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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.68 Ciudad de México abr. 2009

 

Notas y noticias

 

Manuel de Terán y su impacto en la Geografía

 

María Teresa Gutiérrez de MacGregor*

 

* Departamento de Geografía Social, Instituto de Geografía. Universidad Nacional Autónoma de México.

 

En una reseña anterior (Gutiérrez de MacGregor, 2005), publicada en esta misma revista, se dio a conocer parte de la interesantísima vida y destacada obra del geógrafo español Manuel de Terán (1904–1984) especialmente en el campo de la Geografía Urbana, en el que realizó importantes contribuciones a través de sus estudios sistemáticos sobre las ciudades, tema de primordial importancia para México.

No se pretende aquí resaltar su enorme trayectoria académica dentro de la Geografía, aspecto muy conocido por haber sido examinada de manera muy apropiada por varios de sus colegas españoles, particularmente por Joaquín Bosque Maurel, sino plasmar las palabras sinceras y emotivas que entregaron algunos de sus colegas y discípulos, en los que el recuerdo del maestro, compañero y amigo no se ha extinguido a pesar de que han pasado varios años, desde que, en 1975, después de treinta años de docencia e investigación, se jubiló.

Esta es una recopilación de una serie de encuestas y entrevistas efectuadas a varios de los colegas, discípulos y amigos de Manuel de Terán, vinculados a la vida académica de su época, en la que él intervino con tanta generosidad; las entrevistas se realizaron durante mi limitada estancia en la Universidad Complutense de Madrid.

La idea es presentar al hombre, al humanista a quien ya admiraba antes de empezar las entrevistas, pero a través de la opinión de sus colegas y alumnos mi admiración se acrecentó en forma sorprendente.

Siempre me he preguntado ¿qué es lo que tenía Manuel de Terán para que los que lo conocieron guarden una imagen tan positiva y de tanto valor a pesar de los años que han transcurrido? No es común que después de muerta una persona la flama de su presencia no se extinga, sólo un personaje de la valía de Manuel de Terán lo ha logrado a pesar de que han pasado varias generaciones y su recuerdo permanece intacto en la mente de aquellos que fueron sus amigos, colegas o discípulos. La respuesta la fui obteniendo poco a poco conforme aumentaba el número de entrevistas. Todos coincidían en su enorme valer y en la importancia que sus enseñanzas y orientaciones habían representado en sus vidas, pero no sólo las de tipo científico sino las que consideraban más importantes, sus adiestramientos humanísticos.

Al referirse a Manuel de Terán, el geógrafo Joaquín Bosque Maurel, en la introducción de la obra que recoge una selección de los trabajos de Terán, titulada Pensamiento Geográfico y Espacio Regional en España, editada en 1982 en la Universidad Complutense de Madrid, Bosque manifiesta:

... dos notas que le singularizan y le califican, la comprensión hacia todo y hacia todos y la claridad no exenta de brillantez, en la expresión tanto oral como escrita.

Las preguntas formuladas fueron: ¿Qué opina usted sobre Manuel de Terán como investigador?, ¿como formador de alumnos?, ¿como director de tesis? y ¿cuál fue su proyección académica tanto en el ámbito de su país como en el internacional? Las respuestas muchas veces se repetían, por lo que hubo necesidad de realizar una síntesis de las más significativas.

La primera pregunta fue la que dio lugar a mayor número de respuestas y más variadas, por lo que resultó ser la más interesante y en la que, en las respuestas, se puede confirmar la opinión tan positiva de todos los entrevistados sobre su actividad como investigador. Éstos subrayaban que Manuel de Terán enseñaba algo sumamente importante, que sólo existe Geografía buena o mala, que la primera es la realizada con rigor académico.

Manuel de Terán era un investigador con cualidades fundamentales: intuitivo y constante; su trabajo era sistemático y ordenado; dedicaba cada día el tiempo necesario a la labor de investigación. No era dogmático, sino por el contrario, liberal y abierto a todas las ideas. Serio, riguroso en sus trabajos, no se dejaba llevar por la última novedad, sino que su aceptación de nuevas ideas era fruto de su reflexión.

Una de sus características era el gusto por la lectura, había leído mucho, no sólo para recoger información, sino para asimilarla y meditar en ella, lo que le permitía lograr ideas atractivas dentro de una línea geográfica tradicional francesa y una escuela historicista. En sus lecturas sabía llegar a lo fundamental y proyectarlo al futuro. Su escritura era amena y con estilo original. Abrió muchas líneas de investigación inéditas en España.

La realización de su trabajo era, no sólo bibliográfica, sino que la complementaba dándole mayor importancia a la investigación de campo y procuraba vivir en los lugares que estudiaba; práctica que transmitió a sus alumnos. Procuraba estar al corriente de las publicaciones extranjeras y acostumbraba legar a sus alumnos el contenido de las mismas. A través de sus enseñanzas formó un grupo importante de geógrafos que están realizando investigación actualmente en España.

Pionero en la Geografía Urbana en la que se centró, sin descuidar otros temas; dio a conocer a sus alumnos las investigaciones en este campo, tanto del geógrafo francés Jean Tricart como la de otros investigadores de la posguerra.

Abrió muchos campos a la investigación, marcó las que fueron temáticas candentes y con resonancia social para el Madrid de esos años. Caracterizó una ruta de compromiso de acuerdo con el momento histórico que le tocó vivir. Trató muchos temas; sorprende la actualidad de algunos, que además tienen capacidad de subsistencia.

Practicó una Geografía Cultural, enfocada a una preocupación social, pero dándole también gran importancia a la Geografía Física, resaltando el respeto a la naturaleza.

La segunda pregunta se refirió a la influencia de Manuel de Terán en la formación de sus alumnos.

Era un verdadero maestro que formaba con su ejemplo de integridad y cultura. Los alumnos hicieron énfasis en que inspiraba un gran respeto pero nunca miedo. Transmitía no sólo conocimientos, sino valores humanos, entre ellos el amor a la verdad, a la naturaleza y a la tolerancia, esta última cualidad difícil de cumplir si se piensa en la época (la dictadura de Francisco Franco en España), tan complicada en que le tocó vivir.

Influyó en la formación de muchos alumnos atrayéndolos a la Geografía, aun a aquéllos que originalmente se orientaban a otras ciencias; algunos comentaron que llamarse geógrafos, lo deben a Manuel de Terán.

Lo consideraban un maestro total que se esforzaba en formar a los estudiantes no sólo en Geografía sino, además, en el modo de actuar ante la vida. Su ascendiente fue más allá de la cátedra, se prolongaba en el contacto diario, hablando con él incluso en el café, costumbre que me hizo recordar a mi gran maestro Pedro Carrasco Garrorena, quién llegó a México con los refugiados españoles y también tenía el hábito a media tarde de tomar una tasa de café en un local adaptado, para ese fin, en el edificio de Mascarones, donde estaba ubicada entonces la carrera de Geografía, momento que no era de descanso para él, puesto que lo aprovechaba para seguir impartiendo sus enseñanzas.

La influencia en la formación de sus alumnos, no era sólo por la lectura de sus trabajos, que no imponía que leyeran, sino también en relación con otra bibliografía que aconsejaba leer.

Exhortaba a realizar trabajo de campo mediante la organización de excursiones geográficas, aspecto sumamente importante porque en aquella época, las excursiones científicas sólo las solían hacer los naturalistas.

Encausó a valorar y utilizar información original y actualizada, atendiendo a que todo lo que se escribiese estuviera lo más apegado posible a las fuentes originarias y escrito con un uso correcto del idioma, incluso en forma literaria.

Era tolerante con las ideas y expresiones de sus alumnos; les daba libertad absoluta para desenvolverse, para que pensaran, por lo que señalan que en algunas ocasiones, con tanta libertad como les otorgaba, se sentían abandonados a sus fuerzas, pero también aclararon que esta posibilidad de desarrollarse por sí mismos, posteriormente la han agradecido.

Poseía amplio criterio para descubrir y delimitar la capacidad de sus alumnos. Les enseñaba a dudar de todo en busca de la verdad. No gustaba que le siguieran mecánicamente, los obligaba a pensar, a desarrollar el intelecto y a reflexionar sobre el trabajo de investigación que estaban realizando, les exigía rigor en la aplicación de las ideas.

La tercera pregunta viene a formar parte, en cierto sentido, de la anterior. Los alumnos señalaron que les daba absoluta libertad para plantear el tema de la tesis; tenía la capacidad de marcar el camino de la investigación, sin asumir notoriedad. Comentaron que en dos pinceladas daba la orientación. Recuerdan que sugería, pero sin ninguna presión para realizar monografías.

Los forzaba a leer mucho sobre el tema seleccionado y les insistía a no empezar a escribir un capítulo, antes de tener el total de la tesis estructurada. Exigía que hubiera una idea que generase una aportación personal y no realizar un ejercicio mecánico para únicamente cubrir un requisito.

Escuchaba a los que querían hablar con él; cuando algún estudiante solicitaba su asesoramiento, aun cuando no fuera su director de tesis le daba, al igual que a sus tesistas, muy buenas ideas, pistas y bibliografía.

No imponía ritmos rigurosos, pero le recordaba a uno el compromiso contraído. Algunos estudiantes comentaron que en muchas ocasiones, por pensar que lo podían molestar, al verlo tan ocupado, no acudían con frecuencia a su consejo, ya que sin él quererlo, provocaba cierta distancia.

La mayoría de los encuestados señalaron que daba gran libertad para realizar el trabajo, pero que al final pedía resultados y se mostraba extraordinariamente exigente y crítico.

La cuarta y última pregunta hace referencia a su proyección académica tanto en España cuanto en el extranjero. En este aspecto como en todos los anteriores, las opiniones sobre su actuación fueron muy positivas a su persona.

Proyección en España: los encuestados consideran que Manuel de Terán es el primero que indaga sobre Geografía Social en España, coincidiendo casi en tiempo y en ideas con el geógrafo francés Max Sorre, interesándose igualmente en la defensa del medio ambiente como se demuestra en su artículo titulado "Una ética de conservación y protección de la naturaleza" (1966), trabajo muy actual, cuya duración consideran, será muy larga.

Señalaron que su proyección se manifiesta por haber formado una escuela de Geografía que pervive a través de sus alumnos, los que actualmente laboran en muchas universidades de España, por lo que su pensamiento sigue presente, aunque nunca con la misma intensidad de cuando vivía. Su ascendiente perdura también a través de sus propios textos, que se consideran una lectura casi obligada para los geógrafos españoles, donde se encuentra un abanico de ideas y conceptos.

Otra de las razones por la que suponen perdurará su influencia, es que incluyó el fundamento de los conocimientos de la Geografía española en su obra principal Geografía de España y Portugal (1952–1958), además, porque no perdía de vista la dimensión cultural y utilizaba un lenguaje claro con un estilo muy personal.

Comentaron que durante el siglo XX, los tres geógrafos españoles que han destacado con más intensidad en la geografía española son: Manuel de Terán, José Manuel Casas Torres y Pau Vila, de entre ellos, sobresale el primero por haber dejado una escuela muy productiva que ha facilitado el desarrollo de la Geografía moderna, principalmente de la Geografía Humana. Pero aclaran que su obra subsistirá porque humanizó a la geografía española, sin descuidar a la Geografía Física.

Un hecho digno de destacar es el que tal vez sea el último humanista de la Geografía española que dio a conocer la Geografía a otros profesionistas fuera del campo de los geógrafos.

Finalmente los encuestados destacaron que la importancia de Manuel de Terán se acrecienta tanto por su pensamiento en sí, como por los caminos que abrió y por su trascendencia, y por algo muy importante como es dar a la Geografía española un carácter crítico y analítico.

Proyección internacional: los entrevistados consideran que su obra no se dio a conocer en el extranjero como se merece, por haberle tocado una época de aislamiento debida a la Guerra Civil Española que se prolonga en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de esta situación ha sido reconocido como especialista de la Geografía de España, siendo uno de los autores más citados, principalmente por autores franceses y portugueses.

La mayor parte de su obra fue publicada en España, sólo algunos artículos en revistas francesas. En los últimos años su obra ha sido mejor difundida por sus discípulos, lo que le ha permitido ser conocido en más países.

Su más importante relación con geógrafos de otros países ocurrió en el tiempo que colaboró en Comisiones de la Unión Geográfica Internacional. Fue de los pocos geógrafos que han sido llamados a trabajar en comisiones internacionales, formó parte del Consejo de Europa para el análisis de textos europeos (1961–1964).

Por todas las cualidades arriba mencionadas, Manuel de Terán debe ser considerado un verdadero líder académico, con una inteligencia excepcional reconocida por todos los que fueron entrevistados.

En la vida de Manuel de Terán se puede descubrir con facilidad un espíritu creador, tenaz, e infatigable, con un alto compromiso social. Fue guía de las nuevas generaciones que tuvieron la fortuna de conocerlo y tratarlo; su ejemplo ha sido seguido por ellas tanto en el aula como en la vida. Es un personaje que se adentró con gran entusiasmo y honradez en la misión educativa. Su trayectoria es un ejemplo de entrega y dedicación al desarrollo de la Geografía y a quienes la profesan. Si pudiéramos seguir su ejemplo, la Geografía avanzaría y el mundo sería más humano.

Finalmente cabe señalar que considero importante para las nuevas generaciones de geógrafos, dejar un testimonio de agradecimiento a quienes, como Manuel de Terán, nos heredaron una ciencia geográfica más acorde a los requerimientos de esta época.

 

AGRADECIMIENTOS

Se agradece la colaboración de Jorge González Sánchez.

 

REFERENCIA

Gutiérrez de MacGregor, M. T. (2005), "Proyección de Manuel de Terán hacia la geografía urbana de México", Investigaciones Geográficas, Boletín, núm. 56, Instituto de Geografía, UNAM, México, pp.182–185.        [ Links ]

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