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Investigaciones geográficas

versão On-line ISSN 2448-7279versão impressa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.73 Ciudad de México Dez. 2010

 

Reseñas

 

Mayer, A. (coord.; 2009), América en la cartografía. A 500 años del mapa de Martín Waldseemüller

 

Raquel Urroz

 

GM Editores/Espejo de Obsidiana, Instituto de Investigaciones Históricas–UNAM/Cátedra Guillermo y Alejandro de Humboldt, México264 p. ISBN 978–607–02–0995–6

 

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México

 

América, como un ente histórico, ha pasado por un desarrollo conceptual necesario para su plena y definitiva identificación geográfica como continente. Un capítulo en este proceso de construcción ontológica se encuentra en la idea de su descubrimiento (O´Gorman, 1976), el cual culminará al conferírsele un nombre propio que consiga individualizar al nuevo territorio recién hallado en el hemisferio occidental. Para la reconstrucción de la historia de la configuración del espacio americano desde su génesis, resulta imprescindible indagar en la historia de la cartografía del Nuevo Mundo y del Renacimiento a través de los mapas antiguos como objetos de estudio, reflexión y análisis histórico.1

Aquí es donde aparece el mapa elaborado en 1507 y atribuido a Martín Waldseemüller. En él se representa una masa de tierra en el hemisferio occidental identificada, por vez primera, con el apelativo "América". Dicha denominación tuvo su inspiración en el navegante florentino Amerigo Vespucci, quien pudo exponer —en sus epístolas— las dimensiones continentales de las tierras recién descubiertas en detrimento de un concepto más limitado —nacido este del periplo caribeño realizado por Colón. Por ello, la elaboración de este mapamundi es fundamental tanto para la historia de la cartografía universal como para la del Renacimiento y del Nuevo Mundo. Su publicación resultó ser uno de los primeros testimonios cartográficos que representaron el rompimiento de la imagen del mundo medieval y la inclusión de una nueva cara del mundo.

El célebre mapa de Waldseemüller se conserva dentro de la Geography and Maps Division, Library of Congreso, Washington D. C. (Waldseemüller, 1507). Dicho mapa fue preparado por un equipo de humanistas reunidos en torno al establecimiento de una imprenta en una casona en los vosgos teutones. Se trata de un mapamundi que representa aquello que consignó Ptolomeo en su trabajo cartográfico, aunando a los más recientes hallazgos geográficos con el auspicio de las coronas española y lusitana. Así fue como se difundirá la nueva naturaleza de las Indias: una gran masa continental en el hemisferio occidental separada de Asia (Waldseemüller, 2008:101). De esta forma, Waldseemüller (aunque como obra colectiva) tomará la decisión de nombrar a las tierras recién exploradas con el apelativo del autor de las cartas donde se lee el descubrimiento intelectual y consciente de América.

Dentro del campo de la historia de la cartografía de México son temas de vital relevancia aquellos relacionados con el estudio de los mapas producidos en Europa sobre los primeros viajes de exploración a costas en litorales sudamericanos, los mapas trazados a partir del encuentro entre distintas formas ideológicas de representar el espacio entre europeos e indígenas y la cartografía, tanto colonial como moderna, producida en distintas regiones americanas. Así, por ejemplo, el estudio de los mapas que representan, de una u otra manera, espacios americanos, coadyuva en la construcción real de la territorialidad de distintas áreas culturales y estados nacionales en el continente americano. Por esto, para la historia y geografía de nuestro país, es fundamental reconocer el valor cultural de la cartografía antigua de México y de América.

La conmemoración de los 500 años del mapa de Waldseemüller fue motivo de una reunión de historiadores, quienes se dieron a la tarea de analizar y reflexionar, bajo diversas ópticas, temas en torno a dicho mapa y a su contexto histórico y cultural.2 La iniciativa, que podría muy bien haber surgido desde el medio académico de la geografía, nace en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México dentro del ámbito de la historiografía y la historia de las ideas. Este esfuerzo por reunir trabajos en torno a la primera cartografía de América, se coronó con la publicación que traduce, por vez primera al español, la obra Cosmographiae Introductio del cosmógrafo alemán Martín Waldseemüller y la elaboración de su mapamundi en 1507.3 León Portilla, en su estudio introductorio, analiza la obra cartográfica de Waldseemüller, los detalles y características de su publicación, los antecedentes e influencias cartográficas del mapa, su historia y el medio cultural en donde se produjo. Así, con esta publicación, se muestra una vez más el interés y capacidad por producir trabajos que den cuenta de la historia de México vinculada a su geografía y a su cartografía antigua. Revisemos ahora algunos trabajos que exploran elementos y significados del mapa de 1507, su contexto histórico, técnico, cultural, social y político, así como su impacto y trascendencia para la historia de la cartografía y la historia de las ideas.

El primer ensayo de Dieter Bresemeister se intitula "Globalización en la era de los descubrimientos: Waldseemüller y la geografía del Renacimiento". En lo que atañe a la historia de la cartografía este es uno de los ensayos más valiosos porque describe y comenta el mapa de Waldseemüller, sobre todo en lo relativo a sus símbolos y alegorías. Por ejemplo, se analiza la forma en la cual se plasma en la cartografía renacentista la idea de un orbe idóneo destacando la importancia del retrato en las imágenes renacentistas, mismas que evocan diversas figuras religiosas o simbólicas. Llama la atención que en el mapa de 1507 se representa, en cambio, figuras del campo de la ciencia como son la de Ptolomeo, Vespucci o América asociada a elementos propios de su naturaleza terrenal. Es decir, se subraya la función de las viñetas e ilustraciones en los mapas que efectúan una función narrativa de acuerdo con los postulados de su tiempo. Con este mapa, sugiere el autor, América queda incorporada a la estructura que denomina "organológica" (p. 27). Además, menciona a cartógrafos y mapas contemporáneos enfatizando el significado de los globos terráqueos de aquel momento –Martín Waldseemüller (1507), Martín Behaim (1493), Johann Schöner (1520) y Abraham Ortelius (1587) – los cuales representan, en términos simbólicos, la "globalización de la edad moderna" y la hegemonía europea sobre el orbe.

En "La gestación de la idea de América en Alemania", Kart Kohut analiza la aparición e idea de América en Alemania a través de textos humanistas relacionados con modelos tomados de la antigüedad y a intereses imperiales. El autor refiere las primeras alusiones al "Nuevo Mundo", el adelanto tecnológico, la difusión de los impresos y de la cartografía donde se alude a tierras americanas (Johann Shöner, Petrus Apianus, Gerhard Mercator y Sebastián Münster). Además, examina las razones políticas del nombre de América en sus buenas relaciones con la corte portuguesa.

En realidad, estos ensayos se centran en textos y en documentación de primera mano, más que en imágenes y mapas relacionados al nombre y difusión del ontos americano. Por ejemplo, en "La primera toponimia de América", Juan Gil estudia la toma de posesión intelectual en el acto denominativo de nuestro continente. En este sentido, la toponimia impuesta por Colón en costas americanas, arroja información sobre antecedentes lingüísticos griegos y lusos, que hacen dudosa su procedencia castellana. Para ello, el autor utiliza fuentes escritas, más que la cartografía antigua, la cual podría aportar importantes datos en el análisis toponímico y en referencias culturales para el nombramiento territorial.

Peer Schmidt (Universidad de Erfurt) y su trabajo titulado "'Emperador de las Indias': América en el mapa mental de la corte española del siglo XVI", nos remite al ambiente de la corte española que incorporó las noticias de un nuevo mundo eligiendo el término "Indias" o "Islas del Mar Océano y de la Tierra Firme". Esto puede ser analizado a través de la cartografía y mostrar, por ejemplo, que su reticencia a aceptar el apelativo "América" (y todo aquello que implicaba) pudo ceder alrededor de 1538, tal y como se plasma en el mapa de Mercator donde ya se utiliza dicho apelativo. Por otro lado, se estudia el tema de las colonias americanas en la vida política española a través del programa iconográfico moldeado en esculturas, monumentos, documentos de ceremonias y en vida política de la corte, pero no en mapas. Allí también se advertirá la poca atención e integración de América en contraste a las referencias a alegorías de la antigüedad clásica. La manera en que se representaba América (es decir, como un conjunto de islas) podría interpretarse como una suerte de resistencia a mantener la visión tradicionalista del orbe.

En "El significado americano de un mundo nuevo", Marcelo Ramírez Ruiz logra un acercamiento mayor a los mapas antiguos en su aspecto ideológico. Para ello, explica que en Europa existían distintos modelos cartográficos para representar el mundo: los mapas ptolemáicos (mismos que recoge Waldseemüller), el orbis terrarum y las cartas portulanas. En este caso se trataba de la convivencia y pervivencia de dos concepciones geográficas: la matemática griega (es decir, la de Ptolomeo: más útil, práctica y eficaz) y la bíblica medieval. En este sentido, nos dice el autor que "el mapa fue el reflejo del mundo terrestre, y éste, a su vez, un espejo del cielo" (p. 138). Para haber llegado a esta síntesis fue menester reconfigurar la idea antigua de una terra incognita y la de los antípodas al sur del ecuador desarrollada desde la antigüedad (Macrobio, 1483; Pomponio Mela, 37 d.C.; Crates de Malos, 180 a.C.). Es decir, a través del estudio de los mapas antiguos, se puede comprobar la correspondencia o paralelismo entre aquella isla antipodeana del hemisferio sur y los espacios ocupados posteriormente por tierras americanas en su solución y versión insular concretizada en el mapa de Waldseemüller.

El trabajo de J. Omar Moncada Maya "El mapa de Waldseemüller en el contexto del conocimiento del territorio americamo" articula los cambios geográficos operados en el Renacimiento a raíz del redescubrimiento de la obra cartográfica de Ptolomeo, la invención de la imprenta y los grandes descubrimientos geográficos. En este contexto sobresale el papel de Amerigo Vespucci y su obra epistolar, en la cual se habla de "la continentalidad" del hemisferio occidental; pero es en la cartografía americanista que se mira una naturaleza nueva y la idea de Europa como centro del mundo.

Sonia V. Rose en el "El mapa dibujado y el mapa escrito: América en la Miscelánea antártica de Miguel Cabello Balboa", describe y aprehende la nueva realidad de las Indias en una obra cartográfica que imagina al continente americano como un gigante acostado sobre el mundo. Examina su simbolismo y la correlación con los conceptos de anatomía, cuerpo, astronomía, mitología y cartografía, así como sus distintas capas de significación metafórica en los mapas.

Alicia Mayer en "'América para los americanos', de por qué los Estados Unidos ostentan el nombre de América", sintetiza la historia de una conciencia espacial estadounidense ligada a su historia desde el suceso del descubrimiento y bautismo de América hasta nuestros días. A través de un análisis historiográfico, ella analiza –desde su intuición en el siglo XVI hasta su cabal percepción en el siglo XIX– el proceso de conocimiento del espacio estadounidense. Para ello, la autora se vale de documentos escritos y en menor medida cartográficos. Es sólo hasta el siglo XVIII que los mapas coloniales darán testimonio del interés por el norte y el este del continente americano. Allí comienza la construcción propia de una identidad espacial del territorio nacional estadounidense.

Pero más que por un genuino interés geográfico a través de viajes de reconocimiento y exploración, es a través de viajeros que se despertó el interés por el uso de la tierra y por la colonización a lo largo del siglo XIX. Por otra parte, la idea del descubrimiento en la historiografía y el nombre de América, se asociarán con el territorio de Norteamérica a partir del siglo XVII en un plano secularizado y antiespañol. En última instancia, las fuentes históricas y, entre ellas, las cartográficas, pueden expresar el sentido global y exclusivo que los Estados Unidos desarrollaron por el dominio del septentrión y del continente americano completo nacido por el deseo de posesión, objetivo nacional y mandato divino.

En contraparte, podría observarse asimismo el trabajo que, para conmemorar el mismo hecho, se ha realizado en el ámbito académico estadounidense. En 2008 se publicó, como obra individual, la traducción del latín al inglés de la Introducción a la cosmografía de Martín Waldseemüller (Hessler, 2008).

John W. Hessler incluye una introducción sobre principios básicos de cosmografía y algunas definiciones técnicas. Su obra comenta algunos aspectos del mapa dividido en doce secciones. En general, el propio autor de The naming of America se muestra incrédulo en la reconstrucción –a través de documentos y cartografía antigua– de evidencias que interpreten las circunstancias históricas que rodearon la creación del mapa ya que, según él, se cuenta con poca evidencia de fuentes históricas y escasos estudios sobre la cartográfica coetánea (Urroz, 2009).

Este mapa, para la historia de las ideas de América, es uno de los más relevantes y significativos; a él se debe la enunciación y la final consagración de la palabra América para nombrar nuestro continente. En él se representa el Nuevo Mundo prediciendo lo que será la configuración general del hemisferio ofreciendo, a su vez, un testimonio histórico–cartográfico para su reconstrucción ideológica. De este modo, pues, el libro comentado es un esfuerzo que se suma a la reivindicación de la génesis de la palabra América para la historia de la cartografía del siglo XVI americana.

En realidad, todas las representaciones cartográficas del Nuevo Mundo repercutieron directamente en la conformación de sus perfiles, en su configuración del espacio y en la construcción del sentido ontológico de América. Por esto, su estudio puede contribuir al conocimiento de la historia de la cartografía americana, de su realidad geográfica e histórica y de la visión del mundo que seguimos conservando hasta hoy.

En este sentido, es preciso decir que el conjunto de estos trabajos son dignos de ser reunidos en torno a una reflexión del ser de América. Y aunque el interés y objeto central de las investigaciones desarrolladas en esta obra no parece sea la cartografía en sí misma –ya que es el documento escrito el hilo conductor y fundamento de las ideas desarrolladas–, la obra, en su conjunto, resulta un magnífico comienzo de aproximación y experimentación donde el mapa, al igual que cualquier artefacto cultural, abre preguntas y ofrece respuestas a sus propias investigaciones en torno a la idea del ser de América.

Algunas consideraciones de carácter ideológico que todavía deben ser tomadas en cuenta para el estudio de la cartografía del Nuevo Mundo, podrían ser las siguientes: 1. El mapa de Waldseemüller es considerado el certificado de nacimiento de la cartografía americana, no obstante, se corre el riesgo de olvidar que la historia de esta cartografía comienza mucho antes a su descubrimiento oficial y continúa a través de los siglos subsiguientes. 2. Es importante tener presente los distintos niveles de significación donde se inscribe cada mapa antiguo; por ejemplo, para el caso de la cartografía del descubrimiento y de la época colonial en su conjunto, será necesario examinar la confluencia de distintas cartografías (mesoamericana, renacentista, etc.) en la configuración y transformación de una territorialidad inédita. 3. Para el trabajo de una historia crítica de la cartografía de México, es fundamental revisar cuestiones conceptuales que nos eviten caer en una historia lineal y progresiva que mantiene la idea del mapa científico, misma que cancela el valor cultural del mapa antiguo de inmensa relevancia como aquel elaborado en 1507.

 

REFERENCIAS

Hessler, J. W. (2008), The naming of America. Martin Walseemüller´s 1507 World Map and the Cosmographiae Introductio, Featuring a new translation and commentary, D Giles Limited/Library of Congress, London.         [ Links ]

León–Portilla. M. (2007), "Estudio Introductorio" en, Martin Waldseemüller: Introducción a la cosmografía y las cuatro navegaciones de Américo Vespucio, traducción del latín, estudio introductorio y notas, Instituto de Investigaciones Históricas–UNAM, México, pp. 9–43.         [ Links ]

O´Gorman, E. (1976), La idea del descubrimiento de América. Historia de esa interpretación y crítica de sus fundamentos, UNAM, México.         [ Links ]

Urroz, R. (2009), Reseña: Hessler, J.W. (2008). The naming of America: Martin Walseemüller´s 1507 world map and The Cosmographiae introductio/Featuring a new translation and commentary, D Giles Limited/Library of Congress, London, en Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 69, Instituto de Geografía, UNAM, México, pp. 143–148.         [ Links ]

Waldseemüller, M. (1507 [2008]), (Martinus Ilacomilus) Introduction to Cosmography en, Hessler, J. W., The naming of America. Martin Waldseemüller´s 1507 World ¿Map and the Cosmographiae Introductio. Featuring a new translation and commentary, D Giles Limited/Library of Congress, London, pp. 70–110.         [ Links ]

Waldseemüller, M. (1507 [2007b], "Introducción a la cosmografía con algunos principios de Geometría y Astronomía necesarios a ella. Además las Cuatro Navegaciones de Américo Vespucio" en, León–Portilla, M., Martin Waldseemüller: Introducción a la cosmografía y las cuatro navegaciones de Américo Vespucio traducción del latín, estudio introductorio y notas, Instituto de Investigaciones Históricas–UNAM, México, pp. 56–151.         [ Links ]

Cartografía

Waldseemüller, M. (1507), Universalis secundum Ptholomaei et Americi Vespucii alioru [m] que lustrationes, St. Dié, Francia? [Library of Congress, Washington, D.C.         [ Links ]].

Waldseemüller, M. (1507 [2007a]), Universalis secundum Ptholomaei et Americi Vespucii alioru [m] que lustrationes, en León–Portilla, M. Martin Waldseemüller: Introducción a la cosmografía y las cuatro navegaciones de Américo Vespucio, traducción del latín, estudio introductorio y notas, Instituto de Investigaciones Históricas–UNAM, México.         [ Links ]

 

NOTAS

1 Se entiende aquí el término de "cartografía antigua" para referirse al campo de estudio que transforma el mapa antiguo en una fuente histórica susceptible de ser interrogada sobre su propia naturaleza y sobre el contexto cultural donde se inscribe. Al recuperar y dar lectura a dicho mapa, bajo un enfoque actual, éste adquiere un carácter histórico dotándolo, además, de un valor social y cultural.

2 El foro se llevó a cabo el jueves 26 de abril de 2007 bajo el nombre de "Congreso internacional. América en la cartografía. A 500 años del mapa de Martín Waldseemüller". La sede fue el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Presidido y presentado por Alicia Mayer, directora de la sede anfitriona. En él participaron Juan Gil de la Universidad de Sevilla (España), Dietrich Briesemester de la Universidad de Jena (Alemania), Karl Kohut de la Cátedra Guillermo y Alejandro de Humboldt (México), Sonia V. Rose de la Universidad de París (Francia), Omar Moncada del Instituto de Geografía (México), Rodrigo Moreno del Posgrado de Historia (UNAM), Alicia Mayer del Instituto de Investigaciones Históricas (UNAM), Rodrigo Díaz del Instituto de Investigaciones Históricas (UNAM), Marcelo Ramírez de la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM). El Congreso terminó con la presentación del libro "Cosmographiae Introductio" de Martín Waldseemüller, estudiado por Miguel León Portilla y publicado por la misma dependencia universitaria.

3 La publicación contiene la Cosmographiae Introductio en latín que incluye la impresión del mapa en gajos para una esfera terrestre y la traducción al español hecha por Miguel León Portilla. Aparecen encartadas una copia del mapa de Waldseemüller de 1507 tanto en plano de 85 x 46.4 centímetros como en formato digital (CD) provenientes de la Geography and Maps Division, Library of Congreso, Washington, D. C. Waldseemüller (1507 [2007a]) y Waldseemüller (1507 [2007b]). Para esta edición se determinó, además, agregar, como segunda parte de la Cosmographiae Introductio, la obra en latín de las cartas de los viajes de Vespucci por considerarlas fundamentales para la credibilidad de los hallazgos geográficos que se registraran en el mapamundi.

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