, y su futuro incierto (‘malos tiempos para los anticuados amantes de los libros’, nos dice Tenorio).

Hoy, cuando las plataformas digitales compiten con el museo y la biblioteca como nuevas instituciones de la memoria y la circulación de la información y del arte (Bhaskar, 2017), A Library for the Americas es un digno representante del esfuerzo por, como lo demanda Darnton (2009, p. 40), colocar a las bibliotecas académicas en el centro del campus y de la vida académica, “preservando el pasado y acumulando energía para el futuro”.

REFERENCIAS

Bhaskar, M. (2017). Curaduría. El poder de la selección en un mundo de excesos. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Darnton, R. (2009). The Case for Books: Past, Present, and Future. EE.UU: Public Affairs. [ Links ]

Fernández Christlieb, F. y García Zambrano, Á. (Coord.) (2006). Territorialidad y paisaje en el altépetl del siglo XVI. México: Fondo de Cultura Económica, Instituto de Geografía, UNAM. [ Links ]

1 Las Relaciones Geográficas del siglo XVI formaron un corpus documental que integraba los conocimientos de la naturaleza física y humana del México central. Elaborado por el método de consulta a distancia, a partir de una Instrucción compuesta por 50 preguntas y enviada a América por el cosmógrafo Juan López de Velasco (1577). Entre 1578 y 1585, se recibieron las respuestas en Madrid procedentes de los diferentes pueblos novohispanos. Tales relaciones geográficas se imprimieron entre 1983 y 1989 por la imprenta de la Universidad Nacional Autónoma de México, en 10 volúmenes. El número de Relaciones Geográficas que aún se conserva es de 167, de las cuales 54 se refieren a Yucatán, 33 a México, y 33 a Antequera, 17 a Michoacán, 15 a Tlaxcala, 13 a Guadalajara y dos a Guatemala. Estas relaciones se acompañan con pinturas, en total 69, sobre estas imágenes. Para más información, véase Fernández y García (2006).

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