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Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.71 Ciudad de México Apr. 2010

 

Reseñas

 

¡La isla se queda! Una lectura del paisaje cultural de Puerto Vallarta

 

José Antonio Ramírez Hernández

 

Gilabert, C. y V. Martínez Hernández (2008), Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco, 114 p., ISBN 978–85–286–0545–7

 

Posgrado de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

En este libro se conjugan dos visiones, la de César Gilabert Juárez y la de Virginia Martínez Hernández. Ambos, profesores e investigadores del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, nos presentan este libro sobre el río ubicado al sur de Puerto Vallarta nombrado Cuale. Gilabert es doctor en ciencias sociales, ha trabajado varios temas enfocados a la región de los Altos de Jalisco entre los que destacan identidad, poder y espacio (Gilabert y Camarena, 2004), corredores y circuitos estructurales (Camarena et al., 2005), centros urbanos y zonas rurales (Camarena et al., 2003). Es miembro de la Academia Jalisciense y ha escrito artículos de divulgación sobre globalización e ideología (Gilabert, 2002, 2003), entre otros. Martínez, por su parte, es maestra en estudios regionales, ha trabajado principalmente sobre la costa de Jalisco aspectos como suelo ejidal (Martínez, 2009) y actores sociales en Puerto Vallarta.

La obra se basa en un proyecto de investigación. Nos sumerge en una problemática donde naturaleza y cultura es problematizada a partir de la construcción espacial del río Cuale. A lo largo de sus 114 páginas, se expone la manera en que los habitantes se han apropiado de la isla, ubicada en la desembocadura del río. Por medio de esta apropiación reconocen las necesidades y actividades que los pobladores tienen con su pasado, dando cuenta de la resistencia y adaptación que los habitantes tienen al Puerto Vallarta turístico. Finalmente, aclaran el derecho de los pobladores sobre la toma de decisiones para el futuro de la isla, toda vez que las acciones se han impuesto de manera vertical ya sea por el fideicomiso de Puerto Vallarta o por presión de grupos dominantes ¡La isla se queda! es un llamado de atención principalmente al gobierno local.

El texto cuenta con una tesis de base: "la conformación del espacio comunitario y de sus representaciones espaciales no obedecen sólo a factores físicos naturales, pues son una elaboración cultural" (p. 15). A lo largo del texto se pone a prueba esta tesis y se enfatiza en las conclusiones la pérdida de un espacio como es la isla Cuale. El trabajo se basa en una perspectiva cualitativa, sólo que los autores son menos explícitos en indicar la selección de sus fuentes, los informantes clave o las características de su trabajo de campo.

El texto tiene una originalidad temática, pues en la búsqueda de información que se hizo no se encontraron en México o en América Latina otros textos que examinen los procesos sociales y simbólicos de una isla cercana a la desembocadura de un río. Nos percatamos de la combinación de las escalas para el análisis espacial. La escala global la utilizan para referir aspectos sobre la incidencia de los inversionistas en un contexto mundial. La escala regional les permite contextualizar una historia entretejida por las actividades económicas, recursos naturales y movimientos de población que los llevará directamente a lo local. Dentro del contexto de la ciudad y las vicisitudes en la isla identifican la apropiación y uso que se ha hecho de ésta a lo largo del tiempo.

En la primera mirada del libro, un geógrafo podría pensar que se trata de un trabajo de geografía cultural por el uso del término paisaje en el título y su relación con procesos de transformación. Sin embargo, al internarse en la lectura el texto discurre a través de una ecología cultural. En gran parte del occidente del país se construyó una ecología cultural sobre la relación existente del hombre con la naturaleza, observándose fenómenos culturales que se encuentran imbricados a aspectos sociales. Aquí, el aprovechamiento de los recursos trae consigo problemas medioambientales e implicaciones socioculturales con modificaciones a nivel local. Brigitte Boehm Schoendube propuso una metodología sobre la ecología cultural (2001). Las manifestaciones y huellas del artificio,1 para ella, conforman el espacio geográfico, donde grupos subculturales generan signos escritos en distintos tiempos con trazos que muestran la internalización de los significados, revelando expresiones de inclusión y exclusión geográfica. Al leer este pequeño libro se tiene la certeza de esta influencia de Boehm, mientras que por las referencias bibliográficas se observa una menor incidencia en los autores de las propuestas del geógrafo Joël Bonnemaison para el estudio de la cultura como proceso.2 Lo principal de los autores para su investigación procede de la historia regional y documentos de archivo.

De esta manera, los autores en su primer capítulo aclaran la función del territorio como un conjunto de procesos sociales y hechos físicos, empero, cuando actúan aspectos del orden cultural, emergen símbolos. En esta adaptación y posterior creación del entorno surgen las técnicas, que tienen un papel preponderante, pues a partir de ellas se buscan las estrategias adaptativas que llevan a la comunidad a transformar la naturaleza en términos culturales. De ahí se desprenden símbolos relacionados a la geografía o a la propia vida diaria, donde aparecen las respectivas jerarquías identitarias, capítulos adelante retomarán a Gilberto Giménez (2006) para aclarar la concepción de identidad partiendo de una relación afectiva con el territorio. El uso y aprovechamiento de los recursos naturales son datos relevantes que permitirán una lectura del paisaje rica en símbolos. Los autores entienden el paisaje cultural como un resultado de procesos históricos socioculturales generados por la apropiación del territorio.3

En los dos siguientes capítulos se exponen las referencias para comprender a Puerto Vallarta como un paisaje turístico y un breve estudio de larga duración sobre la conformación física y poblacional de la Isla Cuale.

Para el cuarto capítulo diferencian el uso utilitario y el simbólico del río con el fin de aprovecharlo como recurso natural. En el quinto capítulo, exponen el origen de la zona minera del Cuale. Para el sexto capítulo se expone el tema del uso y aprovechamiento del río, el cual permitió habitar las riveras del Cuale, dando paso a las "ramaditas" (techos temporales de palma en las riveras del río) y los "puentes" (desde los que eran hechos de tronco de palmera hasta los más modernos) por dar un ejemplo.

En el siguiente capítulo exponen como en 1942 una crecida del río obligó a los habitantes que tenían su residencia en la isla, fueran reubicados hacia la colonia Emiliano Zapata. Más tarde la porción del río que se encontraba habitada se convertiría en un parque.

En el octavo capítulo analizan la implementación de la acción federal, llamada La Marcha al Mar, que tuvo fuerte impacto en el crecimiento de la población de este puerto, y con ello el poblamiento de la isla. En esta coyuntura se consolida la organización de los habitantes, surgen líderes que obtienen relevancia en la política municipal. Esta experiencia es un antecedente que les permite asociarse y cooperar entre sí a los colonos.

En el capítulo noveno se expone un nuevo proceso de rehabitación y reubicación de los habitantes de la isla. Para 1967 se acelera del desalojo de los habitantes a terrenos que más tarde tendrían por nombre Colonia Díaz Ordaz. Sin embargo, algunos habitantes regresaron a habitar la isla, pero no por mucho tiempo, pues otra crecida del río daría paso una reubicación hacia las colonias Palo Seco y Palito Verde.

En el capítulo décimo, los autores dan pormenores de la creación del fideicomiso Puerto Vallarta y como en el contexto del desarrollo turístico se construyen locales comerciales en la isla, durante este lapso se congregan jóvenes y adultos para su descanso. Aclaran el entramado institucional "tradicional propio de un pueblo, basado en relaciones corporativas (casi pre modernas), donde la importancia de la influencia y la amistad podían hacer más que cualquier procedimiento legal" (p. 85).

En el décimo primer capítulo se exponen particularidades del uso de la isla, como es el caso de actividades artísticas que tienen referente en todo Puerto Vallarta. En la segunda mitad de la década de los ochenta se le permite al ayuntamiento la administración de la parte oriente, para la realización de actividades culturales. En el 2002 se declara zona cultural donde se llevan a cabo eventos, cursos y exhibiciones artísticas.

En el último capítulo problematizan lo visible. Las vicisitudes por las que ha pasado la isla se sumaron al pasillo artesanal para la isla Cuale, decisión del gobierno municipal para reubicar a los comerciantes semifijos que ocupaban los parques públicos de Puerto Vallarta. Hay un manejo poco democrático del paisaje: el comercio no controlado, las redes de poder que vulneran la legislación, la contaminación de la isla que se suma a la depredación de la fauna. Estas consecuencias son parte del deficiente ordenamiento territorial de la isla, reflejo de la maximización de los recursos por capitales de importancia.

En un libro que cuenta con doce capítulos, cortos en extensión, se intuye que hay mucha más información de la que se ofrece al lector. La temporalidad de las fuentes es variada. En sus fuentes secundarias se retoman temas de la conformación misma del entorno de Puerto Vallarta; otras fuentes son actuales, principalmente las conceptuales con las cuales los autores analizan aspectos como los recursos naturales, la historia y las relaciones sociales en el espacio estudiado. Por su parte, las fuentes primarias son del siglo XX, se apoyan en dos archivos uno nacional y uno local, se utilizan actas de cabildo del Ayuntamiento de Puerto Vallarta, así como documentos del Registro Agrario Nacional; vienen a enriquecer los hallazgos que han hecho en las entrevistas a personajes claves, como son líderes involucrados en la conformación de la isla Cuale. Sin embargo, no aclaran ¿cómo se lleva a cabo la decisión para consultar esos archivos, ¿por qué esos y no otros?, ¿cuál fue el criterio para elegir a las personas entrevistadas?, ¿qué técnica de observación se utilizó?

El texto no cuenta con ningún mapa. Los mapas son una tecnología que enriquece el trabajo de las ciencias sociales. Si bien los autores tienen una capacidad descriptiva relevante, el diseño de mapas permitiría distinguir el cambio geográfico que los autores estudian en la isla Cuale, de una manera sintética y novedosa. Para eso, se requiere la selección de las variables (cualitativas y/o cuantitativas) para la preparación de los mapas temáticos como parte constitutiva del proyecto y del estilo de trabajo.

Para finalizar, diremos que ¡La isla se queda! Una lectura del paisaje cultural del Puerto Vallarta analiza la conformación de la isla Cuale, permitiendo la comprensión de procesos sociales a partir de los recursos naturales. Los resultados desde un enfoque de ecología cultural llevan a los autores a reconocer la fuerza del paisaje, identificando en lo cotidiano la herencia de amplias escalas. El paisaje que se muestra es cambiante, sus creadores vivieron procesos de adaptación básicos, instaurando y modificando las técnicas creadas por las necesidades de una comunidad, con los modos de vida marcados por complejos procesos socioculturales, los cuales, Gilabert y Martínez retoman para argumentar que la isla es de los vallartenses.

 

REFERENCIAS

Boehm Schoendube, B. (2001), "El lago de Chapala: su ribera norte, un ensayo de lectura del paisaje cultural", en Relaciones, El Colegio de Michoacán, Zamora, vol. XXII, núm. 85, pp. 58–83.        [ Links ]

Camarena Luhrs, M., A. Valdez Zepeda, C. Gilabert Juárez y M. Salgado Viveros (2003), "Centros urbanos, zonas rurales y espacios flexibles de transición: el espacio producido en los Altos de Jalisco", en Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. IX, núm. 27, pp. 155–178.        [ Links ]

Camarena Luhrs, M., A. Valdez Zepeda, C. Gilabert Juárez y M. Salgado Viveros (2005), "Corredores y circuitos que estructuran la región de Los Altos de Jalisco", en Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad, vol. XI, núm. 32, pp. 151–191.        [ Links ]

Duncan, J. S., N. C. Johnson and R. H. Schein (2004), A companion to cultural geography, Blackwell, Massachusetts.        [ Links ]

Gilabert Juárez, C. (2002), "La Guerra preventiva y el fin de la diplomacia", en Revista de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara [http://www.cge.udg.mx/revistaudg/rug27/noalaguerra3.html : consulta 15 de febrero de 2010].        [ Links ]

Gilabert Juárez, C. (2003), "El delirio de los gobernantes. Una semiótica del poder", en Córdova P., L. Cortes y A. Velasco (coords.), El laberinto de la cultura. Estudios de Semiótica, Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, Universidad de Guadalajara, p. 242–251.        [ Links ]

Gilabert Juárez, C. y M. Camarena Luhrs (2004), El alteño global trayectorias evolutivas del Los Altos de Jalisco. Evolución política y sociocultural en la era de la sociedad global, El Colegio de Jalisco, Zapopan, México.        [ Links ]

Giménez, G. (2006), "El paisaje como territorio, paisaje y referente de identidad", IV Encuentro del Seminario Permanente de estudios de la Gran Chichimeca, El Colegio de Jalisco, 4–5 de octubre.        [ Links ]

Martínez Ramírez, V. (2009), "La urbanización del suelo ejidal, o de cómo la <irregularidad> se convirtió en la <regularidad> para acceder a la tierra", en Núñez Martínez, P. (coord.), Sociedad y Economía: estudios sobre Puerto Vallarta y su región, Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara, pp. 52–65.        [ Links ]

Ogborn, M. (2008), "Topographies of culture: geography, meaning and power", Longhurst, B., et al., Introducing Cultural Studies, Pearson, pp. 107–139.        [ Links ]

 

NOTAS

1 El artificio para Boehm es un concepto complejo resultado de la acción creadora humana, es signo o letra que se convierte en texto que se interpretará. Su principal influencia es J. B. Jackson uno de los precursores del giro cultural en la geografía, él incluye procesos simbólicos en el territorio. La autora escribe:

El artificio, como tal, es cultura (suele referirse como cultura material); su ejecución es cultura (generalmente llamada tecnología); la conjunción de esfuerzos para lograrlo es cultura (con variaciones temporales y regionales); su impacto en el ambiente y en el paisaje es cultura (geografía, biología, física humanas), su mensaje es cultura (su representación), (Boehm, 2001: 60–61).

2 La geografía cultural a partir de la influencia del humanismo (paradigma donde pone en el centro al humano, pensándolo como un ser que percibe, siente, valora y da significados) ha desarrollado temas de política, poder, justicia, el cuerpo, diferencia, hibridación, trasnacionalismo, resistencia, trasgresión, representación (Duncan et al., 2004), enfatizándose en aspectos como son la movilidad de la población entre lugares y en los lugares mismos, así como en las identidades (Ogborn, 2008). Hace énfasis en las escalas pensando el lugar, el paisaje o el espacio como parte de procesos complejos que no están separados de un ámbito natural y uno sociocultural, en las recientes concepciones de la geografía cultural la relación hombre–medio se han tratado de desbordar pues no son categorías opuestas; y la discusión no surge de la mera problemática de la naturaleza como recursos naturales, la complejidad es mayor al integrar variables que no son vistos como recursos naturales pero corresponden a aspectos espaciales. Por último, pero no menos importante, los mapas en geografía cultural son parte de la problemática que se representa.

3 La diferenciación de un paisaje natural y cultural actualmente es menos convincente en la geografía. A partir de la década de los ochenta el concepto paisaje tomó una dirección hacia lo simbólico, entendiéndose como una serie de procesos naturales, sociales, económicos, culturales y políticos intrincados que permiten acceder a la totalidad de la realidad.

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