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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.73 Ciudad de México dic. 2010

 

Reseñas

 

Moncada Maya, J. O. y P. Gómez Rey (coords.; 2009), El quehacer geográfico: instituciones y personajes (1876–1964)

 

María Teresa Gutiérrez de MacGregor

 

(Colección: Geografía para el siglo XXI, Serie Textos Universitarios, núm. 5), Instituto de Geografía, UNAM, México, 141 p., ISBN 978–607–02–0948–2

 

Departamento de Geografía Social, Instituto de Geografía, Universidad Nacional Autónoma de México

 

Este libro es el más reciente que analiza la historia de la geografía en México, escrita por autores conocedores del tema. Resume en un volumen seis trabajos distintos, en los que se hace referencia a una parte importante de la evolución de la geografía mexicana, desde el último tercio del siglo XIX hasta las primeras seis décadas del siglo XX.1 Un aspecto importante de señalar, es que los autores recogen el material impreso o inédito, disperso en revistas, libros, mapas o archivos, y que al final de cada trabajo incluyen la bibliografía utilizada. Ante la imposibilidad de sintetizar en unas cuantas líneas todas las ideas y conocimientos vertidos por los autores, se tratará de recoger lo que resultó más relevante, de lo expresado por cada autor.

En el primer capítulo, "El quehacer geográfico en México: instituciones y personajes (1876–1964)", los autores Patricia Gómez Rey y J. Omar Moncada Maya, señalan que la institucionalización de la geografía en México se dio en el siglo XIX, a partir de 1878, cuando fue establecida en el Colegio de Minería la profesión de ingeniero geógrafo en la que la producción de mapas a gran escala era lo relevante. A mediados del siglo XX se da un importante cambio en la disciplina tendiente a que ésta sea reconocida como una geografía profesional, cuyos contenidos integran aspectos tan interesantes como: naturaleza, sociedad y territorio. Los autores comentan que en un principio la geografía estuvo asociada a los intereses y fines del poder, incluyendo el militar, pero en el siglo XX se da un importante cambio de enfoque de la geografía que tuvo lugar en la Universidad y es a partir de esta apertura, que al estudio físico del territorio se incorpora el de la sociedad considerándola como uno de los elementos de mayor importancia. Después de algunas vicisitudes se establece la carrera de licenciado en Geografía, en el entonces Departamento de Geografía, que dependía de la Facultad de Filosofía y Letras, y en 1943 se crea el Instituto de Geografía en el área científica, empezándose a conformar la comunidad de geógrafos de México, lo que impulsará su desarrollo como una disciplina moderna.

El siguiente capítulo, "La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y el territorio mexicano 1902–1930" cuyo autor es Hugo Pichardo Hernández, es un trabajo que presenta una reflexión histórica de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística desde su fundación en 1833. Uno de los objetivos de la misma fue el conocimiento del territorio, por eso en su seno se congregaban los científicos más reconocidos de la época y sus artículos se publicaban en la revista de la Sociedad, por lo que Pichardo consideró importante realizar un examen de los trabajos publicados en la quinta época, que corresponde a 1902–1930. Destaca la participación que tuvo uno de sus miembros más distinguidos durante la primera mitad del siglo XX, Pastor Rouaix Méndez y hace una descripción detallada de su brillante y fecunda actividad, particularmente cuando participó como presidente de la mesa directiva, cuyo objetivo principal fue obtener un mayor y mejor conocimiento del territorio de nuestro país.

En el siguiente capítulo, de Luz Fernanda Azuela y Claudia Morales Escobar, "Los proyectos geográficos de la Secretaría de Fomento, del Porfirismo a la Revolución", las autoras consideran que Porfirio Díaz estaba conciente de la eficacia de relacionar el poder político con la ciencia y la tecnología, lo cual le ayudó a reafirmar su autoridad; con esto en mente y aún cuando no cumplía ni siquiera seis meses en el poder, Díaz ya había fundado tres importantes instituciones que favorecieron el desarrollo de la geografía y promovieron la profesionalización de las disciplinas científicas: el Observatorio Astronómico Nacional, la Comisión Geográfico Exploradora y el Observatorio Meteorológico, todas adscritas al Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, con la idea de que proporcionaran datos sobre la naturaleza del país: el Observatorio Astronómico se utilizaría para determinar la posición geográfica de las distintas localidades de la República Mexicana, lo que facilitaría las actividades cartográficas y geodésicas. El objetivo de la Comisión Geográfico Exploradora fue elaborar una serie de cartas que permitirían construir la Carta General del país y, además, construir los mapas de cada una de las entidades. Por otra parte, el objetivo del Observatorio Meteorológico Central fue dirigir las actividades de la red de estaciones que operarían a lo largo del país. Azuela y Morales Escobar realizan un análisis muy detallado de las vicisitudes que tuvieron estas instituciones geográficas durante el movimiento revolucionario. Un trabajo que resulta muy atractivo e interesante por lo bien documentado.

El capítulo "El conocimiento del territorio nacional. Los proyectos cartográficos científicos (1878– 1960)" de Luz María Oralia Tamayo Pérez y José Omar Moncada Maya, pone de manifiesto el gran paso que representan todas las actividades orientadas a buscar el desarrollo del país, como el contar con una cartografía precisa que permitió tener un mejor y más amplio conocimiento de nuestro territorio. Los autores realizan una interesante síntesis de la elaboración de mapas desde los siglos XVII y XVIII por los europeos, quienes utilizaban la topografía y la astronomía. Señalan que con la generación de los Atlas Nacionales se hizo más completo el conocimiento de la geografía de los países y comentan que en México, con la llegada de Porfirio Díaz al poder, se consideró importante contar con mapas más detallados y se ordenó a Vicente Riva Palacio, entonces Secretario de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, que integrara una Comisión Cartográfica para conocer los nuevos avances en el país. También reseñan la actividad realizada por La Comisión Geográfico–Exploradora, de 1878 a 1914, y la serie de cartas elaboradas por ella, que servirían para la construcción de la Carta de la República Mexicana a escala 1:100 000. Los autores se dan a la tarea de analizar con detalle todos los pasos que se dieron para lograr dicha carta. También llevan a cabo una buena descripción de la Carta de la Secretaría de la Defensa Nacional y de lo que significaba la creación del Comité Coordinador de la Carta Geográfica de la República Mexicana (1945–1955) y de la Comisión Secretarial Coordinadora del Levantamiento de la Carta de la República Mexicana (1956–1958). Además comentan sobre la cartografía de otras dependencias, como la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas; de Recursos Hidráulicos, de Agricultura y de la UNAM por la investigación realizada en la misma, en los Institutos de Geografía y Geología. Concluyen que la cartografía mexicana, debido a los constantes adelantos mundiales, progresó de manera acelerada en el siglo XX.

Patricia Gómez Rey es autora del capítulo "El establecimiento de los estudios geográficos en la Universidad Nacional de México", que se enfoca a la labor realizada por los profesores de geografía, primordialmente los que impartieron cursos en la carrera de geografía en la Facultad de Filosofía y Letras. Su bien documentada reseña la sitúa a partir de la reapertura de Universidad Nacional de México en 1910, y la primera cátedra de geografía denominada Geografía Histórica, establecida en 1912 en la Escuela Nacional de Altos Estudios, la cual había sido creada para formar especialistas y profesores de las diversas ramas del conocimiento científico, humanístico y social. Presenta la actuación de los primeros profesores de la Escuela Nacional de Altos Estudios, entre otros Miguel E. Schultz, Jesús Galindo y Villa, Joaquín Gallo, Pedro C. Sánchez, y José Luis Osorio Mondragón. Su trabajo contiene el primer plan de estudios de geografía elaborado en 1933, incluye las materias de dicho plan y los profesores que las impartían, haciendo comentarios muy interesantes de la participación que tuvieron para lograr el desarrollo de la geografía, menciona las dificultades que tuvieron que enfrentar los profesores durante el proceso para poder llegar a la institucionalización de la geografía dentro de la Facultad de Filosofía y Letras; comenta los problemas a los que dio lugar el traslado de la carrera de geografía a la Facultad de Ciencias por un corto periodo, incluye su plan de estudios aprobado en 1940 y comenta su retorno a la Facultad de Filosofía y Letras en 1943 para lograr por fin, la profesionalización de la geografía, lo que da lugar a un nuevo plan de estudios, que también incluye en su trabajo. Señala que en ese año se incorporaron a la planta docente varios profesores entre ellos: Pedro Carrasco Garrorena, Jorge L. Tamayo, Ramón Alcorta, Ramiro Robles Ramos, Carlos Martínez Becerril, José C. Gómez, Dolores Riquelme y Esperanza Yarza, quienes junto con el profesor Jorge A. Vivó fueron muy importantes para el desarrollo de la disciplina. Analiza con gran detalle el papel que jugaron los diferentes profesores que fueron pilares de la geografía del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras.

El último capítulo "Rita López de Llergo y Seoane y la investigación geográfica–cartográfica en la UNAM (1943– 1965)" de Omar Moncada Maya e Irma Escamilla Herrera, relatan el origen y la evolución del Instituto de Geografía y los problemas a los que se enfrentaron sus primeros investigadores, así como algunas de las actividades que realizaron y los aportes hechos a la investigación a partir de su creación en 1943. Destacan en especial la trayectoria de la Maestra Rita López de Llergo y Seoane quien fue la primera mujer que dirigió el Instituto de Geografía de 1943 a 1964, el cual quedó adscrito al área científica a diferencia de la carrera de Geografía que quedó en la Facultad de Filosofía y Letras, dentro del área humanística. Efectúan un relato de su vida y de sus estudios, se refieren también a los conflictos a los que se enfrentó por su fuerte carácter, entre otros, el que por muchos años dificultó la relación entre los geógrafos del Instituto de Geografía y los del entonces Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras. Los comentarios de los autores sobre los trabajos que publicó López de Llergo son muy elogiosos, los consideran de alta calidad científica. Destacan también su actividad como maestra.

La lectura de este libro es sumamente provechosa para aquellos que deseen recorrer los caminos que dieron lugar a la formación de los estudios geográficos formales, y conocer las instituciones y personajes que participaron en su desarrollo desde sus inicios, en 1876 hasta llegar a 1964, año en que se interrumpe el análisis del libro. Resulta, sin lugar a dudas, de gran interés para cualquier profesional interesado en conocer la trayectoria de la geografía y cartografía mexicanas; además de ser considerado un trabajo imprescindible para los maestros y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, ya que permite conocer la historia y evolución de nuestra ciencia en esta facultad en la primera mitad del siglo XX. En resumen, esta obra merece el mayor pláceme por parte de los geógrafos porque abre un camino excelente a estudios posteriores.

 

REFERENCIAS

Bassols, Batalla, Á. (1985), Veinticinco años en la geografía mexicana, UNAM, México.         [ Links ]

Bassols, Batalla, Á. (2008), No perdonar el olvido es hacer historia, edición privada del autor, México.         [ Links ]

 

NOTA

1 Cabe recordar que sobre este tema se publicó en la UNAM, en 1985 la obra de Ángel Bassols Batalla Veinticinco años en la Geografía Mexicana que abarca el periodo 1957 a 1982. El mismo autor, en el tercer capítulo "No perdonar el olvido es hacer historia", editado en 2008, se refiere a la labor geográfica realizada por geógrafos nacionales y extranjeros en México y comenta la actuación de importantes personajes de la geografía mundial.

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