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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.69 Ciudad de México ago. 2009

 

Editorial

 

La primera edición en castellano del diario de viaje por México de Friedrich Ratzel (1844–1904) es motivo de atención en esta editorial de Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía de la UNAM, debido a la personalidad y lugar que ocupa este geógrafo en el pensamiento político alemán, así como por su influencia en el pensamiento geográfico y particularmente de la región Iberoamericana.

Ratzel viajó a América como corresponsal de la sección de ciencias naturales del diario Kölnischen Zeitung (Zermeño, 2009). Atravesó los Estados Unidos en dos meses, desde Nueva York hasta la costa californiana y en un barco de la Pacific Mail Steamship Company llegó a México, setenta años después de Alejandro de Humboldt (1803–1804), por el mismo puerto del Pacífico: Acapulco, procedente de San Francisco. Con anterioridad, ya había viajado por el sur de Francia y norte de Italia para el mismo diario y también había llevado a cabo estudios universitarios de geología y paleontología con Carl Alfred de Zittel, en Munich. Por lo que su formación de naturalista lo preparó como un agudo observador de la naturaleza, al mismo tiempo que se posicionaba como un seguidor de la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, el inglés que causaba controversias en el episcopado católico alemán de Colonia.

El viaje de Ratzel hacia Acapulco le permitió observar el paisaje de la costa y, a la altura de Mazatlán, quedó asombrado de "los magníficos bosques tropicales". Entonces escribió: "Se aproximaba un nuevo y maravilloso capítulo de mi viaje, y yo intuía que me iba a aportar un inesperado tesoro de experiencias, que alcanzaba para enriquecer y alegrar toda una vida" (Ratzel 1878 [2009]). Arribó al puerto guerrerense el 16 de octubre de 1874 y examinó su profunda dársena. La mirada de Ratzel pasaba de la admiración por la naturaleza "casi intacta" a la vida social, calificada bajo el rigor de los ojos europeos y el criterio de la acelerada experiencia que vivió en los Estados Unidos.

El viaje desde el puerto hacia Morelia se hacía en doce días, suficientes para reflexionar sobre el "medio indómito" y la organización social. Al dejar la orilla del mar, llamó la atención del viajero que la montaña estaba "mucho menos poblada" y los pueblos indios se localizaban "en torno de un espacio libre, en cuyo centro invariablemente hay un gran árbol de sombra". Al privar una temperatura más fría, Ratzel observó que los hombres de la montaña carecían de la "holgazanería tan paradisíaca [...] como en la región cálida", por lo que nota que las viviendas estaban construidas con adobes. Bajo esta lógica geográfica, Ratzel pensó que hacia el interior del país la situación cambiaría porque, para él, "el clima permite un trabajo más esforzado". Sin embargo, no sucedió como imaginó, las condiciones económicas y la "masa del pueblo" las halló peor que en la costa. Para él, por tanto, más que el clima, "la pereza y la falta de aspiraciones" era lo que caracterizaba la pobreza y la falta de perspectivas del pueblo mexicano.

En este punto, se revela la noción de civilización en Ratzel que se traduce en "el grado de transformación del mundo natural y el grado de autodisciplina del yo" y que para su época dividía a los pueblos "básicamente dominados por los ciclos vitales de la naturaleza" y otros que habían "logrado emanciparse de dicha "naturalidad"" (Zermeño, 2009). De Morelia, Ratzel se preparó para el camino a la ciudad de México. Entre "pedregoso y desierto", el viaje pasó por los "buenos cultivos de maíz y trigo", antes de llegar a Toluca en diligencia. Describe el valle de México, la ubicación y la conformación del terreno, y fijó su mirada desde lo alto, sobre todo, en los "imponentes" bosques de oyameles y abetos de las montañas circundantes y que le recordaban las "reservas de coníferas californianas" que había visto. De los lagos, señaló la amenaza que significaban para la vida urbana y anotaba los estragos de la inundación de 1607. A Ratzel, la ciudad de México le causaba una variedad de impresiones y se fijaba más en su historia antigua (para él, por su poder unificador de los pueblos y que distingue a unos de otros) o en las montañas que la rodean y menos en su aspecto, pobreza y desorden. Paseaba por sus calles, criticaba la traza, pero se detuvo a apreciar la catedral. Opinaba que las malas vías de comunicación reducían la influencia de la capital sobre el resto del país. Puebla le gustó mucho más como ciudad y sus calles las llegó a comparar con el "ordenado confort" de una ciudad alemana media. Desde ahí el viaje de Ratzel siguió rumbo al puerto de Veracruz.

La majestuosidad del Pico de Orizaba no pasó inadvertida para Ratzel, que se preparó para el ascenso, con un grupo y el audaz perro Bataillon. La marcha duró dos días, al segundo alcanzó la cima y permaneció ahí por dos horas, donde hizo una "medición hipsométrica" a una temperatura de – 4 y – 5° grados. El itinerario continuó hacia el puerto para trasladarse en barco de vapor a Minatitlán y seguir el viaje a Tehuantepec. De regreso por Oaxaca, hizo parada en las ruinas de Mitla y en la capital oaxaqueña antes de continuar hacia Tehuacan, Puebla y, de nuevo, en la ciudad de México donde termina su diario de viaje. Regresó a Europa, pasando por Cuba, en abril de 1875.

A la vuelta de su viaje, Ratzel fue invitado por su profesor Zittel a dar clases de geografía en Munich y luego en Leipzig (Zermeño, 2009). Y dedicó los siguientes años a la redacción de una amplia obra científica, donde incluyó sus experiencias de viaje y, al final de su vida, expuso su concepto de "espacio vital" (1901), donde para él los organismos vivos enfrentaban una "lucha por el espacio" y que va a inspirar a la política exterior alemana. Su acuerdo en los métodos de las ciencias naturales en la geografía, afirmó su actitud positivista, sólo que ante la falta de la experimentación, indicó, el mapa constituye "un instrumento esencial de investigación" (Capel, 1981). La obra de Ratzel permanece en su lengua original, el alemán. Algunas traducciones al inglés y al francés fueron útiles para los primeros cursos de geografía humana impartidos en las universidades iberoamericanas a principios del siglo XX. De una versión del italiano al portugués procede una importante antología con lo esencial y maduro del pensamiento de Ratzel sobre el tema de las influencias publicada por Antonio Carlos Robert Moraes (Moraes, 1990). El diario de México permite, por tanto, una lectura a los inicios del pensamiento ratzeliano y a una parte de los contenidos empíricos que más adelante expondrá teóricamente con mayor amplitud en sus obras mayores.

 

REFERENCIAS

Capel, H. (1981), Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Una introducción a la Geografía, Editorial Barcanova, Barcelona.         [ Links ]

Ratzel, F. (1878 (2009)), Desde México. Apuntes de viaje de los años 1874–1875, Editorial Herder, México.         [ Links ]

Moraes, A. C. R. (Org, 1990), Ratzel, Editora Ática, São Paulo.         [ Links ]

Zermeño, G. (2009), "La mirada de un naturalista", en Ratzel, F. (1878 (2009)), Desde México. Apuntes de viaje de los años 1874–1875, Editorial Herder, México, pp. 15–34.        [ Links ]

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