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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.73 Ciudad de México dic. 2010

 

Notas y noticias

 

Coloquio internacional: Geografía y Ambiente en América Latina

 

Pedro Sergio Urquijo Torres

 

Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, UNAM, Morelia, Michoacán, 18 al 20 de agosto de 2010

 

Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México

 

Con el tema "Geografía y Ambiente en América Latina" y en el marco de su tercer aniversario, el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA–UNAM),1 organizó un coloquio internacional que contó con la presencia de destacados especialistas procedentes de diversas latitudes del continente. Basados en el argumento de que la separación sociedad–naturaleza —presente aún en el ámbito científico— resulta por demás inoperante en la comprensión de las problemáticas espacio–ambientales,2 personal académico del CIGA, estudiantes y público interesado se reunieron a lo largo de tres jornadas de discusión reflexiva en el auditorio central del Campus Morelia de la UNAM. En concreto, los temas giraron en torno a tres temas: a) el papel de la Geografía como ciencia "puente" en el contexto de crisis ecológica global; b) el estado teórico y conceptual de la disciplina en Latinoamérica, y c) la importancia del enfoque emergente denominado geografía ambiental, el cual le da nombre a la dependencia universitaria anfitriona.

Si consideramos que la Geografía es en sí un campo disciplinario mixto que aborda problemáticas tanto sociales como naturales con un referente espacial, ¿por qué entonces abrir una discusión en torno a una posible Geografía ambiental? Como un enfoque o "mirada" que se ubica entre los límites de la Geografía física y la Geografía humana, y que hace un particular énfasis en las cuestiones ambientales, la geografía con el adjetivo ambiental establece un esfuerzo interdisciplinario por (re)orientar rumbos; por matizar los límites o diferencias entre los campos socioculturales y biofísicos. Sin embargo, ante lo novedoso de la discusión, este enfoque emergente corre el riesgo de convertirse en una suerte de geografía física alternativa, más atractiva para propios y extraños, pero limitada en cuanto a planteamientos ya transitados (Bocco y Urquijo, 2010). La Geografía ambiental, como una propuesta integradora, debe contribuir a la organización del flujo de los diferentes y variopintos componentes de la investigación, más allá de los problemas de lenguaje y metodología que puede generar la pretensión holística (Demeritt, 2009; Bocco y Urquijo, 2010). El Coloquio del CIGA fue así una oportuna y enriquecedora ocasión para el intercambio de puntos de vista al respecto.

Participaron en el encuentro académico once conferencistas magistrales: Kent Mathewson (Louisiana State University), Andrés Guhl (Universidad de Los Andes), Daniel Klooster (Redlands University), Carlos Reboratti (Universidad de Buenos Aires), Hugo Romero (Universidad de Chile),Magaly Mendonça (Universidad Federal de Santa Catarina), José Luis Palacio (Instituto de Geografía–UNAM), Federico Fernández (Instituto de Geografía–UNAM), Michael K. McCall (CIGA–UNAM), Alejandro Velázquez (CIGA–UNAM) y Manuel Bollo (CIGA–UNAM). También se contó con la colaboración de comentaristas invitados, como fueron los casos de Luis Felipe Cabrales (Universidad de Guadalajara) y Miguel Aguilar (Universidad Autónoma de San Luis Potosí). Por la institución anfitriona participaron también como comentaristas Margaret Skustch, Claudio Garibay, Antonio Vieyra Medrano, María Isabel Ramírez Ramírez, Luis Miguel Morales y Gerardo Bocco. A continuación algo de lo más destacado de la reunión.

Iniciando con una revisión de contenidos del libro A Companion to Environmental Geography (2009), coordinado por Noel Castree, David Demeritt, Diana Liverman y Bruce Rhoads y Kent Mathewson, especialista en historia y pensamiento geográfico latinoamericanista, evidenció la ausencia de temas vinculados con América Latina en dicha publicación. De acuerdo con Mathewson, lo anterior cobra importancia si se considera que la llamada Escuela de Berkeley tuvo en Latinoamérica su región de estudio predilecta. Destacados geógrafos, herederos de la escuela saueriana, realizaron importantes investigaciones en varios países del sur de los Estados Unidos de América. Entre una larga lista de nombres que cubre ya cinco generaciones desde el establecimiento de la escuela saueriana, destacaron Robert West o Donald Brand. Por ello, señala Mathewson, es de extrañar la ausencia de las propuestas e investigaciones de la Escuela de Ber–keley aplicadas en América Latina en el Companion to Environmental Geography. Comentando la conferencia de Kent Mathewson, Margaret Skustch, investigadora del CIGA, hizo notar a su vez que no hay entre los pupilos de la escuela de Berkeley presentados por Mathewson geógrafos nacidos en América Latina y que los resultados de sus investigaciones no fueron traducidas al español para su difusión en los países estudiados. Lo anterior evidencia una tendencia centralista e "internalista" —en términos antropológicos— de los investigadores estadounidenses especializados en Latinoamérica.

Por su parte, Carlos Reboratti, de la Universidad de Buenos Aires, esbozó la historia del pensamiento geográfico con el propósito de mostrar las bases teóricas de corte ambientalista de la disciplina. Reboratti señaló que desde sus inicios como ciencia moderna la geografía "estuvo amenazada por el fantasma de la fragmentación y la paralela pérdida de identidad de un centro común". Si bien los geógrafos han reconocido históricamente que la fragmentación es negativa, en la práctica los que han estudiado a la naturaleza y los que han estudiado a la sociedad tienen grandes diferencias y pocas cosas que compartir. En palabras de Reboratti, las causas de esta fragmentación se encuentran en el distinto origen institucional de los actuales departamentos de Geografía, a veces provenientes de otros dedicados a los campos biofísicos —por ejemplo, la geología—, a veces, y eso es constante en América Latina, originados en un desprendimiento de la Historia y por tanto ubicados en facultades de Humanidades. La separación entre Geografía física y humana en ocasiones se formalizó en la aparición de unidades académicas diferenciadas, pero la más de las veces hacían convivir en una misma a personas que se autodenominaban geógrafos pero que pensaban en esa disciplina en forma totalmente distinta y sin mucho diálogo entre sí. Y mientras unos derivaban hacia las ciencias naturales o físicas, tanto en su forma de definir y analizar su objeto de estudio como en la forma de escribir sus trabajos y los medios en los cuales los publicaban, los otros derivaban hacia las ciencias sociales y su cultura, y se mezclaban con sociólogos, antropólogos e historiadores. Esta antigua fragmentación se agravó porque dentro de cada rama aparecieron campos cada vez más específicos que alejaban la posibilidad de una (re)integración. No es que no existieran tendencias o propuestas para unirlos, pero aún los que preferían enfocar la disciplina hacia las relaciones entre los seres humanos y sus naturalezas no encontraban fácil tender ese puente o coyuntura en forma definitiva.

Federico Fernández presentó su conferencia titulada "Paradero 2010: la geografía universitaria setenta años después". En ella se refirió a las diversas etapas que ha atravesado la Geografía mexicana desde 1943, cuando se refundó como campo disciplinario al interior de la Universidad Nacional. Para ello realizó una exhaustiva revisión bibliográfica que le permitió establecer las obras más importantes escritas o leídas por los geógrafos formados en los últimos setenta años. De acuerdo con Fernández, la importancia de la geografía mexicana en el contexto latinoamericano no es trivial, ya que al país ingresan muchos estudiantes del subcontinente y los investigadores mexicanos son interlocutores constantes con sus colegas de Centro, Sudamérica y el Caribe. Asimismo, como sucede en otros países de América Latina, los geógrafos mexicanos tienen la oportunidad de renovar sus reflexiones epistemológicas a partir de una apertura a las ideas nuevas y viejas que se gestan en las tradiciones anglosajonas o francófonas —las cuales parecen ignorarse entre sí—. Al tener acceso a ambas tradiciones, los geógrafos mexicanos, en lo particular, y los latinoamericanos, en lo general, pueden sintetizar las convergencias y divergencias de ambas. Federico Fernández señaló que la geografía mexicana siempre ha tenido una preocupación por resolver problemas que afectan a la sociedad —lo que algunos han llamado "aplicabilidad" o "utilidad" de la disciplina—. Sin embargo, no debe pensarse, insistió Fernández, en que la geografía resuelva todos los conflictos, pero sí que aporte ideas aunque no sean aceptadas por los encargados de tomar las decisiones en cada ámbito.

Por último comentaremos la conferencia de Hugo Romero, titulada "La Geografía de los riesgos naturales". A partir de la exposición del caso del reciente tsunami en las costas de Chile (febrero de 2010), Romero expuso la importancia de la integralidad planteada por la geografía ambiental. Partiendo de la pregunta, ¿qué pasó durante el maremoto, que se fue transformando gradualmente de fenómeno natural a desastre institucional y político?, el geógrafo chileno mostró enfoques y categorías de análisis propios de una posible Geografía ambiental. La perspectiva geográfica, enfatiza Romero, tendrá que considerar con mayor insistencia hechos y discursos por los cuales se elaboran e imponen las acciones e interpretaciones de políticas públicas, mediante ejercicios de poder que acentúan las vulnerabilidades e injusticias ambientales. En palabras de Hugo Romero, los geógrafos de Latinoamérica tendrán la obligación ética de plantear e insistir en el beneficio ambiental de las mayorías.

Después de concluido y ante el interés manifiesto en este tipo de reuniones reflexivas, el personal académico del CIGA propuso por consenso continuar con el esfuerzo y realizar coloquios y seminarios de discusión que contribuyan a marcar los rumbos teóricos y conceptuales del CIGA mismo y de la Geografía ambiental latinoamericana.

 

REFERENCIAS

Bocco, G. y P. S. Urquijo (2010), "Geografía ambiental como ciencia social", en Lindón, A. y D. Hiernaux (coords.), Los giros de la geografía humana: desafíos y horizontes, Anthropos, Universidad Autónoma Metropolitana–Iztapalapa, Barcelona, pp. 313–327.         [ Links ]

Castree, N., D. Demeritt, D. Liverman and B. Rhoads (eds.; 2009), A Companion to Environmental Geography, Blackwell Publishing, Sussex.         [ Links ]

Demeritt, D. (2009), "Geography and the promise of integrative environmental research", Geoforum, vol. 40, pp. 127–129.         [ Links ]

Descola, P. (2001), "Construyendo naturalezas. Ecología simbólica y práctica social", en Descola, P. y G. Pálsson (coords), Naturaleza y sociedad. Perspectivas antropológicas, Siglo XXI, México, pp. 101–123.         [ Links ]

Escobar, A. (1996), "Constructing Nature: elements for a poststructuralist political ecology", en Peet, R. and M. Watss (eds.), Liberation ecologies, Routledge, London, pp. 46–68.         [ Links ]

Latour, B. (1989), Science in action. How to follow scientist and engineers through society, Harvard University Press, Cambridge.         [ Links ]

Milton, K. (1996), Environmentalism and Cultural Theory. Exploring the role of anthropology in environmental discourse, Routledge, London.         [ Links ]

 

NOTAS

1 Los antecedentes del CIGA proceden de la ya desaparecida Unidad Académica de Geografía–Morelia del Instituto de Geografía de la UNAM. El 17 de agosto de 2007, como parte de las políticas de descentralización de la Universidad, se funda el CIGA. Actualmente se realiza investigación en tres áreas: a) ambientes rurales, b) historia ambiental, poder y territorio, y c) ciudad, región y ambiente. Cuenta con dos laboratorios, uno de análisis espacial y otro de suelos y agua. Es entidad responsable del Posgrado en Geografía (campo de conocimiento en manejo integrado del paisaje) y coresponsable en la Licenciatura en Ciencias Ambientales.

2 Algunos autores que han escrito al respecto son: Latour (1989); Milton (1996); Escobar (1996) y Descola (2001), por mencionar algunos.

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