SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue68Infierno en el paraíso. Nacimiento y evolución del volcán El JorulloA Map Meeting at the University of Texas at Arlington author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.68 Ciudad de México Apr. 2009

 

Notas y noticias

 

Coloquio Internacional Urdaneta novohispano: la inserción del mundo hispánico en Asia

 

Guadalupe Pinzón Ríos*

 

Museo Franz Mayer, Ciudad de México, 17–19 septiembre de 2008

 

* Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

El aniversario 500 del nacimiento de Andrés de Urdaneta (1508) ha servido para que distintas instituciones, tanto de México como de España, se replanteen el tipo de relaciones que desde el siglo XVI se establecieron con el continente asiático, principalmente a través del Pacífico. Cabe recordar que este personaje dio la vuelta al mundo en tres ocasiones —en las expediciones de Loaysa–Elcano, Saavedra Cerón y Villalobos— y los conocimientos adquiridos en sus viajes lo llevaron a cumplir la misión que se le encargó de encontrar la ruta del "tornaviaje" a las costas novohispanas, lo cual logró en 1565 gracias a que dirigió su nave hacia el norte, alcanzó las costas de Japón y tomó la corriente Kuro Sivo (cerca de los 40° latitud Norte) para así llegar a las costas californianas y posteriormente arribar al puerto de Acapulco luego de cuatro meses y siete días de su salida de Cebú.1 Esta trayectoria permitió que se establecieran navegaciones entre Nueva España y las islas Filipinas a través del Galeón de Manila, nave que hizo su primera aparición en mares novohispanos en 1572 y cuyo derrotero continuó hasta fines del siglo XVIII.2

Prueba de la relevancia del monje–marino para la historia de las navegaciones, en especial por el Pacífico, puede verse a través de los estudios que se han hecho de él desde distintas perspectivas. Sólo por mencionar algunos ejemplos, el trabajo de Leoncio Cabrero retrata las andanzas el Urdaneta desde que se vio involucrado en las navegaciones por el Mar del Sur hasta la expedición del tornaviaje y su regreso a la Ciudad de México (Cabrero, 1992). Por su parte, Luis Muro estudió la expedición del tornaviaje, pero desde la perspectiva colonial, esto es, analizó la organización del viaje en las costas novohispanas, la forma en la que se involucraron funcionarios virreinales y las repercusiones que tuvo dicho viaje para este virreinato (Muro, 1975). Existen además trabajos que se han centrado en las navegaciones transpacíficas y por ello han hecho referencia a la expedición de Legaspi–Urdaneta o bien a las consecuencias que tuvo dicha travesía; tal es el caso de investigaciones como las de Carmen Yuste (2007), William Schurz (1992) u Oscar Spate (2006).

En este contexto la Universidad Iberoamericana se dio a la tarea de organizar un coloquio en el que la figura de Urdaneta sirviera para replantear los vínculos que Nueva España llegó a establecer con las islas del Poniente, así como los estudios que se han hecho al respecto y de los que todavía falta mucho por realizar. Este evento es novedoso en el sentido de que las preguntas aquí planteadas se centraron más en las relaciones intercoloniales, lo cual es interesante ya que las propuestas de trabajo expuestas partieron de una perspectiva netamente colonial —tanto novohispana como filipina— y en respuesta a las realidades e intereses de los propios "territorios de ultramar hispánicos". Esto en gran medida se hizo a fin de comprender y explicar las razones de porqué las relaciones entre dichos territorios se enfriaron a lo largo del siglo XIX, cuando las Filipinas estuvieron bajo la tutela estadounidense. Lo anterior llevó a que en dichas islas, en la actualidad, se hable inglés en los ámbitos académicos; además, también explica porqué en ese territorio el periodo colonial comienza en la centuria decimonónica, dejando de lado todo el pasado hispánico que en gran medida se vincula con el novohispano. Por lo anterior, Cristina Barrón Soto, Ostwald Sales Colín y Luis González Villanueva convocaron a varios investigadores, tanto mexicanos como filipinos, para discutir las ideas antes expuestas debido a que sus investigaciones se han centrado en las relaciones marítimo–comerciales practicadas en el Pacífico, en especial entre Nueva España y las Islas del Poniente.3

Las jornadas de trabajo se llevaron a cabo en el Museo Franz Mayer del 17 al 19 de septiembre de 2008. A fin de dar más tiempo tanto para las exposiciones como para las discusiones, fue necesario un número reducido, de 18 personas, las cuales provenían de distintas instituciones académicas: Universidad Iberoamericana, Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio Mexiquense, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Universidad de Filipinas, Universidad del Ateneo de Manila, Universidad de Nagoya, Universidad de Valencia y de las Naciones Unidas.

Los trabajos expuestos se agruparon en cinco grandes temáticas. La primera se centró en el contexto histórico en el que Urdaneta se desempeñó; así, Lothar Knauth hizo referencia a los proyectos y estrategias hispánicas tendientes a explorar y tomar posesión de las islas del Pacífico a fin de contar con puntos estratégicos y mercantiles para la Corona; Abraham Barandica se centró en la vida del monje marino para así comprender las razones por las que se vio envuelto en la expedición que demarcó la ruta del tornaviaje y principalmente el papel que Nueva España tuvo en este evento y sus consecuencias; José Antonio Cervera analizó el papel de Urdaneta como científico y, en especial, los conocimientos de su época que le permitieron ubicar geográficamente las Filipinas y por tanto criticar la proyección española en un territorio que Urdaneta consideraba dentro de la esfera de dominio portuguesa, según mapas de la época.

La segunda temática hizo referencia a las actividades marítimo–comerciales practicadas entre Filipinas y Nueva España; Vera Valdés expuso las distintas formas en las que la plata (tanto en moneda como en barra) salía de territorio novohispano para adentrarse en los mares asiáticos; Carmen Yuste explicó cómo la ruta del galeón se estableció, se regularizó y paulatinamente cobró importancia para los intereses de los grandes mercaderes mexicanos; y Benito Legarda expuso la importancia de la ruta del galeón tanto en la economía como en el contexto cultural de los territorios coloniales y cómo ésta paulatinamente se vio truncada y hasta cierto punto desdibujada desde finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX.

La tercera temática se enfocó en el papel de las islas asiáticas en el tráfico de especias. Armando Azúa habló acerca de la importancia comercial de las islas Molucas en las rutas de la especiería; el trabajo de Andrés del Castillo se centró en el papel económico del sándalo en el comercio transoceánico; y Ostwald Sales explicó las competencias y rivalidades ibéricas en torno a las Molucas por productos como la pimienta, la nuez moscada y el clavo.

La cuarta temática centró su interés en las relaciones que se establecieron con Japón. Cristina Barrón explicó algunos intentos novohispanos por incursionar en territorio japonés desde las costas filipinas; y Reiko Kawata ejemplificó dichos intentos a través de la presencia de náufragos novohispanos en las costas niponas.

La quinta y última temática se refirió a las zonas que paulatinamente entraron en la influencia de las navegaciones transpacíficas. Así, Cutberto Hernández analizó la importancia geográfica y estratégica de las islas Marianas en la derrota de los galeones; Guadalupe Pinzón expuso cómo San Blas se vio incluido en la ruta filipina a fines del siglo XVIII; y Luis González explicó la manera en la que las navegaciones a lo largo del siglo XIX modificaron sus derrotas dejando paulatinamente de lado las rutas hispánicas.4

Al final del evento, fue evidente la necesidad de continuar con las investigaciones sobre las relaciones entre Nueva España y las Filipinas, ya que los resultados arrojados hasta el momento dejan ver que la relación transpacífica mantenida entre ambos territorios tuvo consecuencias para ellos mismos. Resultado de dicha relación se deja ver no únicamente con aspectos económicos, sino también con los culturales; así lo reflejan ciertos indicios comunes, como el aguardiente llamado tuba, las peleas de gallos y el uso de palabras como petaca o petate que tienen presencia desde el periodo colonial en ambos lados del Pacífico.

Si bien el coloquio estuvo más vinculado con estudios históricos que geográficos —y en especial muy ligados a cuestiones comerciales y culturales— cabe mencionar que las relaciones entre Nueva España y las islas del Poniente todavía merecen más investigaciones, las cuales deben partir de distintas disciplinas que se complementen entre sí. Temas navales, geográficos, cartográficos, poblacionales, estratégicos, defensivos, lingüísticos, religiosos, entre otros, deben ser estudiados para comprender la relevancia de las rutas transpacíficas. También es necesario fortalecer la idea de que las investigaciones tengan el ámbito colonial como motor de los planteamientos, pues hacerlo así ha evidenciado que en gran medida las relaciones entre Nueva España y Filipinas han sido más coloniales que metropolitanas y esto se refleja en las propias prácticas mercantiles, en cuestiones económicas o sociales. Además, lo anterior también servirá para comprender las razones por las que las actuales relaciones entre México y las Filipinas se han enfriado.5

Puede decirse que este tipo de reuniones son útiles ya que permiten replantear hipótesis generales —algunas de las cuales se han apuntado antes— existentes en los ámbitos históricos y geográficos y que aparentemente están agotados, como puede pensarse que sucede con el galeón de Manila o bien con un personaje tan conocido como Andrés de Urdaneta. Así, si bien el monje–marino ha sido tomado como pretexto para realizar el foro, en realidad esto ha llevado a que se den los pasos necesarios para estrechar los lazos académicos y culturales entre México y Filipinas, relación de la cual aún se puede sacar mucho provecho.

 

REFERENCIAS

Cabrero, L. (1992), Andrés de Urdaneta, Quorum, Madrid.        [ Links ]

Muro, L. (1975), La expedición Legaspi–Urdaneta a las Filipinas (1557–1564), SepSetentas, México.        [ Links ]

Schurz, W. (1992), El galeón de Manila (prólogo de Leoncio Cabrera, introducción de Pedro Ortíz), Cultura Hispánica, Madrid.        [ Links ]

Spate, O. (2006), El lago español. El Pacífico desde Magallanes, Casa Asia, Australian National University, Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, vol. I.        [ Links ]

Yuste, C. (2007), Emporios transpacíficos. Comerciantes mexicanos en Manila 1710–1815, Instituto de Investigaciones Históricas/UNAM, México.        [ Links ]

 

Notas

1  Cabe mencionar que expediciones previas, como la de Álvaro de Saavedra Cerón (1522) y Ruy López de Villalobos (1542) salieron de costas novohispanas rumbo a las Molucas (bajando cerca del paralelo 10° Norte), y al momento de iniciar el regreso intentaron hacerlo por la misma altura, pero al encontrar vientos y corrientes contrarias no lograron su cometido, por lo que parte de las tripulaciones que sobrevivieron regresaron a España a través de Cabo de Buena Esperanza.

2 No se tiene referencia del número de embarcaciones o de viajes que se realizaron entre Nueva España y Filipinas durante los siglos XVI y XVII, aunque Carmen Yuste (2007:384–391) logró contabilizar 62 travesías que se realizaron entre 1722 y 1789.

3 Cabe mencionar que el día 18 también se llevó a cabo el Encuentro de historiadores mexicanos y filipinos, aunque éste tuvo lugar en la Universidad Iberoamericana. Dicho evento fue continuación de una reunión previa realizada en Manila, del 16 al 18 de noviembre de 2006.

4 Respecto al Encuentro de Historiadores, en realidad éste se hizo con el fin de que se discutieran aspectos muy concretos en torno a las relaciones que se han tenido entre México y las Filipinas. Los puntos que dirigieron dichas discusiones se centraron en el establecimiento de la monarquía española en ambos territorios, las transformaciones culturales y las identidades de cada uno de ellos así como sus puntos de encuentro, la leyenda negra que ha desdibujado la relación mexicano–filipina, la conciencia que se tiene de cada uno de estos lugares entre sí, y las influencias culturales que hasta la fecha han dejado huella de las relaciones mantenidas desde el periodo colonial. Estas discusiones en su mayoría fueron dirigidas por los académicos filipinos: Fernando Zialcita, Ferdinand Llanes, José Arcila, Benito Legarda y Jorge Loyzaga; este último, aunque arquitecto, es una de las personas que más conoce las relaciones entre México y Filipinas, principalmente por haberse encargado de la restauración de muchas edificaciones vinculadas con las navegaciones transpacíficas, como los fuertes de Manila, Marianas y Acapulco.

5 Esto sobre todo sucedió a lo largo del siglo XIX, cuando las islas estuvieron bajo la tutela estadounidense.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License